el secreo de la miel 1 - Unidad Educativa Particular Javier

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“En todo amar y servir”
ARTÍCULO 09-2012
EL SECREO DE LA MIEL
La abeja no toma polen de una flor caída. (Proverbio chino).
“Todos anhelamos la plenitud, cuyo sinónimo podría ser calidad de vida, aunque la verdadera
plenitud será en la totalidad de la vida, de la entrega, de la visualización del Absoluto, de nuestro Dios.
Sin embargo, podemos ver, palpar que es posible una calidad de vida que muestre lo mejor de
nosotros mismos en el amor, en el trabajo, en las relaciones. El punto está en saber descubrir el secreto
que desarrollará esa calidad de nuestro ser. El Padre Carlos Vallés, jesuita español, que trabajó
muchos años en la India, y autor de muchos libros de espiritualidad nos invita a pensar en el secreto
de las abejas para producir la calidad de miel que hace dulce la vida y muestra la esencia de su ser.
¿Podremos los humanos mostrar mejor calidad de vida, vivir a plenitud nuestras relaciones de amor,
amistad, trabajo? Veamos.”
P. Fabricio Alaña S.J.
“La flor recién caída de la rama está aún llena de polen y es fácil tomarlo desde el suelo donde
yace, sin esfuerzo de alas ni preocupación de alturas. Sin embargo, la abeja no se acerca. No
cuentan en su búsqueda las flores que yacen en el suelo. Sigue su trayectoria elevada y su
abastecimiento en vuelo entre flores vivas. No toma el néctar derramado de las flores caídas.
La colmena mantiene niveles de excelencia. Lo mejor para su miel. Lo mejor para su reina. Lo
mejor para su enjambre de trabajadoras silenciosas en artesanía viviente. Todo ha de ser de la
mejor calidad posible en el reino de la perfección Los hexágonos de las celdas, la transparencia
de las paredes, la ventilación del laberinto, la seguridad de la corte. Todo es exacto, medido,
acabado. Y si se exige calidad en todo, más que nada ha de ser en el alimento diario que
mantiene a la colonia devota con salud y vigor. El néctar que va a ser vida y energía en tarea
exigente, ha de ser él mismo vivo, limpio y reciente en la integridad de su sustancia y la fuerza de
sus calorías. El néctar ha de venir de una flor viva. Por eso las abejas no tocan las que han caído
al suelo.
La vida tiene niveles de excelencia. Hacer bien las cosas, emplearse a fondo, cuidar los detalles,
no contentarse con el producto inferior cuando puede obtenerse el superior, cultivar la
excelencia, amar la perfección. Todos tenemos limitaciones y hay que saberlas, aceptarlas y
respetarlas; pero dentro de nuestras posibilidades hay alturas de actuación y plenitudes de vida
que pueden ser nuestras sin forzar ni ansiar, y a ésas hay que tender con seguridad firme y
conciencia renovada. No hacer las cosas a medias cuando podemos hacerlas de lleno; no
regatear el alma, no escatimar la entrega, no rebajar la vida. No bajarse a la flor caída cuando
hay miles en las ramas esperando nuestra visita, si nuestras alas tienen la fuerza de volar, y nuestro
corazón la convicción de la excelencia. La miel pura viene de la flor en el árbol.
Cada vez que veo una abeja la saludo en su vuelo rectilíneo y exacto. Princesa de la excelencia.
Trabajadora de excepción. Honra de la colmena. Ayúdame a evitar en mi vida el escollo de
conformarme con la mediocridad, y a renovar el voto responsable y transcendente de hacer
todo lo mejor posible, aunque no me vea nadie ni lo aprecie nadie, en puro desarrollo de mi ser,
deber de mi compartir y alegría de mi vida. Ya sé por qué es dulce la miel. Que también sea
dulce mi vida”.
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