La inteligencia artificial como excusa de la falta de privacidad

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La inteligencia artificial como excusa de la falta de privacidad
Asociación de Internautas
La inteligencia artificial como excusa de la falta de privacidad
La inteligencia artificial como excusa de la falta de privacidad
El debate se va sofisticando con el paso del tiempo, pero las excusas siguen siendo eso: meras
excusas.
Hace unas horas se lanzaba Google Allo (ES), ese enésimo intento de los de Mountain View por
hacerse con un buen trozo del pastel de la mensajería instantánea, ahí donde Talk, Hangouts y
compañía no han triunfado (al menos masivamente).
La mayoría de medios se han hecho eco de sus bondades (¡Anda, es la app de mensajería
definitiva!), obviando un debate que quizás no sea trascendente en su audiencia, pero que me consta
que por estos lares sí lo es: la privacidad.
Porque si bien hace un par de días me tocaba hacer de abogado del diablo defendiendo el negocio de
la compañía (sacar $$$ de los datos que gentilmente les ofrecemos a cambio de una serie de
servicios a cual más bueno), hoy me toca darles caña.
Hay que dar de comer al monstruo
Cuando se anunció Google Allo en el último IO, se dijo que esta app llegaría haciendo hincapié
en la privacidad de los datos expuestos en la misma, ofreciendo un cifrado de punto a punto por
defecto y una efimeridad de los mensajes alojados en sus servidores.
Sin embargo, la app que ha llegado hace unas horas al market solo ofrece cifrado de punto a punto
en los chats de incógnito, lo que abre la puerta a que la compañía pueda almacenar y
tratar permanentemente el historial de conversaciones del usuario, siempre y cuando éste no
haya decidido borrarlos.
En TheVerge (EN) se hacen eco del asunto, del que Google parece haberse defendido aludiendo a
la necesidad de dar acceso a la inteligencia que permite precisamente la otra funcionalidad
presentada en su día para Allo: una suerte de asistencia que estará presente en la misma.
Es decir, que Google se reserva el derecho de almacenar y procesar cualquier conversación
realizada por su servicio (a excepción de aquellas que se produzcan mediante canales de Modo
Incógnito).
Y ojo, que esto no significa que las conversaciones se realicen mediante protocolos inseguros
(texto plano), sino que éstas se llevarán a cabo desde el dispositivo de los usuarios a los servidores
de la compañía mediante un cifrado del cual la propia maquinaria de Google tiene la llave. Y
esto permite, de paso, que el sistema de ?respuesta inteligente? de Allo tenga un universo de cultivo
masivo donde entrenarse.
Lo cual a bote pronto me chirría, máxime siendo conscientes de que Apple, a su nivel, lleva ya un
tiempo aplicando inteligencia en sistemas con la llamada Privacidad Diferencial, de la cual ya he
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hablado con anterioridad, y que en esencia debería permitir la explotación de datos sin identificar
el origen de los mismos. Protegiendo la privacidad del usuario, para que nos entendamos.
Dónde están los límites de la privacidad diferencial, y qué beneficios tiene el directamente hacerlo a
la vieja usanza es algo que sinceramente, se me escapa.
Entiendo que resulta muchísimo más cómodo trabajar con datos en abierto (dentro de sus
fortificados servidores, ojo), y prescindir de ese cifrado punto a punto, que intentar dar de comer a
la maquinaria con datos cifrados y anonimizados.
Que seguramente por eso Google está donde está a nivel de servicios, y Apple está donde está en
ese mismo mercado, pero cuanto menos es un tema a considerar.
Por mi parte, y a falta de que vea que de verdad esta nueva app me ofrece un cambio crítico en la
manera de trabajar en mi día a día (como ha acabado ocurriendo con otros servicios de la compañía
como GMail o Google Fotos), no tengo previsto acercarme a Google Allo.
Ya bastante tengo con el maldito WhatsApp y su paulatina apertura a los tentáculos de Facebook,
que al menos en ella nos ofrecen cifrado de punto a punto.
Porque de nuevo, el problema no es tanto de confianza con Google (a estas alturas negar que he
vendido mi alma a los chicos de Mountain View es pecar de ingenuo), sino del uso tergiversado
que podría llegar a tener toda esa información.
Nada que de hecho ya podría estar ocurriendo con los emails , con mi geoposicionamiento (jeje),
con mi almacenamiento en la nube y como no, con esas fotos que se sincronizan desde hace meses
automáticamente, pero trasladado a otro límite (el de mis continuos envíos de stickers y emotis entre
conocidos) que por ahora, me niego a cruzar.
El debate sobre la privacidad es otro
Lo que debería preocuparnos no es tanto que una empresa como Google utilice nuestros datos para
alimentar sus sistemas de inteligencia. A fin de cuentas, de Google podemos esperar, como
cualquier otra organización de su estilo, que siga a pies juntillos su único objetivo: obtener dinero.
Cosa que le va a llevar a proteger sus recursos (nuestros datos) como oro en paño. Su negocio
depende ello.
El problema es qué pasará si el día de mañana descubrimos que otros agentes, como puede ser
un gobierno o un grupo criminal, ha conseguido tener acceso a esa información.
En el primer caso, seguramente en base a alguna ley supuestamente creada para proteger la
seguridad del país (que no la privacidad del ciudadano). En el segundo caso, en base a alguna
brecha de seguridad que quizás ya esté siendo explotada dentro de sus servidores.
Qué pasará entonces cuando esa información aparentemente intrascendente ayude a estos
organismos a identificar a un terrorista (¡Bien!), o quizás a un potencial terrorista (menos
¡bien!), o quizás a un miembro de una fe religiosa específica, o quizás a un homosexual?
Y en ese caso, ¿qué objetivos tendrá ese agente para con los nuevos targets?
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Venimos aprendidos de situaciones vividas en las que una base de datos de este tipo, creada con
toda la buena fe del mundo, ha acabado por servir de arma para algunos de los mayores crímenes
humanos.
De ahí que el discurso de Google no me baste.
No porque desconfíe de ellos, sino porque confío lo suficiente como para saber que esta
compañía es capaz de seguir creando productos cada vez más inteligentes sin dar un paso
atrás en materia de seguridad y privacidad.
Sé de sobra que pueden hacerlo. Basta con que algunos de los que estáis allí os lo creáis.
Reproducido del blog de PabloYglesias
2016 ©Asociación de Internautas
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