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Teoria de la Guerra
Flavio Renato
Vegecio
Sun Tzu
Federico El
Grande
Nicolás Maquiavelo
Napoleón
Antoine Henri
de Jomini
Ferdinand Foch
Basil H. Liddell
Hart
John Frederick
Charles Fuller
Trevor Dupuy
Ciencia versus el
Arte de la Guerra
Unidad 3
La Voz de los Clásicos
Marchad separados, Atacad juntos. Helmuth von Moltke
[email protected] - Facebook: Teoría Pensamiento Militar
No sé que armas se utilizarán en la 3º guerra mundial, solo se que en la 4º se volverá a los palos y las piedras. Albert Einstein
2
Contenido
Las 36 Estrategias Chinas (Anónimo)
3
El Arte de la Guerra (Sun Tzu) -Selección
5
De Re Militari Vegecio, Flavio Renato (ca. 383 d.C.-450 d.C.)10
“Del arte de la guerra” Nicolás Maquiavelo (1469-1527)
Máximas de Federico El Grande
12
14
Máximas de Napoleón sobre el arte de la guerra 15
Resumen del Arte de la Guerra (1838) Antoine Henri de Jomini (1779 - 1869)20
Ferdinand Foch (1851 – 1929)
25
John Frederick Charles Fuller (1878 – 1966)
30
“Estrategia de la Aproximación Indirecta” Basil H. Liddell Hart (1895-1970)
La Comprensión del Combate Trevor Dupuy
39
Ciencia versus el Arte de la Guerra por Milan Vego
40
Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego. Gandhi
32
Hay hombres que luchan un dia y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la
vida: esos son los imprescindibles. - Bertolt Brecht
3
Las 36 Estrategias
Chinas (Anónimo)
Compendio de la sabiduría de la antigua china. Escrito a lo largo de
años de guerras, golpes de estado, intrigas cortesanas y competencia económica
por diferentes personas expertos en táctica militar, comerciantes, filósofos, escritores y gente normal y corriente.
Estar al comienzo en una posición de
mayor fuerza, pero aun así se puede fracasar.
Estrategia 1 Cruzar el mar confundiendo al cielo
Aprovechar la tendencia de la gente a
ignorar las situaciones obvias y familiares para esconder otros propósitos.
Estrategia 2 Sitiar el reino de Wei
para salvar el reino de Zhao.
No atacar directamente a un enemigo poderoso y unido; emplear una
confrontación indirecta. Concentrar
fuerzas para golpear en el punto más
débil, aprovechar sus fallos.
Estrategia 3 Matar con un cuchillo
prestado
Significa utilizar los recursos ajenos en
provecho propio.
Estrategia 4 Relajarse mientras el enemigo se agota a sí mismo
El sauce se pliega al viento y se mantiene en pie, el robusto roble se quiebra
y cae.
Estrategia 5 Saquear una casa en llamas
Aprovechar las desgracias del enemigo e incluso aumentarlas para restarles
fuerza.
Estrategia 6 Fingir ir hacia el Este
mientras se ataca por el Oeste
Crear falsas impresiones para confundir al enemigo.
2. CONFRONTACION
Tretas, sigilo y astucia (hacer que el
enemigo nos subestime), ataques por
sorpresa por retaguardia, infiltración y
aprovechamiento de los puntos débiles
del contrario.
Estrategia 7 Crear algo a partir de
nada
La mentira repetida puede llegar a
aceptarse como verdad. Convertir algo
pequeño en enorme, avivar miedos, aumentar los prejuicios o desviar la percepción de los hechos.
Estrategia 8 Aparentar tomar un camino cuando se entra a hurtadillas por
otro
Significa atraer la atención sobre un
itinerario y desarrollar rutas alternativas.
Estrategia 9 Observar los fuegos que
arden al otro lado del río
Dejar que los enemigos se destruyan
entre ellos. Aprovechar sus contradicciones.
Estrategia 10 Ocultar la daga tras una
sonrisa
Ganar la confianza del contrincante y
actuar solamente cuando ha bajado la
guardia.
Estrategia 11 Sacrificar el ciruelo por
el melocotonero
Hacer sacrificios parciales, hacer concesiones para conseguir el objetivo
principal.
Estrategia 12 Aprovechar la oportunidad para robar una cabra
Aprovechar las oportunidades que
surgen. Sacar ventaja de los errores del
enemigo.
3. ATAQUE
En estas estrategias, se explica cómo
minimizar el desgaste que se sufre en el
ataque, ya que es la fase más expuesta
del combate y que mayor número de
bajas produce.
Estrategia 13 Golpear la hierba para
asustar la serpiente
Atacar un blanco secundario, para
asustar al enemigo para que haga públicos secretos.
Estrategia 14 Levantar un cadáver de
entre los muertos
Encontrar utilidad a cosas hasta entonces ignoradas o consideradas inútiles.
Estrategia 15 Atraer al tigre fuera de
las montañas
Sacar al enemigo de su entorno para
hacerlo más vulnerable al ataque.
Estrategia 16 Deshacerse del enemigo
permitiéndole escapar
Dejar una escapatoria para que el
Resolver las dificultades consiste en pensar en ellas antes que se presenten. Sun Wu Tzu
enemigo no se sienta decidido a luchar hasta la muerte. Una vez que empiece su fuga, se debilitará y será fácil
destruirlo.
Estrategia 17 Fabricar un ladrillo para
obtener jade
Engatusar al adversario con algo de
poco valor para obtener un beneficio
mayor.
Estrategia 18 Capturar al cabecilla
para prender a los bandidos
Una fuerza se deshace cuando se pierde lo que la mantiene unida.
4. CONFUSION
En esta situación, las circunstancias y
el ambiente es caótico y confuso.
Hay que compaginar una serie de intereses y relaciones.
Estrategia 19 Robar la leña debajo de
la caldera
Mermar los recursos del enemigo, minar su moral. Privarlo física y psicológicamente.
Estrategia 20 Pescar en aguas turbias
Aprovecharse de una situación general
de confusión y de caos.
Estrategia 21 Desprenderse del caparazón de la cigarra
Engañar a alguien simulando.
Estrategia 22 Cerrar la puerta para
atrapar al ladrón
Cercar al enemigo y cerrar todas las
vías de escape sólo sí: a) se tienen
fuerzas superiores, b) se dispone de una
trampa física o psicológica, c) se atrae al
enemigo con algún engaño, d) se cierra
la trampa en el momento adecuado.
Estrategia 23 Aliarse con un Estado
lejano para atacar al Estado vecino
Para minimizar las dificultades logísticas y consolidar además cada victoria.
Estrategia 24 Conseguir un camino
seguro para conquistar el reino de Guo
Tenemos dos adversarios uno está amenazado por el otro. Si se interviene en
ayuda del primero, se amplía la influencia sobre ambos al mismo tiempo.
Todo lo que la maldad necesita para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada. Edmund Burke
Uso Exclusivo Docente Colegio Militar de la Nación - © Mg Jorge Ariel Vigo
1. DOMINIO DE LA SUPERIORIDAD
5. GANAR TERRENO
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Marchad separados, Atacad juntos. Helmuth von Moltke
Conseguir de la forma que sea lo que otros controlan. Para
alcanzarlo, se usan tácticas de reemplazo, de diversión, falsificación y trampa.
Estrategia 25 Reemplazar las vigas y los pilares con madera
podrida
Robar, sabotear, destruir, las bases de sostén del enemigo;
sustituirlas por propias.
Estrategia 26 Mata al pollo para asustar al mono
Usar tácticas para producir miedo, amenazar, asustar o plegar a otros a la sumisión.
Estrategia 27 Hacerse el tonto sin dejar de ser listo
Hay que esperar, hacerse el tonto y aprovechar la oportunidad.
Estrategia 28 Retirar al escalera después de haber subido
Atraer al enemigo a una trampa y después cortarle la vía de
escape: al codicioso, con promesa de ganancia; al arrogante,
con apariencia de debilidad. Sumergir a los aliados en una
situación de crisis que les obligue a inventar nuevas soluciones al problema.
Estrategia 29 Adornar los árboles con flores falsas
Presentar una apariencia poderosa, incluso si las fuerzas reales son mínimas.
Estrategia 30 Hacer que el anfitrión y el invitado intercambien sus sitios
Aumentar fuerzas hasta estar suficientemente fuerte para
vencer al anfitrión.
6. SITUACIONES DESESPERADAS
Estrategias pensadas para situaciones de gran debilidad. Son
los últimos recursos en caso de emergencia. Invitan a dar
golpes bajos, defenderse con fanfarronerías e incluso la autodestructividad. Si falla lo anterior, siempre se puede intentar
la última: retirarse.
Estrategia 31 Utilizar una mujer para tender una trampa a
un hombre
Ofrecer al adversario cualquier clase de tentación irresistible.
Estrategia 32 Abrir de par en par las puertas de la ciudad
vacía
Se utiliza cuando se está en situación muy vulnerable. Se
afirma no ser más de lo que se es con la esperanza que los
demás imaginen que somos mucho más.
Estrategia 33 Dejar que el espía siembre la discordia en su
propio campo
Se aconseja manipular a los agentes enemigos para que sirvan a los objetivos propios.
Estrategia 34 Hacerse daño a sí mismo para ganarse la confianza de enemigo
La gente tiende a sentir simpatía por los que padecen calamidades. Los generales se auto mutilaban para pasarse al
enemigo, ganar confianza y asesinar o desertar con el ejército
que el enemigo les confiaba.
Estrategia 35 Encadenar juntos a los barcos enemigos
Trata de cómo convertir en debilidad la fuerza del enemigo
Estrategia 36 Retirarse
Retirarse cuando todo falla es la estrategia definitiva. No
significa huir definitivamente. No significa la derrota total,
significa una media derrota y la rendición, la derrota total.
Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego. Gandhi
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No sé que armas se utilizarán en la 3º guerra mundial, solo se que en la 4º se volverá a los palos y las piedras. Albert Einstein
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Hay hombres que luchan un dia y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la
vida: esos son los imprescindibles. - Bertolt Brecht
5
Escrito hace dos quinientos mil años, es uno de los más importantes textos clásicos chinos, en el que, a pesar del tiempo transcurrido, sus consejos siguen siendo útiles hoy día. Considerado el mejor libro de estrategia de todos los
tiempos. Inspiró a muchas figuras históricas. Más que una obra de práctica
militar, es un tratado sobre cómo aplicar con sabiduría el conocimiento de la
naturaleza humana en los momentos de confrontación. Por tanto, más que
un libro sobre la guerra, es considerado es una obra para “comprender las raíces
de un conflicto y buscar una solución”.
El núcleo de la filosofía de Sun Tzu sobre la guerra descansa en estos dos principios:
a) Todo el Arte de la Guerra se basa en el engaño.
b) El supremo Arte de la Guerra es someter al enemigo sin luchar.
1. Sobre la Evaluación.
La guerra hay que valorarla en términos de 5 factores fundamentales que han de ser conocidos por cada general.
Aquel que los domina, vence; aquel que no, sale derrotado.
a) La Influencia Moral; aquello que hace que el pueblo
esté en armonía con su gobernante, de modo que le siga
donde sea, sin temer por sus vidas ni a correr cualquier
peligro.
b) El tiempo (o las variables); el Ying y el Yang, la noche
y el día, el frío y el calor, días despejados o lluviosos y el
cambio de las estaciones.
c) El terreno; implica las distancias, dónde es fácil o difícil desplazarse, y si es campo abierto o lugares estrechos, y
esto influencia las posibilidades de supervivencia.
d) El mando; que ha de tener como cualidades sabiduría, sinceridad, benevolencia, coraje y disciplina.
e) La Doctrina; entendida como la organización del ejército, graduaciones y rangos, la regulación de las rutas de
suministros, y la provisión de material militar al ejército.
2. Sobre la Iniciación de las Acciones.
Una vez comenzada la batalla, aunque estés ganando,
de continuar por mucho tiempo, desanimará a tus tropas y
embotará tu espada, tus suministros se agotarán.
Entonces, hasta los tuyos se aprovecharán de tu debilidad
para sublevarse. Nunca es beneficioso dejar que una operación militar se prolongue por mucho tiempo. Sé rápido
como el trueno que retumba, veloz como el relámpago.
Así pues, lo más importante en una operación militar es
la victoria y no la persistencia.
Esta última no es beneficiosa. Un ejército es como el
fuego: si no lo apagas, se consumirá por sí mismo.
3. Sobre la Planificación del Asedio.
Un maestro en artes marciales deshace los planes de los enemigos, estropea sus relaciones y alianzas, corta los suministros o bloquea su camino, venciendo mediante estas tácticas
sin necesidad de luchar. Los que consiguen que se rindan
impotentes los ejércitos ajenos sin luchar son los mejores
maestros del Arte de la Guerra.
Los guerreros superiores atacan mientras los enemigos están proyectando sus planes.
Nunca se debe atacar por cólera y con prisas.
La regla de la utilización de la fuerza es la siguiente:
-si tus fuerzas son diez veces superiores a las del adversario, rodéalo;
-si son cinco veces superiores, atácalo;
-si son dos veces superiores, divídelo.
-Si tus fuerzas son iguales en número, lucha si te es
posible.
-Si tus fuerzas son inferiores, mantente continuamente
en guardia, pues el más pequeño fallo te acarrearía las
peores consecuencias. Trata de mantenerte al abrigo y evita en lo posible un enfrentamiento abierto; la prudencia
y la firmeza de un pequeño número de personas pueden
llegar a cansar y a dominar incluso a numerosos ejércitos.
Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien
batallas correrás peligro; si no conoces a los demás, pero te
conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otra; si no
conoces a los demás ni a ti mismo, correrás peligro en cada
batalla.
4. Sobre el Orden de Batalla.
Hacerte invencible significa conocerte a ti mismo;
aguardar para descubrir la vulnerabilidad del adversario
significa conocer a los demás. En consecuencia, un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después;
un ejército derrotado lucha primero e intenta obtener la
victoria después. Esta es la diferencia entre los que tienen
estrategia y los que no tienen planes premeditados.
Todo lo que la maldad necesita para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada. Edmund Burke
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El Arte de la Guerra
(Sun Tzu) -Selección
5. Sobre la Fuerza.
Los expertos son capaces de vencer al enemigo creando una
percepción favorable en ellos, así obtener la victoria sin necesidad de ejercer su fuerza. Se refiere a lograr una percepción
de fuerza y poder en la oposición.
Gobernar sobre muchas personas como si fueran poco es
una cuestión de dividirlas en grupos o sectores: es organización. Batallar contra un gran número de tropas como si
fueran pocas es una cuestión de demostrar la fuerza,
Resolver las dificultades consiste en pensar en ellas antes que se presenten. Sun Wu Tzu
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símbolos y señales. En el campo de batalla se refiere a las
formaciones y banderas utilizadas para desplegar las tropas y
coordinar sus movimientos.
Lograr que el ejército sea capaz de combatir contra el adversario sin ser derrotado es una cuestión de emplear métodos
ortodoxos o heterodoxos.
Si quieres fingir desorden para convencer a tus adversarios
y distraerlos, primero tienes que organizar el orden, sólo
entonces puedes crear un desorden artificial. Si quieres
fingir cobardía para conocer la estrategia de los adversarios,
primero tienes que ser extremadamente valiente, porque
sólo entonces puedes actuar como tímido de manera artificial. Si quieres fingir debilidad para inducir la arrogancia
en tus enemigos, primero has de ser extremadamente fuerte
porque sólo entonces puedes pretender ser débil.
Cuando un ejército tiene la fuerza del ímpetu (percepción), incluso el tímido se vuelve valiente, cuando pierde la
fuerza del ímpetu, incluso el valiente se convierte en tímido.
Nada está fijado en las leyes de la guerra: éstas se desarrollan
sobre la base del ímpetu.
6. Sobre lo Lleno y lo Vacío.
Los que anticipan, se preparan y llegan primero al campo
de batalla y esperan al adversario están en posición descansada; los que llegan los últimos al campo de batalla,
los que improvisan y entablan la lucha quedan agotados. Los
buenos guerreros hacen que los adversarios vengan a ellos, y
de ningún modo se dejan atraer fuera de su fortaleza.
Cuando los adversarios están en posición favorable, debes
cansarlos. Cuando están bien alimentados, cortar los suministros. Cuando están descansando, hacer que se pongan
en movimiento.
Las situaciones militares se basan en la velocidad: llega como
el viento, muévete como el relámpago, y los adversarios no
podrán vencerte.
Cuando estás concentrado formando una sola fuerza, mientras que el enemigo está dividido en diez, tus fuerzas superan
a las suyas. La naturaleza de los ejércitos es evitar lo lleno
y atacar lo vacío; la victoria viene determinada por el adversario.
7. Sobre el Enfrentamiento Directo e Indirecto.
La dificultad de la lucha armada es hacer cercanas las distancias largas y convertir los problemas en ventajas. Mientras
que das la apariencia de estar muy lejos, empiezas tu camino
y llegas antes que el enemigo. Por lo tanto, haces que
su ruta sea larga, atrayéndole con la esperanza de ganar.
Cuando emprendes la marcha después que los otros y llegas
antes que ellos, conoces la estrategia de hacer que las distancias sean cercanas.
Sólo cuando conoces cada detalle de la condición del terreno puedes maniobrar y guerrear.
El primero que hace el movimiento es el "invitado",
el último es el "anfitrión". El "invitado" lo tiene difícil, el "anfitrión lo tiene fácil". Cerca y lejos significan
desplazamiento: el cansancio, el hambre y el frío surgen del
desplazamiento.
Utilizar el orden para enfrentarse al desorden, utilizar la calma para enfrentarse con los que se agitan, esto es dominar
el corazón.
No detengas a ningún ejército que esté en camino a su
país. Bajo estas circunstancias, un adversario luchará hasta
la muerte. Hay que dejarle una salida a un ejército rodeado.
Muéstrales una manera de salvar la vida para que no estén
dispuestos a luchar hasta la muerte, y así podrás aprovecharte para atacarles. No presiones a un enemigo desesperado.
Un animal agotado seguirá luchando, pues esa es la ley de la
naturaleza.
8. Sobre las Variables.
Los generales que conocen las variables posibles para
aprovecharse del terreno sabe cómo manejar las fuerzas armadas. Si los generales no saben cómo adaptarse de manera ventajosa, aunque conozcan la condición del terreno, no
pueden aprovecharse de él. El General no debe levantar su
campamento en un terreno difícil. Deja que se establezcan
relaciones diplomáticas en las fronteras. No permanezcas en
un territorio árido ni aislado. Cuando te halles en un terreno
escarpados, prepara alguna estrategia y muévete. Cuando te
halles en un terreno mortal, lucha.
Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego. Gandhi
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Hay hombres que luchan un dia y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la
vida: esos son los imprescindibles. - Bertolt Brecht
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9. Sobre el Terreno.
La configuración del terreno puede ser un apoyo para
el ejército; para los jefes militares, el curso de la acción
adecuada es calibrar al adversario para asegurar la victoria
y calcular los riesgos y las distancias. Salen vencedores los que
libran batallas conociendo estos elementos; salen derrotados
los que luchan ignorándolos.
Éstas son las configuraciones del terreno; los generales
que las ignoran salen derrotados:
-
Cuando el terreno sea accesible, sé el primero en
establecer tu posición, elige las alturas soleadas; una posición adecuada para transportar los suministros; así tendrás
ventaja en la batalla.
-
Cuando estés en un terreno difícil de salir, estás
limitado. En este terreno, si tu enemigo no está preparado, puedes vencer si sigues adelante, pero si está preparado y
sigues adelante, tendrás dificultades para volver de nuevo a
él.
-
En un terreno neutro, incluso si el adversario te ofrece una ventaja, no te aproveches de ella: retírate, induciendo
a salir a la mitad de las tropas enemigas, y entonces cae sobre
él aprovechándote de esta condición favorable.
-
En un terreno estrecho, si eres el primero en llegar, debes ocuparlo totalmente y esperar al adversario. Si
él llega antes, no lo persigas si bloquea los desfiladeros.
Persíguelo sólo si no los bloquea.
-
En terreno accidentado, si eres el primero en llegar,
debes ocupar sus puntos altos y soleados y esperar al adversario. Si éste los ha ocupado antes, retírate y no lo persigas.
-
En un terreno abierto, la fuerza del ímpetu se
encuentra igualada, y es difícil provocarle a combatir de
manera desventajosa para él.
Estas son las seis maneras de ser derrotado. La compren-
sión de estas situaciones es la responsabilidad suprema de los
generales y deben ser consideradas.
-
No calibrar el número de fuerzas.
-
La ausencia de un sistema claro de recompensas y
castigos. Las recompensas no deben utilizarse solas, ni
debe confiarse solamente en los castigos.
-
La insuficiencia de entrenamiento.
-
La pasión irracional.
-
La ineficacia de la ley del orden.
-
El fallo de no seleccionar a los soldados fuertes y
resueltos.
10. Sobre las Nueve Clases de Terreno.
No combatas en terrenos: de dispersión (disputado
por intereses locales), no te detengas en un terreno ligero (ajeno), no ataques en un terreno clave (ocupado por el
enemigo), no dejes que tus tropas sean divididas en
un terreno de comunicación (accesible). En terrenos de
intersección (rodeado por tres territorios rivales), establece
comunicaciones; en terrenos difíciles (territorio ajeno con
muchas ciudades y pueblos detrás), entra aprovisionado;
en terrenos desfavorables (montañoso/rocoso), continúa
marchando; en terrenos cercados (de acceso estrecho y salida
tortuosa), haz planes; en terrenos mortales (en los que sólo
puedes sobrevivir luchando con rapidez), lucha.
11. Sobre el Ataque Mediante el Fuego.
En general, el fuego se utiliza para sembrar la confusión en
el enemigo y así poder atacarle. Existen cinco clases de ataques mediante el fuego: quemar a las personas, quemar los
suministros, quemar el equipo, quemar los almacenes y quemar las armas.
El uso del fuego tiene que tener una base, y exige ciertos
medios. Existen momentos adecuados para encender fuegos,
concretamente cuando el tiempo es seco y ventoso. Normalmente, en ataques mediante el fuego es imprescindible
seguir los cambios producidos por éste. Cuando el fuego
está dentro del campamento enemigo, prepárate rápidamente desde fuera. Si los soldados se mantienen en calma cuando
el fuego se ha declarado, espera y no ataques. Cuando el fuego alcance su punto álgido, síguelo, si puedes; si no, espera.
12. Sobre la Concordia y la Discordia.
Lo que posibilita a un gobierno inteligente y a un mando
militar sabio vencer a los demás y lograr triunfos extraordinarios es conocer la situación de los adversarios. La información debe obtenerse de personas que conozcan la situación
del adversario.
Existen cinco clases de espías: el espía nativo, el espía
interno, el doble agente, el espía liquidable, y el espía
flotante. Cuando están activos todos ellos, nadie conoce sus
rutas: a esto se le llama genio organizativo, y se aplica al gobernante.
Resolver las dificultades consiste en pensar en ellas antes que se presenten. Sun Wu Tzu
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Cada ruta debe ser estudiada para que sea la mejor. Hay
rutas que no debes usar, ejércitos que no han de ser atacados,
ciudades que no deben ser rodeadas, terrenos sobre los que
no se debe combatir, y órdenes de gobernantes civiles que no
deben ser obedecidas.
Si puedes recordar siempre el peligro cuando estás a salvo y
el caos en tiempos de orden, permanece atento al peligro y
al caos mientras no tengan todavía forma, y evítalos antes
de que se presenten; ésta es la mejor estrategia de todas.
Los buenos generales: se comprometen hasta la muerte,
pero no se aferran a la esperanza de sobrevivir; actúan de
acuerdo con los acontecimientos, en forma racional y realista, sin dejarse llevar por las emociones ni estar sujetos a
quedar confundidos. Cuando ven una buena oportunidad,
son como tigres, en caso contrario cierran sus puertas.
Su acción y su no acción son cuestiones de estrategia,
y no pueden ser complacidos ni enfadados.
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De Re Militari
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1.
En todas las guerras y batallas siempre sucede que lo
que a ti te favorece resulta perjudicial para el enemigo, y lo
que es ventajoso para éste te perjudica. Por lo tanto, nunca
debemos ofrecerle la ocasión de imponernos su voluntad,
sino que sólo debemos actuar según nuestras convenien-cias.
Todas las veces que secundas la acción del adversario con
tus yerros te haces daño; y vice-versa: aquél procederá contra
sus propios intereses al incurrir en el error de facilitarte las
accio-nes que llevarás a cabo en tu provecho.
perjudicial al adver-sario tener desertores que muertos.
2.
Aquel que en la guerra ejerza mayor vigilancia sobre
los aprovisionamientos y trabaje con mas ahínco al objeto de
mantener ejercitadas las tropas tendrá que afrontar menos
peligros.
10. Conviene más soldados valientes que numerosos.
Asimismo, sucede con frecuencia que un lu-gar fuerte por
naturaleza o por arte resulta más útil que el valor de los soldados.
3.
El soldado nunca debe ser llevado a un combate decisivo sin antes haber actuado en algún en-cuentro con el
enemigo.
11. La Naturaleza crea gallardos a un número reducido
de hombres; la buena preparación los con-vierte a muchos.
4.
Es mejor vencer al enemigo por hambre, con la sorpresa y por el desaliento, que apelando a las suertes de una
batalla en la que muy a menudo la victoria depende más bien
de la fortuna que del valor.
5.
No hay plan mejor que aquel del cual recién se entera el adversario cuando tú ya lo has puesto en práctica.
6.
Habitualmente, en la guerra nos proporciona mayor
ayuda la ocasión que el valor.
7.
Hay que tratar, por ser ventajoso, de provocar las
deserciones en las filas enemigas y admitir a sus desertores,
siempre que acudan de buena fe, por cuanto le resulta, más
8.
Conviene más contar con grandes reservas a retaguardia de los combatientes que mantener des-parramadas a
sus tropas.
9.
Difícilmente es vencido aquel que puede valorar con
exactitud las fuerzas propias y ajenas.
12. El ejército trabajando se fortalece; entregado a la
ociosidad se entristece.
13. Nunca lleves las tropas al combate si no ves que tienen confianza en la victoria.
14. Aquel que persigue, inconsideradamente, dispersando sus propias fuerzas, busca la manera de proporcionar al
adversario la victoria que se proponía conseguir por su cuenta.
15. Los ataques repentinamente iniciados atemorizan al
enemigo; los habitantes carecen de valor.
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Es el tratado militar romano clásico. Esta es un selección de sus ideas.
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17. Aquel que dispone de mas gente y alas gallarda que
ataque frontalmente.
18. Aquel que se estima inferior que ataque con su ala
derecha a la izquierda del enemigo.
19. Aquel cuya ala izquierda es muy fuerte que ataque a
ambas alas del contrario.
20. Aquel que cuenta con tropas aguerridas que ataque a
las dos alas del adversario.
21. Aquel que tiene excelentes tropas ligeras que las coloque a vanguardia de la formación, atacando a las dos alas del
enemigo.
22. Aquel que debe combatir y estima que dispone de un
efectivo inferior al del contrario y menos sólido que ataque
con su propia ala derecha a la izquierda de su contrincante y
despliegue obli-cuamente el resto a guisa de cuña.
27. En guarnición es el temor del castigo lo que mantiene a los soldados en la senda del deber, mientras que en
tiempo de guerra los hace mejores la esperanza de las recompensas.
28. Aconséjate con muchos respecto de las cosas que
conviene hacer; en lo que atañe a lo que has decidido llevar
efectivamente a cabo sólo confíalo a poquísimos individuos
y de toda tu con-fianza; pero preferentemente no lo digas a
nadie.
29. Los buenos generales no ofrecen ni aceptan batalla si
no se les presenta una ocasión favorable o si no los obliga a
hacerlo la necesidad.
30. Es un magnífico plan de guerra el de rendir al enemigo mas por el hambre que por las armas.
31. Que el enemigo ignore cuales son tus disposiciones
para la batalla, a fin de que no pueda prepa-rar los remedios
para hacerlas fracasar.
23. Aquel que manda a tropas menos numerosas y valientes debe apoyar un ala en una montaña, en una ciudad,
en el mar, en un río o en algún otro punto de apoyo.
24. Aquel que confía en la acción de la caballería que
busque terreno apto los movimientos de los jinetes y combata especialmente por medio de éstos. Aquel que se proponga,
por lo contrario, utilizar los servicios de la infantería, que,
combata especialmente con su ayuda, después de bus-carle
un paraje apropiado para el caso.
Todo lo que la maldad necesita para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada. Edmund Burke
16. Aquel que no prepare con anterioridad las vituallas y
las demás cosas necesarias será vencido sin combatir.
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25. Si algún espía del enemigo ha penetrado furtivamente en el campamento, hay que ordenar, de día, que cada uno
vaya a su respectiva tienda; de esta manera dicho espía será
descubierto y capturarlo.
26. Si te apercibes que tus intenciones han sido reveladas
al enemigo conviene que de inmediato cambies tus proyectos.
Resolver las dificultades consiste en pensar en ellas antes que se presenten. Sun Wu Tzu
Colegio Militar de la Nación
2016
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Marchad separados, Atacad juntos. Helmuth von Moltke
« ... Ni me parece
que nos quede otra
cosa a deciros que
algunas reglas, con
las que ya estáis
muy fami-liarizados, a saber:
1.
Lo que ayuda al enemigo te perjudica a ti, y lo que
te ayuda a ti perjudica al enemigo.
2.
Aquel que en la guerra se dedique con mas ahínco
a cerciorarse de los proyectos del adversario y a ejercitar a
su ejército incurrir en menores peligros y podrá alimentar
mayores esperanzas en la victoria.
3.
Nunca hagas entrar en acción a tus soldados sin antes haber tanteado su ánimo, cerciorándote de que no tienen
miedo y si se hallan en buen orden; y solamente acometerás
cuanto te convenzas que aquellos esperan vencer.
4.
Es mejor vencer al enemigo con el hambre que con el
hierro, pues en la victoria interviene mu-cho más la fortuna
que la virtud.
5.
Ninguna resolución es mejor que la que permanecer
oculta al enemigo hasta el momento de la ejecución.
6.
En la guerra saber conocer la ocasión y aprovecharla resulta más útil que cualquier otra cosa.
propias fuerzas y las del enemigo.
12. Vale mas la virtud de los soldados que el número, y a
veces resalta mas útil el terreno que la virtud.
13. Las cosas nuevas y repentinas aterrorizan a los ejércitos, pero las cosas a que están acostumbrados y se hacen
pausadamente les inspiran escaso aprecio; por lo tanto, harás
entrar en combate mediante escaramuzas a tu ejército con un
nuevo enemigo antes de emprender contra éste una jornada
decisiva.
14. Aquel que persigue desordenadamente al enemigo
derrotado sólo aspira a convertirse de victorioso en perdedor.
15. Aquel que no prepara las vituallas necesarias para vivir es vencido sin combatir.
16. Aquel que confía más en los jinetes que en los infantes, o más en los infantes que en los jinetes, trate de adaptarse
al terreno.
17. Cuando quieras cerciorarte de que durante el día algún espía ha penetrado en el interior del campamento, ordena que cada uno vaya a su alojamiento.
18. Cambia de plan cuando te apercibas que el enemigo lo haya previsto.
7.
La Naturaleza engendra pocos hombres gallardos:
la actividad y el ejercicio produce muchos de ellos.
8.
En la guerra la disciplina puede más que el furor.,
9.
Cuando alguno deserta de las filas enemigas para
incorporarse a las tuyas, si es que puede contarse con su fidelidad, siempre muy grande será la adquisición; porque las
fuerzas de los adversarios quedan más debilitadas por la pérdida de aquellos que huyen que de los que perecen, a pesar
de que la calidad de los escapados resulte sospechosa para los
nuevos amigos y odiosa para los antiguos.
10. Vale más, en el acto de prepararse para el combate,
mantener a retaguardia del frente bastantes fuerzas que desparramar los soldados para dar a aquél mayor extensión.
11.
Difícilmente es vencido aquel que sabe valorar sus
Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego. Gandhi
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No sé que armas se utilizarán en la 3º guerra mundial, solo se que en la 4º se volverá a los palos y las piedras. Albert Einstein
“Del arte de la guerra”
Nicolás
Maquiavelo
(1469-1527)
Hay hombres que luchan un dia y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la
vida: esos son los imprescindibles. - Bertolt Brecht
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19. Aconséjate con muchos acerca de las cosas que debes
hacer, pero en lo que atañe a lo que efectivamente harás consulta con pocos.
20. Cuando los soldados se encuentran en las guarniciones se mantienen sujetos con el terror y el castigo, pero en
campaña con la esperanza y con el premio.
22. Trata de que tus enemigos permanezca a obscuras
sobre la forma que piensas darle a tu orden de combate; asimismo, cualquiera sea la manera que te propongas emplear
al respecto procura siempre que las tropas de primera línea
puedan encontrar apoyo en las de la segunda, y éstas, a su
vez, en las de la tercera.
23. En el combate no emplees jamás una parte del frente
de batalla en otra tarea que no sea la que le habías encargado, si es que no quieres provocar el desorden.
24. A los accidentes repentinos se los remedia con dificultad, a los previstos con facilidad.
25. Los hombres, las armas, el dinero y el pan constituyen el nervio de la guerra; pero de estos cuatro, los dos primeros son los mas necesarios, porque los hombres en combinación con las armas hallan el pan y el dinero, mientras
que el pan y el dinero no encontrarían a los hombres y a
las armas.
26. El rico desarmado es presa del soldado pobre.
27. Acostumbra a tus soldados a despreciar la vida regalada y el vestuario lujoso.
Resolver las dificultades consiste en pensar en ellas antes que se presenten. Sun Wu Tzu
Colegio Militar de la Nación
Todo lo que la maldad necesita para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada. Edmund Burke
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21. Los buenos capitanes nunca buscan la batalla si la
necesidad no los obliga o la ocasión no los induce.
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Marchad separados, Atacad juntos. Helmuth von Moltke
Los éxitos de los ejércitos dependen más de la
habilidad del general en jefe que del efectivo de
las tropas que los componen.
Hay que preparar debidamente todo lo que se
precisa, formar un plan y luego desarrollarlo
bien. Aquel entre los dos generales que contara
con mas recursos imaginativos y tentara más a
menudo al enemigo, con el andar del tiempo
acabará por salir ganancioso ... Aquel que entrando en campaña sea el primero en reunir sus
tropas y en avanzar, obligará siempre al otro a
depender de sus movimientos y a mantenerse
en la defensiva».
La guerra debe ser corta y vivaz.
Constituye un axioma de guerra: lo de asegurarse la retaguardia y el flanco envolviendo a los del enemigo.
Las mejores batallas son aquellas que el enemigo se ve obligado a aceptar, y esto porque
está demostrado que hay que inducir siempre al adversario a hacer lo que no quisiera.
Cuando un ejército prusiano dispone de un efectivo inferior al del enemigo no por esto
hay que de-sesperar de la victoria. Las disposiciones del general suplirán al número.
Nuestro principio estriba en atacar siempre, desechando la defensiva.
Una regla antigua de guerra dice que aquel que divida sus fuerzas será batido en detalle.
Si queréis dar batalla tratad de reunir todas vuestras tropas; resultaría imposible hallar
otro medio mejor para emplearlas útilmente..Nunca hagáis destacamentos cuando tengáis que actuar ofensivamente.
Un ejército debe adaptar su orden de combate al terreno que le resulte mas favorable.
Un general de ejército nunca tomará bastantes precauciones para dar absoluta seguridad a sus convoyes.
La prosperidad de un Estado tiene por base la disciplina de sus ejércitos.
Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego. Gandhi
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No sé que armas se utilizarán en la 3º guerra mundial, solo se que en la 4º se volverá a los palos y las piedras. Albert Einstein
Máximas de
Federico El
Grande
Hay hombres que luchan un dia y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la
vida: esos son los imprescindibles. - Bertolt Brecht
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MÁXIMA II Al formar un plan de campaña debe preverse
lo que el enemigo puede hacer, y apercibirse de todos los
medios necesarios para hacerle oposición. Pueden los planes
de campaña modificarse hasta el infinito, según las circunstancias, el genio del General, el carácter de las tropas, y la
topografía del teatro de la acción.
MÁXIMA III El ejército que emprende la conquista de un
país tiene sus dos alas o apoyadas en territorios neutrales, o
en grandes obstáculos naturales, como son ríos o cadenas de
montañas. En algunos casos sucede que una de las alas tiene
estos apoyos, y otras veces las dos están descubiertas. En el
primer caso, es decir, cuando ambas alas están protegidas,
tiene el general solamente que aten- der a su frente para no
ser roto. En el segundo caso, cuando una sola de las alas está
apoyada, debe descansar en ella. En el tercero, cuando ambas
están descubiertas, debe depender de un una formación central, y no permitir que los diferentes cuerpos de su mando
se aparten de ella, porque si dificultoso es pelear teniendo
dos flancos expuestos, se duplica el inconveniente teniendo
cuatro, y triplica teniendo seis lo cual sucede si el ejército se
divide en dos o tres diferentes cuerpos. En el primer caso,
según dijimos antes, la línea de operaciones puede descansar
indiferente- mente sobre la derecha o sobre la izquierda. En
el segundo debe dirigirse al ala apoyada. En el tercero debe
ser perpendicular al centro de la línea de marcha del ejército. Pero en todos estos casos es necesario en cada distancia
de cinco o seis días de marcha, tener un puesto fortificado
o una posición atrincheradas sobre la línea de operaciones,
para poder reunir pertrechos y pro- visiones de guerra, organizar convoyes, para formar allí un centro de movimiento, y
establecer un punto de defensa, a fin de acortar la línea de
operaciones del ejército.
MÁXIMA IV Cuando emprenden la conquista de un país
dos o tres ejércitos, que obran separadamente hasta llegar al
punto fijado para su concentración, debe sentarse principio,
que la unión de sus diferentes cuerpos no debe efectuarse
cerca del enemigo; pues pudiera éste, con la unión de sus
fuerzas, no sólo impedir la de las del adversario, sino batir
los ejércitos en detalle.
MÁXIMA V Deben regirse las guerras por ciertos principios, pues cada una ha de tener un objeto marcado, y llevarse
a término según las reglas del arte. Deben emprenderse solamente contando con fuer- zas proporcionadas a los obstáculos que se han de vencer.
MÁXIMA VI Al principio de una campaña, es materia de
grave consideración si se debe avanzar o no; pero, una vez tomada la ofensiva, hay que sostenerse hasta el último trance.
Por diestras que sean las maniobras de una retirada siempre
debilitan la moral de un ejército, que pierde las oportunidades de conseguir un feliz éxito, mientras el enemigo las tiene
casi seguras. Además, las retiradas siempre cuestan más hombres y materiales que los más sangrientos encuentros, con la
sola diferencia de que en una batalla, la pérdida del enemigo
es casi
igual
a la nuestra,
mientras que una retirada, la
pérdida es solo de nuestra parte.
MÁXIMA VII Un ejército debe estar dispuesto todos los
días, todas las noches, y todas las horas del día y de la noche,
a oponer toda la resistencia de que es capaz. Con este objeto,
el soldado debe estar siempre provisto de armas y municiones; la infantería no debe estar sin su artillería, caballería y
generales; y las diferentes divisiones del ejército deben estar constantemente en estado de sostener, ser sostenidas y
protegerse mutuamente. Las tropas, ya hagan alto, acampen
o estén en marcha, deben siempre ocupar posiciones favorables con cuanto se requiera para un campo de batalla; v.
g., los flancos deben estar bien cubiertos, y toda la artillería
colocada de modo que tenga campo libre para hacer sus descargas con las mayores ventajas. Cuando un ejército marcha
en columna debe tener avanzadas y flanquea- dores para examinar bien el terreno que se tiene al frente, a la derecha, a la
izquierda, y siempre a tal distancia que pueda el grueso del
ejército desplegarse en posición.
MÁXIMA VIII Un general en jefe debe preguntarse frecuentemente durante el día: ¿Qué tendría yo que hacer si el
ejército enemigo apareciese ahora en mi frente, a mi derecha
o a mi izquierda? Si tiene dificultad de responder a estas preguntas, la posición es mala y hay que remediarla.
MÁXIMA IX La fuerza de un ejército, como la potencia en
mecánica, se estima multiplicando la masa por la velocidad;
una marcha rápida aumenta la moral de un ejército y también sus medios de victoria. ¡Sus, pues, adelante!
MÁXIMA X Cuando un ejército es inferior en número, en
caballería y artillería, es esencial evitar una acción general. La
inferioridad en número debe suplirse con la rapidez del movimiento, la falta de artillería con la naturaleza de la maniobra y la inferioridad en la caballería con la buena elección de
posición. En tales circunstancias, la moral del ejército hace
mucho.
MÁXIMA XI Dirigir operaciones con líneas muy distantes
las unas de las otras y sin comunicaciones, es cometer un
error que siempre con- duce a otro. La Columna destacada
tiene sólo órdenes para el primer día. Sus operaciones del día
siguiente dependen de lo que pueda suceder al cuerpo principal. Así, esta columna, por esperar órdenes, pierde tiempo
en caso de aprieto o tiene que operar de por sí y a la ventura.
Téngase como principio que un ejército ha de conservar sus
columnas tan unidas, que el enemigo no pueda pasar entre
ellas impunemente. Siempre que por particular razón haya
que separarse de este principio, los cuerpos destacados deben
ser independientes en sus operaciones. Muévanse hacia un
punto fijado para su futura unión; avancen sin vacilar y sin
esperar nuevas órdenes y tómense las precauciones para que
Resolver las dificultades consiste en pensar en ellas antes que se presenten. Sun Wu Tzu
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Máximas de Napoleón
sobre el arte de la
guerra
2016
Marchad separados, Atacad juntos. Helmuth von Moltke
no sean atacados en detalle.
MÁXIMA XII Un ejército debe tener solamente una línea
de operaciones. Esta debe conservarse con cuidado y nunca
abandonarse sino en último extremo.
MÁXIMA XIII Las distancias entre los cuerpos de un ejército en marcha serán según las localidades, las circunstancias
y el objeto que se propone el General.
MÁXIMA XV Lo primero que debe tener presente un general al librar batalla, debe ser la gloria y honor de su ejército:
la seguridad y salvación de sus hombres es secundaria; pero
esta se encontrará indudablemente en la decisión y valor que
resulten de aquella. En una retirada, además del honor del
ejército, la pérdida de vidas es mayor que las de dos batallas.
Por lo tanto, no desesperemos nunca mientras los valientes
no se separen de sus banderas. Así obtendremos y seremos
dignos de la victoria
MÁXIMA XVI Es máxima aprobada en la guerra no hacer
nunca lo que el enemigo quiere que se haga, por lo mismo que lo desea. Un campo de batalla, por lo tanto, que él
ha previamente estudiado y reconocido, debe ser evitado, y
debe tomarse doble cuidado donde él haya tenido tiempo de
fortificarse y atrincherarse. De aquí se deduce, que no debe
atacarse de frente una posición que puede flaquearse.
MÁXIMA XVII En guerra de marcha y maniobra, si se quie-
para asegurar su retaguardia, o en qué punto es atacable.
MÁXIMA XXIII Cuando se ocupa una posición que el
enemigo amenace rodear, reúnase toda la fuerza inmediatamente y amenácesele con un movimiento ofensivo. Con esta
maniobra se le impide que destaque y moleste los flancos, en
caso de que se juzgue necesaria una retirada.
MÁXIMA XXIV Nunca se pierda de vista esta máxima: establézcanse los acantonamientos en el punto más distante del
enemigo y mejor protegidos especialmente cuando es posible
una sorpresa. Así habrá tiempo de reunir todas las fueras antes que el adversario ataque.
MÁXIMA XXV Cuando dos ejércitos están en orden de batalla y uno tiene que retirarse por un puente, mientras el otro
tiene la circunferencia del círculo abierta, todas las ventajas
están a favor de éste. Toca entonces al general mostrar intrepidez, dar un golpe decisivo y maniobrar sobre el flanco de
su enemigo. La victoria está en sus manos.
MÁXIMA XXVI Es contra los verdaderos principios hacer
que cuerpos que no tienen comunicación entre sí, obren separadamente contra una fuerza central, cuyas comunicaciones estén cortadas.
MÁXIMA XXVII Cuando un ejército se ve obligado a dejar su primitiva posición, las columnas que se retiran deben
replegarse a retaguardia lo suficiente para impedir cualquier
re evitar una batalla con un enemigo superior, es necesario
atrincherarse todas las noches y ocupar una buena posición
defensiva. Las posiciones naturales que suelen encontrarse,
no bastan para proteger un ejército contra números superiores, sin recurrir al arte.
MÁXIMA XVIII Un general de talento común, ocupando
una posición y sor- prendido por una fuerza superior, busca
su salvación en la retira- da; pero un gran capitán suple todas
las faltas con su valor y marcha intrépidamente al ataque. Así
desconcierta al adversario, y si este muestra irresolución en
sus movimientos, un avisado caudillo aprovechándose de su
indecisión, puede aún esperar victoria, o a lo menos emplear
un día en maniobras atrincherándose de noche o retroceder
a mejor posición. Con esta determinada conducta mantiene
el honor de sus armas, primer requisito de toda superioridad
militar.
MÁXIMA XIX La transición de la defensiva a la ofensiva es
una de las operaciones más delicadas de la guerra
MÁXIMA XX Debe sentarse como principio, que no ha
de abandonarse la línea de operaciones, pero es una de las
maniobras más diestras de la guerra el saber cómo cambiarla
cuando las circunstancias lo exigen y hacen necesario. Un
ejército que cambia diestramente su línea de operaciones,
engaña al enemigo que llega a ignorar a dónde debe atender
interrupción del enemigo. El mayor desastre que puede suceder es que las columnas sean atacadas en detalle y antes de
su unión.
MÁXIMA XXVIII No deben destacarse fuerzas la víspera
de una batalla, porque las cosas pueden cambiar durante la
noche, ya por la retirada del enemigo o ya por la llegada de
refuerzos que le hagan reasumir la ofensiva y destruir los arreglos hechos de antemano.
MÁXIMA XXIX Cuando resolváis entrar en acción, reunid
todas vuestras fuerzas. No economicéis nada. Un solo batallón decide a veces la jornada.
MÁXIMA XXX Nada es tan temerario, ni se opone tanto
a los principios, como hacer una marcha de flanco delante
de un ejército en posición, especialmente cuando éste ocupa
una altura, al pie de la cual se debe forzosamente desfilar.
MÁXIMA XXXI Cuando determinéis arriesgar una batalla,
cuidad de tener todas las probabilidades de éxito, y sobre
todo si tenéis que habérosla con un adversario de superior
talento, porque si sois batido aún en medio de vuestros almacenes y comunicaciones, ¡ay del vencido!
MÁXIMA XXXII El deber de una avanzada no consiste en
avanzar o retirarse, sino en maniobrar. Debe componerse de
caballería ligera sostenida por una reserva de caballería de
línea, y de batallones de infantería sostenidos también por
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artillería. Una avanzada debe componerse de tropas escogidas, y los jefes, oficiales y soldados deben ser escogidos por
sus respectivas habilidades y conocimientos. Un cuerpo falto
de instrucción es un estorbo para la avanzada.
MÁXIMA XXXIII Es contrario a los usos de la guerra, hacer entrar en un desfiladero los parques o baterías de artillería, pues en caso de retira- da, los cañones embarazan los
movimientos y caerán en poder del enemigo. Déjense en posición bajo una escolta suficiente, hasta que sea uno dueño
de la salida.
MÁXIMA XXXIV Siéntese como principio, no dejar nunca
intervalo por donde el enemigo pueda penetrar entre cuerpos formados en orden de batalla, a menos que no será para
tenderle un lazo.
MÁXIMA XXXV Los campamentos de un mismo ejército
deben formarse siempre de un modo que se protejan unos a
otros.
MÁXIMA XXXVI Cuando el ejército del enemigo está cubierto por un río sobre el cual tiene varias cabezas de puente, no ataquéis de frente. Esto dividiría vuestra fuerza y os
expondría a ser flanqueado. Aproximaos al río en columnas
escalonadas de tal modo, que la columna que va delante sea
la única que el enemigo pueda atacar sin ofreceros su flanco.
Entre tanto, que vuestras tropas ligeras ocupen la orilla, y
cuando hayáis escogido el punto por donde queráis pasar,
arrojaos impetuosamente a él para atravesar vuestro puente. Procurad que el punto por donde paséis esté siempre a
distancia de la columna que va delante para engañar así al
enemigo.
MÁXIMA XXXIX En la campaña de 1645, el ejército de
Turena fue atacado delante de Filipsburg, por una fuerza
muy superior. No había aquí puente sobre el Rin, pero se
aprovechó del terreno entre el río y la plaza para sentar su
campo. Esto debe servir de lección a los oficiales de ingenieros, no sólo en la construcción de fortalezas, sino de las
cabezas de puentes. Debe siempre dejarse un espacio entre
la fortaleza y el río, en que un ejército pueda formar y replegarse sin tener que arrojarse a la plaza, y por lo tanto,
comprometer su seguridad. Un ejército que se retirase sobre
Maguncia, delante la persecución del enemigo, se vería necesariamente comprometido, porque se necesita más de un día
para pasar el puente, y porque las líneas de Cassel son demasiado limitadas para permitir que un ejército permanezca allí
sin ser rodeado. Deben dejarse unas 200 toesas entre la plaza
y el Rin. Es esencial que todas las cabezas de puentes delante
de grandes ríos, se construyan bajo este principio, pues de lo
contrario serán una ayuda muy ineficaz para proteger el paso
de un ejército que se retira. Las cabezas de puentes sirven,
según aprendemos en los colegios, solamente para pequeños
ríos cuyo paso es comparativa- mente corto.
MÁXIMA XL Las fortalezas son igualmente útiles en las
guerras ofensivas y defensivas. Es verdad que ellas en sí no
detendrán a un ejército; pero son excelentes medios de retardar, entorpecer, debilitar y molestar a un enemigo victorioso.
MÁXIMA XLIV Si las circunstancias impiden que se deje
una guarnición suficiente para defender una ciudad fortificada que contiene hospital y almacenes, deben emplearse al
menos todos los medios de asegurar la ciudad contra un golpe de mano.
MÁXIMA XLV Una plaza fortificada puede sólo proteger
la guarnición y detener al enemigo por corto tiempo. Pasado
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este y destruidas las defensas de la plaza, la guarnición debe
rendirse. Todas las naciones civilizadas conviene en este punto, y no hay argumento en contra, sino respeto al mayor o
menor grado de defensa que un gobernador debe hacer antes
de capitular. Al mismo tiempo hay generales, (y Villars entre
ellos), que son de opinión que un gobernador nunca debe
rendirse, sino que en el último caso debe volar las fortificaciones y aprovecharse de la noche para abrirse paso por entre
el ejército sitiador. Si no puede volar las fortificaciones, siempre puede, dicen ellos, retirarse con su guarnición y salvar
sus hombres. Los oficiales que han observado esta línea de
conducta, han salvado tres cuartas partes de su guarnición.
MÁXIMA XLVII La infantería, la caballería y artillería no
valen nada aisladas sino unidas, y así deben disponerse siempre en acantonamientos de modo que se auxilien en caso de
sorpresa.
MAXÍMA L Las cargas de caballería son igualmente útiles al
principio, al medio y al fin de la batalla. Deben darse siempre, si es posible, sobre los flancos de la infantería, especialmente cuando está empeñada de frente.
MÁXIMA LI Es deber de caballería terminar la victoria e
impedir que se repliegue el ejército derrotado.
MÁXIMA LIV Colóquese la artillería siempre en las posiciones más ventajosas y lo más lejos posible del frente de la
línea de caballería e infantería, sin comprometer la seguridad
de la piezas. Las baterías de campaña deben dominar toda la
región alrededor del nivel de la plataforma. No deben estar
enmascaradas a la derecha y a la izquierda sino tener sus tiros
libres en todas direcciones.
MÁXIMA LVI Un buen general, un sistema bien organizado, buena disposición y severa disciplina con la ayuda de
eficaces posiciones, hacen siempre buenas tropas, independientemente de la causa por la cual se combate. Al mismo
tiempo, el amor a la patria, el entusiasmo, el sentimiento del
honor nacional y el fanatismo, son poderosos estímulos para
los soldados nuevos.
MÁXIMA LVII Muy difícil le es a una nación que no tiene
establecimientos ni sistema militar, el organizar un ejército.
MÁXIMA LVIII La primera cualidad del soldado es la fortaleza en las fatigas y privaciones: el valor es secundario; el
trabajo, la pobreza y la escasez son la mejor escuela para el
soldado.
MÁXIMA LX Tómense todas las medidas posibles para hacer que el soldado se apegue a su bandera. Esto se logra mejor mostrando respeto y consideración al veterano. Su paga
debe aumentar a proporción que se aumentan sus años de
servicio. Es el colmo de la injusticia no dar a un veterano más
paga que a un recluta.
MÁXIMA LXI No son las arengas en el momento de la
batalla las que infunden valor al soldado. El veterano apenas
las escucha, y el recluta las olvida a la primera descarga. Los
discursos y arengas son útiles durante la campaña para desvanecer impresiones desfavorables, desmentir falsos informes,
mantener vivo el espíritu marcial en el campo, y suministrar materia de conversación y distracción en los vivaques.
Téngase esto presente en las órdenes del día que se dan a la
imprenta.
MÁXIMA LXIII Deben tomarse con desconfianza todos los
informes dados por los prisioneros y darles su valor real. Un
soldado raras veces ve más allá de su compañía, y un oficial
sólo podrá dar informes de la posición y movimientos de
la división a que pertenece su regimiento. Por lo tanto el
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No sé que armas se utilizarán en la 3º guerra mundial, solo se que en la 4º se volverá a los palos y las piedras. Albert Einstein
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general de un ejército no debe descansar en los informes de
los prisioneros, a menos que no estén de acuerdo con los
recibidos de las avanzadas respecto a la posición, etc., del
enemigo.
MÁXIMA LXIV Nada es tan importante en la guerra como
la unidad en el mando; así, cuando la guerra es contra una
sola potencia debe haber sólo un ejército, operando sobre
una sola base y mandado por un solo jefe.
MÁXIMA LXV Las mismas consecuencias que han tenido las largas discusiones y consejos de guerra, producirán el
mismo efecto en todos los tiempos. Terminarán por adoptar
el peor curso, que en la guerra es siempre el más tímido, o
si se quiere el más prudente. La ver- dadera sabiduría de un
general consiste en un valor arrojado.
MÁXIMA LXVI En la guerra sólo el general puede juzgar
de ciertas operaciones. De él solo depende el vencer las dificultades con su superior talento y resolución.
MÁXIMA LXVII Autorizar a los generales u otros oficiales
para rendir las armas en virtud de una capitulación particular bajo otras circunstancias que no sean cuando componen
la guarnición de una fortaleza, ofrece una peligrosa latitud.
Destruye todo carácter militar en una nación el abrir semejante puerta a los cobardes, a los débiles o a los valientes mal
aconsejados. Los grandes extremos requieren una extraordinaria resolución. Mientras más obstinada es la resistencia de
un ejército, mayores son las probabilidades de socorro o de
éxito. ¡Cuántas aparentes imposibilidades han vencido hombres cuyo solo recurso era la muerte!
MÁXIMA LXX La conducta de un general en un país vencido está llena de dificultades. Si es severa, irrita y aumenta
el número de sus enemigos; si suave, da origen a esperanzas
que sólo hacen más intolerables los abusos y vejaciones inevitables en la guerra. Un general victorioso debe saber usar
alternativamente de severidad, justicia y blandura, si quiere
apaciguar la sedición o impedirla.
MÁXIMA LXXII Un general en jefe no tiene derecho de
disculpar sus errores con las órdenes del soberano o de un
ministro, cuando estos están lejos de la escena de operaciones y por lo tanto pueden estar mal informados o completamente ignorantes del estado de las cosas. De aquí se sigue
que es culpable todo general que emprende la ejecución de
un plan que considera defectuoso. Es deber suyo presentar
sus razones, insistir sobre un cambio de plan, en fin, presentar su dimisión, antes que hacerse instrumento de la ruina de
su ejército. Todo general en jefe que da batalla obedeciendo a
órdenes superiores con la seguridad de perderla, es igualmente culpable. En este último caso, el general debe rehusar obedecer, porque la ciega obediencia se debe a un jefe superior
presente en el lugar, en el momento de la acción. Estando en
posesión del verdadero estado de las cosas, el superior puede
dar las explicaciones necesarias a la persona que ejecuta sus
órdenes. Pero, suponiendo que un general en jefe recibe una
orden urgente de su soberano, mandándole dar batalla con
la prevención de rendirse al adversario y dejarse batir ¿estará
obligado a obedecer? No. Si el general puede comprender
el significado o utilidad de tal orden, debe ejecutarla; si no,
debe rehusar obedecerla.
MÁXIMA LXXIII La primera cualidad de un general en
jefe, es la frialdad en recibir justas impresiones y estimar las
cosas y objetos en su valor real. Que no se alucine con las
buenas noticias ni se abata con las malas. Las impresiones
que recibe sucesiva o simultáneamente en el curso del día
deben ocupar en su mente el lugar que merecen, pues en una
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justa comparación y consideración del peso debido a diferentes impresiones depende el poder razonar y juzgar bien. Es
orgánico en algunos hombres verlo todo al través de un prisma muy colorido. Trazan en su mente un cuadro por cada
ligera ocasión y dan a cualquiera ocurrencia trivial un interés
dramático. Pero cualesquiera que sean los conocimientos, talentos, valor u otras cualidades que posean esos hombres, la
naturaleza no los ha formado para el mando de ejércitos ni
para la dirección de grandes operaciones militares.
MÁXIMA LXXIV Las prominentes cualidades que deben
distinguir a un oficial escogido para jefe de estado mayor,
son: conocer perfectamente el país; poder dirigir un reconocimiento con habilidad; inspeccionar la transmisión de las
órdenes prontamente; redactar lo más complicados movimientos con concisión y sencillez.
MÁXIMA LXXVI Los deberes que tiene un buen general
de avanzada, son: reconocer con cuidado los desfiladeros y
vados de todas clases; proveerse de guías fidedignos; interrogar al cura y al administrador de correos; mantener buenas
relaciones con los habitantes; despachar espías; interceptar
cartas públicas y particulares; traducir y analizar su contenido; en una palabra, estar en aptitud de responder a todas las
preguntas del general en jefe cuando éste llegue con todo el
ejército.
MÁXIMA LXXVII Los generales en jefe deben guiarse por
su propia experiencia o su genio. La táctica, las evoluciones,
los deberes y conocimientos de un ingeniero u oficial de artillería, podrán aprenderse en tratados, pero la ciencia de la estrategia, sólo se adquiere con la experiencia y estudiando las
campañas de los grandes capitanes. Gustavo Adolfo, Turena
y Federico, así como Alejandro, Aníbal y César, tuvieron
unos mismos principios, los cuales fue- ron: mantener sus
fuerzas unidas, no dejar sin protección ningún lado débil,
apoderarse con rapidez de puntos importantes. Tales son los
principios que conducen a la victoria y que al par de inspirar
terror con la reputación de nuestras armas, mantendrán la
fidelidad y ciega obediencia.
MÁXIMA LXXVIII Repasad una y mil veces las campañas
de Alejandro, Aníbal, César, Gustavo Adolfo, Turena, Eugenio y Federico. Tomadles por modelo. Así sólo llegaréis a
ser un gran capitán y a adquirir el secreto del arte de la guerra. Este estudio ilustrará y adelantará vuestro genio y sabréis
desechar todas las máximas extrañas a los principios de los
grandes capitanes.
Resolver las dificultades consiste en pensar en ellas antes que se presenten. Sun Wu Tzu
Colegio Militar de la Nación
Todo lo que la maldad necesita para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada. Edmund Burke
Uso Exclusivo Docente Colegio Militar de la Nación - © Mg Jorge Ariel Vigo
Hay hombres que luchan un dia y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la
vida: esos son los imprescindibles. - Bertolt Brecht
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Marchad separados, Atacad juntos. Helmuth von Moltke
CAPITULO V - LA MORAI, Y LA
GUERRA
5.1. LA POLÍTICA MILITAR O FILOSOFÍA DE LA GUERRA
Bajo esta denominación se incluyen todos aquellos aspectos
que influyen forma decisiva en la ejecución de las operaciones militares.
5.1.1.CONOCIMIENTO DEL ENEMIGO
En primer lugar debe tenerse una información lo más amplia posible de los elementos de poder y de todos los medios
de guerra del enemigo al que haya de enfrentarse.
El segundo aspecto a contemplar es el conocimiento profundo del escenario de la acción, con todos los obstáculos
naturales o artificiales que pueden influir en las operaciones.
Jomini se queja de lo excesivamente poco desarrollado que
en aquella época estaban la geografía y la estadística militar,
por lo que propugna que en los Estados Mayores se archiven
cuantos documentos de estas materias se disponga.
5.1.2.MANDO DE LOS EJÉRCITOS
Considera Jomini que si el Monarca se siente con capacidad para ostentar personalmente el mando, debe hacerlo así
porque eso redunda en su propio prestigio y en el bien del
país, pero si no es así, la más importante y delicada de sus
decisiones será la designación del General en Jefe.
Las cualidades más esenciales del General de un Ejército serán: alto carácter o valor moral y sangre fría o valor físico
que domine los peligros; el saber ocupa el tercer lugar, pero
es un auxiliar poderoso, y a estas cualidades se agregarán las
de carácter personal (justo, capaz de apreciar el mérito ajeno,
capaz de rodearse de buenos colaboradores).
Mucho se ha discutido sobre si el mando debe recaer sobre
un general acostumbrado a mandar tropas, u otro procedente de los Estados Mayores o cuerpos facultativos.
Teniendo en cuenta que las grandes operaciones contemplan problemas más complejos que los puramente operativos, considera que se puede desempeñar perfectamente el
Mando de un Ejército sin haber conducido directamente un
Regimiento al combate.
No obstante, como es lógico, tiene en cuenta que el ideal lo
constituye la conjunción de teoría y práctica para el ejercicio
del Mando.
Como quiera que la experiencia demuestra que la elección
de este Mando no es siempre acertada, considera que debe
ser auxiliado por un Estado Mayor que influya íntimamente
en las operaciones.
5.1.3. LAS INSTITUCIONES MILITARES
Si bien hijo de su tiempo, en el que las situaciones de guerra
son una constante en Europa, no por ello trata de exaltar
a toda costa los valores e instituciones militares, sino que
intenta establecer unas normas que permitan a los países prevenirse contra las contingencias bélicas; así, establece afirmaciones como las siguientes:
"Lejos de nosotros, la idea de que un gobierno deba sacrificarlo todo al ejército, porque sería un absurdo, pero debe ser
el objeto constante de sus desvelos".
"Con la mezquina esperanza de adquirir popularidad en la
masa de contribuyentes de quienes reciben su mandato los
diputados de una cámara electiva, ¿no podrían, por un equivocado concepto de economía dejar arruinarse las instituciones necesarias paro la organización de un ejército fuerte,
numeroso, diestro y bien disciplinado?
Asimismo previene a las autoridades sobre los peligros que
en las épocas de paz acechan a los ejércitos, aconsejándoles a
éstos, se ejerciten en maniobras y trabajos útiles a la defensa
del país.
Se ocupa también de los ascensos y recompensas poniendo
especial énfasis en la antigüedad en tiempos de paz y primando el mérito en los de guerra.
Curiosamente está en contra del progreso en la técnica de
los armamentos, preconizando que los soberanos se reúnan
en congreso para "proscribir estas invenciones de muerte y
destrucción".
En resumen establece una serie de condiciones esenciales
para la perfección de los ejércitos, como son:
1.
Tener un buen sistema de reemplazos.
2.
Buena organización.
3.
Un sistema bien extendido de reservas nacionales.
4.
Tropas y oficiales bien instruidos.
5.
Una disciplina severa sin bajeza y un espíritu de
subordinación y de puntualidad fundada en el convencimiento de los deberes aún más que en las formalidades del
servicio.
6.
Un buen sistema de recompensas.
7.
Una buena instrucción para la artillería e ingenieros.
8.
Una buena dotación de armamentos.
9.
Un Estado Mayor general bien organizado.
10. Un eficaz sistema de abastecimientos, hospitales y
administración.
11. Exaltación del espíritu militar.
Todos ellos constituyen un conjunto que de no llevarse a
la práctica puede exponer a los ejércitos a la Ineficacia y a la
Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego. Gandhi
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No sé que armas se utilizarán en la 3º guerra mundial, solo se que en la 4º se volverá a los palos y las piedras. Albert Einstein
Resumen del Arte de la
Guerra (1838)
Antoine Henri de Jomini
(1779 - 1869)
Hay hombres que luchan un dia y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la
vida: esos son los imprescindibles. - Bertolt Brecht
derrota.
Estudia este aspecto tan fundamental en dos vertientes: la
propiamente militar que afecta a los ejércitos y la de la nación que les sustenta.
Con respecto a ésta, dice que: "en vano adoptaría un gobierno los mejores reglamentos para organizar un ejército si no
se aplicase también a excitar el espíritu militar en el país".
Para fomentar el espíritu militar en los ejércitos establece
dos medios fundamentalmente:
1.
Dar al ejército la mayor consideración pública y social.
2.
Asegurar a aquellos que opten a empleos en la administración del Estado, una preferencia por los servicios prestados en los Ejércitos.
Dentro de las medidas de orden interno de
las unidades militares, establece una serie de normas encaminadas
a crear y elevar el espíritu militar, como son: acostumbrar
a
los ejércitos en los trabajos y fatigas; evitar la
molicieen las guarniciones; recompensar el valor y castigar
la cobardía.
CAPITULO VII - LA TÁCTICA
SUBLIME Y LA BATALLA
7.1.- GENERALIDADES
Las batallas, según Jomini, constituyen el choque definitivo
de los ejércitos que disputan entre sí las grandes cuestiones
de política y estrategia.
La estrategia es la que conduce los ejércitos a los puntos
decisivos de la zona de operaciones, prepara el éxito de las
batallas e influye de antemano en sus resultados. En consecuencia, la táctica sublime es el arte de combinar y dirigir
bien las batallas.
Los fundamentos de la táctica, para el tratadista, son los
mismos que los de la estrategia, consistiendo siempre en dirigir el grueso de las fuerzas contra una sola parte de los enemigos y esto en aquel punto que ofrezca mejores resultados.
No obstante el mérito que el autor concede a la estrategia,
concluye que "solamente el valor guiado por la táctica, el
genio y la fortuna, es el que verdaderamente gana la batalla".
Algunos autores consideran a la batalla como la acción principal y decisiva de la guerra, sin embargo Jomini estima que
esta afirmación no siempre es exacta toda vez que la historia
proporciona ejemplos de ejércitos derrotados como consecuencia de operaciones estratégicas, sin mediar más que una
serle de pequeños combates parciales.
No obstante, afirma el autor que una batalla victoriosa puede producir los mismos efectos, sin que esté precedida de las
grandes combinaciones estratégicas.
Los resultados de la batalla dependen, generalmente, de un
conjunto de causas de las que no todas son del dominio del
arte militar, tales como:
1.
El orden de batalla adoptado.
2.
El acierto en la elección de los medios de ejecución.
3.
La competencia profesional de los mandos.
4.
Las causas morales de la guerra.
5.
La moral de las tropas.
6.
La proporción de las diferentes armas.
Considera Jomini que los tipos de batallas que se pueden
dar son de tres clases:
1.
Defensivas, en las que un Ejército situado en posición ventajosa espera a un enemigo.
2.
Ofensivas, que se desarrollan cuando el ejército ataca
al enemigo en la posición que ocupa, habiéndole reconocido.
3.
Imprevistas, que se dan entre dos ejércitos en marcha. Son las que actualmente se denominan combates de encuentro.
7-2.-POSICIONES Y BATALLAS DEFENSIVAS
En 7.2.2 se exponen las finalidades de esta acción, así como
los dos grandes sistemas que se pueden adoptar dentro de
la batalla defensiva: "inerte o Pasivo" y "Defensa activa con
ataques ofensivos".
En este capítulo, el autor dicta normas concretas sobre las
características que deben reunir las posiciones defensivas así
como procedimientos generales de actuación durante la batalla.
7.2.1. -CARACTERÍSTICAS DO. UNA POSICIÓN DEFENSIVA
La fuerza de una posición no dependerá solamente de su
fortaleza física, sino de ser adecuada al fin que se propone el
que la elige y de ofrecer las mayores ventajas posible al arma
(infantería, caballería o artillería) que constituye la fuerza
principal del ejército, teniendo en cuanta que el obstáculo
que ofrezca el terreno deberá dificultar la maniobra del atacante y beneficiar la del defensor.
Las condiciones que debe reunir son:
1.
Tener salidas fáciles para actuar sobre el enemigo en
el momento oportuno.
2.
Asegurar el máximo efecto del fuego.
3.
Facilidad de ocultación.
4.
Dominio de vistas sobre el enemigo.
5.
Facilitar la retirada en caso de necesidad.
6.
Flancos apoyados en obstáculos.
7.
Apoyada en un obstáculo al frente.
No obstante, el autor considera que todas estas condiciones
no pasan de ser simples paliativos, por cuanto lo principal es
que un ejército situado a la defensiva pueda pasar al ataque
en cuanto se le presente la ocasión oportuna de hacerlo con
ventaja.
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5.1.4. LA MORAL DE LOS EJÉRCITOS
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7.2.2.-CONDUCCIÓN DE LA BATALLA DEFENSIVA
En la disyuntiva entre defensiva "inerte" y "Pasiva", Jomlni
dice que un ejército que espera inmóvil al enemigo en un
punto fijo, al final es derrotado; pero si, después de hacer uso
de las ventajas de la defensiva, sabe hacer uso de las que le
proporciona la iniciativa en el ataque los resultados pueden
ser victoriosos.
Si el defensor aguarda en una posición bien escogida, sus
movimientos serán libres, verá venir al enemigo; sus tropas
y armas adecuadamente distribuidas en el terreno obtendrán
el máximo rendimiento de sus fuegos y así a continuación se
sorprende al enemigo con una reacción ofensiva, e1 efecto
Resolver las dificultades consiste en pensar en ellas antes que se presenten. Sun Wu Tzu
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moral será contundente sobre el atacante.
De lo dicho debe deducirse que:
1.
La defensa debo ser una acción transitoria para tomar la ofensiva en el momento oportuno.
2.
El general debe tener una idea clara de la situación de
conjunto y serenidad de actuación.
3.
Confianza en las tropas.
4.
La reacción ofensiva debe ser dirigida sobre los puntos decisivos.
Dentro de los casos particulares de la defensiva, considera
el autor el de las plazas fuertes y el de los campos y líneas
atrincheradas.
Dejando de lado el primero por no tener vigencia en la actualidad, Jomini considera como base para el éxito de la defensa de los campos atrincherados la existencia y disposición
de las reservas.
Considera necesaria la existencia de dos niveles de reserva
situados entre el centro y las alas del despliegue, con lo que
será posible acudir con prontitud a cualquier punto en que
se la preciso.
Esta disposición debe aumentar la moral de las tropas, toda
voz que aún en el caso de que la posición sea perforada, la
acertada ubicación de las reservas y su empleo en el momento y lugar oportuno restablecerá la integridad del campo.
7.3.-BATALLA OFENSIVA
Se denominan así aquellas en que un ejército ataca a otro en
la posición en que este se ha establecido.
Las actitudes tanto ofensivas como defensivas no son puras,
puesto que un ejército reducido a la defensiva, toma en ocasiones la iniciativa en el ataque.
Una batalla ofensiva no puede tener otro objeto que desalojar o arrollar al enemigo, a no ser que de antemano se pueda
7.3.1.-ORDEN DE BATALLA (DESPLIEGUE)
Según Jomini, se cuentan por lo menos doce diferentes especies de órdenes de batalla:
1.
Paralelo simple
2.
Paralelo con un recodo o martillo defensivo u ofensivo
3.
Reforzado sobre una o ambas alas
4.
Reforzado sobre el centro
5.
Oblicuo simple o bien reforzado el ala que ataque
6.
Perpendicular sobre una de las dos alas
7.
o sobre ambas
8.Concavo
9.Convexo
10. Escalonado sobre una o ambas alas ll)Escalonado sobre el centro
11. Combinando un fuerte ataque sobre el centro y, al
mismo tiempo, sobre una de las alas.
Advierte, no obstante, el autor que estas posiciones son puramente teóricas y que "un general que se empeñase en establecer su línea de batalla en el campo con la misma simetría
que se hace sobre el papel o en una parada, no solo no lo
lograría, sino que sería batido".
7.3.2.-LA MANIOBRA OFENSIVA
Parte Jominl de lo que él llamaba dos verdades
incuestionables:
1. Cuanto más simple sea una maniobra decisiva, más seguro será su éxito.
2. La oportunidad de las decisiones adoptadas
en el acto mismo del combate tienen, probablemente, una mayor influencia en su resultado que
las tomadas de antemano, a no ser que procedan
de movimientos estratégicos anteriores y que, por
si mismas, provoque la victoria.
La ejecución de la batalla ofensiva se basa en el
cumplimiento de las máximas siguientes:
1. El despliegue adoptado debe de tener por
objeto desalojar al enemigo de la posición que
ocupa y emplea los medios adecuados a este fin.
2. La dirección de esfuerzo debe ir dirigida a
destruir una de las alas o bien un ala y el centro
al mismo tiempo. También dan buenos resultados
las acciones dirigidas a rebasar sus flancos y envolverle.
3. El éxito de la acción será tanto más seguro
cuanto mayor sea el secreto logrado hasta el momento de la ejecución.
Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego. Gandhi
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7.2.3. DEFENSA DE CAMPOS ATRINCHERADOS
conseguir ese objetivo a través de movimientos estratégicos.
Una vez decidida la actitud ofensiva, es preciso adoptar un
orden de batalla (despliegue). Sucede, sin embargo, a veces
que, como consecuencia de la falta de información es preciso
Iniciar la batalla sin un plan fijo y determinado. En cualquier
caso, en tal despliegue enemigo existe un punto cuya posesión conduce a la victoria; contra este punto que llamamos
"decisivo", se deben dirigir el esfuerzo del ataque.
Este punto decisivo se determina por la composición de: la
configuración del terreno, y por la disposición de las fuerzas
beligerantes.
No se deben dirigir simultáneamente los esfuerzos sobre el
centro y ambas alas sin tener una gran superioridad de medios, a no ser que se trate de una maniobra de diversión en
alguno de ellos.
La esencia del orden oblicuo consiste en destinar al menos
la mitad de las fuerzas contra un ala enemiga, reservando el
resto fuera de la acción del contrario.
El éxito del defensor se logra multiplicando las dificultades
del atacante y conservando fuertes reservas fuera de la acción
enemiga para su empleo en el momento y lugar oportuno.
Las direcciones del esfuerzo deben reunir en sí mismas los
efectos de: potencia de fuegos, rapidez y efecto moral. Estas
circunstancias serán reflejo de:
a.
La visión táctica del mando
b.
La moral de mandos y tropa
c.
La instrucción
d.
El terreno
Es preciso combinar la potencia con la maniobra, dirigida a
rebasar y envolver aquel ala enemiga más próxima a su línea
de retirada, porque el temor de verla cortada suele ser suficiente para decidirle a realizarla.
La victoria tendrá más probabilidad de lograrse sí se conjugan acciones de frente y flanco, que si se efectúa a una sola de
ellas. No obstante debe tenerse en cuenta el peligro que entrañan los movimientos excesivamente aislados o divergentes
en presencia de un enemigo importante.
A pesar del éxito logrado en el ataque a las primeras organizaciones del enemigo, las fuerzas agresoras habrán quedado
un tanto debilitadas y desorganizadas; este es el momento
que aprovechará el defensor para contraatacar con sus fuerzas
de segunda línea o reserva.
La acción simultánea del mayor número posible de tropas
de todas las armas en el momento decisivo de la batalla (a
excepción de una pequeña reserva de cada una que siempre
debe conservarse a mano), será el gran problema a resolver
por el marido. No está de más recordar que la coincidencia
de un ataque dirigido contra el flanco contribuirá del modo
más eficaz al éxito de la acción.
7.3.3.-ENVOLVIMIENTOS
Se consideran estas operaciones como un caso particular del
combate ofensivo, el cual puede tener éxito en determinadas
circunstancias, a tenor de lo que expone el tratadista:
"Puede sentarse como principio sólido, que todo movimiento tan divergente que mientras se opero proporciona tiempo y ocasión al enemigo de batir aisladamente la mitad del
ejército, es considerado como peligroso. Sin embargo, como
el peligro depende del golpe de vista y tino del contrario, y
del método con que acostumbra hacer la guerra, su resultado
suele ser incierto, porque una operación de este tipo ante jefes de gran valía esta condenada al fracaso, en tanto que frente a mandos mediocres tiene grande posibilidades de éxito",
Jomini no da reglas fijas de actuación limitándose a decir
que apenas hay otra que la de conservar a mano el grueso de
las fuerzas para hacerlas intervenir en el momento oportuno,
sin caer en el extremo contrario de concentrarlas demasiado,
a fin de poder hacer frente a los acontecimientos imprevistos.
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ser frecuente el hecho de dos ejércitos que marchan uno al
encuentro del otro con intención de atacarse pero ignorando
cada uno la idea del contrario.
En casos semejantes, viene a resultar una especie de sorpresa
recíproca al encontrarse con el enemigo cuando menos lo esperaba; es pues una de las ocasiones que menos se adaptan a
las reglas ordinarias y puede decirse que solo vale en ellas "un
género de inspiración a manera de numen poético".
A falta de dichas reglas generales, expone Jomini que "en
estas críticas ocasiones tiene campo en que desplegarse el genio de un general que debe encontrar en sí mismo recursos
para sobreponerse a los acontecimientos; y es en ellos donde
adquiere fama de gran capitán el que sabe aprovecharlos".
7.3.5.-EL GOLPE DE MANO
Se denominan así las "empresas arrojadas" que realiza un
grupo reducido de fuerzas para apoderarse de un puesto más
o menos fuerte o importante, conteniendo en su ejecución
aspectos tanto de la sorpresa como del ataque en fuerza, pues
uno u otro medio fie emplean para lograr el éxito de la operación.
No pueden someterse a reglas fijas porque el golpe de mano,
por su propia esencia es una empresa que se sale de las acciones comunes; sin embargo, "la sagacidad, estratagema, el
terror y la audacia, son los elementos que aseguran el éxito
de estas empresas".
Considera que la historia ofrece múltiples y variados ejemplos de acciones de este tipo, por lo que culmina expresando
que "sería muy de desear que algún oficial aplicado se ocupase en reunir en un buen extracto histórico las noticias de
los golpes de mano más interesantes; éste haría un señalado
servicio no sólo a los generales en jefe, sino a los inferiores
que pueden tener que cooperar en tales empresas, en las que
la inteligencia de una sola persona puede muchas veces proporcionar el éxito".
7.6.-LA SORPRESA
El concepto de sorpresa es para el autor no el hecho de caer
"sobre tropas que se hallan dormidas o mal custodiadas"
sino el más amplio de sorpresa en los procedimientos de actuación, toda vez que "merece el nombre de tal el ataque
combinado sobre una de las alas del ejército de manera que
súbitamente se vea rebasada o envuelta".
Estima que se ha logrado cuando se consigue situar los gruesos de las fuerzas atacantes, sin ser notados, en el punto que
se considera decisivo y sin que el enemigo haya tenido tiempo de tomar sus disposiciones defensivas.
En cuanto al momento, no tiene duda en que la hora más
favorable para lograrla es el amanecer, y si a esa ventaja se
agrega la de un perfecto conocimiento del lugar la victoria
debe darse como segura.
No considera que una victoria alcanzada por este procedimiento sea vergonzante y finaliza dictando a su vez normas
para precaverse contra ellas diciendo que "así como conviene
no despreciar jamás la ocasión de sorprender al enemigo, es.
de toda necesidad evitar el ser sorprendido tomando para
ello todas la precauciones imaginables", si bien estima que
esto se logra observando rigurosamente lo que los reglamentos preconizan para conseguirlo.
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7.3.4.-EL COMBATE DE ENCUENTRO
Comenta el autor que, sin ser el caso general, rio deja de
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En cuanto
al carácter
de la acción, Foch
dice que
la guerra
moderna
no puede conocer más argumentos que los que llevan a la destrucción de este
ejército: la batalla y el vencimiento por la fuerza. "Buscar los
ejércitos enemigos para derrotarles y destruirlos".
Por último, la dirección de la guerra se caracterizará por:
-
Preparación: elaboración de un plan de acción basado en el estudio profundo de la misión asignada, del terreno
y de los medios, y copar de su modificado a tenor de las
circunstancias del combate.
-
Masa: es decir, un grueso de fuerzas, el mayor posible, reunido, reservado, disponible para la ejecución del
plan.
-
Impulsión: capacidad para lanzar esta masa sobre el
objetivo adecuado en el momento oportuno.
LA ENSEÑANZA DE LA GUERRA
La primera pregunta que el Mariscal Foch se hace en el
primer capítulo de su obra "Los principios de la guerra" es
¿PUEDE SER ENSEÑADA LA GUERRA?
Hasta entonces, el axioma existente en el ejército francés era
"la guerra no se aprende sino por la guerra", sin embargo,
el autor lo refuta aduciendo que esto es insuficiente porque
ella no nos prepararía para las primeras acciones; la campaña
finalizaría cuando nuestra instrucción empezara y a un coste
impagable".
Su conclusión es que en el campo de batalla "Se hace lo que
se puede para aplicar lo que se sabe. De ahí que, para poder
un poco, es preciso saber mucho y bien".
El ejemplo se lo proporciona el ejército prusiano que desde
principios de siglo formó a sus oficiales en el estudio de la
historia y de casos concretos con los excelentes resultados obtenidos en la guerra de 1870. En base a ello, Foch considera
que en tiempo de paz el estudio de la historia es el verdadero
medio de aprender la guerra.
Este estudio no proporcionará una "ciencia de la guerra" o
un "dogma cerrado", conjunto de verdades intangibles fuera de las cuales no habría sino herejía, lo que ofrece es un
conjunto de "principios" aplicables a toda clase de circunstancias.
¿Qué obtiene el oficial de este estudio? Le proporciona un
conocimiento de la profesión, un hábito de reflexionar, de
discutir, de decidir. Adquirido este hábito, y colocado ante
una situación real, el mando se olvida de lo general y se pregunta ¿DE QUE SE TRATA?, "lo que precisa es reconocer
en medio de los casos particulares, la situación tal y como se
presenta, rodeada de lo desconocido; es apreciar sanamente
lo que se ve, adivinar lo que no se ve, tomar rápidamente una
decisión y obrar en seguida vigorosamente y sin vacilar".
Este método para formar a los mandos permite que el general, en cada caso particular, pueda tomar si no una decisión
genial, si al menos una aceptable que le permita tener posibilidades de alcanzar el objetivo.
El sistema facilita el "aprender a pensar" y formar oficiales
capaces, instruidos en un único método de trabajo, animado
de un idéntico espíritu, obediente a la misma disciplina intelectual capaces de hacer mover y maniobrar la pesada máquina de los ejércitos.
PRINCIPIOS DEL ARTE DE LA
GUERRA
La existencia de principios es reconocida por todos cuantos
han sido "alguien" en el arte de la guerra, así Napoleón escribió. "Los principios de la guerra son aquellos que han guiado
a los grandes capitanes cuyos altos hechos nos ha transmitido
la historia"; para el mariscal Dugeaud "hay pocos principios
absolutos, pero los hay", y para Jomini, "las buenas teorías
feudales sobre principios verdaderos y justificados por los hechos, son la verdadera escuela de mando".
En consecuencia, Foch asegura que "el arte de la guerra,
como todos los demás artes, tiene su teoría y sus principios o
en caso contrario dejaría de serlo".
Para Foch los principios del arte de la guerra son:
-
Economía de Fuerzas
-
Libertad de acción
-
Libre disposición de fuerzas
-Seguridad
Principios fijos para aplicarlos de una manera variable, según las circunstancias, a cada caso que siempre es particular
y exige ser considerado en sí mismo.
Pese a que el autor enuncia los cuatro expuestos, posteriormente,en la obra que se está estudiando, no trata del de
"libre disposición
de fuerzas", por lo que en el análisis
que a continuación se realiza se omite el referido principio.
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Ferdinand Foch
(1851 – 1929)
EL PRINCIPIO DE LA ECONOMÍA DE
FUERZAS
Comienza Foch expresando que la guerra moderna conoce
un solo argumento: la acción táctica, la que reclama el uso de
todas las fuerzas y exige a la vez a la estrategia que la conduzca en la impulsión táctica para llegar al choque. Todo queda
referido entonces a una teoría expresada sobre el movimiento
Resolver las dificultades consiste en pensar en ellas antes que se presenten. Sun Wu Tzu
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y la maniobra.
Se apoya Foch en el precepto napoleónico de que "el arte
de la guerra consiste en tener siempre más fuerzas que el adversario, con un ejército más débil que el suyo, en el lugar
donde se lo ataca o en aquel donde él os ataca .
Este principio lo circunscribe Foch al pensamiento de la
Revolución Francesa y elogia al general Carnot, que el 5
messidor del año IV (1796) le escribía a Jourdan: "Lo que
usted debe hacer es atraer al enemigo a una grande y decisiva
batalla en su propio país, sobre la orilla derecha del Rin, y el
sitio más propio para usted es, precisamente, el lugar en el
que se encuentra actualmente, es decir, entre Dusseldorf y el
Sleg o Lhan, donde no puede dejar de ser exterminado si es
aferrado oportunamente y presionado en sus espaldas por el
General Moreau".
En esto está precisamente la guerra de maniobra y de movimiento buscando la batalla.
Aprovecha para señalar también la existencia de una idea
para darla; la manera de ejecutarla y la reunión de las fuerzas
para el empleo de la masa. Afecta de esta manera todo para
la batalla principal y sólo un número para las operaciones
secundarias a fin de garantizar el éxito total.
Foch predica siempre, permanentemente, producir el máximo rendimiento de cualquier tropa, cualesquiera fuesen sus
efectivos.
Pues bien, en base a situaciones y estudios de esta especie,
Foch explica el principio de economía de fuerzas a través de
diversas definiciones, como son:
"Los que digan que es el arte de no gastar sus fuerzas, de no
dispersar sus esfuerzos, solo dirán una parte do la verdad;
más se acercarán a ella los que la definan como el arte de
saber gastar, gastar útilmente y de un modo provechoso, de
sacar todo el partido posible de los recursos de que se dispone".
"Es el arte de emplear todos los recursos en un momento
dado sobre un punto; de aplicar en él todas sus tropas y, para
que la cosa sea posible, hacerlos siempre comunicar entre
ellos en vez de separarlos y afectarlos a un destino fijo e Invariable: luego de obtenido un resultado, hacerlos de nuevo
converger y obrar contra un nuevo objetivo u único.
De acuerdo con estas definiciones, considera Foch que "Hay
muy buenos generales, pero quieren ver demasiadas cosas,
quieren verlo todo, conservarlo todo, defenderlo todo, los
almacenes, las líneas de operaciones, la retaguardia, tal posición que es buena, luego otra que lo es igualmente; por
este procedimiento llegan a los cordones en la defensiva; al
ataque por varias direcciones, o más bien a varios ataques, en
la ofensiva; en uno, como en otro caso, a la dispersión, impidiendo mandar, combinar una batalla, dar un buen golpe;
quedando en la impotencia".
En consecuencia, considera el tratadista que todas las decisiones deben estar inspiradas en un principio absoluto y es el
de que, para vencer las masas del adversario, es preciso disponer libremente de las propias, porque alcanzado el objetivo
principal, los accesorios quedarán satisfechos.
Para ello es preciso consagrar todos los medios para lograr el
objetivo principal y, para contrarrestar las acciones enemigas
que, seguramente tratarán de impedirlo, será preciso protegerse con destacamentos tan débiles como sea posible.
Afectar el máximo de tropas a la acción principal y el mínimo a las secundarlas destinadas a garantizar la primera,
ese es el principio de economía de fuerzas, porque como se
ha dicho anteriormente, "conseguido el objetivo principal,
los accesorios quedarán siempre satisfechos", siempre que las
fuerzas "mínimas" encargadas de esta segunda misión sean
capaces de contener al enemigo, en una posición adecuadamente elegida.
PRINCIPIO DE LA LIBERTAD DE ACCIÓN
Foch considera a este principio como disciplina intelectual
e inicia su estudio con un pasaje de una carta de Napoleón,
que decía:
"Yo he quedado poco satisfecho. Usted ha recibido la orden
de trasladarse a Cairo y no ha hecho nada. Todos los acontecimientos que pueden sobrevenir no deben jamás impedir
obedecer a un militar; el talento, en la guerra, consiste en
salvar las dificultades que pueden hacer difícil una operación
y no dejar de ejecutar ésta".
Como se vio al tratar el principio de economía de fuerzas, el
punto de partida de la guerra, a principios del presente siglo,
era el juego de masas, tendiendo a una acción común en la
cual va a tomar parte el mayor número posible de fuerzas.
Esta acción común se refleja fundamentalmente en la disciplina, que en opinión de Foch constituye la fuerza principal
de los ejércitos.
Para el tratadista, las fuerzas armadas están organizadas y
mandadas para, en primer lugar, obedecer, y, por tanto, sólo
el generalísimo hace arte, estrategia en el sentido completo
de la palabra; los demás no hacen más que táctica. "El generalísimo es el único compositor y director de orquesta, los
demás no son sino partes de ella".
Distingue Foch dos tipos de disciplina:
-
Intelectual, que mues.tra e impone a todos los
subordinados el resultado buscado por el superior, e
-
Inteligente y activa, o más bien "iniciativa", que
es la manifestación de la voluntad personal obrando acorde
con la finalidad perseguida por el superior.
En conclusión, la disciplina consiste en penetrar profundamente en el pensamiento del mando y adoptar todas las medidas humanamente practicables para el cumplimiento de la
misión, y para ellos, f'3a primera condición para obedecer
es la de ver, comprender la orden que se ha recibido y nada
más".
PRINCIPIO DE SEGURIDAD
Está destinado a salvar el riesgo de ser sorprendidos por el
enemigo, caso de una concentración según lo expuesto en el
principio de economía de fuerzas, o a permitir la libre distribución de las fuerzas a la llegada al campo de batalla.
La seguridad, condición necesaria para la aplicación de dichos principios, puede ser de las siguientes clases:
-
Seguridad Material. "Que hace posible evitar los golpes del enemigo cuando uno no desea o no puede devolver
el golpe; es el medio para "sentirse seguro" en medio del
peligro, para poder hacer alto y marchar protegido".
-
Seguridad Táctica: "Que permite seguir cumpliendo
una orden pese a las circunstancias adversas producidas por
la guerra, a pesar de lo desconocido y de las medidas tomadas
por el enemigo, salvaguardando nuestra libertad de acción".
"Lo desconocido -escribió Foch- constituye la condición de
guerra dominante". La penetración en lo desconocido y la
Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego. Gandhi
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No sé que armas se utilizarán en la 3º guerra mundial, solo se que en la 4º se volverá a los palos y las piedras. Albert Einstein
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obtención de la mayor cantidad de informaciones eran, por
lo tanto, el primer elemento de seguridad. Como antes de
cualquier batalla el grueso de las tropas era inevitablemente
distribuido en forma dispersa, el deber de obtener esta información recaía en la vanguardia y de su éxito dependía la
libertad de acción del ejército. La función triple de ésta era:
"l. Informar y, por tanto hacer reconocimientos hasta el momento de que la fuerza principal entra en acción"
"2. Cubrir la concentración del grueso y preparar su entrada al campo de batalla"
"3. Definir el adversario al que se Intenta atacar.
Es cierto que al recalcar la importancia de la avanzada Foch
no contempló la situación creada en la guerra de 1914 a
1918 cuando, sobre frentes inmóviles los dos ejércitos tuvieron que mantener una guardia permanente a fin de que en
los intervalos entre los grandes encuentros toda su actividad
quedara reducida a un servicio de seguridad. Pero su interés
en la seguridad era esencialmente justo en vista de los errores de la campaña de 1870 y del giro que la próxima guerra
había de tomar.
Es interesante hacer notar que aunque Foch previno a sus
discípulos contra la sorpresa por parte del enemigo, él no
desarrolló en igual grado el principio de la sorpresa ofensiva.
Lo mencionó, sin embargo, como el mayor elemento de éxito en la batalla, y toda su teoría de la batalla -expuesta en los
últimos tres capítulos de "Principies"- estaba enfocada en la
necesidad de llegar a una acción ofensiva.
VALORACIÓN DE CONJUNTO DE LOS
PRINCIPIOS ENUNCIADOS POR FOCH
Los principios de Foch resuelven los problemas de la conducción a nivel táctico, pero no resuelven los problemas fundamentales que aquejaban a Francia en los cuadros superiores. Eran de carácter muy general y abstracto, en contra de
lo que era su idea: una doctrina nacional francesa, idea que
recogió del siguiente pensamiento de Von Der Goltz:
"Aquel que escribe sobre la estrategia y sobre la táctica, debería atenerse a no enseñar más que una estrategia y una
táctica nacionales, únicas susceptibles de ser provechosas a la
nación para la cual escribe"
Los problemas que en la conducción aquejan a Francia en
sus cuadros superiores están referidos:
-A la flojedad de su filosofía de la naturaleza de la guerra
que se resiente en la doctrina
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-
A la elección de la estrategia más adecuada que desnaturaliza al Planeamiento Superior.
-
A la debilidad de su estrategia general, ordenadora,
que pusiese su acento en la dirección de la crisis fundamental.
-
A una estrategia política que no resiste los embates
de las crisis que debió soportar.
Por ello perdió Francia:
-
La guerra de 1870
-
Fracasó en su planeamiento en la I Guerra Mundial
-
Fue derrotada en Mayo de 1940 (II Guerra Mundial)
-
Perdió Indochina
-
Se retiró de Argelia
Su error, en general, está en lo filosófico y no en los principios de la conducción.
LA BATALLA
La guerra moderna, para llegar a su fin, imponer su voluntad al adversario, sólo reconoce un medio que es la destrucción de las fuerzas organizadas del enemigo.
Esta destrucción la lleva a cabo a través de la batalla, la cual
procura la derrota del adversario, desorganiza el mando, la
disciplina, los vínculos tácticos y las tropas consideradas
como fuerzas.
La culmina con la persecución en la cual el vencedor, explotando la imperiosidad moral que le proporciona la victoria
deshace y destruye a tropas desmoralizadas, es decir, fuerzas
que ya no lo son.
DISYUNTIVA OFENSIVA-DEFENSIVA
Dice Foch que en primer lugar es preciso establecer que para
llenar plenamente el doble objeto de ser el fin racional de
las operaciones estratégicas y el medio eficaz de la táctica, la
batalla no puede ser puramente defensiva.
Es cierto que esta forma permite contener al enemigo en su
marcha y le impide alcanzar un objetivo inmediato. Pero estos resultados son exclusivamente negativos; nunca proporcionan la destrucción del enemigo ni la conquista del terreno
que aquel ocupa, signos evidentes de la victoria; por lo tanto
es impotente para alcanzarla.
Semejante batalla, puramente defensiva, aún bien llevada,
no hace un vencedor y un vencido, constituye, simplemente,
una partida en tablas que hay que volver
a empezar.
De ahí la consecuencia de que la forma
ofensiva ya sea inmediata o bien suceda
a la defensiva es la única que puede dar
resultados y por lo tanto debe ser adoptada "siempre", cuando menos al final.
"Toda batalla defensiva deberá, pues,
finalizar por una acción ofensiva, una
respuesta, un contraataque victorioso o
si no, no habrá resultado".
Todo lo que la maldad necesita para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada. Edmund Burke
Uso Exclusivo Docente Colegio Militar de la Nación - © Mg Jorge Ariel Vigo
Hay hombres que luchan un dia y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la
vida: esos son los imprescindibles. - Bertolt Brecht
MORAL Y MANDO
Frente a las teorías imperantes durante la segunda mitad del siglo XIX, las
cuales consideraban que, a igualdad de
factores morales, supuestos a ambos
Resolver las dificultades consiste en pensar en ellas antes que se presenten. Sun Wu Tzu
Colegio Militar de la Nación
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bandos, la victoria dependía de los medios materiales, Foch
antepone dichos factores como determinantes de la victoria.
Fue en este campo, en su trato de la moral, donde FOCH
había de dejar grabado fuertemente su personalidad y sentar
las bases de sus hechos notables.
Su fórmula "Victoria-voluntad" es la expresión del fundamento espiritual de Foch. Al respecto escribe:
"La voluntad de vencer: ésa es la primera condición de la
victoria y, por lo tanto, la primera obligación del soldado,
pero también puede llegar a ser un propósito supremo que
si es menester, el comandante debe impartir en el alma del
soldado".
En una época materialista, cuando todas las miras eran des
lumbradas por las hazañas de la tecnología, Foch, recalcó
la importancia del factor moral en la guerra y recordó de
ese modo a su auditorio que, por estupendos que fueran los
cambios forjados en nuestras vidas por el progreso científico,
no podían ellos modificar las leyes del corazón humano. En
la guerra, como en toda otra fase del sistema social, es el
hombre quien sigue siendo el primero y último actor.
Su interés en el aspecto moral de la guerra, le hizo descuidarse de la necesidad de contar también con superioridad
en el material, corno en su día hizo su maestro Clausewitz,
dándose la paradoja de convertirse en abogado de la ofensiva
por sus principios de la guerra, cuando sus enseñanzas morales son mucho más aptas para la defensiva por fortalecer los
poderes de resistencia y sufrimiento.
Otro concepto firmemente asentado en las ideas de Foch es
el de la importancia capital del mando.
Había un apreciable orgullo intelectual en la atrevida afirmación de Foch: "Las batallas son ganadas o perdidas por
los generales, no por la tropa". Pero ella contenía al mismo
tiempo, el franco reconocimiento de la responsabilidad. "Los
grandes resultados obtenidos en la guerra son debidos al comandante. La historia está, por lo tanto, en lo cierto al hacer
responsables de las victorias a los generales -en cuyo caso se
honran- y de las derrotas -en cuyo caso se deshonran-. Sin un
comandante, ninguna batalla y ninguna victoria es posible".
Esta era conclusión segura de una enseñanza inspirada por
la decisión de remediar las fallas del alto mando francés en
1870. El peso inexorable de los acontecimientos había de
llevar pronto a Foch a una posición de mayor humanidad.
BATALLA PARALELA Y BATALLA DE MANIOBRA
En la batalla paralela el combate se traba por todas partes y en ella el general en jefe espera de una circunstancia
favorable o de una inspiración feliz, que generalmente no
se presentan, la designación de las circunstancias particulares de la batalla, a menos que no deje esos detalles en
manos de sus subordinados y éstos en los suyos respectivos,
de suerte que, en definitiva, son los soldados quienes ganan la batalla, una batalla anónima.
Aún cuando es evidente que ciertas causas extrañas a nuestra
voluntad, entre las cuales hay que contar el azar y las iniciativas felices, regulan y fijan a veces los acontecimientos, es
incontestable, sin que se pueda en modo alguno contar con
ellas, y mucho menos basar en ellas nuestra conducta.
Analicemos esta batalla paralela ¿Qué vernos en ella? Se traba el combate por todas partes; una vez iniciado se le sostiene, las fuerzas se gastan, se las renueva, se las reemplaza, se
las aumenta. Como efecto es un desgaste constante, sucesivo,
contra el cual se lucha hasta que el resultado surja de una
o varias acciones afortunadas de los combatientes, jefes de
poca graduación o tropas, de todos modos de una magnitud
de segundo orden, porque este no podrá nunca poner en
movimiento sino una parte de sus medios.
El conjunto es además una yuxtaposición de combates más
o menos semejantes, que parcelan el mando, especializando
por adelantado los medios de acción y en el cual el desenlace debe salir de una suma o de un excedente de resultados
dichosos, que escapan de todos modos a la intervención del
mando superior.
El punto flaco de la batalla paralela es el que el ataque se
desarrolla por todas partes con fuerza igual, traduciéndose
en una presión uniforme, en presencia de un defensor que
ofrece una resistencia igualmente uniforme, pero superior en
valor, puesto que dispone de ventajas particulares, abrigos,
fuegos, etc., que el asaltante no posee en igual grado.
Más si, por una visión cualquiera de nuestro espíritu, entrevemos una grieta en el edificio por un punto de insuficiente resistencia, o si por una combinación particular de
fuerzas podemos unir a la acción regular y metódica de las
olas el efecto de un golpe de ariete, capaz de quebrantar
el edifico en un punto, el equilibrio se rompe, la masa se
precipita en el acto por la brecha abierta y arrastra todo
el obstáculo. Busquemos esta grieta, este punto de insuficiente resistencia o produzcámoslo organizando para ello
nuestro golpe de ariete sobre un punto de la línea enemiga y llegaremos al mismo resultado. Esta es la batalla do
maniobra.
La defensa, vencida en un punto se desmorona por todas
partes. Una vez abierta brecha en la resistencia, el conjunto
se viene abajo.
La mecánica, lo mismo que la psicología, nos conduce,
pues, a la batalla-maniobra. Una da como medio la aplicación en un punto de fuerzas superiores. La otra, la aparición
de un peligro, de un ataque que no se puede parar. Tanto
por un camino corno por otro venimos a parar al ataque
decisivo. Este es necesario, porque sin él no hay nada hecho
y rio podemos contar sino sobre el azar. Si el ataque triunfa,
el resultado está obtenido, así pues, es suficiente.
Teóricamente para ser el más fuerte en un punto dado que
hay que aplicar simultáneamente todas las fuerzas en este
punto y de una manera imprevista.
Para orientar el ataque y guardarlo contra las acometidas,
del enemigo e impedir que este realice la misma maniobra,
será preciso proseguir, sostener numerosos combates cada
uno de ellos con fin determinado. Pero queda establecido
que el ataque decisivo es la piedra angular de la batalla y que
todas las demás acciones que la ésta comporta no deben ser
encaminadas, consideradas, organizadas y previstas sino en la
medida en que preparan, facilitan, y garantizan el desarrollo
del ataque decisivo caracterizado por la masa, la sorpresa, la
rapidez, para el cual, por consiguiente, hay que reservar el
máximum de fuerzas posibles y de tropas maniobreras.
De aquí la economía de las fuerzas, es decir, su distribución
su empleo en la batalla.
La diferencia entre la batalla-maniobra y la batalla paralela no consiste solamente en la diferencia de los desenlaces:
preparado, querido, buscado por la una por ataque decisivo;
esperado por la otra de una acción feliz que surja en uno o
en varios puntos indeterminados del frente; sino también en
una diferencia radical de dirección, de ejecución y de econo-
Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego. Gandhi
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No sé que armas se utilizarán en la 3º guerra mundial, solo se que en la 4º se volverá a los palos y las piedras. Albert Einstein
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mía de las fuerzas.
En la batalla paralela, la táctica se deja ir a la idea de vencer
la resistencia adversa por un desgaste lento y progresivo de
los medios del enemigo; a este efecto mantiene por todas
partes el combate, lo alimenta. A este papel de mantenimiento están consagradas las reservas. Estas son, pues, almacenes
de fuerzas en donde se toman para reemplazar el desgaste
que se produce, se desarrolla y exige ser reparado. El arte
consiste en tener aún reservas cuando el adversarlo ha gastado las suyas y poder decir la última palabra en esta lucha en
que el desgaste es el único argumento que cuenta. Pero entonces estas reservas no tienen plaza asignada de antemano,
debe haberlas por todas partes a fin de emplearlas a medida
de las necesidades, es decir, continuar la acción sobre todo el
frente. Estas reservas se funden y se deshacen en este combate en donde se espera siempre una circunstancia favorable
sin saber ni cómo ni donde se la puede encontrar; y en donde
no tienen otro efecto sino el impedir que se extinga la lucha.
En la batalla-maniobra la reserva es la masa preparada, organizada, reservada, cuidadosamente entretenida, para ejecutar
el único acto de la batalla del cual se espera un resultado, el
ataque decisivo; es la reserva economizada con la más absoluta parsimonia para que el instrumento sea tan fuerte y el
golpe tan violento como se pueda.
Lanzada a lo último, sin ninguna idea de economía, con el
propósito bien firme de tomar a viva fuerza un punto escogido, determinado.
Para ello lanzada en bloque es una acción que exceda en violencia y en energía a todos los combates de la batalla con los
caracteres propios de la sorpresa: masa y velocidad. Objetivo
único, acto propio en el cual participan todas las fuerzas, sea
para prepararlo, sea para ejecutarlo.
Así se realiza la convergencia de todos los esfuerzos; así se
aplica su resultado sobre el objetivo dado al ataque decisivo, argumento supremo; puro desarrollo del principio de la
economía de las fuerzas que, en vez de especializar los créditos, de dividir los recursos de una manera fija e invariable,
los hace comunicar entre sí para emplearlos en una misma
dirección: la del resultado perseguido en el momento dado.
LAS ARMAS
"Las armas -escribió- tienen un mayor alcance: son más
mortíferas y esto obliga a las fuerzas a tomar sus disposiciones para atacar desde una mayor distancia y provistas de mejor protección". De la manera corno en 1914 se realizaron
las operaciones por parte de lo.s franceses, puede llegarse a
la conclusión de que Foch no previo la forma peculiar de la
guerra de trincheras. A pesar de eso insistió, en un relato posterior, que con el poder de las armas de fuego en incesante
aumento, "la necesidad de disponer de protección aumentaba día a día". La Infantería debe, por lo tanto, "utilizar todo
fuego de enfilada practicable y mantenerlo durante el mayor
tiempo posible".
El mejoramiento en la técnica de la artillería también lo llevó a percibir el papel importante del fuego artillero en la preparación del ataque. Durante el curso de tales preparativos,
los elementos de avance deben mantener las condiciones de
seguridad para la planificación del ataque decisivo mediante
un doble empleo de la información y la protección. Esto implicaría algunos combates, y en dicho caso la artillería resultaría eficaz por su mayor alcance y movilidad, y sus medios
de llegar a la sorpresa. "Abrir para la infantería en todo el
frente un camino que esté llamado a permitir llevar a cabo
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actos decisivos, apoyándola en esos ataques, en estos actos
decisivos"; esa es la táctica de la artillería en preparación para
el combate.
Al analizar el papel asignando por Foch a la infantería, no
es sino justo señalar que además de su breve y enfática referencia a la protección, hace recalcar la importancia de la
potencia de fuego. "El fuego se ha convertido en el asunto
decisivo". Advirtió a las tropas más ardientes de que sufrirían muchas bajas "siempre que su ofensiva parcial no fuera
preparada mediante fuego ofensivo", y aseguró que una superioridad en la potencia de fuego pasaría a a ser el factor
principal sobre el cual dependería la eficacia de una fuerza.
Así todo, también en esto Foch no pudo alcanzar a percibir
el verdadero alcance que dicha superioridad debe lograr si la
Infantería atacante llega a dominar el fuego debilitado de las
armas automáticas de los defensores. La infantería, durante
toda la etapa preparatoria debe avanzar hasta situarse entre
las 600 y las 800 yardas del enemigo, haciendo uso de todo
refugio posible y zonas protegidas contra fuego de enfilada y
adoptando formaciones tales que permitan el mejor empleo
de esas protecciones. Pero cuando llega el momento de ejecución y el ataque decisivo, las formaciones deben, hacer el
mejor uso posible de los dos medios de acción: la potencia
de fuego y el poder ofensivo. "La apreciación del fuego a que
se puede estar expuesto, pasa entonces a ser una cuestión de
carácter secundario". En consecuencia, la infantería en dos
filas, con una segunda línea notablemente fuerte, debe "marchar y marchar en forma rápida, precedida por una granizada
de balas". Por sí sola la más poderosa potencia de fuego no
podría asegurarse la decisión.
"Marchan directamente hacía la meta, dirigiéndose cada
uno hacia su propio objetivo, acelerando su andar a medida
que se van acercando, precedidos por un fuego violento, y
empleando también la bayoneta para cerrarse sobre el enemigo para ser los primeros en atacar la posición enemiga, para
lanzarse en medio de las filas enemigas y terminar el encuentro mediante armas blancas y uri coraje y voluntad superiores. La artillería contribuye con todo su poder en lograr ese
resultado, siguiendo, apoyando y protegiendo el ataque".
En su novela "Verdún", Jules Romníns puso esta frase en
boca de un hombre de la infantería, como comentario irrisorio y mordaz del militar común experimentado en las realidades del combate moderno y en las lucubraciones de sus
generales en su aspecto más fantástico. En total, este pasaje,
a pesar de las frecuentes referencias de la artillería y de su
acompañamiento, es una prueba característica de su subestimación acerca del papel de las armas de fuego modernas
en particular, y del material considerado de forma general.
Pero en toda la Primera Guerra Mundial, el ataque final de la
infantería persistió como factor decisivo.
Resolver las dificultades consiste en pensar en ellas antes que se presenten. Sun Wu Tzu
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Todo lo que la maldad necesita para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada. Edmund Burke
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GENERALATO
SUS ENFERMEDADES Y SU CURA
Un estudio del factor personal en el
Comando
Generalato
"Por lo que el arte puede superar la de los generales - un
arte que se ocupa no de la materia muerta, sino con los
seres vivos, que están sujetos a todas las impresiones del
momento, como el miedo, la precipitación, el cansancio en definitiva, a todos los la pasión humana y la emoción.
El general no sólo tiene que contar con cantidades desconocidas, tales como el tiempo, el clima, los accidentes de
todo tipo, pero que antes que él que busca molestar y frustrar sus planes y trabajos en todos los sentidos, y al mismo
tiempo, este hombre, a quien todas las miradas se dirigen,
se siente en su mente el peso de la responsabilidad no sólo
para la vida y el honor de cientos de miles, sino también
para el bienestar y la existencia de su país. "
A. von Boguslawski
En el verano de 1921 yo estaba almorzando en el restaurante
de la calle con el Jefe Adjunto del Estado Mayor francés cuando
me contó la siguiente historia:
En la batalla de Waterloo, el coronel Clement, un comandante
de infantería, luchó con la valentía más notoria, pero lamentablemente recibió un disparo en la cabeza. Napoleón, al enterarse
de su galantería y la desgracia, dio instrucciones para que fuera
llevado a una granja donde Larrey el cirujano general estaba
operando.
Una mirada convenció a Larrey que su caso era desesperado,
por lo que toma una sierra le quitó la parte superior de su cráneo
y coloca el cerebro en la mesa.
Justo cuando terminó, se precipitó en un ayudante de campo,
gritando - "¿Está el general Clement aquí?"
Clemente, al oírle, se sentó y exclamó: "¡No! pero el coronel
Clemente si!.
"Oh, mon général 'gritó el ayudante de campo, abrazándolo,'
el Emperador estaba abrumado cuando nos enteramos de su valentía, y lo ha promovido en el campo de batalla para el rango
de General.
Clement se frotó los ojos, bajó de la mesa, golpeó la parte superior de su cráneo en la cabeza y estaba a punto de salir de la
granja, cuando Larrey le gritó: "¡Mon général - su cerebro!"
A lo que el francés valiente, aumentando su velocidad, le gritó:
"Ahora soy un general ya no voy a necesitarlo!"
En este modesto estudio mi objetivo es demostrar que, aunque Clement estaba equivocado acerca de su cerebro, sin su
valor no puede haber verdadero generalato.
"La Guerra con liderazgo impersonal es destructora del
alma, un brutal negocio, provocador sólo de la animosidad
de la tropa y de la mala ejecución de acciones. Nuestros oficiales superiores deben volver a compartir el peligro y el sacrificio de sus hombres, por elevado que sea su rango, al igual
que los marinos lo hacen. Que solía ser el estilo británico,
pero, por desgracia, se registró un descenso grave de la misma en la última guerra."
GENERALATO EN LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
La cita que encabeza este estudio se ha tomado de un libro
interesante y muy humano ‘Una Mirada a Gallipoli’, por el
teniente coronel Head, DSO, al cual, más tarde, voy a citar
otra vez.
La propuesta formulada en la que vale la pena pensar más,
especialmente hoy en día, cuando nuestro ejército se enfrenta a dificultades comunes, por los cambios radicales, por reaccionarios y revolucionarias influencias, y por los problemas
que si no se resuelven correctamente puede significar un desastre.
La presión de la política internacional está generando el calor de las guerras del futuro: el de la insolvencia nacional - la
desintegración social y la decadencia militar, y por encima de
ellos, el avance de la industrialización está obligando a la mecanización a la delantera, mientras que la propia civilización
occidental es cada día más inestable y emocional.
Hoy en día, nosotros, los soldados somos como los hombres
en un cuarto oscuro a tientas, a ciegas, sin ver la manija de la
puerta, ni el picaporte de la ventana. Nada se ve claramente.
Sabemos que "la guerra para terminar todas las guerras" es
un mito, de que Europa está en crisis y Asia está de parto.
Sabemos que las guerras vendrán, como siempre, han tenido
lugar cuando estas condiciones prevalecieron, y sin embargo
se nos pide hacer ladrillos sin paja y con muy poco barro.
Así, ocurre que en las palabras de Isaías: "Estamos a tientas
de la pared como los ciegos, y andamos a tientas, como si no
Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego. Gandhi
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No sé que armas se utilizarán en la 3º guerra mundial, solo se que en la 4º se volverá a los palos y las piedras. Albert Einstein
John Frederick Charles Fuller,
(1878 – 1966)
tuviéramos los ojos: Tropezamos a mediodía como de noche,
estamos en lugares desolados como muertos"
Es porque muchos hombres están moralmente muertos que
los tiempos son tan sombríos, con un espíritu de derrotismo
en el extranjero, y como una niebla que magnifica cada dificultad. Lo del mundo de hoy carece de la valentía, del valor
del liderazgo y del sacrificio de los que mandan. Esto, creo
que entonces, es la esencia de la cita anterior: ni una nación
ni un ejército es un artefacto mecánico, sino un ser vivo,
construido de carne y hueso y no de hierro y acero. El valor
es su fuerza motriz, ya que, si la historia humana para su
consulta, inmediatamente descubrió que en el pasado todas
las cosas que valen la pena comenzaron su vida por algún
hombre, o mujer, al atreverse a hacer lo que otros temían
a intentar. El miedo siempre ha terminado en fracaso, y el
miedo no es una emoción personal solamente, sino también
el producto de un entorno de un hombre, el resultado de un
sistema tanto como la reacción de un peligro.
Hoy en día, en el ejército nos enfrentamos a los problemas
de la motorización y de la mecanización, así como la marina
de guerra de setenta y tantos años atrás. Algunos piensan que
estos cambios buenos algunos y malos otros, pero sus posibles virtudes y los vicios son problemas insignificantes si perdemos de vista el problema mayor que es la siguiente: cuanto
más mecánica se imponga en las armas con que luchamos,
menos mecánica debe haber en el espíritu que las controla.
En algún momento antes del estallido de la I Guerra Mundial, inconscientemente, por lo que me parece a mí, el arte
de ser soldado cayó en una ranura y se materializó. No por
aumentar el poder de armas solamente, sino por los mismos
factores que en la industria han dado lugar a una separación, y, en consecuencia, a una pérdida de simpatía, entre
el empleador y el empleado, también, muy invisible, estado
en la labor de todos los ejércitos modernos desde 1870. Se
crearon ejércitos, de tamaño cada vez mayor, con su complejidad concomitante en el control, lo que más que cualquier
otro factores crearon este cambio tanto en las organizaciones
industriales y militares. La gestión o más bien el comando, se
convirtió en metódica, más deshumanizada; cada uno, el trabajador, o el soldado, creció convirtiéndose en un engranaje
en una máquina sin alma inmensa que fue desespiritualizado, el glamur de trabajo, y de la guerra, desapareciendo de
delante de sus ojos, hasta el trabajo, o la lucha, se convirtió
en una rutina aburrida.
Una vez el soldado había visto a los que obedecía, a los que
podían enviarlo a una muerte instantánea, que los había vis-
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to de pie junto a él en las filas, o no mucho más atrás en las
filas, enfrentando a la muerte con él. Él había visto morir
Wolfe en las alturas de Abraham, Moore en La Coruña y
Wellington reunir a sus plazas en Quatre Bras y Waterloo.
Entonces, en la última guerra, que él no los vio; una y otra
vez, tal vez, se enteró de ellos de lejos, como directores generales sentados en sillones, en châteaux y en las oficinas. Con
frecuencia, no sabía sus nombres. Para él no eran más que
fantasmas que podrían atemorizar, pero que rara vez se materializaban, por lo que degeneró en batallas de subalternos
lideradas por los conflictos, así como en la fabricación, había
degenerado el trabajo de capataz de control.
El brillo y el glamur se fueron, el factor personal se había
ido, el hombre se quedó sin un maestro, sin un verdadero
maestro - el general en carne y hueso, que podía ver, que oír,
que podría observar, que se podía sentir, que podría jurar
y maldecir, alabar y aplaudir, y sobre todo, que arriesgó su
vida con sus hombres, y no sólo emitió órdenes de mecánica
a algunas millas desde la sede de un bien oculto cuartel y a
kilómetros en la parte trasera.
El coronel Head habla con la fuerza y la comprensión sobre
este tema. Del coronel Doughty Wylie, de fama en Gallipoli,
dice: "Lo mataron, y fue premiado a título póstumo con la
Cruz Victoria, y con razón, porque su acción fue excepcional, pero no como un ejemplo de liderazgo, no en su éxito,
pero en su manejo de la situación, fue normal y no excepcional! Se podría preguntar por qué merecía la Cruz Victoria más que cualquier otro de sus hombres? Su trabajo era
liderar, el de ellos seguirlo.... Esta fue nuestra vieja práctica,
incluso en los asedios toma de la Guerra de la Independencia, los generales a cargo de las operaciones se abrieron paso
en las fortalezas con sus tropas. Apartarse de esta práctica
ha dado lugar a espasmos indebidamente prolongados de la
lucha inútil, con grandes e innecesarias pérdidas de preciosas
vidas, y generando una separación en el espíritu y la simpatía
de los generales y el personal del resto del ejército. Un sentido de la igualdad de sacrificios es un cemento esencial en una
fuerza de combate. '
En Francia, como en Gallipoli, y en todas las batallas en todos los teatros de la I Guerra Mundial, una plaga cayó sobre
el generalato.
El coronel Lee cita como ejemplo el desembarco en la bahía
de Suvla. El que en general en jefe dio a conocer su plan,
'No hay obligación de descansar en él para supervisar el trabajo de sus subordinados, repartir las tareas que requieren la
descarga a aquellos que habían demostrado su capacidad especial para ellos o para ver que sus
planes se ejecutan de acuerdo con
su diseño e intención! No, su parte
se ha hecho, y ahora ser malo sólo
para esperar en reclusión digna en
la isla de Imbros de noticias del
resultado de sus complejos planes
y órdenes! Tonos de Wellington,
Wolseley y Roberts, cómo, mirando hacia abajo desde las alturas
del Olimpo, deben haber deseado
que pudieran interponerse para
ejercer su autoridad e iliuminar la
situación con el espíritu libre de la
guerra!
Resolver las dificultades consiste en pensar en ellas antes que se presenten. Sun Wu Tzu
Colegio Militar de la Nación
Todo lo que la maldad necesita para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada. Edmund Burke
Uso Exclusivo Docente Colegio Militar de la Nación - © Mg Jorge Ariel Vigo
Hay hombres que luchan un dia y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la
vida: esos son los imprescindibles. - Bertolt Brecht
2016
32
Marchad separados, Atacad juntos. Helmuth von Moltke
Liddell Hart, fundamenta sus teorías sobre el hecho de que en ninguna
parte hay más necesidad
de estudiar historia que
en el Ejército, dado que:
a) A diferencia de la mayoría de las otras profesiones,
la militar tiene muy pocas oportunidades de llevar a la
práctica sus conocimientos. En consecuencia la mayoría de
sus experiencias se desarrollan necesariamente en el terreno
de lo ficticio.
b) Aun partiendo del supuesto hipotético, de que se haya
tenido la oportunidad de alguna experiencia real, ésta, por
amplia que sea, no puede cubrir toda la gama de conocimientos dimanantes de los distintos tipos de guerras, según
tiempos y circunstancias.
c)
La historia es la única que puede poner a disposición
de la milicia ese conjunto de experiencias que necesita y que
no puede adquirir por sí misma.
Una vez vista la importancia que para el militar profesional
tiene el estudio de la Historia y basándose precisamente en
ese estudio, considera el tratadista británico que, más acertada que la máxima romana "Si deseas la paz prepárate para
la guerra", es esta otra señalada por él: "Sí quieres la paz
comprende la guerra",
Apoyándose en esta comprensión dicta una serie de normas
elementales de actuación:
1. Estudie la guerra y aprenda de su historia.
2. Manténgase fuerte si es posible.
3. Tenga paciencia ilimitada.
4. Nunca arrincone a su enemigo y ayúdele a salvarse.
5. "Póngase dentro de sus zapatos" para ver las cosas a
través de sus ojos.
6. Evite aceptar como reales dos fatales ideas: la de la
victoria y la de que la guerra no puede ser limitada.
Comenta Liddell Hart que la guerra ha de ser estudiada
como ciencia y que la responsabilidad de no habar sido tratada como una rama del conocimiento científico incumbe
tanto a los hombres de ciencia como a los hombres de guerra. Por la naturaleza de su profesión, dice, los soldados son
prácticos y no investigadores desinteresados y, añade, los
historiadores generalmente, han desdeñado la guerra y, con
pocas excepciones, han dejado el campo a merced de cronistas militares» afanados en glorificar hazañas más que en
descubrir hechos.
Análisis de los precursores de su
pensamiento
Hart orienta su
investigación hacia dos movimientos de ideas, a su juicio imperantes, así como hacia sus principales creadores y seguidores.
Pasemos, púas, en este apartado, a analizar el juicio que
mereció, para el tratadista británico, alguno de ellos.
- MAURICIO DE SAJONIA.
Hart lo considera como el supremo artista de la guerra
destacando entre sus características:
a)
La movilidad; por medio de ella, veía la posibilidad
de ganar las guerras sin necesidad de llegar a combatir.
b)
La de no desencadenar el ataque en tanto en cuanto
no se esté en condiciones de superioridad sobre el enemigo,
tratando para ello, previamente» de perturbar el equilibrio
físico y mental del adversario, con el fin de dislocar su plan y
la articulación de sus fuerzas.
c)
La explotación del éxito, hecho inhabitual en su época.
- BOURCET.
Liddell Hart lo considera como "el organizador de la dispersión" y señala que una de sus más valiosas contribuciones a
la teoría de la guerra fue que "un plan debe de tener varías
ramas".
En efecto, Liddell Hart es partidario como Bourcet de que,
tras un análisis profundo de las posibles soluciones a los distintos obstáculos a vencer, hay que escoger aquella solución
que parezca más ventajosa, acompañándola de determinadas
acciones secundarias, cuyo objetivo no es otro que el de inducir a error al adversario respecto al lugar y momento de
desencadenar la acción principal. Si estas maniobras iniciales
no tienen éxito se debe desechar la solución inicial sustituyéndola por otra que resulte más eficaz.
- GUIBERT
Este joven noble francés,
supo reunir las corrientes
innovadoras imperantes,
desde el punto de vista militar, en una teoría
propia que desarrolló en
su obra "Ensayo General
de Táctica" y que lo convirtió, siendo aún muy
joven, en una celebridad.
Ferviente admirador
de Federico de Prusia, estaba convencido como éste, de que
los soldados ciudadanos son en realidad los mejores, pero,
como en aquella época, la mayoría de los soldados no eran
ciudadanos sino mercenarios extranjeros, no había otra solución que disciplinarlos y adiestrarlos con rigidez.
Otro tema, también tratado en su obra, es el de la necesidad
de una guerra de movimiento. En su opinión los ejércitos
de su tiempo eran excesivamente grandes, se le daba dema-
Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego. Gandhi
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No sé que armas se utilizarán en la 3º guerra mundial, solo se que en la 4º se volverá a los palos y las piedras. Albert Einstein
“Estrategia de la Aproximación Indirecta”
Basil H. Liddell Hart (18951970)
siada importancia a la Artillería, y eran muy numerosas las
fortificaciones y depósitos. Para él, un buen General se sentiría abrumado por un fuerza operativa de más de 70.000
hombres; la Artillería solamente debía ser considerada como
auxiliar, no como un Arma en toda la extensión de la palabra
y los ejércitos deberían vivir conforme con las exigencias de
los países que ocupaban, es decir, las tropas deben ser frugales, tener pocas necesidades, llevar trenes de bagajes cortos, y
soportar las penurias y privaciones sin quejas.
El arte de la fortificación, según Guibert, había sido sobrestimado grandemente desde los días de Vauban. Con la abolición de los grandes depósitos, cuya defensa constituía una
de las funciones de las fortalezas, estas pasarían a ser menos
necesarias. Para acelerar el movimiento, Guibert contaba con
la reciente creación de la División a cargo del Mariscal Broglie y del Duque de Choiseul.
Discrepaba de Federico II de Prusia en el sentido de liberar
el orden de marcha de su dependencia del orden de batalla.
Para él, cada División constituye una columna; de esta forma, el Ejército se desplaza más rápidamente y cubre un Teatro de Operaciones mayor. Para combatir se concentran las
columnas de acuerdo con la situación
táctica del momento; con olio se consigue una mayor flexibilidad en la maniobra, una mayor adaptación al terreno y
a las circunstancias y es más susceptible
de ser mandada una vez establecido el
contacto.
Guibert influyó poderosamente en el
pensamiento do Liddell Hart, hasta el
punto de que éste le consideraba "el
profeta de la movilidad".
- NAPOLEÓN
Liddell Hart, desplaza hacia los teóricos del siglo XVIII, fundamentalmente
Bourcet y Guibert gran parte del mérito
que se venía atribuyendo a Napoleón.
En efecto, en opinión del tratadista,
del primero aprendió el principio de la
dispersión intencionada para inducir
al enemigo a dispersar a su vez su concentración y proceder entonces a la reunión de las fuerzas
propias. De Guibert adquirió la idea del valor supremo de la
movilidad y de la fluidez de las fuerzas, así como la potencia inherente a la organización de un Ejército en Divisiones
autónomas.
En su criterio, en un principio, tuvo el mérito de llevar magistralmente a la práctica estas ideas, sin cuyo concurso no
hubiesen pasado de puras teorías. Sin embargo, a partir de
1806, aunque siguió explotando la movilidad, puso el fundamento de sus victorias en la masa, a costa de una adecuada
economía de fuerzas.
Reconoce en Napoleón, a un hombre de guerra dinámico
pero incapaz de desarrollar una clara filosofía de la guerra por
sus innegables deficiencias como pensador. Por eso le critica
el no saber ampliar las reformas que heredó y no introducir
nuevos armamentos y equipos que compensase la disminución incesante de material humano.
- JOMINI
Liddell Hart, comparte la teoría del tratadista suizo, cuando
señala que las operaciones deben estar en proporción al fin
33
propuesto, o bien, cuando afirma que: hay que saber poner
un límite a sus propios éxitos, y establecer una armonía entre
las propias empresas y la condición respectiva de las naciones
y ejércitos vecinos".
Vimos al analizar este tratadista, que para Jomini el principio fundamental de la guerra consistía en:
"Llevar por medio de combinaciones estratégicas la masa de
fuerzas de un Ejercito sucesivamente a los puntos decisivos
del Teatro de la guerra y en la medida de lo posible, sobre las
comunicaciones del enemigo; en maniobrar de tal modo que
se empeñe esta masa únicamente frente a fracciones del Ejército enemigo y en dirigir, con maniobras tácticas^ la masa
de las propias fuerzas sobre el punto decisivo del campo de
batalla".
A este respecto opina que si bien esta definición contiene
una profunda verdad, adolece a su juicio de los siguientes
defectos:
a)
Pone el énfasis sobre la masa en vez de sobre la sorpresa.
b)
Empleando el adverbio "sucesivamente", se pierde
de vista la idea vital de la concentración
fluida sustituyéndola por una masa concentrada que se enfrenta a un enemigo
concentrado.
c) Destaca que un punto se considera decisivo cuando por sus características, permite obtener allí una decisión y
esto sólo es posible cuando es un punto
débil en relación con las fuerzas que se
oponen a él. Para HART, el verdadero
arte de la guerra consiste en crear aquella debilidad y para ello la distracción de
una forma o de otra, es el instrumento
más efectivo y la movilidad su principal
resorte.
El principal error de Jomini, a juicio
de Hart, es que dirige una mirada hacia
un sólo objetivo, cuando en opinión de
esto, ninguna teoría de la guerra puede
ser adecuada si no reconoce el argumento de Bourcet de quo cada plan debe
tener distintas ramificaciones (varios
objetivos).
Jomini para Liddell Hart, puede ser resumido como el abogado de la seguridad ante todo". Su enseñanza mostraba a
los soldados lo que debían evitar pero no enseñaba como
tener éxito. Era un monumento de solidez y sigue siendo un
monumento al elemento que faltaba: el de la sorpresa
Todo lo que la maldad necesita para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada. Edmund Burke
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vida: esos son los imprescindibles. - Bertolt Brecht
- CLAUSEWITZ
Liddell Hart le define como "el profeta, no de Napoleón,
sino de sí mismo; el Mahdi de las masas y de la mutua matanza”, porque, en su opinión, él fue el origen de la doctrina
de la guerra total, de la teoría acerca de la lucha hasta el fin,
que empezando con el argumento de que "la guerra es sólo
la continuación de la política por otros medios", terminó
haciendo de la política la esclava de la estrategia. Le crítica
los siguientes aspectos:
a) su definición de estrategia. Clausewitz definía la estrategia
como "el arte de emplear los combates como medio para lograr los objetivos de la Guerra", Para el tratadista prusiano, la
estrategia establece el plan de guerra, determina las distintas
Resolver las dificultades consiste en pensar en ellas antes que se presenten. Sun Wu Tzu
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2016
Marchad separados, Atacad juntos. Helmuth von Moltke
campañas que la componen y regula las batallas que han de
librarse en cada una. Esta teoría en opinión de HART, adolece de los siguientes defectos:
•
La estrategia se inmiscuye en la esfera de la política
toda vez que el plan de guerra debe ser necesariamente responsabilidad del gobierno y no de los conductores do las
operaciones.
•
Trajo consigo grandes problemas, toda vez que, al no
coincidir normalmente en una misma persona el mando militar y el político (casos de Federico de Prusia y Napoleón),
por una parto alentó a los militaros a emitir la absurda pretensión de que la política debía subordinarse a la dirección
de las operaciones y por otra, particularmente en los países
democráticos, los políticos tendieron a rebasar el límite mal
definido, entre política y estrategia y a interferir cerca del
mando militar en el empleo que éste hacía de sus medios.
b) El objetivo perseguido. Para Clausewitz no era otro que
la destrucción de las fuerzas enemigas. Los discípulos interpretaron mal las doctrinas del maestro, confundieron el fin
con los medios, y llegaron a la conclusión de que en la guerra
todas las consideraciones deberían subordinarse al objetivo
principal de librar la batalla decisiva.
Para Liddell Hart, la estrategia no tiene necesariamente el
simple objetivo de procurar la destrucción del poder militar
del enemigo.
c) Su constante contradicción. Piensa Liddell Hart que es
extraño que, Clausewitz no se apercibiese de que estaba en
contradicción consigo mismo.
Por una parte, afirma Clausewitz que, "Sí la guerra es una
continuación de la política debe ser necesariamente conducida buscando siempre un beneficio para la posguerra" ya que
un estado que gasta su fuerza hasta el límite del agotamiento
provoca la bancarrota de su propia política.
Por otra parte, afirma Hart, fue asimismo Clausewitz quién
desarrolló la idea de que la destrucción de las fuerzas armadas
del enemigo es el único objetivo de la estrategia. En varios
capítulos de su obra "DE LA GUERRA", aparecen frases
significativas como esta: "Hay un solo medio para terminar
la guerra y es luchar”, poro sin embargo, la rotundidad de
su afirmación de que oí objetivo del combate no es otro que
"la destrucción o derrota del adversario" se ve dulcificada al
exponer que la destrucción no implica su eliminación física
sino la "disminución de sus fuerzas proporcionalmente mayores que las propias”.
d) No admitir un principio de moderación en la guerra.
Ante la afirmación de Clausewitz de que introducir en la
filosofía de la guerra un principio de moderación sería absurdo y que la guerra es un acto de violencia llevado a sus límites
extremos, Liddell Hart le replica diciendo que este principio
es adecuado únicamente para una multitud enloquecida por
el odio; es la negación del estadista y de la estrategia inteligente que trata do servir los fines do la política.
e) La nefasta influencia de su doctrina. Bajo la gran influencia de Clausewitz, en opinión de Liddell Hart, los Jefes militares europeos descuidaron el desarrollo de la superioridad
latente que ofrecía la creciente invención mecánica. "Sólo
con repugnancia, dice, aceptarían las nuevas armas que les
inspiró el progreso civil, causando una inmensa demora
entre la aparición de las invenciones y su adopción por los
ejércitos. Ese retraso provocó la innecesaria masacre de millones".
Con todo concluye Liddell Hart, "si la responsabilidad ma-
yor recae sobre Clausewitz, quienes aceptaron sus teorías sin
examen, en una época en que las nuevas armas se multiplicaban, son más dignos de censura".
Sin embargo, está de acuerdo con la importancia que Clausewitz da al factor moral cuando afirma que el espíritu humano es infinitamente más importante que las líneas o los
ángulos, y con el apreciar, mucho mejor que JOMINI, la importancia de lo sorpresa y el efecto moral de lo inesperado.
- MOLTKE
Moltke, definió la estrategia como "la adaptación
práctica de los medios
puestos a disposición del
general pura lograr el objetivo propuesto".
Liddell Hart ve mucho
mejor esta definición
puesto que de ella so
desprende que:
a)
Queda definida la responsabilidad
del Mando Militar
ante e1 gobierno que
le emplea; responsabilidad
que estriba en la obligación de usar de la manera más conveniente a los intereses de la alta política de la
guerra, las fuerzas que se le han confiado dentro de un Teatro de Operaciones que se 1e ha asignado. Si el mando militar considera insuficientes estos medios para el fin propuesto,
puede hacerlo observar y si no se admite su opinión puede
dejar el mando, pero nunca entra dentro de sus atribuciones
el dictar al gobierno la proporción de fuerzas que se han de
poner a su disposición.
b)
El Gobierno que formula la política de guerra, tiene
derecho a intervenir en la estrategia de una campaña:
•
Sustituyendo el Mando.
•
Modificando los objetivos de acuerdo con las necesidades de la política de la guerra.
•
Indicando al Marido Militar, la naturaleza de 1a
misión encomendada.
•
Pero nunca debe intervenir en el manejo que hace el
general de los medios puestos a su disposición.
-FOCH
Perteneciente a la escuela francesa Ferdinand Foch vive a caballo entre los siglos XIX y XX, ocupando altos cargos en la
milicia de su país. Su doctrina militar naco de la Clausewitz
y de la experiencia de la guerra franco-prusiana, siendo sus
principales características las siguientes:
•
Preconiza que la ofensiva es la única forma de combate resolutiva.
•
Supremacía de los factores morales; en su opinión la
voluntad de vencer es la primera condición para la victoria.
•
Gran importancia de la potencia de fuego como
principal elemento para preparar y apoyar el ataque. En consecuencia preponderancia de la Artillería.
•
Rechaza la idea imperante de que, la guerra sólo puede ser enseñada en el campo de batalla cuando afirma "En la
guerra se hace lo que se puede para aplicar lo que se sabe"
•
Aunque admite la existencia de Principios de la
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No sé que armas se utilizarán en la 3º guerra mundial, solo se que en la 4º se volverá a los palos y las piedras. Albert Einstein
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Guerra de carácter permanentes en su opinión estos son elementos válidos en tanto en cuanto se pueden aplicar a un hecho concreto, de ahí la importancia que da al sentido común
en el izando.
En su criterio estos principios son:
1.
Economía de fuerzas.
2.
Libertad de Acción.
3.
Seguridad en su doble aspecto:
a.
Material para poder eludir los efectos de la acción
del enemigo cuando no se desea o no se puede devolver el
golpe.
b.
Táctica para poder seguir cumpliendo una orden
pese a las circunstancias adversas.
No le duelen prendas a Liddell Hart, a la hora de enjuiciar a
Foch, como podemos ver en el siguiente párrafo:
Después de la guerra franco-prusiana, explica Liddell Hart
al mundo militar guiado por apariencias superficiales quedó
rendido ante el ejército victorioso y sus métodos, y vio como
Clausewitz fue considerado como un verdadero profeta y
como al final ninguna nación lo aceptó más ciegamente que
los franceses.
En este ambiente Foch fue nombrado profesor de la Escuela
de Estado Mayor francesa en 1895. Advirtiendo la insuficiencia de sus propios conocimientos, decidió leer a Clausewitz y comenta duramente Hart: "Sólo un espíritu ya desarrollado por años de estudios y reflexión puede disolver
a Clausewitz en partículas digeribles. El poder de crítica y
un amplio conocimiento de la historia son necesarios para
producir los jugos que contrarresten la fermentación clausewitziana. Ambas cosas faltaban a Foch". Con su superficial
interpretación Foch se convirtió en el amplificador de las notas más extremas de Clausewitz, sin discriminación.
Igualmente, dé la misma manera que su maestro, subestimó los factores materiales y fue una paradoja como pudo
convertirse en abogado de la ofensiva, pues sus enseñanzas
morales fueron más aptas para la defensiva, fortaleciendo los
poderes de resistencia y sufrimiento.
La influencia de Foch se volvió preponderante cuando fue
nombrado Director de la EEM. "Adoctrinados por la teoría
de las masas escribe Liddell Hart, los discípulos de Foch lle-
35
garon a creer que sólo tenían que atacar con ardor suficiente
para estar seguros de su victoria".
Discípulo preferido de Foch, el Coronel Grandmaison, proclamó la nueva doctrina de la ofensiva a ultranza, aunque
solo pudiera alcanzarse al precio de un sangriento sacrificio.
Una vez reformada la doctrina oficial, el próximo paso dado
por Grandmaison fue estar presto para el sacrificio humano.
A este fin, retornó más atrás de Napoleón, al modelo prusiano de Federico y aspiró a una disciplina de los músculos y
no del espíritu, sacrificando la iniciativa con el fin de desarrollar, por incesante repetición en el soldado, los reflejos de
la obediencia.
Cuando en 1914 escribo Liddell Hart, las balas probaron
que podían sobreponerse a la voluntad de vencer del más
resuelto de los jefes franceses, éstos comprendieron la lección
de que la voluntad es impotente sin una ventaja preparatoria
moral y material. Las concentraciones de masas eran inútiles
ante el progreso mecánico que1 hacía de un hombre sentado detrás de una ametralladora superior a 100 ó 1000 de
los que avanzaban con bayoneta. Y continúa Hart: "Al final
cuanto mayor era el número de filas atacantes, mayor era el
número de muertos. Este fue oí precio pagado por la locura
de Imitar a Folard en el siglo XX tratando de revivir la teoría
de la Falange".
Concluye Liddell Hart este estudio sobre las teorías de las
doctrinas de guerra remachando la idea de que la filosofía
de Clausewitz y su influencia en el pensamiento europeo,
ayudó a provocar la I GM. Su dicho de que "la guerra es la
continuación de la política por otros medios" se volvió un
estribillo que impulsó a proseguir una política belicosa.
Y así, escribe Hart: "En los diferentes países, los estadistas,
con su ignorancia de la guerra, cedieron ante las razones militares, que por, paradoja, no tenían su base en la razón...
La fórmula de la guerra hasta el final fue incesantemente}
recitada por sus consejeros militares y a cada repetición del
sagrado nombre de Clausewitz los estadistas inclinaban la cabeza... Jamás sin duda una teoría ejerció tan fatal hechizo".
NECESIDAD DE UN NUEVO
SISTEMA TÁCTICO
Liddell Hart, convencido de que los manuales de instrucción del Ejército, anteriores estaban
superados y que los folletos de instrucción del Ministerio de la Guerra, editados durante la 1ra GM, enfocaban el
problema desde el punto de vista de la
lucha de trincheras se puso con voluntad firme a idear un nuevo sistema táctico aprovechando las condiciones de
mayor movilidad ofrecidas por el carro
y el avión. El éxito de este sistema, basado fundamentalmente en la ofensiva,
dependía de tres acciones básicas: fijar,
maniobrar y explotar.
En la primera se paralizaría la libertad de acción del contrario, Por la
maniobra se dislocaría el dispositivo
enemigo al amenazarle en diferentes
direcciones simultáneamente. La explotación es la etapa vital, y de ahí
la necesidad de la mecanización que
facilitaría el movimiento campo a
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través liberando de la esclavitud de las carreteras.
SUPERIORIDAD NECESARIA
Critica al criterio oficial vigente, según el cual el atacante
necesita una superioridad de tres a uno para tener éxito,
toda vez que en su opinión este cálculo debe efectuarse en
términos de "unidades de fuerza" siendo éstas el resultado
dé la potencia de fuego multiplicada por la movilidad de la
artillería, carros y aviación empleada y no por el número de
hombres. Aunque la cantidad siga contando, es más aportante la calidad,
Para Liddell Hart, los métodos de ataque usados hasta
esos momentos, habían fracasado por falta de continuidad
en el esfuerzo y de rapidez para anticiparse a la reacción del
defensor. La solución sería su teoría, sobre el ataque conocida con el nombre de "torrente de expansión"
Consiste dicha teoría en que cada escalón de mando desde sección hacia arriba debe mover sus reservas en pos de
cualquier unidad subordinada, que marche en vanguardia
impulsando de este modo su progresión. Con esto la explotación se convierte en un proceso semiautomático y en una
progresión por la línea de menor resistencia,
MÉTODO DE DEFENSA
Sin embargo, ante la posibilidad de una nueva guerras y a la
vista de que ni británicos ni franceses habían desarrollado la
cantidad de fuerzas mecanizadas ni la potencia aérea de apoyo necesaria para un ataque con éxito a las fuerzas alemanas
y considerando que la defensa estática ya no bastaba contra
las acciones de las fuerzas acorazadas, pensó en una acción
defensiva, preferentemente móvil, basada fundamentalmente en los medios mecanizados,
Los conceptos de fijar y maniobrar, serían tan aplicables a la
defensa como lo eran para el ataque y con el procedimiento
de embudo que se estrecha, mejoro el sistema de defensa en
profundidad. Según, este método, se conseguía atrapar al
atacante por una disposición con sagacidad por parte de la
defensa, combinando la sorpresa táctica con fuegos y contraataques de flanco,
PARALELISMO ENTRE FULLER Y LIDDELL HART
Incompleto quedarla el análisis que estamos realizando sobre el pensamiento de Liddell Hart, si no hiciésemos referencia a otro de los grandes pensadores británicos del siglo
XX, contemporáneo de Liddell Hart, el Mayor General J.
F.C. Fuller. Razones de tipo didáctico, en especial la mayor
trascendencia de su pensamiento, aconsejaron la elección de
Liddell Hart para el estudio del pensamiento estratégico en
las democracias occidentales tras la Primera Guerra Mundial,
sin que ello signifique una devaluación de las ideas de Fuller,
siendo ambos los tratadistas más importantes, en dicho ámbito y sin duda alguna, de este siglo.
Existe un evidente paralelismo entre el pensamiento de Fuller y Liddell Hart en las líneas maestras, si bien, también
son significativas las diferencias,, Y este paralelismo es el que
vamos a. usar para, por comparación con el de Liddell Hart,
mostrar de forma, más breve algunos rasgos del pensamiento
de Fuller,
Fuller, un militar práctico, como lo demostró con su experiencia en la Primera Guerra Mundial, fue ente todo un
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No sé que armas se utilizarán en la 3º guerra mundial, solo se que en la 4º se volverá a los palos y las piedras. Albert Einstein
MÉTODO DE ATAQUE
visionario romántico, aunque Liddell Hart tal vez lo superaba en eso particular. Por su parte, Liddell Hart no fue un
militar profesional, quedando reducida su experiencia a un
corto periodo en el frente hasta ser herido y abandonar el
Ejército. Fue ante todo un periodista que, debido más a su
personalidad e intelecto que a su limitada experiencia militar, se convirtió en una autoridad en la materia, ejerciendo
una gran influencia tanto dentro como fuera del Ejército.
Antes de 1914, Gran Bretaña no contó con ningún teórico
de primera categoría, sin embargo después de 1918, la traumática experiencia, de la Primera Guerra Mundial produjo
estos dos teóricos militares: Fuller y Liddell Hart. Ambos
representan la reacción ante el desastre que supuso la Gran
Guerra reflejando el parecer, globalmente compartido, de los
oficiales más jóvenes, de que era preciso rectificar todo lo
que había salido mal y hacerlo antes de que los sorprendiera
la próxima guerra.
La amistad entre ambos se inició en 1920, cuando Liddell
Hart comenzó a enviarle a Fuller copias de sus primeros
escrito. Considerando que Fuller ya tenía el grado de Coronel y que habla rehusado un ascenso a Brigadier General, la
sinceridad con que trataba al joven Capitán, dice mucho a su
favor. Sin dejar de animarlo, Fuller le hizo una recomendación a Liddell Hart que habría de señalar el camino que ambos iban a seguir durante los 40 años siguientes: la necesidad
de abandonar el plano táctico que tanto había preocupado a
los anteriores escritores militares británicos.
Fuller y Liddell Hart fueron los primeros en introducir
la técnica de estudiar la guerra por si sola, como un fenómeno social. Su correspondencia es con toda probabilidad,
el mayor intercambio de ideas llevado a cabo en la historia bélica., (¡Qué no se podría dar por una correspondencia
similar entra Jomini y Clausewítz!); Se intercambiaban los
manuscritos de sus libros, de forma que cada uno leyese los
del otro e hiciera sus comentarios oí respecto.
Ambos creían firmemente que la Primera Guerra Mundial
había sido un suceso catastrófico en la historia mundial y que
se había conducido ineptamente. Insistían en que ya existían
Las herramientas que podrían transformar la naturaleza de
la guerra y evitar otra repetición de lo sucedido de 1914-18;
bastaba con que los militares mostrasen la sagacidad necesaria para emplearlas, Los dos compartían la opinión de que la
estrategia podía restablecerse como un arte con solo aprovechar las armas desarrolladas por los avances mecánicos,
eléctricos y químicos de la Revolución Industrial.
Una vez logrado lo anterior, la guerra podría utilizarse para
alcanzar objetivos racionales bien definidos, y sería posible restringir la tendencia hacia la destrucción desenfrenada.
Un aumento de la potencia de las armas reduciría la necesidad de contar con ejércitos grandes y acrecentaría el profesionalismo, esforzándose en aplicar los frutos de la razón
para reducir las atrocidades de la guerra moderna.
Debido a que ambos eran de carácter fuerte y agresivo, la
naturaleza de sus relaciones pronto cambió drásticamente.
En 1927 Liddell Hart había ya superado a Fuller en prestigio
e influencia política. Este cambio en sus relacionas produjo
tensiones que dieron paso a disputas, principalmente por sus
discrepancias políticas, dada la posición próxima al Fascismo,
que mantuvo Fuller durante los años 30’ hasta el comienzo
de la 2da Guerra Mundial. De 1937 a 1942 quedo totalmente rota la amistad que había existido entre los dos la cual
no fue restablecida hasta que volvieron a coincidir sus ideas
fundamentales partiendo del desprecio que ambos sintieron
por la estrategia aliada en la Segunda Guerra Mundial.
La relación entre estrategia, táctica, y tecnología es un elemento de gran importancia en los escritos de Fuller y Liddell
Hart. Ambos trataron de predecir el futuro, argumentando
que la estrategia y la táctica de los ejércitos futuros deberían
basarse en la potencia de las armas. En la guerra moderna lo
que realmente es de valor, insistían ellos no es la cantidad
de hombres, sino la cantidad y la eficacia de sus armas, sean
éstas mecanizadas, químicas o aéreas.
Fuller y Liddell Hart no fueron socios, sino colaboradores
que se dedicaron a realizar sus ideales de la forma que cada
uno consideraba, la más adecuada. Ambos fueron soldados
de infantería, y la idea de movilidad fue fundamental en su
concepción teórica sobre las guerras futuras. Estas requerirían infantes ligeramente equipados, más flexibles, móviles
y, sobre todo, pensadores que pudieran reaccionar y rápidamente explotar situaciones cambiantes, Los infantes del
futuro tendrían que ser muy distintos da las masas de infantería, pesadas, recargadas y por lo general inmóviles - tanto
en su forma de pensar como en reaccionar- que combatieron
en la Gran Guerra.
En la búsqueda de esa movilidad, la contribución más
lioportan.te.de ambos fue en el campo de la mecanización.
Fuller en la evolución de la táctica original de carros., desempeño un papel crucial, fue^ él quien concibió el plan para
lanzar el ataque de carros contra Cambrai en 1917, el primer
gran ataque en masa de una unidad de carros de la historia.
Es más, la composición y calidad de su "Plan 1919" un plan
para lanzar un ataque de carros decisivo y con ello ganar la
guerra en ese año- hace del mismo un documento del cual
cualquier soldado se habría sentido orgulloso si hubiese podido firmarlo con su nombre, marcando, de alguna manera,
el apogeo de la carrera militar de Fuller,
Antes del advenimiento de las fuerzas mecanizadas, el envolvimiento era difícil de lograr debido a que el gran número
de tropas participantes dificultaba al mando y control y el
abastecimiento, especialmente en los estrechos espacios de
Europa Occidental, Los grandes envolvimientos, realizados
a pie, tenían una fatal consecuencia: cuando las tropas llegaban al campo de batalla la mayor parte de las veces estaban exhaustas. La mecanización era la solución, porque los
vehículos blindados permitían que las tropas combatieran y
avanzaran a través del campo cíe batalla. Las anteriores mejores introducidas en los medios de transporte militar, corno
fueron los ferrocarriles, sólo había acrecentado la movilidad
estratégica, pero no la táctica. En éste nivel hasta la aparición
de la mecanización, las tropas seguían teniendo tenían que
moverse a pie en el campo cíe batalla,
También para Liddell Hart la utilización del elemento mecanizado, junto con el avión, es la base de la eficacia de los
métodos de combate y del perfeccionamiento de un Ejército.
Ya de corresponsal militar del "Dally-Telegraph11, se dispuso, juntamente con su amigo Fuller como hemos dicho, a
librar la batalla por de la guerra mecanizada,
No obstante la coincidencia de ambos pensadores en los
principales aspectos, sostenían algunas diferencias de detalle
en el campo táctico. Así Fuller pensaba que solamente con el
carro de combate sería posible dominar el campo de batalla
y la infantería sólo se utilizaría para conserva.!: el terreno
conquistado por los carros; era partidario da un ejército en
el que solamente hubiese carros, no creía en los ataques nocturnos, en la bondad del envolvimiento vertical con paracaidistas, ni en el transporte de tropas por avión y sobre todo
37
abogaba, en cuanto a la aplicación de la fuerza blindada, por
la "penetración táctica profunda" hacia la retaguardia del
ejército enemigo, mejor que contra sus comunicaciones lejos
de dicha retaguardia»
Liddell Hart, sin embargo, opinaba que era necesaria una
Infantería móvil para cooperar con el carro de combate,
como "infantería móvil acorazada" y por tanto era partidario de un ejército móvil en el que todas las armas que
apoyasen a loa carros irían sobre vehículos blindados para
acompañarlos. También daba gran importancia a los ataques
nocturnos, a. los transportes de tropas por avión y a la actuación de paracaidistas. Propugnaba el empleo de la fuerza
blindada en una "penetración estratégica profunda" hacia las
comunicaciones, lejos de la retaguardia, en un avance tan
rápido y amplío corno fuera posible.
Por todo estos proponía la creación de una unidad completamente mecanizada, sobre la baso de una agrupación de
carros y otra de Infantería Mecanizada, actuando en cooperación, en la proporción de dos batallones de carros por tres
de infantería mecanizada, Incluiría artillería autopropulsada
coordinada en su actuación con la acción de la aviación; con
ello se dominaría la próxima guerra, (que sería la 2da Guerra
Mundial).
Sin, embargo, en Gran Bretaña estas teorías de Hart chocaron una y otra vez con las ideas de los mandos militares que
criticaban con todas sus fuerzas el ataque en profundidad
contra la retaguardia enemiga, por considerar que una acción
tan lejana no serviría, de nada y que los carros estarían mejor
empleados, en apoyar a la infantería para atravesar alambradas y ametralladoras. Semejante trato tuvieron las teorías de
Fuller pese a ser mucho más limitadas que las de Hart en su
ámbito de aplicación táctico-estratégico, llevándole a dimitir
del mando que ostentaba por el rechazo de sus superiores a
ideas de empleo,
No ocurrió así en Alemania, donde fue tal el entusiasmo e
impaciencia de Guderian por las nuevas ideas, que no esperó
a que el Ministerio de la Guerra de Berlín distribuyese las
traducciones oficiales, sino que, con su propio dinero, pagaba a un profesor local para que le tradujese los artículos tan
pronto como se publicaban.
Resolver las dificultades consiste en pensar en ellas antes que se presenten. Sun Wu Tzu
Colegio Militar de la Nación
Todo lo que la maldad necesita para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada. Edmund Burke
Uso Exclusivo Docente Colegio Militar de la Nación - © Mg Jorge Ariel Vigo
Hay hombres que luchan un dia y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la
vida: esos son los imprescindibles. - Bertolt Brecht
2016
38
Marchad separados, Atacad juntos. Helmuth von Moltke
Primero: Ajustar el objetivo a los medios
disponibles. La determinación del objetivo
deberá ir precedida de un cálculo y consideración sumamente detallados. Es una locura
tratar de conse-guir más de lo que en efecto se puede absorber; y la sabiduría militar comienza con el
sentido de lo que es posible realizar. Por lo tanto, es preciso
aprender a hacer frente a los hechos sin perder por ello la fe;
fe que será sumamente necesaria -la fe que puede conseguir
lo que parece ser im-posible- cuando comience la acción. La
confianza es como la carga de una batería: es preciso evitar
que se agote en un esfuerzo vano y recordar que servirá de
muy poco la propia confianza personal si las celdas de vuestra
batería, es decir, las tropas de las cuales se depende, se hallan
agotadas.
Segundo: Mantener vuestro objetivo constantemente en la
mente, cuando adaptéis vuestro plan a las circunstancias. Es
preciso darse cuenta de que hay muchas maneras de lograr
un obje-tivo, pero tomad en consideración que cada objetivo debe estar relacionado con la meta defini-tiva. Al considerar posibles objetivos, calculad su probabilidad de logro
con relación a la conse-cución de la meta final, pues es malo
perderse por una desviación, pero es mucho peor llegar a un
callejón sin salida.
Tercero: Escoger la línea de acción más inesperada. Tratad
de poneros en el lugar del enemigo y pensad cual es el curso
que menos probabilidades tiene de prever o anticipar.
Cuarto: Aprovechar la línea de menor resistencia, siempre
y cuando ella os conduzca a cual-quier objetivo que pueda contribuir al logro del objeto definitivo. (En táctica esta
máxima es aplicable al empleo de vuestras reservas; y en estrategia, a la explotación de cualquier éxito táctico).
Quinto: Tomar una dirección operativa que ofrezca objetivos alternativos. De esta forma colo-caréis a vuestro enemigo
en un dilema, con lo cual se aumentan las probabilidades de
ganar por lo me nos un objetivo –el que menos defiende- y
puede permitirnos ganar el uno después del otro.
Los objetivos alternativos os proporcionarán la oportunidad
de ganar uno de ellos mientras que teniendo un solo objetivo
y, a menos de que el enemigo sea muy inferior, significa la
certeza de no lograrlo una vez que el enemigo esté seguro
acerca del objeto que perseguía. Con frecuencia se comete el
error de confundir una única dirección operatíva, lo que por
lo general es juicioso, con un objetivo único, que habitualmente es ineficaz (si esta máxima es principalmente aplicable
a la estrategia, debiera también ser aplicada a la táctica en la
medida de lo posible y forma, en efecto, la base de la táctica
de infiltración).
Sexto: Asegurar que tanto el plan como las disposiciones
sean flexibles, es decir, adaptables a las circunstancias. Vuestro plan deberá prever y proporcionar las medidas a tomar
en caso de éxito o de fracaso, o de éxito parcial, que es lo que
con más frecuencia ocurre en guerra. Vues-tros dispositivos
deberán permitir la adaptación o la explotación de la situación en el más corto tiempo posible.
AXIOMAS NEGATIVOS
Séptimo: No se deben lanzar todas las fuerzas en un solo golpe mientras el enemigo está
en guardia o en condiciones de eludir o resistir dicho golpe. La experiencia de la historia demues-tra
que, con excepción, de un ataque contra un enemigo muy
inferior, no es, posible asestar un golpe efectivo antes de haber paralizado la capacidad de resistencia o de evasión del
oponente. Por lo tanto ningún conductor de tropas deberá
lanzar un ataque a fondo contra un enemigo que ocupe una
posición defensiva hasta comprobar que se ha producido tal
paralización, la cual se logra por medio de la desorganización
y desmoralización del enemigo.
Octavo: No debe repetirse un ataque en la misma forma o
en la misma dirección si ha fraca-sado con anterioridad. Un
mero refuerzo no constituye cambio suficiente, puesto que
es proba-ble que el enemigo haya también consolidado sus
posiciones en el intervalo. Es aún más proba-ble que el éxito
que consiguió al rechazar vuestro ataque lo haya vigorizado
moralmente.
Todas estas máximas descansan en una verdad innegable y es
que para obtener el éxito, es pre-ciso resolver dos problemas
principales: el de la dislocación y el de la explotación. El uno
prece-de y el otro sigue al ataque propiamente dicho. Es imposible asestar un golpe efectivo al enemi-go sin haber creado antes la oportunidad; también es imposible lograr que el
efecto sea decisivo si no se aprovecha la segunda oportunidad
que surge antes de que él pueda recuperarse.
CONSIDERACIONES
La importancia de estos dos problemas nunca ha sido debidamente reconocida, hecho éste que explica en gran parte la
falta de decisión en la guerra. La instrucción de los ejércitos
está principalmente dedicada a perfeccionar su eficiencia en
la detallada ejecución del ataque. Esta concentración de esfuerzos en procedimientos tácticos tiende a oscurecer el factor psicológico. Crea un culto a la fuerza, en vez del culto a la
sorpresa. Crea conductores que sienten tan gran-de preocupación por no cometer ningún error y obrar de acuerdo con
los reglamentos, que se olvidan de la necesidad de obligar
al enemigo a cometer errores. El resultado es que sus planes
fracasan. En la guerra la balanza varía si se obliga al enemigo
a cometer fallas.
De vez en cuando un conductor deja de hacer lo prescripto
y halla en lo inesperado la clave de una decisión, a menos que
la fortuna le sea desfavorable. La suerte nunca puede estar
divor-ciada de la guerra, puesto que la guerra es parte de la
vida. De ahí viene que lo inesperado no puede garantizar el
éxito, pero sí garantiza la mejor oportunidad de obtener tal
éxito.
Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego. Gandhi
[email protected] - Facebook: Teoría Pensamiento Militar
No sé que armas se utilizarán en la 3º guerra mundial, solo se que en la 4º se volverá a los palos y las piedras. Albert Einstein
AXIOMAS POSITIVOS
Hay hombres que luchan un dia y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la
vida: esos son los imprescindibles. - Bertolt Brecht
39
La Comprensión del
Combate
Trevor Dupuy
1. La acción ofensiva es esencial para el resultado positivo
del combate
2.
La fuerza defensiva es mayor que la fuerza ofensiva
3.
La actitud defensiva es necesaria cuando no es posible atacar con éxito
4. El ataque de flanco o por la retaguardia tiene más probabilidades de éxito que el ataque
frontal
5.
La iniciativa permite la aplicación de una potencia de combate predominante
6. Las posibilidades de éxito del defensor son directamente proporcionales a la solidez de su
fortificación
7.
tes
Un atacante, si está dispuesto a pagar el precio, puede siempre romper las defensas más fuer-
8.
La defensa requiere profundidad y reservas para tener éxito
9.
La superior potencia de combate vence siempre
10. La sorpresa aumenta sustancialmente la potencia de combate
11. El fuego mata, desorganiza, neutraliza y causa dispersión
Todo lo que la maldad necesita para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada. Edmund Burke
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El coronel 'I'revor Dupuy ha producido un listado de características operativas acerca del combate, aunque no deban tomarse como "las verdades eternas de la gue-rra" deben tomarse
en cuenta para planear, ejecutar o analizar una acción bélica.
12. Las acciones en combate son siempre más lentas, menos productivas y menos eficientes de
lo previsto
13. El combate es demasiado complejo para contenerse en un simple y único aforismo
Resolver las dificultades consiste en pensar en ellas antes que se presenten. Sun Wu Tzu
Colegio Militar de la Nación
2016
Marchad separados, Atacad juntos. Helmuth von Moltke
40
“La guerra es un arte y como tal no es susceptible de ser
explicada por una fórmula rìgida”.
General George S. Patton
Las personas, por lo general, no se sienten cómodas con la
incertidumbre; es por ello que existe una constante búsqueda
en la vida – incluyendo a los militares – por deducir diversos
principios o conjuntos de reglas y hacer que las cosas
sean más controlables y predecibles. Desde la antigüedad
que los militares se han visto enfrascados en una búsqueda
incesante de la certeza en la conducción de la guerra 1 . Han
batallado por saber con precisión todos los elementos claves
de la situación que atañen a la fuerza enemiga y sus intenciones, y las reacciones a sus propias acciones.
La Guerra como Ciencia
La idea de que la conducción de la guerra es una ciencia es
casi tan antigua como la guerra misma. En los tiempos antiguos, los teóricos militares comenzaron a investigar ciertos
principios y reglas que guiaban la conducción de la guerra.
Durante la época del Renacimiento, el arte, la música, la filosofía, el gobierno, la ciencia y la guerra sufrieron una transformación gradual, pero profunda 2 . En esa era, los europeos redescubrieron los tratados militares escritos por los
teóricos militares antiguos, en especial los de Jenofonte (430354 A.de C.), Julio Cesar (100-44 A. de C.) y Vegecio Renato (Siglo IV D. de C.) El legado clásico se convirtió en los
cimientos y fuente
intelectual de referencia histórica
para el pensamiento militar que perduró hasta fines
del siglo XVIII 3
.
La
revolución
científica de fines
de los siglos XVII
y XVIII fue el resultado de nuevas
ideas y avances en
la física, química,
astronomía, biología y medicina.
Debido a grandes
pensadores como
Newton
Sébastien Le Prestre de Vau- Isaac
(1643-1727),
el
ban (1633-1707)
discurso
científico
tomó
un rol preponderante en cuanto al reordenamiento de
la
sociedad dentro de la civilización occidental.
Se
dio una asociación más estrecha con la tecnología 4 . La
primera revolución tecno-científica en la guerra europea se
explicó en torno a una metáfora del mecanismo de relojería, la que se convirtió en símbolo de orden, regularidad
y capacidad predecible.
El concepto del reloj fue emulado por los militares europeos
según lo ejemplificó Federico el Grande (1712-1786) 5 .
Además, los bombardeos y las fortificaciones comenzaron a ser guiados, cada vez más, por principios geométricos
y por los grandes avances en balística. El profesional más
influyente en las técnicas de atacar y construir fortalezas
fue el Mariscal francés Sébastien Le Prestre de Vauban
(1633-1707). Utilizó sus conocimientos de geometría,
arquitectura y artillería para desarrollar la ciencia de las fortificaciones 6 . En sus 30 años de actividad profesional,
Vauban personalmente diseñó una cantidad de fortificaciones y levantó cerca
de 50 sitios – todos ellos en forma exitosa 7 .
El austriaco nacido en Italia, mariscal de campo Raimondo
Montecúccoli (1609-1680), fue uno de los profesionales y
teóricos más influyentes de fines del siglo XVII; uno de los
primeros en tratar de explicar la guerra “científicamente” 8 .
Montecúccoli observó que al igual que todas las ciencias, la
ciencia de la guerra apunta a transformar las experiencias en
reglas universales y fundamentales.
El mariscal francés Jacques-Francois de Chatenet, Marqués
de Puységur (1656-1743), fue un distinguido soldado que
emprendió un tratamiento sistemático de la guerra. Creía
que la experiencia no era la única aproximación para comprender la guerra. La intención de Puységur fue transformar
la guerra en un conjunto de reglas y principios, como ya se
había hecho para los sitios, asedios o bloqueos 9 . Al igual que
Montecúccoli, observó que la guerra era la más importante
de todas las ciencias y artes. Además sostenía que la guerra
durante su vida careció de un estudio teórico sistemático,
con la gente confiando sólo en la tradición y las experiencias personales. De acuerdo a su punto de vista, la guerra de
campaña necesitaba hacerse tan científica como la práctica
del sitio lo había sido para Vauban. Por ende, se debía poner
énfasis en el estudio de la geometría y geografía, así como de
sus aplicaciones al arte de la guerra 10 .
Los escritos del teórico militar y soldado francés, Jean-Charles de Folard (1669-1752) fueron textos precursores del
“pensamiento militar ilustrado”. Folard se fascinó con la
Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego. Gandhi
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No sé que armas se utilizarán en la 3º guerra mundial, solo se que en la 4º se volverá a los palos y las piedras. Albert Einstein
Ciencia versus el Arte
de la Guerra
por Milan Vego
Hay hombres que luchan un dia y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la
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La Era de la Ilustración, 17501800
La revolución científica
del siglo XVII y el comienzo de la ciencia de
Newton en particular,
condujo a difundir la
creencia entre los intelectuales europeos de
que la mente humana
es capaz de dominar
todas las realidades.
Otra influencia durante la Ilustración fue el
neoclasicismo francés,
que enseñó que cada
arte
está gobernado por
Maurice de Saxe (1696ciertos
principios y reglas
1750)
universales e inmutables
14 .
Los oficiales militares, en su mayoría de rangos nobiliarios,
se vieron influidos por las tendencias filosóficas, intelectuales
y culturales de fines del siglo XVIII. Ellos concluyeron que la
guerra, como otras ciencias, tenía que ser estudiada en forma
sistemática para que, luego, se pudiera crear una teoría clara
y universal de ella. De aquí que, la profesión militar debe
estudiarse teóricamente y no sólo utilizando las experiencias
de combate. Este nuevo énfasis en el estudio de la guerra dio
como resultado un importante aumento de publicaciones relacionadas con la teoría militar.
Las ideas que dominaron el pensamiento militar durante
la Ilustración fueron rudimentarias en lo que respecta de la
apreciación de los aspectos políticos de la guerra, en especial, en Prusia bajo el reinado de Federico el Grande (17121786); se inicia la toma de consciencia del rol que cumplen
los factores sicológicos en el combate; y la aplicación sin
precedentes de principios seudocientíficos para el estudio de
la guerra 15 . Los teóricos militares más importantes de la
Ilustración fueron el Conde Turpin de Crissé (1709-1799),
Paul Gideon Joly de Maizeroy (1719-1780), Federico el
Grande, Pierre-Joseph de Bourcet (1700-1780), Jacques Antoine Hippolyte, Comte de Guibert (1743-1790), Henry E.
Lloyd (1720-1783) y Dietrich Heinrich Freiherr von Bülow
(1757-1807).
A fines de la era de la Ilustración, la teoría militar estuvo
dominada por la conocida escuela geométrica o matemática.
Sus partidarios creían firmemente en que el verdadero arte
de la guerra no estaba en combatir sangrientas batallas, sino
en conducir maniobras diestras para vencer al enemigo mediante marchas y movimientos calculados 16 . Lo ideal no
era derrotar al enemigo mediante una lucha sangrienta,
sino superarlo diestramente.
La estrategia se basaba en fundamentos matemáticos abstractos. Se requería que el comandante fuera como un jugador de ajedrez capaz de dominar todas las combinaciones,
mientras que el ejército en el campo representaba las figuras
de un tablero. El rendimiento personal y creativo en el
campo de batalla no jugaba un gran rol. Las acciones de
los grandes capitanes se explicaban por su apego a las reglas
del arte de la guerra 17 .
El general y teórico galés, Henry E. Lloyd fue uno de los
más fuertes defensores del enfoque científico para estudiar la
guerra. Comparó al ejército con un aparato mecánico, el
cual, “como todas las otras máquinas”, se compone de varias partes. Su perfección depende primero de sus partes, y segundo, de la manera en la cual estas partes están
dispuestas. Escribió que la guerra es un brazo de los mecanismos newtonianos. Lloyd creía que el conocimiento exacto
del país, como también de la ciencia de posición, campos y
marchas eran disciplinas esenciales que debían ser dominadas por un general 18 .
A diferencia de otros representantes de la escuela
geométrica, Lloyd fue uno de los primeros pensadores
que destacó la necesidad de poner atención a la moral de
las tropas. Esto se puso de manifiesto en su discusión de las
pasiones humanas como factores motivadores que incluían el
temor, el honor, la vergüenza y el deseo de riquezas. Escribió
que el más poderoso de todos es el amor por la libertad y la
religión 19 .
El oficial prusiano, Freiherr von Bülow, uno de los
teóricos más influyentes de la Ilustración, escribió el libro
“Espíritu del Nuevo Sistema de la Guerra (1799)”. Este oficial Ciencia versus el Arte de la Guerra
reforzó el enfoque científico de Lloyd o la ciencia geométrica de la estrategia 20 . De acuerdo a su punto de vista, la
conducción moderna de la guerra estaba basada en líneas de
operación y el advenimiento de las armas de fuego 21 .
Bülow proporcionó una teoría matemáticamente precisa.
Creía firmemente en que sus teorías podían ofrecer la clave
para la victoria, permitiendo la precisión científica del resultado antes que los ejércitos se enfrentaran en batalla.
Sostenía haber descubierto los secretos matemáticos de la
estrategia y establecerlos como una ciencia. De acuerdo al
punto de vista de Bülow, “Desde ahora en adelante, no habrá
necesidad de crudas consideraciones y de ensayos peligrosos
de batallas para planificar y decidir el sino de una campaña.
Si el atacante dependía de una base de operaciones defectuosa, el defensor lo podía forzar a retroceder sin recurrir a
la batalla”. La batalla se hacía innecesaria por la perfección
científica de la estrategia: “la Guerra ya no será más un arte,
sino una ciencia. El arte en sí mismo será una ciencia, o se
perderá en ella” 22 . A diferencia de Lloyd y algunos otros
teóricos de la época de la Ilustración, quienes además de las
partes científicas de la guerra dejaron espacio para la creatividad de un genio, Bülow afirmaba que “el círculo de acción
de un genio militar será, al final, tan estrecho que un hombre
de talentos ya no estará dispuesto a dedicarse a este ingrato
Resolver las dificultades consiste en pensar en ellas antes que se presenten. Sun Wu Tzu
Colegio Militar de la Nación
Todo lo que la maldad necesita para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada. Edmund Burke
Grecia y Roma clásica. Examinó la guerra desde una perspectiva científica para descubrir los principios universales que
guiaban su conducción. También abordó las dimensiones
sicológicas en el combate. Sus escritos influyeron en muchos teóricos militares y profesionales de la era de la Ilustración, como Maurice de Saxe, Federico el Grande y Napoleón
Bonaparte I (1769-1821) 11 .
Saxe (1696-1750) fue uno de los generales más exitosos de
la era de la mosquetería. Escribió las famosas Meditaciones
sobre el Arte de la Guerra (1757). En el prefacio, planteaba
que la “guerra es una ciencia tan oscura e imperfecta que la
costumbre y el prejuicio confirmados por la ignorancia son
sus únicos fundamentos y apoyo; todas las otras ciencias se
basan sobre principios fijos. . . en tanto que ésta sigue estando desamparada” 12 . Para entender la guerra, Saxe sostenía
que sin el conocimiento de la esencia humana, uno depende
del favor de la fortuna, que a veces es inconsistente 13 .
41
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Marchad separados, Atacad juntos. Helmuth von Moltke
quehacer” 23 .
Los puntos de vista de los defensores de la escuela geométrica probaron ser falsos con la llegada de la guerra decisiva
según fue practicada por los revolucionarios franceses y Napoleón I. Sin embargo, los defensores de las ideas militares
de la era de la Ilustración no perdieron influencia. Sus ideas
fueron en gran medida adoptadas, aunque de forma modificada, por Antoine-Henri Jomini (1779-1869) y el Archiduque austriaco Carlos (1771-1847). De hecho, la gran mayoría de los teóricos militares del siglo XIX basaron sus ideas en
las teorías desarrolladas durante la Ilustración 24 .
El general francés nacido en Suiza, Jomini, evitó la tendencia a desarrollar sistemas geométricos de la guerra cada vez
más complejos, sin embargo, sus teorías las construyó sobre
fundamentos formulados en la Ilustración. Esto, a su vez, lo
llevó a tomar un enfoque fundamentalmente reduccionista y
predictivo 25 . Jomini escribió que “la guerra en su conjunto
no es una ciencia, sino un arte, y la estrategia en particular
puede regularse mediante leyes fijas que se asemejan a aquellas de la ciencia positiva, pero esto no es cierto si la guerra es
vista como un todo” 26 .
Además, sostenía que las tácticas son la única parte de la
guerra que puede estar sujeta a reglas fijas 27 .
Jomini buscó identificar principios universales centrales
para el arte de la guerra y trató de discernirlos mediante su
estudio de las campañas conducidas por Federico el Grande.
En su Ciencia versus el Arte de la Guerraobra original y de
gran influencia, titulada: Resumen del Arte de la Guerra (1838), Jomini escribió que existen algunos principios
fundamentales de la guerra que no pueden desviarse sin generar peligro, en tanto que su aplicación siempre ha estado
coronada con el éxito 28 . Él proporciona una lista de cuatro máximas que hicieron un principio dominante; incluso
principios aparentemente simples estaban compuestos de un
conjunto de principios subordinados. Aunque revisó su sistema de principios, nunca se apartó significativamente de las
ideas que desarrolló al estudiar las campañas de Federico el
Grande mediante el prisma de Lloyd y Bülow 29 .
A pesar de su obvia obsesión por los principios de la guerra, Jomini reconoció la importancia de los factores morales
en ella. De acuerdo a su visión, estos factores impedían una
determinación teórica de la táctica. Creía firmemente que a
pesar de los cambios tecnológicos, “la estrategia por sí sola
permanecerá inmutable, con los principios iguales a como
existían en la época de Scipios y César, Federico y Napoleón,
puesto que son independientes de la naturaleza de las armas
y la organización de las tropas” 30 .
El Archiduque Carlos, el hijo del Emperador Leopoldo
II, fue considerado, también, uno de los mejores generales
de la monarquía de los Habsburgo y de Europa Continental.
El Archiduque fue, así mismo, uno de los reconocidos teóricos militares de su era y su obra se basó en las ideas de fines
de la Ilustración. En su libro Principios del Arte Superior de
la Guerra (1806), postuló que “los principios de la ciencia
de la guerra son pocos e inmutables. Sólo su aplicación no
es nunca la misma. Cada cambio en las condiciones de los
ejércitos, en sus armas, fortaleza y posiciones, y cada nuevo
invento, involucra una aplicación diferente de estas reglas”
31 . En sus Principios de Estrategia (1814), el Archiduque
Carlos también adoptó casi enteramente la teoría general de
la guerra de Bülow y su concepto geométrico de las operacio-
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No sé que armas se utilizarán en la 3º guerra mundial, solo se que en la 4º se volverá a los palos y las piedras. Albert Einstein
Era Pos-militar de la Ilustración
nes, pero con
menos énfasis en los aspectos matemáticos 32 .
La visión
de que la
conducción
de la guerra
es en gran
medida una
ciencia y no
un arte no se
limitó a los
i n t é r p re t e s
de las teorías
de Jomini y
sus seguidores. Uno de
los teóricos
militares líderes del siglo XX, el Archiduque Carlos (1771-1847)
general británico J.F.C. Fuller (1878-1966), también fue un firme
creyente en que la conducción de la guerra es en gran medida
una ciencia. Él se vio muy influido por las teorías de Lloyd.
En su libro Fundamentos de la Ciencia de la Guerra, Fuller
escribió que
los métodos científicos corresponden a un enfoque de sentido común respecto a cómo saber la verdad sobre el pasado
y cómo podemos aplicar esta verdad en las condiciones que
nos rodean ahora y que, probablemente, existirán durante
la próxima guerra 33 . Fuller afirmaba que la guerra es una
ciencia tanto como cualquier otra actividad humana, porque
se basa en hechos y que la guerra debe convertirse en ciencia
antes que pueda practicarse correctamente como un arte 34
Los teóricos marxista-leninistas creían que la guerra se
basada esencialmente en principios científicos. La predilección de Vladimir Lenin (1870-1924) por los principios de
la dialéctica materialista del objetivismo, regularidades en la
naturaleza de la sociedad y las posibilidades delconocimiento, influyeron fuertemente en el desarrollo de la teoría militar soviética posterior a 1917. Los puntos de vista filosóficos
de Lenin eran compatibles con los métodos científicos más
objetivos de los asuntos militares y llevaron al desarrollo de
la previsión militar. Es por ello que, en las fuerzas militares
soviéticas, casi todo aspecto de los asuntos militares estaba
influido por las ideas ideológicas de Lenin 35 . La principal
razón de aquello y de las creencias similares, fue una fe ilimitada en el valor e impacto extraordinario del material en la
conducción de la guerra.
Federico Engels (1820-1895), uno de los primeros e influyentes teóricos militares marxista, creía que todas las grandes revoluciones en la guerra no eran el resultado de grandes
maestros de la guerra, sino de invenciones en mejores armas
y cambios en el material. Para él, el poder militar se basaba
en las armas y el equipamiento militar cuya calidad dependía
de la condición del desarrollo de lo que él y otros marxistas
llamaron “fuerza de producción” 36 .
La obsesión soviética con el Marxismo-Leninismo científico
y su preocupación concomitante por la historia, las leyes, los
principios, las normas y las reglas y su atención por los al-
Hay hombres que luchan un dia y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la
vida: esos son los imprescindibles. - Bertolt Brecht
goritmos y fórmulas “objetivas”, todo redujo artificialmente
la dinámica del campo de batalla a un proceso estéril más
parecido a cálculos que a un combate humano 37 .
Teorías Modernas
43
40 . Los partidarios del diseño reconocen que la guerra es
un sistema complejo y adaptable en lugar de ser un sistema
cerrado. Esto, a su vez, hace que anticipar y evaluar el efecto
de las propias acciones físicas sobre el comportamiento del
enemigo, sea un desafío importante 41 .
Tradicionalmente, el enfoque occidental para conducir
la guerra se ha visto influido por la búsqueda newtoniana de identificar las leyes universales que rigen el combate,
por medio de las cuales todos los problemas pueden resolverse y los resultados del combate predecirse. De aquí que,
se hayan hecho grandes esfuerzos por cuantificar todo en la
guerra. Desde mediados de la década de 1990, el enfoque
de sistemas (o sistémico) respecto a la guerra ha surgido gradualmente como la escuela dominante del pensamiento en
las fuerzas militares de EE.UU., de la mayoría de las otras
fuerzas militares occidentales y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Esto se vió reflejado por
la amplia aceptación en EE.UU. y la OTAN y en algunas
otras fuerzas militares de las afirmaciones hechas por defensores de la Network Centric Warfare (NCW) y efectos
asociados y el diseño operacional sistémico (SOD Systemic
operational design), lo cual mutó al diseño operacional y finalmente al diseño. Desde su apogeo a principios de los
años 2000, la influencia de los partidarios de NCW/NCO
ha disminuido enormemente. El Mando de las Fuerzas Conjuntas de EE.UU. oficialmente abandonó los elementos más
mecánicos del EBAO (Effects based approach to operations) en
el verano de 2008. Sin embargo, algunos aspectos teóricos
del EBAO se retuvieron en los documentos principales de la
doctrina conjunta y aún los usa la OTAN, aunque de forma
modificada. Una característica común del NCW/EBO
(Effects based operations)/SOD es que se basan en tecnologías nuevas y, en gran parte, no probadas. Fueron adoptadas sin el ensayo apropiado y no fueron respaldadas por
pruebas empíricas. Reflejan una visión neo-newtoniana más
que una visión clausewitziana de la naturaleza de la guerra.
Los partidarios de la guerra basada en estos efectos,
adoptaron lo que se llamó el análisis sistémico de sistemas
(SoSA) para evaluar situaciones y, luego, identificar los centros de gravedad. El SOD se basa tanto en la teoría general de
sistemas como en la teoría de la complejidad 38 . El diseño
en sí mismo se define como una “metodología repetible del
razonamiento que ayuda a los comandantes a entender cómo
cambiar un sistema complejo y adaptable” 39 . Su propósito
declarado es llenar un vacío a partir de la situación que existe
al comienzo de una operación – es decir, el sistema observado – con la situación cuando las operaciones terminan – es
decir, el sistema deseado. El diseño utiliza algunos aspectos
teóricos del SOD y el EBO, pero supuestamente no confía
en ningún concepto para lograr su propósito principal
Desde el advenimiento de la era moderna, ha habido numerosos intentos por aplicar algunos elementos del análisis
cuantitativo al entendimiento de los fundamentos de la victoria. Este es especialmente el caso con aquellos que ven la
conducción de la guerra como una ciencia. Se ha sostenido
que el uso de diversos métodos cuantificables es más “objetivo” que el uso del juicio y experiencia del comandante.
Sin embargo, esto no es cierto porque, entre otras cosas, la
decisión sobre qué medir es altamente subjetiva. Carl von
Clausewitz (1780-1831) advertía que los llamados factores
matemáticos nunca pueden encontrar una base firme en los
cálculos militares. De acuerdo a su punto de vista, la guerra
se asemeja mucho más a un juego de naipes 42 .
Los rusos confiaron desde fines del siglo XIX en diversas
soluciones matemáticas para predecir militarmente los problemas. La propensión rusa de usar estos métodos matemáticos fue el resultado de más de 75 años de estudio,
auto-crítica y perfeccionamiento 43 . Los rusos dedujeron
múltiples modelos de combate para optimizar los cursos
de acción y predecir porcentajes relativos de avance en el
campo de batalla. Estas mediciones se basaron en los resultados de las operaciones mayores y de las batallas en la Gran
Guerra Patria (1941-1945). Los soviéticos consideraron sus
metodologías dialéctica y científicamente sólidas y, además,
coherentes con las enseñanzas marxista-leninistas. A principios de la década de 1960, la matemática del conflicto armado
se categorizó como una rama de la investigación operacional
soviética, sumándose a una ciencia social que racionalmente
organizaba la actividad humana dirigida por el objetivo 44
. La investigación de las operaciones soviéticas trató de convertir ciertos aspectos tácticos y técnicos de la ciencia militar
en índices objetivos medibles de tal forma que se pudieran
tomar y sustentar las decisiones. Los soviéticos pusieron especial énfasis en el llamado método de la correlación de las
fuerzas como herramienta para que los comandantes tácticos
y operacionales tomaran decisiones sólidas. Este método tiene que ver con las comparaciones directas o numéricas de
las fuerzas, cuantificación de elementos del campo de batalla
seleccionados, y expresiones o ecuaciones matemáticas relacionadas con esos
elementos, de tal
forma de apoyar la
toma de decisión
45 . Sin embargo,
los soviéticos no
dependieron solamente de métodos
cuantitativos, tales
como la correlación de fuerza y
medios, también,
tomaron en cuenta el uso de la sorpresa y la decepción por parte del
enemigo 46 .
Resolver las dificultades consiste en pensar en ellas antes que se presenten. Sun Wu Tzu
Colegio Militar de la Nación
Todo lo que la maldad necesita para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada. Edmund Burke
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Cuantificar lo no cuantificable
2016
Marchad separados, Atacad juntos. Helmuth von Moltke
En el occidente, se usaron varios métodos matemáticos conocidos como investigación operacional (de su sigla
en inglés OR) para aumentar la eficacia de ciertas armas y
desarrollar tácticas en su empleo. Los orígenes de la OR se
encuentran en la I Guerra Mundial. En 1914, el matemático
británico F. W. Lanchester ideó la llamada ley de N al cuadrado o ley cuadrática, la cual cuantificaba la relación entre
victoria y superioridad numérica 47 . La OR se usó en el
Reino Unido a fines de la década de los años treinta para encontrar una solución al problema, aparentemente imposible,
de defenderse con éxito en contra de los ataques aéreos enemigos sobre las Islas Británicas. En la II Guerra Mundial, la
OR fue generalmente usada en las escasas estaciones de radar
y al idear las técnicas de investigación óptima y el tamaño
de los convoyes en la guerra antisubmarina (ASW). La OR
también redujo la tasa de pérdida de convoyes cuando los
analistas se dieron cuenta que convoyes más grandes podían
viajar más seguros 48 . EE.UU. siguió el liderazgo británico
y utilizó la OR para aumentar enormemente la eficacia de la
guerra de minas, la ASW y los ataques aéreos.
El análisis de sistemas (ahora conocido como análisis
de políticas) es otro método cuantificable utilizado en
el sector público y adoptado por las fuerzas militares. Este
método se relaciona con la distribución de recursos y apunta
a maximizar el valor de los objetivos alcanzados menos el
valor de los recursos usados. En los negocios, esto se reduce
a maximizar las ganancias 49 . Al usar los métodos matemáticos, los analistas sistemáticamente ponen énfasis en los
aspectos cuantificables de la guerra, los que eran susceptibles
a ser integrados en modelos matemáticos y cálculos de entrada y salida. Cualquier cosa que no podía ser cuantificada era,
por lo tanto, excluida. Dichos elementos de la personalidad
del comandante como intuición, coraje y fuerza de voluntad
eran devaluados 50 .
Uno de los más férreos defensores del análisis de sistemas,
en las fuerzas militares de EE.UU., fue el Ministro de Defensa, Sr. Robert McNamara. Durante su cargo (1961-1968),
uso extensamente el análisis de sistema para tomar decisiones claves pertenecientes a los requerimientos de la
fuerza, diseño y adquisición de armas. McNamara es, quizás,
más conocido por usar métodos cuantificables no sólo para
evaluar el progreso de la guerra en Vietnam del Sur, sino
en cuanto a tomar decisiones basadas en estos métodos – es
decir, tratando de conducir la guerra como una ciencia más
que como un arte. El pentágono aplicó el llamado “recuento
de muertos” como medida principal para determinar lo que
EE.UU. debía hacer para gana en Vietnam mientras se exponía a las tropas estadounidenses al menor riesgo 51 . Sin
embargo, esas métricas resultaron ser insensatas. Los indicadores estadísticos que apuntaban al éxito de EE.UU. fueron
frecuentemente errados y engañosos. Los modelos sobre los
cuales los administradores de la guerra se basaban eran igual
de falsos. Atrapados en la mentalidad de que la guerra era
un problema puramente técnico, los altos funcionarios de
EE.UU. no pudieron captar la clara determinación de sus
oponentes y la extensión del éxito de su estrategia política
52 .
El énfasis del Pentágono en las prácticas comerciales ha llevado a tener, desde la década de los años 1990, una confianza
extensa en varias “métricas” para evaluar el progreso en el
logro de los objetivos en el campo de batalla. Estos métodos
de cuantificación en esencia han reemplazado el juicio, la intuición y la independencia de ejecución del comandante 53 .
El uso de la métrica es altamente subjetivo, debido a que las
altas autoridades arbitrariamente seleccionan qué aspectos
de la situación debería contabilizarse y evaluarse. Pero
aunque la métrica se determine correctamente, es difícil
evaluar a menudo los elementos ocultos de la situación.
Los partidarios del enfoque de sistemas para conducir la
guerra, también, confían en algunos métodos cuantificables
para evaluar el potencial del combate de las fuerzas adversarias y el porcentaje de avance de los propios objetivos. Por
ejemplo, los partidarios de la guerra basada en los efectos
expandieron el uso de varias métricas en comparación con
su uso en el Proceso tradicional de Toma de Decisiones Militares. Los principales métodos cuantificables utilizados en
el EBO son las llamadas medidas de mérito. Éstas, a su vez,
están divididas en medidas de efectividad y medidas de rendimiento.
La Guerra como un Arte
La visión respecto a que la conducción de la guerra, es en
gran medida un arte, no es enteramente nueva. Muchos teóricos militares durante el período de la Ilustración, principalmente Saxe y Lloyd, se dieron cuenta de la gran importancia
de los factores sicológicos en la guerra. Sin embargo, nunca
fueron un paso más allá y la vieron tan compleja, llena de
incertidumbres, caos, sin capacidad de predecirla e, incluso,
irracional.
Los cambios más sobresalientes en la teoría militar que llevaron a una visión más perfeccionada de la
guerra, ocurrieron en la Alemania de fines del siglo XVIII y
principios del XIX. Las principales tendencias culturales en
Alemania fueron el romanticismo, nacionalismo y el idealismo. El romanticismo alemán desafió los fundamentos de
la visión mundial de la Ilustración que dominó Francia. Se
opuso al imperialismo cultural y político francés. Llevó al
despertar del sentimiento nacional alemán. Los pensadores
alemanes de la “contra Ilustración” creyeron que los conceptos de conocimiento y realidad eran fundamentalmente
Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego. Gandhi
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No sé que armas se utilizarán en la 3º guerra mundial, solo se que en la 4º se volverá a los palos y las piedras. Albert Einstein
44
falsos o, al menos, exagerados. Para ellos, el mundo no era
simple, sino que altamente complejo, compuesto por innumerables elementos y hechos únicos, y siempre en un estado
de fluctuación. No estaban tan entusiasmados con la ciencia de Newton 54 . Los románticos alemanes se centraron
cada vez más en la complejidad inherente de la naturaleza.
Ellos sostuvieron que esta complejidad no podía explicarse
mediante el modelo científico newtoniano. Los románticos
alemanes tomaron un enfoque histórico respecto a su entendimiento de la realidad. Toda comprensión fue vista como el
resultado subjetivo de la dinámica del propio tiempo y lugar.
Éstas y otras ideas similares llevaron a los intelectuales alemanes a creer que la realidad no se ajustaba a leyes o principios
universales 55 .
Las nuevas tendencias culturales que comenzaron como
una reacción a la Ilustración también tuvieron gran influencia en los teóricos y profesionales militares alemanes, en
especial Georg Heinrich von Berenhorst (1733-1814), Johann Gerhard von Scharnhorst (1755-1813) y Clausewitz.
El primer trabajo que desafió las ideas prevalecientes de la
Ilustración militar fue el libro de tres volúmenes de Berenhorst sobre Reflexiones sobre el Arte de la Guerra: Su Progreso, Contradicciones y Certezas (1796-1799). Berenhorst
observó que los antiguos griegos y romanos llevaron el arte
de la guerra al pináculo de la perfección. Para él, ellos fueron
más “artistas” que cualquier otro 56 . Escribió que durante la
Ilustración, el arte de la guerra, como el resto de las ciencias
y artes, fomentó el conocimiento y apoyó el talento innato.
De acuerdo a su punto de vista, el arte de la guerra no se basa
en leyes inmutables, sino más bien se asocia a modificaciones
desconocidas e incontrolables del espíritu humano. La fuerza
moral anima a las tropas; por lo tanto, ella es un factor importante en la conducción de la guerra 57 . Berenhorst creía
que la guerra, en contraste con las matemáticas o la astronomía, no podía formularse como una ciencia. Consideraba
que las diversas reglas y principios derivados de las experiencias eran artificiales y dogmáticos y que, a menudo, se aplicaban en forma indiscriminada a una situación cambiante 58 .
Scharnhorst observaba que los sistemas para conducir las
operaciones que estaban de moda en su época, era artificiales y desproporcionados. El arte de la guerra era una ciencia
práctica y su significado sólo podía basarse en el estudio de
la realidad. Si ese vínculo se rompe, entonces el arte de la
guerra nos lleva al campo de las abstracciones 59 . En su
ensayo titulado, “El Uso de la Historia Militar, las causas de
sus deficiencias” (1806), Scharnhorst
escribió que los grandes generales de
la historia estudiaron los principios
del arte de la guerra. Algunas ramas
de este arte son, incluso, susceptibles
de la formulación matemática, pero
otras dependen de las circunstancias y
no pueden estudiarse mecánicamente. Esta es la razón por la cual sólo el
estudio sin genialidad, nunca hará a
un gran general 60 .
Clausewitz fue el primer teórico
quien presentó en forma sistemática
una filosofía de la guerra en todos los
aspectos. Influido por las ideas de los
románticos alemanes, vio el mundo
de forma diferente a los pensadores
militares de la época de la Ilustración.
También influyeron en él, el pragma-
45
tismo y enfoque relativista de Scharnhorst. Consideró la guerra como un fenómeno complejo e impredecible. Clausewitz
creía solo en grandes generalidades, ninguna de las cuales se
mantenían consistentemente verdaderas en la confusión
y fricción de un combate real 61 .
Sostenía que un sistema no podía dar cuenta de las
“infinitas complejidades involucradas” en una guerra y, por
lo tanto, daba como resultado una construcción teórica que
tiene poca semejanza con la práctica real de la guerra 62 . Es
por ello que consideraba que cualquier intento por transformar los fenómenos complejos de la guerra en un simple
sistema de principios universales era un ejercicio inútil 63 .
Clausewitz creía que la guerra pertenece al dominio de la
vida social; no es ni una ciencia ni un arte. No es una ciencia
porque es una cuestión de acción, y no es un arte porque
no se ejerce sobre un material humano inanimado o
pasivo, sino sobre una fuerza viva y que reacciona 64 .
Clausewitz escribió que el “arte de la guerra”, siempre debe
dejar un margen para la incertidumbre en las cosas mayores y en las menores. Mientras mayor es la brecha entre la
incertidumbre, por una parte, y el coraje y autoconfianza,
por el otro, mayor es el margen que se puede dejar para los
accidentes” 65 .
El factor humano es lo que en gran medida determina lo
que se llama la “naturaleza” de la guerra – aquellas cualidades constantes, universales e inherentes que caracterizan
cualquier guerra en toda época. La naturaleza de la guerra es
inmutable independiente de los motivos cambiantes y formas de la guerra o de los avances tecnológicos 66 . El comportamiento humano es una parte principal de la naturaleza
de la guerra. La mayor contribución de Clausewitz para que
entendiéramos la guerra fue su análisis sobre la importancia del factor humano y el elemento sicológico en particular,
en la conducción de la guerra. Escribió que la guerra está
conformada por la naturaleza humana, las complejidades del
comportamiento humano y las limitaciones de las condiciones humanas y físicas. Los aspectos materiales y sicológicos
de una guerra forman un todo orgánico, intrincadamente
unidos 67 . También, postuló que la guerra no es la acción de
una fuerza viva sobre una masa inerte, sino la colisión de dos
fuerzas vivas que interactúan 68 . La victoria no consiste sólo
en la conquista del campo de batalla, sino en la destrucción
de la parte física y moral de las fuerzas combatientes 69 .
Las principales características sicológicas de cualquier
Resolver las dificultades consiste en pensar en ellas antes que se presenten. Sun Wu Tzu
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Hay hombres que luchan un dia y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la
vida: esos son los imprescindibles. - Bertolt Brecht
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Marchad separados, Atacad juntos. Helmuth von Moltke
guerra son el odio, la hostilidad, la violencia, la incertidumbre (o la confusión de la guerra), la fricción, el temor, el
peligro, la irracionalidad, la oportunidad y la suerte 70 .
Para Clausewitz, una guerra era una trinidad compuesta,
en parte por la violencia primordial, el odio y la enemistad –
una fuerza natural ciega 71 .
Clausewitz observó que el peligro es “una parte de la fricción
de la guerra y sin las concepciones exactas del peligro uno no
puede entender la guerra” 72 . Además, la guerra es “el reino
del esfuerzo y sufrimiento físico” 73 . Está llena de casualidades y probabilidades, dentro de las cuales, el espíritu creativo
está libre para vagabundear 74 . Clausewitz escribió que en
ninguna parte como en la guerra los accidentes tenían tal
libertad para manifestarse. No sólo su naturaleza objetiva,
sino también la subjetiva hacen de la guerra un riesgo 75 .
Clausewitz observó que “la gran incertidumbre de todos
los hechos presenta una dificultad peculiar en la guerra, debido a que todas las acciones se dan en algo casi parecido a
las tinieblas, lo que además de la niebla o la luz de la luna, le
da a los objetos un tamaño exagerado y una visión grotesca”
76 . Señaló que la única situación que un comandante puede
conocer completamente es la propia. El conocimiento que el
comandante tiene de la situación del enemigo se basa a menudo en una información no confiable. Su evaluación, por lo
tanto, puede ser errónea y puede conducirlo a asumir que el
enemigo tiene la iniciativa cuando, en realidad, el mismo podría tenerla. Dicha apreciación equivocada es probable que
conduzca tanto a la acción inoportuna como una inacción
inoportuna 77 . Clausewitz sostenía que la fricción es sólo
el concepto que generalmente se ajusta a la diferencia entre
una guerra real y una guerra en el papel 78 . Postulaba que
esta “tremenda fricción, que no puede, como en la mecánica,
reducirse a algunos puntos, está en todas partes en contacto
con la casualidad y provoca efectos que no pueden medirse,
sólo porque son en gran parte provocados por la casualidad.
La fricción es la fuerza que hace lo aparentemente fácil en
algo tan difícil” 79 . La fricción abarca incertidumbres, errores, accidentes, imprevistos y dificultades técnicas, y sus efectos sobre nuestras propias decisiones, acciones y moral 80 .
Helmuth von Moltke, el viejo, declaraba que la operación
de los ejércitos se basa esencialmente en la ciencia, en tanto
que el arte gana fama cuando las voluntades de los comandantes adversarios se enfrentan 81 . Para él, el método científico era un anatema. Sostenía que nada en la guerra era
cierto. Por lo tanto, en la guerra como en el arte “no existen
reglas generales”; en donde el talento no puede ser reemplazado por los preceptos. Y dada la incertidumbre de la guerra,
Moltke concluyó que la estrategia no podía ser más que un
sistema de arbitrios” 82 . Creó un ambiente que cultivaba
la creatividad, la improvisación, inventiva y una mentalidad
abierta 83 .
Durante el período del Mariscal de Campo Moltke, el viejo,
como jefe del Gran Estado Mayor General Prusiano/Alemán
(1857-1888), las enseñanzas de Clausewitz sobre la guerra
fueron ampliamente compartidas por los teóricos y profesionales prusianos/alemanes. Los alemanes creían que ningún
campo de la actividad humana, condicionado, como lo era,
por su entorno histórico y dominado por una multitud de
actos, podría alguna vez reducirse en un sistema formal
de reglas y principios. Esta premisa cultural fue introducida
por Clausewitz 84 . Los alemanes consideraron el combate
de guerra más un arte que una ciencia. Creían que nadie podía controlar los hechos en una guerra. Cualquier guerra está
llena de ambigüedades, confusión y caos. En una guerra, lo
absoluto no puede lograrse, como tampoco se puede dominar la incertidumbre.
Siempre debe dejarse un margen para la incertidumbre.
Moltke explicaba que en la guerra, “todo era incertidumbre;
nada estaba exento de peligro y sólo con dificultad uno podía lograr grandes resultados por otra vía. Ningún cálculo
de espacio y tiempo garantizaban la victoria en este reino de
casualidades, errores y desilusiones. La incertidumbre y el
peligro del fracaso acompañaban cada paso hacia el objetivo”. Los alemanes aceptaron la confusión de la batalla como
una fuente inagotable de potenciales oportunidades y construyeron una filosofía de mando y control, conocida como el
mando de la misión (Auftragstaktik), en el cual ese potencial
podía materializarse mediante la toma de decisiones descentralizada 85 .
Durante los años que transcurrieron entre las dos grandes
guerras (1919-1939), los alemanes consideraron la guerra
una actividad libre y creativa, un arte. Se crea una gran demanda por la personalidad humana. Al mismo tiempo, la
guerra se funda en principios científicos. Las nuevas armas
dictan formas siempre cambiantes; su aparición debe anticiparse y su influencia evaluarse. Después, deben ponerse en
servicio rápidamente. Las situaciones de combate son diversas; ellas cambian a menudo y repentinamente, y rara
vez, se pueden anticipar. Los elementos incalculables
tienen una influencia decisiva, en particular cuando nuestra
propia voluntad se enfrenta a la voluntad independiente del
enemigo. La fricción y los errores son de ocurrencia diaria
86 .
Los puntos de vista de Clausewitz sobre la verdadera naturaleza de la guerra siguen siendo válidos hoy. El elemento
humano es el único aspecto más crítico de la guerra. La naturaleza humana poco ha cambiado a pesar de los grandes
cambios en las tecnologías militares. La guerra es una actividad demasiado compleja e impredecible para ser dominada
por máquinas o explicada y manejada por teorías seudocientíficas. Sólo el cerebro humano es completamente capaz de
reaccionar de una forma oportuna y apropiada a cambios
repentinos y no anticipados de una situación, además de
contrarrestar las acciones y reacciones enemigas. El enemigo
tiene su propia voluntad. Puede reaccionar de forma impredecible o irracional.
El tiempo y alcance de la irracionalidad no pueden predecirse o medirse. Las decisiones irracionales de cada parte en el combate pueden tener consecuencias significativas
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vida: esos son los imprescindibles. - Bertolt Brecht
47
tanto en las acciones como en el resultado de una guerra. La
irracionalidad percibida es, con frecuencia, la reflexión de los
propios valores culturales al evaluar las acciones y reacciones
enemigas. Un comandante enemigo es un producto de una
sociedad, tradición y cultura diferentes. De ahí que, pueda
tomar decisiones que sean consideradas irracionales aunque
ellas sean completamente concordantes con sus propios valores sociales y su cultura militar. Los estados sicológicos de
individuos o grupos y sus posibles reacciones bajo tensión
no pueden conocerse enteramente.
Esto es, incluso, más cierto cuando se lidia con fuerzas enemigas.
La cuestión de si la conducción de la guerra es en gran medida una ciencia o un arte en ningún caso se ha resuelto. Esto
se debe principalmente a la tendencia inherente del hombre
a buscar la certeza en todos los ámbitos de la vida social, incluyendo la guerra. Otro factor es la influencia de las teorías
científicas de Newton y la casi fe ciega en el poder de las
tecnologías avanzadas.
Sin embargo, los numerosos intentos por hacer de la conducción de la guerra, en gran medida o exclusivamente, una
ciencia, han fallado en forma repetida. La guerra es demasiado compleja, caótica e impredecible para ser conducida, utilizando métodos científicos, no importa cuán
avanzados sean estos. Ello no quiere decir que se subestime o
ignore la importancia de la ciencia en los asuntos militares.
La ciencia y la tecnología fueron y seguirán siendo los principales factores en el carácter siempre cambiante de la guerra.
La historia está repleta de ejemplos en donde la ciencia y la
tecnología han marcado la diferencia entre alcanzar la victoria o sufrir la derrota.
Los métodos científicos deberían usarse profusamente para
explicar los fenómenos de la guerra en general y todos sus
aspectos. Las sólidas teorías de la guerra se basan en el uso
de métodos científicos. Diversos modelos comerciales pueden ser exitosos al aplicarlos en el manejo de la organización
militar, planificación de la fuerza y diseño de armas. Los
métodos cuantificables pueden ser útiles al evaluar y aumentar el uso de plataformas individuales y sus armas/sensores
y sus tácticas. Sin embargo, la utilidad de dichos métodos
disminuye progresivamente cuando se aplican en los niveles
operacionales y estratégicos de la guerra donde los elementos
intangibles juegan un rol mayor en el curso y resultado de
la guerra.
En resumen, existe una enorme diferencia entre usar la
ciencia y tecnología para aumentar el potencial del combate
de las propias fuerzas y aplicar los métodos científicos en la
conducción de la guerra. Nuestro conocimiento y entendimiento de la guerra es una ciencia, pero la conducción de ella
misma es en gran medida un arte. Esto no cambiará en el futuro, independiente de los avances científicos y tecnológicos.
Como en el pasado, el carácter de la guerra cambiará, incluso
en forma asombrosa, pero la naturaleza de la guerra según
Clausewitz la explicara, no cambiará. La guerra sería relativamente simple, predecible y controlable, excepto por sus
intangibles – el factor humano y sus elementos sicológicos.
Milan Vego
Resolver las dificultades consiste en pensar en ellas antes que se presenten. Sun Wu Tzu
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Conclusión
2016
48
1 Antoine Bousquet, The Scientific Way of Warfare: Order and Chaos on the Battlefields of Modernity
(New York: Columbia University Press, 2009), 9-10.
53 Dieter Stockfisch, “Im Spannungsfeld zwischen
Technologiefortschritt und Fuehrungsverstaendniss.
Aufragstaktik”, Mainerforum 12 (Diciembre 1996),
13.
27 Citado en Gat, 115.
54 Gat, 144.
Ancients on the Military Thought of the Seventeenth
and
28 Singh.
55 Galhoun, 27
29 Calhoun, 27.
56 Citado en Gat, 154.
Eighteenth Century”, The Journal of Military History 62, Nº3, (Julio, 1998), 488.
30 Citado en Gat, 115-116.
57 Ibid., 155.
3 Azar Gat, A History of Military Thought from
the
31 Ibid., 101.
58 Ibid., 156.
32 Ibid., 104.
Enlightenment to the Cold War (Oxford: Oxford
University Press, 2001), 9.
33 Citado en Singh.
59 Reinhard Hoehn, Scharnhorts Vermaechtnis
(Bonn: Athenaum Verlag, 1952), 73.
34 Anthony John Trythall, “Boney” Fuller: Soldier,
Strategist, and Writer, 1878-1966 (New Brunswick,
NJ: Rutgers University Press, 1977), 115.
60 Gat, 168.
63 Ibid., 27.
8 Thomas M. Barker, The Military Intellectual and
Battle:
35 James K. Womack, Soviet Correlation of Forces
and Means: Quantifying Modern Operations (Fort
Leavenworth, KS: School of Advanced Military Studies, U.S. Army Command and General Staff College, 1990), 13-14.
Raimondo Montecúccoli and the Thirty Years’ War
(New York: State University of New York Press,
1975), 5.
36 Herfried Muenkler, Ueber den Krieg Stationen
der Kregsgeschichte im Spiegel ihrer Theoretischen
Reflexion
9 Robert S. Quimby, The Background of Napoleonic Warfare: The Theory of Military Tactics in Eighteenth-Century France (New York, AMS Press, 1968),
16.
(Weilerswist: Velbrueck Wissenschaft, 2002), 128129.
4 Citado en Bousquet, 15.
5 Ibid., 38.
6 Neill, 507.
7 Ibid., 506.
10 Citado en Gat, 37-38.
11 Eugene Miakinkow, “A Russian Way of War?
Westernization of Russian Military Thought, 17571800” (MA thesis, Waterloo, Ontario, 2009), 19.
12 Citado en J.F.C. Fuller, The Foundations of the
Science of War (Londres: Hutchinson & Co. 1926),
24.
13 Ibid., 294.
14 Citado en Gat, 31.
15 Miakinkow, 29
16
Guenther Blumentritt, Die Gedanklichen
Grundlagen des Alten O.K.H. in O.v.Natzmer,
Die Gedanklichen Grundlagen des OKH und deren Auswirkungen auf seine Organisation. Ein
Schlusswort zur Gesamtarbeitt “OKH”, Diciembre
1949, ZA/1 1935 p-041KK, Freiburg, i.Br, Bundesarchiv-Miliaterarchiv, 10.
37 William P. Baxter, The Soviet Way of Warfare
(Londres:
Brassey’s Defence Publishers, 1986), 242.
38 Citado en William g. Cummings, Operational
Design Doctrine: Hamstrung or Footloose in the
Contemporary Operating Environment (Toronto:
Canadian Forces College, 30 de Abril, 2007,), 74.
39 U.S. Joint Forces Command, Joint Doctrine Series, Pamphlet 10, Design in Military Operations. A
primer for Joint Warfighters (Norfolk, VA: Joint Warfighting Center, 20 Septiembre, 2010), 3.
40 Ibid.
41 Justin Kelly y David Kilcullen, “Chaos Versus
Predictability: A Critique of Effects Based Operations”, Australian Army Journal 2, Nº1, (Invierno
2004), 90.
42 Carl von Clausewitz, On War, ed. y trand. Michael Howard y Peter Paret (New York: Knopf, 1993),
97.
17 Reinhard Hoehn, Scharnhorts Vermaechtnis
(Bonn: Athenaum Veerlag, 1952), 67.
43 Womack, 84.
18 Citado en Armstrong Starkey, War in the Age of
Enlightenment, 1700-1789 (Westport, CT: Praeger,
2003), 57.
45 Ibid., 32.
19 Ibid., 58
20 Mark T. Calhoun, “Clausewitz and Jomini: Contrasting
Intellectual Frameworks in Military Theory”, Army
History, Nº80 (Verano, 2011), 25.
21 Gat, 81
22 Ibid., 84.
23 Ibid.
24 Ibid., 142.
25 Calhoun, 27
44 Ibid., 2.14
46 Ibid., 81.
47 Citado en M.Kirby y R. Capey, “The Air Defense of Great Britain, 1920-1940: An Operational
Research Perspective”, The Journal of the Operational
Research Society 48, Nº6 (Junio 1997), 558.
48 Bousquet, 141.
49 Ibid., 149-150.
50 Ibid., 151.
51 Robert McNamara with Brian Vandemark, In
Retrospect: The Tragedy and Lessons of Vietnam
(New York: Random House, 1995), 237-238.
52 Bousquet, 157.
Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego. Gandhi
61 Calhoun, 25.
62 Ibid., 28.
64 Tryhall, 116-117.
65 Clausewitz, 97.
66 Michael Sheehan, “The Changing Character of
War”, en The Globalization of World Politics: An
Introduction to International Relations, ed. John
Baylis, Steve Smith, and Patricia Owens, 216, 4th ed.
(Oxford: Oxford University Press, 2007).
67 Clausewitz, 216.
68 Ibid., 86.
69 Citado en Beatrice Heuse, Reading Clausewitz
(London: Random House, 2002), 81.
70 Sheehan, 216.
71 Citado en Ian Roxborough, “Clausewit and
theSociology of War”, The British Journal of Sociology 45, Nº4 (Diciembre
1994), 625.
72 Clausewitz, 133.
73 Ibid., 116.
74 Citado en Roxborough, 625.
75 Clausewitz, 96.
76 Citado en Heuser, 89
77 Clausewitz, 95.
78 Citado en Heuser, 88.
79 Clausewitz, 139-140.
80 Peter Paret, “Clausewitz”, en Makers of Modern
Strategy: From Machiavelli to the Nuclear Age, ed.
Peter Paret, Gordon Craig, y Felix Gilbert, 202 (Princeton, NJ: Princeton University Press, 1986).
81 Daniel Hughes, Moltke on the Art of War: Selected Writings (Novato, CA: Presidio Press, 1993),
172.
82 Gabriel Serbu, “The Dangers of Anti-Intellectualism in
Contemporary Western Armies”, Infantry (Noviembre/Diciembre 2010), 45.
83 Ibid., 47.
84 Gat, 332.
85 Hughes, 175.
86 Bruce Condell y David T. Zabecki, eds., On the
German Art of War: “Truppenfuehrung” (Boulder,
CO:Lynne Rienner, 2001), 17.
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No sé que armas se utilizarán en la 3º guerra mundial, solo se que en la 4º se volverá a los palos y las piedras. Albert Einstein
2 Donald E. Neil, “Ancestral Voices: The Influence
of the
Marchad separados, Atacad juntos. Helmuth von Moltke
26 Citado en Gurbachan Singh, “The Science of
War”, disponible en www.mindef.gov.sg/content /
imindef/publications/pointer/journals/2007/v33n1/
feature7.print.html?Status=1.
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