Todos los Patriarcas católicos consagraron el Medio Oriente y

Anuncio
Todos los Patriarcas católicos
consagraron el Medio Oriente y Líbano
al Inmaculado Corazón de María
El 13 de junio de 2013 marcó el 84º aniversario del pedido de la Consagración de Rusia
hecho por Nuestra Señora.
Ya pasaron ochenta y cuatro (84!) años desde el 13 de junio de 1929, día en que Nuestra
Señora solemnísimamente afirmó: “Ha llegado el momento en que Dios pide al Santo
Padre que haga, en unión con todos los Obispos del mundo, la Consagración de Rusia a Mi
Inmaculado Corazón”; prometiendo convertirla debido a este día de oración y reparación
mundiales.
Nuestro Señor ansió por esta Consagración a lo largo de todos estos años. Han sido años
de pecados sin precedentes, de derramamiento de sangre y de miseria humana – 84 años
que trágicamente confirmaron el aviso de Nuestra Señora: “Sin la Consagración, ni Rusia
se podrá convertir ni el mundo tendrá paz”.
¿Podríamos evaluar el deseo de Nuestro Señor de ver el Inmaculado Corazón de Su
Madre Santísima honrado al lado de Su Sagrado Corazón? La revelación de Nuestra
Señora el 13 de junio de 1917 encierra un mundo de significado: “Jesús quiere servirse de
ti para darme a conocer y amar. El quiere establecer en el mundo la devoción a Mi
Inmaculado Corazón”.
En la primavera de 1943, Nuestro Señor apareció a Sor Lucía para expresarle la “alegría
de Su Corazón” por la consagración de la Iglesia y del mundo al Inmaculado Corazón de
María, hecha por el Papa Pio XII en diciembre de 1942. Tal como Sor Lucía dijo a su
Obispo: “El buen Dios ya me demostró Su agrado por el acto del Santo Padre y de los
varios Obispos, aunque esté aún incompleto según Su deseo. En cambio, Él promete
abreviar el fin de la guerra; pero aún no vendrá de esto la Conversión de Rusia”.
El 16 de junio de 2013 (el Domingo después del 84º aniversario del pedido del Cielo),
sucedió otra Consagración histórica que, indudablemente, dio a Nuestro Señor una gran
alegría. Todo el Episcopado libanés se reunió con el Nuncio Apostólico en aquel país y todos
los Patriarcas Orientales católicos del Medio Oriente, en el Santuario Nacional de Nuestra
Señora de Líbano, ¡para consagrar solemnemente Líbano y el Medio Oriente al Inmaculado
Corazón de María!
Toda la Iglesia de Líbano se preparó fervorosamente para esta Consagración. Durante los
cuarenta días anteriores al evento, una imagen especial de Nuestra Señora viajó por todas
las parroquias de la nación. Y, el día de la Consagración propiamente dicha, cada
parroquia estaba unida a la ceremonia en una gran unión de oraciones.
Tanto los fieles como los Obispos católicos de Líbano saben bien como su situación es
peligrosa. ¡Si sólo todos los católicos, por todo el mundo, reconociesen que nuestra
situación es igualmente terrible, y tomasen a pecho el ejemplo de los fieles devotos
libaneses! ¡No debemos perder más tiempo, y confiarnos a Aquella Que – sólo Ella – nos
puede ayudar!
Usted encontrará, abajo, el texto de este hermoso Acto de Consagración de Líbano. Sólo
podemos imaginar cuántas gracias esta ceremonia solemne en honor del Inmaculado
Corazón de María hará caer sobre el mundo, en especial sobre el Medio Oriente devastado
1
http://www.fatima.org/span/crusader/cr106/cr106pg16.pdf
por la guerra. Nos alegremos con Nuestro Señor, a ver la devoción al Inmaculado Corazón
de María de este modo más establecida en el mundo, y al mismo tiempo redoblamos
nuestras oraciones para que Él apresure la rápida realización de lo que es el paso final al
Triunfo de Nuestra Señora – la Consagración de Rusia. ¡Como la Señora dijo, debemos
sacrificarnos por esta intención y rezar!
Sigue abajo el texto del Acto de Consagración que fue recitado Domingo, el
16 de junio de 2013, por todos os Obispos católicos de Líbano y todos los
Patriarcas orientales católicos del Medio Oriente, en una ceremonia que
siguió una Misa Solemne.
Santísima Virgen María, Madre de Dios y nuestra Madre, Que fuiste elegida por
Dios Padre, por la acción del Espíritu Santo, para ser la Madre de Su Hijo Encarnado;
Tú viviste perfectamente la obediencia de la Fe, unida, por Tu Maternidad, a Tu Hijo
Jesús por un lazo indisoluble, oyendo así Sus palabras, guardando todas estas cosas y
ponderándolas en Tu Corazón; Tú Lo acompañaste en Su vida de niño en Nazaret,
donde Él creció en sabiduría, en estatura y en Gracia, ante Dios, y ante los hombres; Tú
intercediste con Él en Cana de Galilea. Tú sufriste con Él en Tu Corazón de Madre a los
pies de la Cruz y participaste en la Redención que Él realizó, Él, el único Redentor del
mundo, para la Salvación de toda la humanidad, de todos los lugares y todos los
tiempos. De este modo, Tu maternidad espiritual abrazó toda la humanidad, en todas sus
asociaciones y culturas. Hoy, después de Tu Asunción a la gloria de Tu Hijo resucitado
de los muertos, Tú continuas a envolvernos con Tu cariño maternal, a través de Tu
intercesión, para que nosotros sepamos recibir reconocidamente las gracias que el Señor
nos concede y que nos conducirán al Reino de los Cielos.
Nuestra Señora de Líbano, nosotros Te pedimos que viertas Tu ternura sobre el
Líbano, nuestro amado país, y sobre todo el Medio Oriente, región cuyo suelo fue
testigo del cumplimiento de los acontecimientos del plan de redención de Nuestro
Señor, y de donde la Iglesia, por la gracia del Espíritu Santo, partió a llevar las Buenas
Noticias a todas las gentes, dando testimonio del Señor Jesús hasta el martirio y
actuando como guarda del tesoro de la Fe, de modo a transmitirla de generación en
generación, hasta que haya llegado a nosotros.
O Madre de la Iglesia, Ayúdanos por medio de Tu intercesión, a nosotros que
somos hijos e hijas de la Iglesia a la cual Tú perteneces y de la cual eres el modelo,
como Madre y educadora que eres, para que vivamos la comunión del amor entre
nosotros, y seamos testigos de los valores humanos y cristianos en nuestra familia, en la
vida social, trabajando para promover eses valores en Líbano y en el Medio Oriente,
transformándonos en una civilización que eleve el ser humano a oír completamente las
súplicas de la obediencia a Dios, que constantemente habla a nuestro corazón.
Oh Madre de los hombres y de los pueblos, Tú que conoces nuestros
sufrimientos y alegrías, nuestros temores y esperanzas, por Tu intercesión proteja esta
región de todo lo que la amenaza, de la violencia, extremismo, disturbios y turbulencias,
y de los atentados a la dignidad de los seres humanos y de la infracción a sus derechos,
a su libertad e integridad; nosotros Te pedimos que guíes todos los hijos del Medio
Oriente, en su diversidad, para que su pensamiento sea iluminado por la luz del único
Criador, que quiere que vivamos como una sola familia, conectados por los lazos de la
2
http://www.fatima.org/span/crusader/cr106/cr106pg16.pdf
fraternidad, para que cada persona procure construir un futuro luminoso, con base en la
convergencia, participación, amor y justicia.
Te imploramos, Oh Madre, que aceptes de nosotros la Consagración de
Líbano y del Medio Oriente a Tu Inmaculado Corazón y a Tu Santo Patrocinio. De
este modo nos consagramos a Dios, por la acción del Espíritu Santo, siguiendo el
ejemplo de Tu Único Hijo, que a Sí mismo Se consagró a Su Divino Padre y a Quien Le
fue fiel en todos Sus actos y enseñanzas, para la salvación de la humanidad. Ruega por
nosotros, para que podamos vivir según las plenas exigencias de esta Consagración, así
arrepintiéndonos de nuestros pecados, oyendo la Palabra de Dios que es nuestra fuente
de vida, y renovando nuestro amor a Dios por el cumplimiento de Su voluntad y por
nuestro amor a nuestros próximos, expresado en el acto de reconciliación y coexistencia
pacífica, en un espíritu de fraternidad.
Imploramos Tu intercesión,
Oh María Santísima:
Por los pueblos, para que sean abiertos a Dios y acepten Su voluntad, trabajando
así para el bien de toda la humanidad y contribuyendo a la construcción de la paz, a Ti
rogamos;
Para que mostremos fidelidad a Jesucristo en nuestras vidas y seamos testigos de
Él en nuestras palabras y acciones, a través del amor y reconciliación, servicio y
sacrificio, a Ti rogamos;
Para que sepamos llevar la Cruz del sufrimiento en el alma o en el cuerpo, a
ejemplo de Jesucristo, y enfrentar los desafíos y las adversidades con paciencia y
esperanza, a Ti rogamos;
Por nuestros Obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, para que Dios los asista en
la realización de la misión de cada uno, a Ti rogamos;
Para que se conserve la santidad de la unión en el matrimonio, y por nuestras
familias, para que sean iglesias domésticas que transmiten la Fe, que enseñan a rezar y
que contribuyen a la vida y al ministerio de la Iglesia, a Ti rogamos;
Por el respeto por la vida humana desde el nacimiento hasta la muerte, a Ti
rogamos;
Por la paz en los corazones, en las familias y en las comunidades, y por el
progreso de los seres humanos, a Ti rogamos;
Para que se conserven la dignidad, los derechos, la libertad civil y religiosa y la
integridad de cada ser humano, a Ti rogamos;
Por las autoridades políticas, para que trabajen para asegurar el bien público que
contribuye para el bien de los hombres y de las naciones, a Ti rogamos;
Para que podamos libertarnos de nuestros pecados que llevan a divisiones,
agresiones y violencia, a Ti rogamos;
3
http://www.fatima.org/span/crusader/cr106/cr106pg16.pdf
Para que sepamos dar a Dios la prioridad en nuestra vida, contra la realidad del
consumismo y del materialismo, y a la luz de las preocupaciones terrenas y tentaciones
excesivas de la vida, a Ti rogamos;
Oh Madre de Dios y Señora de Líbano, llena de santidad, intercede por
nosotros, para que aceptemos en nuestro país y en todo el Medio Oriente las gracias que
Dios ha concedido al mundo, por el poder salvífico perene de la redención y por el
Amor misericordioso que guía las conciencias y santifica el ser humano, para que,
contigo y por medio de Ti, elevemos un himno de gloria y de alabanza a la Santísima
Trinidad, Padre, Hijo, y Espíritu Santo, que Te eligió. Amén.
4
http://www.fatima.org/span/crusader/cr106/cr106pg16.pdf
Descargar