Dalmau. ´Es un milagro que en plena crisis se haya hecho un biopic

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MIQUEL DALMAU
Escriptor
Dalmau. ´Es un milagro que en plena crisis se haya
hecho un biopic sobre un poeta´
De "¡milagro!" califica Miguel Dalmau el que "se haya levantado un biopic, en
plena crisis económica y sobre un poeta, en España, donde la literatura importa
un carajo". Se refiere el articulista y colaborador de Diario de Mallorca a la
presencia en cartelera de El cónsul de Sodoma, una cinta dirigida por Sigfrid
Monleón que ha inspirado buena parte de su metraje en su biografía sobre
Jaime Gil de Biedma. Muy implicado en los diálogos del filme, optará por su
trabajo al Goya al Mejor Guión Adaptado, una estatuilla que, de ganarla,
deberá compartir con el realizador, Joaquín Górriz y Miguel Ángel Fernández.
"Podía haberle hecho caso a Juan Marsé que me dijo, ¡coge la pasta y vete!,
pero preferí estar cerca, porque de lo contrario la película se hubiera alejado
más de mi espíritu". Dalmau, como confesaba un día antes del estreno del
filme, prefirió no darle la espalda al guión, e implicarse en el proyecto tanto
como le dejaron."No he parado de pelearme, desde el productor al director...
hasta que me echaron del plató", recordaba para este rotativo, consciente de
que "el cine es un arte muy promiscuo".
Cinta algo polémica, mal recibida por algunas voces como la del propio Marsé
–retratado en la película y amigo de Gil de Biedma– suma cuatro nominaciones
más a los Goya, destacada la que permitirá al actor Jordi Mollá disputarle a
Ricardo Darín y Luis Tosar la condición de Mejor Protagonista de 2009. Vicky
Peña (Actriz de reparto) y Vestuario y Peluquería completan los méritos de El
cónsul de Sodoma reconocidos por la Academia de Álex de la Iglesia.
Miguel Dalmau no es la única conexión mallorquina de un proyecto que,
inicialmente debía dirigir Agustí Villaronga. Asimismo, la música la firma Joan
Valent, compuesta en Santa Eugènia. Curiosidad, la Academia de Cine decidió
retirar al filme una sexta y ya anunciada candidatura a los Goya, a la mejor
Dirección Artística, pues Antón Laguna también va nominado por Celda 211.
Despiadada con un poeta impío
MATÍAS VALLÉS El cónsul de Sodoma contiene once escenas sexuales en
diversos grados de desnudez y con predominio homosexual, al ritmo de una
cada diez minutos. Aporta asimismo una juiciosa interpretación de Jaime Gil de
Biedma a cargo de Jordi Mollá –obligado por desgracia a competir en los goyas
con el inalcanzable Malamadre de Luis Tosar y con un Ricardo Darín
extragaláctico–.
La película integra también una antología de textos que debiera ser tomada
como referencia por los educadores. De complemento, retrata a los heroicos
intelectuales barceloneses de opereta, que ahogaron al franquismo en whisky y
que se afiliaban al PC por los mismos motivos que obligaban a sus padres a
militar en el Club de Tenis Barcelona o el Liceo.
A El cónsul de Sodoma le sobran diez minutos de metraje y una actitud
obsequiosa y remilgada hacia Juan Marsé. Construida sobre una atmósfera
fassbinderiana, la taquilla definirá si ingresa como película de culto o maldita. A
contracorriente, en cualquier caso, porque ha sido construida sin concesiones
ni miramientos comerciales, ajena a los estudios de mercado y preservando el
espíritu diabólicamente angelical de la biografía de Miguel Dalmau. No
pretende agradar. Si existiera un público universitario, ni uno solo de sus
integrantes se perdería la proyección, para aplaudir o abominar.
Gil de Biedma superpuso la edad a la piedad, que es la forma pía de tomársela.
Bajo esta premisa, El cónsul de Sodoma se muestra despiadada con un poeta
impío, sin que esa desfachatez en el abordaje de sus vicios íntimos –y cómo
podría haberlos en el autor de la transparencia existencial– abolle su
envergadura. El escritor emerge incólume, traidor de cualquier experiencia que
no acabe en verso. Si Marsé ha refunfuñado frente a la película, debe ser mejor
de lo que pensamos. La tilda de "insolvente", membrete autobiográfico. Sin la
grandilocuencia del novelista, El cónsul de Sodoma presenta la vida como una
herida que los años se encargarán de agravar.
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