0. Orígenes de la novela hispanoamericana

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0. Orígenes de la novela hispanoamericana:
En el siglo XIX aparecen dos corrientes, como en Europa, la romántica y la realista. En la
corriente romántica aparecen novelas históricas (Guatemocín de Gertrudis Gómez de
Avellaneda) y sentimentales (Amalia, de José Mármol)
1. Hasta los años 40.
El filósofo alemán Spengler, en su obra La decadencia de Occidente, defendía que Europa
estaba en fase de decadencia y América en auge. Esta idea empujó la creación artística en los
países americanos. A partir de 1920, los escritores comenzaron a remitirse a realidades
propiamente hispanoamericanas. Siguiendo una línea realista y, dentro de unos moldes
estructurales tradicionales, aparecerán cuatro modelos de novela, ligados a cuatro temas
esenciales:
1.1. Novela de la tierra: Trata el tema de la naturaleza americana, implacable y abrumadora.
Dicho tema da origen a una novela regionalista, con variantes locales, como la novela
gauchesca en el caso de Argentina. Ejemplos de este tipo de obras son: La vorágine, de José
Eustasio Rivera; Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos y Don segundo Sombra, de Ricardo
Güiraldes.
1.2. Novela indigenista. Ligada a la denuncia de la injusticia social: Su eje temático es la
preocupación por la situación del indio, tomando como precursores a Fray Bartolomé de las
Casas, la prosa de los ilustrados y el Romanticismo. La novela indigenista o social pretende ser
testimonio y denuncia de la opresión en que vive la población indígena y mestiza. Ejemplos de
este tipo de obras son: Razas de bronce, de Alcides Arguedas y El mundo es ancho y ajeno, de
Ciro Alegría
1.3. Novela de la revolución mexicana. La Revolución mexicana arranca en 1910, y este tipo de
novela aparece hacia la segunda década del siglo XX. En sus relatos se recogen no solo los
hechos revolucionarios, sino las aspiraciones de los mexicanos y las reflexiones sobre su
identidad y su cultura. Dado que esta revolución queda en muchos aspectos incumplida, su
tono no es nunca triunfalista. Ejemplos de este tipo de obras son: Los de abajo, de Mariano
Azuela y El águila y la serpiente, de Martín Luis Guzmán.
1.4. Novela urbana del Plata. Este tipo de novela de tema esencialmente urbano tiene lugar
especialmente en Argentina, un país que recibe a millares de emigrantes. Ya en 1910 había
aparecido un grupo de escritores, la generación del Centenario, que centraban sus novelas en
las clases bajas, en los inmigrantes y sus espacios marginados, novelándolos con técnica
naturalista. Ejemplo de este tipo de obras es: El juguete rabioso, de Roberto Arlt.
2. Desde los años 40 a los años 60
2.1. Realismo mágico: Se trata de un movimiento literario, que se dio en Hispanoamérica, y
que Frente a la literatura fantástica, que presenta un mundo al margen de la realidad (El señor
de los anillos), y frente al realismo fantástico, en el que la esfera real y la mágica están en
conflicto (Harry Potter), el realismo mágico se caracteriza por incorporar a la realidad
elementos mágicos, como algo cotidiano y común, en escenarios que bien podrían ser reales.
En el realismo mágico lo natural y lo sobrenatural se mezclan de manera espontánea y sin
contradicciones, aparece en escenarios habitualmente rurales y se involucra a toda una
colectividad.
2.2. La novela de dictador. La peculiar historia política latinoamericana favorece el
surgimiento de novelas protagonizadas por un dictador, siguiendo la línea de la obra de ValleInclán Tirano Banderas. Pertenecen a este tipo de novelas: El señor presidente de Miguel Ángel
Asturias, Yo, el Supremo, de Augusto Roa Bastos, El recurso del método, de Alejo Carpentier, y
El otoño del patriarca, de Gabriel García Márquez.
2.3. Novela existencial. En las obras correspondientes a esta tendencia se ofrece una reflexión,
generalmente amarga, sobre el sentido de la existencia humana dentro de una sociedad
opresiva y poco auténtica. Pertenecen a esta corriente muchas de las obras de Juan Carlos
Onetti, como El pozo o El astillero, o El túnel de Ernesto Sábato.
3. Novela de los años 60. El Boom
Durante los años sesenta se produce la gran difusión internacional de la narrativa
hispanoamericana. Se habló por ello del ‘boom’ de la novela hispanoamericana y de ‘nueva
novela hispanoamericana’. Quizás la presencia en Europa de muchos de los escritores hispanos
(Vargas Llosa, García Márquez, Cortázar...), en exilio voluntario o forzoso, explique el interés
del público. En realidad, la renovación se había producido ya en las décadas anteriores. En
estos años no sólo aparecen nuevos y valiosos novelistas, sino que muchos de los que ya
venían publicando desde tiempo atrás escriben algunas de sus obras más significativas. En
general los nuevos novelistas aúnan las innovaciones técnicas que se habían producido en la
novela universal a lo largo del XX (Joyce, Faulkner, Kafka o Proust) con la tradición narrativa
hispanoamericana anterior (el llamado ‘realismo mágico’)
Las grandes líneas del periodo son las siguientes:
- Preocupación por las estructuras narrativas que exigen un lector activo capaz de organizar la
materia del relato: Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez.
- Desarrollo de la experimentación lingüística y experimentación con nuevas técnicas y
maneras de narrar: Rayuela, de Julio Cortázar
- Invención de diversos universos de ficción: Macondo en las novelas de Gabriel García
Márquez.
- Aparición de novelas histórico - sociales, con amplia panorámica de indagación nacional:
Sobre héroes y tumbas, de Ernesto Sábato.
- Preferencia por los temas existenciales, huida de los aspectos sicológicos de los personajes,
profundización en lo mítico: Conversaciones en la Catedral de Mario Vargas Llosa...
4. Últimas tendencias
En la última década del siglo XX se afirman otros narradores. El mundo ha experimentando en
tanto cambios decisivos: se han derrumbado imperios e ideologías; en el continente americano
han ocurrido tragedias indescriptibles, en las que el hombre ha sido siempre la víctima: lo
atestigua la serie de muertos y desaparecidos.
Gran parte de los escritores que sobresalen en estos últimos años, sucesivos a la derrota de los
regímenes militares y a la caída de varios dictadores, han pasado por la cárcel y conocido el
exilio. Es el caso de Mario Benedetti en el Uruguay, de Antonio Skármeta y Luis Sepúlveda en
Chile. Un largo destierro ha marcado sus vidas y ha determinado en sus obras un arraigo aun
mayor a sus países, que se manifiesta en la especial atención hacia el «hombre de la calle».
Testimonio de un momento crítico de la vida del mundo americano contemporáneo es
Skármeta: Una ardiente paciencia —luego más conocida, después de la película protagonizada
que lleva por título El cartero de Neruda—, alude al clima trágico del golpe militar en Chile.
Toda una narrativa, por otra parte, lleva a cabo, en formas nuevas, una aguda crítica de la
sociedad. Lo hace Mario Benedetti: Primavera con una esquina rota.
La denuncia de la condición americana se expresa también en la narrativa de Isabel Allende,
que ha visto un gran favor de público; La casa de los espíritus, una saga chilena en vísperas del
golpe, y El plan infinito, acerca de la situación de los hispanos emigrados a los Estados Unidos
son dos de sus mejores novelas. Tampoco ha faltado éxito a un libro narrativo-gastronómico
como Afrodita, por otra parte producto de una veta floreciente que parte de la novela Como
agua para chocolate, de Laura Esquivel y que ha tenido seguidores en España y en otros países
europeos.
Es necesario citar a Luis Sepúlveda: Un viejo que leía novelas de amor, Bryce Echenique, autor
de un tipo de novela marcadamente autobiográfico-critica, vivificada por el humor y a
Augusto Monterroso, que destaca como autor de microrrelatos.
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