Abdomen Agudo en el Niño. Autores: Dr. Rafael Trinchet Soler* Dr. Lauro A. Melo Aguilera** Dr. Guillermo Siax Carmenate*** * Especialista de Segundo Grado. Profesor Auxiliar. Doctor en Ciencias en Cirugía Pediátrica. ** Especialista de Primer Grado. Profesor Asistente *** Especialista de Primer Grado. Instructor. Introducción: Es el abdomen agudo un tema clásico dentro de la Cirugía, su introducción se debe a John B. Deaver de la universidad de Pennsilvania. Muchas clasificaciones han sido propuestas para enfocar un conjunto de afecciones que a diario son enfrentadas. Aunque existe una tendencia actual a analizar cada una de ellas por separado, la posibilidad que brinda el enfoque por síndromes es indudable. En Cirugía Pediátrica las referencias al abdomen agudo de forma específica no son frecuentes, quizás por el hecho de que muchas escuelas de medicina no usan la agrupación de síntomas y signos en síndromes. Hernández Amador publicó en Cuba en 1975 una revisión sobre este tema. La evolución y el mejor conocimiento de muchas de sus enfermedades, unido a la poca bibliografía hacen necesaria una nueva revisión sobre el mismo. Concepto: El abdomen agudo está compuesto por un grupo de síndromes que a su vez agrupan una diversidad de entidades que tienen en común que requieren para su solución un tratamiento urgente, generalmente quirúrgico, pues de lo contrario se producirían serias complicaciones o la muerte. Clasificación. ● Según la edad de los niños: o En el recién nacido o En el niño mayor o En algunos síndromes en necesario hacer un tercer grupo para analizar los lactantes. ● Por su evolución: o Inicial o De estado o Final Aunque es cierto que en los niños mayores las afecciones que componen el abdomen agudo pasan por estos estadios clásicos, esto es muy difícil de diferenciar en los niños pequeños e imposible prácticamente en el recién nacido. No obstante, de esta clasificación es importante mantener el concepto de que todas las afecciones que se agrupan en el abdomen agudo de no tratarse oportunamente llevan al choque, que va a ser el séptico, con excepción del síndrome hemorrágico en que será el hipovolémico. El sólo hecho de tener que incluir a los recién nacidos obliga a eliminar las definiciones de sintomatología definida o poco definida, ya que en general sólo manos experimentadas lograrán el diagnóstico en este tipo de enfermo, y la regla será que el cuadro clínico sea indefinido y complejo. Clasificación propuesta: * Síndrome Hemorrágico. * Síndrome Obstructivo. * Síndrome Peritoneal y dentro de este se describe al Síndrome Perforativo. * Síndrome de Torsión. * Grandes Dramas Abdominales: o o o Pancreatitis Aguda Enteritis necrosante Vólvulo del intestino medio, y las hernias internas que se deben enfocar como una variante de los defectos de fijación del intestino (ver síndrome oclusivo). Puede llamar la atención la ausencia de la trombosis mesentérica. Se debe a que es una afección que no se ve en niños y cuando ocurre es venosa y asociada fundamentalmente a la enterocolitis necrosante. No se discrepa de los que excluyen el síndrome de torsión, pues como se verá más adelante, el enfoque como síndrome poco ayuda en la práctica, pero si se mantiene el síndrome perforativo, que ha sido excluido en algunas revisiones de cirugía de adultos, porque en el niño sí es de vital importancia su diferenciación. Síndrome Peritoneal. Concepto: Es la inflamación de cualquier causa de la serosa que recubre las paredes y vísceras abdominales y que produce un conjunto de síntomas y signos característicos. Clasificación: De acuerdo a su origen: Primarias: Es cuando existe una peritonitis pero el foco que la explica no está dentro de la cavidad abdominal. Se ve en enfermos inmunodeprimidos como lo son los pacientes nefróticos y los que tienen tratamiento con citostáticos, Actualmente es frecuente en niños que sufren el síndrome de inmunodeficiencia adquirida y ha pasado a ser, por esta razón, la principal causa de peritonitis en algunas regiones de África. En el recién nacido, no es tan rara en niños con una onfalitis, a partir de la cual se va a desarrollar. Puede aparecer en niños aparentemente normales en el curso de infecciones como las faringitis y las Erisipelas en lo que se invoca la diseminación por vía sanguínea, además de la vía vaginal en las niñas. Los gérmenes más frecuentes son los neumococos y los estreptococos. Secundaria: Es cuando su origen está dentro de la cavidad abdominal De acuerdo a su extensión: * Localizadas * Generalizadas. Etiología. En el recién nacido: * La enterocolitis necrosante es la causa más frecuente. * Peritonitis primarias * Diverticulitis de Meckel (rara) * Apendicitis aguda (rara). En el niño mayor: * La apendicitis aguda no es sólo la causa más frecuente de síndrome peritoneal sino que también es el primer motivo de abdomen agudo en el niño en la mayoría de los países del mundo. * Diverticulitis de Meckel. * Salpingitis. * Abscesos tubo-ováricos. * Colecistitis. * Peritonitis primaria. * Epiploitis. * Diverticulitis. ¿TAMBIEN EN EL NIÑO? Cuadro Clínico: * Dolor: Un síntoma cardinal es el dolor. Puede ser de aparición brusca o insidiosa y ubicarse en el lugar del foco que está originando la afección, ser difuso como en el caso de las peritonitis primarias, o tener una irradiación característica como en la apendicitis aguda. Es mantenido, se incrementa con los movimientos y los golpes de tos y generalmente de moderada intensidad, excepto bajo condicionales particulares como la hiperdistensión del órgano afectado, en que se torna muy intenso. Después de la instauración del cuadro se hace fijo y no se alivia. * Vómito: Varía su coloración en relación con el tiempo de evolución. Al principio tienen contenido alimentario, para luego tornarse biliosos u oscuros. Su equivalente en el niño pueden ser las náuseas y en el recién nacido la presencia de contenido abundante (más de 30 mililitros en 24 horas). * Anorexia: Es un síntoma importante que siempre debe preguntarse. Es difícil que un niño, a pesar de que goce de buen apetito, lo refiera si se está instaurando una peritonitis. En el neonato se ve el rechazo a los alimentos. * Fiebre: Al inicio es ligera y espaciada para pasar con las horas de evolución a ser fija o en picos de verdadera hipertermia, presentando el paciente durante estas crisis cambios de coloración, temblores y aspecto séptico. * Taquicardia: Aún sin fiebre el pulso desde estadios tempranos está alterado lo que en muchos textos se describe como disociación pulso-temperatura. Puede haber eretismo cardíaco. Examen físico del abdomen: Inspección: El paciente intenta no movilizar el abdomen (abdomen quieto). Puede presentar distensión abdominal que variará con el tiempo de evolución. En el neonato la regla es prácticamente la presencia de distensión. Auscultación: Actividad abdominal normal, disminuida o ausente de acuerdo con el tiempo de evolución. Palpación: La semiología abdominal cuenta con un amplio arsenal de maniobras para el examen del abdomen, sin embargo, en el niño, la mayoría tiene poco valor o la interpretación es diferente. Para la mayor parte de los cirujanos pediátricos el signo más importante a buscar ante la sospecha de un síndrome peritoneal es la presencia de defensa muscular y, por el contrario, la descompresión brusca del abdomen pasa a un plano secundario, por la facilidad con que el niño no coopera o se asusta con la misma. Recordar que con alzarle la mano a un pequeño, usted puede perder la confianza de éste, lo que quizás sea después imposible de recuperar en el resto del exámen. En ocasiones es posible palpar el órgano inflamado o un tumor abdominal. Percusión: Es sumamente dolorosa en el área afectada. POR ESO SIEMPRE DEBE SER GENTIL Y NUNCA GROSERA. Tacto rectal: Puede existir dolor selectivo hacia la zona de la víscera afectada, abombamiento de los fondos de sacos, y sentirse el área rectal caliente. Se debe tomar la temperatura axilar y la rectal. Cuando el niño tiene fiebre es de valor diagnóstico la diferencia por encima de 6 décimas entre ambas, siempre a favor de la rectal como la lógica lo indica. Es importante, además, para el diagnóstico diferencial con otras afecciones. En el niño no es recomendable seguir la secuencia del examen físico del adulto. A la inspección debe seguir la auscultación, la percusión y finalmente la auscultación, siguiendo un orden de las menos a las maniobras más dolorosas. Exámenes complementarios: El diagnóstico de las peritonitis es clínico fundamentalmente. Se mencionan los complementarios fundamentales: * Hemograma: La leucocitosis variará de acuerdo al tiempo de evolución. En el caso de la apendicitis aguda es generalmente ligera a moderada con predominio de los polimorfonucleares como se ve en las infecciones bacterianas. * Rx de Abdomen simple: Tiene un valor relativo, pues puede ser desde completamente normal hasta presentar signos no patognomónicos tales como: o Borramiento de las líneas pre peritoneales. o Borramiento de las líneas del Psoas. o Ensanchamiento del espacio interasas. o En el caso de la apendicitis y se observará el fecalito si es radiopaco. o Puede existir dilatación de asas fundamentalmente al rededor del foco de infección. o Radio opacidad localizada o generalizada. o Nivel o niveles hidroaéreos localizados. o Engrosamiento de las paredes de las asas intestinales. * Rx de tórax: No sólo para descartar afecciones respiratorias sino en búsqueda de signos como: o Elevación de uno o de los hemidiafragmas. o Derrame pleural. * Ultrasonografía: De gran valor para determinar el foco, hecho muchas veces posible, pero además, la presencia de líquido y su localización. o Punción abdominal: En franco desuso está justificada en los casos en que no es practicable el ultrasonido. o Laparoscopia: Tiene valor en los casos dudosos, pero mayor valor tiene la o Videoendoscopia, ya que es diagnóstica y terapéutica, con una posibilidad de exploración abdominal y ¿resolutividad?, que es para muchos el tratamiento de elección. Síndrome Obstructivo Introducción El síndrome obstructivo es el más frecuente de todos los síndromes que integran el abdomen agudo en el recién nacido y tiene una alta incidencia en el lactante y el niño mayor. Concepto Se define como la imposibilidad al libre paso del contenido intestinal por el tubo digestivo más allá del estómago y hasta el ano, secundario a lesiones mecánicas o funcionales, intrínsecas o extrínsecas. Muchos autores incluyen las obstrucciones a nivel del estómago, los cirujanos pediátricos en general no lo hacen. Realmente existe una obstrucción, pero esta tiene características muy particulares y resulta mucho más fácil su estudio dentro del síndrome pilórico el cual en el niño esta circunscrito en más del 95 % de los casos a una estenosis hipertrófica del píloro. Por otra parte el cuadro radiológico, clínico y humoral es diferente al que caracteriza al resto de las afecciones que componen el síndrome obstructivo. Clasificación: o o Mecánico. Funcional. Uno de los grandes dilemas del médico en general es saber si se encuentra ante un síndrome oclusivo mecánico, que es en el que existe una causa anatómica (lesiones intrínsecas o extrínsecas) y en el que por ello la necesidad de tratamiento quirúrgico es alta o si por el contrario se trata de una oclusión funcional, específicamente un íleo paralítico, donde la motilidad del intestino está ausente, pero en el que en la mayoría de los casos, solo se requiere tratamiento médico. En este caso deberán descartarse afecciones médicas frecuentes como la sepsis neonatal, las lesiones intracraneales como la hidrocefalia y la hemorragia subdural, las lesiones renales con uremia como la agenesia renal y el riñón poliquístico y otras lesiones asociadas a hidronefrosis severa. Debe hacerse la obligada salvedad de que hay alteraciones funcionales del intestino, muy específicas como es el caso de la agangliosis y las displasias neuronales intestinales en las cuales el tratamiento puede ser quirúrgico, pero que en realidad son cuadros con características muy propias que no se prestan a confusión. Por otra parte el curso natural de una oclusión mecánica no tratada evoluciona finalmente a un resquebrajamiento de los mecanismos de defensa del organismo y se presenta como un íleo paralítico. Por lo señalado hasta el momento es importante no absolutizar la clasificación etiológica del síndrome oclusivo en mecánico y paralítico, pues hay alteraciones funcionales que pueden comportarse como una causa mecánica (Ej.Megacolon aganglionar) y algunas de etiología mecánica en un estadio avanzado pueden comportarse como una parálisis intestinal. o o Sin compromiso vascular Con compromiso vascular. La obstrucción intestinal debe clasificarse, además, en aquellas que presentan compromiso vascular y las que no lo tienen (simples) debido a que el cuadro clínico y la conducta son diferentes. Topográficamente: o o De intestino delgado. De intestino grueso. (Algunos autores las clasifican en altas intermedias y bajas.) Las de Intestino delgado pueden ser a su vez altas o bajas, entendiéndose por oclusión de intestino delgado alto las que se localizan en el duodeno y hasta la primera asa yeyunal; intermedias o de intestino delgado bajas, del yeyuno proximal hasta la válvula ileocecal o de Bahuin; y, la oclusión de intestino grueso o baja que se localiza en cualquier sitio entre la válvula de Bahuin y el ano, hecho que se justifica también por las variaciones que ocurren en el cuadro clínico y radiológico. o o Intrínsecas. Extrínsecas. Esta división en la práctica sólo lleva a confusiones radiológica y clínicamente son prácticamente indiferenciables, y en definitiva requieren igual tratamiento. Síndrome Obstructivo en el Recién Nacido. Etiología. Oclusiones de Intestino Delgado: A nivel duodenal: 1- Atresias y estenosis duodenales. Incluye esta acepción los diafragmas duodenales fenestrados o no. 2- Malrotación intestinal (defectos de fijación intestinal) 3- Páncreas Anular. 4- Bridas y vasos anómalos. 5- Duplicidades digestivas. 6- Tumores abdominales extraintestinales fundamentalmente de origen renal (Ej. hidronefrosis severa). 7- Vena porta preduodenal 8- Atresia de la primera asa yeyunal. A nivel Yeyuno-Ileal 1- Atresias y estenosis. 2- Hernia inguinal complicada 3- Ileo meconial. 4- Tapón de meconio de intestino delgado. (Emery) 5- Divertículo de Meckel complicado. 6- Duplicidades digestivas. 7- Hernias internas 8- Quistes y tumores del tracto digestivo o aledaños al mismo y que producen compresión extrínseca 9- Peritonitis meconial. 10- Bridas Post-operatorias. Oclusiones de Intestino Grueso: 1- Agangliosis intestinal (Enfermedad de Hirshprung). 2- Malformaciones anorectales. 3- Tapón de meconio del intestino grueso. 4- Colon izquierdo hipoplásico 5- Atresias de colon. 6- Duplicidades de colon y recto. 7- Quistes o tumores del tracto digestivo o aledaños al mismo que producen obstrucción extrínseca. Existen otras causas como la invaginación intestinal, Divertículo de Meckel complicado o una duplicidad digestiva, pero que no son frecuentes y si se observan en los lactantes. Los tumores intestinales son excepcionales, no así los quistes ni tumores de otros órganos que pueden producir compresión extrínseca como es el caso de las grandes hidronefrosis y de teratomas sacrocoxígeos, por señalar algunos. Se impone hacer un aparte para analizar dos situaciones en particular, que son los defectos de fijación del intestino y las afecciones producidas por un meconio anormal Defectos de Fijación del Intestino. Los defectos de fijación del intestino provocan diferentes problemas que en muchas ocasiones requieren de tratamiento quirúrgico. Lo que de forma difusa encontramos como hernias internas, Malrotación digestiva de diferentes tipos y el vólvulo del intestino medio, se producen por defectos de fijación. Una visión abarcadora de este problemática le brinda una mayor facilidad al cirujano para la solución de estos problemas, por lo que se abordan de forma sintética en este momento, recomendando la ampliación de los conocimientos en el capítulo correspondiente. El intestino en el período embrionario sufre una migración extracelómica entre la séptima y décima semana que culmina con el regreso de las asas intestinales a la cavidad y el cierre de la pared sobre la duodécima semana. En todo este complejo proceso pueden ocurrir diferentes anomalías de la fijación del intestino que en dependencia de sus características pueden o no conllevar en el propio período fetal o en la vida del nuevo ser a un cuadro oclusivo que provoque un abdomen agudo. Es por esta razón que las diferentes variantes de malrotación intestinal y las hernias internas son incluidas dentro del síndrome obstructivo, ya que en el acto quirúrgico el cirujano debe saber conceptualmente que se encuentra ante un defecto de fijación, el cual puede producir múltiples hallazgos que pueden variar desde una simple banda duodenal (Bandas de Ladd) hasta una brecha mesentérica que condicione una hernia interna. Párrafo aparte merece el vólvulo del intestino medio, complicación cuya etiología es también un defecto de fijación, que provoca un gran drama abdominal, el cual es preciso tratar sobre su base etiopatogénica. Ya se ha dado una ligera idea de la embriología, como su nombre lo indica el paciente se presenta con un gran drama abdominal, por lo que en general no existen grandes dificultades en decidir el tratamiento quirúrgico. Ahora bien si no se conocen al menos las base fundamentales de la etiopatogenia y los pasos a realizar, los resultados pueden ser desastrosos, es por ello que recomendamos la consulta del capítulo dedicado a los defectos de fijación del intestino, pero se mencionan ahora los PASOS que no se pueden omitir. Una incisión transversa como en todas las afecciones abdominales del neonato da el campo quirúrgico suficiente. El intestino debe eviscerarse cuidadosamente y proceder a reducir el vólvulo, que en la mayoría de los casos se produce en el sentido de las manecillas del reloj, por lo que se procederá a destorcer el intestino en el sentido contrario. Si existen signos de compromiso o gangrena intestinal se emplearán compresas tibias de inmediato para intentar la recuperación de la irrigación del segmento afectado. Se localizará el ángulo de Treiz y se comprobará su posición a la derecha de la columna vertebral del paciente en los casos malrotados. A continuación se impone una revisión del intestino, donde el ciego e incluso el colon derecho se encuentran altos o a la izquierda y de donde pueden salir bandas (bandas de Ladd) que al pasar sobre el duodeno lo pueden obstruir parcial o totalmente, por lo que es necesaria su liberación. Toda esa área, duodeno y yeyuno, puede tener adherencias que deben ser seccionadas también. Se hace entonces necesario verificar la permeabilidad de la luz de esta parte anatómica lo que se logra con una sonda nasogástrica y la inyección de aire. En caso de dudas está indicada una gastrotomía, para descartar con más facilidad una estenosis intrínseca o un diafragma intraluminal fenestrado. La aparición de una hernia interna puede ser posible y hay que reducirla, pero recordando que el saco es el mesenterio que hay que tratarlo de fijar o cerrar sin comprometer su vascularización. La fijación del intestino para evitar una nueva volvulación, estadísticamente no ha dado una ventaja significativa en relación con el proceder de no fijarlo, pero en ocasiones es evidente, sencillo y seguro el hacerlo. Otras muchas situaciones pueden presentarse, pero los conceptos elementales son los antes expuestos. Un recién nacido puede nacer con un vólvulo del intestino medio y no tener una malrotación digestiva. El responsable de este proceso es la presencia de un meconio anormal. El diagnóstico diferencial con el defecto de fijación es sencillo, no por las diferencias que presenta un paciente con una malrotación, sino por el aspecto y palpación del intestino donde se comprueba la presencia de un color verdoso marcado y la consistencia del intestino como si contuviera macilla y que deja fácilmente signo de Godet a la palpación. No es frecuente que existan signos de compromiso vascular y si una atresia asociada por haber ocurrido en etapas tempranas del desarrollo fetal. Afecciones relacionadas con una composición anormal del meconio: Tapón de meconio, Ileo meconial (simple o complicado) y peritonitis meconial. Las características del meconio pueden estar alteradas por diferentes causas y no solamente en el curso de una Fibrosis Quística; alteraciones al nivel de otras mucoproteinas así como trastornos de la función pancreática (sin ser una mucoviscidosis), trastornos de la motilidad y absorción intestinal como ocurre en la agangliosis, en particular en la agangliosis total del intestino grueso pueden hacer que el meconio cambie su consistencia. Derivadas de estas alteraciones del meconio pueden ocurrir complicaciones que generalmente provocan una obstrucción intestinal de diferentes magnitudes, pasando por el tapón de meconio de intestino grueso, que también puede encontrarse en el delgado, que son generalmente expulsados por mecanismos fisiológicos o con el uso en enemas de sustancias específicas, hasta grandes catástrofes abdominales como es el caso del íleo meconial simple (presencia de concreciones a nivel del ileon terminal), complicado que puede presentarse como un vólvulo, una peritonitis meconial, una atresia ileal o un pseudoquiste . Estas últimas complicaciones se pueden ver también en la agangliosis total del intestino grueso. La peritonitis meconial que se produce por una perforación del intestino variará su cuadro clínico de acuerdo a la etapa del período prenatal en que se produzca; si ocurre en el período embrionario o fetal precoz, el meconio derramado en la cavidad abdominal se reabsorbe y la perforación generalmente se cierra no sin antes dejar una secuela intestinal que pudiera ser una atresia o forman un seudoquiste de meconio a lo que se suma la presencia de abundantes bridas que en muchas ocasiones envuelven a gran parte del intestino o su totalidad ocasionando un cuadro obstructivo. Si la perforación ocurre cerca del nacimiento, esta suele estar patente en el momento de la intervención donde hay un derramamiento de meconio dentro de la cavidad abdominal. En estos casos el cuadro que presenta el recién nacido es el de una perforación o una peritonitis. Obstrucción Intestinal en el lactante El síndrome obstructivo tiene características particulares en el lactante, niños menores de un año que salen del período neonatal (hasta los 28 días) y en los cuales de todos los síndromes que integran el abdomen agudo sigue siendo, el obstructivo, el más frecuente. Un lactante por lo tanto puede sufrir una obstrucción de iguales causas que las que se enumeraron para el neonato, con excepción de aquellas en las que es imposible que el niño sobrevivirá hasta la etapa de lactante sin que se haya hecho el diagnóstico y establecido el tratamiento, como por ejemplo una atresia intestinal. Pero en el lactante el orden de frecuencia de las causas etiológica se altera y pasan a ser la Invaginación Intestinal y las Hernias Inguinales complicadas las causas más frecuentes y por otra parte se añaden otras como son: Obstrucción Intestinal en el niño mayor Etiología. Las causas etiológicas en el niño mayor pueden ser algunas de las del neonato y el lactante que por dar poca o ninguna manifestación puedan presentarse en un preescolar o incluso un adolescente; por citar un ejemplo, se pueden mencionar los defectos de fijación intestinal en general. Cirujanos de adultos han operado pacientes con una malrotación que ha dado una complicación en esa etapa de la vida Estudios necrópsicos señalan esta anomalía como hallazgos en fallecidos que nunca fueron operados. El magacolon agangliónico puede verse en niños mayores y hasta en adultos, aunque raro. Pero la causa más frecuente de obstrucción mecánica en el niño mayor es sin dudas las bridas postoperatorias y las hernias externas complicadas. Otras situaciones se pueden añadir como son los casos de pacientes encamados, en particular, los encefalopáticos que sufren de grandes fecalomas y las oclusiones por áscaris lumbricoides que raras en otras etapas de la vida, pueden ser una causa muy frecuente a esta edad en países del tercer mundo. Los bezoares de todos tipos pueden ser causa de obstrucción. Cuadro Clínico Siempre estará en dependencia del tiempo de evolución y el tratamiento que haya recibido el paciente, pudiendo variar desde un niño de apariencia normal, hasta el de uno severamente deshidratado y de aspecto séptico. El otro aspecto a tener en cuenta es la presencia de compromiso vascular o no, en aquellos casos en que este exista, al cuadro obstructivo se le añaden las características del síndrome peritoneal y si llega a la gangrena con perforación se suman las características de este último síndrome. En el recién nacido Antecedentes prenatales y post natales Existen generalmente antecedentes de polihidramnios en muchas de las afecciones que causan obstrucción intestinal mecánica en el recién nacido y en las que es posible el diagnóstico prenatal. Una historia familiar de agangliosis intestinal, atresia yeyunal y madre diabética son datos de importancia. Un recién nacido con un síndrome de Down y obstrucción intestinal obliga a pensar en la atresia duodenal. El antecedente de un dolor que por las características se identifique como un cólico debe ser indagado aunque no siempre estará presente en este período de la vida donde ocupan un lugar preferencial la no expulsión de meconio y los vómitos. El retardo o la no expulsión de meconio en el tiempo establecido (primeras 24 horas) y las características de este meconio constituyen datos que han de ser cuidadosamente evaluados. La ausencia de meconio fortalece la presunción de obstrucción; la presencia de un meconio grisáceo y escaso, va a favor de una atresia intestinal. Si se identifica un tapón de meconio hay que pensar en las causas que pueden originarlo (como se señaló en Afecciones Relacionadas con un Meconio Anormal) Vómitos o retención gástrica. La presencia de vómitos o su equivalente en el recién nacido, que es la retención gástrica de más de 30 mililitros en 24 horas es un signo de alerta para el médico. Si el color es verde u oscuro ha de pensarse en obstrucción intestinal hasta que se demuestre lo contrario, en especial en niños sin otros antecedentes que lo expliquen. Exámen físico del abdomen: Inspección: Cuando la obstrucción es alta la distensión puede no existir (especialmente en las duodenales con vómitos frecuentes) o localizarse únicamente en el hemiabdomen superior específicamente en epigastrio. En algunos casos de oclusiones altas de intestino delgado el abdomen puede estar excavado. Si por el contrario la obstrucción es baja el abdomen está globalmente distendido, rompiendo con la figura del niño (mirándole desde los pies puede no verse la cabeza), la piel se torna brillante y la circulación superficial de las venas de la pared es evidente. Las ondas peristálticas pueden ser visibles en las obstrucciones altas; se dirigen de izquierda a derecha y terminan en un punto, por debajo del cual no hay hiperperistalsis intestinal. En las obstrucciones bajas inicialmente la distensión es marginal, produciendo el clásico abdomen en batracio, y más tarde se hace difusa y generalizada lo que hace difícil su definición. Auscultación: Los ruidos hidroaéreos como regla están aumentados, pero en las obstrucciones duodenales este dato es difícil de precisar. Además, no olvidar que el tiempo de evolución o la presencia de compromiso vascular pueden hacer que se tornen ausentes. Palpación: Generalmente el abdomen se torna doloroso aunque sea discretamente. Se palpan el estómago y las asas dilatadas. La presencia de tumoraciones dependientes del intestino es difícil de palpar, y las extraintestinales, en dependencia de su tamaño y ubicación, pueden ser fácilmente reconocibles, por ejemplo una hidronefrosis severa. Un teratoma sacrocoxígeo interno, sin embargo, por voluminoso que sea es difícil de precisar. Si existe distensión generalizada, lo único factible de palpar es un abdomen tenso, sin que sea posible precisar otras características. Percusión: Aporta pocos datos, pero confirma con el timpanismo, la presencia de dilatación intestinal. Tacto Rectal: La exploración perineal y rectal cuidadosa es obligada para descartar malformaciones anorectales, para verificar lo recogido en la anámnesis o buscarlo, es decir la presencia y características del meconio, para definir la amplitud de la ampolla rectal, parra intentar encontrar zonas de estenosis, atresias, tumoraciones, y al finalizar la exploración, para observar el resultado de la misma que puede verse la total ausencia de meconio, la expulsión de un tapón o la aparición de una diarrea explosiva en proyectil, frecuentemente vista en los casos de agangliosis intestinal. Diagnóstico diferencial: o Sepsis o Hipotiroidismo. o Afecciones renales con uremia. o Enfermedades neurológicas con íleo paralítico El exámen físico de un lactante poco se diferencia de lo descrito para el recién nacido. Cuadro clínico en el niño mayor. Antecedentes La anámnesis puede ser totalmente negativa, pero al ser la causa etiológica más frecuente las bridas postoperatorias, indagar por el antecedente de una intervención quirúrgica abdominal es pregunta obligada; no importa la magnitud de la misma, ni el tiempo transcurrido entre ésta y la aparición de los síntomas. (Hay ancianas con obstrucción intestinal con el sólo antecedente de una esterilización quirúrgica). Puede recogerse la historia de episodios similares que cedieron espontáneamente o con tratamiento médico. Se requiere precisar el tiempo de no expulsión de heces y en particular de gases por vía rectal y si se trata de un constipado habitual. El dolor es un síntoma cardinal. Es a tipo cólico y va en aumento. Se inicia generalmente de forma brusca y de localización e irradiación difíciles de precisar, pues se refieren a todo el abdomen, en especial en los niños pequeños. El incremento en la frecuencia (intervalos de aparición) es indicador de un empeoramiento o no mejoría del cuadro obstructivo. El vómito es un signo precoz en las obstrucciones altas donde puede incluso preceder al dolor. Generalmente frecuente y de escasa cantidad; claro en un inicio para ir cambiando a verde y verde oscuro con el paso del tiempo. En las obstrucciones bajas el vómito es tardío, contiene restos de alimentos y se hace progresivamente más oscuro hasta llegar a ser fecaloideo. Las variaciones del cuadro clínico de un paciente a otro son en ocasiones marcadas, por lo que un niño con un vómito abundante y verde oscuro, puede perfectamente tener una obstrucción alta. Exámen Físico o Inspección: Variará si la obstrucción es alta o baja. Al igual que en el recién nacido y el lactante, hay que buscar la presencia de una cicatriz abdominal. El desarrollo de la musculatura del abdomen hace que las distensiones extremas estén solo presentes en casos de larga evolución o complicados. Si existe una hernia umbilical o inguinal su o o interior puede estar ocupada con contenido de la cavidad abdominal y es importante diferenciar si estos aumentos de volumen son causas o consecuencias de la obstrucción intestinal Palpación, Percusión y Auscultación: Todas estas maniobras son más fáciles que en el primer año de vida porque han variado las proporciones corporales del niño y su capacidad de cooperación, pero los hallazgos posibles son similares en general, sumando algunos como son la presencia de fecalomas, paquetes de áscaris y quistes o tumores que son necesarios diferenciar de las visceromegalias. Es siempre importante y casi siempre factible en esta etapa precisar si existen o no signos de irritación peritoneal lo cual induce a pensar en la presencia de compromiso vascular. Tacto Rectal: Es obligado y es necesario buscar los signos ya descritos para el lactante. Diagnóstico diferencial: Es necesario establecerlo con aquellas afecciones que pueden provocar un íleo paralítico, generalmente asociadas con la sepsis, ya sea localizada a un sistema como es el caso de una neumonía o la generalizada. En otros eventos como los traumas del sistema nervioso central, el coma y otros puede producirse un íleo paralítico, pero los antecedentes permiten establecer la diferenciación. Complementarios El diagnóstico de este síndrome se corrobora en la mayoría de los casos con los estudios radiológicos, en especial el abdomen simple con sus tres vistas. En el abdomen simple de pie lo más importante es la presencia de niveles hidroaéreos, donde predomina el líquido sobre el gas, situados a diferentes alturas (en escalera) y cambiantes en los estudios evolutivos. El aire es un magnífico contraste que dibuja las asas dilatadas y en ocasiones se puede precisar el lugar de la obstrucción, por debajo de la cual el intestino está normal (punto de la obstrucción). En el estudio de abdomen simple acostado se ven las asas dilatadas El estudio lateral acostado es de gran importancia porque además de poder ver la dilatación de las asas intestinales, es posible observar la ampolla rectal y precisar si se encuentra vacía que es un signo de valor en el diagnóstico y principalmente si no contiene aire. Es importante un falso positivo que se produce cuando al enfermo se le ha realizado previamente el tacto rectal que provoca entrada de aire del exterior en el recto y no el proveniente del tránsito intestinal. Colon por enema: Este es un estudio de mucho valor en las obstrucciones intestinales, como se expondrá más adelante en una ampliación sobre los estudios radiológicos en el recién nacido. Contraindicadas durante años en pacientes con oclusión, las series radiológicas contrastadas vuelven a usarse en la actualidad con el advenimiento de nuevos contrastes menos peligrosos y la posibilidad de estudios fluoroscópicos que permiten un mejor seguimiento. El Ultrasonido, la TAC y la Resonancia Magnética Nuclear aportan poco o nada a excepción de que la causa sea un tumor. Tratamiento radiológico de un recién nacido con una obstrucción intestinal Se debe partir que el mejor contraste es el aire y de ser lo menos invasivo posible. Además, que estos niños por el estado en que se encuentran pueden estar acoplados a sistemas de monitoraje y de administración de fluidos que hacen difícil la manipulación. El abdomen simple puede mostrar la ausencia de gas distal en las obstrucciones altas. Las imágenes en doble o triple burbuja son clásicas de la obstrucción duodenal y yeyunal alta respectivamente, con ausencia de gas en el resto del abdomen, que unido a los hallazgos clínicos no requieren de otros estudios a excepción del colon por enema que por su sencillez y efecto terapéutico en ocasiones, muchos autores lo hacen complementario. En estudios simples es posible identificar una distensión generalizada que hace pensar en causas bajas. En el neonato es difícil diferenciar las asas delgadas de las gruesas, pero en la mayoría de los casos, en ojos expertos, las equivocaciones son infrecuentes. Pero la manipulación de un neonato gravemente enfermo, que puede estar incluso bajo régimen de ventilación mecánica se hace difícil y es entonces necesario acudir a vistas particulares como es el caso de la vista lateral acostado, o con el paciente en decúbito supino colocar la placa radiográfica perpendicular al mismo, vista de Popell, para buscar la presencia de niveles hidroaéreos. La presencia de calcificaciones o estudios con zonas opacas, inducen a la idea de que haya existido derramamiento de meconio en la cavidad abdominal. Estudios contrastados: Son el colon por enema y la serie gastrointestinal alta. El colon por enema puede demostrar la presencia de un colon de fino calibre que obliga a plantear los diagnósticos de atresia intestinal, íleo meconial o la agangliosis total del colon, aclarando que esta última puede cursar con colon normal, no así las dos primeras. El síndrome de colon izquierdo hipoplásico se diagnostica por esta vía, así como las atresias colónicas. El colon por enema va a tener gran valor en otras afecciones como la malrotación digestiva en la cual la posición del mismo y las formas que adopta inducen al diagnóstico. En la agangliosis intestinal puede identificarse una zona de transición que no es tan infrecuente como mal buscada y ver la evacuación del contraste a las 24 horas cuyo retardo es de valor en esta afección. La presencia de tumoraciones es otro diagnóstico en el que colon por enema tienen valor. De manera general se recomienda hacer este estudio bajo control fluoroscópico y por expertos es de extraordinario valor y logra efectos terapéuticos como en el caso del tapón de meconio. Durante muchos años se utilizó el bario como contraste y fue cayendo en desuso por las concreciones que producía si no se evacuaba con prontitud y para ello hoy se usan otros contrastes. Existe una tendencia nuevamente a su uso de forma diluida (siempre en solución salina y nunca en agua) De las series radiológicas contrastadas del tractus superior es importante aclarar que estos estudios requieren de cuidados especiales para evitar la peligrosa bronca aspiración de los vómitos o las regurgitaciones y por ende reservarse para cuando la ocasión lo amerite y no como rutina. Tiene valor en casos dudosos y en general para descartar estenosis, provocadas por páncreas anular incompleto, diafragmas fenestrados y estenosis congénitas en general y no para buscar el lugar exacto, pues en la práctica lo importante es la toma de la decisión, es decir, si es necesario operar o no. En definitiva el punto exacto se sabrá en la laparotomía y el cirujano pediátrico ha de estar preparado para cualquier eventualidad. RN con sospecha de cuadro oclusivo: Antecedentes de polihidramnios, hijo de madre diabética, síndrome de Down, historia familiar de megacolon agangliónico. Clínica de vómitos biliosos, distensión abdominal y retardo o no expulsión de meconio Bibliografía consultada: 1. Abdomen agudo en el niño. Guillermo Hernández Amador. Belquis Vásquez Ríos. Felipe Cárdenas. González. Temas de Actualización en Pediatría 1: 254-279, 4, 1975. 2. Cirugía. Tomo III. Editorial Pueblo y Revolución. Eugenio Torella Mata y Colaboradores. Capítulo 22 Pág. 434-467 .1979 3. Cirugía del Abdomen Agudo. Juan Rodríguez-Loeches Fernández. Editorial Científico Técnica. 1986 Síndrome Hemorrágico. Concepto: Es el conjunto de síntomas y signos debido a la presencia de sangre libre en la cavidad abdominal, producto de una lesión de las vísceras o vasos que contiene o de las paredes que la conforman. Etiología: En el recién nacido. Es el trauma obstétrico la causa principal, provocando principalmente lesiones hepáticas o del bazo, pero también pueden verse lesiones renales que por su severidad se rompen hacia la cavidad abdominal. La hemorragia suprarrenal asociada al trauma obstétrico, es una causa a tener en cuenta, por el tamaño proporcionalmente mayor de estas glándulas en el recién nacido o la asociación con hiperplasia suprarenal. Sin embargo, la hemorragia suprarrenal en el curso del Síndrome de Waterhouse Friderichsen por definición no debe incluirse dentro del síndrome hemorrágico, ya que en este síndrome la sangre se encuentra coagulada y en grandes bolsones que forma la cápsula de la glándula por lo que no hay sangre libre. Otro aspecto a tener en cuenta es que este síndrome se ve asociado a severos casos de sepsis, donde existe una coagulación vascular diseminada, que requiere ante todo de tratamiento médico enérgico e inmediato para aspirar a lograr alguna supervivencia. Diagnóstico: El diagnóstico se establece por los antecedentes y el cuadro clínico, donde se va a encontrar generalmente un niño de un peso mayor que el normal pálido y que en dependencia del tiempo de evolución puede variar desde un enfermo quejumbroso hasta un estado de choque hipovolémico franco. En el examen físico es posible encontrar equímosis o hematomas, no es excepcional la asociación de fracturas en particular de la clavícula, pero puede ser incluso el fémur el hueso lesionado, así como céfalo hematomas e incluso fracturas craneales. Taquicardia e hipotensión están presentes en particular en los casos inestables El abdomen: o Inspección puede ser globuloso, si la hemorragia es extensa y el paciente de piel blanca, puede tornarse azulado y en ocasiones abombado uno de sus cuadrantes o flancos. o o o o Palpación generalmente es doloroso y se puede en ocasiones palpar una tumoración en relación con la víscera afectada. Maniobras para constatar líquido libre en cavidad son generalmente de poco valor. Percusión es posible no encontrar la matidez declive clásica pero si, el cambio de sonoridad entre el hemiabdomen superior y el inferior. Auscultación los ruidos hidroaéreos están ausentes o disminuidos, pero esto varía de acuerdo con la magnitud de la hemorragia. El tacto rectal es de poco valor, pero los fondos de saco peritoneales pueden estar abombados. Estudios complementarios: Todo recién nacido con la sospecha de un síndrome hemorrágico se le practican un grupo importante de complementarios, pero son obligados la hemoglobina y el hematocrito, y el ultrasonido abdominal. Este último es el medio diagnóstico fundamental. La punción abdominal esta obsoleta y se justifica solamente cuando no existe el ultrasonido. Conducta: La conducta actual es extraordinariamente conservadora. Las lesiones hepáticas no se operan y se tratan con exanguíneotransfusión. En las del bazo, los riñones y las suprarrenales si el tratamiento conservador no resulta y el niño se mantiene inestable es cuando estará indicada la intervención. Pero, insistimos, siempre después de agotar el tratamiento médico y si se apela a cirugía la conducta quirúrgica también debe ser conservadora. Si el ultrasonido no demuestra una lesión visceral la causa del sangrado se considerará por trastornos de la coagulación hasta que no se demuestre lo contrario. La laparotomía exploradora debe constituir una medida heroica, sólo para cuando no se llega a una conclusión diagnóstica, que generalmente se debe a la falta de medios diagnósticos adecuados. La videoendoscopia en el recién nacido es una realidad cada vez más asequible y de valor diagnóstico y terapéutico. Síndrome Hemorrágico en el niño después del período neonatal El niño en el período de lactante ya está propenso a los traumas por accidentes, pero su constitución física que pudiera llamarse elástica hace que en excepcionales ocasiones sufra rupturas viscerales. En la medida que el niño crece se expone a nuevos factores etiológicos, especialmente en la etapa preescolar y escolar donde las caídas y accidentes del tránsito ocupan un lugar importante. El síndrome del niño maltratado aunque excepcional en Cuba constituye un problema de salud en otros países, tal y como ocurre en las lesiones por armas blancas y de fuego. La ruptura de tumores provocando una hemorragia interna está presente en la literatura. En nuestro centro tuvimos una escolar con un neuroblastoma abdominal roto postrauma. En la adolescente hay que sumar dos afecciones que no deben olvidarse y son el folículo hemorrágico sangrante y el embarazo tubario roto. Diagnóstico: El diagnóstico se establece por los antecedentes y el cuadro clínico, donde se han de encontrar elementos de la afección o lesión causal. La palidez, junto con la taquicardia y la hipotensión, constituyen el trípode (O la triada) clásico(A), con el cortejo asociado de sed, piel sudorosa y frÍa en dependencia del tiempo de evolución pudiendo variar desde un enfermo poco sintomático hasta el estado de choque hipovolémico. En el examen físico es posible encontrar equímosis, hematomas, heridas que sugieren la penetración y lesión intrabdominal. En los politraumatizados es regla la lesión a otros niveles de la economía, sin olvidar la presencia evidente o sospechosa de fracturas en cualquier localización. El abdomen * Inspección. Puede ser globuloso si la hemorragia es extensa y si el paciente es de piel blanca puede tornarse azulado, en especial, en el ombligo si está presente una hernia umbilical. En ocasiones está abombado uno de sus cuadrantes o flancos. * Palpación. Generalmente es dolorosa y se puede en ocasiones palpar una tumoración en relación con la víscera afectada. Maniobras para constatar líquido libre en la cavidad abdominal son generalmente de poco valor excepto en las grandes hemorragias. * Percusión. Está la matidez declive clásica y la diferencia de sonoridad entre el hemiabdomen superior y el inferior. * Auscultación. Los ruidos hidroaéreos están ausentes o disminuidos, pero esto varía de acuerdo con la magnitud de la hemorragia. El tacto rectal es de poco valor, pero los fondos de saco peritoneales pueden estar abombados. Estudios complementarios: A todo paciente con la sospecha de un síndrome hemorrágico se le practican un grupo importante de complementarios, pero son obligados la hemoglobina, el hematocrito y el ultrasonido abdominal, que es el medio diagnóstico fundamental. La punción abdominal está obsoleta y se justifica solamente cuando no existe el ultrasonido, cuando se trata de un lesionado inestable hemodinámicamente o cuando un politraumatizado necesita definición inmediata por su gravedad. No se puede (DEBE) proscribir el lavado en estos casos si existe alguna duda con la punción abdominal. El estudio radiológico del abdomen tiene valor y en las diferentes vistas del abdomen simple buscar signos que hagan pensar en la presencia de líquido libre en la cavidad abdominal. Vistas especiales como el Pancoast, se pueden realizar, pero en la práctica estos estudios son remplazados por el ultrasonido. Conducta: La conducta actual es extraordinariamente conservadora. Las lesiones hepáticas se operan si están sangrando, las lesiones del bazo requieren de una conducta conservadora, la esplenectomía requiere de una justificación que para muchos es sólo el estallamiento renal (RENAL O ESPLENICO) y las secciones del ileo esplénico. Las lesiones renales con el seguimiento ultrasonográfico permiten también una actitud conservadora. Diferentes algoritmos se han propuesto en el seguimiento de una hemorragia intrabdominal y dependen de la víscera lesionada, pero al parecer todos coinciden en que la indicación absoluta es la inestabilidad hemodinámica a pesar de la reposición de volumen. Todo lo demás puede ser relativo. La videoendoscopia es de extraordinario valor ante la sospecha o la evidencia de un síndrome hemorrágico, por su utilidad diagnóstica y terapéutica. Las indicaciones se pueden resumir en el siguiente pensamiento: Antes de una laparotomía, una videoendoscopia y sólo establecer las contraindicaciones que estarían (O ESTUVIERAN) dadas por las condicionales específicas del paciente, como es el caso de los politraumatizados con compromiso respiratorio o heridas abdominales que imposibiliten o dificulten la realización del neumoperitoneo. La videoendoscopia en manos experimentadas es el manejo de elección en los casos dudosos o en los que se piense en la necesidad de laparotomía y es significativo el número de casos en los que sólo se encuentra un desgarro que se puede solucionar fácilmente o una lesión que ya no está sangrando, con la posibilidad de una exploración de la cavidad muy superior a la que brinda una laparotomía convencional y con la ventaja adicional de poder realizar un grupo de procederes quirúrgicos por esta vía y en caso extremo pasar a la modalidad videoasistida con todas las ventajas que esto significa. Síndrome Perforativo. Concepto: Es el conjunto de síntomas y signos que se producen al perforarse una víscera hueca, que vierte su contenido a la cavidad abdominal El síndrome perforativo es confundido con facilidad con el síndrome peritoneal y es lógico que así suceda ya que presenta en muchas ocasiones similar cuadro clínico, porque al derramarse el contenido intestinal en la cavidad abdominal se está de hecho produciéndo una peritonitis. Además, muchas de las causas que provocan una peritonitis de no tratarse van hacia una perforación. Sin embargo, la perforación intestinal tiene causas específicas y características muy propias que obligan a estudiarlo de forma independiente. Etiología. En el recién nacido. La causa más frecuente de perforación intestinal en el neonato es la enterocolitis necrosante, pero existen otras que deben tenerse presente como lo son: Perforación gástrica. Puede ser iatrogénica (por instrumentaciones), espontánea, en el curso de una enterocolitis necrosante o como complicación de una úlcera péptica (rara). Perforación de colon: Iatrogénica (en el curso de instrumentaciones o estudios complementarios) o asociada a la enteritis necrosante. Perforación espontánea del intestino. Se refiere a perforaciones aisladas, que en la actualidad son vistas como consecuencia de la hipoxia. Perforación traumática (muy rara). En el lactante y niño mayor En el lactante en el curso de las enfermedades diarreicas aguda y como complicación de éstas se presenta la enteritis necrosante, la que también ha sido vista a cualquier edad en la niñez en el curso de procesos obstructivos. Sin embargo, como causa principal en este grupo de edades son los traumatismos abdominales, abiertos y cerrados, la causa principal. Esta puede ser de diferentes orígenes, principalmente los accidentes, pero también el maltrato corporal y las riñas Otras causas: Perforación gástrica o duodenal por úlcera péptica. Colitis. Fiebre tifoidea. Cuerpos extraños. Ascaridiasis. En el curso del tratamiento con citostáticos. Cuadro Clínico: Generalmente se recogen antecedentes relacionados con la etiología de la perforación. El paciente como regla tiene aspecto de estar gravemente enfermo. Habitualmente hay presencia de taquicardia y fiebre, de acuerdo con el tiempo de evolución y pueden existir signos evidentes de una respuesta inflamatoria sistémica severa. Examen físico del abdomen: Inspección. Abdomen quieto, donde el paciente trata de no moverlo ni con los movimientos respiratorios para evitar el dolor. Puede estar moderadamente distendido, pero el diagnóstico se establece ante la presencia de gas libre en la cavidad abdominal en el estudio de simple de rayos X. En el caso que el estado del paciente no permita su realización en la posición de pie o sentado, se hará con el paciente acostado en decúbito supino donde la placa radiográfica estará perpendicular al niño (vista de Popell). Ante la duda en perforaciones pequeñas se puede inyectar aire por la sonda nasogástrica cuidadosamente y repetir el estudio. El uso de contraste liposoluble en el tubo digestivo para buscar su excreción por vía urinaria se ha empleado, pero el estudio simple del abdomen debe confirmar el diagnóstico Tratamiento Es de vital importancia intentar detener el derramamiento del contenido intestinal en la cavidad abdominal en el menor tiempo, pero esto no significa que el paciente no reciba un tratamiento preoperatorio intensivo que le permita ir en las mejores condiciones posibles al quirófano. Se hará la restitución de líquidos y electrolitos para intentar lograr el mejor estado hidromineral posible y se instituirá una antibióticoterapia enérgica y de amplio espectro (para Gram negativos, Gram positivos y anaerobios). Se tomarán medidas generales para calmar el dolor, bajar la fiebre o controlar la temperatura si existe hipotermia, así como la descompresión nasogástrica. Si existe gran distensión abdominal, que compromete la respiración, está indicada la ventilación mecánica y, algo fundamental, la evacuación de la cavidad con drenajes abdominales para aspirar los líquidos existentes y los gases. Tratamiento Quirúrgico: Una condición sine qua non es el tratamiento quirúrgico siempre que exista una perforación intestinal. Sin embargo, en pacientes en extremo graves, con pequeñas perforaciones, en los que se ha estado realizando el tratamiento médico intensivo, éstas han cerrado de forma espontánea y no se ha practicado el tratamiento quirúrgico. No obstante, se debe hacer la aclaración de que se trata de casos excepcionales en los que para el médico ha constituido una sorpresa, por lo que se reitera el precepto preparación preoperatoria urgente y cirugía. Los procederes quirúrgicos variarán de acuerdo a la afección de base, el estado del paciente y los hallazgos quirúrgicos. Por eso se recomienda el estudio en particular de cada afección. Síndrome de Torsión. Concepto: Es la torsión sobre su pedículo de una víscera generalmente maciza. Es un síndrome provocado por pocas afecciones en el niño. Es importante comenzar estableciendo la diferencia con los vólvulos que ocurren al torcerse el intestino y que provocan una obstrucción o un gran drama abdominal. Pudiera omitirse como síndrome de características propias, ya que incluso los síntomas y signos varían de forma sustancial de una afección a otra. La causa principal y en la práctica casi la única en la infancia es la torsión de un ovario aumentado de volumen ya sea por causa quística, tumoral o edematosa hecho que puede ocurrir desde una recién nacida hasta cualquier otro momento de la vida. El cuadro clínico el período neonatal y hasta lactantes está dado por la presencia de una masa palpable, que se acompaña de dolor o irritabilidad. En muchas ocasiones el diagnóstico se hace al hacer un ultrasonido por alguna sintomatología dolorosa, o en el estudio de alguna afección digestiva situada en bajo vientre en ocasiones de gran tamaño. * Palpación: Existe dolor localizado en el lado correspondiente o en todo el bajo vientre, en ocasiones existen signos de irritación peritoneal como es dolor a la descompresión brusca, defensa o contractura abdominal. Es de gran valor el tacto rectal combinado con la palpación abdominal, que permite precisar mejor las características del tumor. * Percusión: Es de escaso valor, pero en ocasiones el área afectada se torna dolorosa. * Auscultación: Los ruidos hidroaéreos están normales o disminuidos en los casos de compromiso vascular. El tacto rectal es obligado y es por esta maniobra antes mencionada que se establece el diagnóstico, además de su valor en el diagnóstico diferencial con otras causas de abdomen agudo Complementarios El diagnóstico es fundamentalmente clínico y se corrobora con el ultrasonido. En caso de no poseer este medio diagnóstico el abdomen simple puede mostrar el tumor y si persiste la duda está indicada la laparoscopia. Tratamiento: El tratamiento es quirúrgico. Si se dispone de videoendoscopia es una indicación aceptada, siempre insistiendo en la exploración cuidadosa del ovario contralateral, no sólo para la búsqueda de una lesión tumoral contralateral, para en los casos de edema masivo del ovario, proceder a la fijación si es necesario del lado contralateral. El tratamiento en las niñas es extraordinariamente conservador aún en casos en que se sospechen lesiones malignas. Otras afecciones incluidas en el síndrome de torsión La posibilidad de torsión de un testículo abdominal es una causa rara que debe sospecharse ante un niño con dolor y la ausencia del testículo del lado correspondiente. La torsión del bazo es un hecho excepcional que no amerita mayores comentarios, al igual que la torsión de la vesícula biliar, donde el cuadro clínico es muy similar al de una colecistitis. En algunos textos se incluye la torsión del epiplón, de apéndices epiploicos y de las trompas de Falopio pero es algo excepcional en el niño y por otra parte el diagnóstico es laparoscópico o durante una laparotomía. Pancreatitis Aguda. Concepto: La pancreatitis aguda es una afección grave, debida a diferentes causas, pero que producen la liberación de enzimas pancreáticas con la consecuente digestión en mayor o menor grado del propio órgano y estructuras vecinas que provocan un efecto sistémico desfavorable en el organismo. Se presenta como un gran drama abdominal en el que en ocasiones predomina el cuadro de choque. La pancreatitis aguda no se ve en los recién nacido y en niños pequeños los casos descritos están en relación con malformaciones del páncreas o su conducto. Etiología: En el adulto la etiología se resume en lo fundamental a pacientes alcohólicos y a las enfermedades del árbol biliar. En el niño son múltiples las causas. Traumática. Quistes del colédoco y colelitiasis Anomalías del sistema pacreático biliar: Sospecharlo en los casos recidivantes. Infecciones: Principalmente virales, en el curso de la parotiditis y la rubéola (cada vez más raras por la erradicación de estas afecciones con la vacunación) pero también por otros tipos de virus. Drogas: Principalmente en los tratamientos con citostáticos. Anomalías metabólicas: Como en la fibrosis quística e hipercalcemia. Idiopática. Aunque no muy difundida en la literatura, se presenta de forma aislada en niños obesos o comilones que han cometido una severa transgresión dietética en algún día festivo. Cuadro Clínico: Puede aparecer el antecedente de alguna de las etiologías antes mencionadas e incluso el de un cuadro de pancreatitis anterior. Un signo cardinal es el dolor intenso. Se considera entre los dolores más severos que puede sufrir un humano. Ocupa el epigastrio y se puede irradiar en barra transversalmente en todo el hemiabdomen superior y a la región posterior. Es fijo y por lo general no se alivia si no es con fuertes analgésicos. Vómitos: Están presentes desde el inicio del cuadro y pueden ser copiosos, de moderada cantidad, pero muy frecuentes. De no existir están sustituidos por las náuseas. El estado del niño por ligero que sea el cuadro es el de un paciente enfermo, pero en ocasiones predominan las manifestaciones de colapso y choque. Otros síntomas y signos frecuentes es el dolor irradiado al hombro, el hipo, la presencia de aumento de la temperatura, todo unido al cortejo sintomático en dependencia de la magnitud del cuadro de base y la deshidratación que pueda presentar el paciente. El examen físico del abdomen es variable pero siempre estará doloroso en la zona que ocupa anatómicamente el páncreas. En caso de que el paciente sea asistido al inicio del proceso morboso debe actuarse con mucha cautela porque la enfermedad puede avanzar en horas y los errores diagnósticos pueden ser fatales. Los signos que se recogen al examen físico son los ya descritos para el síndrome peritoneal en dependencia de la severidad del cuadro, pero con un componente sistémico marcado. La pancreatitis aguda por todo lo antes expuesto requiere de un diagnóstico precoz y no se debe descansar hasta lograrlo. Si la sospecha persiste a pesar de complementarios negativos estos deben repetirse pasadas unas horas. Estudios complementarios La amilasa sérica y en orina. La amilasa en sangre aumentada varias veces su valor normal es un complementario de importancia, pero desafortunadamente no siempre está alterada, ya sea porque es al inicio de la afección o porque ya han pasado más de 48 horas. Por otra parte no hay una proporción entre la magnitud de la lesión pancreática y los niveles de amilasa, empero niveles altos mantenidos, sí son indicativos de actividad del proceso. La amilasa en orina puede permanecer alta aún después que la sanguínea se ha normalizado y esto tiene valor. Elevación de los niveles de lipasa en sangre. En el hemograma puede haber leucocitosis y hemoconcentración. En el ionograma y la gasometría se describen la alcalosis metabólica por los vómitos con hipocloremia e hipocalcemia (después del segundo día por asociación del calcio con los ácidos grasos). La punción abdominal para dosificar la amilasa en el líquido peritoneal es un proceder en desuso. Índices correlativos entre la amilasa y creatinina en sangre y en orina se han utilizado. Estudios radiológicos Los estudios radiológicos simples las tres vistas del abdomen simple dan un grupo importante de imágenes, aunque inespecíficas entre las que se señalan: * Borramiento de las líneas preperitoneales. * Borramiento del psoas izquierdo. * Dilatación gástrica y/o disminución de su transparencia. * Asa centinela o íleo reflejo en el área pancreática. * En la vista lateral, desplazamiento del estómago hacia delante. * La presencia de cálculos o concreciones. * Derrame pleural de la base izquierda. * Gas fijo en el colon derecho. Existen otros signos descritos pero se puede concluir que no son fácilmente evaluables e inespecíficos, por lo que el análisis del abdomen simple ha de ser cuidadoso para poder obtener el real valor que nos brinda. Los estudios contrastados son difíciles de realizar pero se describe la clásica apertura del marco duodenal. Ultrasonografía: Es posiblemente el estudio no invasivo de mayor valor y permite hacer el diagnóstico en la mayoría de los casos al poder definir el tamaño aumentado del páncreas aún en estadios iniciales, donde no existe un edema marcado. La ultrasonografía tiene mucho valor en el seguimiento y en el diagnóstico de complicaciones. Tomografía Axial Computarizada. En casos de duda se ha usado. Videoendoscopia. Este proceder tiene gran valor en aquellos casos en que el diagnóstico se torna difícil y permite ver la región, visualizar las placas de esteatonecrosis, tomar muestra para biopsia y para estudio del líquido abdominal, y para descartar otros procesos posibles. La endoscopia del tubo digestivo tiene gran valor, pero principalmente en los casos recidivantes en busca de causas anatómicas y cálculos enclavados que fuesen la causa de la pancreatitis. Tratamiento Muchos procederes se han utilizado. Es importante insistir en la prevención que está dada por la eliminación de los factores productores hasta donde sea posible. El tratamiento médico tiene bases fundamentales que son: * Tratamiento del dolor: La morfina no es recomendable por el espasmo del esfínter de Oddi, pero se hace necesario el alivio del dolor por lo que se puede usar Meperidine, sólo o mezclado, según el cuadro del paciente. * Hidratación y equilibrio ácido básico: Constituye un pilar del tratamiento. Es necesario llevar al paciente hasta las condiciones hidroelectrolíticas más cercanas a la normalidad. * Descompresión gástrica: Evita los vómitos y las posibles bronco aspiraciones, brinda un parámetro importante del restablecimiento de la función digestiva, aunque en esta afección se debe ser muy conservador en el inicio de la alimentación oral. * Nutrición parenteral: Debe reservarse para cuando el paciente se encuentre estable. * Inhibidores de la actividad digestiva: H 2 bloqueadores y los anticolinérgicos son los fármacos de elección. También se usan inhibidores de las proteasas, la somatostatina, los bloqueadores histamínicos, comúnmente usados con el objetivo de disminuir la acción de las enzimas pancreáticas. **** * Antibióticos: Se discute su uso, pero en pacientes gravemente enfermos, que requieren amplia manipulación de venas profundas y cateterizaciones, pudieran estar justificados. La formación de abscesos requiere enérgica terapéutica antibiótica. * Medidas generales de un paciente grave. Tratamiento Quirúrgico Debe estar reservado para los casos de pseudoquistes y abscesos. En el caso de los pseudoquistes, más del 30% pueden espontáneamente evolucionar. Aún antes del proceder quirúrgico se señala la evacuación por cateterismo guiado por el ultrasonido. Es importante esperar el tiempo necesario antes de intentar ningún proceder (cateterización, drenaje interno) que en tiempo no debe ser nunca menos de 6 semanas y con evidencias clínicas y de laboratorio de control de la afección En el caso de abscesos estos deben ser cuidadosa, pero ampliamente drenados con lavado del área quirúrgica. Enterocolitis Necrosante Concepto: La Enterocolitis necrosante (ECN) es la emergencia gastrointestinal más devastadora y frecuente del recién nacido (RN). Se trata de un proceso morboso, que puede afectar cualquier porción del tubo digestivo, desde el esófago hasta el recto, más frecuente en los recién nacidos sometidos a estrés perinatal, aunque también descrita en otras edades. Se caracteriza por la presencia de lesiones severas en la mucosa intestinal, con un elevado componente inflamatorio y de necrosis, constituyendo, por las características que se exponen a continuación, un síndrome de significativa mortalidad y etiología diversa. Epidemiología. Muchos consideran que la ECN es una enfermedad de paradojas. Es más frecuente en RN pretérminos y bajo peso pero se puede ver en neonatos a término y de buen peso. Aparece generalmente en los primeros diez días, pero puede presentarse en las primeras semanas o meses de vida. Es más frecuente de forma esporádica, mas se puede presentar en forma epidémica y aunque es común en RN que han sido alimentados también puede aparecer en aquellos que aún no recibieron la vía oral. Existen dos formas epidemiológicas de la enfermedad: * Casos aislados (forma esporádica) * Epidémica. Aunque los casos aislados se pueden encontrar en cualquier sala de neonatología, centros altamente especializados han sufrido epidemias donde los gérmenes más frecuentes han sido la E. Coli y la Klebsiella. Incidencia: La ECN representa del 1 al 5 % de los ingresos en las unidades de cuidados intensivos neonatales en el mundo. Sin embargo, las cifras pueden variar de un centro a otro según se incluyan o no RN de muy bajo peso y menores de 3 días que fallecen tempranamente por afecciones cardiorespiratorias graves y que no llegan a desarrollar la enfermedad. Algunos estudios reportan hasta un 15% de incidencia cuando no se incluyen este tipo de pacientes lo que en general varía de un país a otro. En general la incidencia es alta y se ha registrado un aumento de la misma en las últimas décadas, fundamentalmente en países desarrollados donde los neonatos asfícticos y de muy bajo peso logran sobrevivir en virtud de los avances de los cuidados intensivos neonatales que resultan en la aparición de una población de alto riesgo. Sin embargo, en estos lugares la ECN es excepcional en lactantes, ya que las enfermedades diarreicas no son frecuentes. Todo lo contrario sucede en países poco desarrollados. Por otra parte, la enfermedad ha disminuido en casos de riesgo, es decir, niños que por sus antecedentes tienen alta posibilidad de desarrollar la afección y se considera que esto se debe al uso de la betametasona empleada específicamente para lograr la maduración pulmonar, pero que también tiene un efecto intestinal que lo hace más resistente al desarrollo de la enfermedad. La ECN es la causa principal de síndrome de Intestino corto en el lactante, lo que aparece en el 11% de los sobrevivientes postquirúrgicos de esta afección a largo plazo. La mortalidad varía desde un 10 hasta un 40% pudiendo ser mayor en grupos de alto riesgo y supera la mortalidad quirúrgica de todas las anomalías congénitas del tracto digestivo combinadas siendo independiente del comienzo temprano o tardío de los síntomas. Factores predisponentes: o Hipoxia prenatal, perinatal o postnatal. o Prematuridad. o Bajo peso. o Neonatos pequeños para su edad gestacional. o Síndrome de insuficiencia respiratoria. o Enfermedades cardiovasculares congénitas. o Inicio de la alimentación y en particular la lactancia no materna y fórmulas hiperosmolares. o Exanguíneo transfusión. o Infección bacteriana materna o neonatal. o Sufrimiento fetal, Apgar bajo, necesidad de resucitación. o Cateterismo Umbilical. o Colestasis o Afecciones quirúrgicas fundamentalmente aquellas que se presentan como oclusiones intestinales y los defectos de la pared abdominal o Medicamentos como las xantinas, prostaglandinas, indometacina vitamina E. o Enfermedades diarreicas agudas Etiología A pesar de extensos estudios clínicos y de laboratorio la patogénesis de la ECN no ha sido bien esclarecida. Sin embargo, la mayoría de los autores coinciden en que se trata de una afección multifactorial. Existen tres factores fundamentales que desencadenan la enfermedad: * La isquemia intestinal. * La colonización bacteriana sobreañadida. * El inicio de la alimentación oral ya sea por fórmulas artificiales o por la propia lactancia materna en un intestino inmaduro . La teoría más ampliamente sostenida plantea que un estrés perinatal de diferentes causas ocasiona hipoxia o un estado de bajo flujo o isquemia circulatoria selectiva con la resultante lesión isquémica de la mucosa intestinal e invasión bacteriana secundaria. Este proceso tiene lugar en presencia de múltiples factores predisponentes ya mencionados de variable grado de virulencia que actúan solos o combinados sobre un huésped de vulnerabilidad variable, que sería el RN pretérmino, de bajo peso (menos de 28 semanas y menos de 1000 gramos) con gran inmadurez de la barrera mucosa intestinal y sometido generalmente a alimentación oral con fórmulas hiperosmolares. La lesión mucosa puede ser causada directa o indirectamente. Una vez lesionada la mucosa las bacterias de la luz intestinal atraviesan la barrera protectora y desencadenan la cascada inflamatoria causando cada vez mas daño a la célula y eventualmente necrosis. Papel de la alimentación oral y las fórmulas hiperosmolares El inicio de la vía oral es considerado por muchos un factor primario en la producción de ECN. Sin embargo, la enfermedad también se desarrolla en lactantes que no han sido alimentados aunque con baja incidencia (6%). Actualmente se le da mayor importancia a la edad en que el paciente comienza a ser alimentado y al volumen y osmolaridad del material administrado en relación con la madurez del intestino del paciente en cuestión. El uso de fórmulas y medicamentos hiperosmolares por vía oral es también favorecedor de la lesión intestinal necrosante pues la solución intraluminal causa rápida pérdida de líquido desde el espacio intravascular a hacia la luz intestinal con la resultante disminución de la osmolaridad sérica, cambio hemodinámico que reduce el flujo a la mucosa intestinal y ocasiona lesión isquémica. El efecto directo de la solución sobre la superficie mucosa también causa lesión del enterocito. Lesión por reperfusión En el proceso de la respiración celular un 2% del oxígeno molecular se convierte en radicales libres potencialmente tóxicos que se hacen activos en el daño hístico postisquémico o de reperfusión. Entre estos se encuentran el radical superóxido, el hidroxilo y el peróxido de hidrógeno. La fuente principal de producción de superóxido en los tejidos postisquémicos es la enzima oxidasa de las xantinas que utiliza el oxígeno transportado a los tejidos en la reperfusión para la producción de radicales tóxicos. Es por ello que los derivados de las xantinas como la teofilina y la aminofilina son conocidos productores de daño celular intestinal en su metabolismo hacia el ácido úrico. La mala absorción de carbohidratos, con una alteración en la digestión de ácidos grasos de cadena corta y alteraciones en el pH intestinal son factores invocados e interrelacionados entre los factores patológicos. Anatomía Patológica. La ECN puede afectar segmentos únicos (50%) o múltiples del intestino siendo las áreas más afectadas el íleon terminal y el colon ascendente, aunque descrita en cualquier parte del tubo digestivo. La toma simultánea del intestino delgado y del grueso puede ocurrir en el 4% de los casos y la panenterocolitis (lesiones de más del 75% de la longitud intestinal), variante fulminante de la enfermedad, se presenta en un 19%. Las primeras lesiones aparecen en las mucosas, donde existe edema, hemorragia, y ulceración y necrosis por coagulación que avanza a todas las capas del intestino en la medida que progresa la enfermedad afectando más intensamente el borde antimesentérico. Puede verse el crecimiento bacteriano y la presencia de gas situado en la submucosa o en la subserosa. Cuadro Clínico Es importante considerar los antecedentes del paciente. En el estudio de los diferentes síndromes del abdomen agudo se señaló que la ECN es la principal causa de síndrome peritoneal y perforativo en el recién nacido, y que por el grado de gangrena intestinal que es capaz de producir puede presentarse también como un gran drama abdominal. Pero generalmente la afección pasa por diferentes etapas. La tríada clásica está formada por: Distensión abdominal. Vómitos o retención gástrica verdosa u oscura. Hematoquesis. Cuando se establece la afección encontraremos a un niño de aspecto séptico, que puede presentar íctero, dificultad respiratoria y aspecto grave con trastornos de la regulación térmica y un cuadro típico de choque. Es frecuente la presencia de hepatoesplenomegalia aunque el examen del abdomen puede resultar difícil por la distensión abdominal casi siempre precoz. Se impone en el mismo la búsqueda de signos de perforación intestinal (ver síndrome perforativo), peritonitis (ver síndrome peritoneal) y la presencia de una masa abdominal fija expresión del área de gangrena o de un proceso inflamatorio de la pared como signo de una peritonitis que se trata de abrir al exterior. Se han formulado diferentes clasificaciones de los estados clínicos de la enfermedad para cada uno de los cuales se propone un tratamiento profiláctico o ya específico. De igual forma existen protocolos que de acuerdo a los factores predisponentes, los resultados de complementarios y el cuadro del paciente, de forma automatizada brindan el estadio en que se encuentra la afección y la conducta que se debe seguir. Aunque existe la llamada forma fulminante lo más frecuente es que aunque rápidamente, los síntomas y signos vayan apareciendo progresivamente. Por lo tanto, ante un paciente de riesgo que comienza con vómitos o retención, hay que estar alerta y más aún si avanza hacia la distensión y/o la parálisis intestinal. Se describen tres estadios clínicos (Ver además clasificación de Bell): * Sospechoso: Paciente con vómitos, distensión abdominal leve, dificultad con la alimentación y signos inespecíficos de inestabilidad clínica (letargia, hipotermia, apnea, bradicardia, hipoglicemia y choque). Se recomienda el seguimiento clínico y con medios diagnósticos estrictos. Supervivencia cerca del 100% * Definido: Paciente que progresa a estado de hemorragia gastrointestinal persistente, distensión abdominal marcada, aparece el edema y eritema de la pared y masa abdominal palpable. Empeoran los signos de descompensación sistémica y se establece el diagnóstico. Supervivencia 80 % * Avanzado: Aparecen las complicaciones, se mantiene el cuadro de estadios anteriores con marcado deterioro de los signos vitales, evidencias de choque séptico y hemorragia digestiva severa. Supervivencia menor del 30 % En una pequeña cantidad de pacientes la enfermedad se puede presentar en una forma fulminante rápidamente progresiva con marcada distensión abdominal inicial, abdomen peritoneal, choque, perforación intestinal y muerte por sepsis y fallo multiorgánico en las primeras 24 horas. Complementarios: Estos pacientes requieren prácticamente de un estudio de todas las funciones, pero tienen valor diagnóstico especialmente: * Leucograma con marcada leucocitosis o de peor pronóstico severa leucopenia. El conteo absoluto de neutrófilos puede estar por debajo de 1500 / mm3 * Coagulograma con trombocitopenia severa La caída de las plaquetas es la primera alteración de los elementos sanguíneos y se relaciona frecuentemente con sepsis a Gram.-negativos. * Gasometría e Ionograma. Se presenta con frecuencia acidosis metabólica refractaria al tratamiento con difícil control electrolítico, principalmente hiperpotasemia e hiponatremia. * Gram. En heces fecales positivo de bacterias Gram.-negativas. * Hemocultivo positivo. Entre un 30 y 35% de los cultivos resultan positivos a gérmenes como E Coolí, Klebsiella Pneumoniae, Proteus Mirabillis, Pseudomona Aeruginosa, Clostridium Perfringes y Estafilococo Aureus. * Proteína C reactiva elevada. Estudios Imagenológicos. Es fundamental el estudio del abdomen simple en sus tres vistas, en casos graves es importante la vista de Popell buscando perforación intestinal. Los signos radiológicos a tener en cuenta son muchos pero los fundamentales son: * Distensión de asas. Es el signo radiológico más precoz y frecuente en la ECN. Muchas veces la distensión generalizada precede el cuadro clínico en varias horas. * Neumatosis intestinal (Gas en las paredes del intestino). Este signo es, en presencia de un cuadro clínico bien definido, patognomónico de la enfermedad. Aunque debe recordarse que puede haber neumatosis sin ECN y que la neumatosis puede estar ausente en mas del 14% de los casos incluso en la forma más avanzada. * Gas en el sistema portal (se ve en estadios avanzados y es de mal pronóstico). Es más frecuente en casos de panenterocolitis (61%) y en RN prematuros. * Neumoperitoneo (30%) como expresión de perforación intestinal. * Signos de peritonitis como borramiento de las líneas preperitoneales, borramiento de las líneas del psoas, ensanchamiento de los espacios interasas y opacidad de los flancos por presencia de líquido intraperitoneal. * Signo del asa fija. Una o varias asas intestinales dilatadas permanecen en la misma posición y con igual configuración durante 24 a 36 horas, representando un segmento intestinal con altas posibilidades de desarrollar necrosis. El estudio de abdomen simple es el más importante y sirve para el seguimiento evolutivo del paciente. Ultrasonografía: Tiene valor en especial en la búsqueda de colecciones líquidas dentro de la cavidad abdominal. . Tratamiento profiláctico En el niño de riesgo valorar: Uso de madurantes intestinales en los casos de riesgo. (glucocorticoides). Lactancia materna. Mejoramiento del estado intestinal con inmunoglobulinas. Estricto control epidemiológico en las unidades neonatales. Tratamiento específico: No quirúrgico: Suspensión de la alimentación oral y descompresión nasogástrica. o Alimentación parenteral. o Estricto control hidroelectrolítico. o Antibióticos de amplio espectro vía parenteral (la mayoría de los regímenes o combinan la Penicilina, un aminoglucósido y un antianaeróbico); aminoglucósidos al triple de la dosis normal por vía oral. o Oxigenación adecuada y si es necesario ventilación mecánica. o Tratamiento dopamínico en casos de choque. o Uso de expansores plasmáticos en caso de choque: Dextrán 40 10 ml x kg x dosis cada 6 horas. o Uso de plasma y mantener niveles de hemoglobina adecuados. o Control de la diuresis, ante la frecuencia con que pueden desarrollar síndrome de excreción inadecuad de hormona antidiurética, en cuyo caso se requiere el uso de diuréticos como la furosemida. o Medidas de cuidados y sostén de un paciente grave. o Seguimiento clínico seriado: Examen físico, radiografía abdominal, conteo de leucocitos y plaquetas y estudio hemogasométrico cada 6 u 8 horas. Tratamiento quirúrgico. Indicaciones absolutas: o o La indicación absoluta es la perforación intestinal (Neumoperitoneo).Requiere de una laparotomía y actuar en consecuencia de los hallazgos. Algunos autores reconocen también a la presencia de gangrena intestinal demostrada con una paracentesis positiva como indicación absoluta del tratamiento quirúrgico. Indicaciones relativas o Deterioro clínico a pesar de un tratamiento médico adecuado. La definición de deterioro clínico incluye acidosis metabólica persistente, trombocitopenia, leucopenia o leucocitois, oliguria e inestabilidad ventilatoria que requiera intubación) o Gas en la vena porta. o Eritema de la pared abdominal o Masa abdominal palpable. o Signo del asa fija. Cirugía. Los principios cardinales de la intervención quirúrgica son: o Extirpar todo el intestino necrótico preservando tanta longitud de intestino como sea posible y tratar de conservarla válvula ileocecal. o Descomprimir el intestino y extraer todo el pus, restos necróticos y heces de la cavidad abdominal. o Recurrir a una segunda laparotomía a las 24 o 48 horas en caso de necrosis extensa con intestino de dudosa viabilidad para facilitar que el intestino se recupere y evitar resecciones precoces. o Evitar las suturas digestivas. Procederes más usados: o Resección local con exteriorización. o Resecciones múltiples con varias exteriorizaciones de las zonas más dañadas. o Relaparotomía a las 48 o 72 horas. o Otros procederes posibles, pero sólo recomendados en casos específicos o Resección con anastomosis primaria. o Cierre de perforación y colocación de un drenaje. o Colocación de un drenaje peritoneal como medida temporal en pacientes con signos de peritonitis y marcada inestabilidad clínica que impide el tratamiento quirúrgico definitivo. Complicaciones: La enterocolitis como estado séptico que es, puede presentar un gran número de complicaciones, pero se señalan las que son específicas y frecuentes en esta afección. o Recidiva. Se presentan en un 3 al 5 % de los casos, se consideran en relación con un reinicio precoz de la alimentación, por lo que se impone la espera del tiempo necesario, y cuando clínicamente exista un tránsito intestinal adecuado, con regresión del cuadro clínico. Como regla general aún en los casos ligeros se recomienda esperar 6 días. o Estenosis intestinales, precoces o tardías. o Quistes o pseudoquistes intestinales. o Fístulas entéricas internas o externas. o Síndrome del intestino corto y complicaciones de la alimentación parenteral (Enfermedad hepática colestásica) o Malnutrición. o Desnutrición. Avances en materia de ECN Son muchas las propuestas que se experimentan en la actualidad para el tratamiento de este proceso patológico. Las que aparentemente tienen más importancia son las siguientes: Uso de alopurinol enteral: Se señala como un protector de la mucosa y buscador de radicales tóxicos. Uso enteral de sustancias que son capaces de transportar oxígeno y así mejorar la presencia de este gas en el tubo digestivo. Reductores o inhibidores de los radicales tóxicos del oxígeno. Empleo de glucocorticoides maternos como en el periodo prenatal. Marca® Dr. Rafael Trinchet Soler Dr. Lauro A. Melo Aguilera Dr. Guillermo Siax Carmenate