Levante EL MERCANTIL VALENCIANO 36 DOMINGO, 27 DE JuLIO DE 2014 La Ribera OPINIÓN Y PARTICIPACIÓN Cartas al director UNAS RUINAS DEL S. XIII ESCONDÍAN LA IMAGEN DE LA PATRONA DE MANUEL Tribuna Vicente Hernández Sancho Autor del trabajo «Manuel, época musulmana y foral», de próxima aparición uhámmad Ibn Sad Ibn Mardanis,conocido por los cristianos como el rey «lupu», de origen muladí, nació en Peñíscola en el año 1124 y murió en 1172 en Murcia. Hijo de madre cristiana, según algunos historiadores, poco conocido en la historiografía cristiana y muy importante para la historia futura del Shark al-andalus (al-andalus oriental). En el año 1146 sucedió a su tío Ibn Iyaden el gobierno de Valencia y extendió su poder hasta Murcia donde fue nombrado rey de la taifa Murcia-Valencia que lindaba con el reino de Aragón y extendió, en su lucha contra los almorávides, hasta Almería y Jaén. Empezó su reinado en 1149 y, desde sus inicios, se caracterizó por su tolerancia en el aspecto religioso, por poseer determinadas costumbres cristianas, vestía como los creyentes católicos, incorporó cristianos a su ejército, y desde sus inicios estableció una alianza con el emperador Alfonso VII de Castilla contra la intolerancia religiosa almorávide. En el norte se convirtió en paria del rey de Aragón, Ramón Berenguer IV, para asegurarse la frontera norte mientras concentraba todos sus esfuerzos en luchar primero contra los almorávides y después contra la «yihad» de los almohades. La primera etapa del reinado de Mardanis se caracterizó por el auge de las obras públicas, tanto en el refuerzo de las defensas de los castillos como en la canalización de aguas para el regadío. Así, en esta segunda mitad del siglo XII, se podría situar la construcción del primer trazado de la acequia Comuna para canalizar el agua del río Albaida a la «diya» de secano de «les foies» de Manuel, que representaría un incremento en la riqueza de la producción agrícola de hortalizas y frutales. Estas actuaciones vendrían a incrementar la cantidad de familias cristianas que, o bien, acompañando a los soldados, mercenarios del ejército del rey lobo, o incentivadas por la necesidad de mano de obra, llegaron a la Taifa de Mardanis. Pues ésta ofrecía un mejor nivel de vida que los reinos cristianos y una tolerancia a las diversas creencias. Aunque resultaba obligada la aceptación de determinadas normas que se seguían aplicando a los «dhimmis» (judíos y cristianos en el mundo musulmán), entre ellas, el aislamiento en la vivienda de los cristianos de las alquerías musulmanas. En este contexto, para los campesinos cristianos que trabajarían en los cultivos de regadío de «les foies» al servicio del clan musulmán, se construirían unas casas apartadas de la primitiva alquería de Manuel (la actual plaza San Gil) y que estarían situadas M en el lugar donde se encuentra la actual iglesia, que después se encontraron «abandonadas y derruidas» y convertidas en una albacara a consecuencia de la invasión almohade. La tesis más probable es la de reuniones en ellas de cristianos, en un ambiente social de tolerancia, para algún rito de fe como rezos ante alguna imagen u otro objeto religioso. Hay que destacar la intensidad religiosa de la época en los creyentes para la transmisión del mensaje en la creencia de la fe cristiana y la salvación eterna. Sobre todo, la importancia que suponían las imágenes en una sociedad de tradición oral, principalmente, la de la virgen después del Concilio de Éfeso donde se la declara como Madre de Dios y el IV de Constantinopla (años 869-870) donde se confirma el culto y veneración a la iconografía católica. La ocupación por los almohades de la taifa de Murcia-Valencia a la muerte del rey lobo provocó una masiva emigración de la Imagen de la patrona que hay en la iglesia. población neo-mozárabe hacia los reinos cristianos del norte. Debido al pánico creado por la circular enviada por el califa almohade Abd al-Mummin en el año 1161 para la aplicación forzosa del «tawhid», con la obligación del rezo cinco veces al día bajo pena de muerte y esclavizar o expulsar a los no creyentes del islam. En este contexto de terror, la tesis más probable es que el grupo de casas de Manuel, ocupadas por la minoría de neo-mozárabes, serían abandonadas en el periodo de 1172-80 a partir de la llegada del fanatismo de los seguidores del «tawhit». Los cristianos huidos esconderían los pocos bienes que tuvieran ante la imposibilidad de llevarlos consigo. Los utensilios y elementos religiosos que pudieran haber utilizado en sus rituales cristianos los emparedarían en huecos y sellarían con tabiquería. Esto constituía una práctica común debido al peligro que suponía llevarlos consigo y la necesidad de mantener el anonimato, lo contrario podía significar la sentencia a muerte por el radicalismo islámico. Además, el deseo de ocultación de los bienes se apoyaba en la confianza que tenían en volver para recuperarlos. Con la posterior conquista cristiana por don Jaime I, con ocupación de la zona castral de Xàtiva «Dellà Xuquer», a partir de 1240, que en realidad fue una entrega pactada dadas las pocas posibilidades que tenían los musulmanes ante el ejército cristiano. Esto, además de afectar al «repartiment», determinaría los acuerdos de respeto por la población de las alquerías islámicas, salvo el caso de l’Ènova y Castelló de la Ribera en las que desalojaron a los musulmanes para ocuparlas con cristianos. La existencia de estas casas abandonadas en la alquería de Manuel lo confirma el hecho de que cuando se decide la construcción de la nueva iglesia, en 1664, no aparece ningún apunte de valoración del solar por compra, ni mención de una posible donación en el tomo «Titulo de la obra de la iglesia que se fabrica en el lugar de Manuel» del archivo parroquial, donde sí consta con detalle todas las donaciones y gastos efectuados en su construcción. Así, se podría deducir que el espacio de las casas derruidas había permanecido como uso común sin dueño, a pesar del crecimiento en su entorno en el número de casas que se habían construido en la ampliación de la alquería. Este proceder estaría justificado por la población musulmana, que influenciada por el radicalismo del período almohade habría acentuado sus sentimientos religiosos y mantendría su rechazo a la ocupación de un espacio donde se habían practicado rituales cristianos. Y, como consecuencia, lo convirtieron en la albacara (establo para animales) de la alquería. Todo ello explicaría el hecho de que pocos años después de la conquista de don Jaime I, buscando los cristianos algún tipo de botín en las casas abandonadas, se encontrara, unos 60 años después de su ocultación, determinados objetos religiosos como un cuadro de la Virgen y posiblemente otros utensilios litúrgicos en el hueco de una pared, como relata el texto del tomo mencionado «Titulo de la obra de la iglesia». Hay que tener en cuenta que, en la conquista, parte importante de los objetivos de los conquistadores era la obtención de botín, que se conseguía con la venta de esclavos de la población que se resistía y el saqueo de posibles monedas y joyas, que solían proceder de la dote y del ahorro de la familia. Como los elementos religiosos encontrados, según lo relatado en el antiguo texto, significaba un misterio que no tenía valor económico, lo comunicaron al cura de l’Ènova y según el citado libro se los llevaría a su iglesia: «…salió a la luz por haverla hallado oculta dentro de una pared que al parecer años hacía estaba; y haviendola hallado tan oculta, juntaronse los mas afectos y devotos y comunicando el caso con el sacerdote que les venía a decir misa desde la Ènova, … determinaron de llevarla a la Iglesia…». Se desconoce el destino final de lo encontrado. Su único valor era el religioso y sentimental de una pequeña comunidad de creyentes cristianos que escondieron lo poco que tenían con la esperanza de poder recuperarlo al cabo del tiempo. Se desconoce, si algunos de los campesinos que regresaron después de la ocupación cristiana eran descendientes de los neo-mozárabes que anteriormente realizaron una emigración forzada por los almohades hacia los reinos cristianos del norte. LAS CARTAS SE PUEDEN ENVIAR PREFERENTEMENTE A TRAVÉS DEL CORREO ELECTRÓNICO A LA DIRECCIÓN [email protected] UNA BIBLIOTECA AMB EL NOM DE XAVIER CASP A CARLET Xavier Casp ha segut un dels millors poetes contemporanis que hem disfrutat els amants de la nostra llengua. La seua trajectòria política no ens preocupa. Ell ha aportat el seu granet a les hemeroteques en la nostra llengua i el seu testimoni viu acompanyarà a la cultura del País Valencià , per molt que als afins de la seua darrera ideologia política no els agrade. Com a escriptor en la nostra llengua a Xavier Casp de Carlet el volem. La seua vida o de les seues vel·leitats polítiques no ens importa tant com la seua obra. Quan les persones s’hagen oblidat de la foscor a que ens han sotmès als valencians les actituts dels polítics que ens han governat una muntonada d’anys, l’obra de Casp continuarà habitant en els llibres de poesia dels valencians junt a Vicent Andrés Estellés, Ausiàs March i de tots els poetes que utilitzaren la mateixa llengua de la Mediterrània i dels pobles de l’antiga Corona d’Aragó i Catalunya. Les persones que han aportat moltes coses bones al mon –be siga en arts, humanitats, poesia, pintura, filosofía, música, ciències…–són considerats per la seua aportació al col·lectiu humà, al marge de la la seua vida. Per be que tots els humans oferim aspectes negatius –doncs som humans-, uns altres aspectes que poden aportar millores al col·lectiu humà és el que conta. A qui li importa l’afiliació política de Gustavo Adolfo Bécquer per exemple? A qui li importa si Fleming o Pasteur eren o no masclistes o varen participar -cosa que jo no conecen aquesta o aquell altra intriga? Que Picasso fora un vell vert i mascliste no borra gens ni mica la grandiositat de la seua obra. O que VanGo estigués boj no li llevaria cap mèrit a les seus pintures. I per supost de cap manera diré que els grans homes que hem tingut patiren per necessitat d’aquestes coses per altra banda tan humanes. Josep Ortiz. Carlet. EL MEU POBLE NO ÉS NORMAL; NECESSITA CANVIAR El meu poble necessita canviar, necessita canviar d'adalt a baix si volem que altres generacions puguen sentirse urcs d'ell, canviar persona a persona, canviar la cultura, la dinàmica, la política ineficaç que hem tingut a patir des d'el mateix dia que hi hague democràcia, el meu poble o canvia o és mor de vell, de velles maneres de viure, de fer viure, de vells proposists que no peguen ni en cola vers el que va/n demanant les noves generacions. El meu poble és monotonia pura i dura, és vore les mateixes cares, les mateixes modalitats de parlar, plorar i riure, el meu poble no es pot, ni com pensa deu, apuntar-se vers el futur. No es questió de tenir més cotxes per càpita, ni tenir teles de marca, és questió de canviar la manera de pensar, de reaccionar davant les normes actuals que ens acossen per tot arreu, és questió que deixem el passat, però que no siga una remora per al present i menys si cap vers el futur. Joan Alfred Climent i Quiles. Vva. de Castellón.