Pepe Mujica y Tabaré Vázquez: Dos estilos de canalización de la

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Pepe Mujica y Tabaré Vázquez: Dos estilos de canalización de la
participación ciudadana en la estrategia de comunicación de gobierno1
Por Federico Irazábal2 y Matías Ponce3
Resumen
La apertura a espacios de participación ciudadana ha sido utilizada
comúnmente en los gobiernos de la región en las últimas décadas. El
reforzamiento de los mecanismos de “escucha” del gobierno hacia la
ciudadanía, en materia de procesos bottom-up de formulación de las políticas
públicas abre una serie de expectativas respecto a la integración de visiones
alternativas a la de los policy makers en materia de decisiones.
Pero, en términos de estrategia de comunicación de gobierno ¿Con qué fin se
han creado estos espacios de participación ciudadana? El presente trabajo
tiene como objetivo describir los procesos de debates ciudadanos impulsados
por los dos primeros gobiernos del Frente Amplio en Uruguay: Tabaré Vázquez
2005-2010 y José Mujica en el período 2010-2012.
La hipótesis inicial es que los dos gobiernos tienen estilos distintos de
canalización de las demandas ciudadanas, pero que los esfuerzos no han
redundado en una efectiva participación de la ciudadanía en la toma de
decisiones; sino más bien han actuado como mecanismos de canalización del
conflicto. En este sentido, han jugado un rol relevante en la estrategia de
comunicación de gobierno.
Se hace hincapié sobre las variables que influyen sobre la incidencia que
tendrá el debate público generado en el resultado de la política pública: nivel de
formalización de grupos de presión ligados al tema específico, prioridad de la
temática en el programa de gobierno, vínculos entre el partido político de
gobierno con el grupo de interés y esquema de governance del Presidente.
El artículo repasa los procesos de apertura de espacios de debate, su posterior
ejecución, los actores que se involucraron, y particularmente, la forma que tuvo
el gobierno de canalizar el diálogo y posteriormente los resultados de los
debates. Después de los mismos, poco cambió en materia de política pública,
pero sí, el Presidente quedó blindado en la opinión pública, porque legitimó la
decisión a partir de un “debate” aparentemente más amplio.
1
Esta investigación forma parte del Proyecto CIVIS de Análisis de los espacios de Participación
Ciudadana en Uruguay en el período 2005-2010 del Dpto. de Ciencias Sociales de la Universidad Católica
del Uruguay.
2
Universidad Católica del Uruguay – [email protected]
3
Universidad Católica del Uruguay y Universidad de La República – [email protected]
Introducción
Desde la llegada del Frente Amplio al poder, la apertura de espacios de
participación ciudadana es una tendencia cada vez más recurrente en nuestro
país. Si bien es incipiente, existen numerosos consejos, experiencias, comités
que han funcionado como expresión de las demandas ciudadanas frente a una
política pública. Sin embargo, de las diversas maneras de canalizar la
participación hay una que merece especial atención pues ha sido recurrente en
los dos últimos gobiernos de nuestro país: El debate y el diálogo.
Debatir, dialogar son términos muy genéricos, pero que en materia de
participación ciudadana en Uruguay adquieren un significado muy particular. El
presente artículo busca visualizar una lectura desde la comunicación política
respecto a los procesos de Debate y Diálogos Ciudadanos sobre políticas
públicas. El debate educativo en el campo de las políticas educativas, la
incorporación de los usuarios a la Junta Nacional de Salud, los diálogos
sociales en el campo de la Seguridad Social, la Defensa Nacional, la
Producción y el Empleo, son tan solo algunos de los ejemplos que evidencian
la importancia de esta temática.
Cada una de estas instancias generó determinadas expectativas en sus
participantes y en la opinión pública, las que posteriormente, en algunos casos,
no se correspondieron con los resultados a los que se llegaron. ¿Qué pasó
entonces? ¿Las expectativas fueron demasiado altas? ¿El gobierno utilizó el
mecanismo como un canalizador de otro tipo de demandas? ¿Qué incidencia
real de proceso bottom-up en términos de comunicación política tuvieron los
debates ciudadanos? ¿Ello se traslado efectivamente en la política pública
implementada? Algunas de estas interrogantes buscan ser contestadas a lo
largo de este artículo.
En la primera sección se desarrolla una definición conceptual respecto a las
implicancias de la participación ciudadana en el modelo de representación
política. Particularmente se hará énfasis en el análisis enfocado en la llegada
del Frente Amplio al poder. En la segunda sección, mencionaremos las
características comunicacionales que fue tomando cada una de las instancias
de participación ciudadana. En tercera sección, compararemos las diversas
modalidades implementadas, con lo que esperamos arribar a conclusiones al
final del artículo.
La ilusión de la participación: El esquema comunicacional de los debates
ciudadanos
La introducción de mecanismos de participación ciudadana en las políticas
públicas parece ser un imperativo para las democracias de la región. Ya en
2004 se advertía respecto a que los latinoamericanos cada vez se apoyaba
más a los regímenes democráticos, pero se desconfía más de ellos para la
solución efectiva de los problemas de la población (LATINOBAROMETRO,
2004).
En el mismo sentido, Guillermo O´donnell nos planteó el concepto de
democracia delegativa, haciendo referencia al estado de la democracia en
América Latina: Gobernantes que vienen a realizar oferta electoral cada cierto
período de tiempo con una ciudadanía totalmente pasiva que espera su turno
de sufragio para el próximo período. En el medio, los ciudadanos deben
preocuparse por satisfacer sus necesidades básicas e inmediatas, dejando un
amplio margen discrecional para que la elite política maneje los asuntos
públicos.
Los esfuerzos de entablar mecanismos de participación ciudadana buscan
precisamente generar nuevos espacios para la incidencia de la Sociedad Civil
en la formulación de políticas públicas.
La democracia delegativa es funcional a una interpretación schumpeteriana de
la democracia y el policy making process. Son los partidos políticos, empresas
profesionales en la búsqueda del voto, las que a través de la competencia
canalizarán las demandas. Es una forma de explicar la democracia desde el
lado de la oferta, desde los actores político-partidarios.
Pero ¿Cómo encarar el juego democrático cuando las bases sobre la que
opera la democracia se transforman? El desarrollo de nuevas tecnologías abre
una nueva problemática en el análisis del régimen democrático y muy
particularmente desde la participación ciudadana. La sociedad de la
información abre un nuevo marco de participación a través de nuevas
tecnologías de la comunicación, las que potencialmente pueden otorgar al
electorado la capacidad de redimensionar su participación en el debate político.
La emergencia de un elector con acceso a mayor información en tiempo real y
sin fronteras (territoriales) redefine en parte sus fuentes de conocimiento
acerca de la política. ¿Cómo afecta esto el ámbito de la participación
ciudadana con el objeto de incidir en las políticas públicas? La paradoja de los
espacios de participación ciudadana que se abrieron en Uruguay es que, en
algunos casos, los ciudadanos toman la propuesta de mayor apertura del
debate público, pero los resultados del debate estuvieron bien lejos de mayor
apertura.
Los mecanismos previstos asignaron a la ciudadanía un importante espacio en
el debate público, pero no así en el resultado final, donde en ocasiones no
interviene, o no tiene las herramientas necesarias para hacerlo en forma
efectiva cuando se trate de una política que le afecte específicamente.
¿A qué perspectiva responden estos canales de participación? A una
“democracia que exceda a un método para elegir a quienes gobiernan, que sea
también una manera de construir, garantizar y expandir la libertad, la justicia y
el progreso...” (1) es aquel concepto de democracia integral, que se desamarre
de los períodos eleccionarios para pasar a abarcar toda la vida política, social y
económica que sostiene nuestras sociedades. He ahí el paso de una
“Democracia de electores a una Democracia de Ciudadanos” que plantea el
PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) en su Informe
2003 sobre el estado de la Democracia en América Latina. Es necesario en
nuestros países plantearse objetivos que vayan en torno a un desarrollo
democrático, con todo lo que dicho anhelo conlleva: un desarrollo de las
libertades, económicos, sociales, culturales, etc.
La Democracia Latinoamericana requiere ser reconstruida y relegitimada pues,
“... parecería que nos alejamos de los riesgos de los golpes militares de
Estado, pero surgen otros peligros: La democracia parecer perder vitalidad; se
la prefiere aunque se desconfía de su capacidad para mejorar las condiciones
de vida... el Estado es mirado con expectativas y recelo a la vez, y, en algunos
casos, el ímpetu democrático que caracterizó las últimas décadas del siglo
pasado se debilita...” (2). La mejor manera para comenzar este proceso de
ampliación de las fronteras democráticas es re-encantando al Ciudadano a
través de políticas públicas que lo reinserten en el debate nacional,
otorgándosele la oportunidad de participación efectiva. Se trata a su vez de
insertar en la efectividad de mercado con que se puede evaluar una política
pública –midiendo la incidencia que tiene sobre la economía la reforma
educativa-, la “eficiencia social”, es decir la pertinencia de las políticas públicas
de acuerdo a las necesidades sociales de la población. Para determinar esa
“eficiencia social”, se requiere de los canales de comunicación adecuados.
He ahí que el camino para una mejor democracia social, política, civil, pase
precisamente por una mayor participación democrática de la ciudadanía y por
la construcción de nuevos canales de expresión.
En este sentido se plantean estos canales de participación y expresión para
grupos ciudadanos brindando espacios para la expresión, pero no
necesariamente para una genuina participación en la elaboración de la política
pública.
El rol de la participación ciudadana en la hechura de las políticas públicas
Aguilar Villanueva, citando a Brewer y De Leon destaca que en la hechura de
políticas públicas se destacan seis fases distintas: la de iniciación, la de
estimación, la de selección, implementación, evaluación y terminación de las
mismas (Aguilar Villanueva, 1993). Pero destaca que lo relevante es la
formación de la agenda política, ya que no todos los problemas logran llamar la
atención del gobierno y despertar su iniciativa. No todos logran con la misma
facilidad y certeza formar parte del temario de los asuntos públicos y colocarse
en los asuntos prioritarios del Estado (Aguilar Villanueva, 1993).
Es por lo tanto la conformación de la agenda política, una antesala a la
elaboración de las políticas públicas, en donde se define sobre qué se va
operar. Es en ese ámbito donde la participación ciudadana ha de jugar un rol
central para definir, no sólo en los momentos electorales, sino durante todo el
período de gobierno, la influencia necesaria para que la opinión civil sea
tomada en cuenta. Se trata por ende de potenciar el capital social que puede
definirse como un conjunto de normas y redes de compromiso cívico,
evidenciadoras de la riqueza y fortaleza del tejido social interno de una
sociedad, (Putnam, 1994) operando su promoción y fomento como una de las
instituciones democráticas (en el sentido de O´Donnell) que solvente la
participación ciudadana en la construcción de la agenda pública.
Claudio Orrego y Rodrigo Araya, refieren a la recuperación de la política como
práctica ciudadana, más que búsqueda de fuentes de legitimidad (noción
formal) ha de entenderse como una búsqueda de fuentes de sentido (Orrego &
Araya, 2002). Opera por ende una especie de convertidor que traduce las
aspiraciones de las personas y sus recursos asociativos en acción política
(PNUD, 2000).
David Easton ejemplifica el proceso del sistema político como una ciclo de
retroalimentación de una red política, que va desde el punto inicial del producto
hasta el retorno a las autoridades. Estas últimas son por definición los
acreedores de productos, la retroalimentación debe volver a ellas, si se quiere
que resulte eficaz para enfrentar la tensión.
La retroalimentación proporciona datos e informaciones que permitan conocer
las condiciones prevalecientes en el ambiente y el sistema mismo antes de
aplicar una política pública, conociendo los resultados de las anteriores
políticas aplicadas. Es en este proceso en donde la elitización de la política y el
manejo de una agenda poco representativa atenta contra la participación
ciudadana, y con el control que el conjunto social puede realizar sobre el
modelo de gobierno, más allá del período eleccionario. ¿Qué ocurre entonces
en el proceso de formación de la agenda de gobierno? Juega un rol
trascendental lo que se califique como asunto o ámbito público. Entendemos
por éste como aquel que tiene la función de mediar entre estado y sociedad,
entre política y economía, entre la constitución política y la constitución real de
una sociedad, entre la norma general y los intereses y necesidades particulares
(Aguilar Villanueva, 1993). La ciudadanía sale por lo tanto a defender el
espacio público de los asuntos políticos, económicos, sociales y culturales,
defendiendo así su identidad ciudadana como sujeto que pertenece a una
asociación política determinada y que reconoce a los demás, como también
goza para sí mismo, determinados derechos y deberes.
Por agenda de gobierno debe entenderse el conjunto de problemas,
demandas, asuntos que el gobierno ha seleccionado como objetos de su
acción, sobre el que actuaron o actuarán. Es allí, por lo tanto donde el
ciudadano requiere de los canales adecuados para la participación ciudadana.
Se plantea por lo tanto la existencia de una agenda de los ciudadanos, del
estado o del sistema político, que puede preceder y determinar la agenda del
gobierno o ser inducida por las preocupaciones gubernamentales (Aguilar
Villanueva, 1993).
Existen espacios de acción en donde se definen los problemas públicos o de
consideración del gobierno, siendo el más influyente el que corresponde a una
tríada de actores personificados en la clase política, las organizaciones
laborales y los empresarios. Bajo un cúmulo de expresiones de poder nos
encontramos con la misma paradoja de Lasswell: Who gets what, when and
how (Lasswell, 1936). Aquí Aguilar Villanueva nos plantea que Quien define es
quien decide, ya que depende de cómo se encare un problema, se le aborde o
defina, la implementación de determinada política pública para su resolución.
Por lo tanto, en la medida que se generen triángulos de hierro o partidocracias
no inclusivas, que no respeten la participación ciudadana en asuntos públicos,
las políticas a implementar carecerán de la legitimidad social necesaria, del
capital social que les respalde para su sustentabilidad en el tiempo, tal como ha
sucedido con distintas políticas públicas en el Uruguay de 1990-2004.
Si para definir un problema, se hace necesario crear el problema, entonces
cobran relevancia los canales de participación ciudadana como principal
herramienta para el debate abierto.
Cabe preguntarse, cuál es entonces el nivel deseable de participación
ciudadana en el debate en torno a una política pública. Bajo una lógica
democrática y ciudadana, la conformación de la visión del conjunto ha de tener
en la participación activa de diversos target del electorado (in puts) un
ingrediente más para la definición de políticas públicas (out puts). Esos outputs
se acompañan además de una serie de otras variables que van a influir en el
proceso de participación planteado, así como en el resultado: nivel de
formalización de grupos de presión ligados al tema específico, prioridad de la
temática en el programa de gobierno, vínculos entre el partido político de
gobierno con el grupo de interés y esquema de governance del Presidente. No
se trata solo de abrir el espacio para el debate, sino de visualizar qué activos
existen para que el resultado del debate tenga real incidencia en la política
pública.
El Frente Amplio: ¿Un canalizador de la participación?
Debatida ha sido la tesis que otorga a los partidos políticos el rol de “actores y
garantes del pacto social fundante para el imaginario social” (Caetano, 1999) y
en la que nos apoyaremos para entender la trascendencia de los nuevos
espacios de debate público. Para autores como Real de Azua y Solari, la
adhesión político partidaria es configuradora de la identidad de los Uruguayos
(Solari, Real de Azua, 1964). La sociedad hiperintegrada fue construida desde
mecanismos amortiguadores del modelo de desarrollo centrado en la acción
configuradora del Estado cooptado por partidos políticos.
En este sentido, son los partidos los canalizadores de la comunicación política
y a través de sus discursos los principales configuradores del orden social. Fue
desde los propios partidos que se erigió el Discurso del “Uruguay Felíz”, que
tiene como sostenedores a los partidos políticos, y muy especialmente al
Batllismo (Batlle y Ordoñez) como proyecto integrador, y al neo-batllismo como
proyecto continuador. En ambos modelos el sistema político extendió sus redes
al sistema económico, social y cultural, configurando una identidad nacional del
país de las cercanías, amortiguador. El intercambio entre los distintos sistemas
permitió mantener durante la gran parte del siglo XX las tensiones estructurales
latentes, hasta que al momento de producirse una “crisis de legitimación” en el
sistema político, se produce un vacío de poder cubierto por mecanismos
autoritarios y la emergencia de desestabilizadores del modelo (Pacheco,
Fuerzas Armadas, Tupamaros). La crisis de la sociedad hiperintegrada
comienza a inicios de los sesenta, no obstante los partidos tradicionales se
mantienen en pie, conviviendo ahora junto a un tercer actor en disputa: el
Frente Amplio (Real de Azua, Rama, Somma, Panizza).
Es precisamente el Frente Amplio, el partido que se apoderará de la matriz
batllista de bienestar y que canalizará intereses diversos a través de un
mensaje central: la búsqueda de una sociedad hiperintegrada y un enfoque
amortiguador de las políticas públicas. En palabras de Real de Azua, un
“impulso y su freno” a la forma en que se encaran los cambios de orientación
política.
Luego de más de cien años de hegemonía del Partido Colorado y Partido
Nacional, el Frente Amplio asume el poder en 2005 luego de la crisis
económico-financiera más importante de la historia uruguaya. Lo hace,
resumiendo en su discurso político las banderas de integración social y
reivindicación del rol del estado en la economía.
Para resumir los factores que explican la llegada al poder del Frente Amplio
debemos diferenciarlos por alcances:
En el largo plazo, el Frente Amplio desde su creación ha ido capitalizando la
matriz batllista de bienestar, lo que supone defender el rol del Estado a la hora
de asignar recursos en la sociedad en pro de la libertad e igualdad. A su vez la
pérdida de votos de los partidos tradicionales los obligó a gobernar bajo
distintos formatos de acuerdo, prácticamente desde el primer gobierno
posdictadura, lo que los transformó en relativamente indiferenciados ante la
opinión pública” (Moreira, 2006).
Sin embargo, es el mismo Frente Amplio el que, más allá de los partidos
políticos, invita a sectores de la ciudadanía a la participación en los debates
públicos. La promesa del espacio de debate público pone en tela de juicio el rol
configurador y canalizador de los partidos políticos en el debate.
En el mediano plazo, bajo esa matriz batllista, el Frente Amplio inició un camino
de anexión de fuerzas progresistas que se desprendían de los partidos
tradicionales Nacional y Colorado. De esa manera acaparó a prácticamente
todo el sector progresista del país, dejando cada vez más hacia su derecha a
los partidos tradicionales. “El crecimiento del Frente Amplio empujó a los
partidos tradicionales a la derecha del espectro ideológico, ya que fracciones y
líderes de los partidos tradicionales identificados como de izquierda resolvieron
trasladarse a ese partido”.
La anexión de fuerzas políticas al Frente Amplio se resume en los nombres que
fueron tomando las coaliciones realizadas. Primero, en 1994 se funda el
“Encuentro Progresista”, que integraba el Frente Amplio y sectores progresistas
del Partido Nacional (liderados por Nin Novoa). Y por último, en 2003 la
fundación de la “Nueva Mayoría”, que es precisamente la anexión del Partido
Nuevo Espacio (que estuvo en el Frente Amplio y en el Partido Colorado) ahora
dentro de un mismo proyecto político. A partir de allí Tabaré Vázquez se
concentró en ser el vocero de la oposición y arrinconó a los partidos
tradicionales como una “alianza blanqui-colorada”, autores intelectuales y
materiales de los intentos privatizadores del Estado y las reformas neoliberales.
Para ello, trazó una alianza de canalización del descontento a través de un
diálogo fluido con las cámaras de trabajadores, en especial, el PIT CNT.
En el corto plazo, el factor disparador del crecimiento electoral del Frente
Amplio fue la amplia y profunda crisis económica, social y política que se vivió
durante los años 2002 y 2003. La herida social que dejó esta etapa del país,
posicionó al Frente Amplio como el partido de la esperanza, y personificó en
Tabaré Vázquez al líder de ese cambio.
La construcción de un frente común entre trabajadores y el Frente Amplio
generaba un incentivo para que, el partido en el gobierno, canalizase las
conversaciones sobre políticas públicas, integrando a otros actores, más allá
de su propia fuerza de gobierno.
Las variables que incidieron en el resultado de la política en el debate público
Prioridad de la temática en el
programa de gobierno
Vínculos entre el partido
político de gobierno con el
grupo de interés
Esquema de governance del
Presidente
Nivel de incidencia del Espacio de
Debate Público en el resultado de la
política pública
Nivel de formalización de
grupos de presión ligados al
tema específico
En este sentido, mientras mayor sea el nivel de formalización de grupos de
presión ligados al tema específico, mayores serán las herramientas para incidir
en el resultado de la política pública.
Mientras mayor prioridad tenga el tema en cuestión dentro del programa de
gobierno, mayor incidencia de las pautas que surjan del debate público en el
resultado de la política pública.
En tercer lugar, mientras mayores sean los vínculos entre el partido político de
gobierno y los grupos de interés implicados en la política en cuestión, mayor
será la incidencia de los primeros sobre el resultado del debate público.
Por último, la estrategia de gobernanza del Presidente explica qué nivel de
formalización le otorga a la recepción de demandas de grupos de interés
específicos.
Analizaremos el comportamiento de estas cuatro variables en los diversos
ejemplos de participación ciudadana generados en el período 2005-2010 en
Uruguay.
Los espacios de debate público
En este apartado, seleccionamos cuatro instancias en las que se convocó a la
participación ciudadana: el Dialogo Nacional sobre la Seguridad Social; la
creación del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS); el Debate Nacional
sobre la Educación; y las Mesas de Seguridad Ciudadana.
Si bien algunas de estas iniciativas comenzaron y finalizaron durante la
administración de Tabaré Vázquez, consideramos que los principales temas de
discusión continuaron durante el gobierno de José Mujica.
El Dialogo Nacional sobre la Seguridad Social
Este escenario de participación tuvo su primera etapa de funcionamiento entre
junio y noviembre 2007, con el propósito de discutir y generar los elementos
necesarios para una reforma del sistema. Oficiaron como propulsores de este
diálogo, dos informes, uno elaborado por CEPAL y el otro por la Universidad de
la República, que destacaban entre sus conclusiones, una drástica reducción
del número de personas con posibilidades de acceder a una jubilación en caso
de mantener el sistema tal cual se encontraba. A raíz de la divulgación de esos
datos, el gobierno convocó a diferentes organizaciones, no solo públicas
(Ministerio de Trabajo y Seguridad Social; Comisión Sectorial de Seguridad
Social de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto; Ministerio de Economía y
Finanzas; Ministerio de Desarrollo Social; Ministerio de Salud Pública; Banco
de Previsión Social; Universidad de la República; Sistema de Naciones Unidas,
y Agencia Española de Cooperación Internacional).
Además del estudio de modificaciones al sistema actual de jubilaciones y
pensiones, se espera de esta instancia la generación de bases para la
implementación de un sistema de protección social, integrando la salud; el
empleo; la educación; la cultura y la vivienda entre otros aspectos. De acuerdo
al programa de gobierno presentado para las elecciones de 2004, la seguridad
social está contemplada en el capítulo denominado “El Uruguay Social –
Emergencia y políticas estructurales”. Allí, el tema seguridad social se enmarca
en un régimen de protección social, donde se manejan asuntos tales como la
extensión del beneficio de las asignaciones familiares, o la posibilidad para
determinados trabajadores de acceder a jubilaciones anticipadas. Pero tal vez
el punto más polémico de la estructura programática lo constituye la voluntad
expresada de modificar el actual régimen de jubilaciones, volcándolo a “… un
sistema inspirado en una concepción integral y pautado por principios de
universalidad, redistribución, solidaridad intra e intergeneracional, participación,
protección y financiamiento progresivo y con aportación tripartita, un sistema
cuyo fin esencial no puede ser el lucro.”4.
El carácter participativo de la gestión de políticas sociales de un eventual
gobierno del FA queda plasmado a la hora de plantear la forma en la que el
Estado, como promotor y gestor de esas políticas sociales se relacionará con el
resto de los involucrados. Se hace entonces referencia a la necesidad de
plantear el diálogo, el reconocimiento de las diferencias con el otro, así como
una reformulación de la relación entre el Estado, los privados y las
organizaciones ciudadanas.
La convocatoria5 al Diálogo Nacional sobre Seguridad Social supone el
establecimiento de Mesas Temáticas de Diálogo (MTD), que generarán
4
Programa 2004 pág 23.
55
La siguiente es la lista de instituciones que fueron convocadas a participar: Asociación de la
Industria Frigorífica (ADIFU); Afinidad AFAP; Asociación Nacional de Brodcasters Uruguayos
(ANDEBU);Asociación Nacional de la Mediana y Pequeña Empresa (ANMYPE);Asociación
Nacional de Organizaciones No Gubernamentales (ANONG);Asociación de Promotores Privados
de la Construcción del Uruguay (APPCU); Asociación de Cultivadores de Arroz; Asociación
Nacional de Productores de Leche (ANLP); Asociación Rural del Uruguay (ARU); Asociación
Uruguaya de Derecho, Trabajo y Seguridad Social (AUDTSS); Banco Central del Uruguay (BCU);
Banco de Seguros del Estado (BSE); Caja de Jubilaciones y Pensiones Bancarias; Caja de
Jubilaciones y Pensiones de Profesionales Universitarios; Caja Militar; Caja Notarial de
Seguridad Social; Caja Policial; Cámara de la Alimentación; Cámara de Armadores Pesqueros
del Uruguay (CAPU); Cámara de Industrias del Uruguay; Cámara de la Construcción del
Uruguay; Cámara de la Industria Frigorífica del Uruguay (CIFU); Cámara Nacional de la
Industria Pesquera; Cámara de Comercio del Uruguay; Cámara de Turismo del Uruguay;
Cámara del Transporte de Pasajeros; Cámara Mercantil de Productos del País; Centro de
Almaceneros Minoristas, Baristas y Afines del Uruguay (CAMBADU); Confederación Empresarial
del Uruguay (CEDU); Centro Latinoamericano de Economía Humana (CLAEH); Comisión de
Fomento Rural (CFR); Congreso de Intendentes; Cooperativas Agrarias Federadas (CAF);
Coordinadora Industria de la Construcción del Este; Confederación Uruguaya de Entidades
Cooperativas (CUDECOOP); Departamento de Economía, Facultad de Ciencias Sociales,
UDELAR; Federación Rural del Uruguay (FRU); Federación Médica del Interior (FEMI); FESUR;
Frente Amplio; Instituto Nacional de las Mujeres, Ministerio de Desarrollo Social (INAMU,
MIDES); Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU); Instituto Nacional de
Estadística (INE); Instituto Nacional de la Juventud, Ministerio de Desarrollo Social (INJU,
MIDES); Instituto de Ciencia Política, Facultad de Ciencias Sociales, UDELAR; Instituto de
Derecho del Trabajo y la Seguridad Social, Facultad de Derecho, UDELAR; Instituto de
Economía, Facultad de Ciencias Económicas, UDELAR; Instituto De Estadística, Facultad de
Ciencias Económicas, UDELAR; Integración AFAP; Comisión Sectorial de Seguridad Social (OPP,
MEF, MSP, MTSS, MIDES, BPS); Comisión de Asuntos Laborales y Seguridad Social, Cámara de
Senadores; Comisión de Legislación del Trabajo, Cámara de Representantes; Comisión de
Seguridad Social, Cámara de Representantes; Intergremial del Transporte Profesional de
Carga; Liga de la Construcción del Uruguay; Ministerio de Defensa Nacional; Ministerio de
Desarrollo Social; Ministerio de Economía y Finanzas; Ministerio de Educación y Cultura;
Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca; Ministerio de Industria, Energía y Minería;
Ministerio del Interior; Ministerio de Relaciones Exteriores; Ministerio de Salud Pública;
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social; Ministerio de Transporte y Obras Públicas; Ministerio
de Turismo y Deporte; Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente;
Organización Nacional de Asociaciones de Jubilados y Pensionistas del Uruguay (ONAJPU);
Universidad ORT; Partido Colorado; Partido Independiente; Partido Nacional; PIT-CNT;
Plenario Instituciones de Asistencia Médica Colectiva (IAMC); República Afap; Sindicato
Médico del Uruguay (SMU); Suprema Corte de Justicia; Universidad de la Empresa (UDE);
Unidad De Población, Facultad De Ciencias Sociales, UDELAR; Unión Capital Afap; Unión de
insumos y documentos para ser tratados con posterioridad por Comisiones
Ejecutivas (CE). Las primeras se integran con participantes de organizaciones
públicas y de la sociedad civil, que trabajan en base a documentos, o
ponencias de expertos en el tema, mientras que las CE estarán integradas en
base a acuerdos surgidos de las reuniones de las MTD.
De la propuesta a la realidad: el funcionamiento y los avances del DNSS
El establecimiento del DNSS generó distintos productos, algunos directamente
observables en forma de propuestas, y otros intangibles, bajo la forma de
percepciones y señales de los actores convocados y de los efectivamente
participantes.
En el plano de lo tangible, las cinco mesas constituidas (Demografía; inclusión
y trabajo; protección social; cobertura; y financiamiento) plantearon una serie
de objetivos destacables, muchos de los cuales se han ido transformando en
realidades. Los más notorios son: la rebaja de las comisiones cobradas por las
Administradoras de Fondos Previsionales; la revisión de los topes de los
subsidios por desempleo y enfermedad; la baja de 35 a 30 años de trabajo para
aquellos trabajadores que desearan jubilarse y no alcanzaran el mínimo inicial;
la posibilidad de salir del sistema de fondos previsionales para aquellos
trabajadores que hubieran optado por éste y contaran con al menos 40 años al
1 de abril de 1996, etc. Otras reformas, como la de las Cajas Paraestatales
(Policial, Bancaria, y la pendiente en el Servicio de Retiros y Pensiones de las
FFAA), se nutrieron en muchos de sus contenidos a partir de discusiones
planteadas en las diferentes mesas y luego transmitidas a las Comisiones.
Pero tal vez el aspecto central es cómo se llegó a esas medidas.
Evidentemente, no podemos atribuir a la apertura al diálogo la totalidad de esos
avances, pero teniendo en cuenta la amplia participación de actores (entre un
50
y
un
60
% de las organizaciones convocadas), y su diversidad de intereses, sin duda
que la concreción de un espacio de diálogo y acuerdo facilitó la toma de
decisiones por parte del gobierno.
Consultas realizadas entre los participantes del DNSS (Busquets, 2010)
muestran un amplio nivel de percepción positiva en términos de mejora del
diálogo y la comunicación.
Mutualidad del Uruguay; Universidad Católica del Uruguay (UCUDAL); Universidad de la
República; Universidad de Montevideo.
La participación en el proceso de Reforma de la Salud
El problema de la salud ha estado permanentemente en la agenda
programática de los partidos en los último períodos electorales. Cuestiones
como la calidad de los servicios, pero además el acceso a los mismos, han
formado parte de los discursos electorales, particularmente del FA.
Durante las diversas instancias de presentación de propuestas para la elección
de 2004, surge la necesidad de crear un Plan Nacional de atención a la salud,
que integraría a diferentes actores del sector público con los prestadores
privados, con el objetivo de ampliar la atención primaria en salud, facilitando el
acceso a unas 300.000 personas que no gozan de cobertura alguna. Este plan
de salud estuvo inserto en el capítulo denominado “Uruguay Social” del
programa de gobierno 2004.
Con la llegada del FA al gobierno en 2005, el plan de reforma de la salud
comenzó a encaminarse. Entre las medidas que se plantearon, se incluyeron
varias con un fuerte componente de participación, y aún en aquellas de
carácter más técnico, como la reforma de la Administración de los Servicios de
Salud del Estado (ASSE), encontramos también fuertes componentes que
permiten vislumbrar el fuerte apoyo en la discusión y la participación de la
mayor cantidad de actores involucrados que el gobierno quiso imprimir a la
modificación de un sector clave en la vida de una población.
En un campo estrictamente vinculado al fomento de la participación, el 11 de
abril de 2005, mediante Decreto del Presidente, se aprueba la creación del
Consejo Consultivo para la Implementación del Sistema Nacional Integrado de
Salud (SNIS)6. El objetivo de dicho Consejo es contribuir para la creación de
una Ley de Reforma de Salud.
Para la constitución de este nuevo órgano se procuró la más amplia
representación de actores, nucleados bajo la órbita del Ministerio de Salud
Pública, pero con igualdad de condiciones para convocar o elevar propuestas
para cualquiera de sus integrantes.
La puesta en marcha del Sistema Nacional Integrado de Salud supuso la
implementación de dos ámbitos donde la participación y la representación se
tornan ejes fundamentales: la Junta Nacional de la Salud (JUNASA), y la nueva
conformación de ASSE.
6
La integración de este Consejo, tal cual se expresa en el Artículo 1° del Decreto es la siguiente: un
delegado del MSP; dos delegados de las Instituciones de Asistencia Médica Colectiva (IAMC) de
Montevideo; un delegado de las IAMC del interior; un delegado de las organizaciones de trabajadores
del MSP; un delegado de las organizaciones de trabajadores de las restantes instituciones públicas de
salud; un delegado de las organizaciones de trabajadores de la salud privada; un delegado de las
organizaciones de médicos de Montevideo; un delegado de las organizaciones de médicos del interior;
un delegado de la Asociación Odontológica del Uruguay; un delegado de la Federación Odontológica
Uruguaya del interior; un delegado de las organizaciones profesionales de psicólogos; un delegado de la
UDELAR-Area de la salud; un delegado del Congreso de Intendentes; Organizaciones representativas de
los usuarios.
Tanto la JUNASA como ASSE cuentan en su integración con delegados del
gobierno
(
MSP; BPS; Ministerio de Economía y Finanzas); las IAMC, pero también se
incorporan dos actores fundamentales en cuanto al señalado aumento del rol
de la participación ciudadana: los sectores de trabajadores organizados, y los
representantes de los usuarios del sistema.
La incorporación de estos dos actores, favorece no solo el tratamiento de
aspectos técnico-médicos, sino que resulta fundamental para la puesta en
agenda y la canalización de demandas tanto de trabajadores como de
usuarios, vinculadas a cuestiones como el acceso; las políticas laborales y
salariales, etc.
El Debate Educativo
La educación ha sido, desde la recuperación democrática, punto central del
debate no solo a nivel del sistema político, sino de la sociedad en su conjunto.
Todos los actores coinciden en señalar el deterioro y la profundización de
carencias, no solo en lo que refiere a infraestructura, como también en
resultados exhibidos por los alumnos en las diferentes instancias de evaluación
a la que se someten.
Así, a poco de asumir, el gobierno de Tabaré Vázquez conforma la Comisión
Organizadora del Debate Educativo (CODE), compuesta por integrantes de un
amplio espectro de grupos de interés en la temática (MEC; UDELAR;
FENAPES; Asociación Uruguaya de Educación Católica; Asociación de
Funcionarios de UTU; FEUU; Federación Uruguaya de Magisterio; Consejo de
Rectores de Universidades Privadas del Uruguay; Ministerio de Turismo y
Deporte; ANEP; Centro de Estudiantes de Magisterio; Asociación de
Educadores Sociales del Uruguay; Centro de Estudiantes del IPA; Asociación
de Institutos de Educación Privada, y los partidos políticos con representación
parlamentaria). La integración es determinada por el Ministerio de Educación y
Cultura previa consulta a las instituciones vinculadas al tema de la educación.
Esta comisión tiene entre sus principales lineamientos el de “Sensibilizar y
corresponsabilizar a todos los ciudadanos y actores sociales acerca de las
funciones de la educación en el desarrollo de las personas y del país7”. Ese
propósito se logrará mediante la mayor participación e involucramiento de
todos los sectores de la sociedad. Así, una vez constituida la comisión, se
realizó una convocatoria a la participación ciudadana con el propósito de
proponer las orientaciones y lineamientos para lograr mejorar la calidad de la
educación, apoyada en la eventual sanción de una nueva ley de educación.
Paralelamente, se convocará al Primer Congreso Nacional de Educación, que
complementará las propuestas emanadas de la ciudadanía.
A diferencia de las restantes políticas analizadas, el Debate Educativo contó en
su convocatoria, con una muy amplia difusión apoyada no solo en los medios
7
www.debateeducativo.edu.uy/cometidos
de comunicación tradicionales, sino que por ejemplo, se contó con folletería
distribuida con las facturas de ANTEL. Sin embargo, algunos estudios (De
Giorgi, 2006), señalan dificultades para la participación ciudadana no
organizada, debido principalmente a la poca difusión de las asambleas
territoriales, y al elevado nivel de complejidad de los documentos de discusión
de la CODE.
Finalmente, a partir de los resultados tanto del informe del CODE como del
Congreso Nacional de Educación, se aprobó en 2009 la Ley N° 18437, donde
se propone un Sistema Nacional de Educación y la creación de una Comisión
Nacional de Educación con una amplia integración, que incorpora
representantes de los trabajadores de la educación y representantes
estudiantiles.
Algunos apuntes a modo de conclusión
La experiencia de los tres espacios de participación analizadas nos permiten
arrojar consideraciones preliminares acerca del FA como un actor político que
favorece la participación ciudadana y fomenta los procesos de debate y dialogo
en los procesos de construcción y puesta en marcha de las políticas públicas.
Claramente, las instancias a estudio evidencian la dinámica bottom-up, ya que
incluso los organismos estatales que participaron lo hicieron en un principio
como convocantes, para luego equiparar su posición a la de cualquiera de los
restantes actores intervinientes.
En esta línea, entonces, propiciando el diálogo y la participación de sectores
hasta el momento ajenos a la toma de decisiones (sindicatos, asociaciones de
usuarios), debería esperarse un aumento de los procesos deliberativos con la
llegada de José Mujica a la Presidencia en 2009. Mujica es reconocido en
términos comunicacionales por su tendencia al diálogo, a privilegiar una
postura cuasi asambleística para la toma de decisiones. Por lo tanto, quienes
esperaban una mayor participación en la reconsideración de algunos de los
temas, algunos incluso exhibidos como prioritarios por el nuevo gobierno –no
olvidar el énfasis “Educación, educación y educación” señalado por Mujica en
su discurso de asunción-, albergaban razonables expectativas de un
incremento y apertura del ámbito participativo con respecto al que tuvo lugar
durante la administración de Vázquez.
No obstante, se ha visto en estos dos primeros años de la gestión Mujica, un
estilo participativo, receptivo al planteo de demandas. Podemos decir que
continúa la línea de buen escucha inaugurada por Vázquez, pero no muestra
idénticas dotes que su antecesor en el plano de la integración multisectorial en
la toma de decisiones.
En este sentido, han sido frecuentes las búsquedas de alternativas por fuera de
la participación de la sociedad civil, y un cierto retorno de la clase política
tomando determinadas decisiones. Ejemplos de ello lo constituye el
enfrentamiento planteado en ASSE que terminara con la destitución de su
Presidente, o la entrada de representantes de los partidos, sobre todo de
oposición en la discusión sobre la composición de los organismos rectores de
la educación, o el mismo acuerdo educativo alcanzado en febrero de 2012.
Lo que arroja la comparación de los procesos de participación es la
diferenciación en el manejo de los espacios de participación, teniendo un
mayor involucramiento del sector político partidario en el gobierno de Mujica y
uno mayor de la Sociedad Civil organizada en el gobierno de Vázquez.
La estrategia de seguimiento de los debates realizados en cada período es
disímil, en parte, porque la injerencia y el compromiso público asumido
directamente por el Presidente Mujica, no es similar al enfoque civil que
pretendía darle Vázquez a los procesos de participación ciudadana.
En perspectiva, el gobierno de Mujica apostó con la conducción de los debates,
interviniendo con su postura política en los procesos de participación, mientras
que el gobierno de Vázquez buscó generar la herramienta para canalizar
expectativas y compromisos de participación generadas por la fuerza política
en el gobierno.
El énfasis en el proceso de debate, dado por el gobierno de Vázquez, frente al
de los resultados de los debates dado por el gobierno de Mujica, plantea, por
un lado, nuevas interrogantes, respecto especialmente a la revalorización del
análisis funcional costo-beneficio que realizan los partidos políticos a la hora de
promover el debate público. Y por el otro lado, a la estrategia personal del jefe
de gobierno a la hora de relacionarse con las organizaciones de la Sociedad
Civil. Preguntas que disparan nuevas interrogantes en torno a las motivaciones
políticas e institucionales para promover la participación ciudadana directa en el
debate sobre políticas públicas.
Bibliografía
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México; Porrúa.
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de Vázquez: proceso y sustancia”; en Mancebo, María Esther y Pedro
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De Giorgi, Ana Laura (2006): “Debatiendo educación. El debate educativo en
Uruguay en contexto con los debates de Argentina y Chile”; Ponencia
presentada en el Primer Congreso Uruguayo de Ciencia Política; disponible en
http://www.aucip.org.uy/docs/politicas_educativas/ana_laura_de_giorgi.pdf
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Narbondo: Reforma del Estado y políticas públicas de la Administración
Vázquez: acumulaciones, conflictos y desafíos; Montevideo; Fin de SigloCLACSO-ICP; pp. 202-223.
Páginas consultadas
www.debateeducativo.edu.uy
www.dialogoseguridadsocial.org
www.smu.org.uy/sindicales/documentos/snis
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