TRABAJADOR AUTÓNOMO ECONÓMICAMENTE DEPENDIENTE

Anuncio
1
TRABAJADOR AUTÓNOMO ECONÓMICAMENTE DEPENDIENTE EN EL
ORDENAMIENTO ESPAÑOL: UNA FIGURA CONTROVERTIDA Y
CONTRADICTORIA
DR. FRANCISCO PÉREZ AMORÓS
Catedrático de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Universidad
Autónoma de Barcelona (España)
I. PREVIAS
Por expreso encargo de los organizadores del Congreso, se describen y
valoran en estas páginas los grandes trazos que delimitan la categoría o figura
del denominado trabajador autónomo económicamente dependiente.
El propio nombre que recibe este trabajador (autónomo, pero económicamente
dependiente más que dependiente económicamente) ya deja traslucir que se
trata de una figura cuya delimitación teórica y práctica no resulta nada fácil de
hacer. Si los “falsos autónomos” ya tienen su historia, bien podría ser que los
“autónomos
económicamente
dependientes”
sean
campo
abonado
a
desajustes y fraudes. En este mar de eternas dudas, el legislador español ha
decidido que el trabajador que nos ocupa no sea ni un trabajador asalariado ni
un simple trabajador autónomo, sino que lo presenta como un tercer género
situado entre ambos: una decisión de política legislativa legítima, pero una
decisión tan controvertida como incómoda. En definitiva, es una figura –
“hibrida”-de nuevo cuño que aupada por las nuevas formas de organizar el
trabajo irrumpe con fuerza en el mundo del trabajo y que en la actualidad sufre
las fuertes tensiones que origina la crisis económica y las altas tasas de paro.
Partiendo de la común exclusión del trabajo autónomo ordinario del ámbito del
ordenamiento laboral, trataremos a continuación de la delimitación del trabajo
2
autónomo económicamente dependiente y de su idéntica exclusión (“II. El
trabajo autónomo”), premisa en la exposición, que ya nos permitirá delimitar la
figura del trabajador autónomo económicamente dependiente y su régimen
profesional haciendo mención del sistema de fuentes que lo regula (“III
Régimen jurídico profesional del trabajador autónomo económicamente
dependiente”) y tratar de la visión estática y dinámica del contrato del mismo
para la realización de su actividad económica y profesional y de los derechos
derivados
del
mismo
(“IV
Contrato
del
trabajador
económicamente
dependiente”), derechos entre los que nos merecen especial referencia los
colectivos en general y los sindicales en particular (“V Derechos colectivos”).
Limitaciones propias de un estudio de las características del presente nos
obligan a omitir consideraciones que aunque ajenas al núcleo duro del objeto
de estudio son significativas, y así no incluiremos referencias –salvo alguna cita
muy puntual-, entre otras, sobre: las dos subespecies posibles de trabajador
autónomo económicamente dependiente, tales como, ciertos transportistas y
ciertos agentes de seguro -y agentes comerciales-; la competencia del orden
social de la jurisdicción para conocer de los conflictos; ni de los aspectos sobre
la protección social de tales trabajadores. De la misma manera y por idénticas
razones no podremos considerar las aportaciones comunitarias en punto al
trabajo autónomo dependiente, ni las del derecho comparado basadas en
punto, principalmente, al denominado trabajo parasubordinado.
II. EL TRABAJO AUTÓNOMO
1. El trabajo objeto del ordenamiento jurídico laboral
Los diferentes ordenamientos laborales de todos los países de nuestro entorno
jurídico, salvando diferencias técnico jurídicas y admitiendo las particularidades
propias del caso, establecen que el trabajo objeto del Derecho del Trabajo es el
que cumple acumulativamente con los denominados -dicho sea en expresión
acuñada por la doctrina- presupuestos sustantivos que por conocidos sólo
3
enumeramos: voluntariedad, ajenidad, dependencia, y retribución salarial1. En
nuestra opinión y por lo que aquí nos ocupa, uno de tales referentes es el
dominante: la ajenidad, dicho sea sin desconocer para nada la importancia
práctica que tiene la dependencia (una consecuencia de la ajenidad) para
determinar o rechazar la laboralidad de un trabajo.
Pero ocurre que la mayoría de los citados ordenamientos laborales también
establecen unas pautas complementarias que clarificando los citados
presupuestos sustantivos y/o por razones de política legal, coadyuvan a perfilar
el tipo de trabajo que es objeto del Derecho del Trabajo, reglas que la doctrina
ha venido denominado presupuestos adjetivos y que se manifiestan en dos
sentidos. En primer lugar es común que nuestros textos laborales básicos
contengan una lista de tipos concretos de trabajo que, por las razones citadas,
se consideren, sin más, propios del objeto del Derecho del Trabajo (inclusiones
expresas declarativas o constitutivas- que el caso español se denominan
“relaciones laborales de carácter especial”)2; y en segundo término, también es
conocida la operación contraria, que el legislador, por las razones precitadas,
excluya expresamente a ciertos trabajos concretos del objeto del ordenamiento
jurídico laboral (exclusiones expresas, declarativas o constitutivas)3. Por lo que
en líneas abajo relataremos conviene añadir un par de precisiones: la lista de
los precitados trabajos incluidos y excluidos del ámbito laboral se formulan con
carácter abierto, resultando así que el legislador de turno puede ampliarlas o
reducirlas, favoreciendo así, y respectivamente, el expansionismo (tendencia
1
En el caso español, así lo exige, de forma expresa, el artículo 1 del Real Decreto Legislativo 1/1995, de
24 de marzo, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores
(TRLET, en adelante), ley que resulta ser la básica del ordenamiento laboral desde su óptica material o
sustantiva. Esta Ley –originariamente aprobada por la Ley 8/1980, de 10 de marzo y publicada en BOE
de 14 de marzo-, varias veces modificada, en su versión vigente actualizada y consolidada a fecha de
septiembre 2013 puede consultarse en: https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-1995-7730
2
Inclusiones previstas en el art. 2 TRLET y calificadas de “relaciones laborales especiales”, y entre las que
se incluyen supuestos de muy diferente condición, desde al trabajo del hogar familiar (doméstico), el de
los deportistas profesionales hasta el propio de los trabajadores discapacitados que presten sus
servicios en centros especiales. Un abanico de modalidades de trabajo de muy distinta consideración, de
los que se predica, primero, su condición de “laborales”, y solo después su carácter “especial” que se
explica, principalmente, por el tipo de ajenidad y dependencia con la se prestan tales trabajos.
3
En el caso español, tales exclusiones se recogen en el art. 1.3 TRLET, y entre tales se citan, desde el de
los funcionarios públicos, el de ciertos servicios de transporte, hasta la actividad de las personas que
intervengan en operaciones mercantiles de uno o más empresarios, siempre que queden
personalmente obligados al buen fin de la operación asumiendo el riesgo y ventura de la misma.
Exclusiones que se explican por no cumplirse todos los presupuestos sustantivos o por decisión de
política legislativa.
4
propia de la esencia tuitiva de tal ordenamiento) o el reduccionismo del ámbito
del ordenamiento laboral; y las listas nominativas de inclusiones o exclusiones
que no contienen referencia expresa alguna sobre el trabajo autónomo o por
cuenta propia, aunque claro está, que este trabajo ya podría entenderse
indirectamente excluido por ser un trabajo por cuenta propia y como tal carente
de ajenidad.
De lo referido hasta aquí concluimos que el trabajo objeto del Derecho del
Trabajo es el que cumple con los presupuestos sustantivos referidos y no está
excluido y/o el que sin cumplirlos está incluido en su ámbito. Conclusión que
formulada en negativo nos lleva a decir que la ausencia de uno de los
presupuestos sustantivos no superado por un mandato legal incluyente, hace
que un tipo de trabajo no sea objeto del Derecho del Trabajo; conclusión que
debemos tener como provisional por cuanto, que, como relatamos a
continuación, por otra vía distinta de las relatadas se excluye de manera
explícita el trabajo autónomo o por cuenta propia.
2. La exclusión del trabajo autónomo común y del autónomo
económicamente dependiente del ámbito del ordenamiento laboral
Es una tradición compartida por nuestros ordenamientos laborales que, de una
u otra manera y/o con mayor o menor intensidad, el denominado trabajo
autónomo quede excluido del ámbito laboral, debido, principalmente, a que es
un trabajo por cuenta propia, es decir carente de la ajenidad (y de alguna
manera de la dependencia consecuente) que caracteriza el trabajo laboral.
Como es sabido –y dicho sea a modo dialéctico- el trabajo autónomo tiene casi
tanta historia como el trabajo por cuenta ajena, y desde siempre, deslindarlos
ha sido una ardua labor pues su regulación ha sido tan heterogénea como
incompletamente ordenada, insuficiencia que ha sido denunciada e intentada
superar4.
4
CRUZ VILLALÓN, J. (edición preparada por): Trabajo subordinado y trabajo autónomo en la delimitación
de fronteras del Derecho del Trabajo. Estudios en homenaje al Profesor José Cabrera Bazán. Tecnos.
Madrid, 1999; CRUZ VILLALÓN, J.: Propuestas para una regulación del trabajo autónomo. Fundación
5
Teniendo presente la actual e intensa “fragmentación del trabajo por cuenta
ajena”5, hoy día, el trabajo autónomo ha adquirido mayor relevancia por muy
diferentes motivos, y diferenciarlo del trabajo asalariado por cuenta ajena sigue
siendo u igual o más difícil en ciertos casos. Las nuevas e ingeniosas formas
flexibles
de
organizar
el
trabajo
(subcontrataciones,
teletrabajo,
y
6
externalizaciones varias, dicho sea a modo de v.gr.) , la potenciación del
autoempleo y la aureola con la que se presenta y fomenta la emprendeduría en
unos momentos de crisis económica y de crecimiento del desempleo, sin duda
confieren un nuevo escenario al trabajo autónomo, panorama que resulta ser
más complejo si, además, se tiene presente la existencia tanto de autónomos
obligados como de falsos autónomos, prácticas –históricas y modernas- que
son unas más de las que patrocinan el fenómeno conocido entre nosotros
como la huida del Derecho del Trabajo7.
Reconocer, regular y fomentar el trabajo autónomo –en sus muy variadas
formas- es atender una exigencia socio laboral tan real como razonable y
deseable, pero (mal)utilzarlo en detrimento o para el despiste del trabajo
asalariado por cuenta ajena, es una práctica perversa porque desvirtúa la
misma esencia del Derecho del Trabajo.
El planteamiento que hace la ley laboral española básica sobre la exclusión del
trabajo autónomo del ámbito jurídico laboral debe partir del siguiente mandato
legal que sobre el “Trabajo por cuenta propia”, previene que: “El trabajo
realizado por cuenta ajena no estará sometido a la legislación laboral, excepto
en aquellos aspectos que por precepto legal se disponga expresamente”
(Disposición final primera TRLET).
Alternativas. Documento de trabajo 17/2003; y, GARCÍA MURCIA, J.: “La problemática laboral del
trabajo autónomo: unos primeros trazos a partir de la jurisprudencia reciente”. Revista Española de
Derecho del Trabajo, núm. 126/2005.
5
ROJO TORRECILLA, E.:”La fragmentación del trabajo por cuenta ajena”, en AGUSTÍ JULIÁ, J. y PUMAR
BELTRÁN, N.: El trabajo por cuenta ajena y sus fronteras”. Bomarzo. Albacete, 2009.
6
REY GUANTER, S. y GALA DURÁN, C.: “Trabajo autónomo y descentralización productiva: nuevas
perspectivas de una relación en progresivo desarrollo y dependencia”. Relaciones Laborales, I, 2000.
7
RODRIGUEZ-PIÑERO.M.:”La huída del Derecho del Trabajo”. Relaciones Laborales I, 2000; y, BAYLOS
GRAU, A.: La “huida” del Derecho del Trabajo: tendencias y límites de la deslaboralización, en:
ALARCÓN, M. y MIRÓN, M. (Coords.): El trabajo ante el cambio de siglo: un tratamiento multidisciplinar.
Madrid, 2000.
6
En primer término, es importante formular dos precisiones contextuales en
punto a dicho mandato legal que, a nuestro parecer, anticipan la significación y
sentido de su contenido. El legislador utiliza un pasaje especial – precisamente
una Disposición final- para establecer la exclusión del trabajo autónomo,
despreciando hacerlo en otro –no lo hace en el artículo 1.3 TRLET, citado
supra que, como hemos anticipado, también trata de otros descartes-, ordinal
que, además, sólo y exclusivamente se utiliza para referirse al trabajo
autónomo. Y en segundo lugar, conviene tener presente que la exclusión
material referida se formula con tono imperativo, pero de forma parcial en punto
a su ordenación, puesto que de forma expresa prevé la posibilidad de que
ciertos aspectos del trabajo autónomo se regulen por normas laborales,
eventualidad que deja a la vista de todos una más de las posibles
manifestaciones del potencial expansionismo que caracteriza al Derecho del
Trabajo y a su función tuitiva8.
El trabajo autónomo común u ordinario, con base constitucional en el ordinal 38
de la Ley de Leyes (y, complementariamente, en los pasajes 35 y 40 del mismo
texto), está regido por su propio catálogo o sistema de fuentes9, al que nos
referiremos con algo más de detalle al tratar del trabajador autónomo
económicamente dependiente (vid infra III.1). Entra las normas que ordenan el
trabajo autónomo se cita la Ley 20/2007, de 11 de julio, del Estatuto del Trabajo
Autónomo10 (LETA11, en adelante), en la que tardíamente –y no sin singulares
8
RODRIGUEZ-PIÑERO, M. y CASAS BAAMONDE, ME.: “El trabajo autónomo y el Derecho del Trabajo”.
Editorial de Relaciones Laborales I, 2000; PALOMEQUE LÓPEZ, MC.: “El trabajo autónomo y las
propuestas de refundación del Derecho del Trabajo”. Relaciones Laborales I, 2000; y, SAGARDOY
BENGOECHEA, JA.: Los trabajadores autónomos. Hacia un nuevo Derecho del Trabajo. Cinca. Madrid,
2004.
9
El art. 3 Ley 20/2007, de 11 de julio, del Estatuto del Trabajo Autónomo (como precisaremos, LETA en
adelante), se refiere a las “Fuentes del régimen profesional” del trabajador autónomo.
10
Publicada en el BOE del 12 de julio 2007, y en vigor desde los tres meses de su publicación en dicho
diario oficial. La versión actualizada y consolidada puede consultase en:
http://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2007-13409
Esta Ley tiene en su origen un acuerdo entre el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales con las
organizaciones de trabajadores autónomos Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) y
la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos.
11
La denominación “Estatuto del trabajo autónomo”, -y dicho sea sin tener en cuenta su contenido- no
parece –en nuestra opinión- la más ajustada, mejor sería haberlo nominado “Estatuto del trabajador
autónomo”, pues un “Estatuto” se atribuye a sujetos de derechos, como así se hizo al tratar del Estatuto
de los Trabajadores (actual TRLET) y del Estatuto Básico de los Empleados Públicos (EBEP); disparidad en
la denominación que quizás expresa la voluntad de un legislador que no persigue tanto ordenar -
7
críticas12- se reconoce y regula por primera vez el trabajo autónomo en una
norma laboral,13, dicho sea, claro está, sabiendo que otras normas de distinta
condición ya lo habían configurado en su acepción general14.
Con la brevedad propia del caso, cabe puntear que la LETA para delimitar el
trabajo autónomo –y siguiendo una técnica parecida a la utilizada por el TRLET
para delimitar el trabajo asalariado por cuenta ajena referenciada supra-,
primero, formula el concepto general del mismo (art. 1.1 LETA)15, y después lo
concreta, a partir de fijar unas exclusiones (art. 2 LETA) y unas inclusiones (art.
1.2 LETA).
El trabajo autónomo común se configura en los siguientes términos: es el
prestado por “personas físicas que realicen de forma habitual, personal, directa,
por cuenta propia y fuera del ámbito de dirección y organización de otra
persona, una actividad económica o profesional a título lucrativo, den o no
ocupación a trabajadores por cuenta ajena” (art. 1.1 LETA). Quedan a la vista
los requisitos configuradores del trabajo autónomo ordinario, tanto el principal
(prestado por cuenta propia) como los complementarios (prestado por persona
física, de forma habitual, personal, directa, y a titulo lucrativo), pautas que por
derivación delimitan la figura del trabajador autónomo ordinario o común a la
que dedicaremos especial atención (Infra, III.2).
exclusiva y preferentemente- un espacio protegido para el trabajador autónomo económicamente
dependiente como clarificar ciertas relaciones profesionales.
12
ALARCÓN CARACUEL, MR.: “Aspectos críticos del Estatuto del Trabajador Autónomo”, AGUSTÍ JULIÀ,
J. y PUMAR BELTRÁN, N: El trabajo por cuenta ajena y y sus fronteras. Bomarzo. Albacete, 2009;
ESDENTADO BONETE, A.: “La legislación como propaganda”. La Ley, de 12 de enero de 2009; y
HERNÁNDEZ NIETO, JA.: “La desnaturalización del trabajador autónomo: el autónomo dependiente”.
RUCT, núm. 11/2010.
13
Glosas doctrinales sobre la LETA, por todos y entre otras: GOERLICH PESET, JM., PEDRAJAS MORENO,
A., y SALA FRANCO, T.: Trabajo autónomo: nueva regulación. Titant lo Blanch. Valencia, 2007; DEL REY
GUANTER, S. (Dir.): Comentarios al Estatuto del Trabajo Autónomo. Lex Nova. Valladolid, 2007;
MONTOYA MELGAR, A. y MARTÍN JIMÉNEZ, R.: Estatuto del Trabajo Autónomo. Thomson-Civitas.
Navarra, 2007; LUJÁN ALCARAZ, J. (Dir.). Laborum. Murcia, 2008; CRUZ VILLALÓN, J. y VALDÉS DAL-RÉ,
F.C (Dirs.): El Estatuto del Trabajo autónomo. La Ley. Madrid, 2008; y, LANDABURU CARRACEDO, MJ.:
Análisis y comentarios al Estatuto del Trabajo Autónomo. Cinca. Madrid, 2008.
14
El art. 21. Del Decreto 2530/1970, de 20 de agosto, por el que se reguló el régimen de especial de la
Seguridad Social de los trabajadores por cuenta propia o autónomos, reza así: “se entenderá como
trabajador por cuenta propia o autónomo aquel que realiza de forma habitual, personal y directa una
actividad económica a titulo lucrativo, sin sujeción por ella a contrato de trabajo y aunque utilice el
servicio remunerado de otras personas”.
15
Cuyo literal, por lo que ahora importa, reza: “ La presente Ley será de aplicación a las personas físicas que
realicen de forma habitual, personal, directa, por cuenta propia y fuera del ámbito de dirección y organización
de otra persona, una actividad económica o profesional a título lucrativo, den o no ocupación a trabajadores
por cuenta ajena”.
8
Expresamente se excluyen del trabajo autónomo común, los siguientes tres
supuestos: las relaciones de trabajo por cuenta ajena ordinarias (art. 1.1
TRLET); la actividad que se limita pura y simplemente al mero desempeño del
cargo de consejero o miembro de los órganos de administración en las
empresas que revistan la forma jurídica de sociedad (art. 1.3.c TRLET); y, las
relaciones laborales de carácter especial (art. 2 TRLE). Exclusiones, que deben
entenderse meramente declarativas –más que constitutivas- por cuanto que
son trabajos por cuenta ajena, es decir situados en las antípodas del trabajo
autónomo.
Y desde buen principio resulta imprescindible retener el siguiente dato que aquí
sólo mencionamos y que después retomaremos: entre las inclusiones del
trabajo autónomo, se
cita, de forma expresa,
el trabajo
autónomo
económicamente dependiente (art. 1.2, d LETA)16, resultado así que éste es
una especie de aquél género. Así pues, si el trabajo autónomo in genere queda
excluido del ámbito del ordenamiento laboral, el económicamente dependiente
corre la misma suerte.
El –ya reclamado17- reconocimiento del trabajo autónomo económicamente
dependiente es, sin duda alguna, una de las principales novedades
patrocinadas por la referida LETA18, hecho que nos merece una opinión que
desde buen principio queremos dejar negro sobre blanco. Si difícil es, en no
pocos casos, diferenciar entre trabajo asalariado y trabajo autónomo común, no
menos lo es distinguir el dependiente económicamente de ambos; si muchas
son las zonas grises que existen entre el trabajo por cuenta propia y el trabajo
autónomo, mucho más arduo es trazar las líneas fronterizas entre el trabajo
autónomo dependiente económicamente y el trabajo por cuenta propia o el
autónomo. Si, entre nosotros, ya ha tomado cuerpo la figura del “falso
autónomo” es, sencillamente, porque se han constatado no pocas malas
16
En el que de previene que: “ Se declaran expresamente comprendidos en el ámbito de aplicación de esta
Ley, …d) Los trabajadores autónomos económicamente dependientes a los que se refiere el Capítulo III
del Título II de la presente Ley”.
17
Por todos, vid. Temas Laborales (Revista Andaluza de Derecho del Trabajo y Bienestar Social), núm.
81/2005, monográfico sobre el Trabajo Autónomo. Homenaje al Profesor Don Miguel Rodríguez-Piñero
y Bravo-Ferrer.
18
MARTÍNEZ ABASCAL, VA.: “El Estatuto del Trabajo Autónomo: alcance protector y linderos del Derecho
del Trabajo” Aranzadi Socical 2/3 de 2008; y VALDÉS DAL-RÉ, F.: “Las razones de la adopción de la Ley
del Estatuto del Trabajo autónomo”. Relaciones Laborales, núm. 7/2008.
9
prácticas del trabajo autónomo; existen pues razones para pensar que el
trabajo autónomo económicamente dependiente pudiera utilizarse de forma
indebida19, o dicho de otra manera, no estamos seguros que la figura del
trabajador autónomo económicamente dependiente haya contribuido mucho a
evitar fraudes y falsos autónomos.
III. RÉGIMEN JURÍDICO PROFESIONAL DEL TRABAJADOR AUTÓNOMO
ECONÓMICAMENTE DEPENDIENTE
1. Sistema de fuentes. Especial consideración de la LETA y el RDTRADE.
El régimen profesional del trabajador autónomo común, incluido el del
trabajador económicamente dependiente (TRADE, en adelante), se rige por el
cuadro de fuentes establecido en el ordinal 3 LETA cuya literalidad
reproducimos en nota a pie de esta página20 y cuya redacción técnico jurídica
es manifiestamente mejorable, entre otras razones por la confusa interrelación
y/o jerarquización que establece entre las fuentes que incluye.
De tal elenco de fuentes destacamos las siguientes cuestiones: el contrato
suscrito entre el cliente y el TRADE, es una de las fuentes del régimen
profesional del mismo (art. 3.1.c LETA) con una capacidad reguladora muy
19
CEREZO MARISCAL, JM. y RUIZ CIRIZA; JJ.: Los “falsos Autónomos”. Fundación Eurolingua. Jaen, 2004;
y, GARCÍA JIMÉNEZ, M. y MOLINA NAVARRETE, C.: El estatuto profesional del trabajo autónomo:
diferenciando lo verdadero de lo falso, Tecno. Madrid, 2008.
20
“Artículo 3. Fuentes del régimen profesional.
1.-El régimen profesional del trabajador autónomo se regirá por: a) Las disposiciones contempladas en la
presente Ley, en lo que no se opongan a las legislaciones específicas aplicables a su actividad así como al
resto de las normas legales y reglamentarias complementarias que sean de aplicación. b) La normativa
común relativa a la contratación civil, mercantil o administrativa reguladora de la correspondiente
relación jurídica del trabajador autónomo. c) Los pactos establecidos individualmente mediante contrato
entre el trabajador autónomo y el cliente para el que desarrolle su actividad profesional. Se entenderán
nulas y sin efectos las cláusulas establecidas en el contrato individual contrarias a las disposiciones
legales de derecho necesario. d) Los usos y costumbres locales y profesionales. 2.- Los acuerdos de
interés profesional serán, asimismo, fuente del régimen profesional de los trabajadores autónomos
económicamente dependientes”. 3.- En virtud de lo dispuesto en la disposición final primera del texto
refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, aprobado por Real Decreto Legislativo 1/1995, de
24 de marzo, el trabajo realizado por cuenta propia no estará sometido a la legislación laboral, excepto
en aquellos aspectos que por precepto legal se disponga expresamente”.
10
significativa; la fuente citada en el pasaje 3.2 LETA –“acuerdos de interés
profesional”-, es exclusiva de la regulación del TRADE y como tal será objeto
de nuestro comentario particular cuando mejor corresponda por razones de
exposición (Infra V.3); la inclusión entre las fuentes de la “La normativa común
relativa a la contratación civil, mercantil o administrativa” (art. 3.1b LETA), es,
como detallaremos, tan lógica como significativa; junto a la propia LETA se
prevén como aplicables “el resto de las normas legales y reglamentarias” que
resulten ser “ complementarias” (art. 3.1 a), entre las que, entendemos se
pueden incluir normas laborales. Y por último, cabe enfatizar que en dicho
pasaje (art. 3.3 LETA) se previene que el trabajo autónomo no estará sometido
a la “legislación laboral” excepto en aquellos aspectos que por precepto legal
se disponga expresamente, precisión que por reiterar lo ya previsto en la citada
Disposición final primera TRLET pone de manifiesto el interés del legislador en
deslaboralizar el trabajo autónomo en general y el económicamente
dependiente en particular, voluntad que como se comprobará, se contradice en
parte con que el propio legislador traslade a la esfera del trabajo autónomo –
especialmente del económicamente dependiente- instituciones y categorías
jurídico laborales, desplazamiento que no en pocas ocasiones se hace de
forma restrictiva (deslaboralizar y proletarizar). Un catálogo de fuentes,
complejo y mixto pues, en el que la LETA y las normas dictadas en su
desarrollo, prevalecen sobre las laborales.
Entre las normas que regulan la figura del TRADE merecen especial mención
la aludida LETA y el Real Decreto 197/2009, de 23 de febrero, por el que –
tardíamente- se desarrolla la LETA en materia de contrato del trabajador
autónomo económicamente dependiente21 (RDTRADE, en adelante); textos
normativos que no son laborales –en el sentido estricto del término- y a la luz
de los que relatamos y comentamos los principales aspectos del régimen
profesional del TRADE22.
21
Publicado en el BOE del 4 de marzo 2009 y cuya versión actualizada y consolidada puede consultase
en: https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2009-3673. Este RDTRADE se aprobó, en lo
fundamental, en base a la Disposición final quinta LETA que faculta al Gobierno para dictar
disposiciones de aplicación y desarrollo de la misma.
22
GARCÍA MURCIA, J.: Trabajo autónomo, en: GARCÍA MURCIA, J. (Dir.): El trabajo autónomo y otras
formas de trabajo no asalariado”. Thomson-Aranzadi. Cizur Menor, 2007.
11
El Preámbulo de la LETA, para justificar el reconocimiento del TRADE, señala
el incremento del número de trabajadores autónomos, durante los años
inmediatamente anteriores a su publicación23, y además anuncia que es
necesario “prevenir la posible utilización indebida de dicha figura, dado que nos
movemos en una frontera no siempre precisa entre la figura del autónomo
clásico, el autónomo económicamente dependiente y el trabajador por cuenta
ajena”.
El Capítulo III del Título II LETA24, que agrupa los pasajes 11 a 18 de la misma,
es el que –por primera vez25- regula los aspectos básicos de la figura del
TRADE y de su régimen profesional, y así trata desde su concepto y ámbito
subjetivo26, y de la naturaleza, objeto, contenido y forma del contrato que el
mismo suscribe con su contraparte para quien ejecutan la actividad pactada27,
hasta cuestiones más puntuales, tales como, los “denominados acuerdos de
interés profesional” concertados entre las asociaciones o sindicatos que lo
representan y las empresas para las que ejecute su actividad 28, y de la
En su punto III, sexto párrafo. Apunta “Su regulación obedece a la necesidad de dar cobertura legal a
una realidad social: la existencia de un colectivo de trabajadores autónomos que, no obstante su
autonomía funcional, desarrollan su actividad con una fuerte y casi exclusiva dependencia económica del
empresario o cliente que los contrata”, a lo que añade que “Según los datos suministrados por el
Instituto Nacional de Estadística, en el año 2004, ascienden a 285.600 los empresarios sin asalariados
que trabajan para una única empresa o cliente. La cifra es importante, pero lo significativo es que este
colectivo se ha incrementado en un 33 por ciento desde el año 2001”.
23
24
El Titulo I de la LETA, como posteriormente detallaremos, trata del “ámbito subjetivo” de la misma, e
incluye en el mismo la figura del TRADE. Los Capítulos I y II del Título II (“Régimen Profesional del
trabajador autónomo”) de la LETA establecen, respectivamente, las fuentes del régimen profesional del
trabajo autónomo ordinario y las pautas generales configuradoras del mismo, fuentes y pautas que
también se proyectan sobre el TRADE y del que contienen alguna referencia particular. El Capítulo III del
mismo Título II trata, en concreto y en particular, del “Régimen profesional del trabajador autónomo
económicamente dependiente”. Y, finalmente; el Título IV (“Protección del trabajador autónomo”) y el
Título V (“Fomento y protección de trabajo autónomo”) de dicha Ley, al referirse de manera genérica a
todos los trabajadores autónomos, también contemplan mandatos que afectan a los TRADE. Como
resulta fácil de aceptar, este planteamiento estructural de la Ley, responde a que previamente el
legislador ha reconocido en la propia Ley la figura del TRADE como un tipo (especie) del trabajador
autónomo ordinario (género) en los términos expuestos.
25
La expresión “trabajador autónomo económicamente dependiente” (o en términos análogos) ya se
había utilizado en la Disposición final sexta de la Ley 53/2002, de 30 de diciembre, de medidas
administrativas, fiscales y el orden social, que encargaba al Gobierno la tarea de emitir durante el primer
semestre del 2003 un informe sobre tal tipo de trabajadores.
26
Art. 11 LETA.
27
Arts. 11 bis, 12, 14, 15, y 16 LETA.
28
Art. 13 LETA.
12
competencia del orden social de la jurisdicción29 para conocer de las
pretensiones derivadas del susodicho contrato. Cuestiones cuya regulación se
desarrollan en le precitado RDTRADE y se complementan en otras leyes.
2. Concepto jurídico del TRADE. Su dependencia económica
En primer término, conviene enfatizar aquí y ahora una cuestión que por su
notabilidad ya hemos punteado anteriormente. La LETA, al tratar de su
“Ámbito de aplicación subjetivo” (Título I) incluye expresamente “los
trabajadores autónomos dependientes económicamente…” (art. 1.2.d LETA).
Pudiendo haberlo hecho desde un punto de vista técnico-jurídico, el legislador,
no encuadra al TRADE entre las relaciones laborales especiales previstas en el
pasaje 2 del TRLET30, sino que lo incluye en el ámbito de la LETA como un tipo
particular de trabajo autónomo. De haber optado por la primera posibilidad –
factible teóricamente y deseable en nuestra opinión-, el TRADE hubiera
resultado ser un trabajador laboral asalariado –aunque con un régimen
especial- con la protección de tal, mientras que configurarlo como un tipo de
trabajador autónomo conlleva menor amparo. Ya lo hemos adelantado, el
TRADE, a modo de tercer género, se sitúa, conceptualmente, entre el
trabajador asalariado por cuenta ajena y el trabajador por cuenta propia o
autónomo ordinario, ubicación problemática a todos los efectos, porque no es
ni uno ni el otro, pero de ambos tiene rasgos, en todo caso es “una nueva
encrucijada para el Derecho del Trabajo” dicho sea con una expresión doctrinal
que cifraremos; incómoda ubicación que por lo demás ya advirtió propio el
legislador en el Preámbulo de LETA al indicar, como hemos anticipado, que
“…nos movemos en una frontera no siempre precisa entre la figura del
autónomo clásico, el autónomo económicamente dependiente y el trabajador
por cuenta ajena”, y sigue constatando la doctrina más reciente31.
29
Art. 17 LETA. La norma procesal laboral básica es la Ley 36/2011, de 10 de octubre, reguladora de la
jurisdicción social (BOE, 11 octubre).
30
Según dispone expresamente el artículo 2.c LETA, las “denominadas relaciones laborales de carácter
especial” previstas en el art. 2 TRLET, se excluyen del ámbito de aplicación de la misma.
31
GUERRERO VIZUETE, E.: La regulación jurídica del trabajo autónomo dependiente: concepto, fuentes,
relación individual y colectiva de la prestación de servicios. Tesis Doctoral (inédita). Universitat Rovira i
Virgili
(Tarragona),
2011
(536
págs.,
original
(vid
en
http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/51764/TESIS%20DOCTORAL.pdf;jsessionid=D0AA75CFDB0
2057C9BDD12DA6FAE2214.tdx2?sequence=1
13
En punto a la definición legal de TRADE, la LETA –después por consiguiente
trabajo parlamentario32-, de forma directa y expresa, apunta que lo “(Son)
aquéllos (trabajadores) que realizan una actividad económica o profesional a
título lucrativo y de forma habitual, personal, directa y predominante para una
persona
física
o
jurídica,
denominada
cliente,
del
que
dependen
económicamente por percibir de él, al menos, el 75 por ciento de sus ingresos
por rendimientos de trabajo y de actividades económicas o profesionales” (art.
11.1 LETA); conceptuación legal que con escasas variaciones se reitera a nivel
reglamentario33 al tratar del TRADE como sujeto del contrato que suscribe para
la realización de su actividad o económica34
La simple lectura de tales conceptos jurídicos de TRADE transcritos permite
confirmar que, en lo fundamental, se construyen a partir de los rasgos
definitorios del trabajador autónomo común (art. 1.1 LETA, glosado supra),
añadiendo una nota específica (económicamente dependiente) que le concede
su propia personalidad, resultando así que de un género (trabajador autónomo
común), surge una especie (TRADE). Especie (TRADE) que a su vez, y a
efectos didácticos, podríamos decir que comprende subespecies, tales ciertos
transportistas y ciertos agentes de seguro -y agentes comerciales-, de cuyo
régimen especial, aunque pautado en lo principal en la propia LETA, nada
podemos concretar.
El núcleo duro del mapa conceptual del TRADE se diseña a partir de dos
elementos: que trabaja por cuenta propia (es autónomo); y que lo hace con una
dependencia matizada. Los dos elementos son relevantes, pero seguro que
podemos convenir que tal dependencia lo es más a nuestros efectos tanto
32
Debate rico en propuestas, pero del que solo recordamos algunas remitiéndonos a: CAVAS MARTÍNEZ,
F.: “Los trabajadores autónomos dependientes: una nueva encrucijada para el Derecho dl Trabajo”.
Aranzadi Social, núm. 14/2004; y, AA.VV.: Un estudio para la promoción y tutela del trabajador
autónomo. Informe de la comisión de expertos para la elaboración de un estatuto del trabajo
autónomo. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Madrid, 2006.
33
Art. 1.1 RDTRADE, cuyo tenor literal es el siguiente: “Se considera trabajador autónomo
económicamente dependiente la persona física que realiza una actividad económica o profesional a
título lucrativo y de forma habitual, personal, directa y predominante para un cliente del que percibe, al
menos, el 75 por ciento de sus ingresos por rendimientos de trabajo y de actividades económicas o
profesionales y en el que concurren las restantes condiciones establecidas en el artículo 11 de la Ley
20/2007, de 11 de julio, del Estatuto del Trabajo Autónomo”.
34
VALDÉS ALONSO, A.: El concepto de trabajador económicamente dependiente, en CRUZ VILLALÓN, J. y
VALDÉS DAL-RÉ, F.: El estatuto del trabajo autónomo, op. cit.
14
desde un punto de vista tanto teórico como práctico porque el TRADE, por
mandato legal desarrolla su actividad con “criterios organizativos propios”
(autonomía funcional) pero atendiendo las “indicaciones técnicas” que pudiese
recibir del cliente (subordinación técnica)35, y además la desarrolla con
dependencia económica del mismo (es económicamente dependiente, más que
dependiente económicamente)36, exigencia esta última que es el referente
dominante, resultando así que el legislador, junto a otras definiciones de
TRADE más descriptivas (ex. art. 11.1 LETA y art. 1.1 RDTRADE, cits.),
presenta otra más sinóptica en la que brilla mejor la referida dependencia
económica y que formula así: el TRADE es el trabajador autónomo que “realiza
su actividad económica o profesional para una empresa o cliente del que
percibe al menos el 75 por ciento de sus ingresos”37.
Partiendo de la premisa que el trabajador autónomo presta sus servicios a
“título lucrativo” (por todos, art. 1.1. LETA), precisaremos a continuación el
sentido y contenido de su dependencia económica como su principal nota que
lo caracteriza y de la que ya podemos adelantar que se trata de una
dependencia retributiva. Dependencia que la LETA relata apuntado que: el
TRADE presta sus servicios “predominantemente para una persona física o
jurídica, denominada cliente, del que depende(n) económicamente por percibir
de él, al menos, el 75 por ciento de sus ingresos por rendimientos de trabajo y
de actividades económicas o profesionales” (art. 11.1, in fine LETA). A lo que el
legislador, sin solución de continuidad, añade que el TRADE “deberá reunir
simultáneamente las siguientes condiciones” (art. 11.2 LETA): no tener a su
cargo trabajadores por cuenta ajena ni contratar o subcontratar parte o toda la
35
Arts. ex. art. 11.2.d LETA cit.; y. art. 5.1.b RDTRADE. Tal dependencia matizada es la que dio paso a la
denominada parasubordinación como criterio utilizado por algunos ordenamientos de derecho
comparado para configurar los trabajadores autónomos dependientes tratando de resolver el clásico
dilema entre la subordinación y la autonomía de los mismos, problemática general que no debemos
detallar para evitar exceder los límites propios de estas páginas, pero de cuya significación y alcance dan
cuenta, entre otros: ALARCÓN CARACUEL,M.R, «La ajenidad en el mercado. Un criterio definitorio del
contrato de trabajo». Revista Española de Derecho del Trabajo, núm. 28/ 1986; y, MONEREO PÉREZ, JL.:
La crítica de los elementos de configuración normativa del concepto de trabajador en la doctrina
socialista del Derecho: significación técnica de la dependencia y ajenidad en trabajo subordinado, en
CRUZ VILLALÓN; J. (edición preparada por)AAVV.: Trabajo subodinado y trabajo autónomo en la
delimitación de fronteras del Derecho del Trabajo. Homenaje al Prf. Cabrera Bazán. Tecnos. Madrid,
1999.
36
37
Art. 11.1 LETA.
Exposición de Motivos del RD 197/1009, de 23 de febrero, cit., en su cuarto párrafo.
15
actividad con terceros; no ejecutar su actividad de manera indiferenciada con
los trabajadores que presten servicios bajo cualquier modalidad de contratación
laboral por cuenta del cliente; disponer de infraestructura productiva y material
propios; desarrollar su actividad con criterios organizativos propios, sin perjuicio
de las indicaciones técnicas que pudiese recibir de la contraparte; y, percibir
una contraprestación económica en función del resultado de su actividad, de
acuerdo con lo pactado con el cliente y asumiendo riesgo y ventura de aquélla
(art. 11.2 LETA). Es importante tener en cuenta que estas “condiciones”
pretenden perfilar el régimen por cuenta propia del trabajo prestado por el
TRADE, y muy especialmente ayudan –directa y/o indirectamente- a delimitar
el sentido de la referida dependencia económica del mismo38, empeño en el
que también colaboran otros pasajes de la propia LETA39. Y en la misma línea,
el propio RDTRADE establece que “… se entenderán como ingresos percibidos
por el trabajador autónomo del cliente con quien tiene dicha relación, los
rendimientos íntegros, de naturaleza dineraria o en especie, que procedan de
la actividad económica o profesional realizada por aquél a título lucrativo como
trabajador por cuenta propia” (art. 2.1, primer inciso del primer párrafo LETA) 40;
y que “Para el cálculo del porcentaje del 75 por ciento, los ingresos
mencionados en el párrafo anterior se pondrán en relación exclusivamente con
los ingresos totales percibidos por el trabajador autónomo por rendimientos de
actividades económicas o profesionales como consecuencia del trabajo por
cuenta propia realizado para todos los clientes, incluido el que se toma como
referencia
para
determinar
la
condición
de
trabajador
autónomo
económicamente dependiente, así como los rendimientos que pudiera tener
como trabajador por cuenta ajena en virtud de contrato de trabajo, bien sea con
otros clientes o empresarios o con el propio cliente” (art. 2, segundo párrafo
RDTRADE)
41
.
Así pues la dependencia económica que caracteriza al TRADE
38
Téngase presente que el TRADE y el cliente, deberán manifestar en el contrato, de forma expresa, que
cumplen de tales “condiciones”: vid. art. 5 RDTRADE, y vid. infra. IV.3.2.A.
39
V.gr.: art. 10 LETA, que trata de “Garantías económicas”.
Artículo e inciso, que añaden más precisiones: “Los rendimientos íntegros percibidos en especie se
valorarán por su valor normal de mercado, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 43 de la Ley
35/2006, de 28 de noviembre del Impuesto sobre la Renta de las Persona Físicas y de modificación parcial de
las leyes de los Impuestos sobre Sociedades, sobre la Renta de no Residentes y sobre el Patrimonio.”
41
Art. 2, segundo párrafo RDTRADE, en el que además se concreta que “En este cálculo se excluyen los
ingresos procedentes de los rendimientos de capital o plusvalías que perciba el trabajador autónomo
40
16
es, en definitiva, una dependencia retributiva de un cliente principal o
predominante a tales efectos.
Esta “insegura frontera entre la dependencia económica y dependencia
jurídica”
42
, es la principal razón que complica la auténtica configuración del
TRADE, y la que podría explicar errores y fraudes en la utilización de la figura
del TRADE. Es así que “el recurso al criterio de la <<dependencia
económica>> como criterio general para la delimitación de este colectivo
(TRADEs), diferenciándolo
tanto del resto de los trabajadores autónomos
como de los jurídicamente dependientes –asalariados-, ya es suficientemente
sintomático de las singularidades, pero también de las dificultades que
presenta esta regulación….”43.
Configurado el concepto de TRADE, resulta más cómodo tratar del resto de
temas del régimen jurídico profesional del mismo, a las principales de las
cuales pasamos revista a continuación con la doble premura obligada.
IV. CONTRATO DEL TRABAJADOR ECONÓMICAMENTE DEPENDIENTE
1. Configuración
Partiendo de que tal contrato es una de las fuentes del régimen profesional del
TRADE (ex. art. 3.1 c LETA), cabe definirlo como el celebrado por “un
trabajador autónomo económicamente dependiente con su cliente con el objeto
de que el primero ejecute una actividad económica o profesional a favor del
segundo a cambio de una contraprestación económica, ya sea su naturaleza
civil, mercantil o administrativa” (Art. 1.3, primer párrafo RDTRADE);
conceptuación reglamentaria del contrato que, como muestra el propio orden
de su redacción, se elabora a partir de su objeto, del que, después se deducen
derivados de la gestión de su propio patrimonio personal, así como los ingresos procedentes de la transmisión
de elementos afectos a actividades económicas”.
42
MONTOYA MELGAR, A.: El contrato del TRADE. Ed. Aranzadi. Cizur Menor, 2009, pág. 49.
GARCÍA JIMÉNEZ, M. y MOLINA NAVARRETE, C.: El estatuto profesional del trabajo autónomo:
diferenciando lo verdadero de lo falso, op.cit., pág. 121.
43
17
los sujetos y, finalmente, y finalmente se concreta su naturaleza jurídica44,
referencias y elementos contractuales a los que nos referimos a continuación45.
2. Naturaleza jurídica
El aspecto del contrato que merece nuestra primera observación es su objeto
(vid, infra IV.3.B) porque predetermina y explica su naturaleza jurídica: es un
contrato, civil, mercantil o administrativo; no, es pues un contrato de trabajo
(art. 1.3, primer párrafo RDTRADE). Objeto y naturaleza, que por lo demás,
explica el complejo sistema de fuentes que regula la consiguiente relación
jurídica entre las partes contratantes: no son normas laborales, salvo las
excepciones previstas (ex art. 3.3 LETA).
Una vez fijada la naturaleza jurídica del contrato se podría polemizar sobre si
es un contrato de obra, resultado o actividad, problemática que alimenta el
legislador al utilizar dichos términos sin la precisión debida en los textos legales
aplicables (recordando el art. 7.2 LETA, v.gr: vid. art. 1.3 RDTRADE).
3. Elementos constitutivos y elementos accidentales
3.1 Elementos constitutivos: sujetos, objeto y contenido
A) Sujetos
Sobre los sujetos del contrato, es decir del TRADE y del cliente, precisamos los
siguientes aspectos. Ambas partes se identificarán de la forma debida 46, y lo
deberán hacer, precisamente en condición de tales47, es por ello que el
TRADE, para poder contratar, no sólo debe satisfacer simultáneamente las
“condiciones” para serlo en relación con el cliente con quien precisamente
contrata48, sino que para celebrarlo deberá –previamente- comunicar a la
44
Que el objeto es el elemento principal de la configuración del contrato –y del que dependen los
sujetos y naturaleza del mismo- también da probada cuenta el siguiente y significativo hecho: el primer
artículo del Capítulo I del RDTRADE dedicado a configura el contrato, tiene la siguiente rúbrica “Objeto y
ámbito de aplicación” (art. 1 RDTRADE).
45
Ver ARAMENDI SÁNCHEZ, P.: “El contrato del trabajador autónomo económicamente dependiente”.
Revista de Documentación Laboral núm. 81/2007.
46
Art. 4.2 a RDTRADE.
47
Apreciación expresa y concretamente exigida en art. 12.2, primer inciso LETA. Idem en art. 5.1 in
prius RDTRADE.
48
Art. 4.2 b) RDTRADE; y art. 5 RDTRADE.
18
contraparte
49
que cumple tales “condiciones”, y, en su caso, acreditarlas50.
Exigencias todas, que no tienen –en nuestra opinión- la consideración de
realmente constitutivas y pretenden el buen uso del contrato, y que por lo
demás, dan prueba, una vez más de la actitud preventiva del legislador ante el
trabajo autónomo económicamente dependiente.
En relación al TRADE, se establecen unos aspectos concretos que debemos
mencionar. En aras a la protección de los menores, se fija la edad mínima de
admisión al trabajo autónomo estableciéndose que los menores de 16 años no
podrán prestar trabajo autónomo51, prohibición que aunque formulada en
términos generales, entendemos aplicable a los TRADE. Y también cabe
anotar que “La condición de dependiente (TRADE) sólo se podrá ostentar
respecto de un único cliente” (art. 12.2 in fine LETA), limitación que nos permite
deducir que el TRADE, además y simultáneamente, puede suscribir contrato
como trabajador autónomo común u ordinario con otra contraparte de la que no
recibirá una contrapartida económica cuyo montante no alcance el 75 por
ciento referido.
De la contraparte -denominada “cliente” desde buen principio52- se apunta que
“Se considera cliente a estos efectos la persona física o jurídica para la que se
realiza la actividad económica o profesional a que se refieren los apartados
anteriores” (art. 1.2 RDTRADE), es decir, una persona para quien se presta un
trabajo económicamente dependiente y de quien se predican los derechos y
deberes propios de tal condición jurídica de contraparte contractual53.
B) Objeto
49
En punto a tal comunicación, vid. art. 2.2 RDTRADE
Art. 3.3 RDTRADE.
51
Art. 9.1 LETA. Pasaje en el que también se establece, que no obstante, tales menores podrán prestar
servicios como autónomos en ciertos espectáculos públicos (art. 9.2 LETA). Advertir que la regulación
contenida en el precitado 9.1 LETA coincide, en lo esencial, con el ordinal 6 TRLET en el que se trata de
la edad mínima de admisión al trabajo por cuenta ajena.
52
Art. 12.1, primer párrafo LETA.
53
Entre los deberes del cliente, merece cita particular el de informar a los representantes de los
trabajadores de la empresa de las contrataciones de TRADE (art. 7 RDTRADE); deber empresarial que
citaremos con más detalle al tratar de los derechos colectivos del TRADE.
50
19
Del objeto del contrato o realidad social a considerar y regular, sólo cabe
reiterar que es el trabajo económicamente dependiente configurado en los
términos expuestos supra y a los que aquí nos remitimos. En todo caso, no
resulta sobrero recordar que la normativa vigente apunta, expresamente, que el
contrato “tiene por objeto” la “realización de la actividad económica o
profesional del trabajador autónomo económicamente dependiente pudiendo
celebrarse para la ejecución de una obra o serie de ellas o para la prestación
de uno o más servicios” (art. 1.3, segundo párrafo RDTRADE). Objeto que
como hemos anticipado explica la naturaleza jurídica -civil, mercantil o
administrativa- del contrato y la normativa que lo regula (vid. supra, IV.2).
C) Contenido
Sobre el contenido del contrato suscrito entre el TRADE y el cliente, entendido
como el conjunto de los derechos y obligaciones y deberes que dimanan del
mismo,
valgan
las
siguientes
y
concisas
referencias.
Los
derechos
profesionales de los trabajadores autónomos, incluidos los TRADE, pueden
presentarse –siguiendo el proceder del legislador- agrupados en tres bloques:
los constitucionales y los que tengan su base en fuentes internacionales y
supranacionales; los derechos individuales; y, los derechos colectivos o
sindicales54.
En punto al primer bloque de derechos, y como no podía ser de otra manera,
se establece (art. 4.1 LETA) que tales trabajadores (TRADEs, por lo que aquí
interesa), disfrutan del ejercicio de los “derechos los fundamentales y libertades
públicas” reconocidos en la Constitución Española55 y en los tratados y
acuerdos internacionales ratificados por España sobre la materia56.
En segundo término se previne que tales trabajadores disfrutan de sus
derechos individuales, con el contenido y alcance que para cada uno de ellos
54
ALPILLUELO MARTÍN, M.: Los derechos sociales del trabajador autónomo: especialmente del pequeño
y del dependiente. Tirant lo Blanch. Valencia, 2006.
55
La Constitución española de 27 de diciembre de 1978, publicada en BOE, de 29 mismo mes y año,
reconoce los “derechos fundamentales (con rango de) fundamentales y las libertades públicas”,
principalmente, en su artículos 15 a 28, y entre los que incluye, el derecho de asociación (empresarial),
la libertad sindical como un derecho de derechos, y el derecho a la huelga.
56
FERNÁNDEZ LÓPEZ, MF.: “Los derechos fundamentales de los trabajadores autónomos
económicamente dependientes”. Revista de Derecho Social, núm. 42/2008.
20
disponga su normativa específica (art. 4.2 LETA, in prius), y entre los que –con
una técnica opinable- se citan unos con categoría de “básicos” (ex art. 4.2
LETA) y otros carentes de tal condición (art. 4.3 LETA); entre los primeros se
incluyen: a) derecho al trabajo y a la libre elección de profesión u oficio, b)
libertad de iniciativa económica y derecho a la libre competencia, y, c) derecho
de propiedad intelectual sobre sus obras o prestaciones protegidas; y entre los
segundos se citan: a) igualdad ante la ley y a no ser discriminados, directa o
indirectamente, b) derecho a la intimidad y la consideración debida a su
dignidad, así como una adecuada protección frente al acoso, c) derecho a la
formación y readaptación profesionales, d) derecho a su integridad física y a
una protección adecuada de su seguridad y salud en el trabajo, e) derecho a la
percepción puntual de la contraprestación económica convenida por el ejercicio
profesional de su actividad, f) derecho a la conciliación de su actividad
profesional con la vida personal y familiar, g) derecho a la asistencia y
prestaciones
sociales
suficientes
ante
situaciones
de
necesidad
de
conformidad con la legislación de la Seguridad Social, h) al ejercicio individual
de las acciones derivadas de su actividad profesional, e, i) derecho a la tutela
judicial efectiva de sus derechos profesionales, así como al acceso a los
medios extrajudiciales de solución de conflictos. Lista de derechos individuales,
que hemos presentado de manera panorámica, y que según el legislador
debemos tener como ejemplificativa, pues el pasaje legal de marras (art. 4.2
LETA), se cierra apuntado que los trabajadores autónomos, incluidos los
TRADE, también tiene derecho a “Cualesquiera otros que se deriven de los
contratos por ellos celebrados” (art. 14.2 k LET). Derechos laborales
individuales de tales autónomos económicamente dependientes que son
similares en su concepción –aunque no tanto en su contenido- a los atribuidos
a los trabajadores asalariados por cuenta ajena según el TRLET 57, y que
algunos de los cuales están desarrollados en la propia LETA58 y/o en normas
especificas promulgadas al efecto. En todo caso debemos anotar que el propio
contrato –fuente de regulación, en los términos comentados, ex art. 3.1.e
57
Vid arts. 4 y 5 del TRELT cit. supra.
Vid. art. 8 LETA, monográficamente dedicado a la “Prevención de riesgos laborales”, y lo preceptuado
en el art. 5 b) del mismo cuerpo legal al tratar de los deberes del TRADE dimanantes del contrato. Ver
art. 11 RDTRADE sobre “procedimientos no jurisdiccionales de solución de conflictos”.
58
21
LETA; y sometido a mejor al acuerdo de interés profesional- tiene una
capacidad reguladora de primer orden por lo amplio que resulta ser su
contenido (v. gr.: ex art. 4 RDTRADE cit.).
Y en tercer y último lugar, la LETA, conoce de los derechos colectivos de los
trabajadores autónomos incluidos los TRADE, de los que haremos una
referencia propia pero escueta líneas abajo (Infra V).
Los deberes profesionales del TRADE, y en concreto los “básicos” al decir de la
LETA, son los propios del trabajador autónomo común u ordinario con las
debidas particularidades, y los enumerados en el ordinal 5 LETA, y que aquí
damos por reproducidos59 sin más comentario por ahora.
3.2 Elementos accidentales: forma y términos
En relación a los elementos accidentales del contrato considerado, conviene
formular unas precisiones.
A) Forma y formalidades
Sobre la forma del contrato considerado, debemos anotar que “siempre” se
formalizará por escrito60, en caso contrario, y en su caso, se presumirá, salvo
prueba en contrario, que ha sido acordado por tiempo indefinido 61, resultando
59
“Son deberes profesionales básicos de los trabajadores autónomos los siguientes: a) Cumplir con las
obligaciones derivadas de los contratos por ellos celebrados, a tenor de los mismos, y con las
consecuencias que, según su naturaleza, sean conformes a la buena fe, a los usos y a la ley. b) Cumplir
con las obligaciones en materia de seguridad y salud laborales que la ley o los contratos que tengan
suscritos les impongan, así como seguir las normas de carácter colectivo derivadas del lugar de
prestación de servicios. c) Afiliarse, comunicar las altas y bajas y cotizar al régimen de la Seguridad Social
en los términos previstos en la legislación correspondiente. d) Cumplir con las obligaciones fiscales y
tributarias establecidas legalmente. e) Cumplir con cualesquiera otras obligaciones derivadas de la
legislación aplicable. f) Cumplir con las normas deontológicas aplicables a la profesión” (art. 5 LETA).
Lista deberes, que aunque atribuidos al trabajador autónomo, entendemos que también comprometen
al TRADE.
60
Art. 12.1 LETA, y en idénticos términos se pronuncia el ordinal 4.1 TRADE. Así pues en el caso del
contrato del TRADE no opera la libertad de forma prevista para el caso del contrato de trabajador
autónomo ordinario o común reconocida en el art. 7 LETA.
61
Art. 12.1 y 12.4 RDTRADE.
22
así la forma un elemento accidental con valor probatorio pero no constitutivo 62;
escrito que debe hacerse utilizando un modelo oficial homologado63 o similar64.
Exigencias formales que como resulta fácil de adivinar ponen de manifiesto el
interés del legislador en perfilar la figura del TRADE y, consiguientemente, en
garantizar la seguridad jurídica evitando posibles errores, irregularidades y
fraudes. En esta línea y con los mismos objetivos preventivos se debe tener
presente que el legislador no se conforma con regular expresamente el
“contenido” del contrato (art. 4.2 LETA) exigiendo que necesariamente se
referencien en el mismo una serie detallada de cuestiones de diferente
condición, sino que además, y de forma expresa –y muy significativa y
didáctica a nuestros efectos- exige que se hagan constar en el contrato unas
“Precisiones específicas…”
(rúbrica de art. 5 LETA), entra otras razones
porque “deberá hacer constar expresamente la condición de económicamente
dependiente del trabajador autónomo respecto del cliente con el que contrata”
(art. 5 LETA), manifestando que cumple con todas las condiciones para serlo
en los términos legales exigidos y comentados (vid. III.2 supra).
Y como una formalidad del contrato, la normativa obliga, principalmente al
TRADE y subsidiariamente al cliente, a inscribirlo en un registro y hacerlo en
tiempo, forma y lugar debido65, registro en el que también se deberán hacer
constar las vicisitudes contractuales desde su celebración hasta su extinción.
B) Términos
El contrato TRADE admite términos, tanto inicial66 como final, aponibilidad que
en ambos casos depende de la voluntad conjunta de las partes contratantes67.
62
MERCADER UGUINA, JR. y DE LA PUEBLA PINILLA, A.: “La formalización del contrato de prestación de
servicios de los trabajadores autónomos económicamente dependientes”. Relaciones Laborales, núm.
21/2008.
63
Tal modelo oficialmente homologado, que es el único que se puede utilizar, está incluido en el Anexo
del repetido RDTRADE.
64
Sobre la obligatoriedad de utilizar el formulario homologo citado o de su carácter indicativo, vid. la
Disposición adicional séptima del RDTRADE.
65
Exigencia ya prevista en los arts. 12.1 y 12.2 LETA y en el art. 6 RDTRADE; y su regulación más
detallada en el art. 6 RDTRADE. La Resolución de 18 de marzo de 2009, del Servicio Público de Empleo
Estatal, se establece el procedimiento para el registro de los referidos contratos.
66
Cabe un término inicial, que, entendemos se regirá por las pautas generales según sea una u otra la
naturaleza del contrato, y al que el RDTRADE sólo dedica unas referencias para aceptar su aponibildad
(art. 4.3 a RDTRADE) y para precisar que, salvo “pacto” –término inicial- en contrario, la vigencia opera
desde la formalización contractual.
67
Art. 4.3 a RDTRADE.
23
El término final se puede cifrar con una fecha o con una remisión genérica a la
finalización del servicio contratado68; término cuya inclusión o no en el contrato
predetermina la duración del mismo69, que será determinada o temporal en el
primer caso, e indefinida en el segundo70. Y en punto al término final un par de
detalles más: de no fijarse duración o servicio determinado se presumirá, salvo
prueba en contrario, que el contrato se ha formalizado por tiempo indefinido71;
presunción que también opera, tal como hemos anticipado, cuando el contrato
TRADE no se suscriba por escrito72.
3.3 Vicisitudes contractuales: interrupciones y extinción
El contrato del TRADE es de ejecución continuada, y durante su desarrollo
pueden sucederse ciertas vicisitudes que resumimos, no sin antes dejar
anotado, que tales circunstancias -como otras precitadas- también dan prueba
del cierto paralelismo que existe entre el contrato que nos ocupa y el contrato
de trabajo (pseudo-laboralización), aunque la protección que aquél confiere al
trabajador es mucho menor que la de éste (proletarización).
A) Interrupciones y modificaciones.
Según la LETA (art. 14, en lo principal), el contrato se interrumpe de forma
periódica por razones de descanso diario, semanal y anual tanto por festivos
como por “vacaciones”, vicisitudes que por lo demás determinan la jornada de
actividad profesional – y la jornada “máxima” ordinaria y extraordinaria-, y en
su caso, el subsiguiente horario a todos los efectos (v.gr.: incluidos el reducido
por conciliación de vida familiar); y, así mismo, existen interrupciones del
contrato no periódicas debidas a una serie de causas listadas
(art. 16 -
“Interrupciones justificadas de la actividad profesional”, LETA). Los derechos
dimanantes de estas interrupciones son mínimos necesarios mejorables por vía
68
Art. 3, segundo párrafo RDTRADE.
Art. 4.3 a) RDTRADE.
70
Partiendo de que el contrato de un trabajador autónomo puede ser de duración determinada o
indefinida según pacten las partes contratantes (art. 7 LETA), se concreta que igual pude ocurrir con el
contrato del TRADE (art. 12.4 LETA cit. y art. 4 RDTRADE).
69
71
72
Art. 3, segundo párrafo RDTRADE.
Arts. 12.1 y 12.3 LETA.
24
contractual o por el acuerdo de interés profesional. La cita de estas
interrupciones no sirve para reiterar que el legislador
Obviamos detallar la posibilidad de modificar las condiciones contractuales,
principalmente porque escaso es el interés del legislador en particularizar el
tema (art. 5.2 e y 6.4 RDTRADE)
B) Extinción
Y por último, el contrato se extingue –previo aviso, en su caso- por algunas de
las causas previstas en el pasaje 15.1 LETA73, al que nos remitimos por
razones obvias, si bien debemos mencionar que algunas de tales extinciones
conllevan una indemnización en favor del cliente o del TRADE según sea el
caso y lo prevenido en el ordinal 15.2 a 4 LETA, indemnización cuya cuantía
se fija en el contrato (art. 4.3.c RDTRADE).
Varias veces hemos resaltado el paralelismo que existe entre algunos aspectos
del contrato del TRADE y del contrato de trabajo, semejanzas que también se
observa al tratar de las interrupciones de aquél, circunstancia que bien pudiera
parecer –como ha comentado la doctrina- que es un “manto protector” del
TRADE, pero ocurre que no es así –en este caso-
si se recuerda que el
contrato ente el TRADE y el cliente se puede extinguir con más facilidad que el
contrato laboral a iniciativa del cliente74.
73
Tales causas, según dicción legal, son: a) Mutuo acuerdo de las partes.; b) Causas válidamente
consignadas en el contrato, salvo que las mismas constituyan abuso de derecho manifiesto.; c) Muerte y
jubilación o invalidez incompatibles con la actividad profesional, conforme a la correspondiente
legislación de Seguridad Social; d) Desistimiento del trabajador autónomo económicamente
dependiente, debiendo en tal caso mediar el preaviso estipulado o conforme a los usos y costumbres; e)
Voluntad del trabajador autónomo económicamente dependiente, fundada en un incumplimiento
contractual grave de la contraparte.; f) Voluntad del cliente por causa justificada, debiendo mediar el
preaviso estipulado o conforme a los usos y costumbres.; g) Por decisión de la trabajadora autónoma
económicamente dependiente que se vea obligada a extinguir la relación contractual como consecuencia
de ser víctima de violencia de género.; h) Cualquier otra causa legalmente establecida.”
74
CEINOS SUÁREZ, A.: Autónomos económicamente dependientes, en: GARCÍA MURCIA, J.: El Trabajo
Autónomo y otras formas de trabajo no asalariado. Thomson-Aranzadi. Cizur Menor, 2007, pág. 71.
25
V. DERECHOS COLECTIVOS DEL TRABAJADOR ECONÓMICAMENTE
DEPENDIENTE
1. Derechos sindicales y derechos colectivos
Excedería los límites de estas páginas elaborar una referencia amplia sobre los
derechos colectivos de los trabajadores autónomos en general o de los
TRADE en particular, pero resultan imprescindibles unas consideraciones
sobre los mismos aunque sean breves, a ello nos obliga, entre otras razones, el
interés que la LETA muestra por los mismos75. Una primera observación
conceptual: bajo la rúbrica de derechos colectivos se contienen unos que son
auténticamente sindicales por tener su entronque en los derechos propios de la
libertad sindical, y otros que son meramente colectivos pues tienen su origen
en el derecho de asociación general. Así es porque de acuerdo con las pautas
constitucionales76 y la normativa vigente, los TRADEs pueden afiliarse a un
sindicato o, alternativamente, a una asociación profesional, todo ello de
acuerdo con la legislación correspondiente77. Como comprobaremos, el literal
de la LETA se decanta por la primacía de la vía asociativa, obviando, salvo en
una ocasión la cita de los sindicatos78.
Si el TRADE opta por la primera posibilidad, es decir afiliarse a un sindicato, se
convierte en sujeto titular de derechos auténtica y concretamente sindicales ya individuales ya colectivos-; pero ocurre que el ejercicio de algunos de los
mismos se le niega o limita, y así, y a simple modo de v. gr., recordamos que
los TRADEs, aunque pueden afiliarse a un sindicato, no podrán fundar
sindicatos
propios,
“sin
perjuicio
de
su
capacidad
para
constituir
75
Dedica un artículo a tratar monográficamente de los de los denominados “Acuerdos de interés
profesional” (art. 23 cit.), y todo su Título II (arts. 19 a 22) a considerar, expresamente los “Derechos
colectivos del trabajador autónomo”.
76
Art. 22 Constitución (derecho de asociación) y art. 28.1 Constitución (derecho de libertad sindical).
Doble posibilidad prevista en el art. 19.1 c LETA y en art. 2.3 in fine de la Ley Orgánica 4/1985, de 2 de
agosto, de Libertad Sindical (LOLS, en adelante).
77
78
LOUSADA AROCHENA, JF.: “Los derechos colectivos del trabajador autónomo”. Aranzadi Social, núm.
21/2007.
26
asociaciones”79. Escapa de nuestras posibilidades por razones fáciles de
justificar cualquier explicación de detalle sobre los derechos sindicales de los
TRADEs, aunque si dejamos constancia de la siguiente apreciación legal: sin
perjuicio de las facultades que corresponden a los sindicatos en el ejercicio del
derecho a la libertad sindical, éstos gozarán, además, de todos los derechos
concedidos a las asociaciones profesionales respecto de sus trabajadores
autónomos afiliados80, previsión que aporta datos para el estudio del
sindicalismo de los trabajadores autónomos económicamente dependientes81
Si el TRADE opta por la segunda posibilidad, es decir afiliarse a una asociación
profesional, sus derechos colectivos “básicos” pueden resumirse en los
siguientes términos: tiene derecho a afiliarse a la asociación profesional de su
elección; derecho a fundar asociaciones profesionales propias (“específicas” en
expresión legal); y, es titular del derecho de “actividad colectiva” de defensa de
sus intereses profesionales82. En el marco de estos derechos tienen cabida
otros más puntuales83, entre los cuales dos nos merecen una especial mención
–derecho de asociación y derecho de negociación- en los subapartados que
siguen84.
2. Derecho de asociación profesional de los trabajadores autónomos
económicamente dependientes. Asociaciones representativas de tales
trabajadores
79
80
Prohibición expresamente prevista en art. 2.3 LOLS, y deducible del art. 19.1 a y b LETA.
Según art. 19. 4 LETA. Los derechos de las asociaciones profesionales de referencia se citan en el art.
19.4 LETA y, posteriormente, serán objeto de nuestra consideración.
81
OJEDA AVILÉS, A.: “La sindicación de los trabajadores autónomos y semiautónomos”. Aranzadi Social,
núm. 20/2000; y, CRUZ VILLALÓN, J.: “La tutela colectiva de los trabajadores autónomo de sus intereses
profesionales”· Relaciones Laborales, núm. 7/8, 2000.
82
Los tres citados derechos se reconocen y califican de “básicos” en el ordinal 19.1 b y c LETA.
83
En todo caso dejamos referencia de la existencia de el “Consejo del Trabajo Autónomo”, órgano
consultivo del Gobierno en materia socioeconómica y profesional del trabajador autónomo (ordinal 22
LETA). Por lo que aquí indirectamente interesa, dejamos anotado que el cliente, deberá informar a los
representantes legales de los trabajadores en la empresa de la contratación de TRADE (art. 7 RDTRADE).
84
Sobre el derecho a la huelga de los TRADE, valga apuntar que es una problemática con muchas aristas
del que nada expone la LETA de forma expresa, aunque podría concluirse que es un derecho reservado
para trabajadores por cuenta ajena (y funcionarios, en parte). Silencio que es igual de sonoro en punto a
los derechos de participación del TRADE en el seno de la empresa en la que presta su actividad, y sobre
los que no podemos formular precisiones, salvo recordar que el cliente-empresario está obligado a
informar a los representantes de los trabajadores de la empresa de la contratación de TRADEs (art. 7
RDTRADE y art. 65 TRLET), ver SOLÀ MONELLS, X. “Régimen profesional común del trabajador
autónomo: arts. 7, 8 y 10 del Estatuto del Trabajo Autónomo”, en: DEL RY GUANTES, S.: Comentarios al
estatuto del trabajo autónomo. op. cit.
27
Las asociaciones profesionales en las que se agrupan TRADES, que son
auténticas asociaciones pero con unas características muy propias85, nos
merecen un triple, el primero para dejar constancia de sus derechos, el
segundo para tratar de las que alcanzan la condición de “representativas” y de
la posición jurídica singular –un plus de derechos- que las mismas, y el tercero
para recordar que tales asociaciones deben inscribirse en el Registro creado al
efecto en tiempo y forma86 .
Dichas asociaciones, por mandato legal, son titulares de derechos colectivos
tales como87: constituir federaciones, confederaciones o uniones de tales
asociaciones;
establecer
los
vínculos
que
consideren
oportunos
con
organizaciones sindicales y asociaciones empresariales; concertar acuerdos de
interés
profesional
para
los
trabajadores
autónomos
económicamente
dependientes afiliados88; ejercer la defensa colectiva de los intereses
profesionales de los trabajadores autónomos; y, participar en los sistemas no
jurisdiccionales de solución de las controversias colectivas de los trabajadores
autónomos cuando esté previsto en los acuerdos de interés profesional89.
Este es un primer y simple listado de derechos colectivos que ya permite
apuntar que la referida (pseudo)laboralización de los TRADEs se explica en
buena parte porque la regulación de sus derechos colectivos bebe, en parte, de
la fuente de los derechos sindicales de los trabajadores asalariados por cuenta
ajena, semblanzas que como comprobaremos a renglón seguido son más
apreciables cuando se trata de las asociaciones de trabajadores autónomos
que alcanzan la condición de “representativas”.
Y sobre las asociaciones profesionales de trabajadores autónomos que
alcanzan la condición de “representativas” trataremos del sentido de tal
condición y de la posición jurídica singular que la misma les otorga. Tienen tal
85
Como asociaciones que son, quedan sometidas a la Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo, reguladora
del Derecho de Asociación, pero sus particularidades son evidentes a la vista de los arts. 19.2 y 20 LETA,
en los que, respectivamente, se trata los derechos colectivos de las mismas y del “Derecho de asociación
profesional de los trabajadores autónomos”.
86
Sobre tal Registro, vid, arts. 12 a 20 RDTRADE.
87
Derechos enumerados en el art. 19.2 LETA.
88
Derecho colectivo que se regula en el art. 13 LETA, y al que prestaremos particular infra.
89
Derecho colectivo que se regula en el art. 18 LETA.
28
condición de representativas las asociaciones que demuestren una “suficiente
implantación” en el ámbito territorial en el que actúen por acreditar ciertos
criterios objetivos y que son, entre ellos: 1º) El grado de afiliación de
trabajadores autónomos a la asociación; 2º) El número de asociaciones con las
que se hayan firmado convenios o acuerdos de representación o de otra
naturaleza; 3º) Los recursos humanos y materiales, los acuerdos de interés
profesional en los que hayan participado; 4º) La presencia de sedes
permanentes en su ámbito de actuación; y, 5º) Cualesquiera otros criterios de
naturaleza similar y de carácter objetivo, criterios que “se desarrollarán
mediante una norma reglamentaria” (art. 21.1 LETA)90. Tal representatividad
fija un plus de capacidad jurídica de actuación de las asociaciones, y así se
establece que las asociaciones representativas de los trabajadores autónomos
gozarán de una “posición jurídica singular”, que les otorga capacidad jurídica
para actuar en representación de los trabajadores autónomos para: a) Ostentar
representación institucional ante las Administraciones Públicas u otras
entidades u organismos de carácter estatal o de Comunidad Autónoma b) Ser
consultadas cuando las Administraciones Públicas diseñen las políticas
públicas que incidan sobre el trabajo autónomo; c) Gestionar programas
públicos dirigidos a los trabajadores autónomos en los términos previstos
legalmente; y, d) Cualquier otra función que se establezca legal o
reglamentariamente91
(art.
21.5
LETA).
Así
pues
las
asociaciones
representativas, además de poder ejercer los derechos colectivos generales
anteriormente mencionados (ex art. 19.2 LETA cit.), también disfrutan de
capacidad jurídica para disfrutar de otras facultades (ex art. 21.5 LETA cit.)92.
3. Acuerdos de interés profesional para los TRADE
Tal y como ya hemos punteado, las asociaciones de trabajadores autónomos
tiene reconocido el derecho colectivo para concertar acuerdos de interés
90
Real Decreto 1631/2010, de 7 de diciembre, por el que se crea y regula el Consejo de
representatividad de las asociaciones profesionales de trabajadores autónomos en el ámbito estatal y se
establece el régimen de funcionamiento y organización del Consejo del Trabajo autónomo (BOE, 28
diciembre 2010)
91
Art. 21. 5 LETA.
92
MENDOZA NAVAS, N.: Derechos colectivos del trabajador autónomo, en LANDABURU CARRACEDO,
MJ.: Análisis y comentarios del Estatuto del Trabajo Autónomo, op. cit.
29
profesional para los TRADEs afiliados a las mismas (art. 19.2 b LETA), a modo
de contratos colectivos pero no de convenios colectivos.
Este tipo de acuerdo -tan novedoso como confuso- no está definido en la LETA
aunque sí considerado por parte de la misma93. Recordemos, en primer
término, que tal y como hemos adelantado tales acuerdos tienen la condición
de fuente del régimen profesional del TRADE (art. 3.2, primer párrafo LETA),
reconocimiento otorgado por la LETA en los términos expuestos, texto y ordinal
legal en el que también se precisa que toda cláusula del contrato individual de
un trabajador autónomo económicamente dependiente afiliado a un sindicato o
asociado a una organización de autónomos, será nula cuando contravenga lo
dispuesto en un acuerdo de interés profesional, mandato que también permite
afirmar que lo convenido en el contrato se puede mejorar por estos acuerdos
(art. 3.2, segundo párrafo LETA). Y en segundo lugar, merece cita el pasaje 13
LETA porque trata monográficamente del los “Acuerdos de interés profesional”,
ordinal que previene que: las partes capacitadas para convenir el acuerdo son
“las asociaciones o (alternativamente) sindicatos que representen a los
trabajadores autónomos económicamente dependientes y las empresas para
las que ejecuten su actividad”
(ex
art. 13.1 LETA)94; su eficacia es
contractual y personal o limitada (ex art. 1.4 LETA); sus cláusulas son reglas de
derecho necesario relativo (ex. art. 13.3 LETA), salvo que en el propio acuerdo
se les atribuya carácter dispositivo; su contenido trata de “las condiciones de
modo, tiempo y lugar de ejecución de dicha actividad, así como otras
condiciones generales de contratación” (ex art. 13.1 LETA), pero “en todo
caso”, estos acuerdos de interés profesional “observarán los límites y
condiciones establecidos en la legislación de defensa de la competencia” (ex
art. 13.1, in fine LETA); en cuanto a la forma, se exige que tales acuerdos se
suscriban por escrito (ex art. 13.2 LETA); y, en todo caso, se debe tener
presente que, en su caso, en el contrato se deberá hacer constar
expresamente el acuerdo aplicable (art. 4.2 e RDTRADE). Se puede comprobar
que dichos acuerdos son de orden civil y como tal sometidos al Código Civil
93
CRUZ VILLALÓN, J.: Los acuerdos de interés profesional, en CRUZ VILLALÓN, J. y VALDÉS DAL-RÉ, F.C
(Dirs.): El Estatuto del Trabajo autónomo. La Ley. Madrid, 2008.
94
No está pues previsto que las asociaciones patronales sean parte negociadora de tales acuerdos, pues
debe recordarse que los TRADE no pueden ser empresarios.
30
(ex. art. 13.4 LETA) y que constituyen una práctica de negociación colectiva de
intereses con algunas que otras semejanzas colaterales con la negociación
colectiva laboral.
Hemos apuntado –y lo reiteramos para terminar- que reconocer, regular y
fomentar el trabajo autónomo –en sus muy variadas formas- es atender una
exigencia socio laboral tan real como razonable y deseable, pero (mal)utilzarlo
en detrimento o para el despiste del trabajo asalariado por cuenta ajena, es una
práctica perversa porque desvirtúa la misma esencia del Derecho del Trabajo;
a lo que debemos añadir, para ir concluyendo, que tenemos ciertas razones
para pensar que la LETA, y en particular la –controvertida- figura del TRADE,
también ha servido para deslaboralizar a la vez que –contradictoriamenteproletarizar más a unos trabajadores. Hoy día no son pocas las voces que
denuncian el fracaso de tal figura y requieren la necesidad de reconsiderarla.
¿Por qué de los muchos trabajadores autónomos sin trabajadores afiliados a la
Seguridad Social95, sólo muy pocos constan oficialmente como TRADES: una
realidad o una mentira; un fracaso o un fraude96?
Universidad Autónoma de Barcelona, octubre 2013.
95
Ministerio de Empleo y Seguridad Social: “Trabajadores autónomos, propiamente dichos, en alta a la
Seguridad Social” (a 39 de junio de 2013), señala que el “Número de autónomos –propiamente dichossin asalariados” es en total 1.509.869 (pág. 8).
http://www.empleo.gob.es/es/sec_trabajo/autonomos/economiasoc/autonomos/estadistica/2013/2trim/Publicacion_RESUMEN_DE_RESULTADOS.pdf
96
Datos oficiales de difícil localización, cuando menos para nosotros. En todo caso, en opinión de
organizaciones de autónomos (ATA –Asociación Trabajadores Autónomos-) se ha llegado a apuntar que
“sólo 7.153 autónomos” tienen suscrito el contrato de TRADE (fecha de julio, 2013),
http://www.abc.es/autonomos/20130722/abci-autonomos-constatan-fracaso-trade201307221057.html; mientras que desde el sindicato Comisiones Obreras (CC.OO.) se apunta que “Las
estimaciones hechas en 2007 hablaban entre el 10 y el 15% sobre el total de autónomos (250.000 a
300.000 contratos TRADEs, pero según las últimas estadísticas publicadas por el Ministerio de Empleo y
Seguridad Social a 30 de Junio de 2013, y después de cinco años de la entrada en vigor del decreto, sólo
hay 7.153 Trabajadores Autónomos Dependientes reconocidos como tales” ( a fecha de julio 2013).
http://www.ccoo.es/csccoo/Areas:Empleo:Actualidad:508602-CCOO_reclama_una_mejora_inmediata_en_la_regulacion_que_proteja__efectivamente_al_colectivo_d
e_autonomos_sin_asalariados
31
32
Descargar