Discurso en ocasión del cuadragésimo quinto aniversario de la apertura de las carreras de Ingeniería Mecánica y Eléctrica en la Universidad de Costa Rica Jueves 26 de noviembre, miniauditorio Escuela de Ingeniería Eléctrica Dra. Yamileth González García, rectora Universidad de Costa Rica Sr. Héctor González Morera, vicerrector de Administración, Universidad de Costa Ric Ing. Saúl Ruiz Baltodano y licenciado Jorge Hernández Representantes Colegio de Ingenieros Electricistas, Mecánicos e Industriales Presidente Asociación de Estudiantes de Ingeniería Mecánica Presidente Asociación de Estudiantes de Ingeniería Eléctrica Exprofesores de las Escuelas de Ingeniería Mecánica y Eléctrica Directores de las Escuelas de Ingeniería de nuestra Facultad Profesores de las Escuelas de Ingeniería Mecánica y Eléctrica y de otras escuelas de la Facultad Representantes estudiantiles de las Asociaciones Funcionarios administrativos Invitados especiales Damas y caballeros: En la sesión número 1420 del 14 de diciembre de 1964, el Consejo Universitario de nuestra universidad crea las carreras de Ingeniería Mecánica y Eléctrica. La creación de nuestras carreras es un paso dentro de un proceso de especialización continua de la Ingeniería en nuestro país. En estas palabras que les dirigiré a continuación, el pasado y el presente pasarán ante nosotros para permitir al final, vislumbrar lo que será el futuro de la enseñanza de nuestras profesiones. Un siglo antes de la creación de nuestras carreras que conmemoramos hoy, el doctor José María Castro Madriz, como rector de la Universidad de Santo Tomás, firma un contrato en 1864 con el ingeniero civil y arquitecto Angel Miguel Velásquez para iniciar la enseñanza de la ingeniería civil, la arquitectura y la agrimensura, con un programa de estudios de seis años. El estudio de estas tres profesiones estaba dosificado a lo largo de estos seis años, con una incipiente especialización que se manifestaba en algunas materias específicas del currículum. Con el cierre de la Universidad en la década de 1880, en lo tocante a Ingeniería, únicamente siguió existiendo un “colegio de ingenieros”, también llamado Facultad Técnica de la República, que era un cuerpo que reunía a todos los profesionales en Ingeniería de nuestro país. Con la apertura de la Universidad de Costa Rica en 1940, el viejo deseo de contar con una escuela de Ingeniería anhelado por los profesionales agrupados en el “colegio” respectivo, cobró realidad pues las primeras clases se impartieron en 1941, teniendo como primer director al ingeniero Arturo Tinoco Jiménez. Aunque la intención con el surgimiento de esta escuela fue contar con las carreras de Ingeniería Civil, Ingeniería Electromecánica e Ingeniería Arquitectónica, en la práctica los estudiantes prefirieron la primera, la Civil, pues en palabras del decano de la Escuela de Ingeniería de 1954, ingeniero Alfonso Peralta Esquivel, “... el desarrollo y la pujanza económica del país no justificaba otras especializaciones”, así como que los mismos estudiantes “... se daban cuenta que esa rama de la Ingeniería era la que les brindaba horizontes más amplios en el ejercicio profesional, así como mayores prerrogativas legales” por lo que ningún estudiante mostró interés en matricularse en las otras carreras. El plan de estudios con el que se reinició la enseñanza de la Ingeniería en nuestro país en 1941 tenía reminiscencias del de 1864. Paulatinamente, en el plan de estudios se fueron incorporando materias que les permitieron a los ingenieros civiles ocuparse de problemas que más tarde serían propios de las profesiones de Ingeniería Eléctrica y Mecánica. No obstante este enfoque generalista dado al plan de estudios, fue tomando cuerpo la necesidad de diversificar tal plan para darle cabida a las especializaciones que se convirtirían más adelante en los nuevos planes de estudio de otras ingenierías. En 1955, en su informe anual, el decano señala que la Escuela de Ingeniería está considerando la posibilidad de ofrecer dos o tres opciones o especialidades en el sexto año. Para inicios de la década de 1960, nuestro país comienza a experimentar cambios por el surgimiento del Mercado Común Centroamericano y por la aparición como parte del Estado Costarricense, de instituciones autónomas a las que se les encarga la administración de un monopolio estatal en ciertas actividades, como el ICE y RECOPE. Bajo estas condiciones, la Escuela de Ingeniería responde con un esfuerzo no de diversificación de los estudios de Ingeniería Civil, sino con un esfuerzo de creación de las primeras Ingenierías denominadas “industriales”1, comenzando con la definición y estructuración de los respectivos planes de estudio. Una comisión coordinada por el ingeniero Rodrigo Orozco Saborío y nombrada por la Escuela de Ingeniería, presenta un nuevo plan de estudios en setiembre de 1964 ante la Asamblea respectiva para las carreras de Ingeniería Eléctrica e Ingeniería Mecánica, el que es discutido y aprobado, y luego elevado ante el Consejo Universitario, que finalmente lo aprueba a fines de ese año. Las clases dan inicio en 1965, y los primeros títulos de Ingeniero Electricista y de Ingeniero Mecánico son otorgados en 1968. Entre los primeros profesores estuvieron don Rodrigo Orozco, Rafael A. Esquivel, Charles Houston, Allan Stahl, Víctor Rojas y Rafael Ferraro. A partir del segundo semestre de 1971, los graduados en Ingeniería Eléctrica e Ingeniería Mecánica son incorporados al colegio profesional respectivo con la obtención de su bachillerato universitario. Para mediados de la década de los setenta, se comienzan a otorgar las primeras licenciaturas desde las respectivas escuelas. Al llegar al tiempo actual, ambas escuelas no solamente cuentan con programas de estudio en bachillerato y licenciatura bien establecidos, sino también con programas de maestría, tanto académicos como profesionales. El liderazgo de los directores de departamento y de escuela a lo largo de estos 45 1 Las ingenierías “industriales”, entendidas en tal contexto histórico, son Ingeniería Industrial, Ingeniería Química, Ingeniería Mecánica, e Ingeniería Eléctrica. años ha permitido alcanzar diferentes logros, siendo el de la acreditación de los programas de licenciatura por la Agencia Canadiense de Acreditación, uno de los más significativos de los últimos años. Por la Escuela de Ingeniería Mecánica, debemos agradecer el liderazgo de los ingenieros Glenn Dewey White, Manuel Murillo Sánchez, José Elmer Arias Arias, Alejandro Pacheco Molina, Roberto Trejos Dent, Jorge La Fuente Guevara, José Luis Carlos González y Hennia Cavallini Solano. Por la Escuela de Ingeniería Eléctrica, debemos agradecer el liderazgo de los ingenieros Rodrigo Orozco Saborío, Róger Lorenzo Barboza, José Joaquín Chacón Leandro, Jorge Blanco Roldán, Jorge Badilla Pérez, Roberto Trejos Dent, Ismael Retana Robleto, José Miguel Páez Jiménez, e Ismael Mazón González. Tanto la Escuela de Ingeniería Mecánica como la de Eléctrica, están comprometidas a seguir ofreciendo el mejor plan de estudios en sus respectivas áreas de incumbencia. La investigación, la acción social y la docencia, las actividades alrededor de las cuales el quehacer universitario gira, hallan expresión en nuestras actividades de diferentes maneras. Las áreas de investigación en Ingeniería Mecánica -nanocompuestos, diseño mecánico apoyado en el análisis de elemento finito, la mecatrónica, por ejemplo- junto con las de Ingeniería Eléctrica -procesamiento de imágenes y visión por computador, circuitos incrustados, fotónica, sistemas de potencia, por ejemplo- responden tanto a un interés individual de los investigadores como a una respuesta a la evolución tecnológica y a la necesidad de proveer a nuestro país de los elementos para su desarrollo. Esta respuesta se corresponde con la reacción de la Escuela de Ingeniería de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, ante el estímulo de los cambios del entorno social costarricense. La investigación en nuevas áreas ha de corresponderse con lo que pide nuestra sociedad y con las transformaciones que sufre la tecnología que nos rodea. El nuevo enfoque de competencias en la enseñanza de la Ingeniería y en la educación superior, constituye el reto de los próximos años para nuestras escuelas a nivel de docencia. El paradigma de la enseñanza por contenidos está dando paso en los centros universitarios de Europa y Norteamérica a este otro por competencias, y nuestras escuelas tienen ante sí el reto de adaptarlo a nuestra situación cultural, tanto para mantenerse al día como para responder a las exigencias de nuevos criterios de acreditación de programas basados en el nuevo enfoque. Con respecto al tercer eje de la actividad universitaria, la acción social, nuestras escuelas están llamadas a aportar su granito de arena en detener y revertir la involución que ha experimentado el desarrollo humano en nuestra sociedad, que se manifiesta en la cada vez más notoria existencia de una clase marginal, que expresa de forma violenta su frustración por la marginación de que es objeto por el sistema socioeconómico. Estos últimos retos en los tres ejes de acción universitaria llaman a la creatividad, a la imaginación, al compromiso, tanto de parte de los profesores como de los estudiantes. Costa Rica sigue esperando de nosotros no solamente que seamos los primeros, los mejores, los pioneros, sino también que seamos sus guías y líderes que sepan servir con altruismo, entrega y pasión.