KARL RAHNER, S. I. ¿QUÉ ES TEOLOGÍA POLÍTICA? ¿Qué es teología política?, Arbor (1970) 245-246 La teología política nada tiene que ver con una actividad política de la Iglesia ni del clero, sino que más bien reconoce por razones teológicas al mundo secular como tal y como legítimo. Por tanto, no contradice aquel "retirarse" de la "esfera política" operado por la Iglesia en los últimos decenios y acelerado por el Vaticano II; un retirarse, por cierto, que también excluye el que la Iglesia manipule la política indirectamente, invocando un derecho natural del que le correspondiera ser depositaria (tentación ésta no superada hoy en día aún del todo por las llamadas "ciencias sociales cristianas" que se han establecido en no pocas facultades como disciplina teológica). Pero si por teología política se entiende simplemente el hecho de hacer valer de modo expreso la relevancia social de todos los enunciados teológicos, es evidente que tendrá que haber una teología política. Y esta será no tanto una teología regional, sino más bien un punto de vista formal, universalmente aplicable á toda temática teológica. Pues todas las proposiciones teológicas -aun sin cultivar un falso antropocentrismo teológico, y entendiéndolas rectamente- enuncian algo del hombre: ya que la sociabilidad de éste no es, en último término, una realidad regional ni particular, sino que siempre se refiere al hombre total en cada aspecto determinado; y también ya que, a la inversa, la sociedad nunca es la mera suma a posteriori de sus individuos. Al menos en este sent ido, es hoy día urgente una teología política. Ya que en la teología tradicional se advierte algo así como una privatización y un estrechamiento del cristianismo, orientado solamente hacia la salvación interna del individuo. Y esto se ha debido a que la teología de la esperanza fue concebida sólo individualísticamente y la misión terrenal del hombre -constituido en creador- fue interpretada insuficientemente como simple mediación para conseguir su esperanza escatológica y realizar su amor al prójimo. Además, cabe concebir la teología política como tarea de la teología consistente en un permanente enfoque crítico del sistema social imperante en cada caso, tentado siempre de convertirse en ídolo y de erigirse en valor absoluto por una opresión injusta. Pero del mismo modo que no hay que interpretar la teología política como simple disciplina parcial, sería igualmente exagerado ver en la teología política simplemente la teología futura, destinada -a causa de la nueva situación social- a tomar el relevo de todas las teologías que han existido anteriormente. Y es que el hombre no se identifica adecuadamente -ni en forma socialmente tangible- con lo que él mismo es en la sociedad ni con lo que de él es visto desde la sociedad y para ella. Por eso no acierto a comprender que una teología trascendente y una teología política hayan de excluirse o sustituirse mutuamente: pues precisamente la proposición de que el hombre es un ser social -motivo por el cual debe cultivar su teología como teología política- es por sí misma una proposición trascendente y debe fundamentarse trascendentemente. De lo contrario, en el día de mañana dejará ya de ser válida; e incluso podría ya hoy ser rechazada. KARL RAHNER, S. I. Asimismo, allí donde las ciencias sociales - ideologizándose a sí mismas- pretenden erigirse en ciencias básicas absolutas, una teología política debería destruir precisamente esa vana pretensión.