DERECHO ESPACIAL Los juristas, anticipándose a los avances

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DERECHO ESPACIAL
Los juristas, anticipándose a los avances técnico-espaciales, se dedicaron a
reflexionar sobre las cuestiones jurídicas que planteaba la conquista del espacio iniciada el 4 de octubre de 1957-, reflexiones que, primordialmente se orientaron a
señalar la extensión y limites de los derechos, reconocidos universalmente, de los
Estados sobre el espacio aéreo, así como sobre el problema acerca de la
legitimidad de los lanzamientos y estatuto de los satélites artificiales.
El progreso realizado desde aquella fecha ha obligado a abordar y ofrecer
soluciones a problemas más concretos que han surgido con motivo de tales
avances. Así, por medio de estudios singulares o en conclusiones elaboradas en
simposios, congresos u otras reuniones internacionales, han venido elaborando
desde entonces, un cuerpo de doctrina que pronto tuvo eco en recomendaciones y
resoluciones de las Naciones Unidas, que se traducirían más tarde en Acuerdos
internacionales ya en vigor o en proyectos que esperan ser sometidos a la
aprobación de los Estados.
A este conjunto de principios elaborados por los estudiosos, y recogidos en las
resoluciones de organismos internacionales o articulados en los acuerdos
internacionales (V. fuentes del Derecho espacial), se denomina Derecho
extraterrestre, interplanetario, intersideral, cósmico o espacial, terminología
diversa con que se ha pretendido bautizar esta recentísima rama jurídica.
Pese a que parece discutible considerar el ordenamiento jurídico aplicable al
fenómeno técnico-espacial como un Derecho autónomo, no cabe duda de que la
vigente reglamentación internacional sobre la exploración, uso y explotación del
espacio exterior permite hablar de un Derecho específico, con notas y caracteres
peculiares como después señalaremos, y si aceptamos, por otra parte, que no hay
límites aparentes en el progreso técnico astronáutico, tenemos que admitir, en
consecuencia, que los sucesivos avances y conquistas a realizar en este campo
plantearán incesantemente el problema de su cobertura jurídica. De ahí que sea
posible ya elaborar, sujeta al desarrollo y rectificaciones que los hechos puedan
ulteriormente aconsejar, una teoría del Derecho espacial -terminología ésta, la
más aceptada- y al que definimos como el «conjunto de principios y reglas que
ordenan las condiciones en que debe desenvolverse la exploración, uso y
explotación del espacio y de los cuerpos celestes, los vehículos que por ellos
circulan o se estacionen, el personal responsable de su tripulación y las relaciones
jurídicas que surjan como consecuencia de tales actividades».
En todo caso, esta nueva disciplina jurídica no deberá ser considerada como un
Derecho de naturaleza y fundamento esencialmente distinto a las demás ramas
del Derecho tradicional, sino, más bien, como el resultado de los esfuerzos por
hallar en las veteranas disciplinas jurídicas los principios inspiradores de las
normas que hayan de regular las nuevas situaciones jurídicas a que dé lugar la
conquista y utilización del espacio exterior, y, si estos supuestos llegaran a
desbordar -como de hecho ya ha ocurrido- las previsiones de aquel derecho
tradicional positivo, deberá el jurista acudir al Derecho natural que por tener sus
raíces en la ley eterna de la creación (ratio vel voluntas Dei, ordinem naturale
conservari iubens, perturbari vetans), que rige el orden armonioso de la creación,
proporcionará siempre la inspiración de las normas que hayan de regularlas.
Caracteres y principios fundamentales del Derecho espacial.
El hecho de que la mayoría y las más importantes normas del Derecho espacial
hayan nacido y se hayan aprobado unánimemente en las Naciones Unidas, así
como su pronta ratificación o adhesión por los Estados que la componen, es
exponente de las notas de internacionalidad y universalidad que le singularizan
frente a otras ramas del Derecho. Tales caracteres son, por otra parte,
consecuencia de la cada día más necesaria cooperación internacional para que
los avances de la técnica espacial no impongan la ley del más fuerte o del más
desarrollado en la carrera por la conquista y exploración del espacio. Como
secuela, e inseparablemente unidos a ese universalismo jurídico que trasciende
las fronteras nacionales, son los que pudiéramos denominar principios
fundamentales del Derecho espacial, que en síntesis enumeramos a continuación.
1. Libertad de tránsito de cualquier vehículo espacial (sea cual fuere su
nacionalidad) por encima del espacio aéreo de cualquier Estado.
2. Libertad de investigación científica, uso y explotación del espacio exterior y los
cuerpos celestes.
3. Inapropiabilidad del espacio exterior y sus órbitas y los cuerpos celestes.
4. La investigación científica, exploración, uso y exploración del espacio exterior y
los cuerpos celestes debe realizarse en beneficio de todos los países, sea cual
sea su grado de desarrollo económico y científico e incumbe a toda la humanidad.
5. Proscripción de toda actividad en el espacio exterior y los cuerpos celestes que
no tengan fines pacíficos.
6. Cooperación internacional como condicionante de la licitud de la actividad
espacial.
7. Responsabilidad de los Estados, tanto por operaciones realizadas por
organismos gubernamentales como por entidades no gubernamentales.
Este cuadro de principios del Derecho espacial que para el Derecho Internacional
común constituye un desiderátum se ha venido concretando a través de las
sucesivas resoluciones de las Naciones Unidas y en su mayor parte en los
Tratados internacionales del espacio, como en su momento tendremos la
oportunidad de comprobar (V. fuentes del Derecho espacial).
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