Breves notas sobre las músicas de marimba y los cantos tradicionales del Pacífico surcolombiano Por Manuel Sevilla Universidad Javeriana Cali Septiembre de 20091 En Colombia, al sur de la costa del Pacífico, en la franja selvática que va del océano hasta los Andes, se escuchan todavía los cantos tradicionales de los descendientes de esclavos africanos que fueron llevados allí en el siglo XVII. Surgidas en la ribera de los ríos y sembradas en la cotidianidad de las comunidades de la región, estas músicas ancestrales tienen como núcleo las voces de mujeres y hombres que combinan el sonido de los romances españoles con los lamentos negros. Las acompañan marimbas y tambores de madera y cuero, sonajeros de semillas y el ritmo de las manos, para formar un universo musical sin par en el panorama de las músicas del mundo. Estos sonidos y los rituales que surgen en torno suyo han viajado con los inmigrantes y subsisten hoy también en las ciudades del suroccidente colombiano, como un pilar de la identidad de las comunidades del pacífico. Son cuatro los contextos principales en los que se desarrolla la música tradicional del pacífico surcolombiano: el Arrullo, el Currulao, el Chigualo, y el Velorio de Adulto. El Arrullo es un encuentro de personas que se congregan para adorar a un santo con música y canto. Se trata, ante todo, de una celebración religiosa, que a la vez integra a los participantes en una fiesta. El Currulao (también llamado Baile de Marimba) es una fiesta en todo el sentido de la palabra. Se canta y se baila, se cuentan chistes y cuentos, se bebe licor y se come en abundancia. Es común que el Currulao tenga lugar después de un Arrullo. El Chigualo es el término empleado en la región para denominar el velorio de un niño o “velorio de angelito”. Se realiza cuando muere un pequeño antes de los 4 o 5 años de edad, y le imprime a este episodio trágico un sentimiento de alegría puesto que se considera que el niño murió “con el alma pura”. En el Chigualo se cubre 1 El documento forma parte de la aplicación de Colombia ante la UNESCO para incluir las músicas tradicionales del pacífico colombiano dentro del listado de patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Elaborado a partir del documento “Componente investigativo de la Ruta de la Marimba” de Sevilla et.al 2008. Manuel Sevilla es Profesor del Departamento de Comunicación y Lenguaje, Pontificia Universidad Javeriana Cali; Catedrático de la Escuela de Música de la Universidad del Valle. PhD y M.A. en Antropología (University of Toronto), Comunicador Social-Periodista (Universidad del Valle). Integrante de la agrupación musical MartinaPombo. E-mail: [email protected] con flores el cuerpo del difunto y se canta y se baila a su alrededor. El Velorio de Adulto, por su parte, sí se manifiesta como un evento trágico, puesto que el mayor muere con “el alma impura”. En estos casos se le reza y canta al difunto durante nueve días (novenario). Cada uno de estos contextos va asociado a manifestaciones musicales específicas. En los Arrullos sólo se interpretan canciones con textos de sentido religioso. Aquí son las mujeres quienes lideran la festividad, tanto en su preparación (santos, velas y altares) como en la interpretación de jugas y bundes “de adoración”, cantos especiales que presentan letras sacras y que tienen una estructura responsorial. Los cantos se acompañan por distintos tambores (llamados bombos y cununos) y, en ocasiones, por marimbas de madera. En los Currulaos se interpretan géneros con temáticas muy diversas: jugas y bundes profanos, rumbas, torbellinos y currulaos (este último es el género que da el nombre a la festividad). Aquí los varones adquieren mayor protagonismo, manifestado principalmente en la interpretación de la marimba, el instrumento indispensable de esta celebración. Es usual que el mismo marimbero sea quien lleve la voz principal y quien lidere al grupo, integrado por bombos, cununos, guasás (sonajeros) y voces. En el caso de los Chigualos, el género principal es el bunde, donde las voces suelen cantar sin acompañamiento instrumental. En ocasiones los diferentes tambores pueden sumarse a la interpretación. Finalmente, en los Velorios de Adultos se interpreta un género conocido como Alabaos. Estos son cantos entonados a capella, sumamente tristes, muchas veces tomados de la antigua poesía popular hispánica y que remiten al estilo de los cantos gregorianos. Dentro del universo musical del pacífico surcolombiano existen roles individuales de gran importancia. Están, primero, aquellas personas que intervienen de forma directa en la práctica musical. Aquí las intérpretes vocales femeninas (conocidas como cantadoras), ocupan un lugar preponderante, al igual que los intérpretes vocales masculinos (llamados chureadores). En esta categoría también están los marimberos y los intérpretes de los distintos tambores (cununeros y bomberos). Muchos de ellos, con el tiempo, asumen un rol paralelo que es fundamental para el mantenimiento del espacio sociocultural de la música: el de maestros de música. Un tercer rol es el de constructor de instrumentos; las músicas del pacífico se interpretan con instrumentos acústicos, hechos de forma artesanal a través del cultivo, selección, adecuación y ensamble de materiales que se dan en el contexto selvático de la región: madera de palmas (marimbas), madera de árboles con cueros de venado y cerdo montés (bombos y cununos), guadua y semillas (guasás). Esto involucra un saber tradicional que se mantiene en secreto dentro de la familia del constructor. La transmisión del conocimiento musical se ha dado por generaciones a través de la participación de los jóvenes en los distintos contextos musicales. Los nuevos intérpretes se van acercando allí a cada instrumento y son guiados por los músicos más experimentados, en una compleja dinámica de relación maestro-discípulo que se mantiene vigente hasta la fecha. Los diferentes elementos de este espacio sociocultural (contextos sociales, géneros musicales, instrumentos, roles, transmisión e interpretación, construcción), ocupan un papel preponderante en la identidad colectiva de las comunidades rurales y semirurales del pacífico surcolombiano. Dan soporte y son expresión elocuente de una cosmovisión propia, de un modo de ser y de relacionarse con el mundo que es resultado de una larga historia de adaptación y apropiación a un entorno donde las condiciones de subsistencia continúan siendo difíciles. Con las transformaciones propias de la Colombia actual, este espacio sociocultural se ha extendido hasta las grandes ciudades del suroccidente andino colombiano (Cali, Popayán y Pasto). Allí, con nuevos referentes sonoros y en contextos rituales que surgen de la subsistencia en condiciones urbanas que no son menos complejas, los Arrullos y los Currulaos, los Chigualos y los Alabaos se han consolidado también como manifestación identitaria característica de los grupos de inmigrantes del pacífico. Son, hoy por hoy, la principal red de soporte simbólico para aquellos que se fueron llevando los ríos en la memoria y el corazón. Referencias Sevilla, Manuel; Michael Birebaum Quintero; Leonor Convers; Oscar Hernández Salgar; Alejandro Martínez Carvajal; Carlos Miñana Blasco; Juan Sebastián Ochoa; Axel Alejandro Rojas; Elías Sevilla Casas; Héctor Javier Tascón. 2008. “Componente investigativo del Plan Ruta de la Marimba”. Pontificia Universidad Javeriana Cali – Ministerio de Cultura. Cali (inédito).