toda la parte alta de la loma1 y especialmente los alrededores del

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toda la parte alta de la loma y especialmente los alrededores del peñón, aparecen ocupados por el matorral de Q. humilis y algunas agrupaciones de Cistus
populifolius L., pero al pie, mismo de la laja de arenisca y al amparo del acantilado que forma ésta por su cara N W . encontramos un pequeño bosquete de
alcornoque, que parece expresamente colocado allí, al resguardo de los vientos,
para demostrarnos que son éstos los únicos causantes de la ausencia de la especie
en el resto de las cumbres.
La acción preponderante del citado agente atmosférico- debe servirnos
también como explicación del marcado xeromorfismo que se observa en todas
las manisfestaciones de la asociación que venimos estudiando, pues tratándose
de localidades en las que son frecuentes las brumas y neblinas y donde las
precipitaciones atmosféricas tienen un valor medio de 800 a 1.200 mm. anuales,
sólo por la frecuencia de los vientos y exageradas velocidades que éstos alcan^
zan, podrá justificarse que el carácter xerofilo de la vegetación resulte en ellas
más acentuado que en otros lugares de clima mucho más seco; el dominio que
aquí tienen las especies xerofitas debe, por tanto, atribuirse, más que a la escasez
de agua, al considerable aumento de la función transpiratoría, motivado por la
rápida e incesante renovación de las capas de aire que se encuentran en contacto
con la cubierta vegetal. El enanismo que caracteriza al matorral a que aludimos,
debe considerarse en parte como consecuencia de la necesidad que sienten
estas plantas de disminuir la transpiración;, pues siendo la velocidad del viento,
lógicamente, menor en; las capas inferiores que se encuentran en contacto del
terreno, en razón de los obstáculos que éste opone, las formas vegetales de
poca altura resultarán siempre mejor defendidas déla evaporación y de la acción
mecánica de aquél. La¡ exagerada expansión de las raices^ que distingue al
Q. humilis y a otras varias especies de sus clásicas acompañantes, aparte de
ser una garantía para la estabilidad y fijeza de las plantas,, debe de ser mirada
como un medio del que se valen éstas para atender a la mayor transpiración,
aumentando por aquel procedimiento el área en que pueden recoger y aprovechar la humedad del suelo.
No creemos necesario recurrir a nuevos razonamientos para ponderar el
decisivo influjo que la agitación atmosférica ejerce sobre la, vegetación en este
caso concreto; con lo dicho nos parece hay suficiente para dejar plenamente
justificada la significación y valor- independiente con que hemos presentado esta
agrupación de matorral, cuyo excepcional carácter queda bien de manifiesto, sin
necesidad de otros argumentos, por la simple, inspección de la lista de especies
componentes que insertamos al principio,,, en, la que casi,todas las plantas que
se citan son de área muy limitada, y algunas,,exclusivas de esta región, se muestran tan poco abundantes que sus ejemplares son siempre, codiciados por los
herborizadores y coleccionistas.
Aunque la asociación frutescente que preside el Q. humilis se encuentre
limitada a; las particulares situaciones, que han sido mencionadas, no quiere
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