1 5ª sesión: CUANDO LA ORACIÓN SE CONVIERTE EN EXPERIENCIA.

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Confirmación primer año
5ª sesión:
CUANDO LA ORACIÓN SE CONVIERTE EN EXPERIENCIA.
(Para los catequistas)
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OBJETIVO: Completar el tema de la oración experimentándola todos
juntos.

DESARROLLO DE LA SESIÓN:
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Primera parte (10 minutos): Evaluar el pequeño compromiso de la sesión
anterior. ¿Cómo lo han vivido? ¿Lo han hecho? ¿Les ha gustado? ¿Se han
aburrido?

Segunda parte: Rato de oración con el grupo. Pasos:
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Motivación; Vamos a practicar el rato de oración. Podéis recordar la hoja
para catequistas de la primera sesión de la oración. Leedla y
comentádsela a ellos.
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Elección del lugar: Podéis llevar al grupo a la capilla o quedaros en la
propia sala de reunión, si no hay muchos ruidos.
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Música: Podéis llevar música ambiental relajante.
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Desarrollo de la oración en grupo:
1. Poner la música ambiental y dejarla todo el tiempo.
2. Respiración-relajación:
 Siéntate en una postura adecuada, con la espalda recta...
 Siéntate relajado, tranquilo.
 Cierra los ojos.
 Concéntrate en la respiración, nota cómo el aire entra y sale,
entra y sale (repetir varias veces).
 Siente el suelo bajo tus pies.
 Siente tus pies, tus piernas, tus brazos... que van
descansando su peso.
 Nota otra vez tu respiración.
 Siente que con el aire va llegando a cada punto de tu cuerpo
la paz, la tranquilidad.
 Escucha los ruidos que te rodean; intenta integrarlos,
acogerlos.
 Hazte consciente de las sensaciones: Cansancio, inquietud,
armonía... Toma conciencia de ellas.
 Deja que tu cuerpo se relaje, ayúdate con la respiración.
3. Petición. Pídele a Jesús: “Señor, enséñame a orar, que tu fuerza,
tu vida, tu ilusión, tu paz... crezcan en mí”.
4. Escucha esta oración:
Caminaba hacia ti, pero te he visto venir hacia mí.
Quería correr hacia ti, pero te he visto correr hacia mí.
Deseaba buscarte, pero te he visto buscándome.
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Pensaba: “¡qué alegría, te he encontrado!”, pero me he sentido
encontrado por ti.
Quería decirte “¡te quiero!”, pero soy yo quien te ha oído decir
”eres mi amado”.
Quería escribirte, pero ya he recibido tu carta.
Quería pedirte perdón, pero me he dado cuenta de que tú ya me
habías perdonado.
Deseaba ofrecerte mi amistad, pero he recibido el don de la tuya.
Deseaba alegrarme de haber vuelto a ti, pero he visto cómo te
alegrabas de mi vuelta.
5. Ahora oigo cómo Jesús me dice a mí personalmente alguna de las
frases de los Evangelios:
 “Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros;
permaneced en mi amor” (Jn. 15, 9).
(Dejo que resuene esta frase... La repito mentalmente...
Pienso en el amor del Padre... Pienso en el amor de Jesús...
Dejo que, a través de la respiración, vaya llegando a todos los
rincones de mi cuerpo... Pienso en alguna persona y le deseo
también que sienta ese cariño profundo de parte de Dios...
Pienso en otra persona, me detengo, le deseo que sienta ese
amor de Dios... Pido también que la bendición de Dios llegue a
ese asunto que me inquieta, a esa circunstancia de mi vida...).
 “¿Por qué tienes miedo? ¿Es que no tienes fe?” (Mc. 4, 40).
(Pon delante de Jesús tus miedos... Reconoce cómo ese amor
concreto te libera de ti mismo, de tus miedos, de lo negativo...
Descubre cómo te hace a ti mismo cauce de amor en la
vida...).
 “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn. 14, 6).
(Mi vida es una historia de amor: el amor de Dios hacia mí.
Esta historia empezó con mis padres: a través de ellos me
amaba Dios. Y ha seguido día a día, hora a hora en mil
detalles, personas que me han transmitido la sonrisa y el amor
de Dios... Pienso en mi casa... Mi familia... Mis compañeros y
compañeras... Mis respuestas al amor que recibo... Siento el
camino de mi vida y pienso cómo está Jesús en él...).
6. Oración por mi grupo:
“Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí, en medio de
ellos, estoy yo”.
Nosotros nos reunimos en tu nombre. Somos grupo porque nos
has llamado Tú.
Tú has pronunciado mi nombre y los de mis compañeros y
compañeras. (El catequista pronuncia el nombre de cada uno de
los miembros del grupo). “Ven, sígueme”.
Tú nos has agrupado en una comunidad. Vosotros sois mis
amigos.
Tú nos has señalado lo alto de la montaña. “Ánimo, que mi yugo
es llevadero y mi carga ligera”.
Tú te has puesto en cabeza de nuestro grupo. “Estoy con vosotros
día a día”.
Ahora, en medio de la marcha, te decimos con toda el alma:
Acaba en cada uno de nosotros la obra que has comenzado.
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Haznos tierra buena, honda y mullida, para que tu semilla
encuentre fondo y dé fruto.
Acaba en cada uno de nosotros la obra que has comenzado.
Acábala, Jesús, en mí y en mis compañeros.
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Tercera parte: Una vez terminada la oración, detenemos la música y hacemos
una breve evaluación de cómo nos ha ido: ¿Se han relajado? ¿Se han distraído?
¿Qué dificultades han tenido para hacer este rato de oración? ¿Cómo se sienten
ahora? ¿Con qué sentimiento, idea... de lo que han experimentado, se quedan?
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Apéndice: Al terminar la oración se les reparte una hoja con sugerencias y
modos de oración para que se la lleven a casa y puedan practicar a lo largo de
este tiempo en algún rato.
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