Notas en PDF - La Iglesia del Este

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1Corintios 11.27-34
1 de 7
Comiendo y bebiendo juicio
Examínese a sí mismo para que no sea juzgado.
(1) Contexto
Habiendo estudiado la semana pasada el pasaje de plena mención de la ordenanza de la Cena del Señor para la iglesia, y
habiendo participado de ella con mucho respeto, ahora vamos a revisar con cuidado algunas instrucciones adicionales que
refuerzan la dignidad y discernimiento con que debemos llevar a cabo nuestras reuniones.
Los Corintios estaban participando (según ellos pensaban) de la Cena del Señor, pero lo hacían desordenadamente, por su
ignorancia y carnalidad. No estaban discerniendo lo que hacían. No se examinaban a sí mismos antes de participar. No
meditaban antes, durante, ni después de la ordenanza sobre su significado e implicaciones para la vida cristiana.
El resultado de este comportamiento era juicio de Dios en sus vidas. Algunos habían enfermado, otros estaban débiles y
muchos ya habían muerto como consecuencia de su falta de dignidad al tomar el pan y la copa del Señor.
Pero al leer el pasaje de hoy uno se pregunta ¿qué será esto? ¿Habrá algún misticismo en esta ordenanza? ¿Hay algo
especial en el pan y el jugo, que si los tomamos estando “contaminados” nos van a enfermar y a matar? ¿Si yo no soy
“perfecto”, me va a fulminar un rayo luego de tomar la Cena del Señor? ¿Será que sólo algunos “ungidos especiales”
deberían tomar la Cena porque para el cristiano normal esto le podría afectar como si fuera un veneno?
Hoy tenemos que aclarar esto, porque un mal entendimiento de este pasaje podría llevarnos a los extremos de la culpa, el
temor, y la negación de la gracia de Dios. Muchos falsos maestros mantienen a la gente atemorizada con amenazas,
manipulando sus miedos a través de tergiversar pasajes como este.
No olvide cuál es nuestra situación como hijos de Dios (si ya nos arrepentimos genuinamente y creímos en Cristo para
salvación). Si somos cristianos ya no debe existir temores en nosotros, ni deben reinar las ataduras de la culpa, porque
Dios nos ha librado de la muerte y de la condenación del infierno. ¡Él no es un tirano sino un Dios de amor y misericordia!
“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. […] La paz os dejo, mi paz
os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.
Jn. 14.1, 27. [¡En Cristo estamos seguros!].
Entonces ¿cómo aquí dice que hay juicio cuando uno participa de la Cena indignamente? ¿Es una contradicción en la
Biblia? Por supuesto que no. Pero si no es una contradicción, entonces ¿qué implica para los cristianos?
Y por otro lado, ¿cada vez que algo malo me pasa es porque hay un juicio de Dios que me está castigado por un pecado en
mi vida? ¿Qué pasa si vemos a un hermano en una situación difícil? ¿Debemos investigar y amonestarlo porque podría ser
que tenga un “pecado oculto” que no quiere confesar? ¿Hay un punto equilibrado en este asunto?
Son muchas preguntas, que aplican en toda clase de situaciones diversas y pueden llegar a confundirnos si no poseemos el
entendimiento correcto de este pasaje. Las respuestas están en la Biblia, sólo tenemos que ser diligentes al buscar.
(2) Desglose del Pasaje
“De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente,
será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y
coma así del pan, y beba de la copa. Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el
cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados
entre vosotros, y muchos duermen. Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no
seríamos juzgados; mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos
condenados con el mundo.
Así que, hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros. Si alguno tuviere
hambre, coma en su casa, para que no os reunáis para juicio. Las demás cosas las pondré en
orden cuando yo fuere”. 1Cor. 11.27-34.
Este pasaje tiene dos párrafos:
•
•
v27-32. Entendiendo el juicio de Dios sobre los cristianos.
v33-34. Otras instrucciones sobre las reuniones en la iglesia.
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1Corintios 11.27-34
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Comiendo y bebiendo juicio
Examínese a sí mismo para que no sea juzgado.
A. v27-32. Entendiendo el juicio de Dios sobre los cristianos.
●
v27. El cristiano puede ser culpado.
◦
En este contexto Pablo no está hablando de cualquier persona, sino específicamente de cristianos.
▪
En el v30 dice que muchos que tomaron la Cena indignamente “duermen” lo cual se refiere a los
cristianos que murieron en el Señor (ver las referencias a dormir y morir en 1Cor. 15 y 1Tes. 4).
▪
En el v31 Pablo cambia a primera persona plural: “nosotros”, incluyéndose a sí mismo con los Corintios.
▪
Y en el v33 les confirma su confianza de que ellos son sus “hermanos” a pesar de los errores que están
cometiendo.
◦
El delito es comer el pan o beber la copa del Señor indignamente.
▪
Note que no se culpa a la persona por ser indigno, sino por tomar la Cena indignamente.
▪
Todos somos indignos pecadores, pero si somos cristianos Dios nos ha perdonado.
▪
El problema no es que usted sea pecador, sino su actitud frente a la ordenanza.
▪
En el caso de los Corintios, estaban reuniéndose para tener un gran banquete y emborracharse.
◦
El que comete este delito será culpado del cuerpo y la sangre del Señor.
▪
El sentido de la ordenanza era reunirse en memoria del Señor Jesús, para meditar en el sacrificio que
hizo en la cruz (v23-25) y testificar sobre su muerte hasta que Él regrese (v26).
▪
Participar de esta reunión sin siquiera recordar porqué se debe celebrar en la iglesia es equivalente a
menospreciar Su sacrificio sustituto.
▫
Esto es lo que uno hace frecuentemente cuando es inconverso (Rom. 2.4).
▫
Así que para el cristiano, participar de este menosprecio (no importa si es por ignorancia o
carnalidad) es unirse a los inconversos en su enemistad con Dios y rechazo del Mesías.
▫
Tomar la Cena del Señor indignamente es pecado, y acarrea culpa como si usted se burlara del
Señor en la cruz.
“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto;
y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos”. Is. 53.3.
●
v28. El cristiano debe probarse a sí mismo.
◦
Si no quiere ser culpado del cuerpo y la sangre del Señor, debe probarse antes de participar de la Cena.
▪
Esto es algo que hay que hacer antes de estar presente en el momento de la ordenanza.
▪
Durante los días previos, todos debemos probarnos conscientemente para saber si debemos de arreglar
una situación o dejar una conducta indebida.
“Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra
ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y
entonces ven y presenta tu ofrenda”. Mt. 5.23-24.
▪
◦
◦
Note que el pasaje dice que luego de probarse, “coma así del pan, y beba de la copa”.
▫
Aquí no dice que si usted se prueba en el momento de la Cena y no se siente cómodo puede
rechazar tomar el pan y la copa.
▫
Sino que todos los que llegan a la Cena, ya se han probado, y participan de la ordenanza tomando el
pan y bebiendo la copa.
▫
Por esto es importante probarse con tiempo, para decidir con antelación si asistir o no.
También debemos probarnos durante la ordenanza.
▪
El pan y la copa se deben tomar con una actitud de meditación.
▪
Durante la reunión tenemos que mantener el orden y la reverencia, poniendo nuestra atención en
recordar lo que Cristo hizo por nosotros y su promesa de regresar.
▪
No tenemos que estar pensando en cosas vanas ni presentarnos con un corazón contaminado de algún
pecado latente.
El pasaje no dice que debemos “probarnos unos a otros”, sino “pruébese cada uno a sí mismo”.
▪
Probarse no significa tener nuestra mente en lo que “fulano” o “sultano” hicieron o dejaron de hacer.
▪
El probarse a sí mismo requiere humildad y dominio propio, para poner el dedo en la llaga propia,
reconocer cualquier falta para presentarla a Dios y dejarla.
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de toda maldad” 1Jn. 1.9.
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1Corintios 11.27-34
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Comiendo y bebiendo juicio
Examínese a sí mismo para que no sea juzgado.
●
v29. El cristiano puede ser juzgado.
◦
Este es el caso de un cristiano que come y bebe indignamente la Cena del Señor.
▪
Esta persona sabe que está metido en un pecado.
▪
Pero no ha meditado sobre el sacrificio de Cristo cuyo cuerpo fue partido por ese pecado.
▪
No muestra arrepentimiento ni tiene la intención de dejar ese pecado.
▪
Y aun así se presenta para comer la Cena del Señor.
◦
Esta persona no discierne el cuerpo del Señor.
▪
El significado de discernir es “distinguir y diferenciar por medio de los sentidos o de la inteligencia una
cosa de otra u otras”.
▪
Entonces esta persona no distingue ni diferencia entre esta Cena y cualquier otra comida que se hace
simplemente para “llenar la barriga”.
▫
En la Cena del Señor el pan no es para saciar nuestro apetito, sino para recordar al Señor.
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El jugo no es para saciar nuestra sed, sino que simboliza la sangre de Cristo derramada en la cruz.
▫
Estos símbolos son para que reflexionemos y nos limpiemos.
▫
No se trata de un alimento para el cuerpo sino más bien un alimento para el alma.
▫
Pero el que no sabe distinguir una cosa de la otra, no entiende porqué participamos de la ordenanza,
ni aprovecha el verdadero motivo por el cual Dios nos la entregó.
▫
Dios nos ha dado esta ordenanza para limpiarnos, animarnos, fortalecernos y glorificarlo.
▪
Por su falta de discernimiento, este cristiano no aprovecha la provisión de Dios.
◦
Esta persona, en lugar de probarse a sí misma, come y bebe juicio para sí.
▪
El juicio de una vida impía.
▫
La Cena es una provisión de Dios para limpiarnos.
▫
Podemos traer cosas tan serias como pecados sexuales, odios, mentiras, blasfemias, idolatría.
▫
Pero también “pequeñas grandes” cosas como chismes, envidias, celos, rencores y afanes.
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En Cristo, Dios nos hace libres de todos esos pecados, y la Cena es una ordenanza que nos ayuda a
limpiarnos de las contaminaciones.
▫
Al meditar constantemente en el sacrificio del Señor, el cristiano puede ir paso a paso despojándose
del viejo hombre, renovando su mente y revistiéndose del nuevo hombre.
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta”. Rom. 12.2.
“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado
conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del
nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”. Ef. 4.22-24.
▫
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▪
El
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Si el cristiano no pasa por este proceso de renovación constante, seguirá cada vez acumulando una
consecuencia más y más grande de pecado.
¡Y a esto súmele ser culpado del cuerpo y de la sangre del Señor, por tomar la Cena indignamente!
Entonces no aprovechar la provisión de Dios a través de la Cena del Señor, acarrea el juicio de una
vida impía, llena de las consecuencias del pecado.
juicio de una vida tibia.
En la Cena del Señor recordamos lo que Cristo hizo por nosotros, y anunciamos su regreso.
En los tiempos de prueba y dificultad, saber todo lo que Dios nos ha dado nos anima.
Pero si no discernimos esta comida de cualquier otra comida, no experimentaremos este deseo de
avanzar animosos por el camino estrecho.
Por esto la vida espiritual de muchos cristianos está tibia, sin una comunión intensa con el Señor.
Puesto que nunca meditan en la vida, muerte, resurrección y regreso del Señor, siempre están
afectados por los problemas y situaciones de esta vida pasajera.
Además, no se ocupan en evangelizar, crecer ni ayudar a otros a crecer.
Entonces no aprovechar la provisión de Dios a través de la Cena del Señor, acarrea el juicio de una
vida tibia, sin ese fuego ardiente que caracteriza a los hombres y mujeres de Dios.
“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto
eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”. Ap. 3.15-16.
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Comiendo y bebiendo juicio
Examínese a sí mismo para que no sea juzgado.
▪
El juicio de una vida débil.
▫
Estar juntos los hermanos alrededor del pan y el vino nos une y nos fortalece como cuerpo.
▫
Meditar en lo que tenemos en Cristo nos da propósito, y saber que somos copartícipes de eso con los
hermanos, nos acerca los unos a los otros para andar unánimes sirviendo a Dios.
▫
Además, como congregación y como individuos, es necesario estar en comunión con el Señor y
permanecer en esa comunión constantemente para recibir el alimento espiritual que necesitamos.
“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho
fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”. Jn. 15.5.
“Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que
sale de la boca de Dios”. Mt. 4.4.
▫
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▫
Participar de la Cena nos identifica con Cristo, cuya muerte anunciamos hasta que Él venga.
Pero si tomamos la Cena indignamente, no habrá compañerismo, ni unidad, ni propósito en la
congregación.
Si abusamos de la Cena del Señor para menospreciar a los hermanos, cada quien estará aislado y
sin apoyo.
Entonces no aprovechar la provisión de Dios a través de la Cena del Señor, acarrea el juicio de una
vida débil, sin la fuerza que da el ser parte de un cuerpo vivificado con el Espíritu de Dios.
“Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular”. 1Cor. 12.27.
▪
●
Juicio por no darle la gloria a Dios.
▫
En la Cena del Señor glorificamos a Dios recordando el sacrificio de Cristo y anunciando su regreso.
▫
Si no participamos de esta ordenanza (y en general, sin no nos ocupamos en la obra del ministerio)
como fue establecido por Dios, Él nos va a disciplinar con juicio.
v30. El cristiano puede ser disciplinado.
◦
Por lo cual.
▪
Las consecuencias que vemos en este versículo tienen su causa en el anterior.
▪
Son el resultado de comer y beber indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor.
▪
Es juicio acarreado por la desobediencia, por no darle la gloria a Dios.
▪
Dios permite que el cristiano coseche el resultado de su comportamiento.
“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso
también segará”. Gál. 6.7.
▪
◦
Aunque anteriormente (en 1Cor. 3) hablamos del Tribunal de Cristo, en el pasaje de hoy no estamos
viendo vergüenza por la desobediencia cuando lleguemos a la presencia del Señor, sino juicio que ocurre
acá mismo, en esta vida.
Hay enfermedad.
▪
El pecado en la humanidad trajo como consecuencia las enfermedades y el dolor.
▪
Hay muchas enfermedades que son causadas directamente por conductas desordenadas y pecaminosas.
▫
Enfermedades venéreas.
▫
Cáncer por el fumado.
▫
Cirrosis y otros muchos males que vienen con el alcoholismo.
▫
Obesidad, presión alta y males cardíacos causados por la gula. Etc.
▪
El cristiano que no discierne el cuerpo del Señor en la Cena, está propenso a padecer enfermedad por
culpa de su falta de interés en limpiarse del pecado.
▪
Pero también Dios puede permitir enfermedad en la vida de esta persona para llamar su atención.
▪
A través de las tribulaciones Dios nos forma en paciencia, prueba y esperanza.
“Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la
tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza
no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el
Espíritu Santo que nos fue dado”. Rom. 5.3-5.
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Comiendo y bebiendo juicio
Examínese a sí mismo para que no sea juzgado.
◦
Hay debilidad.
▪
Ya vimos que sin alimento espiritual, hay debilidad en nuestra vida interior.
▪
Y también que sin fortalecernos juntos alrededor de la ordenanza de la Cena, la iglesia pierde propósito,
unidad y fuerza.
▪
Pero también Dios puede permitir debilidades para que aprendamos a confiar en Su gracia y no en
nuestros propios recursos.
▪
Pablo nos enseña que debemos encontrar nuestra fuerza en las debilidades, y esto es acudiendo a Dios.
“Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en
persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. 2Cor. 12.10.
◦
Hay muerte.
▪
La muerte es producto del pecado, y es inherente 1 a todos los que venimos de la raza de Adán.
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la
muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. Rom. 5.12.
▪
▪
▪
Y al igual que en el caso de las enfermedades, el cristianos que no aprovecha la provisión de Dios en la
Cena, está propenso a cosechar el resultado de su impiedad en forma de muerte.
¡Pero Cristo ya venció la muerte!
Ahora tenemos la esperanza de la resurrección, que es tan certera como la misma resurrección del
Señor.
“Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho”.
1Cor. 15.20.
▪
Así que donde los hombres naturales ven dolor y muerte, el cristiano ve vida eterna al lado del Señor.
“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria
venidera que en nosotros ha de manifestarse”. Rom. 8.18.
“Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia”. Fil. 1.21.
▪
▪
▪
Podría ser que Dios permita muerte en la vida de un cristiano desobediente y terco porque simplemente
desea llevarlo al Tribunal de Cristo de una vez por todas.
Podría ser que este cristiano no está cumpliendo con su vocación según los dones que le fueron dados,
así que el Señor decide llevárselo.
Llegamos a un punto en el cual debemos confiar en la soberanía de Dios, en su sabiduría infinita y en su
gran bondad para con sus hijos.
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que
conforme a su propósito son llamados”. Rom. 8.28.
●
1
v31. El cristiano debe examinarse.
◦
Dios es tan misericordioso que nos envía advertencia tras advertencia para que nos corrijamos.
▪
Algunas veces viene a través de Su Palabra, cuando la leemos y estudiamos.
▪
Otras veces a través de algún hermano que nos exhorta con sustento bíblico.
▪
Pero habrá ocasiones en que Él permite juicio para que nos pongamos serios, si no reaccionamos a las
amonestaciones anteriores.
◦
Entonces, para ir definiendo nuestra aplicación práctica, si no quiere ser juzgado, examínese usted mismo.
▪
Nuestras acciones traen consecuencias.
▪
Para el cristiano no solamente viene vergüenza en el Tribunal de Cristo, sino que también puede haber
juicio en esta vida.
▪
Lo que Dios desea no es meternos en el juicio, sino que nos examinemos y corrijamos desde antes.
Inherente: Que por su naturaleza está inseparablemente unido a algo.
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Comiendo y bebiendo juicio
Examínese a sí mismo para que no sea juzgado.
●
v32. La disciplina de Dios (juicio y castigo) es para nuestro bien.
◦
Entienda el equilibrio que hay acá entre la disciplina y la gracia.
▪
Los hombres naturales son enemigos de Dios, y la ira de Dios está sobre ellos.
“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres
que detienen con injusticia la verdad”. Rom. 1.18.
▪
▪
Pero si usted está en Cristo, goza de la gracia y el amor infinito de Dios (Rom. 5).
En Cristo y sólo en Cristo, un pecador como usted y como yo puede tener perdón de pecados y vida
eterna.
“Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida
juntamente con él, perdonándoos todos los pecados”. Col. 2.3.
▪
▪
◦
Un cristiano no debe temer por el fuego del infierno, porque para él vivir es Cristo y morir es ganancia.
Pero sí tenemos que entender que hay un Tribunal que nos espera luego de morir para dar cuenta de lo
que hicimos en vida, y también hay juicio que Dios permite en la vida de los que persisten en pecar.
Cuando Dios decide pasar a un cristiano por juicio y castigo, es para corregir su mala conducta, para
formarnos a la imagen de Cristo.
▪
Él lo hace porque nos ama.
“Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete”. Ap. 3.19.
“Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no
menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el
Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo”. Heb. 12.5-6.
▪
▪
▪
En el pasaje de hoy, vimos esto específicamente aplicado al que toma la Cena del Señor indignamente,
porque las implicaciones de no discernir el cuerpo del Señor son muchas y muy serias.
Pero en general, usted como cristiano debe examinarse constantemente, y ver si hay pecados que le
están acarreando consecuencias negativas, para que busque limpiarse de eso y restablecer su comunión
con Dios.
Si los muros de su vida están caídos, levántese y vuélvalos a edificar, para que se separe del mundo y
pueda empezar a restaurarse. ¡No esté más en oprobio 2!
“Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus
puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no
estemos más en oprobio”. Neh. 2.17. [Énfasis mío].
◦
Más bien, si usted sabe conscientemente que está bien metido en un pecado, y no ve llegar la disciplina de
Dios a través de un juicio o castigo evidente en su vida, examínese para ver si es hijo de Dios.
“Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois
bastardos, y no hijos”. Heb. 12.8.
▪
▪
▪
El juicio de Dios en el cristiano inmaduro es un indicativo de su salvación.
El castigo del Señor nos limpia de las impurezas y nos da testimonio que no estamos condenados con el
mundo.
Así somos conformados a la imagen de Cristo para hacer la voluntad de Dios.
“Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para
siempre”. 1Jn. 2.17.
2
Oprobio: Ignominia, afrenta, deshonra pública. Deshonor, descrédito de quien ha perdido el respeto de los demás a
causa de una acción indigna o vergonzosa.
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Comiendo y bebiendo juicio
Examínese a sí mismo para que no sea juzgado.
B. v33-34. Otras instrucciones sobre las reuniones en la iglesia.
●
v33. Comportamiento al reunirse a comer.
◦
Aparte de la Cena del Señor, siempre que nos reunimos a comer debemos mantener el orden.
◦
En lugar de buscar egoístamente cada uno su propia comida, debemos esperarnos unos a otros y compartirlo
todo con alegría y sencillez de corazón.
◦
Sigamos el ejemplo de los primeros creyentes.
“Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían
juntos con alegría y sencillez de corazón” Hch. 2.46.
●
v34. Las demás cosas.
◦
Para no venir a ser tropiezo en la iglesia, si alguien tiene hambre, que coma en su casa.
◦
Con algo tan sencillo, nos evitamos muchos problemas, de venir a reunirnos para juicio, pecando tanto en la
Cena del Señor como en cualquier otra reunión de la iglesia.
◦
Hay además muchas otras cosas que se deben poner en orden, para lo cual tenemos los pastores y líderes,
que ven cada caso particular.
◦
Todos debemos estar sumisos al liderazgo de los buenos pastores que cuidan las iglesias fielmente, y
aprender la Biblia de ellos para ir creciendo en el conocimiento de Dios.
“Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por
obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre”. Hch. 20.28.
“Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los
que trabajan en predicar y enseñar”. 1Tim. 5.17.
(3) Aplicaciones.
Histórica: Los cristianos de Corinto estaban reuniéndose para vergüenza, no entendiendo el significado ni el propósito de la
Cena del Señor. Unos se adelantaban a llenarse de comida y otros se emborrachaban, mientras que algunos quedaban con
hambre. Pablo les escribe con una fuerte corrección, explicando cómo le fue entregada la ordenanza y porqué debemos
celebrarla (v23-26) y luego les habla sobre el juicio que podría venir como consecuencia de continuar tomando la Cena
indignamente (v27-34).
Doctrinal: Una vez más se puede notar la relación que hay entre la iglesia de Corinto y la de Tiatira. Es muy interesante
que Dios le manda a Jezabel (quien doctrinalmente es tipo y cuadro de un liderazgo carnal y profano) que caiga en cama
enferma, a los que fornicaron con ella los mete en gran tribulación si no se arrepienten de su pecado (Ap. 2.22) y a los
hijos de este liderazgo Dios hiere de muerte (Ap. 2.23). Acá vemos el juicio que viene como consecuencia sobre los que se
atreven a contaminar la iglesia con cosas profanas (en cualquier época), y lo que les espera a aquellos que provocan y
consienten estos desórdenes en el cuerpo de Cristo (estudiar también Judas 11-16).
Personal: Tenga cuidado de no estar “comiendo y bebiendo juicio” con la actitud que usted tiene hacia la Cena del Señor.
Tenga discernimiento de lo que está haciendo, en el porqué de la ordenanza y lo que Dios quiere lograr en su vida a través
de ella. No es sólo una comida más. Es para recordar lo que Cristo hizo en la cruz y anunciarlo al mundo hasta que Él
regrese. Es una oportunidad de examinarnos y limpiarnos de toda impureza. Es alimento espiritual para nuestra vida.
Hay juicio que Dios permite el la vida de los cristianos que andan desordenadamente. Lo vimos hoy en el caso de tomar la
Cena del Señor indignamente. Pero en general, la disciplina del Señor viene para corregirnos cuando estamos desviados de
Sus caminos. Esto no quiere decir que nos deje de amar, sino todo lo contrario: es porque nos ama que nos disciplina.
Entonces examínese a sí mismo para que no sea juzgado. Los pecados traen consecuencias naturales, pero también Dios
podría permitir juicio para llamar su atención. Sólo recuerde que esto es para examinarse a sí mismo, no para andar
metiendo la nariz en la vida de otros hermanos, ni pensando mal de nadie cuando sufra alguna enfermedad o pase por
alguna prueba difícil, lo cual podría venir simplemente porque así es esta vida pasajera.
- FIN DEL ESTUDIO [1/1] [10 - Noviembre - 2012]
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