TEMA II. ÍNDICE: Pág. 1. La poesía medieval ..................................................................................................................... 5 1.1. Poesía popular-tradicional ................................................................................................ 6 1.1.1. Lírica .......................................................................................................................... 6 1.1.2. Épica (narrativa) ........................................................................................................ 7 1.1.2.1. Cantares de gesta. Características: ..................................................................... 7 1.1.2.2. El Romancero Viejo o Tradicional ..................................................................... 8 1.2. Poesía culta ..................................................................................................................... 10 1.2.1. Poesía narrativa. El Mester de Clerecía ................................................................... 10 1.2.2. Lírica ........................................................................................................................ 13 1.2.2.1. Lírica Trovadoresca Provenzal ......................................................................... 13 1.2.2.2. Poesía de Cancionero del siglo XV .................................................................. 14 2. La prosa medieval .................................................................................................................... 19 2.1. La novela medieval ......................................................................................................... 20 2.2. Alfonso X, el Sabio......................................................................................................... 21 2.3. Don Juan Manuel ............................................................................................................ 22 2.4. El Canciller Ayala ........................................................................................................... 23 3. El teatro medieval..................................................................................................................... 24 3.1. Primeras manifestaciones del teatro ............................................................................... 24 3.2. El teatro de la época de los Reyes Católicos: los Primitivos .......................................... 24 3.3. La Celestina .................................................................................................................... 24 1. La poesía medieval En la Edad Media se cultivan dos tipos de poesía: poesía popular-tradicional y poesía culta. A su vez, cada uno de estos tipos se subdivide en lírica (expresión de sentimientos) y narrativa (relato de algo ajeno al autor). Entendemos por poesía todo lo escrito en verso. De acuerdo con esto podemos establecer el siguiente cuadro: jarchas cantiga de amigo villancico lírica popular tradicional cantar de gesta narrativa Poesía medieval romancero viejo o tradicional narrativa: Mester de Clerecía culta Lírica trovadoresca provenzal lírica Poesía de Cancionero 5 1.1. Poesía popular-tradicional Desde tiempos muy remotos floreció en el Occidente europeo y, por consiguiente, también en la península Ibérica, un tipo de poesía popular y tradicional. Era popular porque se trataba de obras anónimas y de creación colectiva. Era tradicional porque fueron el resultado de un continuo proceso de reelaboración, de recreación colectiva, que era transmitida de forma oral de una generación a otra. Esta poesía tiene dos vertientes: una lírica (expresión de sentimientos amorosos) y otra épica (acontecimientos heroicos que afectan a la colectividad). 1.1.1. Lírica Las jarchas mozárabes, las cantigas de amigo galaico-portuguesas y los villancicos castellanos son las modalidades de una lírica común de toda la península Ibérica. Antigüedad. Al tratarse de una literatura oral, desconocemos la fecha exacta de su composición. Las primeras producciones son muy antiguas, y si hoy conservamos algunas de ellas se debe a que los escritores cultos de la Edad Media y del Renacimiento las intercalaron en sus propias obras. Las manifestaciones escritas de estas composiciones abarcan un largo período: Para las jarchas, desde mediados del siglo XI hasta la primera mitad del siglo XIV. Para las cantigas de amigo, desde finales del siglo XII hasta finales del siglo XIV. Para los villancicos, desde mediados del siglo XV hasta finales del siglo XVII. El tema. Estas composiciones expresan, generalmente, la queja amorosa de una mujer por la ausencia del amado, a quien se le llama habib en las jarchas, y amigo en las cantigas y en algunos villancicos. Las confidentes habituales de la mujer enamorada son la madre, las hermanas y las amigas, y, además, en el caso de las cantigas de amigo, la Naturaleza. Mayor riqueza temática presentan los villancicos, que reciben distintos nombres: albas (cantan el encuentro o la despedida de los enamorados al amanecer); mayas (celebran la llegada de la primavera). La lengua. Las jarchas están escritas en mozárabe (lengua que hablaban los cristianos que se quedaron a vivir en territorio moro). Las cantigas de amigo están escritas en gallego-portugués; y los villancicos, en el castellano del siglo XV. La métrica. Las jarchas y los villancicos se caracterizan por la irregularidad e imprecisión métrica: constan de dos, tres o cuatro versos de medida y rima variables. Las cantigas de amigo se caracterizan por la regularidad y precisión métrica. Esta regularidad se manifiesta en su tendencia al isosilabismo (los versos suelen tener la misma medida) y la rima consonante. Estructura. Las cantigas de amigo están constituidas por una serie de estrofas que adoptan una estructura paralelística con o sin encadenamiento. Este recurso consiste en la repetición, con mínimas variaciones, de los versos de la primera estrofa en los de la segunda, y así sucesivamente. La forma originaria de las jarchas y villancicos es muy sencilla: de dos a cuatro versos. Posteriormente, los escritores cultos que las recogen del pueblo, añaden varias estrofas que reciben el nombre de glosa. En las jarchas, la glosa es una moaxaja (composición poética en árabe culto). La jarcha aparece en la última estrofa de la moaxaja, es su núcleo estructural y está escrita en mozárabe. 6 A diferencia de las jarchas, los villancicos presentan la glosa al final de la composición. 1.1.2. Épica (narrativa) 1.1.2.1. Cantares de gesta. Características: Origen. Según don Ramón Menéndez Pidal, tienen su origen en unos cantos que los bárbaros solían entonar antes de las batallas para infundirse ánimos y en los que evocaban las hazañas de sus antepasados. Evolución. Podemos señalar cuatro etapas en la evolución de los cantares de gesta: Época primitiva o de formación. Llega hasta el año 1140. La mayoría de estos cantares se han perdido. Época de florecimiento o de plenitud. Desde 1140 (fecha de composición del Cantar del Cid) hasta el año 1236. De esta época son los cantares más extensos y técnicamente más perfectos. Época de las prosificaciones. Comprende desde 1236 hasta 1350. Debido a su carácter noticioso, las gestas se convierten en imprescindibles fuentes de información para los historiadores medievales que, por ese motivo, las prosifican y las incluyen en sus crónicas. Época de decadencia. Aparición de los romances. Desde 1350 hasta 1480. En esta época, los grandes poemas épicos sufren dos procesos: unas veces se novelan; y otras veces se fragmentan, es decir, los juglares ya no recitan las gestas enteras, sino sólo los episodios preferidos por el público. Surgen así los romances. De esta época es el Cantar de las mocedades de Rodrigo. Tema. Tratan de temas heroico-nacionales. Los cantares de gesta exaltan, magnificándolas, las proezas de los héroes nacionales. Métrica. Se caracterizan por su irregularidad métrica. Los versos no forman estrofas, sino que se agrupan en largas tiradas monorrimas (número variable de versos con la misma rima). La medida de los versos oscila entre las 10 y las 20 sílabas, aunque el ideal es el verso de 16 sílabas. Al tratarse de versos tan largos, van divididos por una pausa central. Las dos partes resultantes de cada verso se llaman hemistiquios. La rima es la misma y asonante en todos los versos de una tirada. CANTAR DEL CID Según don Ramón Menéndez Pidal, el cantar o poema de Mío Cid se compuso hacia 1140. Consta de más de 3700 versos que fueron escritos por dos juglares: uno de San Esteban de Gormaz y otro de Medinaceli (ambos pueblos de Soria). Pero lo que se conserva hoy día del cantar es una copia manuscrita de principios del siglo XIV realizada por un tal Pedro Abad. El cantar está dividido en tres partes, que a su vez se llaman cantares: Cantar del destierro. Cantar de las bodas. Cantar de la afrenta de Corpes. El poema exalta la figura del héroe castellano Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, que, desterrado por el rey Alfonso VI a causa de una falsa acusación, se ve separado de su familia, marcha de Castilla y, tras varias empresas militares, conquista a los moros la ciudad de Valencia. El Cid 7 consigue que el rey le permita recuperar a su mujer y a sus hijas, a quienes casa con los infantes de Carrión. Los infantes maltratan a sus esposas para vengarse así del desprecio que su propia cobardía despierta en los vasallos del Cid. El rey Alfonso castigará a los malvados, reconocerá la valía del Cid y propiciará un nuevo matrimonio de las hijas del Cid con los infantes de Navarra y Aragón. Las cualidades del Cid (valentía, fidelidad al rey, mesura, religiosidad, humanidad) representan las de todo un pueblo; de ahí el valor nacional que tiene el cantar. Destaca también su realismo, tanto histórico como geográfico: refleja fielmente la sociedad y costumbres de la época y describe con exactitud los distintos escenarios en los que transcurre la acción. 1.1.2.2. El Romancero Viejo o Tradicional Origen: Los romances viejos, según Menéndez Pidal, son breves composiciones de carácter popular-tradicional que surgen de la fragmentación de los cantares de gesta. Evolución y transmisión: Los romances, cuyas primeras manifestaciones se remontan a finales del siglo XIV, se transmiten oralmente durante el siglo XV. A lo largo del siglo XVI y primera mitad del XVII, los autores cultos los recogen y los incluyen en cancioneros y romanceros. En la segunda mitad del siglo XVII, empieza a olvidarse el Romancero Tradicional, que se refugia en el pueblo. El Romancero Nuevo o Artístico: Los romances compuestos a partir de la segunda mitad del XVI y durante el siglo XVII por poetas como Cervantes, Góngora, Quevedo o Lope de Vega constituyen el Romancero Nuevo o Artístico. Son composiciones de carácter culto; su versión definitiva la fija, por escrito, el propio autor y se transmiten ajenos a la tradición oral. XIV fragmentación Poesía cantares popularde gesta tradicional XV transmisión oral XVI XVII transmisión escrita XVIII ROMANCERO VIEJO O TRADICIONAL se refugia nueva mente en el pueblo Poesía culta ROMANCERO NUEVO (Cervantes, Góngora, Lope) Temas: El romancero tradicional presenta gran variedad de temas: a) Temas heroico-nacionales.- Muchos de estos romances proceden de los cantares de gesta castellanos y exaltan a sus héroes: don Rodrigo, último rey visigodo; Bernardo del Carpio, personaje que luchó contra los franceses en la batalla de Roncesvalles; Fernán González, conde de Castilla; los infantes de Lara, asesinados por su tío; Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid. Otros, por el contrario, relatan acontecimientos contemporáneos, como eran los episodios bélicos que tenían lugar en las fronteras entre los reinos moros y cristianos en los siglos XIV y XV. Estos romances se llaman romances fronterizos por razones evidentes. 8 b) Temas de la épica francesa.- Se centran en la figura de Carlo Magno y de Roldán, que murió en Roncesvalles. También son personajes de estos romances doña Alda (esposa de Roldán) y los Doce Pares de Francia. Este grupo de romances recibe el nombre de romances carolingios. c) Temas bretones.- Son romances en torno a la leyenda del rey Arturo y los caballeros de la Mesa Redonda. d) Temas novelescos y líricos.- Creados por la imaginación popular. Métrica: Como ya hemos dicho, los romances proceden de la fragmentación de los cantares de gesta. Éstos constaban de versos de aproximadamente 16 sílabas con una cesura (pausa) hacia la octava sílaba, y con la misma rima asonante. La cesura se acentuó tanto, que de cada verso del cantar de gesta se obtuvieron dos versos de ocho sílabas; con lo que la rima quedaba igual pero sólo en los versos pares, los impares quedaban libres. cantar de ----------------/---------------- 16 A gesta ----------------/---------------- 16 A ----------------/---------------- 16 A romance ---------------- 8 ---------------- 8 a ---------------- 8 ---------------- 8 a ---------------- 8 ---------------- 8 a Un romance es, pues, una composición poética formada por una serie indefinida de versos octosílabos que riman en asonante los pares, y los impares quedan libres. 9 1.2. Poesía culta La poesía culta, a diferencia de la popular-tradicional, es una obra individual, de autor conocido y escrita. Es individual porque la labor creadora corresponde a una sola persona, no es algo colectivo. Se conoce su autor, no es anónima, por lo que resulta más fácil establecer la época a la que corresponde. Es escrita, y no oral; su fuente de inspiración no es la realidad circundante o la propia experiencia, sino el saber escrito, al que no es posible acceder sin una mínima formación cultural. Esta poesía culta presenta también dos modalidades: una, narrativa y otra, lírica. 1.2.1. Poesía narrativa. El Mester de Clerecía Conocemos con el nombre de Mester de Clerecía a la obra literaria de un grupo de escritores que utilizaban sistemáticamente la estrofa llamada tetrástofo monorrimo o cuaderna vía. Podemos distinguir dos períodos en el Mester de Clerecía: el primero correspondería al siglo XIII y el segundo, al siglo XIV. Al primer período (s. XIII) pertenecen las obras de Gonzalo de Berceo, y las obras anónimas Libro de Alexandre, Libro de Apolonio y el Poema de Fernán González. Al segundo período pertenecen el Arcipreste de Hita y el Canciller Ayala. Temas: Guiados por el afán didáctico-moral, los escritores del Mester de Clerecía tratan temas cultos que proceden del patrimonio cultural del Occidente europeo. Pero el tratamiento de estos temas es diferente en cada uno de los períodos indicados: a) En la sociedad estamental-feudal del siglo XIII, esa intencionalidad didáctica hay que entenderla, por una parte, en sentido divulgador de la cultura: así, los clérigos difunden, popularizándolos, temas clásicos, novelescos y épico-nacionales; y por otra parte, esa intencionalidad didáctica hay que entenderla también en un sentido moralizador-religioso, de acuerdo con el ideal ascético de la época (de carácter religioso); como hace Gonzalo de Berceo. b) En cambio, en la sociedad burguesa-materialista del siglo XIV, ese didactismo aparece orientado en un sentido moralizador-pragmatista (práctico; se pretende adoctrinar no para la vida eterna, sino para la vida cotidiana). También el didactismo de esta época aparece teñido de un tono satírico, que es jocoso unas veces (como en el Arcipreste de Hita) o amargo y pesimista otras veces (como con el Canciller Ayala). Métrica: La métrica del Mester de Clerecía es muy regular: se utiliza una estrofa determinada: la cuaderna vía, que consta de cuatro versos de catorce sílabas cada uno (alejandrinos) divididos en dos hemistiquios de siete sílabas y con rima consonante en todos los versos. ----------------/--------------- 14 A ----------------/--------------- 14 A ----------------/--------------- 14 A ----------------/--------------- 14 A 7 7 10 A continuación veremos los autores y las obras más importantes del Mester de Clerecía. a) Gonzalo de Berceo Es el primer poeta español de nombre conocido. La única información sobre su vida nos la proporciona él mismo en unos versos: Gonzalo fue so nomne, qui fizo este tractado, en San Millán de Suso fue de niñez criado, natural de Berceo, ond San Millán fue nado. Fue riojano, y su vida, que se extiende desde finales del siglo XII hasta mediados del XIII, estuvo vinculada a los monasterios de San Millán de la Cogolla (Logroño) y de Santo Domingo de Silos (Burgos), los cuales fueron grandes focos culturales. Como escritor, utiliza la cuaderna vía, y sus temas están lejos de ser juglarescos. Su intención exclusiva no es la de divertir (como ocurría con los juglares) sino que trata de promover la piedad de sus oyentes. Pero se dirige a ellos de manera sencilla, a veces con rústico humor y con humildad. Obras: Todas están escritas en cuaderna vía y son las siguientes: Cuatro vidas de santos: la de Santo Domingo de Silos, San Millán de la Cogolla, Santa Oria y el Martirio de San Lorenzo. Dos obras exegéticas (de interpretación de la Biblia): El sacrificio de la misa, Los signos que aparecerán antes del Juicio. Tres obras marianas: Milagros de Nuestra Señora (su obra más importante), Duelo de la Virgen el día de la Pasión y Loores de Nuestra Señora. Milagros de Nuestra Señora: Es la obra más importante de Berceo. Se trata de una colección de veinticinco narraciones de hechos prodigiosos obrados por la intercesión de la Santísima Virgen. Van precedidos de una introducción alegórica en la que el poeta imagina que entra en un prado (que representa el Paraíso), en el cual se serena y se recrea con la contemplación de los Santos Evangelios y de los Profetas. Algunos de los milagros que componen esta obra poseen tema español: “La casulla de san Ildefonso”, “Los judíos de Toledo”. Otros milagros desarrollan leyendas que habrán de tener larga vida posterior, como “El milagro de Teófilo”, que trata de un pacto entre este personaje y el diablo. b) Libro de Alexandre Es el poema más extenso del Mester de Clerecía. Tiene más de dos mil quinientas estrofas. No se sabe quién es su autor, y por tanto debemos considerarlo como una obra anónima. Trata de la vida de Alejandro Magno, personaje histórico, hijo del rey Filipo de Macedonia, que construyó un gran imperio. c) Libro de Apolonio Este poema, de seiscientas cincuenta y seis estrofas, es también anónimo. Se trata de una de las mejores obras de nuestra literatura medieval. Destacan en él las descripciones referidas a la música. “Todo el libro –dice un crítico- es en realidad un poema de exaltación a la música”. En este libro se describen las extrañas aventuras que suceden a Apolonio, rey de Tiro, en busca de su mujer y de su hija Tarsiana, de las que se había separado tras dramáticas peripecias. 11 d) Poema de Fernán González En esta obra se narra un asunto histórico-legendario de estirpe juglaresca; de hecho, existían cantares de gesta, hoy perdidos, que exaltaban la figura del famoso conde. Esta obra se conserva en un manuscrito de El Escorial, pero tiene algunas lagunas, y le falta el final. Lo conservado suma setecientas sesenta y ocho estrofas. Se desconoce su autor, aunque parece que fue escrito por un monje del monasterio de Arlanza, que fue fundado por Fernán González. El relato es animado y novelesco, más por la belleza del tema que por las dotes poéticas del autor. e) El Arcipreste de Hita Juan Ruiz, más conocido como el Arcipreste de Hita, es uno de los más importantes poetas europeos de la Edad Media. Su vida es casi desconocida. Parece que nació en Alcalá de Henares a finales del siglo XIII, y que murió antes de 1351. Nos habla con insistencia de su “prisión”. Algunos críticos la interpretan como una transposición alegórica de la “cárcel del mundo”, lo cual era un tópico en la literatura europea de la época; otros piensan que el Arcipreste estuvo realmente encarcelado. Su obra más importante, y la única que se nos ha conservado es la titulada Libro de buen amor. Se trata de una obra donde domina la variedad, tanto en la forma como en el fondo (contenido). En la forma, predomina la cuaderna vía, aunque a veces con ciertas irregularidades métricas (no todos los versos son de catorce sílabas), y también hay otro tipo de estrofas. En cuanto al fondo o temática, alternan las partes líricas con la doctrinales y narrativas. La obra comienza con unas canciones en loor de la Virgen, pero pronto deriva hacia temas profanos (apólogos y fábulas); parodias de poemas épicos, como la batalla de don Carnal y doña Cuaresma; una novela amorosa, que tiene como personajes a don Melón y doña Endrina, y en la que interviene la vieja Trotaconventos, antecedente de la Celestina; cantigas de serrana; para terminar de nuevo con reflexiones morales o ascéticas. El protagonista de todos los episodios novelescos, salvo el de don Melón y doña Endrina, es el propio arcipreste. En cuanto a las intenciones del Arcipreste al escribir su obra, hay bastante polémica, ya que, aunque se trata de una obra para darnos consejos, pone en ella de relieve conductas pecaminosas y censurables. Sin embargo el Arcipreste dirá claramente que “Dios sabe que la mi intención no fue de lo hacer por dar manera de pecar, ni por mal decir, mas fue por reducir a toda persona a memoria buena de bien obrar, e dar ensiempro [ejemplo] de buenas costumbres e casgos [instrucciones] de salvación, e porque sean todos apercibidos, e se puedan guardar de tantas maestrías como algunos usan por el loco amor”. f) El Canciller Ayala Don Pedro López de Ayala (1332-1407), más conocido como el Canciller Ayala por haber sido Canciller Mayor de Castilla, fue el último gran escritor del siglo XIV. Le tocó vivir durante el reinado de cuatro reyes (Pedro I, Enrique II, Juan I y Enrique III), durante los cuales supo actuar con gran astucia y habilidad en su propio provecho. Hábil en política, diplomacia y arte militar, desempeñó altos puestos en la corte de Pedro I. Cuando Enrique de Trastamara (futuro Enrique II y hermanastro de Pedro I) encendió la guerra contra su hermanastro, el Canciller Ayala abandonó a Pedro para acogerse a la bandera de Enrique. Triunfante éste, obtuvo de él privilegios y mercedes, como la de ser nombrado alcalde mayor de 12 Toledo. En la batalla de Aljubarrota (1385) fue hecho prisionero por los portugueses y permaneció encerrado en una jaula de hierro durante más de un año. En cuanto a sus obras, podemos hacer dos grandes grupos: su obra poética, reunida en una colección de escritos titulados El Rimado de Palacio, y sus obras en prosa. El Rimado de Palacio Es su obra poética, titulada así por un extenso pasaje de la misma que lleva por título “Libro de los fechos de Palacio”. El Rimado de Palacio es, por tanto, una obra miscelánea (de mezclas), en la que el Canciller mezcla los más variados elementos (de tipo político, religioso, moral o lírico) y rompe además con la rigidez métrica del Mester de Clerecía, ya que no utiliza solamente la cuaderna vía sino que intercala otro tipo de metros. La característica de El Rimado de Palacio es su grave intención moralizadora. Con irritada indignación critica los vicios sociales que tenían lugar en torno a la corte, así como los desórdenes eclesiásticos y la pésima gobernación del reino. Nada escapa a su implacable sátira, en la que nos pinta a lo vivo la corrupción de su tiempo. Obras en prosa: El Canciller puede ser considerado como un buen humanista, ya que tiene traducciones de escritores tan importantes como Tito Livio, Boccaccio, san Isidoro,... También tiene obras propias, en las que destaca como excelente prosista, como la titulada Tratado de cetrería o de las aves de caza. Pero su más importante labor como prosista es su faceta de historiador. Escribió las Crónicas de los cuatro reyes que reinaron durante su vida. La más importante de las cuatro es la de Pedro I, apodado el Cruel, en parte por el retrato que de este rey nos ha llegado a través de la crónica del Canciller. Está dividida en diecinueve capítulos, que corresponden cada uno a los diecinueve años que reinó Pedro I. 1.2.2. Lírica 1.2.2.1. Lírica Trovadoresca Provenzal Es la primera corriente poética de carácter culto que se desarrolla en el Occidente europeo. Fue cultivada en lengua romance durante los siglos XII y XIII en una amplia región del sur de Francia (Provenza) por poetas de personalidad conocida (los trovadores). Tema. Esta poesía trata, fundamentalmente, el tema del amor, y como se cultiva en una sociedad feudal cuya máxima expresión es la corte, ese sentimiento amoroso recibe el nombre de amor cortés. Características: Es un amor entendido como un servicio que el caballero presta a la dama, a la que se encuentra ligado por una relación de vasallaje (amor feudal). Esa dependencia afectiva purifica el alma del caballero y la incita a superarse ejercitando las virtudes de la cortesía (jovialidad, mesura, generosidad, etc.). La dama pertenece, casi siempre, a una clase social superior, por ello, amarla es un atrevimiento. Al principio, el enamorado no es correspondido. La respuesta inicial de la dama es el desdén. 13 La dama suele estar casada, por conveniencia política o económica, con un señor muy poderoso que aparece rodeado por un grupo de aduladores; es pues, un amor clandestino, discreto, unido al sentido del riesgo por temor a ser descubierto por el marido o por los aduladores de éste. Rara vez la relación amorosa tiene un desenlace feliz. En contadas ocasiones, el enamorado es aceptado por la dama y se convierte es su amante: se llega entonces a la unión física en un amor carnal y adúltero. Estilo. Esta lírica se caracteriza por la artificiosidad y virtuosismo formales: su técnica es difícil, rigurosa y muy elaborada. Ello exigía una sólida formación cultural con un excelente dominio de la retórica clásica (recursos gramaticales y estilísticos). Difusión. La lírica trovadoresca provenzal se difundió rápidamente por todo el Occidente europeo a través de tres cauces: Italia, Cataluña y Galicia. a) En Italia. Esta lírica se asienta a mediados del siglo XIII en Sicilia, donde se crea la Escuela Poética Siciliana en torno a la corte de Federico II. A finales de ese mismo siglo penetra en la región de Toscana. Francesco Petrarca, a mediados del siglo XIV, incorpora a esa tradición poética (que hasta aquí trataba fundamentalmente el tema del amor cortés) elementos enriquecedores: el análisis minucioso del alma enamorada, el sentimiento de la Naturaleza y la sinceridad en la expresión de las emociones. La influencia de este poeta en la Poesía de Cancionero del siglo XV es muy escasa, pero será importantísima en poetas españoles del siglo XVI como Juan Boscán y Garcilaso de la Vega. b) En Cataluña. La influencia de esta lírica trovadoresca es tan importante en Cataluña que los poetas catalanes adscritos a esta corriente escriben en provenzal hasta mediados del siglo XV. En la corte de Alfonso V, el Magnánimo se produce la fusión de la lírica provenzal y el italianismo de Dante y Petrarca en la obra de algunos poetas, entre los que sobresalen Jordi de Sant Jordi y Ausías March. En esta misma corte adquirió su formación literaria el Marqués de Santillana. c) En Galicia. La influencia de la lírica trovadoresca provenzal llegó a Galicia a través del Camino de Santiago. Debido a su influencia se creó la Escuela Poética Galaicoportuguesa en la que destacamos dos tipos de composiciones: 1. Las cantigas de amigo, de origen popular (que ya hemos visto). 2. Las cantigas de amor, de carácter culto, en las que se expresa la queja de un hombre enamorado con arreglo al amor cortés. El florecimiento de la lírica galaico-portuguesa se produce en el siglo XIII y primera mitad del XIV. Durante este período, muchos trovadores gallegos marchan a Castilla, donde sus producciones literarias obtienen tan buena acogida que, a finales del siglo XIV, impulsan la formación de una Escuela Trovadoresca Castellana, la cual alcanza su esplendor en el siglo XV con la Poesía de Cancionero. 1.2.2.2. Poesía de Cancionero del siglo XV Llamamos Poesía de Cancionero al conjunto de composiciones, de temática muy diversa, pertenecientes a poetas relacionados directamente con la corte, y recopiladas en amplias antologías que reciben el nombre de cancioneros. 14 Temas y tendencias poéticas De la variada gama de temas de los que trata este tipo de poesía (históricos, políticos, etc.) destacaremos tres: el amor, la reflexión moral y la sátira. Concepto del amor En la poesía amorosa del siglo XV confluyen tres cauces que provienen de la lírica trovadoresca provenzal y que son: la cantiga de amor galaico-portuguesa, el italianismo poético del Dolce Stil Nuovo y la poesía de Ausías March. El concepto del amor de los cancioneros se ajusta a la tradición provenzal, y sus más importantes cultivadores en España serán el Marqués de Santillana, Juan de Mena y Jorge Manrique. La reflexión moral La muerte de un ser querido o de un personaje famoso sirve como motivo de reflexión moral para el poeta, de acuerdo con los principios de la filosofía cristiana. Se reflexiona sobre la vida, la fortuna, el tiempo y la muerte. La vida tiene un triple significado: la vida terrenal, la vida de la fama y la vida eterna. La vida terrenal (el mundo) es un lugar de tránsito cuyo final es la muerte. La vida de la fama permite perdurar en la memoria de generaciones futuras. La vida eterna es la verdadera y la meta de todo cristiano. Para conseguir la salvación eterna y también la fama, es necesario la renuncia a los bienes terrenales, porque son engañosos, fugaces e inestables. La fortuna es un azar ciego que desencadena las tragedias humanas. No es conciliable con el cristianismo, para el que todos los acontecimientos obedecen a los designios de la Providencia divina, y no a un acaso (azar) ciego. El tiempo es inaprensible (que no se puede coger) e irreversible: se nos escapa de las manos y nos conduce a la muerte. La muerte es una realidad incuestionable: todos tenemos absoluta certeza de su existencia. La poesía didáctico-moral del siglo XV pone de relieve, de la muerte, su poder igualatorio (nos llegará a todos) y su aparición imprevisible e ineludible. Lo mejor es aceptarla con serenidad, como un hecho natural, y considerarla como el descanso que nos aguarda tras las penas de este mundo. También los poetas más significativos de este tipo de reflexión moral serán el Marqués de Santillana, Juan de mena y Jorge Manrique. La sátira La situación de anarquía y el clima de corrupción moral que tienen lugar durante el reinado de Enrique IV de Castilla propician el auge de la poesía satírica, que se cultiva bajo dos modalidades: una social y otra política. En la sátira social vuelve a aparecer el concepto de la muerte con dos rasgos fundamentales: a) Su sentido democrático e igualador (la muerte no establece diferencias ni respeta jerarquías). b) Su imagen macabra, que inspira angustia, zozobra, pesadilla y terror. Este cambio de actitud ante la muerte es consecuencia del cambio de mentalidad que se produce a finales de la Edad Media, ya que pasamos de una concepción ascético-cristiana de la vida a una concepción pagano-materialista de la misma. 15 La sátira política se centra sobre todo en una crítica violenta y personal contra los miembros de la corte debido a su manera de proceder. A esta crítica no escapan ni el rey, ni los nobles ni ningún tipo de personas relevantes. Medida, versos y estrofas. En arte menor predomina el uso de octosílabos, combinado frecuentemente con tetrasílabo. De esta manera se forma la llamada copla manriqueña (utilizada por Jorge Manrique en las Coplas a la muerte de su padre) que está formada por dos sextillas o sextinas de pie quebrado con rima consonante. Su estructura es la siguiente: Copla manriqueña: 8a 8b 4c 8a 8b 4c 8d 8e 4f 8d 8e 4f En arte mayor se utiliza el verso de doce sílabas, con el que se forma la estrofa utilizada por Juan de Mena llamada copla de arte mayor. Su estructura es la siguiente: Copla de arte mayor: 12A 12B 12B 12A 12A 12C 12C 12A (rima consonante). El Marqués de Santillana Don Íñigo López de Mendoza, más conocido como el Marqués de Santillana (1398-1458) intervino activamente en la política del reinado de Juan II en oposición a don Álvaro de Luna, favorito del rey. Luchó en campañas contra Navarra y contra los moros. Pero además de su intensa labor política y militar consagró su vida a realizar una intensa obra literaria tanto en prosa como en verso. De su obra en prosa podemos destacar la titulada Prohemio al condestable de Portugal. En esta obra el marqués elogia el mayor mérito que tiene escribir poesía que escribir prosa, y hace un repaso de las obras en verso más importantes conocidas hasta su tiempo. Su obra poética (en verso) podemos dividirla en cuatro apartados: a) Poemas de estilo provenzal o trovadoresco. El Marqués de Santillana inicia su labor poética influido, como ya hemos dicho, por la lírica trovadoresca provenzal, y escribe su obra titulada Canciones y decires. Son pequeñas obras maestras de su juventud. Mejores son todavía sus Serranillas, conjunto de obras típicas medievales entre las que cabe destacar la titulada “La vaquera de la Finojosa”. En las Serranillas se describe el encuentro de un caballero y de una pastora. El caballero declara su amor a la pastora y ésta unas veces le acepta y otras, lo rechaza. b) Poemas doctrinales. En este apartado podemos destacar el Diálogo de Bías contra Fortuna, que trata de lo vano y fugaz de las glorias humanas; y Doctrinal de privados, que es un fuerte ataque contra don Álvaro de Luna, privado del rey. La obra más importante de este apartado es la titulada Proverbios, que fue compuesta por el Marqués con el fin de que la utilizasen en la educación del príncipe don Enrique. c) Poemas dantesco-alegóricos. En este grupo podemos destacar dos obras: El infierno de los enamorados y La comedieta de Ponza. La primera de las obras nos ofrece una versión personal del canto VI del “Infierno“ de Dante, en la que presenta a los más famosos enamorados de la Antigüedad. La comedieta de Ponza es un poema de asunto histórico referido al desastre naval de la escuadra de Alfonso V de Aragón en la isla de Ponza. 16 d) Los sonetos. Ya en esta época histórica (siglo XV) se empezaba a sentir el influjo de la nueva literatura con el uso de nuevas estrofas y nuevos versos. El Marqués de Santillana quiso adaptarse a esta nueva corriente italiana y compuso sus Sonetos fechos al italico modo; pero acostumbrado al verso dodecasílabo, sus endecasílabos resultan todavía torpes, balbuceantes y carecen de la musicalidad del endecasílabo perfecto. Habrá que esperar setenta años para que se consigan unos sonetos con endecasílabos perfectos, lo cual será labor del gran poeta español Garcilaso de la Vega. Juan de Mena Nació en Córdoba en 1411, y estudió en Salamanca y en Roma. A su regreso, Juan II le nombró secretario de cartas latinas. Murió en 1456 de una caída de una mula. Fue gran amigo y servidor del Marqués de Santillana, al cual le mostró especial devoción y agradecimiento durante toda su vida, pero a pesar de ello era partidario de don Álvaro de Luna. Vivió al margen de asuntos políticos, consagrando su vida a su obra literaria, hasta tal punto que a veces se olvidaba de comer. En prosa escribió muy poco. Destaca su Ilíada en romance, que es una versión de la Ilíada de Homero. En cuanto a su obra poética, podemos dividirla en dos partes: a) Obra poética menor, que a su vez se compone de: Composiciones de estilo trovadoresco, como las tituladas Muy más clara que la luna o Ya no sufre mi cuidado. Poemas alegóricos, como los titulados Coronación, Claroscuro. Poemas doctrinales, como los titulados Debate de la Razón contra la Voluntad, Razonamiento con la Muerte, Dezir sobre la justicia e los pleitos e la gran vanidad de este mundo. b) El laberinto de Fortuna. Su obra cumbre, por la que es considerado un excelente poeta es El laberinto de Fortuna, llamada también Las trescientas porque es el número aproximado de coplas de arte mayor de que consta (concretamente tiene doscientas noventa y siete coplas de arte mayor). Esta obra está dedicada al rey Juan II, el cual deseaba que tuviese tantas coplas como días tiene el año. Es una obra escrita al gusto alegórico y simbólico de la época, donde se deja ver la influencia de Dante y de poetas romanos como Virgilio y Lucano. Juan de Mena, influenciado por las ideas medievales, intentó construir un gran poema moral, heroico y patriótico. Si no logró una obra perfecta, se debe a su recargamiento alegórico y a los hipérbatos tan forzados que utiliza. En este sentido, Juan de Mena marca el camino que luego seguirá dos siglos más tarde el también cordobés Luis de Góngora y Argote. Jorge Manrique Nació en Paredes de la Nava (Palencia) en 1440. Intervino en política y en varios hechos bélicos. Fue partidario de Isabel la Católica y, en defensa de su derecho a ocupar el trono, murió heroicamente frente al castillo de Garci-Muñoz en 1478. Jorge Manrique es, por lo tanto, el típico caballero de su época: mitad soldado y mitad hombre de letras. 17 Escribió algunas poesías líricas de gusto trovadoresco, pero debe su fama a las extraordinarias Coplas a la muerte de su padre, que lo convierten en uno de los máximos poetas de todos los tiempos. Las coplas a la muerte de su padre son una dolorosa elegía (composición lírica en la que se expresa el dolor por la pérdida de alguien) compuesta por cuarenta coplas de pie quebrado, dedicadas en su mayoría a lamentar, sentenciosa y melancólicamente, la inestabilidad de la fortuna, la fugacidad de las glorias humanas y el poder igualatorio de la muerte, que no respeta ni la grandeza ni las riquezas. La virtud personal (la vida de la fama) es lo único que desafía al tiempo y al destino. En las diecisiete últimas coplas, el poeta, lleno de patético dolor, y al mismo tiempo, de esperanza en la vida futura, hace un fúnebre elogio de su padre, don Rodrigo Manrique, maestre de Santiago. 18 2. La prosa medieval Las primeras muestras de la prosa romance no se manifiestan hasta comienzos del siglo XIII, durante el reinado de Fernando III, el Santo. Hasta este momento, todos los textos eran redactados en latín, por ser el castellano una lengua muy rudimentaria todavía. Estos escritos latinos eran de carácter histórico, didáctico, filosófico y científico, principalmente; muchos de ellos eran traducciones del árabe y del hebreo. Sin embargo, en estos textos en latín se iba filtrando progresivamente el incipiente romance castellano: para facilitar su lectura, los copistas explicaban, a menudo en los márgenes de los manuscritos, el significado de vocablos y expresiones latinas ininteligibles (que no se podían entender). Esas anotaciones, que reciben el nombre de glosas, constituyen las primeras manifestaciones escritas del castellano. Las más antiguas, denominadas glosas silenses y emilianenses, datan del siglo X, y se han encontrado en códices de los monasterios de Santo Domingo de Silos y de San Millán de la Cogolla (de ahí su nombre). Los primeros testimonios en prosa romance aparecen, como hemos dicho, bajo el reinado de Fernando III, el Santo (primera mitad del siglo XIII) y consisten en traducciones de textos anteriores: a) Prosa histórica. Las crónicas en latín de épocas precedentes empiezan a redactarse en romance. b) Prosa didáctica. Presenta dos modalidades: la doctrinal, que instruye mediante sentencias, máximas o proverbios; y la de apólogos, que pretende enseñar a través de cuentos o fábulas. c) Prosa jurídica. En este apartado cabe destacar la traducción que del Forum Iudicum mandó hacer Fernando III. En la segunda mitad del siglo XIII tenemos que destacar la figura de Alfonso X, el Sabio (hijo de Fernando III), ya que es el auténtico creador de la prosa castellana. Con él nuestra lengua no alcanzó todavía rango literario, pero sí la dotó de los instrumentos indispensables para elevarla a la categoría de lengua de cultura. Habrá que esperar al siglo XIV para asistir al nacimiento de la prosa literaria gracias a la labor creadora de personalidades como el Canciller Ayala, y, sobre todo, don Juan Manuel, que es el primer escritor de nuestra literatura que muestra ya una clara voluntad de estilo. El Canciller Ayala cultivó en prosa el género histórico (sus Crónicas) y don Juan Manuel, el género didáctico. En el siglo XV aparecen nuevos géneros en prosa como la biografía y los libros de viajes. Al mismo tiempo se pone de moda un estilo cada vez más culto y latinizante, plagado de erudición, con el que se pretende imitar a los grandes autores latinos. Entre los amplios períodos de esta prosa afectada, algunos escritores, como el Arcipreste de Talavera, dan cabida a un lenguaje popular lleno de refranes y aforismos. Las más importantes manifestaciones de la prosa del siglo XV son la prosa histórica, la prosa didáctica y la prosa satírica. a) Prosa histórica. Presenta tres modalidades: crónicas políticas, biografías y libros de viajes. 19 b) Prosa didáctica. Está formada por una colección de tratados o ensayos sobre diversos asuntos. Entre los cultivadores de esta prosa didáctica destacan Enrique de Villena, el Marqués de Santillana, Juan de Mena y Alfonso de la Torre. c) Prosa satírica. Está representada por la obra del Arcipreste de Talavera, llamada El Corbacho, conocida también como Reprobación del amor mundano. 2.1. La novela medieval La novela medieval nace unida a un doble fenómeno: a) La degradación de la épica como género literario, de cuyos temas se aprovecha. b) La decadencia de un modelo de sociedad, la sociedad feudal estamental, que como hemos visto, entra en crisis a finales del siglo XIII con el advenimiento y auge de la burguesía. La novela es el resultado de esa crisis social e ideológica y viene a ocupar en la sociedad burguesa el lugar que la épica ocupaba en la sociedad feudal. Las novelas de aventuras y de caballería son las primeras que aparecen en España y tienen su origen en relatos franceses de los siglos XII y XIII, que a su vez estaban inspirados en: a) La Antigüedad clásica greco-latina (guerra de Troya, etc.) b) El mundo mágico de Bretaña (el rey Arturo, el mago Merlín y los caballeros de la Mesa Redonda). c) Temas del mediodía de Francia: de carácter cortés (como la leyenda de Tristán e Isolda) y de carácter épico (como los de Carlomagno). La novela de aventuras más destacable en España es la titulada La conquista de ultramar; y la de caballerías, El caballero Zifar, ambas de principios del siglo XIV. En el siglo XV la novela está impregnada de un sentimentalismo amoroso propiciado por el ambiente cortesano de la época, y favorecido por la novelística de Boccaccio. Es una literatura de evasión. También en el siglo XV siguen escribiéndose novelas de aventuras y de caballerías, pero además, aparecen en este siglo otros dos tipos de novelas: la novela histórica y la novela sentimental. a) Novela de aventuras. Como en las del siglo anterior, en este siglo, las novelas de aventuras relatan los obstáculos y adversidades a los que dos jóvenes enamorados han de hacer frente para superar, tras innumerables peripecias, las barreras de tipo social, étnico o religioso que se interponen entre ellos. b) Novela de caballerías. Su protagonista es el héroe caballeresco que, impulsado por sublimes ideales y guiado por el amor que profesa a su dama, acomete fantásticas aventuras por los más remotos y exóticos escenarios. A este género pertenece la versión primitiva, hoy perdida, de la que quizás es la más famosa de las novelas de caballerías: El Amadís de Gaula. c) Novela histórica. Trata asuntos de la historia nacional tomados de la épica y de las crónicas, pero los personajes y los ambientes que describe son propios de la sociedad cortesana del siglo XV. La primera novela histórica española es la Crónica sarracina, de Pedro del Corral, inspirada en la leyenda del rey don Rodrigo. 20 d) Novela sentimental. Estos relatos, carentes de acción, adoptan forma autobiográfica y se recrean en el análisis minucioso de los sentimientos de los enamorados. Las novelas más importantes de este género son Siervo libre de amor, de Rodríguez del Padrón, y Cárcel de amor, de Diego de San Pedro. 2.2. Alfonso X, el Sabio Alfonso X (1221-1284), rey de Castilla desde 1252, llamado por sus obras y su protección a los estudios “el Sabio”, es el creador de la prosa literaria española. En el siglo XII ya existía la famosa Escuela de Traductores de Toledo, cuya importancia fue enorme para la cultura europea. Estos traductores vertían al latín, obras árabes de ciencia y de filosofía: un traductor, judío de ordinario, traducía oralmente al castellano el texto árabe, y otro fijaba la traducción en latín. La importancia de Alfonso X para la lengua y la literatura españolas consiste en haber suprimido la segunda parte, es decir, la traducción al latín, dando así a nuestro idioma la jerarquía de lengua de cultura. Los libros elegidos para traducir eran preferentemente obras bíblicas, morales, didácticas, jurídicas y astrológicas. Alfonso X no se limitó a orientar la labor de su corte de traductores, sino que participaba en dos momentos de la elaboración de las obras: en el primero, planeaba y dirigía su composición, y en el segundo, ya terminadas, las corregía. Obras: Además de su importante labor de dirección y corrección en la traducción de obras, Alfonso X tiene obras originales suyas: a) Obras históricas. Son la General Estoria y la Crónica General. En la primera, Alfonso X intentó narrar los hechos ocurridos desde la creación del mundo hasta su tiempo, pero su relato se detiene al hablar de los padres de la Virgen María. La Crónica General es la primera historia de España escrita en castellano. Para ello utilizó crónicas anteriores y dio cabida a leyendas heroicas prosificando algunos cantares de gesta. b) Obras jurídicas. El derecho español durante la Edad Media estaba próximo a la anarquía: no existía una ley común para todo el reino, sino que las ciudades y villas poseían fueros locales. Ya Fernando III, el Santo había promulgado el Fuero Juzgo para todo el reino, siempre que no entrase en conflicto con el derecho de costumbres y los fueros locales. Alfonso X continuó esta labor centralizadora y ordenó la redacción de un vasto código titulado Las Siete Partidas, en cuya redacción intervinieron varios jurisconsultos, como Jácome Ruiz y Fernán Martínez. c) Obras científicas y de entretenimiento. Las más importantes obras científicas son los Libros del saber de Astronomía, que a su vez están compuestos por “Los cuatro libros de las estrellas de la octava esfera”, “Los libros alfonsíes de los instrumentos del saber de Astronomía” y “El libro de las tablas alfonsíes”. Carácter científico tiene también el Lapidario (estudio de las propiedades de las piedras preciosas). La más importante obra de entretenimiento son los Libros de ajedrez, dados y tablas. 21 d) Las Cantigas. Además de su labor como escritor en prosa, Alfonso X también escribió en verso sus famosas Cantigas, que son su obra más personal. Se trata de una colección de 402 poemas escritos en gallego en loor de la Virgen. El hecho de haber utilizado la lengua gallega puede explicarse porque el castellano carecía de tradición lírica culta, y ésta era muy rica en la Escuela Gallego-Portuguesa. En las Cantigas, poemas de bellísima factura, Alfonso X entona cánticos de alabanza a la Virgen o narra leyendas o milagros marianos a la manera de Gonzalo de Berceo, pero siempre demostrando una gran devoción. 2.3. Don Juan Manuel Fue hijo del infante don Manuel, y, por tanto, nieto de Fernando III, el Santo y sobrino de Alfonso X. Nació en Escalona (actualmente, provincia de Toledo) en 1282. Recibió una cuidada educación y tomó parte muy activa en la política de su época. Heredó de su padre el cargo de Adelantado Mayor del Reino de Murcia y muchos señoríos en tierras de Castilla y de Valencia. Murió en Córdoba en 1348. Consagró a la literatura una gran atención. Su talante grave (serio) dio a todas sus tareas literarias un carácter docente y moralizador. De la importancia que concedía a sus obras da idea el hecho de que depositó un manuscrito autógrafo de ellas en el convento de los dominicos de Peñafiel (Valladolid) para que el tiempo y las copias no pudieran alterarlas. Desgraciadamente, este manuscrito se ha perdido y sólo a copias imperfectas debemos el poder conocer los escritos de don Juan Manuel. Obras: Empezó su quehacer literario movido por la admiración que profesaba a su tío Alfonso X. Su primer escrito es un resumen de la Crónica General alfonsí, en el que trata de imitar el estilo breve y conciso de su tío. Posteriormente escribió el Libro de los estados, el Libro del caballero y del escudero y El Conde Lucanor, que es su obra más importante. El Libro de los estados viene a ser un tratado didáctico con elementos novelescos, en el cual don Juan Manuel exalta la grandeza de la fe cristiana y la falsedad de las demás religiones. En el Libro del caballero y del escudero, un caballero anciano instruye a un joven escudero sobre las más diversas materias, lo cual hace de esta obra un resumen del saber medieval. El Conde Lucanor, llamado también Libro de Patronio, o en su título más completo Libro de los enxemplos del conde Lucanor et de Patronio, es una colección de cincuenta apólogos que don Juan Manuel enlaza de una manera ingeniosa: un joven caballero, el conde Lucanor, pide consejo a su ayo Patronio sobre diversas cuestiones de gobierno, de moral, de conducta, que el maestro aclara con un relato novelesco y condensa en una moraleja final expresada con un pareado. En unos casos, los relatos de Patronio tienen por personajes a animales, en otros, toma por asunto leyendas o tradiciones, anécdotas, cuentecillos, etc. Todo sirve a don Juan Manuel para sus vivaces narraciones, que le convierten en el primer cuentista de las literaturas europeas. La intencionalidad que mueve la pluma de don Juan Manuel es el fin didáctico. Ello determina que sus frases se desenvuelvan con trabazón y con gran precisión dialéctica, quedando en un segundo plano el adorno de tipo formal. No se pierde en digresiones morales, y la acción progresa con rapidez y sin detenciones. Dice las cosas de la manera más clara y concisa posibles. 22 2.4. El Canciller Ayala (ya visto en poesía) 23 3. El teatro medieval 3.1. Primeras manifestaciones del teatro El teatro medieval nace ligado a las celebraciones religiosas: surge de la dramatización de las ceremonias de culto en el interior de las iglesias. Con el tiempo, el elemento dramático adquiere más importancia que el litúrgico, y, como consecuencia, la representación se lleva fuera del templo: al atrio primero, y después a la plaza. La muestra más antigua de nuestro teatro medieval es el Auto de los Reyes Magos, del cual se conservan 147 versos de diferente medida. Es una obra de la segunda mitad del siglo XII, de autor desconocido, en la cual predomina más el monólogo que el diálogo. Después de esta obra se interrumpe la producción teatral hasta la segunda mitad del siglo XV. Tras este largo período aparece de nuevo el teatro con dos obras de Gómez Manrique (14121490) Representación del Nacimiento de Nuestro Señor y Lamentaciones fechas para Semana Santa. Se trata de simples poemas líricos dramatizados, de poca acción; no suponen un avance significativo respecto al Auto de los Reyes Magos. 3.2. El teatro de la época de los Reyes Católicos: los Primitivos A finales del siglo XV, bajo el reinado de los Reyes Católicos, surge una generación de dramaturgos que prolongó su actividad teatral hasta bien entrado el siglo XVI. Es la generación de los Reyes Católicos (llamados también primitivos), y está integrada, entre otros, por Juan del Encina, Lucas Fernández, Fernando de Rojas, Torres Naharro y Gil Vicente. Este grupo de escritores presenta una producción teatral que supone un espectacular avance respecto a la producción de Gómez Manrique. Ello se explica por dos circunstancias: a) La maduración de las técnicas teatrales en un ambiente cortesano, muy dado a las representaciones escénicas y a espectáculos circenses. b) La influencia ejercida por la Comedia Humanística italiana, que era un género escrito en latín, unido al mundo universitario. Se trata de un teatro cortesano, vinculado a la nobleza y desligado de la realidad popular. Se representa en palacios de los grandes señores, y tiene dos modalidades: Una modalidad religiosa: los autos (inspirados en los dramas sacros populares). Una modalidad profana, de influencia italiana, que trata de temas pastoriles, amorosos y humanísticos, principalmente. 3.3. La Celestina Fecha y autor. Publicada por primera vez en Burgos en 1499, consta de 21 actos de diversa extensión y fue escrita por el judío converso Fernando de Rojas, natural de la Puebla de Montalbán (Toledo). 24 De todos modos, la crítica especializada considera que el acto I es obra de un autor desconocido, por las notables diferencias con los 20 actos restantes. Argumento. Calisto, mozo de noble linaje y claro ingenio, entra en una huerta persiguiendo a su halcón y en ella encuentra a Melibea, muchacha bellísima de la que ha quedado prendado sin ser correspondido por ella. Vuelve Calisto a su casa y le narra el encuentro que ha tenido a su criado Sempronio. Éste le propone a la vieja Celestina como intermediaria para que suavice la aspereza de Melibea. Celestina, con apariencia de buhonera, logra entrar en la mansión de Melibea e interceder en favor de su infeliz enamorado, logrando vencer su esquivez y que, a su vez, se enamore de Calisto. Sempronio y Pármeno, criados de Calisto, tratan de explotar la pasión de su amo, quien había ofrecido una cadena de oro a la vieja si conseguía vencer la resistencia de Melibea. Una noche aparecen los criados en casa de Celestina a reclamar su parte; al negársela, la matan y huyen arrojándose por una ventana. Calisto se entera a la mañana siguiente de que sus criados han sido apresados y matados por la justicia. Calisto va a visitar a Melibea, sube hasta su jardín por una escalera de cuerda; al bajar, ésta se rompe, cae desde lo alto y se mata. Melibea, al saberlo, sube a una torre y se arroja desde ella. Termina la obra con el llanto del padre de Melibea. Personajes. Dos mundos se contraponen en la obra: el de los jóvenes enamorados y el de Celestina y los criados, ruines explotadores del amor que ciega a Calisto y Melibea. Dos planos, pues, distantes y típicos de nuestra literatura: el del ideal alejado de las miserias terrenas (encarnado por los dos jóvenes enamorados), y el tosco de la realidad con todas sus prosaicas exigencias (encarnado por Celestina y los criados). El personaje mejor creado de la obra es el de Celestina, la vieja astuta y sin moral, que acaba siendo víctima de sus propios enredos. Su antecedente literario lo vimos en la vieja Trotaconventos del Libro del buen amor. Celestina, prototipo de alcahueta, dominada por la pasión y la codicia, persigue un único objetivo: obtener riquezas. Al servicio de ese apetito moviliza todas sus dotes naturales: la perspicacia y sagacidad, que le permiten captar con rapidez y penetración las distintas situaciones que se le presentan; la astucia; la capacidad de improvisación; la destreza para manejar a las personas: cuenta para ello con el profundo conocimiento de la naturaleza humana que su dilatada y azarosa vida le ha proporcionado; el arte de la seducción y del engaño, que prodiga con la ayuda de dos poderosos aliados: la habilidad para halagar y el don de la elocuencia. Temas. La obra se articula en torno a varios núcleos temáticos: El amor. Aunque vinculado, por el peso de la tradición literaria, a la herencia provenzal, el amor se muestra, ante todo, como una pasión incontrolable y avasalladora que ciega a los enamorados y los aboca a una muerte trágica. La codicia. Es otra pasión incontenible que enloquece a los criados y ofusca el entendimiento de Celestina hasta provocarles la muerte. 25 La fortuna. Se inscribe dentro de la concepción pagano-materialista que veíamos en la poesía didáctico-moral del siglo XV: es un azar ciego y arbitrario, responsable de las tragedias humanas. La magia. Al margen de posibles motivaciones ornamentales o literarias, cumple en la obra una clara función dramática: despertar en Melibea el fuego amoroso. En la sociedad de Fernando de Rojas la magia era una realidad: se creía firmemente en el poder de algunas personas (magas o hechiceras) de influir sobre las fuerzas ocultas de la Naturaleza mediante la manipulación de determinadas sustancias. El tiempo. Los personajes de La Celestina son conscientes de la irreversibilidad del tiempo: ello los empuja al goce frenético del momento presente. El lenguaje. En La Celestina confluyen dos registros idiomáticos: el culto, ampuloso, retórico y saturado de erudición, y el coloquial, expresivo y punzante. Los personajes (ya sean nobles o plebeyos) utilizan uno u otro según las necesidades de la situación comunicativa: Celestina, por ejemplo, cuida su expresión en presencia de los señores y, en cambio, suelta retahílas de dichos y modismos populares en contacto con rufianes y prostitutas. 26