entrevista

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ENTREVISTA
ENTREVISTA
MIQUEL
M A R T ~ I POL,
P O E T A DEL PUEBLO
MIQUELPI/IARTÍ 1 POL, EL POETA VIVO MÁS LEÍDO DEL PAÍS,
HA OBTENIDO UN RECONOCIMIENTO PÚBLICO UNÁNIME.
TRAS LA PUBLICACI~NDE SU ÚLTIMA OBRA, TEMPS
D'INTERLUNI, SE LE HA CONCEDIDO EL PREMIO DE HONOR
DE LAS LETRASCATALANAS
(1991) POR LA GRAN
CAPACIDAD DE COMUNICACION CON SU PUEBLO.
P E P B L A Y Y M. M A R C H P E R I O D I S T A S
n su yilla natal, Roda de Ter,
Miquel Martí i Pol vive, a sus
sesenta y dos años, uno de los
momentos más álgidos de su carrera
literaria. Con las manos temblorosas y
segura la escritura, frágil la voz y claras
las palabras, el Premio de Honor de las
Letras Catalanas 1991 sublima, desde
hace más de treinta años, la terapia de
fabricar poemas para liberar las tensiones.
Tras la sensibilidad de una constante
sonrisa y la mirada delicadamente escrutador~,hay un hombre que dejó sus
estudios a los catorce años para trabajar en las oficinas de una fábrica de
hilados, y que a los diecinueve contraio
una tuberculosis pulmonar que le obligó
a pasar un año en la cama. En aquellos
tiempos había iniciado unas primeras
pruebas poéticas que culminaron con la
publicación de Paraules a1 vent ( 19541,
premio Óssa Menor. Paulatinamente,
aparecieron una serie de poemarios
donde el compromiso con la situación
política y social catalana se vincularía
íntimamente con su reflexión humana. El
poble (1 966) y La fabrica ( 1 9721, reúnen los poemas de aquella etapa, donde el poeta-obrero se hace eco del
ambiente que le rodea.
En 1970, una esclerosis múltiple le conduce a una progresiva reclusión y una
falta de autonomía física, que queda
estabilizada en 1975. La década de los
setenta consolidará a Martí i Pol como
uno de los grandes poetas de la literatura catalana. Gracias a una poesía directa, contundente y frágil a la vez,
donde manipula hábilmente el paralelismo entre la propia enfermedad, su
nación oprimida y la debilidad del alma
humana.
Sentimientos que identifican plenamente el pueblo con el poeta, como estos
versos de Vint-i-set poemes en tres
temps (19721, que el cantautor Ramon
Muntaner musicó posteriormente y donde las limitaciones físicas del autor -la
voz frágil, la incapacidad para andar,
las dificultades para hacer el amor o las
manos y trémulas- toman un doble sentido como trabas que obstaculizaban
las libertades en un país bajo la dictadura:
N o pido gran cosa:
poder hablar sin falsear l a voz,
caminar sin muletas,
hacer el amor sin tener que pedir permisos,
escribir sin pautas.
O, si excesivo parece:
escribir sin tener que falsear l a voz,
caminar sin pautas,
hablar sin tener que pedir permisos,
hacer el amor sin muletas.
O, si excesivo parece:
hacer e l amor sin tener que falsear l a
voz,
escribir sin muletas,
camin'ar sin tener que pedir permisos,
poder hablar sin pautas.
O, si excesivo parece
...
Su poesía ampliará matices, fiel, empero, a las obsesiones que marcaban su
obra. "No me repito. Sólo digo cosas
parecidas", advertía en L'hoste insdlit
(1 978). El punto culminante de su obra
lo hallará con Estimada M a r t a ( 1 9781,
su libro más popular, del que se han
vendido más de 35.000 ejemplares. Y
sus posturas se radicalizaban en otro
de sus meiores poemarios, L'ambit d e
tots els ambits ( 1 981 ): "una sola palabra: somos. Lo demás es pura anécdota". El grado de compromiso del poeta
con el lector es elevado, y sus versos
serán identificados a menudo como
cánticos de lucha, como una crónica de
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los sentimientos de una época en la
que, tímidamente, asomaban la cabeza
las primeras libertades democráticas:
Convertiremos en oro los silencios
y las palabras en fuego. La piel de este
regreso
acumula la lluvia, y los afanes
borran privilegios. Lentamente
emergemos del gran pozo, hiedras
arriba,
y expuestos siempre al infortunio.
Convertiremos en amor el viejo dolor
y lo legaremos, solemnes, a la historia.
Pocos años después, la muerte de su
primera esposa significaba otro punto
de inflexión en la trayectoria vital y, en
consecuencia, literaria, que se reflejaría
en la tristeza y la ternura del Llibre
d'abs&ncies(1 9851. Inmerso en la soledad, encerrado en su mundo de Roda
de Ter, Miquel Martí i Pol se convirtió en
un experto del silencio, "porque el silencio hace más densos los recuerdos y
más íntimo el tiempo que se nos da
para vivirlos".
Con el transcurso del tiempo, Martí i Pol
no sólo ha resistido con resignación la
crueldad del destino sino que, además, -Su trayectoria literaria se inició con la
ha impregnado de melancólica vitali- publicación de Pqraules al vent, que redad-sus últimos poemas, publicados en cibió el premio Ossa Menor en 1953.
Temps d'interluni ( 1990), que demues- En 1991 ha sido usted galardonado
tran la plena actividad actual del poeta, con el Premio de Honor de las Letras
en parte contagiada por la energía de Catalanas. ¿Cree que ambos premios
han significado, respectivamente, el
su compañera Montserrat.
Hace unos meses, Miquel Martí i Po1 descubrimiento de una promesa y el repasó una temporada en casa de su conocimento de un consagrado?
amigo y popular cantautor Lluís Llach en -No creo que el premio Óssa Menor
el pueblo ampurdanés Parlava. Allí significara el reconocimiento de una
compuso los poemas que han formado promesa o, en todo caso, me parece
su último libro: Suite de Parlava, que que lo significó para muy poca gente.
aparecerá en noviembre próximo. Por De hecho, la publicación en 1954 de
otro lado, ambos artistas habían pen- Paraules al vent pasó casi desapercibisado en la posibilidad de hacer una da; claro que, por aquel entonces, se
colaboración conjunta. Precisamente, hablaba poco en los periódicos de
Llach fue uno de los numerosos músicos poesía catalana, sólo recuerdo haber
que, durante la década de los setenta, leído una crítica, me parece que en "La
Vanguardia", que no era muy alentadomusicaron las letras de Martí i Pol, junto
a Ramon Muntaner, el grupo Coses, ra. Por otro lado recuerdo que, dos o
Joan Manuel Serrat, entre otros. El poe- tres días después de la concesión del
ta rebelde consiguió, de este modo, premio, Miquel Arimany y Josep Pedreiuna mayor difusión y más fuerza toda- ra me acompañaron a casa de Carles
Riba y que éste, que nos recibió junto a
vía para conectar con el pueblo.
Para completar el año, se le ha conce- su esposa con mucha amabilidad, cuandido el máximo galardón de la literatu- do le pregunté tímidamente qué le hara catalana, el Premio de Honor de las bía parecido mi libro, me respondió
Letras Catalanas, por la gran capaci- que recordaba un soneto y un canto a
dad de comunicación con su.tiempo y su la patria, pero que habría preferido
pueblo. El poeta vivo más leído del país 'que el premio lo hubiera ganado Maha obtenido un unánime reconocimiento nuel de Pedrolo, que también concursaba aquel año, "por lo que significaba
público.
para el país ". A mí la respuesta me aelo
bastante atónito. Después he ido entendiéndola algo más, pero no la comprendo del todo todavía. No, no creo
que en aquellos momentos se me reconociera como una promesa y tampoco
creo que el Premio de Honor sea el
reconocimiento a un escritor consagrado. ¿Consagrado, por quién? La tarea
se hace haciéndola, decía mi madrina,
y, bien o mal, cumplo con mi tarea desde mi pueblo; y eso, aunque parezca
que no, hay gente que todavía no lo
entiende. Entre ambos premios hay,
para mí, sin embargo, unas semejanzas
y unos paralelismos: no los esperaba,
ni al uno ni al otro, y ambos me han
proporcionado una gran alegría.
-Su obra está en plena actividad, a
diferencia de otros escritores galardonados con el Premio de Honor de las
Letras Catalanas. Hace poco apareció
Temps d'interluni, en noviembre saldrá
Suite de Parlava. ¿Puede hablarse,
como ha dicho algún crítico, de un renacimiento de su obra, tanto por su actividad como por el reconocimiento público?
.-Me parece que se ha exagerado en
eso de subrayar tanto que mi obra no
estaba terminada; y no lo digo por mí
sino por los demás galardonados. Sin
necesidad de acudir a la lista de los
que me han precedido, recuerdo muchos autores que, al recibir el Premio de
Honor, estaban en plena producción:
Pere Quart, Salvador Espriu, Pere Calders, Vicent Andrés Estellés, Josep Maria Llompart y otros. No entiendo por
qué me destacan a mí que no soy, siquiera, el que lo ha recibido más joven,
dado que en marzo cumplí los sesenta y
dos años. Sin embargo, dejándolo al
margen, pienso que cierto renacimiento, muy relativo, claro, de mi obra tal
vez sí se haya producido, teniendo en
cuenta que, desde el 86 hasta el 89,
escribí muy pocos poemas, y parece
que ahora me salen con más facilidad.
Claro que llamar a eso renacimiento
quizás sea excederse; pero, en fin, admitámoslo. .Ahora bien, ignoro si este
renacimiento estará acompañado por
un reconocimiento público; ojalá fuera
así, ya lo veremos.
-Cuando se publicó el primer volumen
de su Obra Completa escribió usted
que era algo reacio a publicar los poemas de iuventud por su "ingenuidad" e
incluso su "pedantería". Por otro lado
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la poesía comprometida o social que
caracterizó buena parte de sus primeros libros ha perdido protagonismo en
su obra con el transcurso del tiempo.
¿Cree que la poesía tiene fecha de caducidad?
-La buena poesía, me refiero a la que
es buena de verdad, no. Baudelaire,
Rimbaud, Poe, Mallarmé, Auden,
Pound, etc., y Ausiiis March, Jordi de
Sant Jordi, Carner, Riba, Ferrater, o Kavafis, o Rilke, o Montale, o T. S. Eliot, o
Ungaretti, etc., no pueden tener en absoluto fecha de caducidad. Pero sucede
que buena poesía, buena de verdad,
insisto, se hace relativamente poca. He
citado un montón de nombres y la lista
podría ser mucho más larga; sin embargo, insisto en las dos afirmaciones: la
buena poesía no tiene fecha de caducidad y se hace poca buena poesía. Otra
cosa son las modas, los movimientos
que rigen, extrañamente, la sensibilidad colectiva. Por fortuna, sin embargo, la buena poesía está por encima
del momentáneo y a veces impulsivo
vaivén de la vida. Casi me atrevería a
decir que una d e las representaciones
más genuinas de la idea de eternidad
se halla en la buena poesía. Y eso debería hacernos reflexionar porque
quiere decir, a mi entender, entre otras
cosas, que la esencia del hombre se
mantiene casi inalterable. Para m< leer
buena poesía es una magnífica lección
de humildad.
-La condición humana individual ha
adoptado progresivamente un papel
más importante en su obra, a expensas
de la colectiva. ¿Qué relación puede
tener el proceso de apertura democrática con la evolución temática de su
obra?
-No sé imaginarme al poeta desvinculado de la circunstancia vital en la que
vive inmerso. Lo de la torre de marfil
siempre me ha parecido un recurso que,
como máximo, refleje tal vez el momento de la escritura y que, en consecuencia, es aplicable a cualquier disciplina
artística. Contrariamente a lo que algunos piensan, creo que los poetas tenemos los pies bien plantados en el suelo,
por decirlo de un modo comprensible,
porque la práctica de la poesía nos
obliga a estar permanentemente atentos a los cambios, a las mutaciones, y
nos exige un rigor y una coherencia que
no admiten desfallecimientos. En este
sentido, entendido de un modo amplio,
creo que el proceso de apertura demo-
Y debe advertirse que la autenticidad,
es decir, el valor testimonial, era muy
importante en aquella poesía. M e cuesta entender el actual desprecio por el
marxismo. Si Marx no hubiera existido,
en la historia de l a filosofía habría un
vacío muy importante, y ese vacío habría afectado también a la historia del
arte.
-Dificilmente podremos encontrar una
obra poética donde convivan, tan intimamente vinculados, vitalismo y pesismismo. ¿No son incompatibles ambición
y resignación?
-El paralelismo vitalismo/ambición, pesimismo/resignaciÓn no me gusta. Por
otro lado, a mi entender lo que hay,
sobre todo, en mi obra es vida vivida,
experiencia, para decirlo con una palabra que tampoco me entusiasma demasiado. Cualquier proceso de interiorización exige un riesgo previo, unas aceptaciones, unos rechazos. La vida es este
movimiento de vaivén, y tal vez el dinamismo interno d e la poesía provenga
de la asunción reflexiva de todas las
incongruencias a cuyo alrededor nos
vamos edificando.
crática ha incidido en mi obra. Pero -Aciertos y desaciertos son la trama y la
además, en mi caso, deben añadirse urdimbre de nuestro vivir, y ambos son
ciertas circunstancias individuales, y a inevitables, ambos son necesarios. Poeconocidas y muy características e inten- tizarlos no significa sólo transcribirlos
sas, que han acabado de propiciar el en verso, sino sentirlos como substancia
cambio. De todos modos, no me sé ni de nuestro ser, como esqueleto de
me quiero pensar aislado de mi tiem- nuestra reflexión, como motor de nuespo y d e mi gente. M e esfuerzo por vivir tro movimiento. Ignoro si lo consigo,
con plenitud y sólo si lo consigo sabré pero intento exprimir cada momento d e
infun dir vitalidad y autenticidad a mi mi vida, y me esfuerzo por casar aparentes contrarios que, de hecho, no son
poesía.
más que invenciones retóricas con una
-Tal como se estudia en los manuales sola función válida: la explicativa.
de historia de la literatura catalana,
¿hasta qué punto el marxismo influyó en -Sus poemas utilizan a menudo la setoda una generación de escritores ca- gunda persona para expresar sus protalanes de los sesenta, y en usted con- pios debates interiores. ¿Por qué utiliza
como recurso literario este diálogo de
cretamente?
-No me atrevo a hacer una valoración tú a tú?
global. Personalmente, comencé a leer -Muchas veces he dicho que mi mayor
a Marx cuando estuve enfermo de tu- vicio es pensar. M e interrogo constanberculosis, a los diecinueve años. N o temente. Siempre lo he hecho, pero
presumo de haberlo leído a fondo ni ahora que mi situación me obliga a pabien. Sin embargo, mi ventaja, si así sar un montón de horas solo, lo hago
puede decirse, tal vez haya sido la de más todavía. Necesito un interlocutor.
pertenecer a una determinada clase so- N o puedo comprender que haya alcial, la obrera, y conocer de primera guien que viva sin cuestionar la vida y,
mano lo que llamamos explotación ca- en consecuencia, cuestionarse incesanpitalista. Cuando, a fines de los años temente a simismo. De ah< pienso, procincuenta, una buena parte de los poe- viene esta característica de mi poesía.
tas escribía poesía social, la mía, segu- Por otro lado, enfrentarme día tras día
ramente de técnica menos cuidada, te- con este tú, muy a menudo incómodo y
nía el valor añadido de la autenticidad. retador, me permite universalizar mis
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sensaciones, compartirlas, relacionarlas entre sl: analizarlas hasta el desmenuzamiento. Casi diría que me encarnizo conmigo mismo, es decir, con este tú
con el que suelo dialogar, y que nunca
se somete, y que me exige con implacable rigor una coherencia que tal vez no
sería capaz de intentar conseguir sin
este recurso.
-"Miradme bien: soy otro", recitaba en
Vint-i-set poemes en tres temps. ¿Qué
queda de aquella dualidad?
-Lo mismo que cuando escribí el verso
que acabas de citar. La dualidad íntima,
entendida como una búsqueda de la
propia identidad, es anterior al verso,
claro; siempre ha formado parte de mí
y tenerla en cuenta, seguramente, puede ayudar a comprender la presencia
de este "tú" que mencionabas hace un
rato. Sin embargo, en abril de 1970,
esta realidad se materializó, por decirlo de algún modo, se me hizo presente
de un modo físico y no me ha abandonado ni me abandonará, por muchos
años que viva.
-A través de la descripción de las sensaciones producidas por su enfermedad, ha mostrado usted las enfermedades de la sociedad y las de la propia
condición humana. ¿Ha sido siempre
consciente esta multiplicidad de sentidos en sus versos?
-He procurado siempre que la poesía
resonara en mí mismo y, hasta donde
es posible, también he procurado que
este eco fuera perceptible para los que
me leían o me escuchaban, de modo
que pudieran compartirlo o, incluso,
apropiárselo. Ya he dicho que no entendía lo de la torre de marfil y también
he hablado de la necesidad de un interlocutor para intentar universalizar la
propia experiencia. Entiendo la poesía
como un intento de comunicación, como
un acto amoroso. N o obstante, la peculiaridad de las limitaciones a que me ha
sometido la enfermedad que me atenaz a desde hace más de veinte años, y el
paralelismo que podía establecerse con
las circunstancias socio-políticas que vivía (y en cierto modo sigue viviendo) en
aquel momento Cataluña, me hizo
acentuar mucho más la tendencia a que
me refería. En los últimos años, pues, el
procedimiento ha adquirido una nueva
dimensión y se ha hecho mucho más
consciente y, sobre todo, mucho más
denso de significado.
-¿Cómo valoraría la importancia de
conceptos como destino, azar y suerte
en su poesía?
-Destino y azar son referencias inevitables en mi poesía de estos últimos años.
Suerte, tal vez no tanto. Con los dos
primeros conceptos intento casi siempre
manifestar o subrayar una ambivalencia. La seguridad absoluta me da escalofríos porque aboca al totalitcrrismo,
activo o pasivo, me d a igual. Destino y
azar, y en cierto modo suerte, son palabras que, más que definir, sugieren y
que, en consecuencia, permiten muchas
lecturas. La indefinición, en este caso y
a mi entender, les da una dimensión y
les confiere una casi inexplicable densidad.
-Ha construido usted una poesia limpia
con un lenguaje comprensible y directo,
en la que ha mostrado, desnudos de
cualquier retórica, sus sentimientos.
¿Cree que cualquier decoración o ficción ensucia la poesía?
-Depende de la vinculación que haya
entre expresión poética y sentimiento
o, si se quiere, entre expresión poética
y vida vivida. La poesía, como cualquier
arte, tiene un.componente artificioso. La
concreción de las palabras no permite
ciertas veleidades pero, pese a ello, sin
artificio no habría poesía. Ahora bien,
el lirismo suele generarse en la experiencia y, en mi caso concreto, me repugna el engaño e incluso, la ocultación. Para ml: la decoración o la ficción
son perfectamente válidas si están al
servicio de la idea. Eso hace posible el
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equilibrio entre intención y forma. Si este equilibrio se rompe, el poema cojea.
-¿Mantiene el significado de sus versos
del poemario "Capfoguer", publicado
en Estimada Marta: "No me pidáis que
corrija nada de lo que he escrito"?
-En el sentido de no renunciar a nada
de mi pasado, lo mantengo plenamente. Me angustia la actual prisa, el afán
de consumir casi sin degustar, el deseo
casi inmoderado de futuro. Tal vez es
una consecuencia de la edad. Soy muy
consciente de que tengo más pasado
que futuro y me aferro al pasado procurando no caer en la añoranza elegíaca. Por otro lado, en mi sistema de trabajo la corrección de los textos desempeña un papel absolutamente marginal.
Trabajo los poemas en el silencio; luego los escribo y casi nunca los corrijo.
-"En cada palabra me juego la existencia" es otro de los versos definitivos del
mismo libro. ¿Escribe para sobrevivir?
¿Qué parte de dolor y qué parte de
placer le supone el hecho de escribir?
-No sé si es lícito relacionar el hecho
de escribir con el placer y el dolor,
pese a que hay muchas clases de placer
y de dolor. Personalmente, no recuerdo
haberme sentido nunca realmente angustiado en el momento de escribir; en
todo caso, me he sentido así cuando he
querido expresar algo y no he encontrado las palabras que me satisfacieran
o cuando, meses o años después de
haber escrito algo, he vuelto a leerlo.
Escribir, para m( es liberarme de una
tensión. Pero más tarde, al menos en mi
caso, la tensión se manifiesta de nuevo
y exige otra vez una respuesta. Tal vez
sea este juego el que ha generado la
imagen de escribir para sobrevivir. No
sé, sin embargo, si hay alguien que necesite realmente la escritura para sobrevivir. En cualquier caso, no soy de
éstos; escribo por una necesidad digamos intelectual, y esta necesidad es la
que avala la afirmación de jugarme la
existencia en cada palabra, dado que
me esfuerzo por dar una intensa plenitud a todo lo que escribo.
-Ha sido usted uno de los poetas más
musicados por los cantautores de la
"Nova Cansó" y llegó incluso a cantar
alguno de sus poemas. ¿Qué piensa de
la interpretación que los músicos, por
un lado, y el público, por el otro, dieron
a sus poemas?
-Mi corta etapa de cantautor fue muy
gratificante y conservo de ella un excelente recuerdo. Por otro lado, nunca me
he atrevido a juzgar una canción en
función de que la letra sea mía. Cualquier poema tiene su música. Al añadirle otra se genera un nuevo producto, y
me esfuerzo tanto como puedo por juzgar exclusivamente este producto. De
todos modos, es indudable que la ayuda de los cantautores ha favorecido
extraordinariamente la difusión de mi
obra. Ha sido un canal inesperado y de.
gran alcance.
-Su casa ha sido un pequeño centro de
peregrinación poética para muchos escritores que han querido compartir con
usted conversaciones, palabras, inquietudes y textos, como advertía recientemente el poeta Valeria Pujol. Con estos
encuentros y sus habituales lecturas,
¿cómo ve el estado de la literatura catalana actual?
-No me atrevo a formular un juicio porque los conocimientos de que dispongo
son muy limitados y revelan grandes
carencias. Leo bastante, pero se publica mucho más de lo que soy capaz de
leer. Por otro lado, afortunadamente,
la oferta se ha diversificado y cubre
muchos campos en los que sería grotesco que opinara. En términos generales,
sólo me atrevo a decir que el panorama
me parece bastante interesante como
para considerar que se puede ser cautelosamente optimista con respecto al
futuro.
-Se ha dicho que existen poetas "martipolianos", al menos en los primeros
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tanteos poéticos de muchos escritores.
¿Está usted de acuerdo en el hecho de
que ha creado escuela? ¿Qué siente
cuando lee poemas de sus "alumnos"
inspirados de los versos que ha escrito?
-A mi entender, e l magisterio de un
poeta no es un fenómeno de repercusión inmediata. Se puede sentir admiración por alguien y, evidentemente, se
puede intentar copiar con más o menos
maña su manera de expresarse. Sin embargo, no llamaría a eso crear escuela.
Para mk crear escuela es influir decisivamente no sólo en e l estilo sino en e l
pensamiento. En este sentido, estoy
convencido de que no tengo n i tendré
nunca categoría bastante para crear
escuela. He leído, claro, críticas en las
que se afirma que algún autor "martipolea", pero me parece que eso no
pasa de ser un fenómeno mimético.
Dentro de cincuenta o cien años se podrá decir si he creado o no he creado
escuela; ahora no.
-Mique1 Martí i Pol ha desnudado su
vida en poesía. ¿Cree que hay algo que
no pueda ser expresado en poesía?
-Es muy generoso considerar que he
desnudado mi vida en l a poesía. Me
parece que nunca nadie l o dice todo de
sí mismo, n i en poesía n i en terreno
alguno; como mínimo porque, de hecho, nadie l o sabe tampoco todo de sí
mismo. Agustí Bartra decía que los poetas no tienen necesidad alguna de escribir su autobiografia porque ya estab a inscrita en su obra, y me parece que
l a frase no era original suya sino que
procedía de más atrás. De hecho creo,
sin embargo, que l a intimidad que revel a l a poesía pertenece a un campo semántico muy particular y específico. Alguna vez he dicho que lo mejor de mí
mismo figuraba en mis poemas; y l o he
dicho porque l o creo así. Con todo, la
experiencia vitul que se manifiesta en l a
poesía no deja de ser l a alambicación
de l a experiencia vivida día tras día. En
este sentido creo que, con l a poesía
puede decirse todo, aunque necesariamente debe decirse de un modo poético.
Paralelamente a su oficio de poeta, Mique1 Martí i Pol ha traducido a escritores como Neruda, Racine y Flaubert.
Hace ya tiempo que no se dedica a ello
pero "últimamente me han propuesto
traducir a un poeta francés que me es
muy querido y estoy considerando la
posibilidad de aceptar. De todos modos, me da miedo porque sería un tra-
bajo muy difícil. Aunque, a fin de cuentas, la dificultad me estimula siempre."
Apasionado por la lectura, "por culpa
de mis limitaciones físicas dispongo de
mucho tiempo. Mi manera de leer ha
sido siempre desordenada y anárquica,
tal vez como consecuencia del hecho de
ser autodidacta. Por eso prefiero considerar que, más que unas lecturas concretas, lo que más me ha ayudado ha
sido la acumulación de lecturas. Para
mí, durante años, todo era fundamental; ahora soy más exigente."
La música le es una fidelísima compañera. "No sabría trabajar con música,
pero puedo escucharla casi un par de
horas por día y, si debo prescindir de
ella algún día, la echo mucho de menos.
Algunas imágenes de mis últimos poemas delatan esta casi devoción. También me cuesta mucho prescindir de la
musicalidad cuando escribo. Me gusta
mucho que el tejido del verso responda
a unas resonancias musicales. Tanto escribiéndolo como leyéndolo, me encuentro más cerca de este inefable al
que llamamos poesía."
Nuevos proyectos rondan siempre por
la cabeza de Martí i Pol, aunque "en
estos últimos meses he escrito poco, en
parte porque he estado atareado
en cosas que no podían esperar. Este
verano quiero tomarme un tiempo de
reflexión, por un lado para decidir si
acepto o no la traducción del poeta
francés al que me he referido anteriormente, y también para intentar replantearme algunos aspectos de mi poesía,
a los que tal vez intente dar un aire
distinto." El poeta de Roda de Ter ha
vencido en aquella agonizante lucha interior que le había hecho dudar de su
futuro literario, hace hoy diez años, en
el Primer Llibre de Bloomsbury: "No sé
si podré escribir mucho más, pues el
esfuerzo de soDortar el Deso de los
años que no he vivido todavía tal vez
me amodorre y me haga insípido".
Y hoy, atento a todas las cuestiones,
parece repetir las palabras que escribió en su libro Estimada Marta: "Con
gente de muy distinta procedencia,
desconocidos todos, paso las horas en
amable conversación. Amabilísimo, escucho sus razonamientos, me esfuerzo
para captar los detalles y penetrar bien
su sentido. Preguntas y respuestas van
y vienen, urgentes a veces, otras lentas.
Yo sólo pregunto."
Versión castellana de los poemas: Manuel Serrat Crespo
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