El teatro como medio activo de comunicación Novedosa vitalidad en Buenos Aires “El teatro es el más noble placer de los hombres congregados” Saint-Marc Girardin “La representación teatral forma parte de la esencia misma del teatro, la obra dramática está hecha para ser representada y no encuentra cumplida su existencia hasta que es puesta en escena. La criatura teatral no existe sino con la complicidad de testigos. Nada limita el deseo de existir que anima a los personajes en busca de espectadores. ¿Sospecharán estos la significación ontológica de su presencia? El más individualista siente en el teatro la necesidad del grupo. En una sala no muy llena hay algo que incomoda’ Una asistencia escasa es suficiente sin duda para sostener la existencia de los personajes en la escena, pero se diría que gozan de una presencia amenazada. Un asiento vacío priva de un acto de fe a la metamorfosis del comediante que precisamente se completa en el acto de fe y por el acto de fe de sus testigos. El teatro tiene horror al vacío, porque el vacío introduce en la representación un principio de no ser que compromete la operación decisiva. En escena se trata como personas reales a los personajes creados por el dramaturgo y vueltos a crear por los actores. Sin esa creencia de su existencia esos personajes no existirían. Esta disposición se adquiere por el simple hecho de sentarse ante el telón, es independiente de las cualidades del drama y de la representación. La acción es la finalidad de la representación y no la idea que inspira a la acción. En la escena, como en la vida, la acción se impone por sí misma, independiente del juicio con que se valore la idea que la inspira. La fórmula de arte popular o teatro para el pueblo y todas sus variantes es descartada porque encubre un contrasentido absoluto, no puede más que provocar un despilfarro de generosidad y aun de talento en provecho de tentativas condenadas a un fracaso casi seguro. El arte no es jamás para una clase. Las intenciones del autor interesan al historiador que describe el nacimiento de la obra de arte pero desde el momento en que exista por sí mima existe para todos y existirá aun en contra de todos. Una obra no es superior a otra porque sea accesible a todos. Una obra no es inferior a otra porque sea accesible a todos. Una obra no es superior a otra porque se dirija a un aficionado culto. Lo común a todos los hombres es la humanidad y con ella las categorías a través de las cuales se despliega su visión dramática del mundo. Lo que no reclama ninguna cultura especial es nuestra manera de ver el suceso, de captar lo que sucede como algo gracioso o trágico. Las obras accesibles a 1 la mayoría ¿ no serán aquellas en las que los elementos dramáticos estén en primer plano?” Henri Gouhier “En la participación teatral los unos representan y los otros miran, pero la posibilidad del teatro como tal depende del impulso proveniente de una voluntad de cooperación en el juego escénico. Aún hoy en toda velada teatral el público también coopera. Los actores pueden hablar largo y tendido de lo que significa para ellos advertir que en la sala reina frialdad, desatención, impaciencia... Por eso ninguna representación es idéntica a la anterior o a la siguiente. La medida del éxito se determina por la medida de la mayor identificación alcanzada entre actor y espectador. El juego escénico en que todos cooperamos está precedido por un acto existencial. Reside en el impulso de traspasar lo cotidiano, lo habitual, lo transitorio y el obligado curso de la existencia tal como se nos impone a la sombra de la naturaleza, del poder, de los aparatos, de las organizaciones o de los sistemas de dominio. Traspasarlo al menos por un breve espacio de tiempo que tiene comienzo y fin y en que rigen otras reglas, otros modos de ordenación, otras leyes que en el mundo fáctico y real. El teatro siempre fue popular. En la antigüedad sólo los esclavos estaban excluidos del teatro, el gobierno disponía subvenciones para la escena. Pericles le pagaba la entrada a los habitantes menos acomodados y no había privilegio alguno en las localidades, con la sola excepción de que los miembros del gobierno se sentaban en primera fila. El teatro isabelino era popular en relación con el número de habitantes que tenía Londres en esa época.” Siegfried Melchinger “Lo que le interesa al hombre de teatro es crear momentos dramáticos, esos momentos en los que, súbitamente, se produce en la sala un precipitado de sentimientos y los espectadores, distintos e indiferentes, reunidos en asamblea al azar, se transforman en un ser único, sensible y cálido, que se llama público. Despojados de sus preocupaciones y de los aspectos de la ida diaria que los preocupan el teatro restituye a los espectadores el uso de su sensibilidad. El teatro es uno de las primeras actividades humanas, una de las más persistentes y tal vez una de las más humanas. Por su intermedio el poder creador de los hombres se ejerce con la mayor veracidad y eficacia” Louis Jouvet 2 Importa donde esos dos polos sensibles que son la escena y el auditorio se disputan el puesto, influyen uno hacia el otro buscando instintivamente la forma que mejor conviene a su mutua penetración. Louis Jouvet citado por Henry Gouhier El teatro es una forma de comunicarse y también de resistir. Grupo Teatral Catalinas Para forjar otra vez la cadena, la cadena de un ritmo en que el espectador busca en el espectáculo su propia realidad, es necesario permitir que ese espectador se identifique con el espectáculo, y en cada respiración, y en cada tiempo. El problema no es de edificios buenos o malos; no siempre un hermoso local es capaz de originar una explosión de vida, mientras que un local fortuito puede convertirse en una tremenda fuerza capaz de aglutinar a público e intérpretes. Este es el misterio del teatro”. Peter Brook Las reflexiones mencionadas, sólo algunas entre otras muchas citas y comentarios, se unen a opiniones ampliamente compartidas sobre la permanencia del acto teatral como expresión milenaria de comunicación. La frase inicial es de Jean-Marc Girardin, -18011873-, literato y ensayista francés, catedrático de La Sorbona, autor de libros sobre temas literarios y de obras vinculadas con la actividad teatral como, entre otras, Curso de literatura dramática. Este trabajo apunta a describir la vitalidad de ese medio en la ciudad de Buenos Aires, pese a la honda recesión económica que padece el país. El material registrado abarca desde la primavera 2001 hasta estos días. Una mirada a la cartelera teatral porteña demuestra la importante y variada oferta escénica. Un domingo de octubre pasado la cartelera anunciaba 37 presentaciones, en algunas de ellas con varias funciones y el número mencionado no incluía espectáculos musicales, café-concert, restaurant-concert y obras para niños. Abarcaba sí puestas de teatros oficiales así como las de carácter privado, comerciales unas con figuras populares de la televisión y otras, en número importante donde predominaba la oferta artística. Como sucede en todas las capitales importantes del mundo, Buenos Aires aún lo es pese a los desastres actuales, las salas se expanden más allá de lo que se considera el sector céntrico y fundacional de la ciudad: plaza mayor y sus edificios, la city y las avenidas populosas. Límites que la instalación relativamente nueva de centros de compras ha llevado a veces hasta la periferia donde restaurantes, cines, clubes, lugares bailables y también 3 algunos teatros configuran núcleos destinados a una demanda barrial. Multiplicados en una urbe como Buenos Aires con 200 km2 de superficie. Curiosamente, consta que “entre 1856 y 1800 se levantaron en la ciudad 36 teatros. Diez de estos edificios estaban alejados del centro, algunos casi en la periferia en zonas como Flores y la Boca. En las primeras trabajaban las compañías dramáticas y operísticas que no tenían cabida en la ciudad principal y los aficionados brindaban conciertos. En los teatros de la Boca se presentaban espectáculos teatrales y para-teatrales que permiten hoy historiar la evolución cultural de la inmigración italiana, sus gustos, sus preferencias y la vigencia de sus tradiciones”. De las 37 salas citadas, anteriormente, un cincuenta y cinco por ciento está ubicado en la zona central y el resto, un número casi semejante, distribuido en los barrios. La Boca, colorido ámbito muy concurrido y próximo al centro, disfruta de un teatro oficial y de otro organizado por la comunidad barrial . El Abasto, emblemático sector vinculado con la figura de Gardel, que allí vivió, también atrae al público teatral con puestas variadas y responsables en su entrega. La oferta off constituye un interesantísimo enfoque por las distintas alternativas de sus espectáculos muchas veces, en la búsqueda de nuevos escenarios. Clubes, cafés, librerías, galpones, escuelas, fábricas aun casas particulares: el living o el patio. En las minisalas la comunicación teatral tiene otras complicidades. Los asistentes a la ceremonia no pasan de 20 a 30 personas distribuidas en sofás, sillas o almohadones. “No puedo decir si me gustó o no. Puedo decir que estuve ahí adentro, en medio de los personajes”, confesaba un espectador. Más allá de los valores de la puesta las salas domésticas ofrecen al público el encanto de lo imprevisto. Primero hay que tocar un timbre, subir una escalera, atravesar un cuarto donde se ofrece una copa o un trozo de torta casera, hasta llegar al ámbito teatral. Para muchos el rito teatral comienza con la compra de la entrada. Sigue con el acceso a la localidad correspondiente precedidos por el acomodador. Luego, murmullos en la sala, lenta penumbra, telón que se desplaza y empieza la magia con la aparición de los actores en su lugar de privilegio, el escenario. Pero otros consideran que además, hay obras intimistas, jugadas con pocos intérpretes en general, que exigen una especial complicidad, un clima compartido en un pequeño recinto donde unos y otros se ubican en un mismo plano espacial. Como reflexiona Peter Brook , a veces una suntuosa sala no origina la comunicación deseada y sí la logra un escenario circunstancial. Asistimos a una función un sábado por la noche del Grupo de Teatro Doméstico en el barrio del Abasto. Casas bajas y árboles en las veredas. En la calle no hay mención alguna sobre el posible hecho teatral. Se accede al lugar, la vivienda de uno de los actores, por una escalera larga que conduce a la planta alta. Se escucha música de violines y junto a la mesa que oficia de boletería hay otra con una botella de vodka y pequeños vasitos para que el público se sirva a voluntad. Lo del vodka es oportuno porque el elenco pone en escena –con más propiedad en un salón- Siberia, espectáculo inspirado en una carta que Fedor Dostoievski envió a una virtual autora de una versión para teatro de Crimen y castigo. Le comunicaba allí que era muy difícil crear una pieza dramática a partir de una novela y le aconsejaba que tomara solamente la idea original o un episodio para la adaptación y que cambiara completamente la historia. 4 El grupo responsable de este muestra actúa junto al público en un sector del salón donde un oportuno dúplex da mayores oportunidades de desplazamiento a los actores. En el lugar junto al área para escenario se instala el público en sofás, sillas y bancos: no más de 25 butacas. Pese, o quizás gracias al íntimo acercamiento entre los que hablan y los que escuchan, se obtiene un misterioso ambiente fuerte y dramático que atrapa y emociona. “Lo importante es lo que se tiene que decir –comentaba un actor poco tiempo atrás- y si tienen que ser veinte espectadores, serán veinte; y si no se gana plata, no se gana, porque primero estamos para contar algo. Por supuesto que lo ideal sería cobrar por lo que se hace”. Claro está que en la escena no convencional: jardín, patio, fábrica o esquina deben suceder cosas movilizadoras para que el proyecto se plasme en efectiva comunicación entre actores y público. La ayuda oficial La Ley Nacional del Teatro asegura, desde 1998, la promoción y el desarrollo de la actividad teatral por parte de organismos oficiales. Consta en el artículo 1º de la Ley la creación del Instituto Nacional del Teatro, organismo rector destinado a cumplir con las funciones de promoción y desarrollo en las que se dará preferente y expresa atención al teatro independiente. El Instituto solventa total o parcialmente el nacimiento de ámbitos para la actividad teatral, la remodelación de salones multiuso y subsidios para entidades y elencos, otorga becas de perfeccionamiento y abre concursos destinados a autores argentinos. Ha registrado –cifras de marzo 2002- 540 salas instaladas en todo el país y cuenta con representantes regionales, intermediarios entre los elencos y la institución oficial que será la encargada de clasificar luego cada proyecto para el otorgamiento de los subsidios. Además, edita una revista, Picadero, publicación con amplio material de notas, entrevistas e información actualizada, que se distribuye gratuitamente. Paralelo al Instituto en febrero de 1999 se creó el registro de la actividad teatral, El llamado Proteatro, en el ámbito de la Capital. Onofre Lovero, prestigioso actor y director, es titular de la institución que abarca el quehacer no oficial, en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, Secretaría de Cultura. Como en el orden nacional con el Instituto, en el Proteatro actúa un comité que estudia las presentaciones de los elencos que se registran para obtener subsidios o exenciones especiales. “El ochenta por ciento de la actividad teatral del país se realiza en Buenos Aires y en nuestra ciudad –comenta Lovero- sólo un cuarenta por ciento abarca a salas comerciales, el sesenta por ciento restante comprende los grupos independientes en continuado trabajo y experiencias”. Sobre el porqué de una tarea muy poco rentable Lovero opina: “El teatro se sigue siempre, aun con sacrificios, es una pasión incontenible. Forma parte de los elencos, gente de distintas generaciones, pero se aprecia en los últimos años, dentro del grupo joven, la decisión de formarse sino en las carreras ya clásicas, en cursos o seminarios, antes de pisar un escenario”. 5 Carreras, cursos y talleres Dos instituciones principales ofrecen carreras para la formación teatral. En el Instituto Nacional de Artes, departamento de Artes Dramáticas Cunil Cabanellas se dicta la licenciatura en actuación. El programa abarca cinco años de estudios y en la entidad, un organismo educativo oficial, asisten alrededor de 800 alumnos. De nivel terciario y dependiente del Gobierno de la Ciudad funciona la Escuela de Arte Dramático. Allí se cursan varias carreras: formación teatral, puesta en escena, dramaturgia y taller de escenografía. Asisten a clases más de 300 alumnos. Al mismo tiempo, dos centros culturales de la ciudad centralizan con continuada convocatoria de público la actividad, no formal, con cursos sobre distintas áreas de interés. En verano se dictan en febrero y marzo y a partir de abril las clases anuales divididas en dos cuatrimestres. Artes visuales, danzas, culturas populares, letras, cine y video, música, fotografía, diseño y otros títulos, con numerosas propuestas, configuran la agenda de estudios. En ella, el teatro ocupa principalísimo lugar por la cantidad de ofertas. En el Centro Cultural Ricardo Rojas perteneciente a la Universidad de Buenos Aires, la cartelera del segundo cuatrimestre de 2001 abarcó 170 cursos. Sólo en iniciación teatral se abrieron 17 con distintos horarios. Los demás, actuación en varios niveles; entrenamiento teatral; improvisación; creación de personajes; `producción: puesta en escena, entre otros y varios seminarios sobre dramaturgia, maquillaje, vestuario... A la vez, y en el mismo periodo, en el Centro Cultural San Martín perteneciente al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se programaron 126 talleres con una temática semejante, 46 de ellos sobre el quehacer teatral. Los cursos de uno y otro centro son pagos. En 2001 valían 30 dólares. El precio se mantuvo en los cursos de verano, aunque bajó la oferta en cantidad, -113, en el Rojas; 105, San Martín- sin variar el porcentaje comentado. En el cuatrimestre actual que se inicia en estos días la cartelera del Rojas anuncia 210 cursos –23 para el teatro- y en el San Martín, 120, 42 de ellos vinculados con la actividad escénica. Han sufrido sí un recargo del 15% aproximadamente, de 30 a 35$ argentinos. Acompañaré la presentación con las respectivas carteleras de los cursos mencionados. El teatro callejero Resulta muy atractivo y logra una sugestiva comunicación las muestras de Teatro Callejero, un interesante movimiento con renovada presencia. Las noches del verano pasado, en un hermoso parque de Buenos Aires amplio, extendido en veintiséis hectáreas, se representó El gran funeral, un texto basado en reflexiones de Nietzche donde se teje una alegoría con la suma de clásicos griegos, los Evangelios y el manifiesto comunista. La puesta estuvo a cargo del elenco de La Runfla, , que ha celebrado ya diez años de actividad. 6 La acción del grupo comenzó en 1991 promovida por el director Juan Alvarellos. Desde el ’94 representan en el parque Avellaneda donde también se organizó un centro cultural con el impulso de los vecinos y del Proteatro. La Runfla, es oportuno aclararlo, significa “gente de una misma especie unida por un objetivo común”. Comenta Alvarellos que el teatro callejero ha cobrado renovada vida y amplia difusión en Europa desde el ’70. Sus directores buscan elementos que añadan interés, como el aporte de las técnicas tradicionales y sumamente atractivas usadas en las festividades orientales También ofrece riquísimos recursos la crónica teatral española. Los dramaturgos del siglo XVII que escribían autos sacramentales indicaban para la representación al aire libre el montaje de espléndidos medios escenográficos. Carros de gigantescas dimensiones donde se vislumbraba infierno, tierra y paraíso al mismo tiempo logrado por medio de un decorado en tres niveles habitado por ángeles, monstruos y luciferes al mismo tiempo. En ese mismo siglo en Buenos Aires durante la fiesta de Corpus, junto a la Eucaristía se hallaban presentes en la calle, al tiempo que sonaban distintos instrumentos y cantos, niños vestidos de angelitos, máscaras grotescas en forma de sierpes, hombres disfrazados de cabezudos, gigantes o monstruos espantosos. Flanqueados todos por un público entregado a un espectáculo al que hoy asistiríamos deslumbrados. En la actualidad se manifiestan en el teatro callejero dos líneas de orientación. Una, con amplio despliegue donde los recursos se multiplican en bandas de músicos, maquinarias, payasos, fuegos artificiales... No hay trama, la escena es toda una celebración sobre un motivo central oportuno. Al mismo tiempo, otra tendencia va hacia lo clásico, la relación entre actores y público por medio de la acción teatral con argumento y personajes. “A veces –agrega Alvarellos- ambos grupos conviven. Nada nuevo al fin, no olvidemos que el teatro se hizo alrededor del fuego con gestos y música desde el comienzo de los tiempos”. El teatro callejero así como exige una continua renovación de recursos también requiere una entrega total de los actores, laboriosos ensayos para asegurar la cronometría exacta en los diversos tiempos de la representación. En la puesta del Parque Avellaneda el público, en semitinieblas , avanza hacia donde los actores lo conducen según las circunstancias de la acción y las posibilidades edilicias del lugar, muy bien aprovechadas, con espacios bajos, medios y altos. Un cuidadoso vestuario, músicos y las luces sólo dirigidas al espacio teatral crean una atmósfera acaparadora que mueve al grupo de espectadores –compacto y numerosodurante dos horas por los senderos y los rincones del parque sin fatigas. Disciplina, pasión teatral, presencia sin protagonismos con la certeza de que el trabajo de cada uno colabora dentro de un grupo para el éxito final. Según el director, la temática de La Runfla se dirige siempre hacia el poder en sus múltiples manifestaciones, ejercida también por el espectador que disfruta de la posibilidad de elegir estar en libertad. La ubicación geográfica del parque, en n área con atributos barriales le asegura la presencia y adhesión vecinal y también la de los seguidores de otras zonas porteñas y del gran Buenos Aires. Para la comunicación sólo se requiere la runfla, el grupo de gente de una misma especie teatralera unida por el objetivo común de un mismo goce 7 En el Galpón de Catalinas Si para La Runfla el poder es la temática motivadora de sus presentaciones la gente del Grupo de Teatro Catalinas Sur apuesta a la historia, la crítica humorística y la memoria. Este grupo representa desde sus comienzos un fenómeno escénico singularísimo. La agrupación ofrece un trabajo en conjunto donde cada persona aporta su propia historia y se convierte en anónimo autor. “Somos –dicen- vecinos que vemos en el teatro la posibilidad de comunicarnos con otros vecinos”. Facilitó la tarea el hecho de que el teatro se organizó y funciona en La Boca, en un ámbito con profundo sentido barrial donde, a pesar de los cambios, perduran características muy particulares como las viviendas de chapa y madera multicolores que se asoman al Riachuelo, una boca de agua que se vierte en el Río de la Plata. La ubicación del barrio en uno de los bordes de la ciudad le asegura un aislamiento productivo. Lugar elegido por artistas plásticos y escultores que han instalado allí sus talleres. Además, en esta zona famosa por la calle Caminito frecuentemente transitada por turistas de todo el mundo, se halla un complejo de viviendas, Catalinas Sur, habitada por descendientes de los inmigrantes italianos que se afianzaron en la Boca a finales del siglo XIX. En la escuela perteneciente a ese conjunto de monobloques, los padres reunidos en una mutual animaron durante una celebración la fiesta barrial. El éxito de esa presentación movió al grupo a nuevos emprendimientos y así se organizaron las primeras funciones en el anfiteatro de la plaza de esa misma área vecinal. Catorce años después alquilaron un galpón donde instalaron 300 butacas sobre gradas. En 1999 lo pudieron comprar con el aporte del público, los vecinos, distinta ayudas oficiales y privadas y amigos-socios que pagan una cuota mensual de 5$. En la actualidad, la temporada Nº 19, bajo la dirección general de Adhemar Bianchi y Ricardo Talento con la colaboración de músicos, autores, sonidistas, escenógrafos, vestuaristas y numerosos técnicos, conforman la presentación 97 vecinos de distintas edades, desde niños a mayores de 80, que actúan, cantan, bailan y tocan instrumentos para dar vida a la reconstrucción de la historia del país de 1930 a la actualidad con el devenir de El fulgor argentino, club social y deportivo, donde se sitúa la acción teatral. Han montado 11 espectáculos y algunos de ellos ya son obras de repertorio como Venimos de muy lejos, la historia de los inmigrantes en la Boca y Los negros de siempre, un candombe callejero. Fulgor argentino club... lleva casi cuatro años en cartel a sala llena. En 2001 actuaron en el festival El Grec de Barcelona, así como se han presentado en otros encuentros de Chile, Brasil y Cuba. Como anfitriona, su sala ha recibido entre otros grupos los del Teatro de los Andes, de Bolivia; La Tarumba y Grupo Piscator, de Perú; Chico Simoes de Brasil y elencos europeos. Acaban de comprar un espacio lindero destinado a oficinas, salas de ensayo y talleres para la realización de escenografía y el dictado de cursos gratuitos. Asistir a estos espectáculos representa una verdadera fiesta. Los bomberos voluntarios de la Boca se encargan de la vigilancia de los autos. En la vereda se ofrecen bocados salados, gaseosas y choripanes. En el foyer instalaron un kiosco para la venta de CD, afiches, remeras y videos como el que proyectaremos al finalizar nuestra lectura. Y dentro –aire acondicionado y calefacción- según corresponda, dos horas de un espectáculo 8 que funciona como un reloj y seduce al público. Un trabajo grupal donde no se han escatimado elementos para su presentación: rico y estudiado vestuario, conjuntos musicales de distintas épocas. Bailarines, muñecos gigantes, hasta tanques y cañones. La comunicación que logra el Galpón de Catalinas Sur con el público justifica por sí sola la redacción de este trabajo. Al decir de un crítico: “representa de manera emocional el fenómeno del teatro como fiesta comunitaria”. Los vecinos de Casilda Casilda es una localidad de 40.000 habitantes situada en la provincia de Santa Fe, al norte de la de Buenos aires. Hasta allí llegó el año pasado un personaje singular, el director italiano de teatro Marco Di Stéfano con un poco habitual currículo. Va por mundo desde veinte años atrás armando espectáculos teatrales. Llega, trabaja, deja obra y parte a un nuevo destino. Ya ha organizado en América y en Europa cuarenta espectáculos, todos de carácter grupal. Según las crónicas no acepta su trabajo en los términos de teatro de vecinos, ni en lo de teatro no ficcional, prefiere abarcar como teatro de la comunidad, a estas multiplicadas epopeyas barriales. Apenas se instaló en Casilda comenzó a deambular por los comercios, cafés, discos, plazas, para charlar con la gente e interesarla en el armado de un espectáculo. La invitación tuvo éxito de inmediato y 63 personas –entre 5 y 75 años- se convocaron . Profesionales, jubilados, obreros, estudiantes, amas de casa charlaron, hicieron planes, se habló de una representación sin autor aparente, donde el tema central estuviera relacionado con la historia, los sueños y la vida de la gente como grupo y también individualmente. La reunión se realizó en el cine-teatro Libertador con capacidad para 1200 espectadores. Una sala que estuvo a punto de cambiar de destino para transformarse en un supermercado y que los pobladores consiguieron por medio de colectas y adhesiones salvarlo de góndolas y mostradores. El grupo decidió que el mejor tema, sin dejar de lado las experiencias personales, eran las vicisitudes del Libertador y se habló también de incluir el devenir de los inmigrantes italianos y su aporte a la construcción y el desarrollo de Casilda. Di Stéfano los entrenó, dio clases de escritura teatral y de improvisación y se armó por fin la función y el estreno exitoso, tras largas veladas con ensayos que se prolongaron de la noche a la madrugada. La actividad desarrollada por el director forma parte del Festival Italo-Argentino, Un puente, dos culturas, que se desarrolló a fines de 2001 en distintos lugares del país y que en Casilda contó con los auspicios de dos fundaciones de la colectividad italiana. Di Stéfano ha seguido su camino no sin antes definir y destacar que con su trabajo n busca ante todo “difundir el valor social y cultural del teatro como vehículo de comunicación”. Este trabajo investigado y redactado con verdadero placer a lo largo de los meses tiene un final sólo aparente, el que le dicta una fecha de entrega ya fijada por exigencias de la organización. En el momento de presentarlo el paso del tiempo lo habrá enriquecido con nuevas experiencias. 9 Mapas, gráficos, recortes periodísticos, revistas, programas de teatros y de institutos de estudio y videos acompañarán la entrega personal en el encuentro de junio. Bibliografía Testimonios sobre el teatro Louis Jouvet Editorial Psique Buenos aires 1953 El teatro desde Bernard Shaw hasta Bertolt Brecht Siegfried Melchinger Editorial Fabril Editora Buenos Aires 1959 La obra teatral Henri Gouhier Editorial Eudeba Buenos Aires 1962 Espectáculos teatrales en el Buenos Aires del siglo XIX Perla Z. De Lima Edición del Instituto Histórico de Buenos Aires Buenos Aires 1999 El teatro y su doble Antonin Artaud Editorial sudamericana El espacio verde Peter Brook Ediciones Península Barcelona 1990 10