4. La política interior del reinado de Felipe II

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TEXTO VI: COMUNEROS
La política interior del reinado de Felipe II
1. Resumen
Los principales problemas internos del reinado de Felipe II fueron la
muerte en 1568 del príncipe heredero Carlos, que había sido arrestado debido
a sus contactos con los miembros de una presunta conjura sucesoria
promovida por parte de la nobleza contra Felipe II. La poderosa figura de su
secretario Antonio Pérez, quien finalmente fue destituido, acusado de
corrupción, huyó del país y se convirtió en un activo propagandista contra
Felipe II. Apoyado por los enemigos exteriores del rey, fue un elemento clave
en la formación de la "Leyenda Negra". Cabe destacar también la rebelión
morisca de las Alpujarras como protesta a un edicto, “La Pragmática”, que
limitaba las libertades religiosas, lingüísticas y culturales de la población
morisca. Esta guerra es reducida militarmente por Don Juan de Austria. Y en
menor grado de importancia, Felipe II durante su reinado acabó con los focos
protestantes en España, localizados principalmente en Valladolid y Sevilla.
Estos problemas surgidos en España durante el reinado de Felipe II, indican el
hecho de que se juntan dos elementos subyacentes: las disputas entre la
nobleza por controlar al Rey y su poder, y las relaciones entre el Rey
absolutista y los reinos de la monarquía.
2. Esquema de la estructura del tema
•
El asunto del príncipe Don Carlos
- Promesa de Felipe II a su hijo incumplida
- Negociaciones de Carlos con los flamencos
- Detención y muerte
•
El caso de Antonio Pérez
- Razones de la condena
- Huída a Zaragoza y Turbaciones de Aragón
- Fin de la revuelta y muerte
•
La rebelión morisca de las Alpujarras
- “La Pragmática”
- Negociaciones moriscas
- Levantamiento morisco
- Fin de la revuelta
3. Desarrollo del tema
1. El asunto del Príncipe Carlos
El príncipe Carlos nació en 1545. Caracterizado por su formación débil y
enfermiza, fue educado en la Universidad de Alcalá de Henares. En 1559, su
padre le prometió que sería el heredero al trono de los Países Bajos, pero
debido a su incapacidad para gobernar y la inestabilidad en dicho reino su
padre incumplió la promesa.
De esta manera, en 1565, el Príncipe Carlos se puso en contacto
inmediatamente con rebeldes flamencos, destacando el conde de Egmont,
Hornes o el barón de Montigny. Felipe II se enteró de los contactos de su hijo
con estos líderes rebeldes gracias al príncipe de Éboli, el cual informó
inmediatamente al rey al confesarle el príncipe Carlos su plan. Tras este intento
fallido y tras la ejecución de los líderes flamencos, Carlos intentó otro plan para
ir a los Países Bajos: pidió a don Juan de Austria que lo llevara a Italia, pero
éste informó también al rey.
Finalmente, en 1568, Carlos fue detenido por su padre, procesado y
encerrado en sus aposentos, donde murió el 24 julio de ese mismo año, lo que
le evitó la condena
2. El caso de Antonio Pérez
Antonio Pérez, ejerció el cargo de secretario del rey desde 1566 hasta
1579, año en el que fue arrestado por el asesinato de Escobedo (hombre de
confianza de don Juan de Austria) y por abusar de la confianza real al conspirar
contra el rey mediante su asociación con la princesa de Éboli.
En 1590, Antonio Pérez escapó de su prisión en Madrid y huyó a
Zaragoza, dónde se acogió al Privilegio de Manifestación (protección de los
fueros aragoneses). Allí encontró el apoyo del duque de Villahermosa, del
Conde de Aranda, y principalmente de Diego de Heredia, un miembro de la
baja nobleza.
Felipe II, al contar con el obstáculo de los fueros aragoneses, usó el
tribunal de la Inquisición. Así, Antonio Pérez fue trasladado a la prisión de la
Inquisición. Heredia y sus seguidores lo sacaron y lo dejaron libre, dirigiendo
una revuelta, conocida como revuelta de Antonio Pérez o Turbaciones de
Aragón, centrada especialmente en Zaragoza.
Felipe II reduce en octubre de 1591 dicha revuelta usando un ejército de
12.000 soldados que cruzaron la frontera con Aragón. Pérez escapó a Francia
y la mayoría de sus seguidores fueron asesinados. Más tarde, Pérez huyó a
Inglaterra, donde estimuló la “Leyenda Negra” contra el monarca y murió en
1611.
En realidad, esta pugna esconde la lucha de las grandes familias
nobiliares por controlar al Rey y el Estado y la pugna contra Aragón resulta ser
la lucha entre el poder absolutista del Rey y la tradición pactista de Aragón.
3. La rebelión morisca de las Alpujarras
La rebelión de las Alpujarras (1568-1571) fue un conflicto que se produjo
bajo el reinado de Felipe II como respuesta a un edicto publicado en 1566
(conocido como “La Pragmática”) por Pedro de Deza, presidente de la
Audiencia de Granada, que limitaba las libertades religiosas, lingüísticas y
culturales de la población morisca.
En primer término, la población morisca estaba dispuesta a negociar
mediante sus representantes Jorge de Baeza y Francisco Núñez Muley. Se
basaban en dos puntos: defendían que el contenido del edicto no era
incompatible con la doctrina cristina y que el comercio (fuente principal de la
población morisca) podría verse afectado con la consiguiente disminución de
ingresos reales. Estos dos argumentos no funcionaron y, por lo tanto, no
cambiaron la opinión de Felipe II, por lo que estalló la guerra.
La población morisca granadina decidió levantarse en armas en 1568. No
recibieron mucho apoyo en la capital, pero la rebelión se extendió rápidamente
por las Alpujarras. El líder del levantamiento morisco era Fernando de Córdoba
y Válor, descendiente del Califa de Córdoba, que fue proclamado rey con el
nombre de Aben Omeya. Un año más tarde fue asesinado, ocupando el puesto
de rey su primo Aben Aboo. A los insurgentes peninsulares se le unieron otros
procedentes del norte de África, que intentaban debilitar a Felipe II.
Felipe II, ante el peligro de extensión de la revuelta, envió en 1570 a un
ejército regular traído de Italia y España oriental liderado por don Juan de
Austria, el cual sustituiría a la milicia andaluza. Este ejército acabó con la
revuelta en 1571, asediando a los rebeldes en sus cuevas y dispersando a los
moriscos de Granada hacia otras zonas de la Corona de Castilla para evitar
otra rebelión.
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