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ER-0847/2007
Siglo XIX: El Romanticismo
El Romanticismo constituye un movimiento cultural, estético y literario de alcance
europeo, que se desarrolla en el periodo histórico de la transición al mundo moderno:
crisis de finales del XVIII y primera mitad del XIX.
La génesis del movimiento no se produce simultáneamente en todas las literaturas
europeas, ni tampoco es igual el ritmo de su desarrollo ni la intensidad de su penetración.
Es en Alemania y en Inglaterra donde surgen las primeras manifestaciones de la nueva
estética.
Los románticos manifiestan una profunda insatisfacción ante los valores de la
sociedad en la que les ha tocado vivir y, tanto en lo social y político, como en lo artístico,
consideran que el mayor bien del individuo es la libertad. Exaltan en sus obras los
sentimientos personales y rechazan en nombre de la libertad creadora las reglas del
racionalismo ilustrado.
1.- Contexto histórico-cultural del Romanticismo europeo:
El siglo XIX constituye una etapa especialmente agitada de la historia europea,
caracterizada por profundos cambios en todos los órdenes. La transición al mundo
moderno viene marcada por dos acontecimientos históricos decisivos que alteraron
radicalmente el panorama europeo:
La revolución industrial inglesa, iniciada en 1760
La Revolución Francesa de 1789
Ambos hechos desencadenaron un proceso de profundas transformaciones en todos
los ámbitos:
v En lo económico, la revolución industrial trae consigo el desarrollo del
maquinismo, surgen las grandes industrias y crece el proletariado. La oferta laboral atrae
hacia los núcleos urbanos a un considerable número de campesinos. Las condiciones de
vida mejoran y se produce un importante crecimiento demográfico. Pero el aumento de la
riqueza y el lujo tiene su contrapartida en la situación de explotación y miseria que viven
los obreros.
La consolidación del capitalismo industrial resume la estructura económica de la época
y explica las tensiones sociales, que desembocarán ya en la 2ª mitad del siglo XIX en un
abierto enfrentamiento entre la burguesía y el proletariado.
v En lo social, la revolución francesa acaba con la sociedad estamental y da paso a
una sociedad de clases: la posición social ya no depende del nacimiento o la tradición,
sino de su situación económica, del puesto que ocupa en los procesos de producción y de
su riqueza: a mayor poder económico, mayor poder político.
Supuso el acceso de la burguesía al poder político en Francia, que desplaza a la
nobleza y se convierte en clase dominante. Las revoluciones de 1830 y 1848 consolidarán
su posición social.. Pero, a la vez, el proletariado irá cobrando conciencia de su fuerza,
canalizada por las doctrinas socialistas.
Las ideas de libertad, igualdad y fraternidad consagradas por la revolución Francesa
sirven de base al movimiento liberal que pregona la libertad de pensamiento, expresión y
asociación del individuo, defiende la soberanía popular y sostiene que el poder reside en
el pueblo, que lo ejerce a través de sus representantes elegidos por sufragio universal.
v En política la Revolución Francesa conmociona a todos los países y a sus
respectivos gobiernos, que temen la expansión de los ideales revolucionarios; ello
provoca, por una parte, la reacción de las monarquías, que acabarán derrotando a los
ejércitos napoleónicos en 1815 e intentarán imponer los ideales del Antiguo Régimen, y,
por otra, favorece el auge de los nacionalismos ya que los pueblos invadidos quieren
reafirmar su identidad histórica y cultural frente al invasor (la exaltación de lo nacional
será parte importante del pensamiento romántico).
Aunque las monarquías absolutistas quieren imponer los principios del antiguo
régimen, las ideas liberales se irán abriendo paso en muchos países. De ahí que el
liberalismo y el absolutismo se enfrenten a lo largo de estas primeras décadas del
siglo XIX.
De esa tensión entre la dinámica liberal burguesa y la reacción absolutista surgirán los
citados movimientos revolucionarios de 1830 y 1848. Aunque sus resultados son diversos
según los países, la burguesía consolidará su poder, pero dará un giro hacia posiciones
más conservadoras, inquieta por el radicalismo de la revolución de 1848 en la que se
sentirá amenazada por las masas obreras. Tal evolución de la burguesía tendrá su
paralelismo en el paso del Romanticismo al Realismo.
v
En el ámbito de las ideas es necesario tener en cuenta dos corrientes filosóficas:
q
q
el Idealismo: corriente filosófica típicamente romántica, carga el acento en la
vida del espíritu como fuerza creadora en permanente movimiento. Supone una
exaltación del “yo”, dominado por un ansia de infinito, lucha por su liberación
(Hegel)
Positivismo: corriente que se alza en contra del idealismo y que repercutirá en la
literatura y el arte en la 2ª mitad del siglo. Sólo reconoce la realidad de los
hechos sensibles, observables científicamente (Auguste Compte).
v En el ámbito del arte producto de una profunda crisis de base social y política
surge el Romanticismo, cuyas manifestaciones abarcan desde lo ideológico a lo estético.
El Romanticismo no es una simple corriente literaria , sino un amplio movimiento que
abarcó los más diversos sectores de la cultura y la vida europea.
Desde un punto de vista social y político, el Romanticismo es una protesta contra el
mundo burgués provocada por una profunda insatisfacción ante los valores impuestos por
el triunfo de la burguesía.
Esta protesta romántica contra el mundo burgués puede producirse desde ángulos muy
diversos, aunque su fuente sea una misma insatisfacción:


En unos casos la insatisfacción y la protesta proceden de posiciones
tradicionalistas y aristocratizantes. Es la actitud de aquellos que rechazan los
valores burgueses y los efectos de la revolución, sueñan con un retorno al pasado.
Propugnan una restauración de los valores del Antiguo Régimen (Chauteaubriand,
Walter Scott, en España, el Duque de Rivas y Zorrilla)
En el ángulo opuesto, se halla el Romanticismo liberal y hasta revolucionario. Es
el de aquellos que consideran frustrada la revolución y las ilusiones de un mundo
nuevo. Piensan que los ideales de libertad, fraternidad e igualdad han sido
sustituidos por un mezquino juego de intereses y nuevas formas de opresión. Esta
ideología se caracteriza por la defensa de aspectos como:
- Defensa de los derechos humanos.
- Individualismo: libertad.
- Nuevo concepto del estado: leyes aprobadas por los individuos, ideales
democráticos (sufragio universal)
Máximos representantes: Víctor Hugo, Alejandro Dumas, Lord Byron. En España
fue defendido a partir de 1833, por un numeroso grupo de liberales españoles
exiliados en el extranjero que vuelven a España con la muerte del absolutista
Fernando VII. Estos intelectuales confirmarán el desarrollo del Romanticismo en
España, pues, hasta entonces, habían sido voces aisladas (Larra, Espronceda)
Ambas actitudes coinciden en su rechazo de una sociedad materialista y en la búsqueda
de un mundo ideal. Entre estas dos posturas antagónicas existen posturas intermedias y, a
veces se da el caso de autores que militan en un bando y después se inclinan hacia el otro.
2.- Contexto histórico-cultural en España:
En España el Romanticismo no triunfará hasta la década de 1830. Este retraso es
debido a diversas circunstancias históricas:
o
Guerra de la Independencia (1808-1814). Constitución de 1812.
o
Reinado de Fernando VII (1808/1814-1833)
o
Reinado de Isabel II (1833-1868): hasta 1843: regencias de Mª Cristina y
Espartero. 1843: mayoría de edad de la reina, gobierno de Narváez.
Durante la primera década del siglo dominan los liberales; Fernando VII, secuestrado y
trasladado a Francia, había ordenado la convocatoria de Cortes, en caso de verse privado
de libertad. Reunidas éstas en Cádiz en 1812, aprobarían una constitución que sería
durante mucho tiempo la bandera política de los liberales españoles.
Sin embargo, una vez terminada la guerra de la Independencia, con la entronización de
Fernando VII, se restablece el absolutismo y se reprime y persigue a los políticos y
escritores liberales, que se ven obligados a exiliarse.
En 1820, tras el triunfo de levantamiento de Riego, se proclama la Constitución de
1812 y se instaura un gobierno liberal que termina violentamente en 1823 con la
recuperación del trono de Fernando VII (trienio liberal). En este periodo asistimos a la
división de los liberales en moderados y radicales, según planteen las necesarias reformas
de manera más superficial o profunda.
Con la vuelta al absolutismo, muchos intelectuales tienen que huir otra vez de la
represión y se exilian a diversos países de Europa hasta la muerte del monarca.
Durante la minoría de edad de Isabel II, la pugna entre liberales y absolutistas da
origen a la primera guerra carlista (1833-1839). Pero, aun terminada esta, la pugna entre
las “dos Españas” continúa. Para fortalecer su posición frente al carlismo, la reina regente
se apoya en los liberales para los que decreta una amplia amnistía. En este periodo las
luchas entre las dos tendencias liberales serán constantes, la distancia entre los liberales
radicales y moderados cada vez es más insalvable. Esta desunión es la que impide que se
haga una auténtica revolución liberal en España como se produce en otros países
europeos.
En este contexto de enfrentamientos políticos nacerá y se desarrollará el Romanticismo
español.
Coincidiendo con esta situación política, en los primeros decenios del siglo XIX
perdura en la literatura el Neoclasicismo, dándose al mismo tiempo tímidas
manifestaciones prerrománticas. Los primeros intentos de divulgación del
Romanticismo se dan en Andalucía. A partir de 1814, Nicolás Böhl de Faber publica una
serie de artículos en los que exalta, desde la sensibilidad romántica tradicional, el
teatro de los Siglos de Oro frente al teatro neoclásico.
Unos años más tarde (1823-1824), en el semanario El Europeo, publicado en
Barcelona, aparecen artículos que combaten el Neoclasicismo desde esta misma óptica
del romanticismo tradicional.
A pesar de la censura absolutista, en ciertas tertulias se leen obras de autores europeos
que siguen la corriente romántica liberal. Pero cuando verdaderamente triunfará el
Romanticismo en España será a partir de 1833, al regresar del exilio los liberales que
habían entrado en contacto con las nuevas corrientes del Romanticismo.
Hacia mitad del siglo, el Romanticismo se modera y da paso a un periodo de
transición en el que poco a poco irá apareciendo una nueva tendencia literaria: el
Realismo.
En el Romanticismo español también se distingue un Romanticismo liberal al que
pertenecen autores como Larra y Espronceda, y un Romanticismo tradicional al que
pertenecen autores como Zorrilla, Bécquer o el duque de Rivas.
3.- Características del Romanticismo literario:
Ø El sentimiento de no plenitud: el rasgo central del hombre romántico podría
ser esa conciencia desgraciada, ese sentimiento de angustia ante lo incompleto de la
existencia humana. La vida parece un problema indisoluble: su fugacidad, su
inconsistencia son sus rasgos constitutivos. De ahí el significado de un tema tan frecuente
como el de las ruinas, símbolo de la caducidad. De ahí también, la obsesión por la
muerte, coronamiento de la angustia vital del romántico.
Ø El desacuerdo con el mundo: en ese desacuerdo está la base del
Romanticismo. Los ideales del romántico –ansias de libertad, de felicidad, de infinito- no
encuentran cauce en la realidad cotidiana. Las grandes ilusiones abocan en el desengaño.
Varias actitudes surgen de ese desacuerdo con el mundo: en unos casos, la rebeldía
política (el romántico se rebela contra el orden establecido y las convenciones sociales.
Muchos son los temas que expresan este anhelo de libertad: el conspirador, la defensa de
los seres marginados: pirata, verdugo, mendigo...); en otros la evasión, ya sea en el
tiempo (retorno al pasado, evocación de la Edad Media, etc. la novela histórica será uno
de los géneros más cultivados, o los romances y leyendas sobre viejos temas) ya sea en el
espacio (gusto por lejanas tierras exóticas). Una forma extrema de evasión seria el
suicidio, solución frecuente en la literatura (Werther de Goethe) y en la vida (Larra, etc.).
Ø La exaltación del “yo”: es una de las raíces del Romanticismo. El artista se
siente superior al mundo que le rodea y se aísla orgullosamente. De ahí el sentimiento de
soledad, con la que el romántico se complace unas veces y sufre otras. Esa exaltación del
“yo” supone un individualismo o un subjetivismo que son rasgos esenciales de la época.
Ello explica la importancia de la intimidad del poeta. Con ello se relaciona el desprecio
por la Razón y el desbordamiento de los sentimientos y las pasiones.
Ø Defensa de la libertad: está en la base de la ideología romántica liberal. El
héroe romántico salta por encima de las normas del comportamiento y el artista rechaza
la tiranía de las reglas porque éstas se oponen a la libertad creadora. La inspiración
personal busca expresar el sentimiento, la pasión, lo irracional sin ataduras, ni
convenciones. De ahí que se mezclen géneros literarios, que se combine verso y prosa,
que en los poemas se utilicen distintos metros y estrofas...
Ø La Naturaleza: cobra especial importancia y adquiere un papel que antes no
tuvo: se adapta a los estados de ánimo del poeta o del personaje, mostrándose
melancólica, tétrica o turbulenta, según los estados. A la angustia y la obsesión por la
muerte responde el gusto por la noche , los paisajes sepulcrales o las ruinas de castillos y
monasterios. La soledad del romántico encuentra marco adecuado en yermos desolados,
paisajes recónditos o jardines abandonados. Resulta explicable la preferencia por una
naturaleza “en libertad”: bosques intrincados, ásperas sierras, etc.
La naturaleza contribuye a resaltar los sentimientos de melancolía, tristeza,
soledad, angustia por la muerte.
Ø El Nacionalismo: el interés por la historia y el desarrollo del Nacionalismo
son otras grandes preocupaciones de la época. Los románticos tradicionalistas buscan en
la historia los valores cuya pérdida lamentan; los románticos revolucionarios acuden a
ella para encontrar las peculiaridades nacionales que hay que defender o liberar para
construir el futuro. Unos y otros se interesan por lo popular: tradiciones, costumbres,
cantares...Esto incidirá en el desarrollo de la novela histórica, de los romances, de las
leyendas y del costumbrismo.
Ø La estética romántica: a una concepción del mundo y a una sensibilidad tan
diferente de las de la etapa anterior corresponden unas tendencias estéticas totalmente
opuestas a las del Neoclasicismo:
§
formas inquietas, dinámicas y hasta distorsionadas, gesticulantes
frente a las formas armónicas, equilibradas que antes dominaron.
Es una estética basada en el dramatismo y la intensidad y no en el
“buen gusto” y la elegante contención.
§
rebeldía contra la preceptiva clásica. No se admitirán límites para la
inspiración o la expresión. Además de la innovaciones formales que
antes se mencionaron, se dará cabida a temas antes proscritos por
inelegantes o sórdidos.
4.- La literatura romántica en España:
4.1.- La poesía romántica:
Se distinguen dos tendencias:
v Poesía narrativa: inspirada en temas históricos, legendarios o exóticos (sobre
todo orientales). Aunque en estos poemas predomina el aspecto narrativo, con frecuencia
el lirismo también está presente. No puede trazarse una frontera nítida entre lo narrativo y
lo lírico. Los poetas más destacados de esta tendencia son: el duque de Rivas, José
Zorrilla, Juan Arolas, y sobre todo, José de Espronceda ( El Estudiante de Salamanca y
El Diablo Mundo).
v Poesía lírica: es mucho más tardía. Pretende expresar los sentimientos y la
intimidad de un modo más simple. El Romanticismo hará surgir este género literario muy
decaído en el siglo XVIII. Será el vehículo ideal para expresar la sensibilidad romántica.
Varios serán los temas que giran alrededor del sentimiento: el amor, la tristeza, la
soledad, el pesimismo, la rebeldía, los anhelos... También son frecuentes los asuntos que
tratan sobre los grandes ideales: la libertad, la crítica social y política, la individualidad...
Generalmente los temas de la lírica romántica encuentran un marco adecuado en la
naturaleza. Las ruinas medievales, los nocturnos, la tempestad, el mar embravecido...
sirven para acentuar el efecto de soledad, tristeza, pesimismo, melancolía...
Entre los poetas líricos destacan de forma preeminente: José de Espronceda, Gustavo
Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro.
Tanto en la temática como en lo formal los poetas románticos expresan su libertad
creadora. Se advierte el desprecio por la creación meditada, pulida; por el contrario,
defienden la inspiración como el mejor método poético. El autor da rienda suelta a sus
sentimientos y emociones, sin temor a expresarlos de forma exaltada.
En la métrica realizaron una notable ampliación de formas. Sus ideales de libertad
explican que no se contentaran con los moldes métricos mas utilizados:
• Utilizan la polimetría: uso variado de metros y estrofas, según los sentimientos
expresados.
• Introducen nuevas formas o recuperan otras casi olvidadas (como el romance)
José de Espronceda y Delgado (1808-1832)
Es el prototipo de romántico liberal exaltado. Así se puede comprobar tanto en su obra
literaria como en su actitud rebelde frente a la sociedad.
Nació en el seno de una familia acomodada, su padre ostentaba un alto cargo militar.
Estudió en la Casa de Educación dirigida por Alberto Lista, donde recibió una magnífica
enseñanza, mejor que en cualquier universidad de la época. Tras el trienio liberal –1823la institución de Lista es prohibida, pero éste seguirá dando clases particulares. Sus
alumnos más aventajados, Espronceda entre otros, constituyeron la Academia del Mirto
donde ya Espronceda demostró sus grandes dotes poéticas.
Al hacerse más férrea la persecución policial emigra a Lisboa, de allí pasa a Inglaterra
y por fin a Francia, periplo siempre tras la pista de su gran amor, Teresa Mancha. En el
exilio se relaciona con conspiradores liberales, y lucha en las barricadas de París a favor
de la Revolución de 1830.
En 1832 regresa a España, gracias a la amnistía promulgada, tras haber raptado a
Teresa en Francia de manos de su marido. Frecuenta los círculos y tertulias románticas.
Funda y co-dirige el periódico liberal El Siglo, tan sólo 14 números antes de ser cerrado
por la censura.
Milita en las filas de los denominados “liberales exaltados”. Es nombrado diplomático
destinado en Holanda y, posteriormente, es elegido diputado liberal por la provincia de
Almería. Muere en plena juventud a causa de una infección en la garganta.
OBRA: evolución literaria y características
1º.- Las primeras poesías tienen un tono, un estilo, un vocabulario exclusivamente
neoclásico. Sigue los preceptos del Neoclasicismo y produce obras en las que la retórica
prevalece sobre la espontaneidad y autenticidad de los escritos. Características tomadas
indudablemente de las enseñanzas de Lista:
- No alaba la espontaneidad, sino el ARTE.
- No defiende la originalidad, sino el ejercicio de una sabia imitación.
- No utiliza un lenguaje popular y llano, sino culto y rebuscado.
- Los sentimientos expresados no se corresponden con una situación vivida, son
una mera recreación artística.
§
A Anfrisio en sus días
§
El Pelayo (poema épico inacabado)
2º.- época de transición: durante la época de la emigración (1827-1833) la poesía de
Espronceda oscila entre varias tendencias. Sigue escribiendo versos neoclásicos:
- A la luna
- Serenata
- El pescador
También cultiva temas patrióticos que van acercándolo al Romanticismo: la nostalgia
de la patria, inquietud por la situación política de España, regresión absolutista:
- A la Patria (elegía)
3º .- etapa caballeresca y medieval:
- 1832.- El cuento: texto mitad en verso, mitad en prosa. Canto rebosante de
alegría y felicidad.
- 1832.- El canto del cruzado: ya pleno del espíritu romántico. Es un poema
inacabado, pleno de colorismo fantástico, ambientación caballeresca y medieval. Paisajes
tenebrosos, oscuros.
- 1834.- Sancho Saldaña: novela histórica, siguiendo el modelo de W. Scott.
Sin embargo, el refugiarse en un pasado considerado como heroico era una postura
objetivamente reaccionaria y no concorde con las ideas liberales, por ello dará otro nuevo
giro en su práctica literaria.
4º .- etapa plenamente romántica:
Su poesía plenamente romántica se da a su regreso a Madrid tras la amnistía de 1833.
Sus composiciones líricas son más personales, más exaltadas y en ellas desarrolla
diversos temas:
- 1835: La canción del pirata: el protagonista, el pirata, es un claro prototipo de
individualidad y libertad, al tiempo que encarna la rebeldía contra toda norma
establecida. En esta composición existen importantes innovaciones métricas (por ejemplo
el uso de la octava real), una gran sencillez en la elección del vocabulario que la hacen
una obra imperecedera y que rompe con el Romanticismo primero (caballeresco y
medieval de la etapa anterior) para abrirse, idear un nuevo tipo de expresión.
Es la primera vez que aparece en la poesía española del siglo XIX un personaje
que afirme y reivindique con orgullo su independencia frente a la sociedad, su amor a la
libertad, y, dicho sea en una palabra, su rebelión contra un mundo cuyos intereses y
preocupaciones éticas le parecen al protagonista irrisorios y absurdos.
- El reo de muerte; El verdugo; El mendigo: sus protagonistas significan una
ruptura de los convencionalismos existentes en la sociedad del momento, son una clara
expresión de una individualidad anárquica, rebelde y de su protesta contra las normas
sociales.
En estas composiciones no hay nada artificial, y sólo expresan unas ideas de
justicia y de amor a la humanidad. Así, ya no concibe la poesía como un juego o ejercicio
retórico y la poesía será un medio para denunciar los defectos y vicios de la sociedad.
- 1839: El estudiante de Salamanca: este cuento en verso es la mejor síntesis
de la corriente tradicional y de la corriente social del Romanticismo. A partir del tema del
hombre que asiste a su propio entierro –motivo tomado del romancero- el poeta
demuestra que el rebelde, cuando intenta sublevarse contra los imperativos sociales, sólo
puede esperar la muerte ( este tema lo desarrolla Larra en su artículo “El día de
difuntos”). Es un extenso poema lírico y narrativo de cerca de dos mil versos
polimétricos, que relata la leyenda del joven libertino y descreído don Félix de
Montemar. Su amada, Elvira, se aparece a don Félix, y éste la persigue a través de un
viaje alucinante, en el que llega a presenciar su propio entierro, por las calles de
Salamanca. Finalmente en cuna ceremonia macabra se desposa con el esqueleto de
Elvira.
- 1838: El diablo mundo: poema inacabado, hay en él una búsqueda de la
síntesis entre la poesía social y la poesía de tono subjetivo. Expresión más acabada del
“mal du siecle”: sincero, consecuencia de una crisis verdadera, al tiempo es una
descripción crítica de la sociedad madrileña. Poema lírico, filosófico y social, de más de
ocho mil versos que combinan diversas estrofas y ritmos. El ambicioso proyecto de
Espronceda era reflejar la vida y el destino del hombre a través del protagonista, Adán,
que, rejuvenecido por arte de magia, comienza una nueva vida llena de desengaños. El
canto II es el famoso Canto a Teresa, en el que recuerda la historia de su amor, de
acuerdo con el típico proceso romántico: la ilusión inicial, desengaño, amargura y
desesperación final.
Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)
Nació en Sevilla. A los 18 años se trasladó a Madrid, donde llevó una vida pobre y
bohemia escribiendo en periódicos y revistas literarias. En 1857 contrajo la tuberculosis,
y por esa época sufrió sus primeros desengaños amorosos, en especial con Elisa Guillén.
En 1861 se casó con Casta Esteban, de la que tuvo dos hijos; posteriormente se separó de
ella, aunque volvieron a reconciliarse. Hasta su muerte, a los 34 años, vivió del
periodismo y de algún cargo especial.
Representa junto a Rosalía de Castro, la corriente lírica, intimista y sentimental del
Romanticismo español. Se suele decir de Bécquer que es un romántico tardío o
rezagado: escribe cuando el Realismo estaba en pleno auge. Elude la actitud realista,
muy poco dada al intimismo lírico, así como la poesía del primer Romanticismo, la de
Espronceda, tan exaltada y gesticulante. Es decir, no le atrae el modelo del Romanticismo
inglés de lord Byron o el francés; prefiere el Romanticismo alemán (Heine, sobre todo)
que lee en traducciones. El Romanticismo alemán es un modelo de lirismo intimista,
sencillo de forma y con muy pocos ornamentos, para que resalte más el sentir profundo
del poeta. De este clima romántico tardío (versión germánica del Romanticismo) se
nutrirán Bécquer y Rosalía de Castro.
OBRA LITERARIA:
A) Obra en verso: Las Rimas
Son setenta y seis poemas breves, asonantados, en general, y metros variados. Fue
publicando Las Rimas en diversas revistas. Las reunió para publicarlas en un libro que
entregó a su protector, el ministro González Bravo, pero en un saqueo que sufrió el
domicilio de este se perdió el manuscrito. Volvió a reunirlas en un cuaderno que unos
amigos del poeta publicaron en 1871, ya muerto Bécquer.
Las rimas se suelen dividir en cuatro series:
q
q
q
q
Poemas 1-11: tratan de los estímulos que inducen al yo poético a escribir versos. La
poesía como algo inexplicable y misterioso.
Poemas 12-29: obedecen básicamente a una contemplación afirmativa y confiada
del amor y de la belleza femenina. Son rimas de amor exaltado, que evoca
momentos de felicidad.
Poemas 30- 41: está constituida por rimas amargas y dolientes, con tonos que van
desde la melancolía hasta la ira y la desesperación. El fracaso, el desengaño y la
desesperación por el amor perdido.
Rimas 42-76: composiciones donde el tema fundamental es el miedo a la soledad y
a la muerte. Expresan su angustia por su final que intuye cercano.
El propio Bécquer expuso sus principales ideas poéticas, que se pueden resumir del
siguiente modo:
Hay una poesía pomposa, que seduce “con su armonía y su hermosura”. Pero hay otra
breve y seca, “que brota del alma como una chispa eléctrica” desnuda de artificios, que
roza el alma del lector y despierta su fantasía. La primera es la poesía de todo el mundo,
agrada al oído, produce satisfacción y se desvanece. La segunda es “la poesía de los
poetas”: se produce como el acorde de un arpa, que queda vibrando y no acaba de
concluir su lectura, “se inclina la frente cargada de pensamientos sin nombre”.
Evidentemente, Bécquer cultivó este tipo de lírica, tildada por él de “breve y seca”.
Representa el polo opuesto al estilo retórico y declamatorio de los primeros románticos,
como Espronceda..
Su poesía es intimista y nace de la evocación del sentimiento. Poesía subjetiva
expresada con un estilo sin excesos retóricos, que busca la perfección formal a través de
la sencillez. La obra de Bécquer se aleja, pues, de la lírica efectista romántica y busca sus
modelos en la lírica romántica alemana y en las canciones populares andaluzas.
El reconocimiento pleno de su arte y su influjo se producen con poetas modernistas y
de la Generación del 98, como Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, y con los poetas
de la Generación del 27 (Salinas, Cernuda,...). Hoy en día la crítica lo sitúa a la cabeza de
la lírica contemporánea, sobre todo por su pureza lírica, ya que con medios formales muy
simples, acierta a expresar emociones hondamente sentidas, auténticas explosiones de
subjetivismo del yo poético en que consiste la lírica.
B) Obra en prosa:
q
q
Las Leyendas: son 28 relatos, con claros rasgos románticos. Se trata de relatos
fantásticos ambientados en su mayor parte en la Edad Media, a través de los cuales
expresa sentimientos y emociones íntimas. Rasgos románticos: el amor imposible
(El rayo de luna); lo misterioso y sobrenatural (Maese Pérez, el organista; El
Miserere); lo exótico (El caudillo de las manos rojas); lo costumbrista (La venta
de los gatos) etc.
Cartas desde mi celda: crónicas compuestas durante una estancia de reposo en el
monasterio de Veruela (tuberculosis). Publicados en un periódico de la época.
4.2.- La prosa romántica:
Tres son los géneros épicos típicamente románticos:
v La leyenda ( que acabamos de analizar en Bécquer): relato breve que desarrolla
un tema romántico con un halo de misterio en una ambientación típicamente romántica.
v La novela histórica creación indiscutible del Romanticismo. Triunfó en España
por influencia del escocés Walter Scott y de los franceses Alejandro Dumas y Víctor
Hugo. El interés romántico por la Edad Media y por el pasado nacional, así como la
tendencia a lo exótico y caballeresco, explican el auge de este tipo de novelas. Las obras
más representativas son:
• El señor de Bembibre de Enrique Gil y Carrasco ambientada en la región del
Bierzo en el siglo XIV en torno a la orden de los templarios.
• El doncel de don Enrique el Doliente de Larra
• Sancho Saldaña de Espronceda ambientada en el siglo XIII.
v El cuadro de costumbres: descripción y caracterización de ambientes y tipos
humanos populares e incluso marginales. El costumbrismo responde al gusto romántico
por lo popular y lo peculiar de cada país o región. Los textos costumbristas suelen ser
breves y describen, normalmente en tono amable o de exaltación testimonial, los usos y
costumbres populares y los tipos humanos más representativos, destacando lo castizo y
pintoresco. Se caracterizan por la alabanza de lo tradicional, frente a los efectos del
progreso o las influencias extranjeras. El mayor mérito de los cuadros costumbristas,
publicados en periódicos y revistas a partir de 1820, fue el servir de vehículo a las ideas
de Larra y el de preparar el camino a la novela realista de la segunda mitad del siglo. Los
autores más importantes fueron:
• Ramón Mesonero Romanos, que describió las costumbres y el ambiente
madrileño en Escenas matritenses.
• Serafín Estébanez Calderón, observador y cantor del mundo popular andaluz en
Escenas andaluzas.
Larra escribió también artículos de costumbres, pero con una intención crítica
inexistente en los autores anteriores. No se complace en la sociedad que describe, su
deseo es transformarla.
Mariano José de Larra (1809-1837)
Nació en Madrid, hijo de un médico militar afrancesado, por lo que tuvo que huir a
Francia antes de que terminara la Guerra de la Independencia. A los 18 años empezó a
publicar folletos y a traducir dramas franceses. Se casó a los 20 años, pero su matrimonio
fue un fracaso. Continuó publicando folletos satíricos y colaborando en revistas y
periódicos con un seudónimo que le hizo famoso: Fígaro. Viajó por distintos países y
llegó a ser diputado liberal por Ávila. Insatisfecho de su vida y de su entorno social, y
desesperado por la ruptura de relaciones con Dolores Armijo, se suicidó cuando tenía
veintiocho años.
Larra se distingue por su personalidad crítica, su actitud reformadora y europeizante, su
incansable lucha por la libertad y sus dotes de observador irónico de la realidad. Fue
educado en los gustos neoclásicos, orientación artística que nunca repudió enteramente y
siempre se confesó un gran admirador de Leandro Fernández de Moratín. Es más, le
disgustaban las exageraciones románticas, pero resulta indiscutiblemente influenciado del
espíritu romántico por su actitud de rebelde, o, entre otros rasgos, su muerte (un suicidio
al estilo de Werther e indiscutiblemente tan romántica) o el hecho de no creer en dogmas
o reglas literarias. Siempre postuló, en este sentido, la libertad de creación al servicio del
progreso.
Su estilo procuró ser funcional, sin adornos que sólo poseyeran un fin ornamental. No
tuvo prejuicios puristas en cuanto a la lengua: las palabras extranjeras debían ser
empleadas si resultaban útiles.
OBRA
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Novela histórica: El doncel de don Enrique el Doliente.
q
Drama romántico: Macías
Artículos periodísticos: ocupa un lugar importante gracias a sus artículos. Son
escritos con una prosa de gran claridad y vigor. Hubieron de plegarse a las circunstancias
políticas del momento: son satíricos y agresivos cuando la censura lo permite; si no, sabe
expresar sus reticencias y críticas. En todos ellos exhibe románticamente su
individualidad, en pugna con la realidad política, artística, literaria, etc.
q
Los artículos periodísticos de Larra se clasifican en:
• Artículos de costumbres: tienen como tema la crítica de distintos usos y
costumbres de la sociedad española de la época: la grosería y la falta de educación
(El castellano viejo), la inoperancia de la administración y la burocracia (Vuelva
usted mañana), las diversiones bárbaras (los toros), la actitud negativa de los
españoles respecto al propio país (En este país). Supera el esquema del género ya
que no se limita a describir ambientes y caracteres, sino que pretende, con críticas,
reformarlos y modernizarlos.
• Artículos políticos: Larra combate el absolutismo, el carlismo, la política liberal
moderada y la intransigencia en materia de religión (causantes, según él, del atraso
español) y elogia el progreso, la tolerancia y la libertad. Los más conocidos son :
Todo el año es carnaval, Un reo de muerte, Nadie pase sin hablar con el portero.
En algunos de sus últimos artículos (El día de difuntos de 1836 y La nochebuena
de 1836) es visible ya su creciente desengaño y amargura.
• Artículos literarios: reflejan los gustos estéticos de Larra, principalmente la
libertad en el arte y la aceptación de las innovaciones teatrales del Romanticismo.
En todos los artículos sobresale su estilo ágil, irónico e ingenioso.
4.3.- El teatro romántico
Es el género más representativo del Romanticismo. Las principales características del
teatro romántico son.
Ø
Rechazo de las reglas neoclásicas de acción, lugar y tiempo.
Ø
Mezcla de elementos trágicos y cómicos.
Ø
Utilización de la prosa y el verso en una misma obra.
Ø
Trata siempre temas dramáticos, no hay comedias románticas, temas legendarios,
caballerescos, de historia nacional o de aventuras.
Ø
Las obras carecen de intención moral o didáctica: pretenden sobre todo llegar a la
sensibilidad del espectador para conmoverle.
Ø
Los autores trasladan a escena su visión romántica de la vida: amores imposibles
por encima de las convenciones sociales, la libertad, la rebeldía, venganzas,
desafíos, suicidios, etc.
Ø
Ambientes fuera de lo común: escenas nocturna, paisajes de naturaleza abrupta,
tormentas, cementerios, castillos. Espacios siempre acordes con los temas tratados
y la situación vital del protagonista.
Ø
Ø
Personajes misteriosos condenados a un destino trágico, rebeldes, amorales.
Los recursos escenográficos adquieren gran importancia: se procura que el
decorado contribuya a crear la atmósfera adecuada (misterio, tenebrismo...) y
subraye el patetismo de las situaciones. La “teatralidad” es consustancial al drama
romántico.
AUTORES Y OBRAS
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Francisco Martínez de la Rosa: La conjuración de Venecia (1834): supone la
introducción en la escena española del teatro romántico.
Duque de Rivas: Don Álvaro o la fuerza del sino (1835): obra que plantea todos
los principios del teatro romántico y que siempre se cita como obra determinante
para la implantación del Romanticismo.
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Antonio García Gutiérrez: El trovador
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Juan Eugenio Hartzenbusch: Los amantes de Teruel
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José Zorrilla: Don Juan Tenorio
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