Español A1 Literatura española : La colmena, de Camilo José Cela

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Literatura española : La colmena, de Camilo José Cela
Comentario de texto: Descripción de Doña Rosa, en el primer capítulo de La colmena.
El texto que vamos a comentar es un fragmento en prosa. Se trata de la descripción de
Doña Rosa, la dueña del café en el que se desarrolla la acción. Aparece al principio de La
colmena, novela escrita por Camilo José Cela en los años cuarenta y publicada por primera
vez en 1951. Cela está considerado uno de los grandes escritores en español del siglo XX.
Su vasta obra literaria abarca la novela, los libros de viajes, artículos periodísticos, poesía y
teatro. La colmena es una de sus obras más populares y que más prestigio le han
proporcionado, por la maestría con la que despliega técnicas literarias novedosas, como el
estilo caleidoscópico y el contrapunto.
El tema central del pasaje es la descripción caricaturesca del carácter intemperante y
desaforado de Doña Rosa.
En cuanto a la estructura, se pueden distinguir los siguientes apartados:
1a parte: Líneas 1 a 5. (Doña Rosa… …lo demás)
2ª parte. Líneas 5 a 10 (Hay quien dice... ...sin ella)
3ª parte: Líneas 10 a 14 ( A Doña Rosa... ...y sonríe)
4ª parte: Líneas 14 a 19 (Cuando está... ...Andalucía)
A partir de este punto, trataremos de explicar en detalle los recursos literarios usados por el
autor para dibujar el retrato deformado de este personaje.
1er apartado:
El texto comienza con la mención de la protagonista. Se trata del retrato de un personaje
(descripción física y de la personalidad), por lo que el escritor desea dejar claro cuál es el
personaje central de esta secuenciai. Lo primero que se dice de ella es que “va y viene” por
el café. Esta idea de movimiento es la primera nota que sugiere el humor tornadizo
mencionado en el tema. En la segunda línea se hace referencia a la consecuencia del
deambular de la mujer: todos los clientes tropiezan con su “enorme trasero”. Aquí se
aprecian dos rasgos caricaturescos que caracterizan esta descripción. Por un lado, el plural
“clientes” da la impresión de que estos accidentes son contínuos y exagera los andares
torpes de la mujer. Por otro, la hipérbole “tremendo” proporciona una imagen distorsionada
de la figura descrita.
La oración contenida en la línea 3 (“Doña... ...merengao”) se inscribe en esta primera
sección puesto que continúa aportando pinceladas al cuadro de Doña Rosa en su café, en
este caso acerca de su manera de hablar. La locución adverbial “con frecuencia” insiste en
llevar al límite los gestos del personaje. Las dos expresiones, de sabor añejo y popular,
dibujan una mujer de escasa cultura, que se conduce sin mesura también en el hablar.
Como cierre de este primer apartado, otra exageración deforma al personaje. Al afirmar que
“el mundo es su café”, el autor pone en evidencia el egoísmo de la dueña. Esto, unido a los
atropellos de la línea 2 y al lenguaje vulgar de la 3, anticipa la desconsideración con la que
va a tratar a sus clientes y empleados.
i
Secuencia es el nombre que la crítica ha dado a cada uno de los pasajes en que se dividen los capitulos de La
colmena. Suelen ser breves y estar centrados en uno o dos personajes. Por esta razón, numerosas secuencias
empiezan con el nombre del protagonista.
Un cambio en el estilo del narrador marca el comienzo de la segunda parte. Ya no se nos
ofrece una visión externa (aunque subjetiva) de lo que ocurre en el café, sino que el
narrador se mete en los personajes con el fin de aportar profundidad psicológica a la
descripción. Mediante el “hay quien dice” introduce una sospecha de conducta socialmente
reprobable en aquella época. A continuación, el narrador lo niega, rompiendo de modo
tajante con la tercera persona aparentemente objetiva que ha aparecido hasta el momento.
Su voz se deja ver claramente en el texto (“yo creo que”). Para corroborar su juicio, tres
elementos ponderativos nos devuelven la descripción caricaturesca central en este pasaje :
“jamás”, “por nada del mundo”, “ni con primavera ni sin ella”.
La primera oración de la tercera parte enlaza con la primera línea del fragmento y con la
caricaturización enunciada en el tema. Las expresiones “arrastrar las arrobas” y “sin más ni
más” animalizan al personaje, exagerando despectivamente su aspecto físico y eliminando
la capacidad de discernir en sus acciones.
Continúa el narrador describiendo sus costumbres, en esta ocasión referidas al tabaco y el
alcohol. En cuanto al primero, se trata de un tabaco barato, popular entre la gente de menos
recursos. Quizá por esto lo fuma a solas, para evitar que los clientes piensen que no tiene
dinero para comprar algo de mejor calidad. El orgullo que destila esta sentimiento de
superioridad concuerda con su manera de tratar a la gente, mencionada en el primer
apartado. Para referirse a la afición por la bebida, el narrador vuelve a utilizar el recurso de
la exageración. Si las copas de ojén son “buenas” no es por la calidad del espirituoso,
probablemente infame, sino por la cantidad ingerida. Evidentemente, “desde que se levanta
hasta que se acuesta” es una hipérbole que magnifica, una vez más, un aspecto negativo
del personaje. Por otra parte, en la oración “Después tose y sonríe” se puede apreciar un
paralelismo con lo que el texto acaba de describir. La tos, como consecuencia del tabaco, y
el sonreir, del alcohol. Esta explicación cobra sentido si tenemos en cuenta la intervención
del narrador, que aparece en este momento para teñir de sarcasmo el verbo “sonreir”.
Pasemos a la parte cuarta. Esta sección comienza con una nota novedosa: Doña Rosa de
buen humor (acabamos de ver que el “sonríe” que cierra el apartado tercero no tiene
relación con una propensión natural a la jocosidad, sino con el trasegar brebajes de alta
graduación alcohólica). Lo desmedido de su carácter se manifiesta ahora en otra costumbre:
la lectura. Doña Rosa lee, mas prefiere lo “sangriento”, lo morboso. Esta atracción malsana
le lleva a bromear acerca de crímenes macabros que alcanzaron notoriedad en aquellos
años.
Como hemos visto, Doña Rosa es un personaje desmedido, exagerado en todos los
aspectos. El narrador lleva sus costumbres y todos sus gestos al límite. Para tal fin, el autor
combina recursos como la hipérbole y la animalización. Además, usa un lenguaje cargado
de adjetivos y complementos circunstanciales que aportan gran expresividad. Se trata, en mi
opinión, de un arranque muy efectivo, puesto que muestra un ambiente clave en las historias
que se van a narrar y, sobre todo, sitúa al lector ante el estilo y el tono de la novela: cruel,
humorístico, caricaturesco... Por último, este fragmento también pone sobre aviso al lector
acerca del supuesto realismo de La colmena. Tan deformada aparecerá la realidad
madrileña de posguerra como lo hace doña Rosa en este fragmento.
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