ESTUDIO BÍBLICO ACERCA DE LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR (MARCOS 4:1-9; 13-20) Conferencia mundial (Cataratas del Niágara) del Concilio Luterano Internacional (CLI) 2012 Martes, 18 de septiembre, 2012 Dieter Reinstorf (FELSISA) _____________________________________________________________________________ Texto: Marcos 4:1-9; 3-20 1 De nuevo comenzó Jesús a enseñar a la orilla del lago. La multitud que se reunió para verlo era tan grande que él subió y se sentó en una barca que estaba en el lago, mientras toda la gente se quedaba en la playa. 2 Entonces se puso a enseñarles muchas cosas por medio de parábolas y, como parte de su instrucción, les dijo: 3 “¡Pongan atención! Un sembrador salió a sembrar. 4 Sucedió que al esparcir él la semilla, una parte cayó junto al camino, y llegaron los pájaros y se la comieron. 5 Otra parte cayó en terreno pedregoso, sin mucha tierra. Esa semilla brotó pronto porque la tierra no era profunda; 6 pero cuando salió el sol, las plantas se marchitaron y, por no tener raíz, se secaron. 7 Otra parte de la semilla cayó entre espinos que, al crecer, la ahogaron, de modo que no dio fruto. 8 Pero las otras semillas cayeron en buen terreno. Brotaron, crecieron y produjeron una cosecha que rindió el treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno. 9 El que tenga oídos para oír, que oiga”, añadió Jesús. 13 “¿No entienden esta parábola? —continuó Jesús—. ¿Cómo podrán, entonces, entender las demás? 14 El sembrador siembra la palabra. 15 Algunos son como lo sembrado junto al camino, donde se siembra la palabra. Tan pronto como la oyen, viene Satanás y les quita la palabra sembrada en ellos. 16 Otros son como lo sembrado en terreno pedregoso: cuando oyen la palabra, en seguida la reciben con alegría, 17 pero como no tienen raíz, duran poco tiempo. Cuando surgen problemas o persecución a causa de la palabra, en seguida se apartan de ella. 18 Otros son como lo sembrado entre espinos: oyen la palabra, 19 pero las preocupaciones de esta vida, el engaño de las riquezas y muchos otros malos deseos entran hasta ahogar la palabra, de modo que ésta no llega a dar fruto. 20 Pero otros son como lo sembrado en buen terreno: oyen la palabra, la aceptan y producen una cosecha que rinde el treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno.” 1. INTRODUCCIÓN Al ser invitado a dar este estudio bíblico en las parábolas de Jesús que se relacionan con la PALABRA 1 DE DIOS, era obvio que debía escoger esta parábola. Es la única parábola que se refiere directamente a la Palabra de Dios. Esta parábola del sembrador aparece en todos los Evangelios sinópticos incluyendo el evangelio de Tomás. No tendremos tiempo de reflexionar en todas las distinciones. 1 Nuestro enfoque primordial será en Marcos. A pesar de ser la única parábola que se refiere directamente a la Palabra de Dios, hubieron momentos durante mi preparación en que la quise descartar ya que me dio más dolor de cabeza y noches sin dormir que el resto de todas mis presentaciones juntas. Por dos razones. Las dos se relacionan a las estructuras y a las cuatro tesis que presenté ayer. Primero, en mi intento de interpretar la parábola como una historia metafórica (una historia holística que impacta al lector en conjunto) parecía que no podía encontrar una diáfora (diaphor), que es un giro inesperado en la historia que obliga al lector a ver la realidad (que es que el Reino de Dios se acerca) de otra manera. Al contrario la historia indica lo obvio: cuando las semillas se esparcen (como se hacían en los tiempos antiguos), algunas semillas caen en el camino, algunas en lugares rocosos, algunas al lado de espigas y algunas en buena tierra, la última produciendo una cosecha grande. ¿A dónde está la diáfora? ¿A dónde está el giro de la historia? Segundo, indiqué en mi visión general histórica que el interpretar una parábola de Jesús como una alegoría pertenece a un enfoque antiguo confinado al cristianismo primitivo que por lo general ya no se acepta. Pero aquí hay una parábola en las Escrituras que tiene una interpretación alegórica. Por supuesto podemos ignorarla adscribiéndola a la comunidad cristiana primitiva. Pero por más que la adscribamos al Jesús histórico o a la comunidad cristiana primitiva es parte de las Escrituras, inspiradas por el Espíritu Santo, como los luteranos confesionales creemos y confesamos. La alegoría no puede ni debe ser ignorada en nuestra interpretación. La interpretación alegórica en sí, por supuesto, no es problemática. En la parábola el enfoque parece ser el sembrador que esparce las semillas y el resultado de la cosecha, es lo que las semillas produjeron. 1 See inter alia Arland J. Hultgren, The Parables of Jesus (Grand Rapids: William B. Eerdmans, 2000), 184-187 2 En la interpretación alegórica, no obstante, hay un giro en el enfoque, un cambio en el objeto. El enfoque ya no es en el sembrador y las semillas que esparció, sino en el terreno, las personas que escuchan la Palabra de Dios. Hay definitivamente una diferencia en qué representan las semillas. ¿Representan la Palabra de Dios o simbolizan a las personas que escuchan la Palabra de Dios? Además, la parábola en sí parece trabajar en el consuelo y promover el gozo. Adonde se sembraron semillas, a pesar de algunas pérdidas, se puede esperar una gran cosecha. En el crescendo de la producción se multiplica por treinta, sesenta o hasta cien veces el consuelo y el gozo encuentra su clímax. La interpretación alegórica en contraste es más una exhortación a aquellos que fracasan en escuchar y no entienden. Es únicamente el último grupo el que cosecha. Entonces la interpretación alegórica refleja un grado muy alto de frustración capturado en el modo en que Jesús se dirige a sus discípulos: “¿No entienden esta parábola?” 2. EL CONTRASTE EN LA PARÁBOLA DE JESÚS Quizás el contraste, llamado diáfora, en la parábola de Jesús se pasa por encima ya que rara vez se la lee aisladamente. Nos enfocamos inmediatamente en la interpretación alegórica provista. Pero si lo llegaríamos a leer aisladamente, quizás nos sorprenderíamos de la acción del sembrador que en una sociedad escasamente buena esparció semillas de valor sin prestar atención. 2 Siendo hijo de granjero, permítanme ilustrar la parábola de la siembra de semillas hoy en día. Al prepararse para sembrar hoy en día hay muchas cosas que tomar en cuenta en este mundo tan tecnológico. Las maquinas para sembrar son calibradas a tal punto que la cantidad exacta de semillas (no muy pocas, y no muchas) es enterrada a la profundidad exacta. De hecho, la tarea de un sembrador responsable es asegurarse que si es posible no se pierda ninguna semilla, y que no falle en producir el cultivo. Uno podrá imaginarse que ocurría lo mismo con el sembrador antiguamente. Todo el debate de que las semillas primero eran sembradas en el campo y luego aradas ó viceversa es realmente irrelevante. El hecho es que un sembrador responsable a pesar de usar sus manos haría lo posible para que la menor cantidad de semillas posibles se pierdan. Los oyentes originales de esta parábola de Jesús habrán estado sorprendidos o hasta en shock por la forma tan irresponsable y derrochadora en que este sembrador sembró las semillas. Uno se podría preguntar: ¿Cómo puede ser tan irresponsable, para que sólo unas 2 See Robert Leicht, Göttinger Predigmeditationen, 57. Jahrgang 2002/2003, 139-145 3 semillas cayeran en buena tierra? (Marcos 4:8) Pero es sólo cuando el proceso natural de la siembra en su forma y lógica original es interrumpido, que el reino mundial emerge y eso caracteriza la mismísima vida de Jesús. Al traer el “mensaje del reino” Jesús esparció las semillas generosamente sin importar en qué tierra caían. Desde una perspectiva agricultural Jesús es irresponsable, y hasta derrochador y definitivamente poco económico. Pero a Jesús no lo impulsa la economía sino las relaciones. Su enfoque no está en las ganancias que puede llegar a conseguir con la menor cantidad posible de granos (o gastos). Esparce las semillas generosamente esperando y confiando en una respuesta positiva que lleve a una relación renovada con Dios. Si el enfoque es únicamente de una cosecha abundante, y no en la dispersión de las semillas, entonces siempre abundará la frustración por una semilla que no produce cosecha o por las personas que no entienden el mensaje del reino. Esta frustración claramente caracteriza el ministerio de Jesús, la comunidad cristiana primitiva, y a la iglesia hoy en día, aun más a la luz de un mensaje del reino que transmite un “Cristo que sufre” y no glorioso (centrado en el evangelio de Marcos). A la luz de tal frustración y desilusión (que nos pasa a todos) esta parábola sirve como una palabra de ánimo para que sembremos libremente y que a pesar que parezca un fracaso la proclamación del reino, dará una cosecha abundante a su tiempo. Ésa es la realidad del Reino de Dios. La palabra es activa, la verdad está bien captada en Isaías 55:10-11, que pudo haber servido como fondo para esta parábola.3 Dios consuela a su gente diciendo: Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo, y no vuelven allá sin regar antes la tierra y hacerla fecundar y germinar para que dé semilla al que siembra y pan al que come, así es también la palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos. Confiando en que Dios tiene su abba cuyas palabras nunca regresan sin cumplir su propósito, Jesús firmemente proclamó el mensaje del reino y animó a sus discípulos a que hagan lo mismo y a que lo hagan libre y abundantemente. El lector del evangelio de Marcos debe identificarse con el sembrador, y a pesar de que la Palabra a veces parece ser ineficaz, sí produce una gran cosecha. 3 Cf Georg Braudler, Jesus in Spiegel seiner Gleichnisse (Stuttgard: Calver Verlag, 1986), 51-52 4 Entonces, el sembrador persistentemente siembra sus semillas. Él sabe que alguna semillas caerán el costado del camino, otras sobre lugares rocosos y entre espigas, y no producirán frutos. Pero estos fracasos (y la lista puede extenderse) no son su enfoque. Lo que es crítico para el sembrador es que algunas semillas caerán sobre buena tierra y darán una cosecha, la cual se multiplicará treinta, sesenta, o hasta cien veces. Lo que es crítico es que la Palabra de Dios sea proclamada. A nosotros nos anima esto: ¡Proclama la Palabra de Dios en todo lugar y a toda persona! Siembra las semillas generosamente sin importar en qué clase de tierra caen. El hecho es que algunas semillas sí caerán en buena tierra y producirán abundante fruto. La palabra de Dios es siempre activa. 3. LA PARÁBOLA Y SU INTERPRETACIÓN ALEGÓRICA EN EL MUNDO NARRATIVO DE MARCOS La característica de las parábolas es que parecen diferentes en distintos contextos. Esto también es verdad dependiendo de los diferentes contextos del Evangelio en donde se utilice la parábola. Como fue mencionado antes nuestro enfoque será en Marcos y en el papel que cumple la parábola del sembrador junto con su interpretación alegórica en el marco narrativo de Marcos. Uno de los rasgos distintivos en el Evangelio de Marcos es el hecho de que Jesús “enseñó” a sus discípulos y los exhortó a que “escucharan” (Marcos 1:1). Se utilizan tres veces en estos dos versículos, palabras con la raíz didas, “enseñar”. Esto hace surgir la pregunta: ¿Habrán aprendido los discípulos verdaderamente lo que Jesús les enseñó? Y ¿se volvieron verdaderos discípulos de Jesús que seguían su ejemplo? La centralidad en el Evangelio de Marcos está bien documentada4. Aparte de Jesús, los discípulos son los personajes más prominentes en la narrativa. Al comienzo del ministerio, Jesús llama a Simón, Andrés, Santiago, Juan y a los otros discípulos a que lo sigan (1:16-20). De ahí en adelante, los discípulos son los acompañantes constantes hasta que lo abandonan en el momento de su arresto (1:50). Sin embargo después de su resurrección aparecen nuevamente. El joven en la tumba vacía les ordena a las mujeres: “Pero vayan ahora y digan a sus discípulos, y a Pedro, Él va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán, tal y como él les dijo” (16:7). 4 See inter alia Frank J. Matera, What are they saying about Mark (New York: Paulist ress, 1987), 38-55 5 Pero el papel de los discípulos no sin ambigüedad. Aunque dejan todo para seguir a Jesús, varios pasajes resaltan que los discípulos fallaron en entender el mensaje de Jesús y el significado del discipulado. De hecho, en la parábola del sembrador con su interpretación alegórica prefigura el desarrollo de la historia de Marcos. Su lugar tan al principio del Evangelio interrumpe la fluidez de la narrativa pero prepara al lector para lo que seguirá: Discípulos de Jesús que escuchan, pero no oyen, que son enseñados, pero que no entienden. La interpretación alegórica sirve como una epífora (epiphor), una ilustración de la parábola. Cada elemento en las parábolas encuentra una contraparte en la interpretación. No obstante en el mundo narrativo de Marcos la interpretación actúa como una diáfora impactante. Cuando Jesús llamó a sus discípulos, el propósito de su llamado es marcado claramente: fueron designados apóstoles, para que lo acompañaran y para enviarlos a predicar (3:14). En Marcos capítulo 6 se ve el primer paso de este llamado. Jesús los envía de a dos en dos para predicar el arrepentimiento, eso es, esparcir semillas. Cuando regresaron con “éxito” (la Palabra siendo activa) son por primera vez oficialmente llamados apóstoles: “Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron lo que habían hecho y enseñado” (6:30). Pero inmediatamente los llama a que repartan pan (producto del grano que ha sido cosechado) a su propia gente (6:30-44) y luego nuevamente a otra multitud (8:1-10). No obstante en las dos oportunidades fracasaron miserablemente. No confían en la “Palabra de Dios y en su mandato”. No se convierten en agentes de Jesús que siembran semillas que se multiplican treinta, sesenta, y hasta cien veces. Su falta de acción expresa: Ningun hombre puede hacer lo que Dios espera de ellos. Fallan en ser “apóstoles”, mandados a predicar la Palabra de Dios. No entienden (vea 8:17-21). La palabra “apóstol” en particular no se vuelve a mencionar en el Evangelio de Marcos. Los apóstoles designados permanecen como discípulos (aprendices). Fracasaron en ser sembradores que libremente esparcían la semilla y reciben el gozo de una cosecha abundante. La interpretación alegórica de esta parábola prepara a los oyentes para la secuencia de los eventos impactantes que continúan: 5 (1) Después de la confesión de Pedro de que Jesús era el “Cristo” (8:29b), Jesús les enseña a sus discípulos de que el hijo del hombre debe sufrir muchas cosas (mensaje del reino). Al oír esto, Pedro reprende a Jesús por lo que está enseñando el cual le responde acusándolo de estar del lado de Satanás: “¡Aléjate de mí, Satanás!” (8:33). En la interpretación de la parábola los pájaros son 5 See Beranrd Brandon Scott, Hear then the Parable (Minneapolis, Fortress Press, 1990), 345-346 6 interpretados como Satanás, quien quita la palabra después de que se acaba de escuchar. Pedro, el “obispo” entre los apóstoles, está vinculado con Satanás. Que diáfora más terrible. (2) En Marcos 10:17 se narra la historia de un hombre rico que le pregunta a Jesús acerca de la vida eterna. Él está listo para seguir a Jesús, pero luego falla en responder porque tenía muchas posesiones. En la tercera interpretación “pero las preocupaciones de esta vida, el engaño de las riquezas y muchos otros malos deseos entran hasta ahogar la palabra, de modo que ésta no llega a dar fruto.” Nuevamente son los discípulos de Dios que fracasan en identificarse con el sembrador confiando de que algunas semillas caerán en buena tierra, haciendo lo imposible posible. “¿Quién podrá salvarse?”, se preguntaban (10:26). (3) La segunda siembra, cayó en terreno pedregoso, asemejándose a los problemas y a la persecución de la vida, paralelo con el arresto de Jesús (14:43-50), que concluye con las remarcaciones del narrador de que todos los discípulos de Jesús escaparon. Luego esa misma noche Pedro niega conocer a Jesús (14:66-72). Marcos al principio presupone (basado en las enseñanzas de Jesús) que los discípulos de Jesús serán (en un sentido epifórico [epiphoric]) sembradores COMO Jesús, eso significa, apóstoles que predican el mensaje del Reino a todos. Pero en el mundo narrativo de Dios los apóstoles designados fracasan miserablemente y (en un sentido diafórico) no siembran, sino que dificultan el crecimiento y se oponen a esparcir el reino de Dios. Que algunas semillas caerán en buena tierra se puede ver de forma diafórica por el centurión romano bajo la cruz de Jesús, que exclama: “¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!” (15:39). Los discípulos de Jesús, apóstoles designados, fallaron miserablemente en sembrar la semilla del reino de Dios y el mensaje de un Cristo sufriente. En el evangelio de Marcos los discípulos de Jesús sirvieron como un ejemplo negativo para los futuros lectores. Son animados a seguir el ejemplo del sembrador, que siembra generosamente sin ser perturbado por la tierra donde cae la semilla. La realidad del reino de Dios es: algunas semillas caen en buena tierra y producen una cosecha abundante. Todo se trata de confiar y obedecer “la Palabra de Dios y su mandato”. La palabra de Dios nunca vuelve vacía. 4. LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR EN LO HECHOS DE LOS APÓSTOLES Esta parábola, por supuesto no figura en los Hechos de los apóstoles. No obstante la palabra “apóstol(les)” figura más de treinta veces en Hechos, y la palabra “predicar” más de veinte veces. En lo 7 que los discípulos de Jesús fallaron en hacer de acuerdo a Marcos, lo hicieron luego que Jesús resucitó a través del poder del Espíritu Santo. Como Jesús, son sembradores del mensaje del reino. Persecución y sufrimiento ya no son un obstáculo, sino que impulsa la siembra de semillas. Esto está ampliamente representado en una pintura de Hans Georg Anniés.6 (Próxima página). 6 Peter Mahlke, Bibel: Unterrichtsmodell für den Konfirmandenunterricht; Vorbereitungshilfen und Unterrichtsblätter (Lutherische Buchandlung, Harms 2003), 100-102) 8 Mirando la pintura nuestros ojos son atraídos hacia el centro, donde vemos otra pintura. Ésta representa la parábola del sembrador. Un agricultor esparce las semillas en su campo. Algunas de las semillas caen al costado del camino y se las comen los pájaros (en la esquina superior izquierda). Otras semillas caen en tierra rocosa y con poca tierra (esquina inferior derecha). Y otras semillas caen en buena tierra produciendo una cosecha abundante (esquina inferior izquierda). Luego nuestros ojos se mueven de adentro hacia afuera, al hombre que sostiene la pintura. El hombre es Jesús quien cuenta la parábola. Su cara es semejante a la cara de la pintura. Él es el sembrador que esparce las semillas, la Palabra de Dios, el mensaje del Reino. Sus ojos nos miran a nosotros, como si se estuviera dirigiendo a cada uno de nosotros personalmente. Mientras esparce las semillas, su mano está abierta hacia nosotros como invitándonos. El esparcir semillas nos lleva a una acción. Caminos concéntricos se mueven hacia afuera, como una piedra arrojada al agua, y se extiende aun más allá del marco de la pintura. Esta acción tiene un efecto. No se describen cuatro resultados diferentes como en la pintura más chica, sino uno, el último en cuatro direcciones: personas que escuchan la Palabra de Dios (mano izquierda) y hacen lo que la Palabra ordena (mano derecha). Tanto los ojos como los pies están dirigidos hacia nosotros. La expresión de sus caras es amigable, atrayente. Estas personas se asemejan al agricultor. No hay ondas que vayan hacia el exterior. Los hechos de los apóstoles representan la siembra de las semillas y la extensión del evangelio desde Jerusalén, Judea, Samaria hasta los confines de la tierra (1:8). 5. CONCLUSIÓN Sean sembradores de la Palabra de Dios. Lleven el mensaje del Reino de un Cristo sufriente a todos. No se enfoquen en los fracasos ni se desencanten por ellos, sino confíen en el poder creador de la Palabra de Dios y el mandamiento. Tiempo para preguntas, compartir, y si se solicita, discusiones en grupos. 9