SINDROME DEL NIÑO AGREDIDO Dr. Miguel A. Martínez

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Rev. Med. Hosp. Na!. Niños Costa Rica(2): 253-264,1980.
SINDROME DEL NIÑO AGREDIDO
Dr. Miguel A. Martínez*
INTRODUCCION
El maltrato a los niños se ha acentuado lo cual constituye una evidencia de la
descomposición actual de la sociedad, cuyo origen se encuentra en la desintegración y la deshumanización familiar y del individuo.
Cada día ingresan al Hospital mayor número de niños agredidos, sin excepciones de raza, religi6n, condición social o económica. Todos los días víctimasinocentes sufren sus consecuencias, tan graves a veces, como para terminar con una vida que apenas se iniciaba.
No sabemos con certeza cuál es la magnitud del problema en nuestro país; la
gran mayoría de estos niños no llegan a los hospitales porque los padres ocultan el
caso, porque sus lesiones son mínimas o por que no llaman la atenci6n y quedan
en el olvido. Desconocemos cuántas vidas están en peligro por los castigos recibidos.
Es necesario hacer esfuerzos para tratar de evitar el maltrato, pues tanto el verbal como el corporal dejan huellas imborrables en la mente y en el cuerpo de los
menores agredidos.
Es menester instruir a las nuevas generaciones para que cambien la forma de
castigar a los niños; es más efectivo privarlos unos días del televisor, del cine o de
cualquier otra diversión que imponer un castigo corporal que represente peligro
para su vida.
El médico debe adoptar una posición clara y definida ante el complejo problema del niño agredido. Su actitud debe ser de comprensión y estímulo cuando sea
necesario, pero también su línea de conducta ha de ser firme para juzgar un caso,
valorarlo y tomar medidas pertinentes, con miras a preservar la integridad física
del menor maltratado, cuando la ocasión así lo requiera.
Las causas de la agresión son múltiples y su etiología se encuentra en todos los
estratos sociales, a veceS encubierta, otras a la luz del día.
Una causa fundamental de agresión es la tradición. El castigo físico es tradicional, ha pasado de generación engeneraci6n a través de la historia. Es corriente oír
que un padre diga: "a mí me pegaron para educarme y yo lo hago con mis hijos
por la misma razón", ignorando que según el momento o el estado de ánimo, ese
castigo trae a veces fatales consecuencias para quienes lo reciben.
*
Hospital Nacional de Niños "Dr. Carlos Sáenz Herrera". Caja Costarricense
<;:le Seguro Social. San José, Costa Rica.
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HISTORIA
Si nos preguntamos desde cuándo existe el nifto agredido, debemos remontarnos en la historia para encontrar los orrgenes del maltrato a los niños. Sabemos
que el castigo siempre, ha existido pero ·Ias consecuencias de las lesiones producidas por él son una interrogante que bulle en nuestra mente; creemos que no hay
manera de desentrañarla.
Si estudiamos la Biblia, ya el génesis nos habla del primer maltrato entre hermanos:Carn mata.a Abe\. Ahí tenemos el primer ejemplo de rivalidad y envidia. Mal·
trato por descriminaci6n lo encontramos en Jacob y Esaú; maltrato colectivo: José vendido por sus hermanos; y asr continúan las páginas de la Biblia dandoejemplos de agresiones.
En otros tiempos existió la eliminación de niñbs por ser defectuoso, o por razones poHticas, religiosas o económicas. El ejemplo más palpable lo tenemos con Herodes, quien hizo desaparecer una generación masculina y por ello se ganó un sitio
en la historia de la Humanidad.
En época de los romanos y sobre todo en la edad media, el padre tenra derecho
de vida y muerte sobre sus hijos.
Más adelante, en Inglaterra, en el siglo XIV, los niños no deseados eran arrojados al Támesis. Luego, cuando la revoluCión industrial, se obligó a trabaj. a niños
y jóvenes quienes eran maltratados (8). En algunos parses aún venden niños y jó·
venes como sirvientes, o con propósitos sexuales. En Zambia el niRo debe estar en
la espalda de la madre y se les golpea, apedrea o maltrata, si no mantienen esta
posici6n (12).
Toda la literatura universal trae ejemplos de niños y j6venes maltratados y explotados por adultos. En el año 1874, se fundó en Nueva York la 'Society for the
prevention of cruelty to children" (Sociedad para prevenir la crueldad en los niños). Es ésta una de las primeras organizaciones para prevenir la sevicia, de que se
tiene conocimiento (8).
Vale la pena recordar que el primer caso de defensa di un niño maltratado, sucedió en los Estados Unidos en el año 1874.En esa oportunidad la·defensora fue la
Sociedad protectora de animales, por considerar que el niño involucrado pertenecra al Reino Animal. El niño fue separado de sus padres adoptivos, quienes lo maltrataban. Más recientemente en el año 1946, Caffey publicó un trabajo sobre 6 niños que presentaron 23 fracturas de origen traumático, lo cual fue negado por los
padres; en 1957 y 1965 reafirmó el origen del maltrato. En 1953 Silverman estableció la naturaleza de casos similares (81.
En 1962, Kempe et al. (6), después de estudiar 700 casos establecen "The battered child syndrome" (Síndrome del niño agredido).
Posteriormente se publican estudios por todos los Estadas Unidos llamando la
atención sobre el tema.
En la década de los 60 en todo el mundo proliferan las publicaciones sobre el
tópico, alertando la conciencia de los médicos quienes comienzan a preocuparse
porelasunto, lo que da origen a las primeras leyes de protección al menor. En
1961 en el Congreso de la Academia Americana de Pediatría se acepta oficialmente el nombre de "Síndrome del niño agredido" (12).
Mart{nez, M.: NlrqO AGREDI DO
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En Costa Rica, en la década de los setenta, el Dr. Efraín Quesada Calvo se preocupa por estudiar el asunto y presenta los primeros casos en un Congreso Médico
Nacional y el 24 de marzo de 19aO se lleva a cabo elPrimer Seminario para enfocar el problema en escala nacional.
LESIONES
Sorprenden las diversas maneras y formas de lesión producidas por las agresiones. Entre las más frecuentes que llegan al Hospital vemos las siguientes:
1. Escoriaciones: La lesión más simple y visible de todas, casi nunca de consecuencias fatales.
2. Hematomas: Este tipo de lesión, debido a su naturaleza es muy frecuente y ocupa un lugar preponderante como consecuencia de agresión. En muchas ocasiones es el hilo que conduce al diagnóstico de niño agredido, cuando no hay
una explicación convincente de su etiología.
3. Heridas: Por lo general cuando un niño agredido presenta este tipo de le.sión eS
clara evidencia de agresión. Las heridas pueden ser de diversas formas, según el
instrumento que las haya producido. És asf como vemos heridas punzantes,
cortantes o contusas y también distintos grados de gravedad, dependiendo del
sitio de la lesión, órgano interesado, extensión de la misma, etc. Todas ellas de
alguna manera ponen en peligro la vida del paciente.
4. Fracturas: Una gama interminable de lesiones son las fracturas, que van desde
una leve fisura, hasta fracturas complicadas en extremo que ponen en peligro la
vida del niño. Llaman poderosamente la atención las de cráneo, con predilección en los lactantes, los más indefensos y a los que más atención deben brindar
los padres; a consecuencia de ellas presentan las hemorragias intracraneas o bien
conmoción cerebral (7).
Las fracturas se localizan en cualquier parte del organismo, aunque con cierta
predilección en los huesos largos, por ser fácilmente alcanzables; a veces son
producidas por golpes y en ocasiones por manipulación, lo que hace pensar en
el grado de sadismo de quien las provoca. Es frecuente observarlas en diferentes
grados de consolidación, lo que ayuda al diagnóstico.
5. Flagelación: En pleno siglo XX y a pesar del grado cultural que hemos alcanzado, con frecuencia nos llegan niños flagelados, fiel reflejo de la falta de consideración hacia los demás y manifestación clara de un trastorno mental del agresor. Estos niños luego de sufrir un castigo brutal, llevarán cicatrices visibles y
permanentes, no sólo físicas sino también psíquicas y un trastorno imborrable
que hará de este sujeto un futuro agresor, que tratará de desquitar lo que sufrió en su niñez o adolescencia.
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6. Quemaduras: Es uno de los castigos más crueles e inhumanos pues deja toda
clase de cicatrices algunas retráctiles e invalidantes y con graves problemas de
estética, lo que incapacita física y psíquicamente a la persona (7).
Las quemaduras por lo general son producidas con agua caliente, a veces con la
plancha, o bien con la hornilla de la cocina. No faltan casos de rocío con productos inflamables a los que luego se les da fuego o bien situaciones en que se
sienta a la v(ctima en agua caliente. No debemos olvidar los cigarrillos, arma
frecuentemente usada por los adultos para lesionar a los niños.
AGRESION
La humanidad en su afán de infundir respeto, se vale del castigo, que trae como
consecuencia lesiones que ponen en peligro la vida de las personas. El castigo físico es ampliamente aceptado en nuestra sociedad, creyendo que con ello no se causa mal a los niños. Existen situaciones encubiertas que conllevan agresiones; éstas
son innumerables y aunque algunas se detectan fácilmente muchas otras pasan desapercibidas si no ponemos todo nuestro interés para descubrirlas. He aquí algunas
de las agresiones más comunes en nuestro medio.
1. Agresión trsica: Es aquel! a que se lleva en forma directa en contra de una persona, produciéndole lesiones. Este daño puede ser el resultado de una agresión
aislada o bien consecuencia de maltrato repetido que ocasiona lesiones simples
y hasta fatales.
En vista de que en nuestra sociedad se acostumbra el castigo corporal, el médico debe tener mucho cuidado para evaluar los casos de castigo excesivo, que a
la larga se convierten en maltrato. Cuando un niño castigado presenta hematomas, contusiones severas u otras lesiones que requieran tratamiento médico, esto pasa a la categoría de sevicia (15).
El daño físico generalmente es consecuencia de un arrebato colérico de las personas mayores o del mal comportamiento del niño. Dentro de este daño físico
hay variables marcadas entre uno y otro caso. Tenemos la actitud perfeccionista de los padres, según la cual los hijos deben ser modelos, sin que les permitan
ningún desvío de la línea de conducta trazada.
2. Deprivación: A veces ingresa al Hospital un niño desnutrido en el que puede pasar desapercibido la sevicia. Sin embargo al ahondar en el problema se encuentra que sus hermanos no son desnutridos. Este infame sufre de un maltrato enmascarado; agresión por deprivación.
Hay suficiente alimento en el hogar y a éste se le restringe o no se le da, con la
intención de que enferme y fallezca por desnutrición o bien, el caso de la madre psicótica que priva de agua al niño anurético, para ellitar que moje la cama
por las noches, lo que puede llevarlo a deshidratación hipernatrémica que pone
en peligro su vida (5).
La deprivación no sólo es alimenticia, también puede serlo la no administración
de medicinas necesarias para preservar la salud o bien demorar intencionalmen·
te suministrar medicamentos o acudir en forma tardía en busca de atención médica.
MarHnez, M.:
NI~O
AGREDIDO
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En esta agresión hay que poner todo el empeño, primero para descubrirla y
luego para no caer en el error de catalogar como tal, todo caso de desnutrición.
Es frecuente encontrar a los niños asmáticos, diabéticos o con padecimientos
tumorales que abandonan el tratamiento para ser llevados al curandero o al
pseudohomeópata, obien el padre rehusa hospitalizar al niño en una situación
de gravedad. No escapan a esta clasificación los 'impedimeintos para transfundir
sangre, que por motivos religiosos aducen algunas sectas. Caso contrario es aquél que recibe cuanto medicamento existe, sin que el paciente lo necesite. En
no sólo ayudan los familiares, sino gran número de médicos, sin que los organismos competentes hagan algo por frenarlos en el tremendo abuso de polifarmacia, agresión que pone en peligro la vida del paciente, o la función de algún
órgano.
3. Agresión psíquica: La agresión psicológica no muestra lesiones ffsicas pero sí
lesiones permanentes e imborrables. Se da por descontado que en todo caso de
sevicia hay un trasfondo psicológico como trauma permanente en el individuo
(9).
Múltiples situaciones producen este tipo de agresión. Algunas veces se encuentran niños abandonados en el quicio de una puerta, en un lote baldro o en abandono dentro de su mismo hogar. Otras, los padres abusan de las reprensiones, acusan a los hijos sin razón, los amenazan constantemente o se vuelven indiferentes con ellos (8).
Todas las anteriores son diversas maneras de maltrato y pasan desapercibidas
porque los padres no están concientes de que con esa aCtitud están mutilando
la personalidad y responsabilidad del niño en desarrollo. ESta agresión se descubre accidentalmente, cuando el niño se interna por algún problema médico o
quirúrgico que no tiene que ver con maltrato, o bien cuando el niño ya es capaz
de relatar su vida familiar en el interrogatorio médico de rutina.
El abuso emocional tiene secuelas tales como pérdida de interés por el estudio,
problemas de aprendizaje, marginalización espontánea del medio que lo rodea,
etc.
4. Agresión sexual: Abuso sexual es aquel que lleva a cabo un adulto en perjuicio
de un menor, pero sin llegar a la cohabitación. Cuando el hecho se consuma se
habla de violación. ESta produce lesión física y emocional con secuelas en el
comportamiento psíquico y sexual futuros. Generalmente quien produce el abuso sexual es un familiar cercano o el compañero de la madre. Este maltratado
es poco denunciado cuando se comete en familia con niños que no pueden comunicarlo (14).
La agresión sexual en los niños es muy aparente cuando se trata de una violación, pero la manisfestación es menor en el abuso sexual, condición que se presenta con mayor frecuencia y que por no haber lesión es la más difícil de diagnosticar. Si el niño no relata lo acontecido, no se descubre el hecho (10). Se
sospecha de abuso sexual cuando aparece alguna enfermedad venerea, una uretitis o vaginitis, o cualquier sintomatologra genital.
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LAS VICTIMAS
En algunas situaciones anormales del grupo familiar, las relaciones padre - hijo
se tornan tirantes, llega el momento en que él será ei chivo expiatorio y como consecuencia de ello es maltratado. Sufre lesiones que meritan Su internamiento porque su vida cone peligro.
El lactante, más vulnerable, tiene como medio de expresión el llanto. Esto a veces no es comprendido por el padre, quien en su desesperación ante un niño que
llora, lo agrede brutalmente para que calle. Esa falta de comprensión hace que la
sevicia se presente en los niños menOres de 1 año con más frecuencia y es precisamente en estos casos en los que existe riesgo para la vida del niño (9L
El niño pequeño, incapaz de defenderse y de acusar a quien lo agrede hace que
el médico deba tener siempre en mente la sevicia para poder diagnosticarla. En
nuestro medio hemos encontrado que los niños menores de tres años y en este
grupo los menores de un año, son los más agredidos.
Esto no significa que la agresión no se presente en todas las edades, pero el niño mayor puede evitar el castigo, recurriendo a ciertas artimañas que le permiten
burlar al agresor.
El niño mayor de seis años, es proporcionalmente menos maltratado, ya que
pue~e defenderse, salir huyendo, evitar el castigo, etc.; sin embargo, cuando logran
castigarlo lo hacen en forma inmisericorde, lo que le deja secuelas psíquicas que lo
condicionan para ser el futuro agresor.
Si bien es cierto que un niño está expuesto a lesiones cuando juega, también
lo es que en esta ocasión no sufre un trauma psicológico como en el caso de sevicia.
El niño mayor prefiere como castigo una bofetada o una paliza y no perder sus
juegos, por lo que esto último constituye el mejor medio de corrección, ya que es
lo que más le duele, nO como dolor físico, sino emocional.
En algunas ocasiones encontramos niños mal atendidos, en malas condiciones
de higiene y mal nutridos, la mayor parte del tiempo como indicio de maltrato,
pero también podemos ver niños bien atendidos, bien nutridos que son maltratados con mayor rigor.
Hay algunas características especiales de los niños agredidos. Muchos son hijos
de madre soltera o de relaciones extramatrimoniales, víctimas de los problemas
consiguientes a ambas situaciones. No escapan los niños de paternidad dudosa o de
padres separados; algunos de ellos por esamisma situación, son objetos de maltra·
to constante. Tampoco hay que olvidar a los- hijos de padres perfeccionistas quienes destrozan su personalidad con los patrones rígidos a que los someten a veces.
EL AGRESOR
Se ha querido encasillar como único agresor al individuo con problemas socio·
económico - culturales. Nad%J más infundado. El agresor se encuentra en todas las
capas sociales, culturales o religiosas. Es la personalidad del individuo quien lo lleva a agredir y no su condición socioeconómica (13), Todo agresor es portador de
una enfermedad psicótica no diagnosticada que lo lleva a descargar su angustia so·
bre el niño.
La calidad de los pacientes que llegan al Hospital hace pensar que el niño agre-
Martínez, M.: NIJ'lO AGREDIDO
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dido es de baja condición socioeconómica. Sin embargo sabemos que el niño de
clase medio o alta, acude a servicios privados y se pierde en nuestras estadísticas.
En su mayoda, son los padres quienes están en mayor contacto con los niños,
de ah r que ocupen un primer lugar entre los agresores. Luego tenemos los familia·
res cercanos, los padrastos y los encargados. No podemos dejar de lado a los maes·
tros; hemos sidos testigos presenciales del maltrato de palabra y de hecho en algunas ocasiones en que hemos concurrido a alguna escuela. No hay que dejar de
mencionar al médico quien está en el deber de dar a la sociedad ejemplo de ecua·
nimidad y sólidos conocimientos y en cambio, por ignorancia o complacencia, podrfa agreder prescribiendo cantidades exageradas de medicamentos que el niño no
necesita o productos que son innecesarios para combatir la dolencia del paciente.
El agresor es un individuo con personalidad inestable, un psicótico cargado de
problemas, casi siempre con antecedentes de agredido y en momentos de angustia
se lanza sobre el niño, maltratándolo. Algunos son padres que sufrieron Castigo
durante su niñez y descargan su cólera como un reflejo de la situación pasada o de
un momento de crisis. Ante el niño que llora, la madre lo alimenta o lo consuela,
lo cambia, etc, si continúa llorando, algunas madres desequilibradas se desesperan
y transforman su amor maternal en aversión, lo castigan a veces inmisericordemente, lesionándolo (1).
Cuando existen problemas conyugales repetidos, pueden éstos ser el factor que
predispone a la sevicia. Ciertos padres, maltratan exprofeso a sus hijos con fines e·
ducativos pues están persuadidos de que la mejor manera de educar es castigando.
La mala situación económica, falta de empleo, hacinamiento, alcoholismo y prostitución son elementos coadyuvantes de agresión (3),
Llama poderosamente la atención que uno de los padres castiga y el otro tolera
y acepta la situación como autoridad y tradición ancestral; cuando la agresión con·
lleva lesiones que meritan atención médica, entre ambas tejen historias para tratar
de encubrir la verdad y evadir la responsabilidad.
No podemos dejar pasar inadvertidos a ciertos grupos religiosos, para quienes el
castigo corporal es una bendición de Dios, u otros que no permiten ciertos procedimientos médicos o quirúrgicos necesarios para la salud o la vida del niño.
Hay una situación especial que ha sido denominada "el padre que pega". Es una personal moral, inteligente y adaptado a la sociedad; sin embargo, resulta ser e·
mocionalmente inmaduro, psíquicamente infantil y que no tiene conciencia personal ni ideales (2). Casi todos "los padres que pegan" han tenido una infancia des·
graciada, conflictos graves con sus padres y posteriormente conyugales, Por lo ge.
neral la impotencia para defenderse envilece su niñez y ya adultos se vuelcan en
contra de sus hijos en forma severa. A veces castigan al niño pues desean que éste
alcance las metas que ellos no lograron alcanzar (4). Algunos de estos padres refleccionan acerca de la situación, y después de maltratar al niño se preocupan por
llevarlo a consulta para no ser acusados de sevicia.
Cuando se presenta alguna de las situaciones anteriorres, el núcleo familiar teje
historias inverosímiles, intentan accidentes, niega traumatismos y alega calda de la
cama o de la cuna, el tropezón en una escalera o heridas con vidrios de ventanas j.
nexistentes, etc. (4). Tratan de justificar los hematomas con caídas repetidas y con
crisis raras que los ponen morados de un momento a otro.
Todo lo anterior nos reafirma que la personalidad de los padres agresores no es
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normal. Usualmente son personas que tienen un trastorno mental que los lleva a agredir a la menor provocación.
INTERVENCION MEDICA
Es necesario, de acuerdo con el cuadro clínico que presenta el niño, realizar algunos exámenes de laboratorio, sobre todo cuanto se presentan equimiosis o he·
matomas; deben hacerse los análisis completos que permitan descartar problemas
hematológicos. Hecho esto, cabe pensar en traumatismos, principalmente cuando
las equimiosis se encuentran en distintos grados de evolución.
El estudio de los rayos X es de suma importancia ya veces la clave para resolver
el problema. Este examen es indispensable cuando se sospecha malos tratos y el
niño es muy pequeño y no puede expresarse. La radiografía indicará si hay contu·
sión, presión o tracción, permite observar un desgi'!rro perióstico, una fragmentación angular o bien fracturas en diversos grados de consolidación, que indican agresiones repetidas (10).
No hay que olvidar e.stos exámenes en los niños desnutridos en los que se sospecha deprivación, porque un buen porcentaje de ellos, también sufre castigo corporal.
El diagnóstico diferencial debe ser hecho con entidades como: osteogénesis imperfecta, escorbuto, sífilis, hiperostosis córtica infantil o neoplasma (13l.
Estas patalogías pueden tener alguna semejanza con traumatismos, pero son fácilmente diagnosticadas por un radiólogo experimentado.
Haciendo a un lado las historias inverosímiles que tejen los familiares ante un
caso de agresión, el cl ínico debe poner todo su interés para descubrir la verdad, no
dejarse impresionar por los relatos y aunar criterios que lo lleven al diagnóstico en
casos con cicatrices múltiples en distintos grados de evolución, generalizadas o
traumáticas; quemaduras o heridas; contusiones sin explicación satisfactoria pue·
den tener valor patagnómonico por los moretones; desgarro de las encías por introducción brusca de un biberón, hemorragias retinianas, etc (14),
Las hematomas subdurales, sobre todo en lactantes, no aparecen espontáneamente, por lo tanto siempre hay que buscar el maltrato como causa (11. Las sacudidas violentas también son capaces de producir lesiones.
La radiografía es la mejor ayuda cuando se trata de fracturas o lesiones óseas en
diferentes estadías de evolución.
Cuando se trata de niños desnutridos es conveniente COnocer el medio familiar,
el estado físico de los demás miembros de la familia, la situación del núcleo familiar las relaciones entre sí. La clave del diagnóstico puede ser la deprivación.
No podemos pasar desapercibida la falta de administración de medicamentos,
que también pone en peligro la salud del niño.
Una vez establecido el diagnóstico médico, se deberá trabajar en lo psicológico
y social, ya que no hay que olvidar la precaria condición socioeconómica de la ma·
yoría de los niños maltratados.
Es importante observar con atención la conducta de los adultos, advertir sus di·
ferencias o sus cuchicheos, estar atentos a los cambios bruscos de personalidad o
de actitud cuando se les interroga.
En todo lo anterior puede estar la clave del diagnóstico y de la conducta a se·
Martínez, M.: NII"lO AGREDIDO
261
guir en cada caso en particular.
Una vez hecho el diagnóstico es importante curar las lesiones, cada una de a·
cuerdo con la magnitud del problema.
Todos estos niños deben ser hospitalizados, no sólo para aliviar su situación, sino como prevención de agresiones futuras. En el Hospital se les debe brindar la
mejor atención para hacer placentera su estadía.
Cuando el niño es mayor, pasado el cuadro agudo, debemos tratar de interro·
gario de manera sutil para que manifieste espontáneamente lo relativo a su situación hogareña. No se deben hacer preguntas compulsivas con respecto a sus padres
o encargados; hay que darle ayuda y mostrar que no se busca represión en contra
de ellos, sino colaborar para mejorar la situación familiar, con atención médica,
psicológica y social. Esto lo hará sentirse protegido y colaborar en la investigación.
Cuando el niño es dado de alta, tanto él como sus padres seguirán en control
psicológico si lo meritan, o social, si eS del caso. Si el tratamiento es satisfactorio
se restablece el vfnculo familiar y se evitan futuras agresiones.
CONCl.USIONES
El niño agredido se encuentra en todos los estratos sociales, pero los de meno·
reS recursos son los que llegan a las salas del Hospital, ya que sus padres no tienen
los medios económicos necesarios para esconder la agresión en los servicios privados.
Tanto los niños como los padres deben tener seguimiento, no sólo social, sino
también psicológico, en procura del bienestar común. Siempre que sea posible, el
niño deberá permanecer con sus padres, excepto en los casos que se compruebe
que se pone en peligro su vida.
Es necesario luchar denodadamente p'ara cambiar los patrones de castigo, eli·
minando el tradicional castigo corporal y la idea de educar por medio del dolor frsico.
La sevicia es el resultado de la descomposición familiar. De ahf la importancia
de la intervención de un equipo multidisciplinario que se haga cargo de la rehabili·
tación del núcleo familiar completo. Eso podría garantizar que al ser dado de alta,
el niño podrá regresar el hogar, ser bien recibido y no estar expuesto al peligro de
nuevas agresiones. Una legislación específica ayudaría en este propósito.
Por último, debemos hacer conciencia dentro del cuerpo médico para que piensen en este diagnóstico y no dejen escapar el gran número de pacientes maltratados por sus padres y que se ocultan con diagnósticos distintos a sevicia.
Si todos estos propósitos se cumplen, si se logra la reintegración del núcleo familiar, la aceptación del niño y el cambio del castigo, estamos seguros de llevar felicidad a la familia y salud y bienestar a la niñez.
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