la declaración balfour - Pronombres Personales

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LA DECLARACIÓN BALFOUR
Al conocerse los términos del Dictado de Versalles que condenaban a Alemania a la más
atroz miseria, al hambre y al caos tras su derrota en la Primera Guerra Civil Europea, la que
supuestamente era la guerra para terminar con las guerras, alguien dijo: “Aquí se ha
sembrado la semilla de una nueva guerra mundial dentro de 20 años”. Hasta qué punto
tenía razón ese visionario es algo que seguramente él mismo ni siquiera sospechaba.
Conviene recordar que esa guerra empezó en 1914 y terminó a fines de 1918,
imponiéndose el vergonzoso dictado a los vencidos en 1919. Pero ya en 1917 las fuerzas
ocultas que mueven los engranajes de la historia a su amaño y conveniencia pasando por
encima de todo cuanto los seres humanos respetamos, ya habían hecho su jugada maestra
para derrotar al Genio de los Gentiles en la guerra que cocinaban a fuego lento para 1939.
Esa jugada fue arrancar al gobierno británico la promesa de entregar a la judería la tierra
palestina. Ya un Presidente yanqui, F. Delano Roosevelt, confió una vez a un amigo: “En
Política nada sucede por casualidad, si sucede puede apostar que había sido planificado
así”. Y esa fatídica promesa, concretada en la llamada Declaración Balfour no fue la
excepción a tan extraña regla. Veamos como se desencadenaron los hechos.
NOVIEMBRE 2 de 1917: Arthur Balfour, jefe del Ministerio de Relaciones Exteriores de
Gran Bretaña, firmó una carta dirigida a Lord Rothschild prometiendo Palestina como su
hogar a los judíos. No se consultó a la población originaria de Palestina ni a país alguno.
Por aquel año Palestina era parte del Imperio Turco. Tras la Primera Guerra, en 1922 la
Liga de las Naciones concedió a Gran Bretaña un mandato para gobernar ese territorio.
El periódico ‘American Jewish News’ del 7 de Marzo de 1919 escribía que el funfador del
Sionismo, Theodor Herzl, dijo a un delegado en la convención fundacional o Congreso
Internacional Sionista en Basilea, Suiza, en Agosto de 1897 que: “Debemos probarles (a
las naciones cristianas), que el problema judío es un problema mundial y que un problema
mundial debe ser resuelto por el mundo. Y la solución debe ser la devolución de Palestina
al pueblo judío”.
Herzl creó el Trust Colonial Judío para recibir todos los fondos sionistas en Londres,
porque Lord Rothschild, el judío más poderoso del mundo, tenía su Banco allí. Rothschild
era además el mayor financista de los asentados judíos en Palestina. Cabe hacer notar que
los judíos no eligen comerciantes comunes para encabezar sus organizaciones.
siempre los judíos más ricos.
Son
Por ello Edgar Bronfman, dueño multimillonario de
Seagram’s Liquors fue elegido presidente del todopoderoso Congreso Mundial Judío. En
1917 Lord Rothschild dirigía la comunidad judía en Europa, tal como el banquero Jacob
Schiff dirigía la judería en EEUU.
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LLOYD GEORGE ERA ABOGADO DE LOS SIONISTAS
Lloyd George se convirtió en Primer Ministro de Gran Bretaña el 7 de diciembre de 1916
en un momento destacado de la guerra en curso y él captó que su país perdería si EEUU no
intervenía. Ya había en EEUU más de 3 millones de judíos e igual que hoy todos votaban
en bloque. Lloyd George actuaba por años como el abogado de los sionistas en Londres.
Él también estaba al tanto de la inmensa influencia que los judíos en EEUU ejercían sobre
el Presidente Woodrow Wilson.
A principios de 1916 el Comité Conjunto Internacional Judío en Londres envió un anuncio
a fin de organizar a los cabecillas judíos en todo el mundo. Pidieron que la opinión judía
en cada país neutral (como EEUU), ejerciera su influencia para que apoyaran a Gran
Bretaña y Francia en su guerra contra Alemania, Austria y Turquía.
Las pérdidas en vidas en la Primera Guerra Mundial fueron horrendas.
Las cifras
verdaderas se trataron como secreto militar. Francia perdió 500.000 efectivos en los
primeros 4 meses. Los aliados perdieron 600.000 en la Batalla del Somme. Las bajas
Alemanas en Verdún fueron 325.000 hombres entre muertos y heridos. Al terminar la
guerra en 1918 más de 5 millones de hombres habían sido muertos en una guerra sin
sentido.
LA DECLARACIÓN BALFOUR METIÓ A EEUU EN LA PRIMERA GUERRA
Samuel Landman, autor de ‘La Declaración Balfour - Los Hechos Secretos Revelados’,
investigó el uso de los judíos yanquis para forzar la entrada de EEUU en la guerra. Reveló
que “James Malcolm dijo a Sir Mark Sykes, miembro del gabinete inglés, ‘Usted puede
ganar las simpatías de ciertos judíos con inclinaciones políticas en todas partes, y
especialmente en EEUU, sólo por un camino, y este es ofrecerles tratar de asegurar
Palestina para ellos... Al sionismo se le considera un aliado del gobierno británico‘“.
Al presidente Wilson lo habían envuelto en un escándalo por haber escrito ardientes cartas
de amor a la esposa de un vecino suyo cuando dirigía la Universidad de Princeton. Fue
chantajeado en us$ 40.000,- para poder recuperarlas. Hoy sería un millón de dólares. ¡No
tenía ese dinero! Aquel escándalo le habría costado su reelección en 1916. El acaudalado
abogado judío Samuel Untermeyer ofreció aportar ese dinero si Wilson nombraba al
candidato que él propusiera para llenar la próxima vacante en la Corte Suprema. El dinero
se pagó y las cartas fueron devueltas. El 5 de junio de 1916 Louis Brandeis era nombrado
en consecuencia y se convertía en el primer judío en integrar la Corte Suprema. Sykes,
Balfour, Lloyd George y Churchill estaban convencidos que al apoyo aliado a los sionistas
para sus pretensiones en Palestina influiría sobre el gobierno yanqui.
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El Zar de Rusia estaba en una posición muy debilitada tras grandes pérdidas frente a los
germanos. Sin embargo aún no era destronado. Por ese motivo los dueños del poder judío
preferían seguir esperando antes de hacer que EEUU entrara a la guerra.
EL ZAR CRISTIANO DE RUSIA DEBÍA CAER PRIMERO
En noviembre de 1916 Wilson fue reelegido al hacer su campaña con el slogan “Él nos
mantuvo fuera de la guerra!”. (Nota: Roosevelt usaría el mismo slogan en 1940). El 2 de
marzo de 1917 el odiado enemigo de los judíos, el Zar de Rusia, fue derrocado.
Exactamente un mes después, el 2 de abril de 1917, el presidente Wilson finalmente pidió
al Congreso declarar la guerra a los Imperios Centrales. Cabe hacer notar que una de las
razones principales para entrar en la guerra fue el hundimiento del vapor Lusitania el 5 de
febrero de 1915. O sea, sin mayor explicación se había esperado un año y medio para
limpiar esa afrenta.
Sin embargo, resulta muy interesante que Wilson no declarara la guerra al aliado de
Alemania, Turquía, país donde su embajador era el banquero judío Henry Morgenthau quien había contribuido a las campañas de todos los últimos presidentes- a fin de asegurar
su embajada allí para proteger a los colonos judíos en Palestina. En esos días Palestina era
parte del Imperio Turco y los judíos habían estado reuniendo millones de dólares para
comprar Palestina al Sultán de Turquía, sin éxito.
Es increíble que 86 años más tarde la familia Morgenthau todavía mantenga incólume su
poder en la ciudad de Nueva York. Henry Morgenthau III es el Fiscal de Distrito de todo
Nueva York.
El 25 de abril de 1917 James de Rothschild envió un cable al Juez Brandeis, de la Corte
Suprema, avisando que James Balfour visitaría EEUU. De paso urgía a toda la judería a
darle apoyo total con miras a ‘una Palestina judía bajo la protección de los ingleses’.
Jeffries en su libro “Palestina, la Realidad”, cita a Lord Rothschild: “Sólo puedo enfatizar
una vez más que nosotros los sionistas no buscamos privilegios a expensas de otras
nacionalidades (se entiende que vivan en Palestina), sino que solamente deseamos forjar
nuestro destino codo a codo con las otras nacionalidades en un estado autónomo bajo la
Protección de una de las potencias aliadas.
Los sionistas no están pidiendo en Palestina ni monopolios ni privilegios exclusivos...
Siempre fue y sigue siendo un principio cardinal del Sionismo, como un movimiento
democrático, que todas las razas y sectas en Palestina deben gozar de plena justicia y
libertad”.
Hoy, y desde hace mucho tiempo ya, podemos ver claramente hasta qué punto ese principio
cardinal ha sido respetado por los judíos tan pronto tomaron el poder en la tierra de los
palestinos.
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El Profesor Alex M. Arnett realizó un minucioso estudio de cómo EEUU se enredó en la
Primera Guerra y revela que Wilson había decidido entrar varios meses antes. No obstante,
los judíos odiaban al Zar de Rusia y estaban complotando día y noche para derrocarlo. La
entrada de EEUU en la guerra en 1916 habría favorecido a la Rusia zarista y reducido las
chances de éxito de la próxima revolución bolchevique que gestaban en secreto.
“Privado y Confidencial” es otro libro sobre el tema escrito por James Malcolm en 1936, el
que como miembro de la Comisión Real para Palestina escribió:
“Siempre estuve convencido que hasta que la cuestión judía fuera zanjada más o menos
satisfactoriamente, no podría haber una paz real o permanente en el mundo, y que la
solución yacía en Palestina.
Esta fue una de las dos consideraciones mayores que
catapultaron la decisión del Mandato Británico para Palestina. La otra, por supuesto, fue
conducir a EEUU a la guerra.
Por generaciones tanto judíos como gentiles han supuesto equivocadamente que el
antisemitismo era en mayor parte religioso. En efecto, los judíos, con la esperanza de
obtener alivio a la intolerancia se enfrascaron en la propagación intensa y subversiva de
doctrinas materialistas que generaron el liberalismo, socialismo y oposición a la religión,
lo que derivó en la descristianización...
Un escritor francés, Vicomte de Poncins,
manifestó que el antisemitismo es mayoritariamente una forma de autodefensa contra la
agresión económica de los judíos.
El primer objetivo era alistar la muy considerable y necesaria influencia de los judíos para
ayudar a que EEUU entrara en la guerra en el período más crítico de las hostilidades.
Esto fue reconocido públicamente por Lloyd George durante un debate en la Cámara de
los Comunes... Nuestro segundo objetivo era posibilitar e inducir a los judíos de todo el
mundo a que empezaran a mirar el trabajo constructivo como su propio campo y apartar
sus mentes de artimañas destructivas y subversivas, las que debido a su sentido general de
inseguridad y desesperanza, habían provocado tanto problema y desazón en varios países,
hasta que su violencia siempre creciente culminó en la revolución comunista rusa”.
Esta afirmación se confirma en el libro “Gran Bretaña, los Judíos y Palestina” en el que
Samuel Landman dice: “La única manera de inducir al Presidente estadounidense de
participar en la guerra era asegurar la cooperación de los judíos sionistas prometiéndoles
Palestina y así alistar y movilizar las hasta entonces insospechadamente poderosas fuerzas
de los judíos sionistas en EEUU... Así, como se verá, los sionistas, habiendo realizado su
parte y habiendo ayudado enormemente a forzar a EEUU, la Declaración Balfour de 1917
no fue sino la confirmación pública del ‘acuerdo de caballeros’, necesariamente secreto,
de 1916".
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LA AYUDA DE EEUU A ISRAEL LLEGA A 10 MILLONES DIARIOS!
Hoy día, 86 años después de la firma de la Declaración Balfour el pueblo palestino
continúa férreamente sujeto bajo un poder militar brutal y terrorista. Las personas son
asesinadas, los hogares demolidos con bulldozers, miles son ‘arrestados’ y torturados
(legalmente). Los que protestan son exiliados de su Patria para siempre, las escuelas se
cierran, se suspende la atención médica a los enfermos y moribundos deliberadamente y
todo el país ha sido convertido en un gigantesco campo de concentración. Todo financiado
con los impuestos yanquis.
Otros gravísimos casos del más infame terrorismo a gran escala los sufren Afganistán e
Irak.
Y la lista recién comienza. En el caso de figuras políticas aisladas o en grupo se
aplica el Protocolo XIX que revela cómo se alienta y protege al asesino político, aclarando
que instalada su dictadura universal harán exactamente al revés.
Para terminar, citemos a la historiadora británica Elizabeth Monroe, de Oxford, quien
escribió en 1963:
“Medida sólo desde el punto de vista de los intereses británicos, la Declaración Balfour
fue uno de los mayores errores en nuestra historia imperial”. Además de un craso error
es otra deuda que jamás terminará de pagarse.
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