Bajo la actual Plaza de los Tres Reyes, plaza aneja a

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EL RESULTADO DE LA MUSEALIZACIÓN DE LAS TERMAS
ROMANAS DE CARTAGENA
Rubén Juan Serna Alfonso
Introducción
Bajo la actual Plaza de los Tres Reyes de Cartagena, plaza aneja a las calles
Jara y Honda, se encuentra el yacimiento romano conocido como Decumano.
En el año 2003 un proyecto de musealización permitió la apertura al público de
un espacio óptimo para el conocimiento del funcionamiento y uso de las termas
en época romana. Se expone así mismo un tramo de calzada en excelente
estado de conservación.
La calzada
El entramado urbanístico característico de las ciudades del imperio se basaba
en una distribución de las calles en sentido reticular, en donde las calles
horizontales en sentido Este-Oeste eran denominadas decumanos y las
verticales Norte-Sur conocidas como cardos. La sección de calzada
conservada bajo la Plaza de los Tres Reyes corresponde al Decumano mas
importante de la ciudad de Cartago Nova, que unía dos puntos de suma
importancia para la ciudad como son el Foro y el puerto.
El foro es el lugar más importante de la ciudad desde el punto de vista político y
religioso, lugar de reunión y situación de los edificios más importantes y
emblemáticos: templos, edificios públicos, mercado, etc. Actualmente los
hallazgos arqueológicos indican la original situación del Foro aproximadamente
bajo la céntrica Plaza de San Francisco. De la misma manera que se apunta a
que el puerto podría haber estado situado hace dos mil años en el lugar
conocido actualmente como Puertas de Murcia.
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El descubrimiento
En el año 1968, las labores de demolición del cuartel de la Guardia Civil y las
obras de construcción de un edificio en la Plaza de los Tres Reyes fueron la
causa del descubrimiento del Decumano. El arquitecto, y en ese momento
Director del Museo Arqueológico Municipal, Pedro San Martín Moro, fue el
encargado de proceder a la construcción del actual edificio, que apoya sus
cimientos sobre los restos arqueológicos.
En un momento en el que la arqueología y la conservación del patrimonio no
gozaban de la solidaridad ciudadana ni institucional, es de alabar y de
agradecer al citado arquitecto que llevara a cabo una tarea pionera en la
Región de Murcia, como es la conservación íntegra de los restos encontrados
pese a la posterior edificación del inmueble superior. La forma de colocar los
pilares, el exquisito decoro a la hora de levantar los cimientos y la adecuación
de los restos al espacio disponible hacen de la Plaza de los Tres Reyes un
enclave arqueológico de primera magnitud.
El yacimiento
Unas escaleras situadas en la Calle Honda permiten el acceso a un recinto que
a pesar de haber estado abierto y accesible durante muchos años, fue cubierto
por una cúpula de cristal que sin lugar a dudas ha favorecido (y seguirá
haciéndolo) la conservación de los restos. Esta escalera desemboca
directamente al suelo de la calzada, formada por enormes sillares de piedra
caliza. A ambos lados de la calle se conservan estancias y construcciones
relativas a las termas y una zona comercial de la ciudad.
Las termas
Inmediatamente a la derecha, situándonos justo al bajar la escalera,
encontramos el praefurnium u horno de las termas. El sistema de calefacción
del agua es muy parecido al utilizado en nuestras viviendas actuales. Un
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enorme depósito, situado sobre la base a la derecha del horno conducía
mediante tubos de plomo el agua que, al pasar sobre el horno calentado a base
de leña, alimentaba de agua caliente las piscinas situadas bajo el solar anejo,
al otro lado de la Calle Honda. Junto a este horno, a su izquierda, unas
construcciones de difícil interpretación. Identificadas como pequeños pozos,
depósitos o pequeñas piscinas, su uso está claro que fue el de almacenar
agua.
Entre los sillares y las piedras utilizadas en esta parte del yacimiento destaca
un bloque de piedra que conserva una inscripción. Debido al carácter de la
inscripción y a la colocación del sillar de manera inversa al sentido de la
escritura hacen pensar que es un elemento procedente de otro punto de la
ciudad y reutilizado en el Decumano con otro fin, aunque sólo sea el de
elemento constructivo o sustentante. La reutilización de materiales fue una
práctica común en el mundo romano, y más en épocas de crisis en las que
escaseaban las grandes empresas constructivas. Durante los siglos III y IV,
fechas de construcción de este Decumano, la ciudad de Cartago Nova sufrió un
importante descenso de población y de actividad comercial y económica. No
obstante la ciudad de Roma, convertida prácticamente al cristianismo perdió
gran parte de su capacidad en beneficio de Constantinopla, futura capital del
mediterráneo. Eso provoca un descenso en la construcción de edificios en la
ciudad de Cartagena y la reutilización de elementos de puntos de la ciudad en
desuso tales como columnas, sillares, arcos etcétera.
Observamos en el lado derecho de la calzada una serie de columnas de
distinto tamaño, orden, forma, procedentes de distintos puntos de la ciudad, lo
que demuestra que hasta avanzado el siglo IV esta calle sufrió modificaciones
importantes. Bajo la calzada un cristal nos permite observar la profundidad de
un alcantarillado de gran complejidad, que recorría el sentido de la calzada y a
la que desembocaban los desagües de las viviendas.
Las tabernas
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A la izquierda de la calzada se distinguen tres espacios correspondientes a
“tabernas” o tiendas de la ciudad, separadas de la calzada por un pórtico,
techado, que viene a ser la parte peatonal de la vía, teniendo en cuenta el
tráfico y movimiento de carros, animales y vehículos rodados de la calzada.
Estas estancias consideradas como comercios de la ciudad exponían al público
sus mercancías y conservan en el suelo el surco o marca dejado por el sistema
de puertas correderas utilizado en la época. En la mayor de las dependencias
una maqueta situada junto a uno de los desagües ilustra la disposición original
del yacimiento.
La maqueta
Realizada de manera escrupulosa y fiel a los restos encontrados destaca por la
forma en la que se han colocado las piscinas y su fácil interpretación. Se
distinguen claramente tres pabellones correspondientes a las termas y es lugar
perfecto para conocer y entender el funcionamiento de estos centros lúdicos
presentes en toda ciudad romana. La piscina situada junto al horno, claramente
identificado, es conocida como caldarium y sería el espacio de mayor
temperatura debido a la proximidad del fuego, la siguiente situada en el centro
sería el conocido como tepidarium, o piscina de agua templada, y la última
frigidarium en la que el agua fría es su mayor característica. Bajo el suelo del
tepidarium se aprecia el sistema conocido como hipocaustum, mediante el cual
se conducía el vapor y el aire que calentaba la estancia. Aunque puede variar
entre un lugar y otro las características de las termas vienen a ser las mismas
en todos los lugares del imperio así como los elementos de las mismas. En
muchas de ellas puede aparecer la palestra, o gimnasio, donde se realizarían
distintos ejercicios, y era común en las termas que los usuarios recibiesen
masajes o específicos cuidados de la piel. Sustancias como la sosa, el lodo u
otras eran utilizadas como sustituto del jabón, y el sistema de alternancia de
temperaturas servía de método de higiene y limpieza. El carácter privado o
público de las termas era lo que condicionaba que la entrada fuera libre o no.
De la misma manera existían termas tanto de carácter mixto, como
exclusivamente masculinas. En ellas no sólo se procedía a utilizar las piscinas
con fines terapéuticos o estéticos sino que llegaban a ser lugares de reunión de
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carácter comercial o político, donde se discutían asuntos concernientes a la
gestión de la ciudad.
Conclusión
Este reducido espacio de apenas cien metros cuadrados se ha convertido,
gracias a la mencionada actuación del Arquitecto Pedro San Martín, a las
labores investigadoras de especialistas como Luis de Miquel y Elena Ruiz y las
obras de adecuación del arquitecto Andrés Cánovas y a la gestión del
consorcio “Cartagena Puerto de Culturas”, en uno de los enclaves
arqueológicos de la Región de Murcia más coquetos, ilustrativos y didácticos.
Mostrando en tan pequeño espacio momentos y avatares de la vida romana tan
lejanos para muchos de los profanos visitantes. Permite así pues el
conocimiento de aspectos de la ciudad de Cartagena haciéndolos accesibles y
comprensibles a todo tipo de visitantes.
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