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Voces: DEFENSA DEL CONSUMIDOR ~ PROCESO COLECTIVO ~ DERECHOS DEL CONSUMIDOR ~
CONSUMIDOR ~ SEGURO ~ ASEGURADOR ~ INTERPRETACION JUDICIAL ~ ASOCIACION CIVIL ~
ASOCIACION DE CONSUMIDORES ~ PUBLICIDAD ~ DOCTRINA DE LA CORTE SUPREMA ~
DERECHO COMPARADO ~ ESTADOS UNIDOS DE AMERICA ~ LEGITIMACION ~ LEGITIMACION
ACTIVA ~ ENTIDAD FINANCIERA ~ MEDICINA PREPAGA
Título: Publicidad de las acciones colectivas
Autor: Martínez Medrano, Gabriel
Publicado en: LA LEY 18/11/2013, 18/11/2013, 6
Fallo comentado: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala F ~ CONSUMIDORES FINANCIEROS ASOCIACION
CIVIL c. LIDERAR COMPAÑIA ARGENTINA DE SEGUROS S.A. s/ ordinario ~ 2013-08-22
Cita Online: AR/DOC/3844/2013
Sumario: 1. Introducción. La batalla por la legitimación. 2. La comunicación del proceso a los miembros
de la clase. El fallo Halabi. Algunos antecedentes en el fuero comercial. 3. La noticiación en las class
action de los EE.UU.. Diferencias de régimen de cosa juzgada con el derecho argentino. 4. El caso en
comentario. La opinión de la Excma. Cámara. Una inteligente y novedosa solución. 5. Conclusiones.
1. Introducción. La batalla por la legitimación
El presente trabajo, muy breve por cierto, no trata sobre legitimación en materia de acciones colectivas sino
sobre los mecanismos para su publicidad y comunicación a los consumidores. Sin embargo comenzamos por la
legitimación ya que esta ha sido la batalla que han sostenido las Asociaciones de Consumidores con los Bancos,
Financieras y Empresas de Medicina Prepaga, los principales demandados de acciones colectivas.
La historia es bien conocida y sufrió un vuelco a favor de las Asociaciones cuando la Corte Suprema dicto el
fallo Halabi. (1)
En el Fuero Comercial la única Sala que resistía la legitimación de las Asociaciones fue la Sala B, quien
cedió su posición en el caso PADEC c. BBVA Banco Fránces de fecha 7 de diciembre de 2012, al reconocer la
legitimación amplia de las Asociaciones para litigar colectivamente derechos individuales homogéneos.
La cuestión no era tan pacífica entre los Jueces de Primera Instancia, sosteniendo alguno de ellos la falta de
legitimación de las Asociaciones hasta no hace tanto.
A partir del fallo de la Corte Suprema in re PADEC c. Swiss Medical (2) ya no queda resquicio para la
Jurisprudencia inferior para desconocer la legitimación de las Asociaciones. Sin embargo las posturas contrarias
a las acciones colectivas emergen mediante otros mecanismos. He dicho en otro trabajo que donde no se pudo
llegar con el Derecho se intenta llegar con el bolsillo. (3)
Así es que algunos Juzgados comenzaron a imponer cargas económicas a las Asociaciones de Consumidores
de difícil o hasta imposible cumplimiento, como ser publicar avisos en medios periodísticos comunicando la
existencia de la acción colectiva al público en general o enviar cientos de miles de cartas a personas
desconocidas. Estos avisos, particularmente en periódicos de alcance nacional como Diario Clarín, generan un
costo que las Asociaciones -que no tienen autorización para recibir donaciones (4)- están imposibilitadas de
afrontar. De hecho la Dirección Nacional de Defensa del Consumidor ha suspendido preventivamente a la
Asociación Unión de Consumidores de Argentina por no poder justificar el origen de los fondos para efectuar
publicaciones en la prensa escrita, indicando que el costo de los avisos es superior al dinero que de ordinario
maneja una asociación. (5)
2. La comunicación del proceso a los miembros de la clase. El fallo Halabi. Algunos antecedentes en el
fuero comercial
El fundamento jurisprudencial que encuentran algunos Magistrados para imponer cargas económicas para
notificar la acción colectiva reposa en el fallo Halabi y más recientemente en el caso PADEC c/Swiss Medical.
Así, por ejemplo el Juzgado Nacional en lo Comercial Nro. 10 (6) impuso, en el expediente Proconsumer c.
Walmart, a la Asociación de Consumidores la carga de publicar avisos y enviar cartas a ex clientes del
demandado, carga que fue revocada por la Excma. Cámara y que fuera tildada de "irrazonable" por la Fiscalía
de Cámara.
La primera cuestión a discutir fue el alcance de la cosa juzgada en las acciones de consumo (art. 54 ley
24.240). Y en este punto sostuvo la Sra. Fiscal en su dictamen FG 120.217 del 16 de abril de 2013:
Es de destacar que la presente se trata de una acción colectiva iniciada en el marco de la ley 24.240.
modificada por la ley 26.361.
El caso de autos se diferencia del caso Halabi (Fallos: 332:111 "Halabi Ernesto c. PEN s/amparo"), en tanto
para la materia que aquí se trata existen normas que, aunque no conforman una regulación exhaustiva de la
cuestión, establecen reglas sobre determinados aspectos de las acciones colectivas (ver fallo "Halabi",
considerando 21).
En los casos que involucran derechos de los consumidores y usuarios los legisladores optaron por la cosa
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juzgada conocida como "secundum eventum litis", ya que se establece que la sentencia que haga lugar a la
pretensión, es decir, la sentencia favorable, es la que hará cosa juzgada para el demandado y para todos aquellos
consumidores que se encuentren en similares condiciones (art. 54, ley 24.240).
En estos sistemas no se exige una rigurosa notificación previa a los miembros individuales del grupo, ya que
sólo podrán verse beneficiados por una sentencia favorable pero nunca podría series oponible una sentencia
perjudicial a sus intereses.
Es cierto que nuestra ley también otorga la opción a quienes así lo desean de apartarse de la solución del
caso con anterioridad a la sentencia. La doctrina señala que en estos casos podría resultarles necesario apartarse
a aquellos consumidores individuales que consideren que podrían obtener un beneficio mayor al que podría
obtener en la acción colectiva en un litigio individual (conf. Salgado, José María, "Tutela individual
homogénea: Conflictos, derechos y pretensiones colectivas", Buenos Aires, Astrea, 2011, pág. 331; Verbic,
Francisco, "Acciones de clase para la tutela del consumidor en Argentina y Brasil", JA-2012-1I). También se ha
dicho que: "Por alguna razón sustancial (que lo lleva a no compartir la decisión de litigar) o práctica
(conveniencia) ese sujeto no quiere quedar relacionado con la situación colectiva, y debe ser respetado"
(Lorenzetti, Ricardo, "Justicia Colectiva", Rubinzal Culzoni, 2010, pág. 173).
Sin embargo, no puede soslayarse que en un sistema que reconoce la cosa juzgada "secundum eventum
litis", es decir, en el que debe interpretarse que la sentencia solo resulta vinculante para el consumidor en la
medida en que es favorable, es desproporcionado pretender instaurar un régimen de notificación similar al que
correspondería a un procedimiento en el - que la cosa juzgada sea apta para producir perjuicios jurídicos a los
consumidores,
La importancia de una notificación adecuada se ve acentuada al momento de ejercer el "opt out" en un
sistema de cosa juzgada ordinaria. ya que su finalidad es poner en conocimiento de los afectados que en caso de
no salirse del proceso, quedan sujetos a todos sus avatares, como ser la obligatoriedad de una sentencia
desfavorable.
No es este el caso de autos en el que sólo aquella sentencia que admita la pretensión hará cosa juzgada
respecto de los actores (art. 54 LOC).
Es estas condiciones, opino que el régimen de publicidad; instaurado por el juez de grado es irrazonable.
En segundo lugar la Sra. Fiscal criticó la imposición de cargas económicas desmesuradas a la Asociación de
Consumidores, que no es baladí destacar, litigan con beneficio de gratuidad el que cubre los gastos para obtener
el reconocimiento del derecho de los consumidores, incluyendo las costas (CSJN, Unión de Usuarios y
Consumidores c. Banca Nazionale del Lavoro del 11/10/2011).
La Fiscal calificó la obligación impuesta por el Juez de carente de razonabilidad. Ello porque, una vez
obtenida la legitimación activa de la Asociación Consumidores, el imponerle cargas económicas de imposible
cumplimiento (7), impide negarle el acceso a la justicia por vías indirectas, algo que resulta contrario al Pacto de
San José de Costa Rica conforme lo resolvió la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Cantos c.
Argentina del 28/11/2012. (8)
En el caso que hemos citado previamente -Proconsumer c/ Walmart- la Sala E decidió revocar la resolución
que había decidido el envío de las cartas y la realización de las publicaciones y lo hizo sumando a los
fundamentos del Fiscal los propios de la Sala en los siguientes términos:
"La Sala comparte lo dictaminado por la señora Representante del Ministerio Público ante esta Cámara en
cuanto a que el sistema de publicidad instaurado por el Juez a quo no se encuentra previsto legalmente y podría
significar en la práctica, la imposibilidad de continuar con el trámite del juicio. Por lo demás, la actora cuenta
con beneficio de justicia gratuito (LDC: art. 55) sobre cuyo alcance no se precisa emitir juicio actual, y ha
iniciado un beneficio de litigar sin gastos, respecto a cuyo resultado sería prematuro adelantar opinión. En tal
situación, no resulta razonable exigirle que afronte el obstáculo insalvable para acceder a la justicia. (9)
Tenemos entonces que resolver un problema. Las acciones colectivas deben ser comunicadas a los
eventuales beneficiarios (los consumidores) pero esta comunicación debe ser en favor de los consumidores, y si
la misma representa un obstáculo para la promoción o trámite del proceso colectivo, el remedio es peor que la
enfermedad. O dicho de otra forma, quienes se ponen la piel de corderos y se manifiestan rigurosos a la hora de
notificar uno por uno a los consumidores, saben que dicho meticuloso requisito se transforma en un obstáculo
que precisamente impide que los consumidores puedan ser representados colectivamente. En los casos donde el
derecho de fondo asiste a los consumidores, la conducta reprochada equivale a favorecer la impunidad de quien
escamoteo unos dinerillos a los usuarios de manera tan dispersa que evita el reclamo individual por la baja
cuantía per capita y la falta de interés en su recupero, pero que sumados representan millonarias transferencias
de dinero desde los usuarios hacia los proveedores.
En lo que sigue del presente trabajo veremos cómo este mecanismo se transformó en una valla en los EEUU
para el progreso de las acciones de clase, y como en nuestro país la Excma. Cámara parece darle una solución
equitativa que puede potenciar tanto las acciones colectivas como la difusión de éstas utilizando mecanismos
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que se encuentran al alcance del justiciable.
3. La notificación en las class action de los EE.UU.. Diferencias de régimen de cosa juzgada con el
derecho argentino
En los EE.UU. dependiendo el tipo de class action se requiere o no una notificación postal a cada miembro
de la clase. El objeto de la notificación es hacer conocer a los miembros de la clase que, en forma colectiva, se
están litigando derechos propios y en que, en caso de dictarse una sentencia en contra, sus derechos se verán
perjudicados. Por ello se le ofrece la posibilidad de excluirse de la solución colectiva.
La notificación postal obedece principalmente a dos razones. La primera es que las class action americanas
permiten litigar derechos que económicamente son considerable de modo individual (p. ej. Daños personales) y
por ello el miembro de la clase puede tener interés genuino en litigarlos individualmente. La segunda es que en
el sistema americano, la cosa juzgada desfavorable a la clase, perjudica futuros reclamos individuales sobre la
materia que fue litigada colectivamente.
Ninguna de esas dos circunstancias se presenta en el derecho argentino.
En primer lugar hay que tener en cuenta que en aquel país el sistema de cosa juzgada es diferente al previsto
en la Ley 24.240 y en segundo lugar que, tal como ha diseñado la Corte la acción de clase para el derecho
argentino, solo pueden ser litigados los derechos que de manera individual resultan impracticables de ser
tratados, ya que de otro modo se afecta el derecho de acceso a la justicia (3er. requisito del fallo Halabi). Por
ello la notificación o comunicación en el derecho argentino no tiene la relevancia otorgada en el derecho de los
EE.UU. tal como lo puso de resalto la Sra. Fiscal de la Excma. Cámara en lo Comercial en el caso Proconsumer
citado supra.
Es que en el derecho comparado existen dos sistemas principales de cosa juzgada colectiva: "pro et contra" y
"secundum eventum litis".
El sistema pro et contra predomina en las Class Action de los EE.UU..
Pro et contra quiere decir que los efectos de la cosa juzgada se aplican contra todos los miembros de la clase
representada independientemente del resultado del proceso (a favor o en contra), tanto para posteriores acciones
colectivas como para ejercer los derechos en forma individual. (10)
Es decir que una sentencia contraria a los intereses de la clase expande perjudicialmente sus efectos en
contra de todos y cada uno de los potenciales reclamantes, no solo en futuras acciones de clase sino también en
cuanto a sus reclamos individuales.
De este modo se agota la posibilidad de litigar nuevamente la cuestión colectiva y, en caso de derechos
individuales homogéneos, se agota la posibilidad de que los miembros de la clase presenten sus reclamos en
forma individual.
La regla 23 c (2 (B) de las Reglas Federales de Procedimiento Civil establece que el fallo, favorable o no,
incluirá a todos los miembros que no soliciten su exclusión.
Por su parte la Regla 23 c (3 establece: El fallo en una acción colectiva de tipo b1 o b2 sea favorable o no al
grupo, incluirá y describirá a aquellos que el juez considere miembros del grupo. El fallo en una acción
colectiva de tipo b3 sea favorable o no al grupo, incluirá y especificará o describirá a aquellos a los que se dirige
la notificación prevista en la subdivisión c2 que no han solicitado exclusión, y que el juez considere miembros
del grupo.
En los sistemas de derecho continental la situación es diametralmente opuesta. La sentencia colectiva
desfavorable no afecta los derechos individuales de los miembros de la clase -ausentes en el proceso colectivode plantear sus reclamos en forma individual.
En el derecho continental existen dos subsistemas; el pro et contra colectivo y el sistema secundum eventum
litis puro, que es el que adoptó el art. 54 de la LDC.
El sistema que denominamos pro et contra colectivo se aplica en Brasil. Según el art. 103 del Código de
Defensa del Consumidor de ese país, una sentencia colectiva desfavorable obligará al grupo que litigó, pero la
sentencia no puede perjudicar los derechos individuales de sus miembros. Esto quiere decir que no puede
intentarse una nueva acción colectiva sobre la misma pretensión, pero los miembros del grupo pueden
presentarse ante los Juzgados a re-litigar la cuestión en forma individual. (11)
Una variante de este subsistema es el que permite re-litigar la cuestión colectiva si se demuestra la
existencia de pruebas nuevas o no consideradas en el primer juicio. Esta solución está prevista en el Código
Brasilero (art. 103) y en el Código General del Proceso de Uruguay, art. 220. En este escenario "cualquier
representante del grupo puede volver a intentar la acción colectiva para proteger el mismo derecho
transindividual en el caso de que presente nuevas pruebas". (12)
El sistema argentino, al que denominamos secundum eventum litis puro, únicamente expande los efectos de
la cosa juzgada favorable al consumidor, tanto para una posterior acción colectiva como individual. (13) Ello es
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lo que surge del art. 54 de la ley 24.240 al señalar: "La sentencia que haga lugar a la pretensión hará cosa
juzgada para el demandado y para todos los consumidores o usuarios que se encuentren en similares
condiciones, excepto de aquellos que manifiesten su voluntad en contrario previo a la sentencia en los términos
y condiciones que el magistrado disponga".
Una vez concluido el proceso quien desee aprovechar la sentencia podrá hacerlo y quien considere más
conveniente litigar en forma individual también podrá realizarlo.
Debido al sistema de cosa juzgada que tiene los EEUU es que, en determinadas acciones requiere la
notificación postal a cada miembro de la clase que pudiera ser identificado.
A partir del caso EISEN III (14) se determinó que la notificación debía ser personal y afrontada por el
representante de la clase o sus letrados.
La doctrina fue crítica de tal solución. Así se dijo que Un objetivo declarado de la Regla 23 modificada es
proporcionar un fuero para las personas agraviadas cuyas demandas son demasiado pequeñas para justificar un
pleito por separado. "En efecto, la acción de clase ha sido referido como ‘un remedio semipúblico administrado
por el abogado en la práctica privada -Una mezcla de medidas administrativas y de litigio privado. El requisito
de la notificación del artículo 23 presenta el mayor impedimento para el cumplimiento de este propósito. La
Subdivisión (c) (2 requiere aviso individual a todos los miembros identificables de una clase. Esta disposición,
más el hecho de que el representante de la clase puede tener que asumir el coste de dicha notificación, restringe
en gran medida el papel de la acción de clase como un remedio semi-público. (15)
Asimismo sobre el hecho de hacerle pagar al representante de la clase las notificaciones, se dijo que esto iba
en contra de justificativo de la existencia de las acciones de clase: El problema surge de la decisión de obligar a
la demandante a pagar por anuncio es que en muchos casos en los que los representantes de la clase posee
escasos recursos económicos, el resultado inevitable será una desestimación de la demanda como proceso
colectivo. Este resultado socava lo que se presume que es una justificación básica para permitir las acciones de
clase, la "misión histórica de cuidar al más débil"! (16)"
Ha sostenido el tratadista Moore que "el énfasis excesivo del requisito de notificación puede acarrear el fin
de la acción de clase". (17)
4. El caso en comentario. La opinión de la Excma. Cámara. Una inteligente y novedosa solución
En el presente caso en comentario, la Sra. Juez de Primera Instancia a cargo del Juzgado 23 en lo Comercial
ordenó al demandado enviar una carta a cada miembro de la clase (tomadores de seguros de automotor).
La Excma. Cámara concordó con el Juez de grado de la importancia de la notificación para hacer conocer la
existencia de la acción a los miembros ausentes. Sostiene incluso que deben evaluarse mecanismos originales
que incluso trasladen al demandado no colectivo la carga procesal en cuestión.
Sin embargo se dejo sin efecto lo ordenado por la Jueza, que consistía en el envío de una nota a cada uno de
los clientes de la demandada, y que fueron abarcados por la demanda. La Aseguradora se quejó de la carga por
el elevado costo, indicando que no remitía comunicaciones periódicas a sus clientes, solo al renovarse las
pólizas (semestralmente), en ocasión en que se les enviaba la cuponera para hacer los pagos mensuales.
La Cámara modificó la forma de comunicar mediante dos medidas:
1. La colocación de un banner en la página web de la aseguradora en lugar destacado, el cual debe
mantenerse por el plazo de 30 días desde su publicación.
2. Oficio a AFSCA Autoridad de Servicios de Comunicación Audiovisual a los fines que se requiera a
diversos canales de TV para que en las ediciones centrales de sus noticieros hagan conocer a la audiencia los
datos esenciales del proceso, ya sea por un videograph o por el método que sea idóneo. (18)
Coincidimos plenamente con lo decidido por la Excma. Cámara. La solución implica utilizar los recursos
existentes. No sanciona anticipadamente al demandado mediante la imposición de una carga financiera
importante, tampoco implica el desembolso para la Asociación actora que litiga con beneficio de gratuidad.
Otros mecanismos similares cuya instalación en la práctica de las acciones colectivas cumplirá con los
objetivos de comunicar, difundir, pero no ser una valla para el progreso de las demandas son:
1. El envío de avisos dentro del mismo envío de las facturas mensuales (telefonía, bancos, medicina
prepaga). En los sobres de telefonía, bancos y medicina prepaga llegan publicidades, aviso, incluso newsletters,
con lo cual su costo esta amortizado. Esta solución luce en el fallo interlocutorio de segunda instancia en autos
Asoc Protc Consumidores del Sur PROCONSUMER c/ Galeno Argentina, CNCom., sala F del 23 de mayo de
2013.
2. La colocación de cartelería en lugares de tránsito de los clientes abarcados por la Clase como ser
supermercados (criterio sostenido por la Fiscalía de Primera Instancia en el expediente ADDUC c.
CENCOSUD, Juzgado Comercial Nro. 11), sucursales bancarias (Cámara de Apelaciones en lo
Contenciosoadministrativo y Tributario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sala II 21/07/2012 ~ PADEC
c. Banco de la Ciudad de Buenos Aires). (19)
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3. La utilización de avisos en medios periodísticos gráficos que reciben pauta oficial, para lo cual puede
oficiarse a la Jefatura de Gabinete de Ministros que distribuye la pauta y solicitar la publicación de los avisos en
los diarios que reciben generosos fondos del Estado. Otra variante seria solicitar por Oficio a la Dirección de
Defensa del Consumidor de la Nación que requiera la publicación de los avisos a través de los medios que
reciben dicha pauta oficial.
4. La utilización del programa Fútbol para Todos, que se financia con fondos públicos y a través del cual se
canalizan avisos institucionales, para lo cual debería requerirse por oficio a la Jefatura de Gabinete o a Canal 7
ATC.
5. La utilización de las nuevas tecnologías, como ser Internet mediante la colocación de Banners como el
caso de estudio, la creación de Blogs (que son gratuitos por ejemplo a través del sitio www.blogspots.com), el
envío masivo de correos electrónicos (a direcciones que sean facilitadas por los proveedores quienes de
ordinario poseen esa información de sus clientes).
6. La utilización de las cuentas de Twiter de los medios masivos de comunicación, mediante oficio dirigido
a los medios para que procedan a retransmitir un mensaje que podría tener un link a una página web donde se
explicaran los alcances de la acción colectiva.
5. Conclusiones
Ponderamos la solución brindada en el fallo en comentario puesto que tiene el merito de balancear el
derecho de los consumidores ajenos al proceso de ser anoticiados, con el derecho de esos mismos consumidores
a ser representados.
Teniendo en cuenta el régimen de cosa juzgada previsto en el art. 54 de la Ley 24.240 consideramos que la
notificación no resulta esencial en el proceso de consumo. Es conveniente, es ventajosa y hace a la transparencia
del proceso colectivo. Pero es un medio para controlar el correcto funcionamiento del sistema de acciones
colectivas y no una valla para su propia existencia. Imponer una notificación personal, por carta, y a cargo de las
asociaciones de consumidores, o la publicación de avisos en la prensa escrita, implica por un lado desalentar la
promoción de acciones colectivas y por otro lado también el hecho de que las que tramitan sean desistidas por
no poder afrontar los costos.
Si la carga económica impuesta a la Asociación es notable, ello llevara al desistimiento o al abandono de la
acción y conforme el art. 52, último párrafo de la Ley 24.240, una acción desistida o abandonada no culmina,
sino que debe ser continuada por el Fiscal. Es decir que exigir el pago de los avisos o comunicaciones a las
Asociaciones de modo que deban abandonar las acciones por falta de recursos, solo implicara que la Fiscalía se
recargue de acciones colectivas desistidas, y en definitiva que tenga que afrontar los costos de las notificaciones.
Hay que tener en cuenta las diferencias de sistema entre el de los EEUU y el de nuestro país, donde las
acciones son iniciadas por entidades sin fines de lucro, controladas por el Estado, y con fuertes limitaciones a la
captación de fondos.
No está de más recordar que el art. 57 de la Ley 24.240 que regula las Asociaciones de Consumidores
ordena a estas ser independientes de toda forma de actividad profesional, comercial y productiva; prohíbe
recibir donaciones, aportes o contribuciones de empresas comerciales, industriales o proveedoras de servicios,
privadas o estatales, nacionales o extranjeras; y en el caso que tengan publicaciones estas no podrán contener
avisos publicitarios.
Es evidente entonces que las limitaciones a la captación de fondos conspiran contra la posibilidad de que
publiquen avisos comerciales de magnitud o costeen mailings a cientos de miles de personas.
Si para solucionar el problema de la información en materia de acciones colectivas se busca un remedio que
implique su extinción, se está tratando de matar a un mosquito con un cañón.
No creo que esa sea la intención de quien opera en este sistema de buena fe, es decir que pretende que los
pequeños reclamos que de otro modo son impracticables, sean llevados a los estrados judiciales, que se controle
la actividad del representante colectivo y que se otorgue a los terceros la posibilidad de excluirse, siempre
teniendo en cuenta que la cosa juzgada que se expande es la favorable al consumidor según los propios términos
del art. 54.
Por ello coincidimos con soluciones creativas que, sin recargar de sobremanera al demandado, puesto que
no fue vencido al momento de efectuarse la comunicación, tampoco hace recaer el costo de las comunicaciones
en las asociaciones que litigan con beneficio de gratuidad.
Quiero cerrar este trabajo con una cita del Juez Douglas de la Corte Suprema de los EEUU, al votar en
disidencia en el caso EISEN III (20) en el que una ajustada mayoría estableció que si no podía cumplirse la
notificación personal a cada consumidor no había acción colectiva posible. En esa ocasión el Juez dijo: "Pienso
que en nuestra sociedad cada vez mas compleja, existen innumerable cantidad de personas que se ven ligadas a
desastres comunes, calamidades o riesgos, las cuales, sin una acción de clase, deben mendigar por justicia...
algunos de ellos son los consumidores cuyos reclamos pueden verse de minimis, pero los cuales en forma
solitaria no tienen ningún recurso practico para obtener una indemnización o remedio... o los contribuyentes
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anónimos que son abusados por las tarifas de servicios... Las acciones de clase son uno de los pocos remedios
legales que tienen los pequeños reclamantes contra aquellos que manejan el status quo. Me gustaría reforzar su
mano con el objetivo de crear un sistema de Derecho que dispense justicia a los humildes así como a los que
generosamente han sido dotados de poder y riqueza."
(1) "Halabi, Ernesto c. P.E.N. - ley 25.873 - dto. 1563/04 s/amparo ley 16.986" de fecha 24/02/2003, Fallos:
332:111.
(2) PADEC c. Swiss Medical S.A. s/nulidad de cláusulas contractuales Fallo P.361.XLIII. 21/08/2013.
(3) MARTINEZ MEDRANO, G., La Corte Suprema reconoce la legitimación colectiva de las asociaciones
de consumidores. Comentario a PADEC c. Swiss Medical, Corte Suprema 21 de agosto de 2013. Inédito, puede
leerse en http://works.bepress.com/martinezmedrano/53/
(4) Art. 57 Ley 24.240.
(5)
Antecedentes
del
caso
en
la
página
de
la
Dirección
Nacional
http://www.consumidor.gov.ar/comunicado-clarin-financia-a-la-union-de-consumidores-de-argentina/
(6) Es honesto reconocer que posteriormente el Magistrado a cargo del Juzgado ha variado su postura.
Resolución interlocutoria del 22 de agosto de 2013 recaída en el expediente Unión de Usuarios y Consumidores
c. Banco de Servicios y Transacciones (Secretaria 19) donde se limitó a imponer cargas menores al demandado
y comisionar a las Asociaciones actoras para vigilar su cumplimiento.
(7) Estamos hablando de avisos destacados cuyo costo supera los 100.000 pesos y el envío de cartas a cada
consumidor por costos varias veces millonarios. Es evidente que donde no se pudo coartar la legitimación de los
consumidores en el campo del Derecho se lo intenta a través del bolsillo.
(8) http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_97_esp.pdf
(9) Sentencia de fecha 24 de mayo de 2013, autos Procsonsumer c. Wall Mart Argentina S.R.L., CNCom,
Causa 1237/13.
(10) "The judgment in a class action or representative suit, to which some members of the class are parties,
may bind members of the class or those represented who were not made parties to it" Hansberry v. Lee (1940)
cit. por TULUMELLO, Andrew — WHITBURN, Mark, "Res judicata and collateral estoppel issues in class
litigation", Chapter 23 p. 206. A practitioner´s guide to Class Actions, Ed. Marcy Hogan Greer (c) 2010
American Bar Association. Eble p. 606.
(11) GIDI, Antonio, Las acciones colectivas y la tutela de los derechos difusos, colectivos e individuales en
Brasil, Universidad Autónoma de México, 2004, p. 100 y ss.
(12) GIDI, p. 105.
(13) Coincide con esta apreciación VERBIC, Francisco, La tutela colectiva de consumidores y usuarios a la
luz de la ley Nº 26.361 en Revista de Derecho Procesal Rubinzal Culzoni, 2009-I (tutelas diferenciadas II) quien
señala: los miembros ausentes continuarán habilitados para presentarse ante los tribunales ejercitando acciones
en protección de sus derechos individuales afectados con motivo del hecho juzgado en el proceso colectivo, así
como también podrán interponer nuevas acciones otros legitimados colectivos.
(14)
Eisen
v.
Carlisle
and
Jacquelin
http://supreme.justia.com/cases/federal/us/417/156/case.html
-
417
U.S.
156
(1974),
(15) Rodman Ward Jr and Wayne N. Elliott, The Contents and Mechanics of Rule 23 Notice, 10 B.C.L.
Rev. 557 (1969), http://lawdigitalcommons.bc.edu/bclr/vol10/iss3/8
(16) Statement of Benjamin Kaplan, quoted in Frankel, Amended Rule 23 from a Judge's Point of View, 32
Antitrust L.J. 295, 299 (1966) cit en Ward and Elliot, nota anterior.
(17) Moore, Federal Practice 23.55 (2d ed. 1975) 23-1157 to 23-1158, cit.
(18) Esta orden de difundir la existencia del juicio colectivo reposa en la carga que poseen los medios de
comunicación prevista en el art. 76 de la ley 26.522: Avisos oficiales y de interés público. La Autoridad Federal
de Servicios de Comunicación Audiovisual podrá disponer la emisión de mensajes de interés público. Los
titulares de licencias de radiodifusión deberán emitir, sin cargo, estos mensajes según la frecuencia horaria
determinada y conforme a la reglamentación. Los mensajes declarados de interés público no podrán tener una
duración mayor a los ciento veinte (120) segundos y no se computarán en el tiempo de emisión de publicidad
determinado en el artículo 82 de la presente.
© Thomson La Ley
6
(19) Con nota del autor: MARTINEZ MEDRANO, Procedimiento de acciones colectivas, LA LEY,
2011-F, 95.
(20)
Eisen
v.
Carlisle
and
Jacquelin
http://supreme.justia.com/cases/federal/us/417/156/case.html.
© Thomson La Ley
-
417
U.S.
156
(1974),
7
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