UN ÁNGEL Cada vez que lloro, me siento sola, hasta que escucho

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UN ÁNGEL
Ariana Alejandra Sánchez
Colegio Santa Teresita
Cada vez que lloro, me siento sola,
hasta que escucho una voz hermosa.
Aquella voz me trae alegría
o, a veces, tristeza.
Cada vez que lloro, me siento sola,
mi ánimo se desvanece
hasta que recuerdo su rostro
y me da fuerzas para seguir.
Cada vez que grito,
mi alma se desgarra.
No pienso,
hasta que la recuerdo
y me da motivos para vivir.
Cada vez que gano, lloro,
lloro de amargura,
porque sé que ella
no está ahí para ver lo que hago,
pero escucho una voz,
una voz que me hace feliz.
Cada vez que pierdo, me decepciono
porque sé que ella tal vez esperaba más de mí,
pero escucho un canto, un canto hermoso,
y me hace saber que no está decepcionada de mí.
Cada vez que río, lloro,
porque sé que ella no está ahí
para escuchar mi risa,
pero a lo lejos escucho un tintineo
que me hace saber que ríe conmigo.
¡Cuántas veces he querido revivirte
para que estés a mi lado!
Pero es imposible,
a veces, tu recuerdo no me basta,
necesito verte.
Cuántas veces he querido retroceder el tiempo,
estar a tu lado y no dejarte nunca más.
Cuántas veces he querido llorar en tus brazos,
sabiendo que me consolarás.
Cuántas veces he llorado,
sabiendo que no estás aquí para mí,
pero a veces, entiendo que por una razón
seguirás siendo mi ángel.
Aquel ángel que mientras dormimos
se acuesta con nosotros, nos abraza,
nos cuida y nos ama.
Ese ángel que en los momentos tristes,
los más tristes de la vida
está ahí para ayudarnos
y escucharnos.
Cuánto lamento tu partida,
desde que te fuiste
mi corazón está quebrado,
tiene una grieta muy grande que tú has dejado.
Pero comprendo, grande era tu sufrimiento.
Cuántas veces he lamentado
que tu partida haya sido pronta,
no la entendía,
solamente quería abrazarte una vez más,
pero después supe que no estarías conmigo.
Cuántas veces he querido que vuelvas conmigo,
y un día vayamos a pasear,
como dos niñas que se divierten
mirando las olas del mar.
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