31 de Enero de 2003 ADRIÁN SAN MARTÍN RAMOS 4º B ÉTICA

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31 de Enero de 2003
ADRIÁN SAN MARTÍN RAMOS
4º B
ÉTICA
STA. CRISTINA
ÍNDICE
1−INTRODUCCIÓN............3
2−DEFINICIONES............4
3−HISTORIA................5
4−EN ESPAÑA...............6
5−JOAQUÍN J. MARTÍNEZ.....7
6−PELÍCULA PENA DE MUERTE..........8
7−OPINIÓN PERSONAL.......11
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En una sociedad en la que los atentados a la persona humana son un asunto cotidiano lógicamente se debe
buscar la forma más adecuada de revertir esta situación o al menos mitigarla y naturalmente la forma de llegar
a esta solución genera debate, y aún más cuando para llegar a dicha solución está la vida de las personas de
por medio, nos referimos a la pena de muerte o pena capital.
En este documento, entre otros temas, se tratará: la historia de la pena de muerte, la pena de muerte en España,
la historia de un chico español condenado a pena de muerte en EE.UU. (J. José Martínez) y , por último, el
análisis de una película relacionada con este tema, Pena de Muerte (1995).
Aunque este tema no es muy agradable, espero que sea de su interés y que le sea útil para su reflexión
personal.
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− Definición de pena:
Las pena es una de las respuestas del Estado frente a las infracciones de las prohibiciones que establecen las
leyes. Son ellas la expresión de la máxima violencia posible en un Estado de Derecho. Sólo el Estado puede
imponerlas, previo juicio objetivo, realizado por jueces imparciales, autónomos e independientes. El derecho
penal moderno no considera las penas como un castigo, solamente. Se trata de sanciones legales aplicadas
exclusivamente por el Estado, con el deliberado propósito de impedir nuevos hechos delictivos.
− Definición de pena de muerte:
La pena de muerte o pena capital es la sanción penal que ordena la privación de la vida al delincuente.
Privación de la vida impuesta por los tribunales del Estado. Es la sanción jurídica más rigurosa de todas y
consiste en quitar la vida a un condenado mediante los procedimientos y órganos de ejecución establecidos
por el orden jurídico que la instituye.
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Desde el principio de la humanidad se aplicó la pena de muerte.
Su origen tuvo lugar en Roma, donde el primer delito castigado con la pena de muerte fue el de Perduellio,
traición a la patria. Más tarde se aplicó también a otros delitos, siendo esta la pena imperante. Un tiempo
después y aunque sin ser abolida cayó en desuso, restableciéndose posteriormente con los emperadores. Así
pues esta sanción es conocida desde los primeros tiempos de la humanidad, y puede decirse que en todas las
culturas, teniendo algunas variantes como por ejemplo el tipo de delitos por los que se imponía, siendo el más
común el delito de homicidio. Se imponía, igualmente por los delitos que actualmente conocemos como
patrimoniales, delitos sexuales, delitos contra la salud (como lo era la embriaguez consuetudinaria) delitos del
orden político, así como militar, lo mismo para lo que hoy conocemos como delitos del fuero común y federal.
Las formas de ejecución de la pena fueron muy variadas de acuerdo a los usos y costumbres de los diferentes
pueblos, había entre otras:
• La lapidación
• La rueda
• La hoguera
• La horca
• El garrote (Garrote Vil en España)
• La silla eléctrica
• La inyección letal (utilizada actualmente en EE.UU.)
Como podéis apreciar, estas formas de ejecución han experimentado una cierta evolución, en lo que se refiere
a crueldad hacía el condenado. Esta evolución podría tener varios motivos, entre ellos el de disminuir el
sufrimiento, la rapidez, etc.
La pena de muerte se aplicó a discreción en la mayoría de las sociedades americanas, sin embargo, el ejercicio
indiscriminado del poder por dictadores al servicio de las oligarquías nacionales y de ciertas potencias, que
vieron en esa situación oportunidades para justificar y consolidar sus pretensiones imperiales, es decir el
abuso de esta sanción, motivado por la injusticia social, trajo como consecuencia la confusión entre los
criterios humanistas radicales que pugnan por la necesidad no de disminuir su aplicación sino de su abolición,
desconociendo su utilidad y justificación.
Fue en el siglo XIX cuando se empezó su erradicación, como fórmula lógica que se derivaba del concepto
humanístico del derecho a la vida, que provenía de la Ilustración y la herencia revolucionaria de la
Independencia de los EEUU, la Revolución Francesa y la Independencia Venezolana, países pioneros en
materia de constituciones escritas en los que se consagraban los derechos fundamentales del hombre. El
primer país del mundo en disponer su abolición en un texto constitucional fue Venezuela, en 1864. Luego lo
hizo San Marino. Posteriormente, Costa Rica, también la eliminó. En el Siglo Veinte, 67 países la han
abolido, especialmente, a partir de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en 1948. La Carta
Europea de los Derechos Humanos de finales del siglo pasado erradicó para siempre dicha pena de Europa. Es
de esperar que el Siglo Veintiuno se caracterice por la total erradicación de la pena de muerte de la faz de la
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tierra.
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En España, las últimas ejecuciones realizadas fueron las de Salvador Puig Antich y Heinz Chez, el 2 de
marzo de 1974, mediante garrote vil, y las de Ángel Otaegui Echeverría, José Luis Sánchez Bravo Sollas,
Juan Paredes Manot, José Humberto Baena Alonso y Ramón García Sanz, tres militantes de ETA y dos del
FRAP, fusilados el 17 de septiembre de 1975.
En esta última ejecución el dictador estaba ya muy enfermo, pero todavía tuvo energía para ignorar las
protestas de medio mundo y firmar los enterados de unas sentencias que se negó a conmutar.
El 25 de abril de 1995, se abolió la pena de muerte del Código Penal Militar. Esto se consiguió gracias a una
campaña emprendida por la Sección Española de Amnistía Internacional dos años atrás.
Aunque la pena de muerte haya sido abolida en España, es necesario seguir trabajando, tanto para desterrar
para siempre el apoyo que pueda tener en la población, como para educar a las nuevas generaciones en el
respeto y defensa de los derechos humanos.
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La historia de este joven español es un claro ejemplo de pena de muerte y pone en entredicho el sistema
judicial estadounidense.
Aunque tiene un final feliz hace reflexionar sobre lo cruel y duro que es esto (sobretodo) para los familiares
del condenado.
Joaquín José Martínez fue acusado de homicidio y condenado a pena de muerte en EE.UU. Sus padres
recogieron firmas y fondos por toda España e, incluso, por Europa para ayudar en su lucha por la vida de su
hijo.
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Amnistía Internacional denunció en octubre de 1999 que en su caso se violó la Convención de Viena sobre
Relaciones Consulares, ya que las autoridades de Florida no le informaron de su derecho a ponerse en
contacto con la delegación diplomática española cuando fue detenido. También su derecho a una asistencia
legal efectiva fue gravemente restringido por las negligencias cometidas por su primer abogado.
La Sección Española llevó a cabo una campaña a favor del condenado, junto a numerosas instituciones y
organizaciones. Las autoridades de Florida recibieron más de 17000 cartas de apelación, según informaron los
padres de Joaquín José Martínez.
Todos estos esfuerzos culminaron por fin cuando el Tribunal Supremo de Florida ordenó celebrar un nuevo
juicio en el que se puso en libertad a Joaquín José. En este juicio se demostró que las pruebas presentadas por
la acusación no tenían consistencia alguna e incluso varios testigos se retractaron de su anterior testimonio,
por lo que fue declarado no culpable.
En esta ocasión se triunfó sobre la pena de muerte.
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ACUSADO
Matthew Poncelet, condenado a pena de muerte por el secuestro, violación y asesinato de dos
adolescentes. Él no es un ser débil, inocente, con el que sea fácil para el espectador congraciarse. Es
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violento, cínico, racista, machista y culpable, al menos en parte, como confiesa finalmente.
Huérfano desde niño, pero al que su padre antes de morir ya le hizo el favor de conducirle a su primera
borrachera, que como el mismo dice, no ha querido nunca mucho a nadie, salvo quizá a su madre, que
se vio envuelto en una noche de violencia por que había que ser un tipo duro, y para ello, como llega a
decir tengo un numero tatuado, si me mataban, me podrían identificar, con estos tatuajes creen que soy
una mala persona, todo ello en el cuerpo de Sean Penn, con mata de pelo engomada para atrás, bigote
fino y perilla, al que es muy difícil acercarse hasta por la Hermana Helen. Quizá si hubiera nacido en
otro lugar, quizá con educación, siempre hay un quizá. Quizá en otro lugar no le preocupara tanto que
antes de su ejecución hubieran limpiado bien la camilla, porque el anterior ejecutado era negro.
Quizá la única concesión al efectismo sea la propia ejecución, pero no hay otra manera de plasmar en
imágenes ese momento, el ambiente hospitalario que la rodea, que sean médicos los encargados de
administrar la muerte, eso sí, con todas las garantías: al condenado antes de la inyección letal se le
administra un antihistamínico y un relajante para que no haya problemas, y se le coloca, casi en
posición de crucifixión sobre una camilla, si bien previamente ha estado en posición vertical, sujeto a la
misma, para que pueda pedir perdón a las familias de las víctimas, que desde el otro lado del cristal
esperan ver apurar su venganza, y junto a ellas la hermana Helen, mirando a Mat para que no se sienta
solo.
CONSEJERO ESPIRITUAL
Una monja (la hermana Helen Prejean) que no usa hábito y que vive en un barrio negro y pobre de
Nueva Orleans, que no es decir cualquier cosa, es hablar de pobreza, falta de oportunidades y racismo
en estado puro. Un día, en medio de su apostolado recibe la carta de Matthew Poncelet (Sean Penn), un
condenado a muerte por el secuestro, violación y asesinato de dos adolescentes. Pese a que ella nunca ha
tenido contacto con el mundo carcelario, acude a la llamada, trata de establecer una relación personal
con el condenado, cosa nada fácil, y de paso colabora con los movimientos que tratan de sacarle del
corredor de la muerte. Cuando todo fracasa, él la elige como una especie de asesora espiritual hasta el
momento de la ejecución y ella acepta. Le apoya en todo momento, y está junto a él hasta el último
segundo de su vida.
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FAMILIARES VÍCTIMA
Cuando la monja trata de ayudar espiritualmente al condenado, recibe el reproche de las familias de las
víctimas y así conoce de primera mano las vidas frustradas, el odio, la soledad. Hay una frase muy
significativa en el filme. Los padres del chico muerto se separan y el hombre dice que en casos como el
suyo hasta un 70% de las parejas que pierden un hijo se rompen, no consiguen superar juntos la
tragedia y comienzan los reproches. Así, a través de los ojos de la Hermana Helen vemos que cuando se
pierde a un ser querido por un acto violento, no le pierdes solo a él, sino toda la vida que llevabas. Y
además esos familiares ansían venganza, uno de los padres está dispuesto a poner él la inyección letal.
Los familiares se sientan en primera fila tras el cristal por el que contemplan la agonía y la muerte del
condenado.
¿Eso les calma el dolor?
Así como en la historia de la humanidad la sociedad ha matado a los que consideraba que no debían
vivir en su seno, en ocasiones de formas tales que solo cabe concluir que no puede haber perdón para
jueces y verdugos, ahora, en nuestra humanitaria sociedad, todo es limpio, lento y pulcro.
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Al condenado hasta se le pone un pañal bajo el pantalón, se le quitan las botas y ponen unas pantuflas y
se le afeita una pierna, por si no se coge bien la vena del brazo ¿eso es justicia? Eso es lo que grita el
director en cada plano y en cada palabra ¿es esa la persona que cometió los hechos hace diez años? ¿se
evita mas violencia? ¿esta legitimada la sociedad para quitar la vida?
La venganza como satisfacción al dolor. Que la además de la muerte sufran la soledad, el aislamiento
que sufrieron las víctimas cuando les privaron de la vida.
Por otro lado están los familiares del acusado, sus hermanos y, una madre que está destrozada por la,
fechada, muerte de su hijo.
OTROS
Ellos forman el grupo de secundarios que acompaña a toda tragedia,
toda una sociedad que asiste a un asesinato legal con todas las garantías y biblia en mano.
• CAPELLÁN FARLEY:
Farley es el capellán de la cárcel donde se encuentra Mat.
En una ocasión realiza esta afirmación a la hermana Helen:
Son monstruos, cínicos, hermana, la engañarán
• GUARDIANES Y VERDUGOS:
En la película no aparecen como monstruos sino como unas simples personas con sentimientos pero que
realizan un trabajo no del todo grato.
Uno de ellos habla en una ocasión con Helen y le confiesa:
La noche de la ejecución no puedo dormir, no consigo acostumbrarme
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Mi opinión sobre este desagradable tema es que la pena de muerte es cruel e insólita. Decir también que
oponerse a la pena de muerte no significa simpatizar con los asesinos convictos. Por el contrario, el asesinato
demuestra falta de respeto por la vida humana. Por esta misma razón, el asesinato es aborrecible, y una
política de ejecuciones autorizadas por el estado es inmoral. Ella resume la trágica ineficacia y la brutalidad de
la violencia, en lugar de la razón, como solución a difíciles problemas sociales.
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Estoy totalmente en contra de la pena capital, y aún más, si cabe, de la pena de muerte en EE.UU. Porque allí
los corredores de la muerte están llenos de personas, blancas o negras, muy muy pobres.
Están ahí, no sólo por haber cometido un delito, sino por vivir en una situación de pobreza. Dicha situación es
la culpable de que estén a punto de morir, pero no porque esa pobreza les haya llevado a caer en la
delincuencia, sino porque no tienen dinero para pagar a un abogado.
Y así, aunque es muy triste, funciona la justicia americana.
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