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Ante todo amigas
¿Era pronto para todo y tarde para cambiar?
A Carla le pilló desprevenida esa pregunta. Como cada miércoles desde hacia tres meses
había acompañado a su amiga Miriam a una reunión terapeuta y era la primera vez que algo le
impactaba tanto.
Ya antes había escuchado las historias y testimonios de los participantes de la terapia y sus
familiares o amigos, pero la pregunta que habían formulado hoy como tema de reflexión le
había traído vivos recuerdos de una conversación medio año atrás, no había pensado en ella
nunca, pero de repente la recordó como si el hubiese sido ayer mismo:
Estaba con sus amigas Miriam y Ana en un bar, celebrando el nuevo trabajo de Ana, a quien
después de años de trabajos de becaria la habían aceptado como columnista en una conocida
revista de moda, con lo que su sueño de carrera estaba realizado. Era curioso que el sueño de
Ana fuera trabajar en una revista de moda, ya que a primera vista no parecía una chica que se
preocupara demasiado por su aspecto; de hecho, la mayoría de las veces aparentaba una
imagen un poco descuidada ya que aparecía en vaqueros, nunca se ponía tacones y apenas se
daba maquillaje; aunque tenia la suerte de ser delgada por naturaleza, razón por la que sus
amigas le tenían envidia, precisamente Miriam les estaba comentando una nueva dieta que
parecía muy efectiva.
-Os lo digo enserio esta es la definitiva chicas, con esta pienso quitarme los kilos de mas y
quedarme perfecta para el verano- dijo muy convencida Miriam.
Ni Ana ni Carla dijeron nada. Habían oído la misma frase mas de cien veces de labios de
Miriam, que siempre empezaba todas las dietas que encontraba asegurando que eran “la
definitiva”, aunque si decían la verdad, ésta si que parecía estar dando resultado…
-Miriam tu siempre estas con las dietas, la de la alcachofa, la de la chirimoya, ¿cuál fue la de
la semana pasada, la del kiwi?-dijo Carla divertida.
-No esa fue hace dos semanas, la semana pasada fue la de la guindilla-respondió un poco
avergonzada Miriam.
-No deberías obsesionarte tanto, no puede ser sano, podrías intentar olvidarte un tiempo-dijo
Ana- o alo mejor tendrías que dejarte de dietas y empezar a probar otras cosas como
gimnasios, clases…
-¿Olvidarme? Jaja yo diría lo mismo que tú si tuviera esa cinturita, soy demasiado joven como
para ignorar mi figura y dejar las dietas. Es pronto para actuar como una amargada.
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“Pronto para todo”
-Además llevo demasiado tiempo sin hacer nada de ejercicio y es muy tarde para cambiar mi
rutina ahora…
“Tarde para cambiar”
Tal y como Miriam dijo, era muy tarde para cambiar su rutina así que haciendo caso omiso de
los comentarios de sus amigas se dedicó a seguir haciendo dieta tras dieta, de manera que
cada vez estaba mas delgada.
Ni Carla ni Ana dijeron nada en un principio, de hecho, la elogiaron y se alegraron con ella
cuando empezó a perder varios kilos, sin embargo, después de un tiempo se empezaron a
preocupar cada vez más…
El día que Carla recibió la llamada en su móvil no podía creerlo ¡Miriam hospitalizada!
¡Anorexia! ¿Cómo había ocurrido? no podía pensar…
Sin embargo unas horas después cuando la vio en la cama del hospital con su familia
alrededor fue como si una venda invisible se le cayera de los ojos… Miriam no estaba
delgada, estaba esquelética, solo el mirar sus costillas marcadas y los ojos hundidos y ojerosos
le hacia daño. Mientras Miriam estuvo en el hospital a Carla no pararon de surgirle dudas
¿Cómo no lo había visto? ¿Significaba eso que ella también estaba enferma? ¿Debería estar
en el hospital también? ¿Tendría que haber hecho algo? ¿De verdad era ya tarde para cambiar
todo?
“Pronto para todo y tarde para cambiar”
“Pronto para todo y tarde para cambiar”
La pregunta le martilleaba la cabeza…
-¿Carla estas bien?-preguntó alguien.
-¿Qué?- pregunto Carla.
-¿Qué si estas bien?-respondió Miriam mirándola- parecías muy concentrada en algo –dijo
con cara de curiosidad.
- Si, ¿Qué te pasaba por la cabeza?- pregunto Ana.
- No, nada importante, solo reflexionaba sobre un par de cosas- respondió Carla con una
sonrisa.
- Bueno, lo que tú digas, muchas gracias por venir chicas- dijo Miriam también sonriendo.
- Ni lo menciones- dijo Carla- ya sabes que no es un problema.
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- Si, lo hacemos encantadas- coincidió Ana.
- Bueno pues entonces ¿Quedamos el viernes para salir no?-dijo Miriam más alegre.
- Hasta el viernes- se despidieron sus amigas.
De vuelta a su casa en el autobús, Carla seguía pensando en todo los cambios ocurridos los
últimos meses: el problema de Miriam y como lo superaba poco a poco, como ella y Ana se
las habían arreglado compaginando sus horarios para estar con ella siempre, las
conversaciones que tenían ahora entre ellas, su amistad, que ahora era mas fuerte que nunca…
Todos los acontecimientos demostraban que nunca era pronto para que las cosas sucedieran y
nunca era tarde para poder cambiar, para mejor o para peor…
-¿Pronto para todo y tarde para cambiar? No, nunca es pronto para si ago te interesa y nunca
es tarde para cambiar las cosas desagradables - y dicho esto Carla se levanto de su asiento de
autobús para bajarse en su parada, dejando tras de si a la chica que iba a su lado mirándola
extrañada y preguntándose que estaría pensando.
FIN
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