MARÍA MASANET MOLINA CICLE I-1FDA FPA BENIASSENT COCENTAINA LLEGIR EN VALENCIÀ AMB “MOLT DE GUST” Ens animem a llegir valencià. Hola, em diuen María i sóc alumna de l’FPA Beniassent. Fa uns quatre anys que vinc a classe. Quan tenia 62 anys, vaig deixar de treballar i vaig pensar: per què no apuntar-me a l’escola d’adults? I allà que vaig anar! “Una” des dels 12 anys ja no se’n recordava de moltes coses, i molt menys en valencià. Abans, en la nostra època de joventut, no s’estilava tant. Havíem de treballar perquè els diners feien falta per a poder alimentar-nos, i per això algunes ens vam quedar en ganes de continuar. Vaig vindre per repassar coses com matemàtiques, llengua i altres matèries, i aprofitar per llegir llibres. A classe llegim llibres molt interessants sobre la nostra terra com, per exemple: - El xiquet que volia canviar el món. - El secret de la terra més dolça del món. - O molts altres. I tot açò, gràcies a l’escola d’adults, que no sé qui la va inventar!!!! És una bona elecció per a les persones que no han pogut estudiar i cal aprofitar-la ara. Per això “esperem que no ens la lleven mai, qui sap si els nostres fills o filles la podran aprofitar algun dia... PILAR PÉREZ TOMÁS CICLE I-2FDA FPA BENIASSENT COCENTAINA UN LIBRO, UNA ILUSIÓN. Cuando empiezas a leer un libro siempre piensas que al final todo termina como en los cuentos, quieres que todos sean felices, pero en realidad no siempre es como te lo imaginas. No soy muy lectora, pero un día fui a la biblioteca, busqué un libro que me gustara por el tema, por la forma y por el tamaño de la letra (porque si la letra es muy pequeña me canso y no lo puedo leer muy bien si no llevo gafas). Al empezar a leerlo, como me pasa con casi todos los libros, no me parecía muy interesante, pero a medida que iba leyendo era como si estuviera yo dentro del libro. Me sentía como la protagonista y viajaba a otros lugares, cada vez sentía más i más interés por la historia. Cuando tenía un poco de tiempo libre en seguida me ponía a leer, tenía tanta ilusión y ganas de seguir la historia que todas las noches leía un poco, porque cuando estaba leyendo el libro se me olvidaban todos los problemas. Y al final yo me sentía muy ilusionada, pero el libro no terminó como yo creía, porque, como en la vida misma, no todo puede salir bien y como tú quieres. Lo importante es seguir adelante porque con ilusión y ganas puedes conseguir todo lo que te propongas. ÁLVARO DE FRUTOS VÉLEZ. CICLE II-GES 2. FPA BENIASSENT COCENTAINA. UN LIBRO, UNA ILUSIÓN. La lectura es una de las actividades más importantes y útiles que realiza el ser humano a lo largo de su vida. El amor por la lectura es algo que se aprende, pero no se enseña. En la lectura deben cuidarse dos cosas, escoger bien los libros y leerlos bien. La lectura, pienso yo, que es muy importante, porque alimentas tu intelecto, mejoras tu ortografía, vocabulario (en nuestro idioma u otros) y te ayuda a desarrollar la imaginación. La lectura nos vuelve más tolerantes, menos prejuiciosos y más libres. Solamente hay que encontrarle el gusto a la lectura y tener el interés de coger un libro y saber lo que este te puede proporcionar, no sólo verlo como un objeto aburrido. Es importante puesto que te hace crecer como persona, descubres nuevas formas de ver la vida, nuevas formas de tratar a la gente, aprendes a reflexionar con cada cosa que ves. Sólo el conocimiento es capaz de hacernos volar y los libros nos aportan sobre todo eso, la capacidad de imaginar muchísimas cosas. Coger un libro y sentarse a leer, un gesto sencillo, que cada vez va perdiendo más interés entre la gente y sobre todo en los niños. Es algo que me parece muy triste, ya que los niños cada vez tienen menos capacidad de imaginar, concentrarse y relacionarse. Pienso que para que nuestra sociedad avance y mejore deberíamos fomentar mucho más el hábito de la lectura entre los niños. Que sus mentes se abran a fascinantes historias, a mundos increibles y personajes fantásticos y nuevas culturas. Porque estamos creando pequeños robots pegados continuamente a máquinas que les absorben el seso y cada vez tienen menos creatividad. Los cuentos estimulan la fantasía de los niños, con ellos son capaces de crear e imaginar sus propias aventuras y personajes. El secreto para apasionarse con la lectura, reside en saber encontrar aquello que se adapta a nuestros deseos, intereses y necesidades. Me gusta leer, creo que casi cualquier tipo de lectura es interesante y aporta algo bueno. Cada libro es distinto, pero todos te enseñan algo nuevo; un comic, un libro de poesía, una novela, un libro de historia, etc. Toda lectura nos puede hacer pasar un rato agradable y puede hacer que nos olvidemos por unos instantes de nuestra vida cotidiana, transportándonos a otros lugares magníficos, nos permite alentar nuestra imaginación, crear nuevos mundos en nuestras mentes, reflexionar sobre ideas o conceptos. Leer te transmite ilusiones, alegrías, tristezas. Mientras tengo un libro en la mano puedo ser todo lo que el libro es. Soy el protagonista que sufre y el criado que sirve. Soy el malvado que quiere destruir el mundo y el periodista que destapa las verdades. Soy el soldado herido y el médico que sana… Lo puedo ser todo. Me gustan los libros porque son los amigos que nunca fallan, porque me hacen viajar sin tener que moverme de casa y cuando mis medios económicos no me lo permiten. Me hacen vivir otras vidas, que de otra forma no viviría. Me da igual el género, siempre que esté bien escrito y me aporte algo, por mínimo que sea. Creo que los libros son un tesoro y un legado increíble que deberíamos saber valorar y cuidar, porque en ellos se recoge todo el saber, toda nuestra historia y nuestros sueños. CARLOS COLOMER JUAN CICLE II - GES 1 FPA BENIASSENT COCENTAINA MÁS LIBROS Y MENOS ALAMBRADAS El hombre, desde que es hombre, siempre ha emigrado como los animales por diferentes causas: sequías, hambrunas, guerras, epidemias… En la época actual, la población africana tiene como objetivo llegar a Europa, con el afán de mejorar su nivel de vida. Europa, como continente rico que es, se defiende de la invasión de estas personas a base de construir fronteras mediante la construcción de alambradas, gastando mucho dinero en ellas. Tal vez sería mucho mejor persuadirles de su afán por emigrar, dedicando esos recursos económicos a la educación, mediante los LIBROS. Les sería más útil, ya que una sociedad culta siempre se defenderá mejor de las enfermedades, de las sequías y de los azotes de sus dictadores. Aprenderían a explotar sus recursos naturales y, por consiguiente, no tendrían que arriesgar sus vidas emigrando. I podrían disfrutar mucho más de su precioso continente. JOAQUÍN PÉREZ ROMERO PROGRAMES FORMATIUS-ACCÉS A LA UNIVERSITAT FPA BENIASSENT COCENTAINA Un libro una ilusión Un día escuché que un libro es una ilusión o quizás me lo dijo un mayor, ya no lo recuerdo pero de lo que sí estoy seguro es, que no le hice mucho caso. Un libro que tostón, hojas y hojas, no tenía yo bastante con aquellos libros del colegio, tan aburridos, tan insulsos, como para cambiar mis ratos libres por lecturas de palabras que a saber quien las había escrito. Recuerdo siendo un zagal que mis padres me llevaron una tarde por causas que no vienen al cuento, a casa de mi abuelo. Por entonces mi relación con él era más bien escasa y se me antojó una tarde larga y tediosa, junto a un viejo que pocos entretenimientos podría ofrecerme. Habiéndose ido mis padres, me dejaron en una pequeña habitación con el abuelo Pepe. Allí estaba él, sentado en un sillón orejero y entre sus manos un pequeño libro del cual me llamó la atención su portada, un pistolero con su rifle. Al ir a besarle vi de refilón que el interior del libro solo contenía palabras ¡sin un solo dibujo!, y pensé que era tan aburrido como lo debía ser mi abuelo. Durante un rato estuvimos cruzando palabras sin ningún sentido concreto. Me sorprendí cuando me preguntó a que curso iba, ¡era mi abuelo y no lo sabía!, en ese preciso momento comprendí que estaba ante un completo desconocido. Al momento entró la abuela que siempre andaba pululando por allí entre regañina y regañina, con un vaso de leche para cada uno y algunas galletas. Yo ya para entonces había reparado en un gran baúl que había en una de las esquinas de la habitación y claro, mi abuelo también se había dado cuenta de mi interés. Una vez nos quedamos solos, me dijo que podía abrir el baúl y mirar lo que había dentro, la tarde parecía que se animaba. Rápidamente y antes de que se arrepintiera ya estaba yo casi dentro del baúl, ¿pero qué?, solo había un montón de libros como el que él leía, al ver mi cara decepcionada me dijo,- busca y quizás encuentres alguno que te guste, no todos son como este-. Durante un buen rato revolví todos aquellos libros y justo cuando iba a desistir, uno de esos librillos me llamó la atención, en su portada un soldado disparaba desde una trinchera. Ante las pocas alternativas que me iba a ofrecer aquella tarde invernal, me decidí a echarle un vistazo, pero eso sí, muy por encima. Comencé a leer y a los pocos minutos, sin darme cuenta, me encontré formando parte de un grupo de soldados que luchaban en una trinchera embarrada de algún lugar de Francia. Aquel libro era absorbente, vertiginoso tal vez, me aceleró el corazón de tal forma que tuve que parar para contarle a mi abuelo lo que estaba sucediendo en aquella historia que me había embargado por completo. Pero, cuál fue mi sorpresa cuando el abuelo Pepe me dijo que él también había sido soldado y que había luchado en una guerra,-¿pero abuelo en una guerra de verdad?- sí-, me respondió-. Aquella confidencia cambió por completo la visión que tenía de mi abuelo. Le pedí que me contara aventuras y ¡jolín si tenía!, quizás algunas estuvieran adornadas, mi abuelo tras haber leído cientos o tal vez miles de libros, había adquirido una gran capacidad de narración, pero sobre todo de imaginación. Me contó que había sido sargento del Cuerpo de Carabineros y que había luchado en la guerra civil, me hablaba de maquis, contrabandistas, republicanos y franquistas, de escaramuzas, de grandes ofensivas, de asedios y de otras muchas hazañas, de compañeros que habían caído y de otros que habían condecorado, pero había algo recurrente, siempre me decía, -todo está en los libros-. Todo aquello me cautivó, yo pensaba que esas aventuras solo pasaban en las películas, ahora había descubierto que mi abuelo era un héroe y que además, existían libros que eran hasta entretenidos. Aquellas tardes con mi abuelo comenzaron a ser más frecuentes, se creó un vínculo entre nosotros que desde luego marcó el devenir de mi vida. Años después la gangrena sesgó el último resquicio de vida que le quedaba aquel héroe que por circunstancias que nunca me reveló, había luchado contra su propio hermano en una guerra fratricida que tanto dolor produjo y a la que hoy ya solo la recuerdan los libros, aunque eso sí, no se marchó sin antes sentir la satisfacción de ver mi graduación como militar. Aquel libro del que ni siquiera recuerdo su título, me descubrió un mundo maravilloso. Durante cuatro décadas he leído tantos libros que he perdido la cuenta, unos de aventuras, o de terror, dramáticos o históricos, técnicos, académicos y un largo sin fin. Cada uno me ha premiado con algo, pero han sido las novelas las que me han permitido navegar libremente por el tiempo, quizás a la época de Jesucristo, o ser un hidalgo luchando contra gigantes imaginarios o construir una catedral o, como aquella vez que rompí en llanto cual niño emocionado, con la muerte de Agnes, la mujer de Tom Builder al alumbrar en un bosque, o luchar junto al Capitán Alatriste con el Tercio Viejo de Cartagena, esos montones de hojas me apasionan, liberan mi imaginación. Los libros son ilusiones, provocan que nuestra fantasía de forma a la vida, cierto es que los autores nos relatan con más o menos acierto, historias o pasajes, pero al final somos nosotros los que construimos esos mundos, convirtiéndonos en sus dueños exclusivos. -No hay libro tan malo –dijo el bachiller-, que no tenga algo bueno.-, -No hay duda en esoreplicó Don Quijote.