Aproximación al funcionamiento ideológico de los discursos

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APROXIMACIÓN
AL FUNCIONAMIENTO
IDEOLÓGICO DE LOS
DISCURSOS
 Un punto de vista dialéctico
César Julio Hernández E.
Lukas Editor
Revista Pedagogía y dialéctica
CONTENIDO
PRESENTACION
INTRODUCCION
Uno.......................................................................
Dos.......................................................................
I. FORMACIONES DISCURSIVAS.........................
A. El discurso científico: sus elementos..........
1. De los objetos.........................................
2. De los enunciados...................................
3. De los conceptos.....................................
4. Sistematización.......................................
B. Elementos del discurso político....................
C. Elementos del discurso literario..................
1. El discurso literario como ficción............
2. La literatura y el mensaje estético...........
3. La lúdica y el discurso literario...............
II. LA APROPIACION INDIVIDUAL Y COLECTIVA
DE LOS DISCURSOS.......................
III. FORMACIONES IDEOLOGICAS..................
A. El pragmatismo............................................
B. El liberalismo...............................................
C. El corporativismo.........................................
D. La ideología religiosa...................................
E. El existencialismo........................................
F. El positivismo..............................................
4
G. El conductismo............................................
H. El empirismo, el racionalismo, el apriorismo......................................................
I. El esoterismo...............................................
J. El materialismo histórico y dialéctico como ideología del proletariado............................
IV. ACERCA DEL FUNCIONAMIENTO
IDEOLÓGICO DE LOS DISCURSOS.................
A. Apropiación de clase de la práctica -y el discursocientíficos......................................
B. Funcionamiento ideológico del discurso científico..................................................
C. Funcionamiento ideológico del lenguaje y del
curso literario......................................
V. BIBLIOGRAFIA
dis-
PORQUE EL SABER TIENE UNA SIGNIFICACIÓN
POLÍTICA
(A modo de presentación)
Este libro (Aproximación al funcionamiento ideológico de los
discursos), es el resultado del debate interno, pero —sobre todo— del trabajo y la investigación desplegados por el compañero César Julio Hernández Echavarría, en el seno de la Revista
Pedagogía y Dialéctica (de la cual es el Presidente del Comité
de Dirección). Sus páginas van construyendo —desde la postura de la Dialéctica Materialista— un planteamiento que da cuenta de la textura y el carácter de las diferentes formaciones discursivas.
Las preguntas que abre el autor son esenciales a nuestro quehacer de constructores de futuros:
• ¿Qué va de los objetos a los enunciados, y de los enunciados
a los conceptos, en las articulaciones del discurso científico?
• ¿De qué modo se despliega, en la Historia, el discurso político, haciendo cauda y caudal en las opciones que los pueblos
adoptan, las masas perfilan y los dirigentes agencian, desde el
tejido esencial de su catadura de sujetos?
• ¿De qué modo y manera, el discurso de la ficción mueve al
hombre y a la Historia misma, inscribiéndose en ella?.
Más aún: César Julio muestra —aquí— las claves de cómo, individual y colectivamente, las masas y los dirigentes se apropian
de los discursos, lo mismo que del "mapa" que las formaciones
ideológicas tienden sobre las prácticas que definen a los sujetos,
en su condición de sujetos de clase.
6
El pragmatismo, el liberalismo, el corporativismo (las tesis de
sus portavoces tales como Rorty, Habermas o Rawls) son desnudados —implacablemente— en sus solidaridades internas.
Todo esto ocurre en este hermoso texto, hijo de estos días.
Precisamente ahora, en un momento histórico, cuando este
corporativismo, ese liberalismo y aquel pragmatismo, unen la
fuerza de sus discursos (de su pensamiento y de su acción) contra los fundamentos del Marxismo, vale decir en contra de la
corriente ideológica heredera de lo más avanzado del pensamiento que se pregunta por la existencia de lo social.
El ejercicio que propone César Julio, muestra cómo pragmatismo, liberalismo y corporativismo de Estado (el fascismo), son
tuerca y tomillo de la penúltima apuesta de la burguesía contra
la Historia (y contra los pueblos del mundo).
De la misma manera, devela nuestro autor cómo estas corrientes, hermanadas, se alimentan de los dos polos que las cruzan
en la misma contradicción:
• De un lado, todos los empirismos y conductismos, que se
mueven en el territorio que presta sus bases a la dominación.
Aupando el racionalismo, aportan los elementos esenciales a la
eficaz operatividad de todo control efectivo sobre las conciencias individuales y colectivas.
Ello, en tanto que, de otro lado,
• El racionalismo, empuja los procesos —como teoría subjetiva e idealista del conocimiento que es— al servicio del poder
burgués
El lector encuentra en estas páginas la denuncia del esoterismo,
que se alimenta —por estos días— de la negación que hacen los
postmodernos a todo determinismo, y se acrecienta en la ideología religiosa, cuando ella es puesta al servicio de la explotación
del hombre por el hombre.
Desde la responsabilidad que exige este debate, en cada página
de este libro, se asiste la reivindicación del Materialismo Dialéctico y de la Dialéctica Materialista, vale decir a la defensa de la
7
concepción del mundo propuesta y jalonada, por el proletariado, desde las barricadas de la historia.
Lejos de la impronta demagógica de las consideraciones teoréticas que —a nombre del Marxismo— postularon sólo los más
estrechos cánones de clase para comprender ¡a existencia de la
ciencia y del arte, la propuesta de César apunta —a contravía—
a dotamos de los elementos necesarios para que hagamos posible una apropiación de clase del discurso (la práctica, el saberhacer y el saber) de la ciencia, la política, el arte y la literatura.
Las formas de apropiación de clase, marcadas por las formas
sociales de apropiación de los medios de producción, determinadas —ellas mismas— por las relaciones de producción, rigen
el todo social. Ninguna práctica y ningún sujeto puede excluirse.
De este modo, desde esta perspectiva, el lector puede aproximarse, de la mano del debate propuesto por el colectivo de
Pedagogía y Dialéctica, y desde las elaboraciones del compañero
César Julio, a una teoría que se propone dar cuenta del funcionamiento ideológico de los discursos que, lejos de las perversiones de las viejas y "nuevas" invitaciones a asumir una supuesta neutralidad de la ciencia y de los científicos (del pensamiento
y de los intelectuales), proclama una abierta toma de partido, en
el territorio de la lucha contra la vieja cultura imperialista, al
lado de la Nueva Cultura (esa que generará los nuevos sujetos
necesarios a la edificación de n mundo sin lindes ni fronteras).
Las clases sociales se apropian de la práctica científica, de sus
discursos, de sus saberes y de sus improntas. El discurso de la
política funciona desde sus articulaciones ideológicas; el discurso literario y el saber que propicia el arte se alimenta de, y él
mismo alimenta, las diferentes posturas frente al mundo.
Es éste, sin duda, un libro que los maestros, y otros intelectuales orgánicos del proletariado, los amigos y los enemigos de un
mundo sin lindes ni fronteras, deberán leer. Pero, esta presentación que aquí hago, debe ser también el espacio para rendir mi
homenaje (nuestro homenaje), al curtido fogonero de la Nueva
Cultura, junto a quien un puñado de hombres y mujeres, hemos
8
dando las batallas de la inteligencia, las acometidas necesarias a
la continuidad de nuestras propias certezas, levantadas contra la
desesperanza. Éste es un buen lugar para confirmar las razones
que hemos tenido al caminar los últimos —más duros— y azarosos años, en procura del balance que confirma nuestra herencia, y la conciencia de no haber vivido en vano...
Hombres como éste, que va siendo nuestro más próximo prójimo, y libros como éste (que marcan nuestra ruta), son sólo
indicios (pero, en todo caso, hermosos atisbos) del día por venir
en que podremos hacer un balance definitivo de cómo los pueblos del mundo lograron levantarse sobre el estercolero de la
historia, para enterrar — definitivamente— la infamia, al impedir que nazcan las condiciones en las cuales los infames hacen
su nicho a costa de los hombres.
Que nadie se equivoque: el hombre dejará de ser presa del hombre. ¡Eso es seguro!. Pero la tarea de liberar al hombre no es la
tarea del "hombre", sino el resultado de la lucha que sujetos de
clase darán a favor o en contra de este horizonte posible y necesario.
Desde el Mayo Francés, nos quedó claro que ya la lucha de clases había tomado por blanco al sistema burgués del saber2.
Desde entonces, y desde que somos conscientes herederos de ¡a
Gran Revolución Cultural Proletaria, asumimos que ese saber
tiene una significación política, unas articulaciones ideológicas,
un carácter revolucionario o contrarrevolucionario, un sentido
en la Historia, un encabalgamiento de clase.
Para mí, para el colectivo de la Revista Pedagogía y Dialéctica y
para su instrumento editorial (Lukas Editor), es un honor asistir
al nacimiento de este libro, que da continuidad a nuestras tareas,
y transparenta nuestros compromisos.
León Vallejo Osorio
9
INTRODUCCIÓN
UNO
Uno de los propósitos centrales del texto que sigue es mostrar
de qué manera funcionan los discursos que circulan como
acontecimientos en formaciones sociales determinadas históricamente, como la nuestra. Por tanto, explicar cómo la
apropiación -individual y colectiva- de los discursos determina su funcionamiento ideológico; cómo este funcionamiento
está ligado a los intereses de clase y a los deseos de los sujetos socialmente considerados. Dar cuenta, en tal sentido, de
la actual confrontación ideológica (y política) que, en relación con el poder, se libra en el marco de la sociedad de clase1 antagónica en que vivimos.
Así explicitado, el objetivo aquí propuesto se relaciona de
una parte con una empresa teórica que en el período de auge
de la Gran Revolución Cultural Proletaria y en plena agudización de las contradicciones mundiales, ya la había planteado Michel Pecheux. Se trata -según él- de la articulación de
tres regiones de conocimientos científicos: el materialismo
histórico, como teoría de las formaciones sociales, incluida la
teoría de las ideologías; la lingüística, como teoría de los
mecanismos sintácticos y a la vez de los procesos de enunciación; y la teoría del discurso, como teoría de la determinaOponemos el concepto de “sociedad de clases” a la noción positivista de
“sociedad de consumo” y a la categoría “sociedad del conocimiento”,
acuñada recientemente, también, en el plan de desarrollo del gobierno de
Pastrana. Entendemos la sociedad de clase como la formación social
contradictoria, antagónica, histórica.
1
10
ción histórica de los procesos semánticos. De otra parte, se
relaciona al tiempo con el desarrollo de elementos ya propuestos –y esbozados- (en el campo pedagógico2) en desarrollo de la dialéctica materialista, retomando parte del legado
histórico del proletariado y en plena confrontación con las
ideologías de victoria de las clases en el poder.
Ahora bien, no es nuestro propósito dar cuenta de manera
exhaustiva del funcionamiento de todos los discursos, sino
meramente introducir este debate sobre los discursos político,
científico y literario y su articulación con las prácticas sociales en las cuales estamos inmersos.
En este sentido relacionaremos las formaciones discursivas
con las formaciones sociales a las cuales pertenecen y que se
materializan, se concretan en formaciones ideológicas específicas, objetos de nuestro análisis.
Así mismo, al tiempo que nos referimos a las teorías de las
formaciones sociales, de las ideologías y del discurso, tendremos que asumir, desde el materialismo dialéctico e histórico, una teoría del sujeto que dé cuenta de nuestra realidad
en sus múltiples contradicciones, en sus múltiples y complejas determinaciones.
El punto de partida
Para ello, para emprender dicha empresa, hemos de sentar
unas bases, unos presupuestos, unas tesis, a manera de punto
de partida para el ulterior análisis:
1. El discurso (lo que se dice) existe como entidad organizada, con existencia social (con su propia historia y geografía) y referido a un deseo del sujeto, a un interés de clase
determinado; como “secuencia verbal, oral o escrita, de
dimensión variable, en general superior a la frase” (Pe2
Vallejo Osorio, León et al. Elementos para una pedagogía dialéctica,
Lukas Editor, segunda edición, 1997.
11
cheux), provee “figuras epistemológicas”, saberes a
otros discursos y remite a la ideología, a la interpretación
en función de una clase social que se lo apropia.
2. Esta apropiación es posible por ser el discurso una entidad material3, una práctica material: existente en los sonidos, la escritura, y obras de la cultura como la música, la
poesía, la pintura, etc.
3. Asumimos la ideología como código, como articulación
de las prácticas discursivas con las prácticas científicas,
políticas y económicas, como forma de apropiación por
las clases y ligadas a los intereses y deseos de los sujetos
individuales y colectivos.
4. Presuponemos que los discursos científicos, como los
otros discursos, tienen unos determinantes sociales.
5. Asumimos como objetivo central de la primera región
indicada arriba, el materialismo histórico y dialéctico, la
transformación del mundo y no sólo su interpretación.
6. De igual modo, presuponemos que las ideas –de manera
extensiva, las ideologías- se convierten en fuerzas materiales en tanto prendan en las masas, en los sujetos, históricamente considerados.
7. En la etapa nueva y superior de la dialéctica materialista
se asume -asumimos- que el método fundamental en el
estudio de las cosas es el concepto “uno se divide en dos”.
Cada cosa tiene aspectos contradictorios en movimiento:
unidad y lucha de contrarios. Así mismo, asumimos, entre
Asumimos, con Michel Pecheux, “que la materialidad verbal (fónica o
gráfica) es –además- uno de los presupuestos de la producción económica, a la vez como condición infraestructural de comercio ( y de manera
general de contrato), y como condición de la puesta en práctica social de
las fuerzas productivas (transmisión del “ modo de empleo” de los medios
de trabajo y “educación” de la fuerza de trabajo)”: en Hacia el análisis
automático del discurso. Editorial Gredos, Madrid, 1978, pag 234.
3
12
otros, los siguientes principios de la dialéctica materialista:

El empleo de diferentes métodos para resolver diferentes contradicciones, diferentes problemas.

La subordinación de las necesidades de la parte a las
del todo.
8. Además del concepto enunciado arriba “uno se divide en
dos”, la dialéctica materialista da cuenta de otras categorías que indican relaciones de contrarios en aspectos particulares del proceso de desarrollo de las cosas: fenómeno
y esencia, causa y efecto, forma y contenido, la parte y el
todo, lo particular y lo general, posibilidad y realidad, libertad y necesidad.
9. Así, pues, reconocemos en el núcleo de la dialéctica la ley
de la unidad -y lucha- de los contrarios como la ley fundamental, predominante, de la dialéctica materialista y que
se expresa, extensivamente, en otras leyes básicas: ley de
la transformación de la cantidad en calidad, y viceversa;
ley de afirmación y negación; ley del cambio cuantitativo
al cambio cualitativo y viceversa.
10. En fin, partimos de asumir que la lucha entre las clases es
una expresión de la contradicción fundamental en la sociedad de clases actual en la que como sujetos individuales y colectivos estamos inmersos.
Se trata, aquí, por lo tanto, -siguiendo las Tesis sobre Feuerbach4- de ir más allá de la interpretación o de la contemplación del mundo, hasta su transformación; de conocer el sabor
de la pera, transformándola, masticándola; de asumir la práctica transformadora de los sujetos como criterio de verdad,
como el camino del conocimiento de la verdad y, en fin, como la comprobación y el desarrollo de la teoría.
4
Marx, Carlos. Tesis sobre Feuerbatch, especialmente la 3, 8 y 11
13
En este sentido, pensamos con Mao Tsetung5 las diversas
prácticas sociales que conllevan a sistemas de relaciones,
códigos y reglas, al interior de las cuales, como agentes de
las prácticas, nos hallamos los sujetos portadores de intereses,
deseos y posiciones definidas. Así:
a. La práctica política, remitida a los intereses de
clase en una determinada estructura política, correspondiente a un poder de estado y ligado a la dominación de clase. Práctica ésta (la lucha de clases) determinante en una transformación.
b. La práctica económica, correspondiente a relaciones de producción específicas y que tienen que ver
con aspectos como la propiedad, los intereses, la dominación, la apropiación.
c. La práctica científica, como experimentación
científica, y en la cual el sujeto se apropia de la realidad material (objetiva) en tanto ésta le es exterior al
sujeto y es asumida por él desde un punto de vista,
desde una concepción, ligados al interés de clase y al
deseo. De ahí, la apropiación de clase de la práctica
científica.
A estas prácticas sociales se articulan las prácticas discursivas (científicas y no científicas) de las cuales surge el saber
que pueda dar lugar a métodos científicos, a ciencias, a disciplinas, a la política, a la ética, a la estética, a la literatura, etc.
Aquí reside el problema arriba planteado del funcionamiento
ideológico, resultante de la apropiación de los discursos en
tanto se articulan tales prácticas.
Ahora bien, tal articulación de prácticas implica la existencia
material del discurso. En efecto, los problemas, teorías, es5
Mao Tsetung. Cinco tesis filosóficas, especialmente, ¿De dónde provienen las ideas correctas?
14
trategias formuladas, constituyen una materialidad repetible que le permiten a las clases sociales apropiarse de los
discursos en tanto éstos toman cuerpo en instituciones: la
Fábrica, la Universidad, el Parlamento, el Partido, el Sindicato, la Escuela, los “Medios masivos de comunicación”, etc.
Esto quiere decir que la práctica discursiva se puede traducir
a una materialidad: voz, palabra, escritura, consigna, poema,
contrato, sermón, sistema de signos, currículo, código, etc.
En este orden de ideas, por ejemplo, todo sistema educativo
es una manera política de mantener (reproducir) o de modificar (transformar) la apropiación de los discursos, de los saberes6.
DOS
Los recientes Lineamientos Curriculares para la Lengua
Castellana7 se proponen superar las líneas básicas del enfoque semántico-comunicativo que planteó la Renovación Curricular en los años ochenta. La actual reorientación teórica
apunta a “recoger conceptualizaciones en el campo de la
semiótica, la lingüística del texto, la pragmática, y los trabajos de cognición”. En este sentido, los Lineamientos Curriculares que orienta el MEN plantean “ir más allá” de la
“competencia lingüística” y la “competencia comunicativa”.
Reconoce, así mismo, el Documento de los Lineamientos, la
orientación “muy instrumental” que tuvo el “enfoque de los
usos sociales del lenguaje y los discursos en situaciones
6
Cf: Foucault, Michel. L´ ordre du discourse. Paris, Gallimard, 1971.
Anotamos nuestra diferencia con la versión española de Alberto González Troyano en los “Cuadernos marginales”, de la Editorial Tusquets
(segunda edicón de 1980), donde se traduce la palabra “appropriation”
por “adecuación” y no por “apropiación”.
7
MEN, Dirección General de Investigación y Desarrollo Pedagógico.
Grupo de investigación pedagógica, Santa Fé de Bogotá, D.C. Julio de
1998. Capítulo tercero: Concepción del lenguaje, pág. 45 y siguientes.
15
reales de comunicación”, habiéndose convertido en el centro de los desarrollos curriculares el desarrollo de las cuatro
habilidades: hablar, escribir, leer y escuchar y habiéndose
perdido de vista las dimensiones “socioculturales”, “éticas” y
“políticas” de las habilidades comunicativas. Dicho reconocimiento lleva aparejada la consideración según la cual “es a
través del lenguaje que se configura el universo simbólico y
cultural de cada sujeto”.
Así como los Lineamientos asumen la escritura como producción del mundo, así también presuponen la siguiente
orientación y contextualización de la lectura textual que hace
el sujeto social que simboliza el mundo, la realidad:
“En una orientación de corte significativo y semiótico
tendríamos que entender el acto de leer como un proceso de interacción entre un sujeto portador de saberes culturales, intereses, deseos, gustos, etc., y un texto como el soporte portador de un significado, de una
perspectiva cultural, política, ideológica y estética
particulares, y que postula un modelo de lector: elementos inscritos en un contexto: una situación de la
comunicación en la que se juegan intereses, intencionalidades, el poder; en la que está presente la ideología y las valoraciones culturales de un grupo social
determinado”. (pág. 49)
En desarrollo de la idea de ir más allá de las cuatro habilidades, en fin, los Lineamientos reconocen el valor de la teoría
pragmática: “tomar los actos de significación y los actos de
habla como unidades de análisis y no sólo la oración, el
enunciado o el texto a nivel interno” (pág. 49).
El apartado sobre la Concepción del Lenguaje a que venimos
haciendo referencia reafirma cómo cualquier propuesta de
desarrollo curricular debe tener como horizonte de trabajo la
orientación hacia la significación y la comunicación. Los
16
Lineamientos, en efecto, piensan propuestas curriculares
“que se organizan en función de la interestructuración de los
sujetos, la construcción colectiva e interactiva de los saberes
y el desarrollo de competencias”.
El Capítulo tercero culmina reseñando algunas “competencias” asociadas con el campo del lenguaje y perteneciente a
una “gran competencia significativa”. Permítasenos deducir
el siguiente esquema:
Sobre este tema de las competencias, hace ya 16 años, Nelson
Coyes Ortega8 nos recordaba cómo, desde la perspectiva
8
Coyes Ortega, Nelson. Nuevas perspectivas lingüísticas del Discurso
Didáctico de la lengua española (Documento), Facultad de Educación,
Universidad Tecnológica de Pereira, 1984. Ponencia ante el XV Congre-
17
pragmática se despliegan prácticas comunicativas, socioculturales y teóricas. Cómo, también, se caracterizan los
“modos de competencia y actuación del sujeto”, según el
siguiente esquema:
Coyes plantea, así mismo de qué manera las Escuelas Lingüísticas de Oxford, Gran Bretaña, Alemania y Francia superan el análisis formal de las partes de la lengua9, del habla, de
la oración, al tiempo que consideran el discurso del texto como nueva unidad de orden supraoracional. En el mismo doso Nacional de Profesores de Español y Literatura, Medellín, noviembre
28, 29, 30 y diciembre 1 de 1984.
9
Coyes considera la Lengua como "objeto de una aproximación metodológica y siempre práctica que lleve al desarrollo de aptitudes eficaces para
decir (hablar y escribir) y comprender (escuhar y leer)", al tiempo que el
Discurso Didáctico de la Lengua apunta a que el estudiante "aprenda a
significar".
18
cumento, el autor en mención, expone los propósitos de la
comunicación humana: informar, preguntar, negar, prohibir, convencer. De igual manera, indica cómo los tipos discursivos se materializan en textos lingüísticos. Veamos, en
particular, la caracterización que presenta de la competencia
discursiva:
Respecto a la internalización de las estructuras básicas de la
lengua y su relación con el pensamiento y el conocimiento
leemos en el documento en estudio:
“El niño en sus primeros 4 a 6 años de vida ha internalizado las estructuras básicas de la lengua que le
permiten satisfacer sus necesidades inmediatas a tra-
19
vés de las funciones instrumental e interactiva del
lenguaje... por el contacto directo con los datos lingüísticos va descubriendo casi inconscientemente la
gramática de la lengua...”10
Además,
“Una adecuada y metódica implementación de los
distintos niveles estructurales de la lengua, que funcionan por medio de un sistema de reglas jerárquicas
e interdependientes que rigen las posibles relaciones
que pueden contraer las distintas unidades de la lengua entre sí, sirve para que el estudiante configure
formas complejas del pensamiento y del conocimiento, tales como la abstracción y la generalización”11
En este orden de ideas, Coyes le atribuye al descriptivismo y
estructuralismo la respuesta a la pregunta ¿Cómo es una lengua? ; al trasformacionalismo y generativismo, la respuesta
al interrogante ¿Cómo funciona una lengua? y le asigna al
pragmatismo lingüístico la respuesta a la indagación ¿Para
qué sirve una lengua?
Es propósito de este texto -como lo dijimos al comienzo de
esta Introducción- dar cuenta -a manera de aproximaciones y
elementos para el debate- del funcionamiento ideológico de
los discursos científico, político y literario. Esta búsqueda
resulta, pues, de la aplicación del materialismo histórico y
dialéctico al lenguaje, a la práctica discursiva y su relación
con las prácticas sociales. Esperamos que hayan, así mismo,
suficientes alusiones -y (o) desarrollos- al tema de las “competencias” orientados en los lineamientos curriculares y otrora planteados -también- en el Congreso Nacional de Profesores de Español y Literatura, a fines de 1984.
10
11
Coyes, Ibid, pág. 8.
Coyes, Ibid, pág. 8.
20
21
I.
FORMACIONES DISCURSIVAS.
Hemos aludido a los procesos discursivos determinados históricamente; esto es, inscritos en formaciones sociales económicas y de poder- articuladas a formaciones ideológicas
(incluida la científica). Aseveramos, así mismo, con M. Pecheux, que las formaciones ideológicas, a su turno, “Contienen necesariamente como uno de sus componentes una o más
formaciones discursivas interligadas que determinan lo que
puede y debe ser dicho (articulado bajo la forma de una arenga, de un discurso, de un panfleto, de un informe, de un programa, etc.), a partir de una posición dada en una coyuntura”12. Entendemos, de todos modos, aquí, lo discursivo como uno de los aspectos materiales de la materialidad ideológica.
A. EL DISCURSO CIENTIFICO: SUS ELEMENTOS
En el texto Lenin y las revoluciones científicas, B. Kedrov
cuestiona el análisis Kuhniano de las revoluciones científicas
por haberlo hecho “sólo desde la óptica de su estructura y de
las formas en que transcurren; no trató problemas primordiales tales como su contenido, su carácter y las causas que las
provocaron”13. Así mismo, en su afán de desconocer la ideología del proletariado, Kuhn “planteó que entre dos revoluciones seguidas tiene lugar un período de calma temporal
durante el cual se elabora un sistema estable de opiniones,
teorías y conceptos”; tal período es presentado como “paradigma”14.
12
Cf: Pêcheux, Michel. Hacia el análisis automático del discurso. Edit.
Gredos. Madrid, 1978, pag. 234.
13
Kedrov, B. Lenin y las revoluciones científicas. Edit. de Ciencias
Sociales, La Habana (Cuba), 1989, pag. 2.
14
Ibid. pag. 20
22
Apartándonos un poco de la idea kuhniana de “paradigma”
( preferimos los conceptos de corriente de pensamiento, corriente ideológica, corriente política), desde el materialismo
histórico y dialéctico asumimos la ciencia como un medio de
producción (como fuerza productiva y como proceso de pensamiento con validez universal), que surge del interior del
saber, de lo que los hombres (como sujetos individuales y
colectivos) dicen sobre lo realmente existente. Desde este
punto de vista, las ciencias reconocen su punto de partida en
las cosas dichas (sobre la realidad) y su método al interior de
cada ciencia, cuando ésta está ya constituida y cuando ha
hallado la verdad.
En este orden de ideas, así como cada práctica social produce
sus propios objetos y sujetos, la práctica científica, en tanto
cada práctica social produce sus propios objetos y sujetos, la
práctica científica - cada ciencia en particular- constituye un
sistema de objetos, definidos por cada campo de experimentación. O, como lo dijera Hjelmslev, “la ciencia trata siempre de comprender los objetos como consecuencias de una
razón o efectos de una causa”15. A lo cual agregamos que el
objeto de la ciencia (como concreto de pensamiento) no es el
hecho, sino su esencia particular, su propia contradicción
particular. A su turno, digámoslo, la teoría define a los sujetos de las ciencias como agentes de esta práctica social y articulados a una formación teórica (científica), específica.
Así, pues, los unos y los otros (objetos y sujetos del conocimiento, de la ciencia particular) dependen del campo de experiencia (de experimentación) al cual están asociados.
15
Hjelmslev, Louis. Prolegómenos a una teoría del lenguaje. Edit. Gredos, Madrid, segunda edición, 1974, pag. 119.
23
1. De los objetos
Sobre este primer “umbral” destacaremos tres diferencias.
En primer lugar, que los objetos de conocimiento constituidos, producidos, difieren – claro está- de la realidad inmediata, de la “cosa en sí”; en segundo lugar, difieren los objetos
entre sí, en tanto corresponden a campos diversos de experiencia, de experimentación; y en tercer lugar, que las ciencias difieren entre sí por analizar diversas contradicciones
particulares, correspondientes a diferentes objetos de estudio.
A este último respecto nos recuerda Mao:
“La delimitación entre las diferentes ciencias se funda precisamente en las contradicciones particulares
inherentes a sus respectivos objetos de estudio. Así,
es la contradicción peculiar de un determinado sector
de fenómenos lo que constituye el objeto de estudio de
una rama dada de la ciencia. Por ejemplo: los números positivos y los negativos en matemáticas; la acción y la reacción en mecánica; la electricidad positiva y la negativa en física; la disociación y la combinación en química; las fuerzas productivas y las relaciones de producción, y la lucha entre una clase y
otra en las ciencias sociales; la ofensiva y la defensiva en la ciencia militar; el idealismo y el materialismo, la concepción metafísica y la concepción dialéctica en filosofía, etc., -cada una de estas parejas de
fenómenos constituye una contradicción particular y,
precisamente por eso, ellas son objetos de estudio de
ramas distintas de la ciencia. Cierto es que si no se
comprende la universalidad de la contradicción, no
hay manera de descubrir la causa universal o base
universal del movimiento o desarrollo de las cosas;
pero, si no se estudia la particularidad de la contradicción, no hay manera de determinar la esencia particular que diferencia a una cosa de las demás, ni de
descubrir la causa particular del movimiento o desa-
24
rrollo de cada cosa, ni de distinguir una cosa de
otra, ni de delimitar los diversos dominios de la ciencia”.(Sobre la contradicción, Agosto de 1937).
a. Respecto a la primera diferencia, nos aferramos al materialismo dialéctico que separa la realidad material (objeto) de su
pensamiento (sujeto), es decir, lo concreto real del concreto
de pensamiento. Este materialismo dialéctico se opone a las
doctrinas características del idealismo clásico; tanto del pensamiento de Berkeley, según el cual la materia se reduce a
combinaciones de sensaciones y no hay nada más acá de la
sensación y de la experiencia: “ una cosa no pueda existir
aparte de la mente que la percibe” (Nuevo ensayo sobre la
visión); también, del pensamiento de Hume, según el cual no
podemos saber si hay algo más acá de la sensación y de la
experiencia; o del pensamiento de Kant, el cual admite que
hay algo más acá de la sensación y de la experiencia ( la “cosa en sí”), pero que es incognoscible; o , en fin, del pensamiento de Ernest Mach, según el cual la realidad, el mundo
“sólo consiste en nuestras sensaciones”16
b. Los objetos diferentes implican campos diferentes de experiencia, en tanto las cosas son definidas por un conjunto de
múltiples determinaciones (contradicciones), desde diversos
puntos de vista. Por ejemplo, desde la Economía Política, la
cosa (el objeto) “pupitre” expresa una mercancía; desde la
Física, el mismo objeto remite a un cuerpo dotado de movimiento y de gravedad; en fin, desde la Química, la cosa “pupitre” se refiere al cuerpo de celulosa. La “cosa en sí” kantiana se desvanece. Aquí vemos, pues, al objeto como producto
asociado con un campo de experiencia específico y ligado a
la práctica social.
c. Por los objetos que estudian, y articuladas a prácticas sociales, históricamente se han presentado transformaciones
16
Mach, Ernest. Análisis de las sensaciones, Editor Daniel Jorro, sexta
edición, Madrid, 1925.
25
sociales que han conllevado a formaciones (y prácticas)
discursivas científicas y no científicas en momentos especiales. Así, por ejemplo, a fines del siglo XIX, el auge de la gran
industria capitalista (práctica económica), de la Revolución
burguesa francesa de 1789 (práctica política) posibilitaron el
surgimiento de las “Ciencias humanas” (práctica discursiva),
como cuerpo de conocimientos que toman por objeto al hombre en lo que tiene de empírico: objeto y de trascendental:
sujeto.
Y, como según el materialismo histórico y el materialismo
dialéctico, todo lo objetivo es, en principio, cognoscible, los
“umbrales” de positividad corresponden, pues, a particularidades (los concretos de pensamiento como campos diversos
de la experiencia), a objetos de conocimiento ligados a la
práctica social. Así, la Biología dará cuenta de las funciones
y las normas de los seres vivos; la Economía Política, de las
contradicciones (“conflictos” y reglas) que suscitan las relaciones entre el capital y el trabajo asalariado; la Filología, que
nos da cuenta de los sistemas de significación o sistemas de
signos constitutivos de ese ruido del discurso que es el lenguaje17.
Además de tales “organizaciones empíricas” (Biología, Economía Política, Filología), las ciencias Matemáticas y Físicas
darán cuenta del orden como encadenamiento deductivo y
lineal de proposiciones evidentes comprobadas (deducción
matemática), la primera, y de las leyes que dan cuenta del
movimiento de los cuerpos, la segunda. Aquí también podemos ubicar la Química, como saber científico referido a la
composición de la materia.
17
A la par de estas ciencias decimonónicas y, particularmente, por no
estar ya el lenguaje prisionero de un campo de la representación, se expresa su nuevo ser -además de la Filología- en la hermenéutica (exégesis
o interpretación), la formalización y la literatura. Ver a este respecto, Las
palabras y las cosas (biblioteca de las ciencias humanas), de Michel Foucault, capítulo noveno: El hombre y sus dobles.
26
En este orden de ideas, la Reflexión Filosófica se presenta
como pensamiento acerca de la historia, de los seres vivos, de
las formaciones sociales y de la posición de sujetos individuales y colectivos -articulados a ideologías concretas.
A su turno, las Ciencias Humanas, como nueva práctica discursiva en la época de la “modernidad”, intentan dar cuenta
del hombre en tanto figura empírico-trascendental (objeto y
sujeto de conocimiento); tal es el objetivo de la Psicología,
la Sociología y la Antropología18, para lo cual toman conceptos y modelos prestados de la Biología, la economía Política,
La Filología, por estar ubicado el objeto de las Ciencias Humanas en el campo de las representaciones, de las metáforas,
de la duplicación. En este sentido, Foucault llamará contraCiencias Humanas a la Lingüística, la Etnología y el Psicoanálisis, ciencias éstas que se ocupan, respectivamente, de la
lengua como sistema de signos, del “inconsciente colectivo”
de los pueblos y del “inconsciente individual”, ligados al deseo, al interés y al poder.
El autor de Las palabras y las cosas ubica en las aristas del
Triedro de los saberes tres planes comunes, a saber: primero, el establecido entre las Matemáticas y las ciencias que dan
cuenta de los seres vivos, las relaciones de producción y la
lengua como sistema de signos, como una Semiótica; este
plan común es concebido como el campo de aplicación de las
matemáticas a estas ciencias empíricas o como el dominio de
lo matamatizable en la Filología (y la Lingüística), la Biología y la Economía Política. Segundo, el plano establecido por
la Reflexión Filosófica y las Matemáticas, en tanto apunta a
establecer los fundamentos, las definiciones y la formalización del pensamiento (lo que hace posible, también, la constitución de corrientes de pensamiento). Y tercero, el plan común que establecen las ciencias empíricas (B., E.P., F.) con
18
En este punto, retomo los planteamientos expresados por Foucault en el
capítulo X: Las Ciencias Humanas (El Triedro de los saberes), de Las
palabras y las cosas.
27
la Reflexión Filosófica, como transposición o traslado de
conceptos y problemas que dan lugar a filosofías de la vida,
del hombre “enajenado” (“sujetado”) de las formas simbólicas y, en fin, de la Historia.
Ahora bien, como de las prácticas discursivas surgen saberes
que dan lugar a métodos científicos, a ciencias, a “disciplinas”, a la política, a la ética, a la estética, a la literatura, etc.,
en el entrecruzamiento de las Ciencias Humanas, en su mutua
interpretación, se presentan “un borre de fronteras”, una
“multiplicación indefinida” de disciplinas intermedias y mixtas “pseudociencias” (como la Cosmobiología, la Teología, la
Astrología, etc), así como la disolución de objetos propios.
De todos modos, el umbral de los objetos, el “umbral de positividad”, es atravesado cuando podemos hallar enunciados
específicos correspondientes a acontecimientos particulares
referenciados por el análisis del saber, por el “análisis de la
episteme”.
2. De los enunciados
En este orden de ideas, el acontecimiento (el trabajo de los
individuos, considerados como clase, por ejemplo) y el enunciado se pertenecen. “Todo acontecimiento aparece como
enunciado en el espacio del discurso”19. Enunciados como
“átomos del discurso”. M. Foucault indentifica el enunciado
como la “unidad elemental del discurso”20. En este sentido,
el autor de la “Arqueología del saber” distingue a aquél (el
enunciado) de la proposición como unidad de los lógicos, de
la frase como unidad de los gramáticos y, en fin, del speech
19
Esta expresión la retoma y cita Alberto Restrepo R, en su ensayo "El
método de la Arqueología del saber", aparecido en la Revista Otras Quijotadas N° 2, Medellín, septiembre de 1985, pág. 70.
20
Foucault, Michel. Arqueología del saber. Editorial Siglo XXI, novena
edición, pág, 133.
28
act de los analistas. Y concluye que las mencionadas unidades no son del mismo género y que el enunciado no es una
simple estructura, sino una “función de existencia que pertenece en propiedad a los signos... y que cruza un dominio de
estructuras y de unidades posibles y que las hace aparecer,
con ocntenidos concretos, en el tiempo y en el espacio21. Así,
por ejemplo esa semiótica - sistema de signos- que es la lengua sólo existe como “sistema de construcción para enunciados posibles”.
Aquí tomamos, pues, los enunciados como acontecimientos
en el orden del discurso, como teoría de la enunciación. La
Arqueología diferencia el nivel enunciativo de la formulación, por oposición a su nivel gramatical y a su nivel lógico.
Veamos:
“El referencial del enunciado forma el lugar, la condición, el campo de emergencia, la instancia de diferenciación de los individuos o de los objetos, de los
estados de cosas y de las relaciones puestas en juego
por el enunciado mismo; define las posibilidades de
aparición y de delimitación de lo que da a la frase su
sentido, a la proposición su valor de verdad...”22
Así mismo, allí se argumenta cómo un enunciado “se distingue de una serie cualquiera de elementos lingüísticos
por el hecho de mantener con un sujeto una relación determinada”23. El arqueólogo de las ciencias humanas expone otras ideas centrales: la no identidad del “autor” con
el sujeto del enunciado -este último es una “función determinada”, ligada a la posición del sujeto-; la existencia
de un “dominio asociado” que permite el ejercicio de la
“función enunciativa” –a propósito de la sitematización o
formalización, por ejemplo, podrá identificarse el campo o
21
Ibid, pág 145.
Ibid, pág. 152
23
Ibid, pág. 153
22
29
dominio asociado con la lógica de las proposiciones sitematizadas, de axiomas, según ciertas definiciones, ciertas reglas y ciertas convenciones de la escritura.
A su turno, dicho campo asociado lo componen:

La serie de formulaciones al interior de las cuales el
enunciado se inscribe y forma un elemento;

El conjunto de formulaciones a que el enunciado se refiere;

El conjunto de formulaciones cuyo enunciado prepara
la posibilidad ulterior;

El conjunto de formulacipnes cuyo estatuto comparte
el enunciado en cuestión.
Vemos cómo los enunciados forman parte de series o conjuntos, inexistiendo el enunciado general, libre, neutro e independiente, y destacándose en campos enunciativos en los
que tienen un lugar y un estatuto. Unos enunciados suponen
otros. Cuando Lavoisier plantea que la materia ni se crea ni
se destruye, sino que se transforma, se están implicando otros
enunciados: por ejemplo, que todo es materia, que todo está
en movimiento. La teoría heliocéntrica galileana implicaba
enunciados tales como: los cuerpos más livianos son atraídos
–mediante la acción de la gravedad- por los cuerpos más
pesados; o aquel otro enunciado de la existencia de la interacción universal.
Así mismo, desde la Economía Política, desde el Materialismo histórico y dialéctico, podemos enunciar de qué manera
las condiciones materiales de existencia de los sujetos determinan sus formas de consciencia -primacía del ser sobre la
consciencia-, de qué manera, en el capitalismo, los trabajadores asalariados son retribuidos con la mercancía dinero, equivalente al precio que el capital le fija a la fuerza de trabajo, y
que es diferente al valor del trabajo.
30
Otra condición que hace posible al enununciado es su existencia material. “Es preciso que un enunciado tenga una sustancia, un soporte, un lugar y una fecha”24. Ya lo habíamos
indicado arriba, los enunciados en tanto átomos del discurso
en producción y circulación corresponden a un “régimen de
materialidad” del “orden de la institución”.
Así mismo, hay un segundo conjunto de condiciones y límites que someten al enunciado: “Los impuestos por el conjunto
de los demás enunciados en medio de los cuales figuran, por
el dominio en el que se le puede utilizar o aplicar y por el
papel o las funciones que ha de desempeñar”25. Aquí Foucault recuerda que la afirmación de que la tierra es redonda
o de que las especies evolucionan, no constituyen el mismo
enunciado antes y después de Copérnico, antes y después de
Darwin. También plantea que la frase “los sueños son la
realización de los deseos” puede ser repetida a través de los
siglos, y no será el mismo enunciado en Platón que en Freud.
Así, pues, la “materialidad repetible” que caracteriza la “función enunciativa” hace aparecer al enunciado como “un objeto específico y paradógico”:
“El enunciado circula, sirve, se sustrae, permite o
impide realizar un deseo, es dócil o rebelde a unos intereses, entra en el orden de las contiendas y de las
luchas, se convierte en tema de apropiación o de rivalidad”26.
3. De los conceptos
“En un saber coherente un concepto tiene relación con todos los otros” (George Canguilhem).
24
Ibid, pág. 169
Ibid, pág. 163
26
Ibid, pág. 177
25
31
“Lo que pertenece propiamente a una
formación discursiva y lo que permite delimitar el grupo de conceptos, dispares no obstante, que le son específicos, es la manera en
que esos diferentes elementos se hallan en
relación los unos con los otros”
(Michel Foucault)27
En tanto que el sujeto del discurso científico constituye una
función sintáctica, los conceptos determinan la significación
del discurso, su carácter específico, su realidad particular. En
el análisis arqueológico propuesto por M. Foucault se ubica
el discurso mismo como el lugar donde se constituyen las
reglas de formación de los conceptos ; éstas, a su turno, se
constituyen no en la “mentalidad” o la conciencia de los individuos, sino en el discurso mismo.
“Esos conjuntos de reglas –precisa Foucault- son lo
bastante específicos en cada uno de esos dominios
(Gramática general, Historia natural, Análisis de las riquezas, en la época clásica) para caracterizar una formación discursiva singular y bien individualizada; pero
presentan las suficientes analogías para ver esas diversas formaciones constituyendo un agrupamiento discursivo más vasto y de un nivel más elevado...”28
En dicho sentido, el sistema de conceptos constituye figuras
epistemológicas, saberes específicos que determinan –con la
ayuda de la semántica- la significación del discurso. El discurso científico o no científico, así constituido, expresa su
funcionamiento ideológico.
A su turno, los conceptos de una teoría se aplican a diversos
dominios, a diversos y específicos campos de experimentación, de desmostración. Kedrov29, al respecto, nos recuerda
27
Arqueología del saber, pág. 97
Ibidem, pág. 103
29
Kedrov, B. Lenin y las revoluciones científicas, pág. 14
28
32
cómo el sistema de conceptos de la física galileana también
ha sido aplicado al campo de experiencia de la electromagnética, a pesar de ser diferentes sus objetos.
Decíamos arriba que en vez de los “paradigmas”, desde el
materialismo histórico y el materialismo dialéctico, hemos
asumido, más bien, la idea de las corrientes de pensamiento
articuladas a corrientes ideológicas, políticas, pedagógicas30.
Partimos, con Alain Badiou31, de diferenciar los conceptos
(como unidades del discurso científico) de las nociones (unidades del discurso ideológico) y de las categorías (unidades
del discurso filosófico), siendo la filosofía “la cobertura ideológica de la ciencia”. Detengámonos un poco en los primeros.
Los conceptos científicos
Cada ciencia desarrolla su sistema conceptual que da cuenta
de enunciados sometidos a demostración, a verificación, a
experimentación. Como especificidad regular32, los conceptos
de la ciencia “se determinan por su racionalidad y por su
realidad”33. Por su carácter específico los conceptos unívo-
30
Esta idea está más ampliamente desarrollada en "Elementos para una
pedagogía dialéctica" (Vallejo, León et al) y en el libro editado por el
CEID-ADIDA "Para insubordiar la mirada" (Un punto de vista para
investigar la investigación), escrito por León Vallejo Osorio, Medellín,
1999.
31
Badiou, Alain. "El concepto de modelo" (Bases para una epistemología
materialista de las matemáticas), Siglo XXI editores, tercera edición,
1978, pag. 13. Ver cuadro sobre nociones, categorías y conceptos en el
Anexo.
32
Ver desarrollo de este concepto en el ensayo de Alberto Restrepo R, El
método de la Arqueología del saber, Revista citada, pág. 69.
33
Macherey, Pierre. Acerca del proceso de exposición de "El Capital", en
"Lectura de El Capital" (lo que se omitió en la edición española de "Para
leer el capital"), coedición Editorial la Oveja Negra y Editorial Zeta
Ltda., primera edición, octubre de 1971.
33
cos se asocian a un campo determinado, particular, de la
experiencia, de la experimentación.
Así, esta aproximación a una teoría del funcionamiento ideológico de los discursos la hacemos desde la conceptualización
de la epistemología materialista y dialéctica: formación científica, formación ideológica, formación discursiva, formación
social, formación económica, formación de poder, etc., son
conceptos que asumimos desde esta corriente de pensamiento.
En este orden de ideas, las Ciencias Naturales (Física, Química, Biología, Fisiología, Medicina), como ciencias experimentales sistemáticas que cristalizan el conocimiento de la
lucha por la producción, emplean su conceptualización específica. La Biología, por ejemplo, en su estudio del cuerpo
biológico, de los seres vivos, echa mano de los conceptos de
“célula”, “organismo”, “tejido”, “evolución”, “mutación”,
“herencia”, etc., de tal manera que también permitan dar
cuenta de los nexos con la Taxonomía, la Anatomía, la Embriología y la Paleontología. Kedrov nos recuerda, a propósito, cómo además de la Ley de la conservación y la transformación de la energía, en el siglo XIX habían sido descubiertas la Citología y la Teoría de la Evolución34.
34
Kedrov, B. Pág. 11
34
También merece resaltarse la ruptura de la Química con la
“Flogística”. En el siglo XVIII era predominante la doctrina
según la cual la combustión del cuerpo caliente –según Priestley y Scheele- produce “flogisto”, más una llama. A la nueva sustancia gaseosa, el “flogisto”, producto de la combustión, Lavoisier le dio el nombre de oxígeno. Es decir, Lavoisier descubrió el oxígeno, como elemento, al ofrecer la expli-
35
cación teórica del nuevo hecho observado por los dos químicos. Más adelante, Mendeleiev sistematizaría la ley de la
transformación de la materia y el desarrollo de los elementos
químicos. Recientemente, la nueva revolución en las ciencias
naturales llevó a los descubrimientos de los Rayos X, el Electrón, la Radioactividad (desintegración espontánea de la materia), la teoría de los Quanta (acción, energía, radiación electromagnética, asociados con el nombre de Planck) y el reconocimiento de la naturaleza electromagnética de la materia.
Esta revolución científica trascendió el concepto de átomo.
La gran sintesis teórica de 191335 está asociada a la ley de los
“corrimientos” (desintegración alfa y beta), al concepto de
isotopía (traslado de elementos, en relación con las transformaciones de la radioactividad), al concepto de número de
orden (que indica el número de electrones en la envoltura
atómica de átomo dado en estado neutral, que equivale al
número del elemento en el sistema de Mendeleiev, a la carga
numéricamente positiva del número atómico y que remite a
iguales propiedades químicas y a iguales variedades de un
mismo elemento químico), al concepto de carga del núcleo
atómico.
Al respecto de la Química, conviene destacar acá el carácter
dialéctico y materialista de la ley natural universal de la conservación y transformación de la energía. Puede haber, en
efecto, una transformación recíproca de la energía mecánica
y la energía térmica. La fricción productora del fuego conlleva una transformación del movimiento mecánico en calor
(fricción como fuente de calor). Por ello, y como resultado
del desarrollo de la producción capitalista, en el siglo XVIII
la máquina del vapor fue posible, también, por la conversión
del calor en movimiento mecánico verdaderamente utilizable.
35
Kedrov cuestiona la vieja concepción metafísica de los átomos absolutamente indivisibles o "últimas" partículas de la materia, así como la
concepción de los elementos químicos indisgregables, incapaces de transformarse.
36
En su libro La Filosofía del no, Gaston Bachelard analiza
el concepto científico particular de masa. Demuestra cómo a
un mismo concepto se le asignan pluralidad de sentidos. Las
progresivas y diversas explicaciones demuestran la “maduración filosófica del pensamiento científico”. Así, él ubica varios “estadios epistemológicos” de la noción de masa, varias
filosofías científicas, varios niveles, varios puntos de vista:
desde el animismo hasta el racionalismo dialéctico, pasando
por el realismo, el positivismo¸ el racionalismo y el racionalismo complejo.
El primer estadio, primera forma36 o primer nivel del concepto de masa lo caracteriza Bachelard como “apreciación cuantitativa tosca y como glotona de la realidad”37. Se plantea la
contradicción entre lo voluminioso y lo pesado. Ligada a
“ensueños animistas”, la profundización de las primeras visiones de cantidad -a través de intensidades- llegó a hacer del
concepto animista de masa un “concepto-obstáculo”38. El
también autor de La formación del espíritu científico ejemplifica cómo algunos psicólogos hacen equivaler la masa más
o menos abundante con la “masa o carga de afectividad”,
siendo la “masa bastante voluminosa” una cantidad39.
36
El reconociemiento del mundo de las formas es una de las condiciones
para "insubordinar la mirada", como estrategia para la construcción del
conocimiento científico. Ver a este respecto Para insubordinar la mirada (Un punto de vista para invertigar la investigación: Once textos de un
libro en preparación), de León Vallejo Osorio, Medellín 1999, edición a
cargo del CEID-ADIDA.
37
Bachelard, Gastón. La filosofía del no. Amorrortu editores, pág. 22
38
Retomamos de Bachelard la noción de "obstáculo epistemológico".
39
Aquí conviene resaltar la relación dialéctica entre la cantidad y la calidad. "... La calificación de un cambio como de cuantitativo o de cualitativo, es relativa y depende del nivel del proceso que se examine. Una
transformación, que para un proceso mayor es meramente cuantitativa (la
muerte de una célula de un organismo), constituye para ese proceso menor (la célula considerada por sí misma como proceso), un cambio cualitativo, profundo, que afecta a su contradicción fundamental", según lo
expresa Jorge Palacios en su libro Contradicciones: Naturaleza de la
37
El segundo nivel de la noción de masa es caracterizado por
el uso de la balanza. Es un “empleo prudentemente empírico”
con una “determinación objetiva precisa”40. Dicho uso simple y positivo de un instrumento está articulado al pensamiento “empírico”, “sólido”, “claro”, “positivo”, “inmóvil”, es
decir, al “pensamiento realista”. En “beneficio de la objetividad instrumental”, el pensar se asocia, en esta segunda etapa,
con el pesar.
Veamos ahora cuándo el concepto masa “adquiere aspecto
racional”. Este tercer nivel, este tercer aspecto se focaliza a
fines del siglo XVII, cuando Newton funda la mécanica racional. Es el tiempo -nos recuerda Bachelard- de la “solidaridad nocional”, esto es, cuando la masa está definida dentro
de un cuerpo de nociones: “ya no como un elemento primitivo de una experiencia inmediata y directa”41. Newton establece una relación claramente racional:
MASA = FUERZA/ACELERACIÓN
Es decir, el análisis se hace a través de las leyes racionales
que rigen la Aritmética. Antes de Newton se estudiaba la
masa “en su ser, como cantidad de materia”; después de él, se
ha estudiado la masa “en su devenir de los fenómenos”, como
un “coeficiente de devenir”.
Dialéctica, cuya introducción y resumen los presenta la revista chilena
"Causa".
40
Recordemos, con Marx, cómo "lo concreto es concreto porque es la
síntesís de múltiples determinaciones, por lo tanto, unidad de lo diverso".
Introducción general a la Crítica de la Economía Política, 1857, Ediciones los Comuneros, pág. 40.
41
Muy distante esta concepción materialista de "masa" de la concepción
idealista de Ernest Mach (1838-1916), para quien "un concepto físico no
es más que una determinada clase de relación de elementos sensibles", en
Análisis de las sensaciones (trad. castellana, 1925), pág. 38. Recordemos
que para este ideólogo empirista y positivista vienés, "el mundo sólo
consiste en nuestras sensaciones".
38
Agrega Bachelard cómo la mecánica racional de Newton
se constituye en doctrina científica de carácter filosófico
kantiano, de la metafísica kantiana. La mecánica racionalista
permite deducciones formales y se abre sobre un “campo de
abstracción indefinido”, “satisfaciendo el espíritu independientemente de las verificaciones de la experiencia”42. El
racionalismo newtoniano dirige, así, “toda la física matemática del siglo XIX”. Este racionalismo parte del a priori de la
filosofía métrica que tiene como elementos fundamentales el
espacio, el tiempo y la masa absolutos.
La teoría de la relatividad einsteniana, a su turno, incluye
una “función complicada de la velocidad”. La masa de un
objeto es relativa a su desplazamiento; no tienen sentido el
reposo, la masa ni la razón absoluta. La relatividad se halla
conectada a la masa y a las determinaciones de espacio y
tiempo. Se constituye, así, un “racionalismo funcional, diverso, viviente”.
Al quinto nivel de la “filosofía dispersada” corresponde el
“racionalismo contemporáneo”. Aquí destaca Bachelard la
mecánica de Dirac con su fenómeno de la propagación, como elemento del “superracionalismo dialéctico”. También
destaca cómo “el pensamiento científico contemporáneo comienza por una epojé43, por una puesta entre paréntesis de la
realidad”.
Dicho de otro modo, existe un pluralidad de filosofías antecedentes que orientan en diversas direcciones y diversos usos
que personalmente hacemos de la noción de masa: realismo
ingenuo, empirísmo claro y positivista, el racionalismo newtoniano o kantiano, el racionalismo complejo y completo
einsteniano y el racionalismo dialéctico. A propósito, Bache42
La Filosofía del no, pág. 27.
Según el Diccionario de Filosofía, de Dagobert D. Runes, epoché: (Del
gr., epécho, suspender; en voz media, abstenerse de) En la Filosofía griega (escépticos y académicos), suspensión del juicio. Pág. 116.
43
39
lard presenta el siguiente cuadro de su concepción de la
noción de masa:44
La otra masa, “dialéctica respecto de la primera”, es una masa negativa. Se trata de la “filosofía dialéctica del ¿por qué
no?”, característica del “nuevo espíritu científico” 45. Aquí,
la realización prima sobre la realidad: “un físico no conoce
verdaderamente una realidad sino cuando la ha realizado”. Y
remata La Filosofía del no definiendo la teoría como la “verdad matemática que no encontró aun su realización completa;
ésta debe ser buscada por el hombre de ciencia”.
Concluye Bachelard el capítulo destinado a analizar los diversos estadios epistemológicos de la noción de masa señalando cómo “Las filosofías más sanas, como el racionalismo
newtoniano y kantiano pueden obstaculizar el progreso de la
cultura”46.
En el caso de la historia, vista desde el materialismo histórico
como ciencia y desde el materialismo dialéctico como méto44
En el esquema (pág. 38, Op. cit.), los tamaños de los rectángulos representan el grado de importancia de los respectivos conceptos. Bachelard
relaciona, así mismo, las dos nociones de "obstáculo epistemológico" y de
"perfil epistemológico", pues "un perfil epistemológico conserva la huella
de los obstáculos que una cultura debió superar" (pág 44)
No sobra destacar que la filosofía dialéctica (materialista) va más allá del
racionalismo.
45
Ibid, pág. 32
46
Ibid, pág 38
40
do, nos remite a conceptos tales como lucha de clases, lucha ideológica, relaciones de producción, teoría o ley de la
contradicción, sobredeterminación, etc. En su articulación dan
cuenta de una determinada formación social con sus sujetos
individuales (los agentes de la producción) y colectivos (las
clases sociales) inmersos en prácticas económicas, políticas,
científicas e ideológicas. Así, en El Capital, Marx define los
hombres -en su sentido genérico- como agentes de la producción determinados por unas condiciones sociales específicas y
por unas relaciones sociales de producción, independientemente de su conciencia y de su voluntad; no se remite a una
naturaleza humana (a una cosa en sí) para explicar al hombre,
dado que en el proceso de producción, de trabajo, no se da la
relación pura hombre-naturaleza. Tanto en El Capital como en
otros textos científicos y políticos, Marx nos da cuenta de la
producción capitalista, de la formación social burguesa, del
sistema capitalista. Para ello analiza las contradicciones entre
el trabajo asalariado y el capital; las contradicciones sociales
generadas por el hecho del carácter social del trabajo, de la
producción, y de la apropiación privada del producto del trabajo. Es el estudio de la producción y circulación de las mercancías, incluida acá la mercancía fuerza de trabajo, tal como
es considerada en el sistema capitalista. Es el análisis de la ley
del valor como desarrollo de las contradicciones entre el capital y el trabajo asalariado, entre la burguesía y el proletariado.
En este sentido, Marx en El Capital nos explica lo atinente a la
plusvalía y nos demuestra cómo el capitalista, por ejemplo, le
paga al obrero no el valor de su trabajo , sino el precio que el
capital le fija a la mano de obra, a la fuerza de trabajo. El
plusvalor, en fin, da cuenta de la explotación y dominación
generadas por las relaciones antagónicas entre las clases propietarias de los medios de producción y quienes venden al
mercado de capitales su fuerza de trabajo.
Por su parte, una de las llamadas “Ciencias Humanas”, la Psicología, utiliza los conceptos o nociones ideológicas de “yo”,
“funciones”, “normas”, “patterns”, “conductas”, etc., como
41
representaciones o metáforas del cuerpo vivo, asociado a
su respectivo campo de experiencias. Así, la Biología se constituye en figura epistemológica de la Psicología, por el establecimiento de conductas, patterns, a partir del análisis de las
funciones y normas del ser vivo, del cuerpo vivo.
A propósito, la obra de Freud rompe con la Psicología que
habla de la defición del hombre en términos de consciencia; el
Psicoanálisis profundiza en el estudio del inconsciente, de la
pulsión y su articulación con el deseo, con la sexualidad. En
este sentido, el Psicoanálisis echa mano de conceptos de la
Física como “carga” y “descarga”; así, pues, los conceptos de
la teoría psicoanalítica -pulsión, pasiones, etc.- están definidos
por el inconsciente.
Entre la Psicología del siglo XIX (incluído el conductismo
como abstracción reflexiva del conocimiento a partir de las
acciones) y el Psicoanálisis instaurado por Freud, ocurre lo
que Bachelard ha dado en llamar una “ruptura epistemológica”; de manera análoga, entre la Gramática general -que organizaba el lenguaje en un cuadro ordenado de representaciones, la filología y la lingüística -que estudia el funcionamiento de
la lengua- se opera un cambio radical de objetos de estudio;
semejante ruptura ocurre entre el Análisis de las Riquezas (la
circulación, el cambio de las mercancías) y la Economía Política capitalista, que estudia la producción, el proceso del trabajo en sus múltiples contradicciones internas.
Decíamos arriba que, a grandes transformaciones del siglo
XIX como el surgimiento de la gran industria capitalista y el
dominio del estado democrático burgués, correspondió el discurso de las ciencias humanas; discurso este articulado a los
demás saberes y prácticas contemporáneas y subsiguientes a la
Revolución burguesa francesa de 1789. En este contexto, tanto las “Ciencias Humanas” (Antropología, Sociología, Psicología) como las “Contra-Ciencias Humanas” (Etnología,
Psioanálisis y Lingüística) están articulados a la Reflexión
42
Filosófica (sobre la Historia, la vida, la sociedad, el hombre, el conocimiento, la realidad,etc).
Ahora nos detendremos en las relaciones que esta reflexión
filosófica instaura con las Ciencias Matemáticas, incluída la
Física.
En efecto, estas ciencias de las deducción y el movimiento de
los cuerpos -constituyéndose como orden el encadenamiento
deductivo y lineal de proposiciones evidentes o comprobadasestablecen, a su turno, un plan común de ordenamiento de
fundamentos y definiciones que apuntan a la formalización del
pensamiento.
4.
Sistematización, formalización, axiomatización
del pensamiento.
“El análisis concreto de una situación concreta supone, según nuestra concepción, que
la materialidad discursiva en una formación
ideológica esté concebida como una articulación de procesos...(Como lo recordara P. Fiala y C. Ridoux). El texto -el discurso- no es
un conjunto de enunciados portadores de una,
o incluso varias, significaciones. Es ante todo
un proceso que se desarrolla bajo múltiples
formas en situaciones sociales dadas”47.
De modo análogo al que nos referimos arriba, las ciencias del
ordenamiento deductivo establecen con las ciencias empíricas
(referentes a los seres vivos, el lenguaje y las formas de producción, de trabajo) un plan común como campo de aplicación
47
Pêcheux, Michel, Hacia el análisis automático del discurso, págs 263264..
43
de las Matemáticas a la Biología, al estudio del lenguaje
(ya como formalización, literatura, exégesis o Filología) y de
la Economía Política, como dominio de lo matematizable en
las correspondientes organizaciones empíricas. De lo enunciado en Las palabras y las cosas48, podemos deducir el esquema
respectivo a propósito de los saberes (ver página siguiente).
“La Arqueología del Saber” llama “umbral de formalización”
al lugar donde el discurso se axiomatiza, se matematiza en el
sentido de la lógica. Aquí se distinguen los conceptos necesarios, las proposiciones -unidades independientes enunciables
que salen de los procesos de enunciación49- necesarias y suficientes y que constituyen los axiomas, los teoremas. Aquí,
también, se hace el “análisis recurrencial” desde el interior del
discurso, desde el interior de la ciencia constituida, para lo
cual genera su propio método que apunta a la materialidad
discursiva e institucional.
Materialidad discursiva que acude, entre otros, a los siguientes elementos:
a. Teorías: que permiten descubrir los caracteres desconocidos de lo real; que indican un modo de proceder, un método,
para conocer50 o comprender un objeto dado, determinado;
que así mismo permitan entender todos los objetos concebibles de la naturaleza establecida como premisa; que permita
48
Foucault, Michel, Las palabras y las cosas. Cap. X: Las Ciencias Humanas (1. El triedro de los saberes). En la edición francesa, Les mots et
les choses, aparece como subtítulo del libro: Biblioteca de las Ciencias
Humanas.
49
Más adelante, al tratar acerca del discurso político, retomamos el concepto de enunciación..
50
En el texto ¿De dónde provienen las ideas correctas? , una de las tesis
filosóficas de Mao, se explica el proceso del conocimiento, resaltándose
el papel determinante de la práctica social en dicho proceso. Ver también,
a este respecto, Para insubordinar la mirada (un punto de vista para investigar la investigación), de León Vallejo O.
44
construir un sistema de hipótesis puramente deductivo, de
teoremas51.
51
Según Louis Hjelmslev, una teoría "pretende indicar un modo de proceder para conocer o comprender un objeto dado. Pero no sólo ha de
proporcionar los medios para conocer un objeto determinado, sino que
debe organizarse también de tal modo que permita conocer todos los
objetos concebibles de la naturaleza establecida como premisa" (Prolegómenos a una teoría del lenguaje, pág. 30).
45
46
b. Axiomas, a partir de los cuales -como conjunto inicial
de enunciados en tanto acontecimientos- se derivan teoremas
de acuerdo con reglas de deducción52.
c. Teoremas, que adoptan la forma de condiciones: afirman
que si se cumple una condición se sigue la certeza de una proposición dada. En este sentido, por ejemplo, una lengua no
puede tener sustantivos sin tener también adjetivos y viceversa; no puede tener vocales sin tener consonantes, y viceversa53.
d. Leyes, que apuntan a la verificación. El materialismo histórico, por ejemplo, estudia una sociedad particular para encontrar sus leyes particulares. Las leyes aparecen en la repetición
en el curso del movimiento de los hechos. Según Lenin, “las
leyes están conformadas por los hechos, por los rasgos comúnes de identidad y regularidad transitorias y relativas, de sus
esencias; no existen fuera de los hechos objetivos, como no
sea como formulación abstracta por parte del hombre, si ha
llegado a conocerlas; tanto los hechos como las leyes, que
expresan tan sólo identidades más amplias que ellos, son cambiantes, contradictorios y sujetos al devenir dialéctico”54.
e. Sistemas, como lo subyacente a todo proceso. Así, tras el
proceso textual, por ejemplo, hay un sistema fonético, uno
semántico y otro gramatical. Acerca de los alcances de los
sistemas en la formalización del pensamiento, de la práctica
discursiva, precisa Alain Badiou:
“La construcción de un sistema formal... apunta a delinear la estructura deductiva estricta - el aspecto mecanizable- de un campo científico existente, es decir,
de una práctica teórica cuyos efectos se inscriben en la
52
Badiou, Alain. El concepto de modelo (bases para una epistemología
materialista de las matemáticas), pág 23.
53
Badiou nos recuerda que es teorema "todo enunciado derivable".
54
Palacios, Jorge. Contradicciones: Naturaleza de la Dialéctica. En la
revista chilena "Causa", pag. 59.
47
historia. Para verificar que un sistema formal expresa esa estructura, deben ponerse en correspondencia los enunciados del sistema formal con aquellos en
los que se organiza el campo de objetos científicos
considerado... Deben definirse reglas de correspondencia. Todo lo que concierne a éstas tiene que ver
con la semántica del sistema, con su interpretación” 55
Por su parte, también las ideologías -desarrollaremos este punto más adelante- se transforman en sistemas de apropiación de
los discursos científico, político, literario, etc.
Materialidad institucional, en tanto tales discursos se relacionan con intereses económicos y sociales, con “exigencias y
prácticas técnicas”56 o también con ideologías religiosas o
políticas, con las prácticas sociales. En su texto El objeto de la
historia de las ciencias, Canguilhem nos recuerda de qué manera la Biometría y la Sicometría fueron constituidas por
Quetelet, Galton, Catell y Binet cuando “las prácticas no científicas tuvieron como consecuencia el dar a la observación una
materia homogénea y suseptible de un tratamiento matemático. La estatura humana, objeto de estudio de Quetelet supone
el establecimiento de los ejércitos nacionales, del reclutamiento y del problema del retraso”57. Otro caso que destaca Canguillhem es cómo la clasificación periódica de los elementos
por Mendeleiev “precipitó el desarrollo de la química y trastornó a la física atómica”58. De otra parte, como nos lo recuerda Foucault en el Triedro de los saberes, la formalización de
las matemáticas le permitieron a Condorcet aplicar el cálculo
de las probabilidades a la política o cómo se han servido los
psicólogos contemporáneos de la teoría de la información para
comprender los fenómenos del aprendizaje. Recordemos tam55
Badiou, pág. 24.
Canguilhem, Georges. "El objeto de la historia de las ciencias". Documento mimeografiado N° 195, Facultad de C. y H., U. de A., pág. 5.
57
Ibid, pág 7.
58
Ibid, pág 8.
56
48
bién cómo Galileo Galilei, en sus discusiones con los inquisidores llegó a afirmar que el orden espiritual romano sitúa
en la tierra el centro del universo para que la silla de Pedro
pueda ser el centro de la humanidad59. He aquí, pues, maneras
de distinguir el funcionamiento ideológico del discurso científico; de distinguir cómo por ser entidad material repetible y
con existencia social, el discurso toma cuerpo en instituciones
y es objeto de apropiación individual y colectiva en tanto se
relaciona con el deseo, con el poder, con las diversas prácticas
sociales.
Digamos, para redondear este apartado sobre la formalización,
que ciencias como la Economía Política marxista expuesta en
El Capital y el Psicoanálisis freudiano han sido sistematizados
por pensadores como Althusser, Ranciére, Establet, Balibar y
Lacan, respectivamente, entre otros. No viene al caso extendernos acá para poder proseguir con el orden del discurso que
nos hemos propuesto.
Hasta aquí hemos dado algunas puntadas acerca de la constitución del discurso científico. Hicimos alusión a los objetos,
los enunciados, los conceptos y la formalización. Vamos a
adentrarnos ahora a los otros discursos de los cuales nos propusimos escribir, para poder, al final, dar cuenta de su funcionamiento ideológico.
B. ELEMENTOS DEL DISCURSO POLITICO
La historia de la humanidad ha sido la historia de las luchas
por transformar el mundo, la naturaleza, las sociedades. Los
pueblos primitivos dedicaron su pontencialidad durante milenios a arrancarle sus secretos a la naturaleza y a disputarles la
supervivencia. Desde hace 60 siglos, desde la sociedad esclavista que basó su poder (de Estado) en el poder de la propie59
Citado por Bertold Brecht, en su obra Galileo Galilei, Ecoe editores,
tercera edición, Bogotá, 1983, pág 66.
49
dad, hasta las formaciones sociales contemporáneas herederas de múltiples estallidos sociales, de profundos (y complejos) antagonismos, los pueblos -con sus luchas, sus triunfos y
derrotas- desbrozan el camino de la ininterrumpida y turbulenta historia. Y esto, muy a pesar de los Fukuyamas que rubricaron la partida de defunción de la historia, de las ideologías,
de la lucha de clases60.
El sentido de estas luchas, mediatizadas históricamente por los
intereses de clase, ha sido la transformación de las relaciones
de producción, del Estado, del “orden” establecido. Y sigue en
espiral la historia, teniendo a la revolución como su partera.
Así, recientemente - de manera relativa-, grandes revueltas
han marcado la historia de la humanidad: las insurrecciones
políticas de la nobleza baja en Alemania (1523), así como la
gran guerra campesina allí (1525) -que configuraron la Reforma protestante de Lutero-, la revolución burguesa inglesa
de mediados del siglo XVII (y en la que cumplió un papel
destacado Calvino), la gran Revolución francesa (fines del
siglo XIX), la Comuna de París (1871), la Revolución de Octubre (1917), la Revolución China y su gran Revolución Cultural Proleteria, entre otras.
Tales hitos históricos relativamente recientes han caracterizado, en unos casos, la transición del feudalismo al capitalismo
y, en otros, de éste al socialismo. En este contexto, pues, así
como la práctica científica apunta a la transformación teórica
ligada a la lucha por la experimentación científica -y la práctica económica, a la lucha por la transformación de la naturaleza-, así también, la práctica política se dirige a la transformación de los sistemas de poder, por parte de los sujetos indi60
En El fin de la historia y el último hombre, Francis Fukuyama vuelve a
formular la vieja pregunta kantiana: "¿Existe algo así como una historia
universal de la humanidad?" (Editorial Planeta, 5 ta edición, Bogotá, 1992,
pág 114). Siguiendo a Hegel y a Kojêve, participa de la idea según la
cual la historia mundial terminó en 1806, con la consolidación de las
democracias liberales europeas.
50
viduales y colectivos, a través de la lucha de clases. En
suma, la política, la práctica política, nos remite a diversas
formas de ejercicio del poder, asociadas a pensamientos, a
corrientes de pensamiento, a “sociedades de discurso”, a corrientes ideológicas y, en fin, a corrientes políticas.
En este orden de ideas, cabe articular aquí la política del discurso y el discurso de la política como dos aspectos del mismo
asunto. Mientras la primera constituye la forma del discurso
(estilo, modalidad enunciativa, selección, terminología, connotación), en el segundo se presenta el discurso (la sustancia)
como el tema, el sujeto o la cosa política dicha.
En otros términos, ya desde remotos tiempos, se reconoce cómo “la práctica del discurso no está disociada del ejercicio del
poder”. Es en este sentido que aludimos al materialismo -de la
cultura y de la ideología- como algo institucional e histórico,
un materialismo de lo incorporal, pues el acontecimiento es
del orden de los cuerpos. Veamos el caso de Platón.
El platonismo adopta unos criterios, unos principios desde el
punto de vista del idealismo, desde la posición de clase de los
esclavistas. El Político de la República platónica se interesa
por una institución discursiva diferente a la sofística61. En
efecto, la doctrina política expuesta en el Político discurre
entre el ideal aproximativo y “lo mejor” que se puede llevar a
cabo en la práctica, al tiempo que se ocupa del significado de
la ley. No sobra advertir el énfasis teórico de las Leyes y el
énfasis práctico de El Político.
Advertimos aquí, en Platón, dos maneras diversas de enunciar
lo relacionado con la política. Una, la del diálogo El Político,
que no expresa directamente el objeto real de la política; y la
otra, la del texto epistolar, que sí lo hace.
61
El sofista es, ante todo, un educador retribuído. La sofística se asocia,
también, al carácter mercantil de la educación.
51
En el Preámbulo se nos recuerda cómo el objetivo primario
del diálogo es la definición del político. La búsqueda de esta
definición constituye un medio de ejercitarse “en irse haciendo
mejores dialécticos en todos los temas posibles” (en los textos
platónicos la “dialéctica” es considerada como el arte del diálogo, el arte de razonar o pensar en dos). Esta división dicotómica, caracteriza una filosofía definida por el dualismo alma-cuerpo, inteligible-sensible, realidad-apariencia.
En El Político -siguiendo el Preámbulo- se presentan tres fábulas o mitos entretejidos: un mito cósmico, un mito antropológico y un mito social (para el pensamiento griego el sujeto
no corresponde a una interioridad encerrada en sí misma, sino
que se halla indisolublemente ligado a su estatuto de ciudadano y de elemento del cosmos, estableciéndose una correspondencia estructural entre el orden del alma, el de la ciudad y
el del mundo: “es en función de este último como deben organizarse los otros dos”). Veamos cómo se caracterizan los tres
mitos:
1. “El mito cósmico. Es el de las rotaciones alternantes.
Se funda en la oposición, esencial al platonismo, entre
el elemento divino (principio inteligible) inmutable y el
elemento corporal (principio sensible, sometido al
cambio).
2. “El mito antropológico. Es el de los orígenes humanos,
dobles, al igual que las rotaciones. Opone ciclos de la
historia del mundo: mundo del odio empedocliano,
mundo de la amistad.
3. “El mito social. Es el de las dos humanidades primitivas: la de la edad de oro en que reina Cronos y la que
vive al comienzo del reinado de Zeus.
“La primera humanidad está directamnete gobernada por la
divinidad. La segunda especie de vida primitiva es la que se
establece con el movimiento autónomo del mundo. Los hombres se encuentran ante una circunstancia para ellos entera-
52
mente desconocida hasta el momento: la necesidad, la penuria. Los dioses han dejado de ampararlos. La naturaleza
está desnuda, es hostil. Hay que cultivarla y domarla y el
hombre ha de hacer lo que hace su era: crecer, progresar o
morir. Sin embargo, los dioses tienen piedad de ellos y les
dan las primeras lecciones y las primeras ayudas: el fuego, las
artes, las semillas; entran aquí los numerosos mitos que explican el origen de estos elementos de la vida y civilización humanas: descubrimiento de la agricultura, del fuego, del trabajo
de los metales, etc.
Para Platón, en suma, el buen gobierno, el buen político se
basa en el criterio de la ciencia. “Lo que hace a los reyes y a
los jefes no es el cetro, no es la elección hecha por cualquiera,
ni la suerte, ni la violencia o la intriga fraudulenta, sino la
esencia del mando. Y esta ciencia exige del jefe la ciencia del
bien: la ciencia de lo que garantizará la salvación del estado”.
Afirmará también El Político la necesidad de la leyes, pues,
“el hombre, tal cual es, no tiene suficiente clarividencia para
comprender que el bien del individuo está en el bien común”.
Recordemos, así mismo, que Platón vivió en la sociedad esclavista, en la cual los amos gozaban de mayores privilegios,
siendo ésta la “auténtica igualdad” o “igualdad geométrica”.
El importante pensador griego estipuló que Dionisios, el tirano
gobernante en la Siracusa de entonces, estudiase geometría y
afines, además de exhortarlo a su consagración a la filosofía,
pues “son los filósofos quienes deben ocuparse de la política y
gobernar”. También en la Carta VII, Platón había sentenciado que “ni los individuos ni los pueblos pueden ser dichosos, si para gobernar o gobernarse no tienen por guías la sabiduría y la justicia”62.
Ahora bien, el filósofo griego distingue las leyes de primer
orden, es decir, lo que la gente debe hacer, y las leyes de segundo orden, o sea, lo que debe ser impuesto a la fuerza. La
62
Platón, Obras completas, Carta II, pág. 547.
53
“buena” o “acertada” legislación, opuesta a la monarquía
constitucional63, debe ser impuesta y mantenida por “virtuoso
tirano”. Dionisio (Rey que se convertiría en filósofo) fue
exhortado firmemente -por el ateniense- para que autocráticamente impusiese una Constitución y unas leyes no autocráticas, con la finalidad de que el pueblo siracusano se sometiera
a la ley y no a los hombres (Carta VI, 334 cd).
En este orden de ideas, el establecimiento de la “comunidad
geométricamente igualada” es instrumentalizado, según Platón, por:

El Estado, quien debe poseer y promulgar la “línea de
conducta” oficial;

Instituciones: generales, sacerdotes, policías y encargados
de la educación (nombrados por los magistrados que orientan los reproches y exhortaciones), a lo cual se agrega un
“Cuerpo de administración diaria”;
-Asamblea popular;
-Administración de justicia;
-Senado popularmente elegido;
-Cuerpo encargado de mantener “la paz”;
-Cuerpo de “guardianes de las leyes”.
Y para hacer libre, sabia y autoestimada a la “comunidad
geométricamente igualada, las leyes deben conllevar a la “libertad” y el “autocontrol”64, deben asegurar la “escala de valo63
Platón diferencia, como tipos de Constitución, la tiranía, la aristocracia
(gobierno de los amos y esclavistas) y la monarquía, siendo la "Constitución correcta" aquella que reconoce como autoridad suprema al auténtico
político, cuya condición de tal depende del conocimiento.
64
La "libertad" garantizada por la constitución requiere un hombre o una
institución que encarnen el gobierno autoritario, con el poder para preser-
54
res correcta”, especialmente los “valores divinos” que conducen a la sabiduría y a las virtudes morales, como condición
de los “valores humanos”, la salud y la prosperidad. El cumplimiento de tal cometido implica para los magistrados y los
filósofos (políticos) gobernantes el aprendizaje de la Astronomía, la Teología, las Matemáticas y la Música, además de la
teoría política y la jurisprudencia; de manera especial, el saber
cómo hacer una “comunidad unida”.
A este último respecto, Platón recomienda a las “comunidades
con instituciones económicas y culturales justas” una Constitución con las siguientes características:
-División de poderes;
-Elecciones populares;
-Sistemas de pruebas y exámenes;
-Cuerpos destinados a preservar el espíritu de la Constitución.
Dicha Constitución sugerida reconoce los diversos tipos de
autoridad, tal como es ejercida por los padres, los aristócratas,
los ancianos, los amos (sobre los esclavos), el más fuerte, el
sabio y los elegidos por la fortuna. Así, pues, con una “Constitución equilibrada” y una “comunidad ordenada”, se estaría
en la posición de valorar las cosas correctas, de reconocer las
leyes como disposiciones de la razón, de transformar aquella
situación descrita por Dión en la Carta VIII: “los hombres
prefieren el bienestar de sus almas al bienestar de sus cuerpos,
el bienestar de sus cuerpos al bienestar de su estado”.
var las leyes -frente al cambio- y la "comunidad cultural". La "libertad",
en este sentido, convoca a la subordinación sólo a las leyes establecidas
para el interés general. En su interesante ensayo Análisis de las doctrinas
de Platón -del cual hemos retomado aquí varios enunciados- I. M. Crombi destaca la "libertad" como objetivo social de Platón. (Alianza Editorial, 1962).
55
En Platón, así mismo, vemos expuesta una teoría del contrato social. Para él, el “auténtico político” debe gobernar con
el consentimiento general. La ley (nomos) debe conllevar el
consentimiento de la comunidad a la autoridad del gobierno.
“...Al vivir en el país nos hemos comprometido a obedecer la
ley”, es el argumento platónico. La “felicidad”, el “bien humano” son fines de la asociación humanas, pues, recordémoslo, el pensamiento platónico es teleológico.
Nos hemos detenido un poco en las consideraciones políticas
del platonismo debido a su notoria incidencia en corrientes de
pensamiento -y de acción- ligadas al feudalismo y a las sociedades capitalistas. Enfatizaremos ahora lo concerniente a la
enunciación (luego retomaremos lo del pacto , lo del contrato,
así como unas consideraciones acerca del discurso político y
su relación con la práctica política).
Así como uno se divide en dos -postulado de la dialéctica materialista-, una cosa puede ser analizada en dos aspectos, tratándose del objeto, la palabra, el logos, el discurso, etc. Es
posible, por ejemplo, desdoblar el discurso en dos aspectos
que son una misma cosa: lo dicho y la manera de decirlo
(enunciado y enunciación)65.
Ahora bien, en cada singularidad de texto hay una manera
específica de enunciación, de decir, de estilo. Así, el discurso
político -la escritura política-, al igual que el discurso religio65
La dualidad interna del discurso (habla y escritura): lo dicho (política
del discurso) y la manera de decirlo (discurso de la política) está en correspondencia con las estructuras dobles de la lengua, del lenguaje. Las
categorías gramaticales , en todos los tiempos verbales, son elementos del
código de la lengua. "Yo" indica quien habla (además de ser sujeto lógico
de los juicios, del punto), "tú" el que escucha. La tercera persona no está
presente en la enunciación; el "él" se halla ausente. La tercera persona no
hace referencia al enunciado, ni a la enunciación, sino a la lógica. Siendo
la producción de enunciado un acontecimiento histórico, la enunciación
es la situación histórica a la que se refiere el acontecimiento. Las frases
dichas en primera y segunda persona remiten de los enunciados a la enunciación.
56
so, se caracterizan por ser de enunciación colectiva, por
apuntar a la convicción. Más aún, el discurso es político sólo
si es de enunciación colectiva.
El discurso platónico está más ligado al método del sentido
indirecto, oblicuo, presente como fantasma -sin ninguna denotación despectiva-. La escritura platónica bajo la forma de
conversaciones, de diálogos narrados66 hace referencia a la
enunciación. La relevancia del sujeto individual en Los Diálogos constituye la forma más acabada del Conócete a ti mismo, como acontecimiento de la escritura.
Otra forma de enunciación lo constiuye la Carta II que Platón
le dirige a Dionisios. Allí se plantean sendos enunciados sobre la política:
“La sabiduría y el poder tienden a unirse”
“...La medida preventiva más acertada será la de no
escribir, sino aprendérselo de memoria, pues es imposible que los escritos no acaben por ir a parar al
dominio público”.
El primer enunciado tiende a articular67 el ejercicio de la filosofía (del saber) con el ejercicio de la política (del poder). El
segundo enunciado señala la existencia de las “sociedades de
discurso” o corrientes de pensamiento. Veamos el primero.
En cuanto a la relación planteada saber-poder, ¿qué es lo que
posibilita el ejercicio del poder, la puesta en acción de un determinado saber? ¿Qué es lo que posibilita el ejercicio del poder, el uso de un determinado poder?.
Las clases dominantes ejercen el poder -a fin de asegurar sus
intereses económicos ligados al régimen de propiedad- con
base en el conocimiento que poseen sobre sus adversarias (las
66
Se conocen como Shifters las diversas formas de ficción: diálogos,
categorías gramaticales, tiempos verbales, las cuales se asocian con la
"ley de los deslizamientos semánticos".
67
Carta II, Obras completas de Platón, pág. 1552-1554
57
clases dominadas). E inversamente, dicho poder posibilita
maneras específicas de ejercicio y control del saber coadyuvante a la reproducción (mantenimiento) de las relaciones de
dominación. La aristocracia griega -recordémoslo- ejerció el
poder político, económico e ideológico sobre el pueblo griego.
En este sentido, puede hablarse legítimamente de saber aristocrático y de saber popular. Análogamente, en la sociedad capitalista es pertinente hablar de saber burgués y saber popular.
Puede hablarse, también, de poder real (de la realeza) ejercido
sobre el pueblo, análogamente como se habla -a propósito del
sistema capitalista- de poder (dictadura) burgués, ejercido sobre el proletariado y el pueblo. El saber acumulado por una
clase acerca de la otra, posibilita, pues, reproducir relaciones
de dominación, o, en sentido inverso, confrontar el dominio
que una clase ejerce sobre otra.
En este orden de ideas, reiteramos el hecho de la funcionalidad ideológica de los discursos; funcionalidad ésta que adquiere su operatividad en la medida en que las clases socialmente consideradas- y los individuos -elementalmente
considerados- se apropian de los saberes, de los discursos, de
los conocimientos.
Al introducir el concepto de apropiación, hemos de referirnos
al segundo enunciado expuesto. Reconocemos aquí el discurso político en tanto se reconoce la diferencia entre lo que se
puede decir y lo que no se puede decir. Pensamos en instituciones del tipo “la Academia”, “la Escuela”, la Corriente de
pensamiento. ¿Qué es lo que posibilita la existencia, por un
lado de “sofistas”, y de “estoicos” o “epicúreos”, por el otro?
¿De “Escuela lacaniana”, “Escuela neofreudiana”, “Escuela
conductista”, “Escuela de Frankfurt”, análogamente, en la
contemporaneidad? ¿De “Círculo Lingüístico de Praga”, de
“Círculo o Escuela de Viena”, de “Círculo de Moscú”, de
“Círculo Lingüístico de Copenhague”, de “Círculo Lingüístico
de New York”, etc.?.
58
Sin lugar a dudas, la respuesta a tales cuestiones la hallamos en el hecho de que el saber, el conocimiento, los discursos, no se dan en alguna univocidad (unidad) socialmente generalizada, individual y homogéneamente apropiada. De hecho, existen diversas líneas del pensamiento (en lucha, claro
está), múltiples escuelas de pensamiento, diversos saberes;
existen, en fin, organizaciones relativamente cerradas en las
que y por las cuales se agencian los saberes, la práctica discursiva. A todo esto es a lo que nos referimos cuando hablamos
de “sociedades de discurso” o corrientes de pensamiento.
Es, por lo tanto, la articulación práctica discursiva -práctica
política, la que posibilita el funcionamiento “ideológico” de
los discursos, de los saberes. Articulación, pues, agenciada,
mediatizada por las leyes, la normas, los deseos, los intereses,
las luchas y, principalmente, de las formas de ejercicio del
poder.
No es extraño, entonces, que en la sociedad esclavista griega
los saberes se encontraran compartimentados y que funcionaran en torno al ejercicio del poder. En la Asamblea, por supuesto, el pueblo (compuesto por los servidores del estado)
podía opinar, mientras que en manos de la realeza, de la aristocracia (o tiranía), de los legítimos representantes de la Constitución legítimamente conformada, se hallaba el dominio sobre la decisión en torno a la verdad relativa a los asuntos públicos.
No es extraño -haciendo analogía- la interacción, la recurrencia, la ligazón, en la contemporaneidad, de la distribución de
los saberes y los ejercicios de la política (estrictamente, del
poder). Por ejemplo, en la empresa capitalista encargada de la
calificación y reproducción de la fuerza de trabajo y correlativamente- de la reprodución del saber burgués (nos
referimos, especialmente, a la institución universitaria), éste es
redistribuído, formalizado y apropiado sistemáticamente. Los
aristócratas griegos impedían la democratización del saber; la
burguesía, en la producción capitalista, o, mejor, la racionali-
59
zación del capital obstaculiza, impide la democratización
de los saberes, de los discursos. He ahí la articulación del
ejercicio del saber y del ejercicio del poder, la función de la
filosofía y la filosofía de la política.
En la lectura del diálogo El Político y de las Cartas (II, VI,
VII) reconocemos, pues, diversos tipos de enunciación (maneras de decir) que dan cuenta de discursos enunciados como
acontecimientos históricos. Ya hemos dicho cómo en la Carta
VII que Platón le dirige a Dionisios, se enuncia el poder como
objeto de la política.
Mas hay otras formas discursivas que dan cuenta del poder,
del discurso político, por ejemplo, las metáforas, habida cuenta del atributo del ser humano como Homo simbolicus. En su
interesante libro, Las metáforas del poder, José M. González
G. nos recuerda que hablamos, pensamos, conceptualizamos
la realidad desde las metáforas, las cuales también condicionan nuestra acción. Nos trae a colación, así mismo, cómo en
la historia del pensamiento político se nos ha hablado de Leviatanes, cuerpos políticos, máquinas, naves de estado, teatros,
mercados, pactos con el diablo, panópticos, comunidad política, organismo, etc., como metáforas que conectan el mundo de
la palabra y el mundo de la imagen. Así, para el pensamiento
conservador alemán del siglo XIX, la sociedad, el Estado,
constituyen un organismo biológico, mientras que para el pensamiento liberal el Estado es una máquina del poder (Estado
absolutista en Hobbes; idea del equilibrio de poderes, en
Montesquieu; idea del pacto con el diablo, en Max Weber;
idea de la “paz perpetua”, en kant).
Según los enfoques de la ciencia política, González distingue
en la Teoría de los juegos la metáfora del juez como parte
constitutiva del análisis del poder. Alude a la metáfora del
teatro en su análisis del espectáculo político (“paradigma de
la dramaturgia”). También, a la metáfora del mercado como
“teoría económica de la democracia”.
60
Vale la pena por lo demás, detenernos un poco en la metáfora o alegoría -una alegoría es una metáfora compuesta de
muchas otras- del LEVIATAN, creada por Thomas Hobbes,
tanto su imagen visual (ver figura pág. sgte.) como su texto
explicativo:
LA NATURALEZA, arte por el que Dios ha hecho y
gobierna el mundo, es imitada por el arte del hombre, como en tantas otras cosas, en que éste puede
fabricar un animal artificial. Si la vida no es sino un
movimiento de miembros cuyo principio está radicado en alguna parte principal interna a ellos, ¿no podremos decir también que todos los automata (máquinas que se mueven a sí mismas mediante muelles y
ruedas, como sucede con un reloj) tienen vida artificial? ¿Qué es un corazón sino un muelle? ¿Qué son
los nervios sino cuerdas?
61
¿Qué son las articulaciones sino ruedas que dan
movimiento a todo el cuerpo, tal y como fue concebido por el artífice? Pero el arte va aún más lejos, llegando a imitar esa obra racional y máxima de la naturaleza: el hombre. Pues es mediante el arte como
se crea ese gran LEVIATAN que llamamos
REPÚBLICA o ESTADO, en latín CIVITAS, y que no
es otra cosa que un hombre artificial. Es éste de mayor estatura y fuerza que el natural, para cuya protección y defensa fue concebido. En él, la soberanía
actúa como alma artificial, como algo que da vida y
movimiento a todo el cuerpo; los magistrados y otros
oficiales de la judicatura y del ejecutivo son articulaciones artificiales; la recompensa y el castigo, por
los cuales cada articulación y miembro que pertenencen a la sede de la soberanía se mueven para
desempeñar su misión, son los nervios que hacen lo
mismo en el cuerpo natural; el dinero y las riquezas
de cada miembro particular son la fuerza; la salus
populi, o seguridad del pueblo, es su finalidad; los
consejeros, por quienes le son sugeridas a este cuerpo artifcial todas las cosas que le es necesario conocer, son la memoria; la equidad y las leyes son una
razón y una voluntad artificiales; la concordia es
la salud; la sedición, la enfermedad; y la guerra civil, la muerte. Por último, los pactos y alianzas en
virtud de los cuales las partes de este cuerpo político
fueron en principio hechas, juntadas y unidas se
asemejan a aquel fiat o hagamos al hombre, pronunciado por Dios en la Creación.
Dicha metáfora, “la más importante del poder absoluto en la
sociedad barroca” -en tiempos de la transición del feudalismo al capitalismo-, representa al Estado, a la República, como “Dios mortal”, “monstruo necesario” u “hombre artificial” en cuya persona se unifican simultáneamente el poder
62
civil y el poder religioso para el logro de la pacificación
interna.
Otra metáfora -alegoría- recurrente en la literatura de la sociedad feudal y de la formación capitalista es el infierno.
Maurice Joly, a propósito, escribió El Diálogo en el Infierno
entre Maquiavelo y Montesquieu. En esta obra se confronta
el pensamiento de Montesquieu, según El espíritu de las
leyes, con el pensamiento de Maquiavelo, expresado en el
Tratado del Príncipe.
Montesquieu, a quien también llamaban el legislador de las
naciones, se pregunta por la protección que podrían tener los
ciudadanos contra la arbitrariedad -de quienes dictan leyes
tiránicas y las ejercen tiránicamente-, si una sola mano
reunía confundidos los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, ante lo cual se hace imperativo establecer entre ellos
límites constitucionales. Contra la arbitrariedad, “los pueblos han separado los tres poderes estableciendo entre ellos
límites constitucionales imposibles de transgredir sin que
cunda la alarma en todo el cuerpo político... el equilibrio de
poderes es al parecer la obra maestra del espíritu humano”68.
Maquiavelo afirma que “el instinto malo es en el hombre
más poderoso que el bueno”, que “el hombre experimenta
mayor atracción por el mal que por el bien”, que “el temor y
la fuerza tienen mayor imperio sobre él que la razón”; en
fin, que “todos los hombres aspiran al dominio y ninguno
renunciaría a la opresión si pudiera ejercerla”; que “todos o
casi todos están dispuestos a sacrificar los derechos de los
demás por sus intereses” (Cap. I). La afirmación de estos
principios llevan al también defensor del despotismo de la
aristocracia romana y de los gobiernos absolutos, a plantear
que “cualquier cosa es buena o mala, según se la utilice y el
fruto que dé”; que “el fin justifica los medios” y que “la
68
Joly, Maurice. Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu,
Editorial Seix Barral, S. A., Barcelona, 1977, pág. 27 y 28.
63
fuerza es el origen de todo poder soberano”, es la negación
del derecho, en tanto que “a las masas sólo las mueven los
sentimientos, las pasiones y los prejuicios”.
Cabe aquí indicar cómo el aprendiz de Maquiavelo, el Príncipe déspota por excelencia del siglo XX, Hitler, en su Mein
Kampf (Mi Lucha) reivindica en su propaganda dirigida a la
masa -entendida ésta como multitud- la sumisión absoluta al
más fuerte, dirigida, también, especialmente a los “sentimientos de las multitudes”, más que al cerebro; y en lo referente a la educación, su contenido habría de seguir “en una
dirección única”. Al Estado nazi, como instrumento racial, le
atribuye la doble misión: en el interior, “conservar y mejorar
la raza”; o, más precisamente, el mantenimiento y desenvolvimiento de una comunidad de seres humanos de la misma
especie, tanto en lo físico como en lo moral -por encima de
las diferencias de clase, abogó por “un pueblo de ciudadanos,
unido y amalgamado por un común amor y un común orgullo”-. En el exterior, conquistar el espacio necesario para la
vida y la dominación natural de esta raza aria, cuyo papel es
el de “civilizar y dominar el mundo” -espacio como territorio
“fuente de subsistencia y punto de apoyo del poder político”,
además de proyectar la concepción nazi del mundo -es decir,
la nueva doctrina filosófica o Weltanschauung de la raza
también determina la política exterior- defendida por el Estado corporativo, profascista.
En fin, podríamos expandirnos más en los tipos de enunciación, en las maneras concretas de expresión del pensamiento
político, en el texto, en el discurso político. Bástenos ahora
señalar cómo además del texto dicho o escrito directamente,
del diálogo -o el monólogo-, de las cartas y de las metáforas,
otras múltiples formas discursivas dan cuenta del objeto político: desde los aforismos (de los presocráticos y del filósofo
de la “voluntad de poder”, Friedrich Nietzsche, por ejemplo),
hasta la cibernética contemporánea, pasando por el género
dramático, la poética, la oratoria, el discurso religioso y, aún,
64
la demostración de la Ética spinozista según el orden geométrico.
Veamos ahora el pacto social como ideología. Desde el diálogo El político y Las cartas de Platón (hace 25 siglos) hasta
hoy, el elemento del pacto -y sus relaciones con el poder- ha
sido constante a través de las diversas formaciones sociales
en que ha devenido la humanidad. Según la versión del griego de la sociedad esclavista, la “dirección correcta” abstractamente determinada debe ser impuesta: principio esencial
de la doctrina platónica. A pesar de esta característica impositiva, el “auténtico político” debe “gobernar con el consentimiento general”, debe “entretejer la comunidad unida, formando diversos tipos de equilibrio y complementándoles
entre sí”; en últimas, para este pensamiento idealista, gobernar es el arte de cómo “convivir”. “...al vivir en el país nos
hemos comprometido a obedecer la ley; ahí está expresada
la teoría del contrato social en Platón.
Tanto el pacto platónico de la sociedad esclavista, como el
pacto divino de la formación social feudal tienen en común
el ser “impuestos” por el soberano. Sometimiento del esclavo al amo, en el primer caso. Sometimiento del siervo de la
gleba -de la tierra- al señor feudal, en el segundo. Pero también, el sometimiento a la ley como voluntad del monarca
(Hobbes).
En su reciente texto Un traje “neo” para el soberano liberal, León Vallejo Osorio condensa el pensamiento iusnaturalista como ideología liberal burguesa del pacto social. Resalta diversos ideólogos en la historia del capitalismo, para
quienes el pacto, de alguna forma, fundamenta la sociedad y
su gobierno. Así, en Kant la ley constituye una forma jurídica universal: “un Estado (Civitas) es la reunión de cierto
número de hombres bajo leyes jurídicas”; “paz perpetua” y
teoría del equilibrio son, pues, fundamentos del pensador de
Koenigsberg. Para el liberalismo, en efecto, el individuo hace parte de una “comunidad política”, de un “cuerpo políti-
65
co” de un “organismo biológico”. Según Grocio -para
quien el estado surge de un contrato- el derecho no denscansa en la voluntad de Dios sino en la “naturaleza del hombre”.
Rousseau, el defensor del “liberalismo ético” considera la
ley como trasunto de la voluntad general”. Montesquieu, el
“legislador de las naciones”, plantea su idea del “equilibrio
de poderes”. Mientras que para Hobbes la ley es la voluntad
del monarca, ligado al estado absolutista como máquina del
poder, para Locke, el pacto como consenso implica que el
Estado “neutral” garantiza al libertad, la propiedad.
A su turno, Comte -dentro de la misma ideología liberal burguesa- predica la solidaridad entre las clases en el intento de
“prevenir” la lucha de clases. E. Durkheim asimila los hechos sociales como cosas, ve la sociedad como un animal,
como “un sistema de órganos diferentes, cada uno de los
cuales cumple una función específica”. B. Constant, defensor del liberalismo empírico, también abogó por la solidaridad interclasista y consideró la ley como un derivado inmediato y casual de intereses individuales. En este mismo sentido, Max Weber concibe la política como pacto con el diablo. Desde el liberalismo contemporáneo, para Jürgen Habermas “el consenso marca la esfera de las relaciones entre
los sujetos y la búsqueda de la integración social”. Vemos,
en definitiva, cómo la doctrina platónica del “contrato”, del
“pacto” fue retomada por el iusnaturalismo y el nuevo pensamiento iusnaturalista, incluído el de la “postmodernidad”.
En este sentido, se concibe la libertad política como una “relación jurídica de voluntad”, como una concreción del “contrato original”.
Contrario a la teoría del equilibrio, del pacto social, en pugna
con ella, emerge la teoría de la contradicción, la teoría dialéctica y materialista que ubica la lucha de clases como el
motor de la historia.
66
Para concluir este apartado acerca del discurso político,
permítasenos ahora inventariar enunciados esenciales a los
cuales hemos aludido:
1. El poder, articulado a la lucha de clases, es el objeto
del discurso político.
2. En las sociedades de clase, la contradicción fundamental es la lucha de clases. En el capitalismo, esta
contradicción se deriva del carácter social de la producción y de su apropiación privada.
3. En la política se mueve un saber referido a las condiciones de ejercicio del poder.
4. Sólo es posible tomar una posición de clase en una
práctica política; esta práctica se articula a los intereses de clase y su forma de existencia es el movimiento
político ligado a estrategias y tácticas.
5. Los enunciados y la aplicación de conceptos del discurso político hacen referencia al orden político, a las
normas jurídicas, a las instituciones políticas y al régimen político o sistema de estado*.
6. También los enunciados y conceptos del discurso político toman en consideración los criterios, principios
políticos y su fundamentación filosófica. En este sentido, se conforman corrientes de pensamiento, Escuelas de Pensamiento*, corrientes ideológicas y políticas,
7. Las diversas concepciones políticas (ligadas a los criterios, los principios y su fundamentación filosófica)
están articuladas, unas al idealismo y a la metafísica;
otras, al materialismo histórico y dialéctico.
8. Existen diversos modos de concebir la política: como
saber (“sofocracia”, ligada al pensamiento platónico);
como tecnicismo, por ejemplo, según el arte -político-
67
maquiavélico; y como “racionalización”, según el
legalismo constitucional kantiano*.
9. El ejercicio del poder de Estado está referido a la dominación que una clase ejerce sobre otra (s).
10. El discurso político se caracteriza -también- por ser de
enunciación colectiva. En este orden de ideas, por
ejemplo, el estilo -la enunciación o manera de decirdel Manifiesto Comunista se distingue de El Capital
(el uno apunta a la convicción; el otro, a la demostración): son retóricas diferentes, aunque a la postre confluyan en la identidad del interés de clase: como
componentes de la ideología y de la ciencia del proletariado.
11. El discurso, si es político, debe reconocer una diferencia entre lo que se puede decir y lo que no se puede
decir.
12. La lucha de clases -y sus articulaciones con el poderocurre por los intereses opuestos, antagónicos, de clase; éstos surgen de las relaciones de producción.
13. La práctica política -determinante en la modificación
de una sociedad- busca el ejercicio del poder de estado, o sea, la dominación de una clase por otra. Se articula la práctica política con la práctica discursiva por
ser ésta la teoría de las otras prácticas con las cuales se
relaciona.
Ya abordada la caracterización de los discursos científico
y político, vamos a adentrarnos al discurso literario con
el fin de ir aproximándonos a la exposición del funcionamiento ideológico de tales discursos.
68
C. ELEMENTOS DEL DISCURSO LITERARIO
“... Basta con conocer someramente la historia de la
república romana, por ejemplo, para saber que la
historia de la propiedad de la tierra constituye su historia secreta. Ya Don Quijote, por otra parte, hubo
de expiar el error de imaginar que la caballería andante era igualmente compatible con todas las formas económicas de la sociedad”
Carlos Marx, Libro 1° de El Capital
En Las Palabras y las cosas, Foucault plantea cómo el orden del pensamiento clásico galileano, cartesiano, se rompe
con la “reaparicción del lenguaje en un aumento múltiple”:
interés por la literatura, retorno de la exégesis, preocupación
por la formalización y constitución de una filología. Describe cómo,
“separado de la representación, el lenguaje no existe de
ahora en adelante y hasta llegar a nosotros más que de
un modo disperso: para los filólogos las palabras son
como otros tantos objetos constituidos y depositados por
la historia; para quienes quieren formalizar, el lenguaje
debe despojarse de su contenido concreto y no dejar aparecer más que las formas universalmente válidas del discurso; si se quiere interpretar, entonces las palabras se
convierten en un texto que hay que cortar para poder ver
aparecer a plena luz ese otro sentido que ocultan; por último, el lenguaje llega a surgir para sí mismo en un acto
de escribir que no designa más que a sí mismo”69.
El arqueólogo de las Ciencias Humanas se interroga por el
ser del lenguaje, por ese signo distintivo de la humanidad.
69
Foucault, Michel. Las Palabras y las cosas. Siglo XXI editores S.A.,
séptima edición, 1976, pág. 296. México.
69
“¿Qué es pues este lenguaje que no dice nada, que no se
calla jamás y que se llama ´literatura´?”70
En este orden de ideas, ¿Qué es, pues, el discurso literario,
ese lenguaje que “llega a surgir para sí mismo en un acto de
escribir que no designa más que a sí mismo”? Detengámonos
un poco acá.
Múltiples han sido los atributos del lenguaje. El hecho mismo de constituirnos como sujetos humanos implica la experiencia del lenguaje vocal. Esto fue ya demostrado por Federico Engels en su maravilloso texto El papel del trabajo en la
transformación del mono en hombre. Allí queda claro por
qué el lenguaje articulado -y doblemente articulado- distingue los hombres de los animales. En efecto, articulado al
pensamiento y la creatividad, el lenguaje da cuenta de la metáfora, de la poesía, del mito, de la historia, a través de la
simbolización que hacemos de la realidad. Es decir, también
le compete al lenguaje conservar lo adquirido culturalmente
y ser organizador de la experiencia, ser ordenador práctico de
la realidad, además de ser lo único que nos permite romper la
soledad.
Es especial la manera como el lenguaje regula y transmite el
pensamiento, a la par que explica el pensamiento humano,
reduciéndola dialécticamente por medio de simplificaciones
sin las que este mundo complejo no podría captarse. Se está
en elemento del pensamiento, del lenguaje, cuando reconocemos como punto de partida de las ciencias las cosas dichas
y no las cosas mismas. Por ser, pues, elemento formador del
pensamiento, la historia del lenguaje está asociada a la historia de la inteligencia, a la historia de la humanidad, de las
múltiples formaciones sociales. Dicho de otro modo, el
70
Ibid, pág. 298.
70
hombre empezó a poseer el mundo con el lenguaje y su
carácter mágico que le atribuimos71.
Así mismo, el lenguaje, al tiempo que es regulado socialmente, también contribuye al control social. “La causasión
entre lenguaje y sociedad es recíproca: el mito y las costumbres provocan la evolución lingüística y la lengua modifica
la religión, la ética, la estética. Esa causación no es unilateral, sino múltiple. Es un conjunto de fuerzas el que, al buscar obtener economía lingüística, produce el cambio social”72.
En este sentido, recreamos la realidad hasta alcanzar la expresión artística, la lúdica, el pensamiento conceptual y el
razonamiento lógico explícito. La poesía, como trabajo estético, como creación y recreación, como producción significante, es histórica. Como acto comunicativo, como “aserto
metasemiótico”73, el texto poético, la operación estética conlleva un proceso de cambio de código, un nuevo tipo de visión del mundo, lo cual supone un trabajo particular, una
“manipulación de la expresión y un reajuste del contenido”.
Ahora bien, asociados a sus atributos, el lenguaje también
comporta una gran variedad de funciones, incluida la estética, la poética, la literaria. Recordémoslas.
La Función referencial74, denotativa, significativa o cognoscitiva75, como su nombre lo indica es la referencia que ha71
Esto difiere de la concepción habermasiana, según la cual el mundo del
lenguaje engendra el poder.
72
73
Cf. Ver Eco, Umberto. La comunicación estética produce un "efecto de
extrañamiento que desautomatiza el lenguaje", pág. 370. Op. cit.
74
En esta parte nos hemos apoyado en Textos y pedagogía, de Leandro
Cerro Robles y en 2 documentos mimeografiados: el uno fue presentado
ante el XVI° Congreso Nacional de Profesores de Español y Literatura, en
Medellín , en 1984, por Nelson Coyes Ortega, de la Facultad de Educación de la Universidad Tecnológica de Pereira; el otro corresponde al
Departamento de Lingüística y Literatura de la Facultad de Ciencias Hu-
"cosas"
71
cemos al mundo de los objetos y sus relaciones; referencia
ésta que hacemos mediante el mensaje formado por una sucesión de signos; asumimos la lengua como sistema de signos, como “sistema de funciones de signos”, según la acepción hjelmsleviana. La función referencial alude al “decir
algo sobre las cosas”, por ejemplo, el postulado científico
según el cual la materia ni se crea ni se destruye, sino que
sólo se transforma; también alude a textos técnicos o didácticos o, en general, a la “comunicación lingüística de tipo
objetivo”. He aquí el esquema respectivo:
HABLANTE
MENSAJE
OYENTE
“uno”
"algo"
"otro"
Cuando el mensaje suministra información sobre el hablante
(su pertenencia de clase, actitudes, intereses, “huella personal”, “estado de ánimo”, estilo), estamos ante la función sintomática, emotiva o expresiva (ver esquema)
manas de la Universidad de Antioquia. De este último documento hemos
retomado los esquemas, excepto el último, el de las funciones propias del
texto escrito, el cual corresponde a Cerro Robles.
75
Cerro Robles, en vez del término cognoscitivo, emplea cognitivo.
72
Al respecto, Umberto Eco sostiene que “hoy está desapareciendo la barrera entre el uso intelectivo o referencial y uso
emotivo del lenguaje”. (pág. 375).
Para influir en el comportamiento del oyente, nos dirigimos a
él a través de peticiones, órdenes, exhortaciones, proclamas o
persuaciones. Nos hallamos en el caso de la función apelativa, connotativa, conminativa o señalativa.
Verificamos el funcionamiento del circuito de la comunicación, el circuito de la palabra cuando hay una puesta en contacto lingüístico de interlocutores (diálogos, fórmulas de
saludo ritualizadas, fórmulas de cortesía, clichés, etc.). Se
trata en este caso de la función fática. Jakobson le atribuye el
establecer, prolongar o interrumpir la comunicación.
73
Saussure, establece el punto de partida ubicando, en el siguiente diagrama, el proceso de comunicación:
Según lo explica Saussure,
"el punto de partida del circuito está en el cerebro de
uno de ellos, por ejemplo, en el de A, donde los hechos de consciencia, que llamaremos conceptos, se
hallan asociados con las representaciones de los signos lingüísticos o imágenes acústicas que sirven a su
expresión. Supongamos que un concepto dado desencadena en el cerebro una imagen acústica correspondiente: éste es un fenómeno enteramente psíqui-
74
co, seguido a su vez de un proceso fisiológico: el
cerebro transmite a los órganos de la fonación un
impulso correlativo a la imagen; luego las ondas sonoras se propagan de la boca de A al oído de B: proceso puramente físico. A continuación el circuito sigue en B un orden inverso: del oído al cerebro,
transmisión fisiológica de la imagen acústica; en el
cerebro, asociación psíquica de esta imagen con el
concepto correspondiente. Si B habla a su vez, este
nuevo acto seguirá —de su cerebro al del de A—
exactamente la misma marcha que el primero y pasará por las mismas fases sucesivas que representamos
con el siguiente esquema":
Si reflexionamos sobre la lengua -u otros sistemas de signos o de sistemas de funciones de signos-, empleamos
como herramienta la lengua misma. Cuando nos preguntamos por el sistema sintáctico, fonético, morfológico o
semántico de una lengua, hacemos uso de la función metalinguística. Aquí caben desde la palabra- este grandioso
invento de la mente humana -hasta otros hechos significativos como la entonación76 y la enunciación, pasando por
la frase (como “unidad del discurso”: Benveniste; como
“frontera que separa la lingüística de la teoría del discurso”: Pecheux, pag. 71); la oración (como sintagma mínimo con sentido completo); el enunciado (como parte
76
La entonación hace parte de la modalidad enunciativa.
75
constituyente del discurso); el párrafo (como sintagma
desarrollado, completo); y -¿cómo no?-, la teoría de las
ideologías (en tanto preocupación por el funcionamiento y
apropiación ideológica de los discursos). En fin, gracias a
la función metalinguística, indagamos, desde la doble articulación del lenguaje, por los significados y el funcionamiento de las diversas unidades del discurso: los fonemas77 -como unidades de valor con función distintiva-, los
semantemas78 -como unidades lexicales con función significativa- y los morfemas, como unidades gramaticales
mínimas que nos remiten al número, al género, a la persona, al tiempo y al caso.
Instrumento
Biología
Lingüística
Lengua
Lengua
Objeto de estu- Seres vivos
dio
Lengua
Jakobson caracteriza la función poética por “el acento puesto
en el mensaje en sí mismo”. Aquí, “la construcción formal
del mensaje trata de responder a criterios estéticos”79.///*//*/*/*(investigar otras funciones del lenguaje).
77
Los fonemas -los efectos fonológicos- constituyen la voz, como exterior a la lengua.
78
Roland Barthes profundizó sobre "la moda" como significante.
En este contexto, asumimos, también, la noción de monema para denotar
la función significativa propia tanto de los semantemas como de los morfemas. Así mismo, se han llamado "lexemas" a las unidades significativas.
79
Citado en el documento reseñado de la Facultad de Ciencias Humanas
de la Universidad de Antioquia.
76
Cerro Robles expone en su Textos y pedagogía las funciones propias del texto escrito. He aquí el esquema que sustenta (pág. 175-183)
1. El discurso literario como ficción
Asumimos -con Todorov80- la obra literaria como la mayor unidad literaria y entendemos que el discurso literario
se aprehende en las obras concretas. Él, dialécticamente,
ubica dos aspectos contrarios y complementarios de la
obra literaria: la historia que evoca cierta realidad, ciertos
acontecimientos, ciertos personajes (“material preliterario”81) y el discurso como construcción estética que inclu-
80
Tzvetan Todorov, Roland Barthes, Umberto Eco y otros. Análisis estructural del relato. Ediciones Coyoacán, México; cuarta edición, 1999,
pág. 163.
81
Hjelmslev plantea que la materia - la historia - sigue siendo cada vez
una substancia para una nueva forma. R. Barthes asume - análogamente -
77
ye el narrador que relata y el lector que “recibe”. Borges, de otra parte, caracteriza la literatura como una forma
de alegría. U. Eco concibe la obra de arte como “un texto
que sus destinatarios adaptan, para satisfacer varios tipos
de actos comunicativos en diferentes circunstancias históricas y psicológicas, sin perder de vista nunca la regla
idiolectal que la rige”82.
Para Pierre Macherey la literatura hace parte de las artes,
entendidas éstas como “actividades de producción de organismos imaginarios”83, siendo ésta una “unidad orgánica que construye la obra a partir de una exigencia formal”,
lo cual “es también lo que le da un sentido, un contenido”.
Cerro Robles considera la ficción como esencia de la obra
literaria que “estimula y posibilita el tránsito hacia otros
niveles de pensamiento”84; asume el texto literario como
“la mayor expresión de la capacidad humana para pensar”, como fuente de conocimiento y como el lugar donde
se materializan los sueños del hombre. Según él, “las letras en general y la literatura en particular se constituyen
en el campo para aprender a bien pensar, a juzgar, a degustar, a saber comportarse frente a los problemas de la
existencia humana”85.
la obra de arte como una forma que la historia pasa el tiempo llenando.
(En entrevista a Tel Quel, 1963, citado por Eco).
82
Eco, Umberto, Teoría de la producción de los signos, pág. 385.
83
En Problemas del Escructuralismo, Siglo XXI Editores, México, 1967,
pág.45.
En otras partes del mismo texto, El análisis literario, tumba de las estructuras, Macherey nos recuerda que "lo que da dignidad a la producción
literaria es que nos da a la vez cierta medida de las palabras y cierta medida de las cosas", pág. 36
84
En Textos y pedagogía, Robles plantea que, por ejemplo, "el uso de la
novela como medio de cambio fortalece, a través de las implícitas abstracciones que genera su uso, el desarrollo propio del pensamiento abstracto", pág. 36
85
Robles, Op. cit., pág. 40
78
De nuestra parte, consideramos la literatura, el discurso
literario, como ficción (como una verdad en entredicho,
como una manera más divertida de manifestarse los enunciados y los conceptos), como función de referencia, de
enunciación. En este sentido, hemos de distinguir la apología o relato de acontecimientos históricos -como en La
ilíada de Homero o en el Galileo Galilei de Bertold Brecht- ; el diálogo directo (dramático) entre varios personajes -como en el Rey Lear de William Shakespeare o en el
Edipo Rey de Sófocles; y en el otro tipo de ficción, el diálogo indirecto, el narrador le habla al lector, como en el
caso de La República. A este nivel ficticio del discurso literario, la posición (la función) de sujeto lógico, literario,
puede ser ocupada por diversos individuos, a la manera de
los Diálogos platónicos, pero también de Los días de la
Comuna, del dramaturgo proletario alemán B. Brecht, el
cual combatió con su pluma, con su piel, con sus músculos y huesos el nazismo y toda forma de imperialismo.
2. La literatura y el mensaje estético
En su importante obra Teoría de la producción de signos,
Eco nos recuerda cualidades especiales del texto estético:
a. Considera de nuevo los códigos y sus posibilidades;
b. Impone una reconsideración del entero lenguaje en
que se basa;
c. Mantiene a la semiosis ´entrenada´;
d. Contribuye a cambiar el modo en que una cultura
determinada ´ve´ el mundo;
e. Exige la suspensión de la incredulidad;
79
f. Estimula la sospecha de que la organización del
mundo a que estamos acostumbrados no es definitiva;
y
g. Se presenta como un modelo de relación pragmática, como un acto comunicativo”86
En el mismo libro, Eco diferencia seis niveles de información del mensaje estético:
“1. El de los soportes físicos: tonos, inflexiones, emisiones fonéticas, como elementos del lenguaje verbal; colores y fenómenos “matéricos”, como componentes de
los lenguajes visuales; timbres, frecuencias y duraciones temporales, constitutivos del lenguaje musical.
2. El nivel de los elementos diferenciales en el plano de
la expresión: fonemas, igualdades y desigualdades,
ritmos, longitudes métricas, relación de posición y
formas accesibles en lenguaje topológico.
3. El nivel de los significados sintagmáticos: gramáticas,
escalas e intervalos musicales.
4. El nivel de los significados denotados: códigos y léxicos específicos.
5. El nivel de los significados connotados: sistemas retóricos, léxicos, estilísticas, repertorios iconográficos,
grandes bloques sintagmáticos.
6. Sintagmas hipercodificados: sistemas, figuras retóricas, iconogramas”.87
Del nivel primero destacamos cómo la entonación -elemento
de la modalidad enunciativa- es un hecho literario significativo -un hecho de sentido- que expresa el querer decir y se
refiere a las palabras, a la musicalidad de las palabras. Las
inflexiones verbales nos remiten a los tiempos y a las moda86
87
Eco, Umberto. Teoría de la Producción de signos, pág. 183.
Eco. Ibid, pág. 372.
80
lidades: presente, pasado, futuro, condicional, de posibilidad, subjuntivo (implicando un deseo), indicativo; ésta característica “morfemática” se expresa con una desinencia.
Las “emisiones fonéticas” son posibles por el efecto fonológico de la lengua (los fonemas, la voz exterior a la lengua);
en tanto elementos significantes con valor posicional constituyen la “traducción fónica de los conceptos” (Benveniste).
A manera de ilustración de este aspecto veamos la cadena
fónica como cadena significativa en sí misma, contenido en
el siguiente fragmento del poema sonoro del holandés Jaap
Blonk88 :
a isla da
alaí alaí ladava laí vavala voy
alaí alaí ladava laí vavala voy
laí alaí ñavaga naí llamaya ney
nánenena lánlelilo
lalélila senlí lo
na mío mu na mío mu
guáguaguagua
mimamoí llemá zonzú zonzú ce
ñanámano ñanámano
...
Respecto a los colores y a los “fenómenos matéricos” como
lenguajes visuales, Eco alude a la conversión de la “materia
88
Jaap Blonk, en la Memoria del VIII Festival Internacional de Poesía en
Medellín, Revista PROMETEO, Número 51-52 1999, pág. 189.
81
de la substancia significante” en un aspecto de la forma de
la expresión. Nos recuerda cómo la materia se carga de connotaciones culturales:
“La bandera roja en una reunión política puede estar
hecha de diferentes materiales, y su significado
´político´ no cambia...”89
Hjemslev sostiene cómo la materia sigue siendo cada vez
una substancia para una nueva forma.90
En la composición poética podemos notar especiales duraciones temporales, timbres y frecuencias. Valgan como
ejemplo los siguientes versos de León de Greiff:
CANCIONCILLA
No toques nada. Déjalo todo en su sitio.
Mira la rosa mirobolante, signo, símbolo, emblema.
Para los ojos nada, ni para los subsentidos.
Sólo la Música és. La Poesía, la Música son una solo Ella.
...
Góza, chúpa la miel... Rosa, hoy conseja,
vive en el verso. Y en el pan muere el trigo.
La Rosa fue la amiga del amigo.
Rosa testigo y trigo. Pan comido. Flor vieja.
Son una sóla Ella, música, poesía.
No toques nada. Todo en su sitio quede.
Testigo fue la rosa de pétalos resecos...
Del nivel de los elementos diferenciales en el plano de la
expresión destacamos cómo la significación (el sentido) depende de la posición de cada significante -como unidad de
valor distintiva- en la lengua sometido a relaciones de conti89
90
Eco, Ibid, pág. 373.
Citado por Eco en esta misma pág.
82
nuidad, combinación, contraste, sustitución o conmutación
con otros significantes, con las restantes unidades del texto.
No olvidemos que el lenguaje (la lengua) comporta la unidad
dialéctica significante-significado, la correspondencia entre
el plano de la expresión y el plano del contenido. En este
orden de ideas, pues, la sustancia de la expresión o cadena
de sonidos conlleva a la sustancia del contenido o pensamiento, dependiendo de las relaciones sintagmáticas que se
establezcan en los respectivos contextos. Recordemos también cómo la significación de un sintagma (unidad significativa), su valor, depende de la posición entre otros significados. Estas características del signo lingüístico -palabra, semantema, morfema, sintagma...- son las que permiten comparar el código de la lengua con otros códigos como los juegos (el ajedrez, por ejemplo) o el sistema numérico.
Así como cada fonema o cada unidad de sentido deriva su
significación de las relaciones sintagmáticas (cada letra tiene
en una palabra una función distintiva que ejerce en su puesto: ejemplo: grado, prado, arado), así también en una cifra
cada guarismo tiene un valor significativo; la técnica del
ábaco, por ejemplo, explica cómo en la cantidad 2413, el 2
da cuenta de la dualidad y el millar91. En otros términos, la
combinación nos remite a una valor intrínseco del signo
lingüístico y a un valor que le confiere su posición respecto
de las demás unidades con las que está en relación: cada unidad lexical, cada signo es portador de un significado potencial.
91
En el capítulo XXI del libro Prolegómenos a una teoría del lenguaje,
Hjemslev presenta el ejemplo de la cifra mencionada. El lingüística
danés atribuye a la lengua y al habla tanto el valor en uso como el valor
en cambio. Así mismo nos recuerda cómo las palabras pueden analizarse
en partes que como aquéllas son portadoras de significados (raíces, elementos flexionales y derivacionales).
83
Así como la ley no está en los cuerpos que caen92, tampoco
el significante comporta un significado en sí, sino en relación
con un campo asociado de la lengua, como código social sin
el cual no habría significante ni significado, ni enunciado, ni
enunciación.
Por lo demás, la relación significante-significado puede verse “presentificada”, según Alain Badiou93, en la cinta de
Möbius. Para este autor, la teoría del significante es una rama de la topología, una matemática especial.
A propósito de este tema, Badiou propone una teoría de los
modos de producción estéticos, entendida como una Estética
Teórica, como la manera de “hacer funcionar ideológicamente elementos reales-imaginarios, regionalmente producidos
por un estado históricamente determinado del proceso estético”. Para lo cual presenta el siguiente esquema94:
92
Cf. Pierre Macherey, El análisis literario, tumba de las estructuras, en
Problemas del Estructuralismo, Siglo XXI Editores, tercera edión, 1969,
México, pág. 41.
93
Badiou, Alain. La autonomía del proceso estético.
94
Ibid, pág. 115.
84
(s
Este autor, por lo demás, resalta como modos de producción
el espacio figurativo, el sistema tonal, el sistema de la métrica del verso griego, y el sistema de la subjetividad novelesca.
En este orden de ideas, por ejemplo, el ritmo de versificación
española se basa en el número de sílabas (métricas y gramaticales), los acentos y la rima. Si esta última es la igualdad o
semejanza de los sonidos finales del verso, a partir de la última vocal acentuada, tendremos que el acento determina
ritmos diferentes. Notemos el ritmo en los versos del autor
del Canto general:
“ME GUSTAS CUANDO CALLAS”
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
85
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como toda las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de ensueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante,
y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
Déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
Pablo Neruda.
3. Lúdica y discurso literario
Decíamos que el homo sapiens se diferenció de los animales
-también- por la articulación del lenguaje. Pues bien, esta
articulación es doble. De una parte tenemos las unidades de
valor posicional o fonemas, con función distintiva. De otra
parte, las unidades de sentido. La existencia de tales unidades hacen posible la lúdica en tanto juego con las palabras
(en la acepción de sintagmas mínimos o significantes). El
homo ludens emplea el código lingüístico, que ya es un juego
(valga la comparación de la lengua con el juego de ajedrez),
86
como instrumento de comunicación, de comprensión, de
aprendizaje, como instrumento estético, artístico, poético.
El encadenamiento (sucesión), articulación, combinación,
coordinación, subordinación, sustitución y oposición de los
signos costituyentes de la palabras y de los signos y figuras
constituídos con las palabras están sujetos a reglas fonológicas y léxicas, a normas relacionadas con los subcódigos estilísticos95. El signo lingüístico -recordémoslo- es lineal, está
en cadena (un signo detrás de otro, luego de otro, en sucesión; en el mismo lugar no se pueden colocar simultáneamente dos significantes); así mismo, la significación es arbitraria (está por completo en el pensamiento), en tanto depende del contexto, del lugar que el signo ocupe en la cadena; en otras palabras, entre significante (como imagen acústica o cadena de fonemas e imagen gráfica) y significado
(como concepto, el significado es cultural) hay una relación
arbitraria, dependiendo el significado del trabajo hecho para
hacer tal cadena significante. En este sentido, así como la
lengua es un sistema de signos -de funciones de signos- que
implica un código, unas reglas de construcción, así también
el juego -la actividad lúdica- es un código que implica normas conducentes a una actividad socializante ligada al placer, al disfrute. Así, por ejemplo, el verso -nos lo recuerda
Eco “está abierto a prueba de conmutación... cámbiese una
palabra y todas las demás perderán su función contextual”96-.
Aquí, pues, estamos ante la posibilidad de usar la lengua
(uno de los sistemas de signos) como objeto y como metalengua que hace posible la literatura como goce, como juego:
posibilidad de dar nuevos sentidos a las palabras. La lengua
95
Ver Protocolos del Seminario "Lúdica y Lenguaje en el aula de clase",
orientado por León Vallejo Osorio en el CEID-ADIDA, durante 1998.
Así mismo, ver "El juego separado", de León Vallejo Osorio, TM Editores, Ganador Concurso de Ensayo "Bogotá una ciudad que sueña", Colombia 1995, primera edición: Marzo de 1997.
96
Eco, Ibid, pág. 378.
87
castellana, así como los demás idiomas ofrecen, pues, al
homo ludens la maravillosa posibilidad de soñar mundos, de
hacer magia con los sonidos, las cadenas de sonidos, los signos, las palabras y sus más variados juegos combinatorios,
sustitutorios (conmutativos), pasando por los múltiples giros
que permite, en especial, el lenguaje literario figurado, imaginativo97.
Leamos a continuación algunas muestras de juegos que podemos hacer con las palabras y que hacen parte del desarrollo de las facultades intelectivas (atención, memoria, comprensión) y de las habilidades de expresión oral (pronunciación, vocalización, modulación, entonación y ritmo)98.
O. Marulanda recuerda que
“el niño descubre por sí mismo que en las palabras
hay algo más que un accidente gramatical, y capta
sensitivamente el efecto sonoro de la pronunciación,
descubriendo también que son verdaderas herramientas para ejercitar el ingenio y procurarse diversión”. Añade cómo, a veces, “en la euforia de su
manifestación personal y de su afirmación psíquica, y
casi sin proponérselo, el niño inventa recursos orales, trucos y tergiversaciones, para disfrutar mejor
del juego o intensificar las dificultades”.
97
Ver Anexo de Figuras Literarias.
Octavio Marulanda Morales en su bello texto Las rondas y los juegos
infantiles (Ilustrado por Gladys González Arévalo) plantea cómo "la costumbre de hacer entretenimiento usando el significado de las palabras, el
sonido, los contrasentidos y la mezcla de recursos orales (variando la
estructura de los vocablos, inventando palabras, dislocando los ingredientes semánticos o las normas gramaticales, produciendo efectos diversos,
etc.) está ligada a la historia misma del idioma castellano, por lo mismo
que éste se desarrolló en una serie de vertientes aluviales procedentes del
lacio, del arábigo, del celta, del africano, en fin, a lo largo de muchos
siglos". Él libro en mención fue editado por la Secretaría Ejecutiva del
Convenio Andrés Bello, Bogotá, 1988. En el capítulo 22 se desarrolla lo
atinente a los juegos de palabras.
98
88
El folclorista y educador, autor de Las rondas y los juegos
infantiles diferencia tres grupos de juegos de palabras:
primero, de “oralidad intelectiva”; segundo, de “oralidad
lúdica”; y tercero, de “oralidad rítmica”. En los primeros recurda Marulanda- se combina un esfuerzo mental con el
necesario ingrediente lúdico. “Mediante el uso de la atención y de la memoria, el niño desarrolla, a medida que pronuncia las palabras, una secuencia mental formada por imágenes, objetos, seres de la naturaleza, situaciones absurdas
unas veces, o hechos muy concretos, cuya culminación sólo
es posible alcanzar mediante la expresión oral de una serie
de vocablos y de frases, relacionados entre sí, mediante un
tenue hilo argumental”. En este primer grupo ubica las retahilas o jerigonzas. De los juegos de oralidad lúdica dice
que “la elación del juego sustituye la preocupación intelectual, procurando el buen uso del sistema oral para resolver
obstáculos de pronunciación, mediante un esfuerzo necesario
dirigido a vocalizar, con mayor o menor agudeza o habilidad,
según la rapidez o énfasis con que se haga”. En este grupo se
ubican los trabalenguas. Finalmente, respecto a los juegos
de oralidad rítmica, expresa que “en ellos la preocupación
fundamental está marcada por el ritmo oral. La condición
fluída y sonora de las palabras, o de las unidades silábicas,
y el modo como están enlazadas, acerca su pronunciación
más a una cantinela elemental que al ejercicio común del
idioma”. A lo cual agrega que “muchas de tales palabras
son caprichosas, carecen de sentido y sólo persiguen un
efecto fonético. El niño trata de exteriorizar de manera instintiva la musicalidad del silabeo, capta su sabor y se paladea, arrastrado por el fluir de la dicción y también por la
euforia que le despiertan las consonancias. Y hasta pueden
llegar a asumir una entonación natural”99.
Ejemplifiquemos, pues, algunos juegos de palabras:
99
Marulanda M., Octavio. Op. cit., pág, 152 y 159.
89
1.
Estando la rana sentada cantando debajo del agua; cuando la
rana salió a cantar, vino la mosca y la hizo callar; la mosca a la
rana, la rana sentada cantando debajo del agua; cuando la mosca salió a cantar, vino la araña y la hizo callar; la araña a la mosca, la mosca a la rana, la rana sentada, cantando debajo del
agua; cuando la araña salió a cantar, vino el ratón y la hizo callar;
el ratón a la araña, la araña a la mosca, la mosca a la rana, la
rana sentada, cantando debajo del agua; cuando el ratón salió a
cantar, vino el gato y lo hizo callar; el gato al ratón, el ratón a la
araña, la araña a la mosca, la mosca a la rana, la rana sentada
cantando debajo del agua; cuando el gato salió a cantar, vino el
perro y lo hizo callar; el perro al gato, el gato al ratón, el ratón a la
araña, la araña a la mosca, la mosca a la rana, la rana sentada
cantando debajo del agua; cuando el perro salió a cantar, vino el
hombre y lo hizo callar; el hombre al perro, el perro al gato, el
gato al ratón, el ratón a la araña, la araña a la mosca, la mosca a
la rana, la rana sentada cantando debajo del agua; cuando el
hombre salió a cantar vino su suegra y lo hizo callar, la suegra al
hombre, el hombre al perro, el perro al gato, el gato al ratón, el
ratón a la araña, la araña a la mosca, la mosca a la rana, la rana
sentada cantando debajo del agua; cuando la suegra salió a cantar, ni el mismo diablo la hizo callar.100
La retahila es un juego lingüístico de atención, memoria,
acumulación y oralidad intelectiva; tiene principio y fin;
también, una mínima estructura lineal en el manejo del tiempo y del lenguaje. Está ligada la retahila a la etapa operativa
de la reversibilidad.
2. Chuté chuá chumó (te amo)
Yóboro nóboro ténbere góboro plábara tábara (yo no tengo plata) 101
100
Aprendimos esta retahila, en forma cantada, del grupo artístico bellanita La palabra.
101
Éste segundo ejemplo ha sido tomado del Compendio general de Folklore Colombiano, de Guillermo Abadía Morales, Biblioteca Banco Popular, cuarta edición, Bogotá, 1983, pág. 88. El primero, del libro Litera-
90
La jerigonza es un lenguaje especial, en clave, difícil de
entender. Se forma descomponiendo las palabras en sílabas
y anteponiendo o posponiendo sílabas estables o variables en
la vocal para que concuerde con la vocal de la palabra descompuesta. Cuando se antepone la sílaba estable, la acentuación recae en la última sílaba. En el primer ejemplo citado, todas las palabras se convierten en agudas. “Jerigonza”
se deriva de “jerga”.
3.
Compadre, ¿compra coco?
No. Yo compro poco coco
porque poco coco como.
Si comiera mucho coco,
mucho coco compraría; pero como poco coco como,
poco coco compro.102
El trabalenguas o destrabalenguas es un juego de oralidad
lúdica cuya importancia radica en la gimnasia oral o vocalización; es un ejercicio relacionado con la prosódica (acentuación y pronunciación) y con la etapa operativa de la reversibilidad; está asociada con la complejidad en operaciones matemáticas, siendo un reto al lenguaje.
4.
Lunes luneja,
martes marteja,
miércoles coles,
jueves frisoles,
viernes arroz,
tura infantil, de Fernando Sossa Isaza (Compilador), Técnológico de
Antioquia, Medellín, 1991, pág. 148.
102
Tomado de Selección de lecturas ("Para grado VI"), INEM José Félix
de Restrepo, Departamento de Español y Literatura, Medellín, 1989, pág.
169.
91
sábado aguasal
y domingo no trabajar.103
La jitanjáfora es un grupo de oralidad rítmica o fórmula
puramente verbal o acústica y con grandes posibilidades de
sugestión y efecto musical. Se asocia con la retahila cuando
no posee un sentido lógico, sino que corresponde a expresiones caprichosas.
4.
Un animalito inglés, camina y no tiene pies. (El tren)
Por la culata del mundo
sale una mujer muy buena,
no tiene pies ni cabeza
ni sangre tiene en las venas. (La luna)
La adivinanza es considerada como un acertijo y está ligada
a una “gimnasia intelectual”; tiene ritmo prosódico; su lenguaje es cercano a la poesía, dado el uso de metáforas, símiles, analogías, alegorías.
5.
Aman a Panamá.
Techo ni para Pinochet104.
Las palíndromas (os) son expresiones (palabras, frases,
enunciados) que pueden leerse de derecha a izquierda o viceversa; es un camino que se desanda.
103
Tomada de la recopilación que hizo Betty Ciro Murillo en uno de los
cursos de Comunicación Social. Documento mimeografiado, 12 págs.
104
Ideados por el bellanita Álvaro Giraldo Muñoz
92
6.
Te quiero más que a mis ojos,
más que a mis ojos te quiero;
pero más quiero a mis ojos
porque mis ojos te vieron.
La copla es una composición poética que consta de 4 versos
octasílabos que riman el segundo con el cuarto.
7.
Aguacate maduro, hijo seguro.
El refrán es una sentencia de enseñanza popular breve y con
alto contenido social e ideológico. Conlleva rima, en su gran
mayoría105.
8.
En el texto El juego-laberinto de las palabras106 se proponen
como juegos el agrandamiento y achicamiento de palabras
(palabras que esconden en su interior otras palabras. Ej.: cabeza, descabezado, encabezamiento, cabe, caza, cae, etc.);
la pajarita de viento y los monosílabos que hacen poemas
(con o sin rima: ej: Luz del sol ven por miel del mar); los
pictogramas (o escritura ideográfica: dibujos de objetos que
se explican con palabras); los caligramas (o dibujos con
105
En su texto El refrán antioqueño, Jaime Sierra García hace un estudio
exhaustivo del refrán y figuras afines. Editorial Cooperativa de profesores
de la U. de A., Medellín, 1994.
Sierra G. caracteriza el adagio ("haz bien y no mires a quien") por su
"esencia ética", siendo ésta su diferencia principal con el refrán. El proverbio es definido como una figura que también está provista de contenido ético y que lleva envuelta una sentencia histórica " que lo engalana en
el contexto universal o filosófico". El apotegma es definido como un
proverbio con autor conocido.
106
Zulema Moret, El juego-laberinto de las palabras, Editorial Labor,
S.A., primera edición, Barcelona, 1987.
93
palabras en hoja de papel); los criptogramas o mensajes
secretos (por ejemplo, en El escarabajo de oro, de Edgar
Allan Poe); el tablero de damas (invención de historia) o
juego de imaginación con cuadros y figuras dentro de ellos;
los mecanos poéticos (combinación de sustantivos, uso de
preposiciones, etc.).
9.
Los tropos, figuras retóricas, figuras literarias107.
Llegado a este punto de la somera exposición de los discursos científico, político y literario, corresponde ahora adentrarnos en el terreno del funcionamiento propiamente ideológico de los discursos. Para lo cual, hemos de detenernos un
poco en las formas de apropiación de los discursos y en la
relación del lenguaje con las ideologías, no sin antes hacer
una breve relación de las principales corrientes ideológicas
generadas.
107
Ver Anexo.
94
II. LA APROPIACIÓN INDIVIDUAL Y COLECTIVA
DE LOS DISCURSOS
Hemos aludido al discurso como lo dicho, como “la secuencia verbal, oral o escrita, de dimensión variable, en general
superior a la de la frase”108, como entidad material (sonido,
voz, palabra, escritura, pintura, contrato, proclama) con existencia social (los discursos toman cuerpo en instituciones).
En este contexto, las estrategias, los temas, las teorías constituyen una materialidad repetible que le permite a los sujetos
individual y colectivamente considerados, a las clases sociales, apropiarse del discurso.
Así, pues, la apropiación del discurso determina la temática,
su sentido, su interpretación, la concepción que se tiene de
él. ¿Cuál clase se apropia del discurso, desde cuál poder?
En este orden de ideas, por ejemplo, las interpretaciones de
los discursos de la Economía Política se ponen en acción en
la lucha de clases. Hemos reiterado, y es una de las tesis
que se desarrollan en este libro, que el discurso tiene una
existencia social, sujeta a propiedad, a apropiación, a deseo,
a interés, al papel, esto es, al funcionamiento ideológico. Ya
en El orden del discurso, Foucault había indicado cómo,
también a manera de ejemplo, todo sistema educativo es una
“manera política de mantener o de modificar la apropiación
de los discursos, con los saberes y los poderes que ellos implican”109. Acerca de este punto, nos recuerda Pêcheux110
cómo un discurso se pronuncia siempre a partir de condiciones de producción dadas, situado en el interior de una “relación de fuerzas que existen entre los elementos antagonistas
de un campo político dado”.
108
Pêcheux, Michel. Hacia el análisis automático del discurso, pág. 256.
Este autor le atribuye a la frase un estatuto muy particular: "frontera que
separa la lingüística de la teoría del discurso" (Ibid, pág. 71). A su turno,
Benveniste identifica la frase con la "unidad del discurso".
109
Foucault, L´ordre du discours, pág. 46.
110
Pêcheux, Ibid, pág. 41.
95
Arriba esquematizábamos el circuito de la palabra, tal
como lo explicó Saussure111. En dicho proceso intervienen la
parte psíquica (relacionada con la formación de los conceptos e ideas), la parte fisiológica (producción de la voz) y la
parte física (efecto externo: transmisión de las ondas sonoras).
Más allá de la descripción del circuito de la palabra como un
hecho del lenguaje, Vygotsky112 diferencia los “procesos
psicológicos elementales” (memoria, atención) de los “procesos psicológicos superiores” (el lenguaje social, histórico,
cultural) que utilizan elementos semióticos como elementos
de mediación y que están articulados a “zonas de desarrollo
próximo”113 en relación con el lenguaje, el pensamiento, los
saberes y los códigos normativos. A estos últimos procesos
los cataloga como rudimentarios y avanzados (escritura, conocimiento teórico, como mediaciones). Distingue tres momentos del lenguaje: el habla social, el lenguaje egocéntrico
y el lenguaje interior articulado a la capacidad de abstracción, generalización y universalización. Así mismo, presenta
como niveles de pensamiento: el sincrético, el pensamiento
en complejos y el pensamiento conceptual. Los primeros
dos niveles están asociados a pseudoconceptos o elementos
preconceptuales.
Ahora bien, Vigotski parte de reconocer la correspondencia,
la unión del pensamiento y el lenguaje, lo cual posibilita la
111
Ferdinand de Saussure. Curso de lingüística general, Editorial Losada, Buenos Aires, vigésima primera edición, 1945, pág. 54.
112
Vigotski, Lev. S. El desarrollo de los procesos psicológicos superiores, Editorial Crítica, Barcelona, 1979. Las ideas planteadas aquí sobre
este autor fueron discutidas, inicialmente, en un taller con los responsables de la Revista Pedagogía y Dialéctica, bajo la dirección de León Vallejo Osorio.
113
En el concepto Vigotskiano de "zona de desarrollo próximo", León
Vallejo Osorio desarrolla el concepto de "Zona Próxima de Aprendizaje"
(ZOPA), en su libro Innovación y Currículo, Pedagogías y Evaluación,
Lukas Editor, Primera edición, año 2000, pág. 97-102.
96
construcción del orden simbólico ligado a la “internalización” de la lengua, de los saberes, de la norma y demás códigos sociales existentes. A su turno, tales códigos se internalizan -se apropian- en los espacios de la cultura, donde se
constituyen los sujetos.
En este orden de ideas, el pensador ruso explica el proceso
de constitución del sujeto a partir de la “interiorización”, de
la “internalización”. Ésta no es simple proceso de comunicación, sino de “reconstrucción interna”. Se plantea, entonces, el problema no sólo de cómo el hombre (como sujeto
individual y colectivo) se apropia el pensamiento, el lenguaje, el discurso, sino también cómo construye conceptos, palabras, normas. Así, por ejemplo, el paso del pensamiento
concreto al pensamiento abstracto es posible por la mediación de pseudoconceptos.
En Pensamiento y lenguaje, Vigotski estudia las relaciones
entre el pensamiento y el lenguaje y se adentra en la formación de conceptos científicos en los niños. Inicia planteando
que “en el desarrollo del niño existe un período prelingüístico en el pensamiento y una fase pre-intelectual en el
lenguaje”. Afirma, a continuación, que el pensamiento y la
palabra se encuentran conectados por un vínculo primario, y
que tal conexión se origina, cambia y crece en el curso de su
evolución. Él resume su idea de la siguiente manera:
“la relación entre pensamiento y palabra no es un
hecho, sino un proceso, un continuo ir y venir del
pensamiento a la palabra y de la palabra al pensamiento... El pensamiento no se expresa simplemente
en palabras, sino que existe a través de ellas. Todo
pensamiento tiende a conectar una cosa con otra, a
establecer relaciones, se mueve, crece y se desarrolla, realiza una función, resuelve un problema. Este
fluir transcurre como un movimiento interior a través de una serie de planos. Un análisis de la interacción del pensamiento y la palabra debe comenzar
97
con la investigación de la diferentes fases y planos
que atraviesa un pensamiento antes de ser formulado en palabras”114.
El estudio que realizó Vigotski diferenció los dos planos en
el lenguaje: su aspecto interno (significativo y semántico) y
el externo y fonético que “aunque forman una verdadera unidad, tienen sus propias leyes de movimiento”. Respecto de
la apropiación del lenguaje por parte de los infantes, llegó a
la siguiente conclusión:
“Para adquirir el dominio del lenguaje externo, el
niño arranca de una palabra, luego conecta dos o
tres, un poco más tarde pasa de frases simples a
otras más complicadas, y finalmente a un lenguaje
coherente formado por una serie de oraciones; en
otras palabras, va de una fracción al todo. En lo
que respecta al significado, las primeras palabras
de un niño cumplen el papel de una oración completa. Desde el punto de vista semántico los niños parten de la totalidad de un complejo significativo, y
sólo más tarde comienzan a dominar las diferentes
unidades semánticas -los significados de las palabras- y a dividir su pensamiento anterior indiferenciado en esas unidades. Los aspectos externos y
semánticos del lenguaje se desarrollan en direcciones opuestas, uno va de lo particular a lo general,
de la palabra a la frase, y el otro de lo general a lo
particular, de la oración a la palabra... El pensamiento de un niño debido justamente a que surge
como un total borroso y amorfo debe expresarse con
una sola palabra. A medida que se torna más diferenciado se encuentra con más dificultades para ex-
114
Vygotsky, Pensamiento y lenguaje, cáp. VII: Pensamiento y palabra,
Ediciones Fausto, Buenos aires, pág. 166.
98
presarlo en palabras aisladas y construye un todo
compuesto”115.
Dicha construcción de conceptos, de palabras, se halla,
pues, ligada a la formación misma del pensamiento, del
entendimiento. El pensamiento existe a través de las palabras; a su turno, éstas le sirven para expresarse. Mas las
palabras -recordémoslo- no son los mismos conceptos; éstos se forman de la articulación de la palabra con su definición, sentido o significación en contextos específicos, referidos a campos asociados particulares. Nos cuenta Vigotski
que Tolstoi, en sus escritos sobre educación, afirma que
“los niños tienen dificultad para aprender una nueva palabra, no a causa de su pronunciación, sino del concepto al
cual se refieren. Cuando el concepto ha madurado, casi
siempre hay una palabra disponible”116. También, ya lo
había planteado Bachelard, en La formación del espíritu
científico: sólo se puede retener comprendiendo.
115
116
Ibid, pág. 166 y 167.
Vygotsky, Pensamiento y lenguaje, pág. 27.
99
III. IDEOLOGÍAS - FORMACIONES IDEOLÓGICAS
“La transformación de la ideología en sistema se
produce siempre como secuela de movimientos
de los hechos, porque la ideología es el reflejo
de un movimiento material. Las leyes aparecen
en la repetición en el curso de movimientos de
los hechos...”117
Mao Tsetung.
Asumimos aquí, también, la tesis según la cual la ideología
dominante es la ideología de la clase dominante118. Esto
implica reconocer la inexistencia de “la” ideología de una
sociedad de clase. Como también es inexistente “la” pedagogía o “la” cultura de tal formación social. La educación,
las ideologías, las pedagogías y las culturas, como articulaciones de las corrientes de pensamiento, existen en función
de las clases, de los intereses de clase, de la lucha de clases,
117
Mao Tsetung, La Construcción del Socialismo (Notas de lectura acerca del Manual de Economía Política de la Unión Soviética: 1960), Numeral 67, Editorial La Oveja Negra, Medellín, Agosto de 1975, pág. 154.
118
Marx, en La Ideología alemana expresa lo siguiente: "las ideas de la
clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en
otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la
sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. La clase
que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone
con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo
que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las
ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente. Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal
de las relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materiales
dominantes concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que hacen
de una determinada clase la clase dominante son también las que confieren el papel dominante a sus ideas... Por ejemplo, en una época y en un
país en que se disputan el poder la corona, la aristocracia y la burguesía,
en que, por tanto, se halla dividida la dominación, se impone como idea
dominante la doctrina de la división de poderes, proclamada ahora como
´ley eterna´...", pág. 50. Cid ediciones, México.
100
de las relaciones de dominación. Por ello se habla de la
ideología dominante. Pero existe la contraria, en lucha. Es
decir, “la” ideología, la educación, la escuela, también constituyen campos de lucha, escenarios antagónicos.
Hagamos las siguientes consideraciones para precisar nuestro sentido respecto de las ideologías:
De entrada, asumimos con Mao que la ideología es el reflejo119 de un movimiento real (no es la consciencia la que determina la vida, sino que es la vida la determinante de la
consciencia). Este movimiento está articulado a la práctica
económica, política y científica de la sociedad, al tiempo que
se articulan la práctica social y la práctica discursiva120. Así,
por ejemplo, al desconocer la realidad material objetiva externa al sujeto que piensa, el empirismo se apropia del discurso machista (de Ernest Mach121).
Asumimos que la ideología no es un mero sistema de opiniones122, sino la inserción de una práctica discursiva científica o no científica- en otras prácticas (las prácticas
sociales); la inserción de un discurso en otro. No es tampoco la ideología un mero saber, discurso o concepción, sino
119
Según la teoría materialista del reflejo, los pensamientos reflejan la
realidad objetiva, la cual es independiente de la consciencia. Como el
pensamiento se deriva de la realidad, si la interpretamos correctamente,
aprovechando sus contradicciones objetivas y el poder del hombre como
parte de dicha realidad objetiva, como elemento consciente de la clase en
lucha, es posible transformar dicha realidad. La teoría lenninista del reflejo supone el empleo del concepto de "correspondencia" cuando se trata
de la forma como nuestra consciencia refleja el mundo exterior. Para
Lenin, ambos términos, reflejo y correspondencia expresan lo mismo.
120
Lo discursivo como uno de los aspectos materiales de la materialidad
ideológica.
121
Ver la crítica a este autor empirista en este mismo libro, en el apartado
De los Objetos, del Capítulo sobre el discurso científico.
122
En este sentido, nos diferenciamos aquí del discurso althusseriano, el
cual opone la doxa (opinión, representación, ideología) a la episteme
(ciencia).
101
un saber hacer, es definir una actitud, es fijar una posición, un punto de vista, ligados a los intereses de clase.
Otro elemento para destacar es que la ideología interpreta no
el proceso real, sino la relación entre el individuo y el proceso real. En este sentido la ideología de la clase dominante en el sistema capitalista, por ejemplo- alude, elude y produce
una ilusión. Hace alusión al proceso real. Elude la explicación de la contradicción particular, de las determinaciones
reales. Se ilusiona en la comprensión del problema, del proceso real; ilusión referida a la relación entre un sujeto concreto y un sujeto absoluto, supuestamente garante de la libertad.
Siempre hay un sujeto de la ideología. Esta afirmación tiene
que ver con la ley de funcionamiento ideológico de los discursos: tanto la práctica científica como las otras prácticas
conllevan a la apropiación de clase.
Una ideología se corresponde con una corriente de pensamiento, con una filosofía, con una concepción -del hombre,
del mundo, de la sociedad, del conocimiento, de la realidad-,
con un punto de vista, con una posición referida a intereses
de clase, a la lucha de clases, a las relaciones sociales de
producción, a las relaciones políticas ligadas al poder, al
ejercicio de la dominación. En otros términos, las ideologías
son sistemas de representación de intereses de clase y de
ejercicio de la lucha de clases.
La ideología -decimos con Rancière123 -no sólo existe en los
discursos o en los sistemas de imágenes, signos, representaciones, símbolos, etc.; la ideología de una clase existe principalmente en instituciones: familia, Iglesias, escuelas, “medios masivos de comunicación”, Partidos, sindicatos, parlamento, tribunales, leyes, etc., en el aparato de estado como
aparato ideológico, donde libra confrontación ideológica.
123
Ver Ranciére J. Sobre la teoría de la ideología (La política de Althusser). Documento mimeografiado.
102
Así, por ejemplo, en el capitalismo, la educación (la escuela) califica la fuerza de trabajo al interior de la ideología
dominante. Esta se constituye, a su vez, en poder organizado en un conjunto de instituciones: sistema del saber, sistema
de la información, sistema de evaluación, sistema de “transmisión”, sistemas de control, en fin, sistemas de apropiación
de los conocimientos o de los efectos del conocimiento.
Reconocemos aquí, también, la existencia de una práctica
ideológica, una actuación consciente en el plano ideológico.
Es por ello que se habla de ideólogos “activos”, funcionarios
de la ideología o lo que Gramsci llamó “intelectuales orgánicos”124. Es decir, cada clase genera sus propios cuadros que
agencian líneas de pensamiento, corrientes ideológicas y que
nutren la práctica política concreta.
También con Rancière asumimos la no oposición entre ciencia e ideología, sino su articulación, su funcionamiento ideológico en tanto apropiación de clase de los saberes. Asumimos con él el sistema del saber como instrumento de clase:
“El saber es un sistema en el que los ´contenidos´
no pueden pensarse fuera de sus formas de apropiación (adquisición, transmisión, control, utilización).
Este sistema es el de la dominación ideológica de
una clase... En el saber se articula la apropiación de
clase de la ciencia y de la ideología de la clase dominante...
Lo que puede ser burgués o proletario no es la ciencia como tal; es la constitución de conocimientos
científicos en objetos de saber, el modo de apropiación social. No hay una ciencia burguesa y una
124
Ver a este respecto el cáp. I (Tentaciones postmodernas, especialmente, pág. 58 y 59), del libro Elementos para una Pedagogía Dialéctica, de
Betty Ciro et al, Lukas Editor, segunda edición, septiembre de 1997, Medellín. De manera especial, recomendamos, además, la lectura del texto
La formación de los intelectuales, de Gramsci.
103
ciencia proletaria: hay un saber burgués y un saber proletario...
La revolución socialista pasa por la lucha contra las
diversas formas de la ideología burguesa que se
perpetúan tras la toma del poder político: ideologías
tradicionales del individualismo o de la sumisión,
ideologías modernas de las competencias o de la
tecnicidad125.
Las ideologías se esfuerzan por responder a todas las cuestiones, a todos los problemas, a proponer concepciones del
mundo. Al mismo tiempo proponen maneras de vivir y de
conducirse, comportamientos y “valores”. No pueden separarse de la práctica: se insertan en ella como resultados y
como puntos de partida de acciones eficaces.
En fin, la ideología (como manera de vivir, de estar insertos
en las prácticas) es un sector muy importante en la lucha de
clases. En ella se lleva a cabo una lucha entre idealistas y
materialistas dialécticos, lucha que no es un asunto meramente teórico.
Las formaciones ideológicas
En La ideología alemana, Marx y Engels convocan a mantenerse siempre sobre el terreno histórico real y a explicar las
formaciones ideológicas sobre la base de la práctica material126. Y, en efecto, a reconocer la primacía de la práctica.
Marx, en el Prólogo a Contribuciones a la Crítica de la Economía Política nos relaciona la base económica con la superestructura y nos llama a ubicar las condiciones que generan
125
Rancière, Jacques, Sobre la teoría de la ideología (La Política de Althusser), documento mimeografiado.
126
Marx, Carlos y Federico Engels, La Ideología alemana, Ediciones
Cid, México, pág. 40.
104
las contradicciones y las luchas por su resolución.
aquí sus palabras y enunciados:
He
“... Al cambiar la base económica se revoluciona,
más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas
revoluciones, hay que distinguir siempre entre los
cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con
la exactitud propia de las Ciencias Naturales, y las
formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra, las formas ideológicas en
que los hombres adquieren consciencia de este conflicto y luchan por resolverlo...” (s.n.)127
Pêcheux hace la siguiente caracterización:
“Una formación ideológica es la caracterización de
un elemento susceptible de intervenir como una fuerza
confrontada a otras fuerzas en la coyuntura ideológica característica de una formación social en un momento dado... Las formaciones ideológicas contienen
necesariamente como uno de sus componentes una o
más formaciones discursivas interligadas que determinan lo que puede y debe ser dicho (articulado bajo
la forma de una arenga, de un discurso, de un panfleto, de un informe, de un programa, etc.), a partir de
una posición dada en una coyuntura”128
En lo que sigue, hemos de llamar formaciones ideológicas
de victoria a aquellas que contribuyen a mantener el poder
dominante y formaciones ideológicas de combate, a las que
apuntan a la resistencia y a la confrontación.
127
Marx, Prólogo a Contribuciones a la Crítica de la Economía Política,
pág. 518
128
Pêcheux, Hacia el análisis automático del discurso, págs. 233 y 234
105
De las primeras, hemos de referir su relación con formaciones discursivas: pragmatismo, liberalismo, corporativismo, religión, existencialismo, positivismo, conductismo, empirismo, racionalismo, apriorismo, esoterismo. De las segundas destacaremos aspectos de la esencia del materialismo
histórico y dialéctico.
106
A. El pragmatismo como ideología liberal burguesa
El pragmatismo (del griego pragma: práctica, hecho, acto,
acción, filosofía de la acción) surge en el siglo XIX y comienzos del XX, luego de la gran Revolución Industrial y la
Revolución Francesa. En este momento de la historia se
operaron cambios importantes en las concepciones del mundo, coincidentes con el auge científico, la elevación de la
autoridad de la filosofía marxista y el fortalecimiento del
movimiento obrero que empezó a deslindar claramente campos con la burguesía.
Como doctrina del significado y método de interpretar las
ideas en términos de sus consecuencias, el pragmatismo, en
tanto variante del idealismo subjetivo se halla asociado con
las doctrinas filosóficas del pluralismo, el individualismo, el
neutralismo, el indeterminismo, el teísmo y el supernaturalismo. Charles Peirce (1839-1914) y William James (18421910) se encuentran entre los fundadores de la filosofía
pragmática -también llamada “filosofía del negocio”-, siendo
Sócrates, Aristóteles, Berkeley, Hume, Ostwald, Mach129,
Pearson, entre otros, los antecedentes o fudamentos filosóficos. La exaltación de la experiencia y la corriente positivista
en general, constituyen la base del pragmatismo.
Según Charles Peirce, “para descubrir el significado de un
concepto intelectual se deben considerar qué consecuencias
129
Según el idealismo de Ernest Mach, por ejemplo, "la materia no es lo
primeramente dado, sino lo absolutamente estable e inmutable, la materia es la idea simbólica para un complejo relativamente estable de elementos sensibles". Para él la meta de la Física es la reproducción (representación) completa en el pensamiento de los hechos sensibles. "Las
leyes y fórmulas son sólo reguladores cuantitativos de mi representación
sensible. Ésta es el fin; aquellos, los medios". La posición de Mach,
pues, hace predominar la sensibilidad, en detrimento de la abstracción y
del pensamiento conceptual. Ver Análisis de las sensaciones, págs. 276,
279, 287 y 292.
107
prácticas podrían inferirse, probablemente por necesidad, de este concepto, y la suma de estas consecuencias
constituiría el significado total de este concepto”130. En
otros términos, para este autor, el significado de una proposición son sus consecuencias lógicas o físicas.
Para William James, “el método pragmático intenta interpretar cada noción, diseñando sus respectivas consecuencias
prácticas... si no puede diseñarse ninguna diferencia práctica de ninguna clase -entre dos alternativas- éstas significan
prácticamente una misma cosa y toda discusión es ociosa131.
Así, por ejemplo, “con arreglo a los principios pragmáticos,
si la hipótesis de Dios funciona satisfactoriamente en el sentido más amplio de la palabra, es verdadera”. Esta es, pues,
la consideración de la verdad como aquello que convenga en el proceso de conocer- a los intereses profundos, lo que
conviene a cierto modo de comportarse. También en la política se ubica el método pragmático en el hecho de lanzar
consignas vacías para irlas llenando de contenido en la medida en que se vaya conquistando una correlación de fuerza,
lo cual es, por lo menos, craso oportunismo.
Entre los ideólogos principales que desarrollaron posteriormente el pragmatismo y que ha influenciado notoriamente la
educación en Estados Unidos132, Latinoamérica y Europa,
figura John Dewey (1859-1952). Este pedagogo pragmático
estadounidense, defensor del llamado instrumentalismo y
padre de la teoría funcionalista, es de la idea que el régimen
social sólo se puede perfeccionar a través de la escuela y
mediante la educación de la joven generación, para lo cual
130
Citado por F.F. Korolev y V. E. Gmurman, en Fundamentos generales
de la pedagogía, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, pág. 269.
131
En Diciconario de Filosofía, de Dagobert D. Runes, pág. 300.
132
La pedagogía pragmática de esencia "socio política" floreció en Estados Unidos, de 1920 a 1930. Actualmente es uno de los componentes
determinantes de la fisonomía de la escuela moderna norteamericana.
108
propone nuevos programas y métodos de enseñanza133.
Desconoce, radicalmente, la necesidad objetiva de la lucha
de clases, al tiempo que declara una abierta hostilidad a los
movimientos revolucionarios y de liberación nacional.
Dewey sostiene la continuidad entre el mundo biológico y el
espiritual; para él, lo verdadero es lo útil. En El hombre y
sus problemas le asigna a la escuela el papel de ser “agente
esencial de distribucción de todos los valores y finalidades a
que un grupo tiende”. Según su pensamiento pedagógico:
1. La escuela debe organizarse de acuerdo con las necesidades productivas de la sociedad.
2. La educación es el método fundamental del progreso y
de la acción social.
3. El maestro debe trabajar sobre la base de la “ingeniería
social”: resolver conflictos, eliminar injusticias, superar
los prejuicios y hostilidades sociales, religiosas. Para lo
cual, obviamente, habría que instrumentar todo aquello
que permita la adaptación de los individuos a la escuela
y a la sociedad.
Mientras que a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX
la clase obrera lucha por el derecho a la instrucción, Dewey
impulsa un movimiento sociopedagógico por una “Nueva
Escuela” y una “Instrucción progresiva”, donde se amplíe la
participación de los alumnos en la vida escolar, donde se
atienda a los intereses de los niños y sus peculiaridades individuales, así como el empleo de los “métodos activos” en la
enseñanza; limita el sistema ético a la experiencia subjetiva
del individuo y asume la experiencia como criterio de valo133
Según Korolev y Gmurman " los importantes problemas pedagógicos
planteados por la vida, examinados en lo trabajos de Dewey, son resueltos por él sobre la base de la metodología idealista. Todo el sistema de
puntos de vista, tomado en su conjunto, constituye un intento de justificar
la política encaminada a privar a los niños del pueblo de una instrucción
integral", Op. cit., pág. 271.
109
ración de la conducta de los hombres; admite como único
criterio de moralidad la solución exitosa de dificultades en
cada situación dada y los logros de los ideales personales por
el individuo. Es decir, su teoría de la educación moral se
basa en la interpretación idealista de la experiencia.
Haciendo una valoración de los fundamentos, la práctica
pedagógica y los efectos del pragmatismo de Dewey, el texto
Fundamentos concluye de la “Instrucción progresiva” y la
“Nueva Escuela”:

Desprecio del trabajo teórico, de los conocimientos teóricos.

Excesivo utilitarismo en los programas;

Bajo nivel de la enseñanza, lo cual equivale a la “justificación de la política encaminada a privar a los niños del
pueblo de un instrucción integral”.

Mala “disciplina”.
Valdría la pena, a propósito de la pegagogía instrumental,
hacer un balance de lo que va siendo, en Colombia el desarrollo del “bachillerato laboral especial”, orientado en la Ley
General de Educación (Ley 115 de 1994) y su Decreto reglamentario 1860, del mismo año. En efecto, como en la
Constitución Nacional de 1991 el Estado dice garantizar sólamente la educación básica (hasta noveno, momento en que
se obtiene el bachiller básico), los estudiantes del sector
obrero-popular que optan por la modalidad del “bachillerato
laboral especial” se ven obligados a seguir -si acaso- tecnologías transversales que tan sólo conducen al manejo de
operaciones e instrumentos en correspondencia con los requerimientos del nuevo ciclo de acumulación de capital. De
paso -por el pensum que siguen, por ejemplo, en las “Escuelas de Artes y Oficios”, actualmente en experimentación- no
pueden acceder a carreras como Derecho, Economía, Medicina, Ingenierías, entre otras, quedando condenados a seguir
110
capacitándose como mano de obra súper-barata que contribuya a elevar las tasas de ganancia a los dueños del capital134.
Brameld135 propone un tema elegido cada año para la enseñanza media; a dicho tema se subordina todo el material de
estudio, pues él se opone a cursos sistemáticos de Física,
Química y Biología; todas las materias (Música, Biología,
Baile...) girarían en torno a un tema principal. Como podrá
deducirse, de esta base sólo podrán obtenerse conocimientos
superficiales.
Ya Lenin136 tuvo la oportunidad de alertar sobre el funcionamiento ideológico del pragmatismo. Si el conocimiento
sigue las exigencias de la acción; si la acción produce el conocimiento; si la ciencia es sólo un arte particular, una técnica adecuada para satisfacer ciertas exigencias; si una afirmación verdadera aparece como la receta para un artificio que
pueda tener éxito; si las ciencias son estructuras puramente
contingentes y fortuitas; si todo esto fuera así, habría que
concluir:

La bancarrota de la ciencia, como forma real del conocimiento, de la verdad;

La legitimidad de otros métodos que difieren en forma
considerable de los métodos del intelecto y la razón, por
ejemplo, el sentimiento místico.
134
La "Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo", también conocida
como la "Misión de los Sabios", había ya recomendado en el Informe
"Colombia al filo de la oportunidad", extender esta modalidad de bachillerato, así como fomentar la "Escuela Nueva" y los "Métodos Activos",
todo esto, no muy distantes del instruccionismo e instrumentalismo del
pragmatismo al que nos estamos refiriendo.
135
Citado en Fundamentos Generales de la Pedagogía, pág. 278.
136
Lenin, Vladimir Ilich. Cuadernos Filosóficos, Ediciones Pepe (tomado
de Editorial Ayuso), Medellín, págs. 396, 397, 398.
111
Añade el dirigente proletario cómo el ejército pragmatista, frente a la experiencia científica, se apresura a rehabilitar
la experiencia moral, la experiencia metafísica137 y, en particular, la experiencia religiosa. Es decir que, aparte de restablecer la religión, el pragmatismo promete restablecer la
metafísica. Así, concluye Lenin:
“La actitud pragmatista... tiene como consecuencia la
rehabilitación de anticuadas formas directrices del
pensamiento humano, que desde mediados del siglo
XVIII fueron desplazadas por el positivismo científico: la religión, la metafísica, el dogmatismo moral, es
decir, en lo fundamental, el autoritarismo social. Por
eso es uno de los dos polos entre los cuales oscila todo el pensamiento contemporáneo, toda la filosofía
contemporánea. Es el polo de la reacción dogmática,
del espíritu de autoridad en todas sus formas. Esta
actitud resulta tanto o más peligrosa cuanto que al
principio se la presenta -y también por sus más grandes adherentes- como la más audaz y última rebelión
del espíritu libre, una rebelión contra la única barrera que aún queda y que hasta ahora sirvió como palanca para derribar todas las demás: la ciencia y la
verdad científica”.138
Para finalizar este apartado sobre el Pragmatismo como ideología liberal -burguesa, permítasenos hacer algunas consideraciones acerca de uno de los principales exponentes de esta
corriente de pensamiento y que ha influenciado notoriamente
a la intelectualidad burguesa estadounidense y europea: Richard Rorty. En especial, hemos de referirnos a su escrito
137
A este respecto, Jorge Gantiva, en su reciente texto El fin del corporativismo, se refiere en los siguientes términos: "Estos tiempos de opacamiento del pensar y del imperio del cinismo y del pragmatismo han alentado las formas del irracionalismo, el esoterismo, el nihilismo y han cosificado la ´era del vacío´ ". Ediciones Unidad Democrática, primera edición, septiembre de 1999, Santa fé de Bogotá, pág. 26.
138
Lenin, Op. cit., pág. 398.
112
Los intelectuales y el socialismo, el cual hace parte de un
libro en el que también aparecen los siguientes Capítulos:
Trotsky y las orquídeas silvestres, Movimientos y campañas,
Una visión pragmatista de la racionalidad y la diferencia
cultural y La justicia como lealtad ampliada.
Del autor norteamericano resaltamos las siguientes tesis gruesas allí expuestas:
1. El socialismo fracasó; a la Revolución Burguesa no seguirá la Revolución Proletaria; no es posible un nuevo
hombre socialista.
2. El capitalismo es necesario para asegurar -a través de
impuestos- la oferta de bienes y servicios; más que ser
causante de miseria, “el capitalismo es la forma de financiar la producción industrial y la innovación tecnológica”.
3. Lo mejor a que puede llegar la humanidad es “el capitalismo de bienestar con rostro humano” (incluído el capital privado), y su correspondiente “Estado de bienestar
democrático - burgués”.
4. La única alternativa política en las “democracias industrializadas” es el “reformismo pequeño - burgués”.
5. Las Revoluciones -contra la oligarquía- en el “tercer
mundo” no podrán producir mejores instituciones que las
desarrolladas en las “democracias industrializadas”.
6. No es necesaria una base teórica para la acción política.
7. Los intelectuales son irrelevantes para el destino de la
humanidad; su función no es criticar radicalmente las
instituciones, sino hacer sólo críticas reformistas; deben
interesarse menos en la Filosofía y más en las reformas
legislativas; menos en las políticas académicas y más en
la política electoral; menos en la crítica ideológica y más
en la formulación de “escenarios para el cambio”.
113
8. Hay que ser más experimentales: Se necesitan más
“reformas experimentales”, basadas en pruebas y errores,
en la estrategia de “un paso adelante y dos atrás”.
9. Del marxismo sólo se deben “rescatar” algunas frases y
revivirlas como sugerencias; por ejemplo, hablar del
“ejército de reserva industrial” puede servir para saber
cómo reducir el desempleo estructural; hablar del Estado
como “comité ejecutivo de la burguesía” puede servir para saber de qué manera los “empobrecidos” podrían obtener puesto en dicho comité.
10. Marx se equivocó y Lenin fue un “gángster despiadado,
sólo diferenciable de Trotsky y Stalin por sus barbas y bigotes”; la imagen de Lenin es el “recuerdo de una pesadilla comparable a la imagen de Hitler y Mussolini”.
Consecuente con estos planteamientos reaccionarios, Rorty
exhorta a dejar de usar el vocabulario marxista; a no hablar
más de “socialismo”, de “división de la sociedad en clases”,
de “mercantilización del trabajo”, de “clase obrera”, de “cultura burguesa”, de “ideología burguesa”, de “abolición de la
propiedad privada”, de “nacionalización de los medios de
producción”, de “economía capitalista”, de “alienación”, de
“modos de vida burgueses”, de “ideología”, de “mistificación”. En vez de estas categorías del materialismo histórico y
dialéctico, el ideólogo de la reacción burguesa e imperialista
norteamericana, sugiere hablar de “sociedad mejor, con menos desigualdades”, de “avaricia”, “egoísmo”, “amor”, “simpatía”, “gasto diferencial por alumno”, “acceso diferencial al
cuidado de la salud”, etc. Por ello mismo, Rorty, en el siguiente artículo de su libro convoca a cambiar los movimientos por las campañas y a cambiar a Marx (y a Hegel y a Kant)
por los empiristas, pragmáticos y utilitaristas Bacon, Hume y
Mill. El pensamiento dialéctico no podría caber en la mente
114
estrecha de los metafísicos que niegan y (o) manosean la
realidad.
Refirámonos ahora a lo que pensamos de las tesis de Rorty
arriba relacionadas:
Sólo para los idealistas y metafísicos la historia se desarrolla
en forma lineal. A pesar de que las revoluciones proletarias
de Octubre en Rusia y en China hayan sufrido procesos de
restauración capitalista -admitimos dichas derrotas temporales-, ello no indica la imposibilidad de una sociedad sin explotación ni opresión. Por el contrario, el hecho de que allí se
hayan iniciado y mantenido durante varias décadas, procesos
de construcción socialista -aunque luego hayan tenido reveses- lo que indica es la posibilidad real de sociedades distintas al capitalismo putrefacto. Señor Rorty, muy a pesar suyo
la historia se desenvuelve en espiral.
No es extraño que el pragmatismo pretenda evadir la realidad
histórica de lo que ha sido el capitalismo como sistema basado en la extorsión de la fuerza de trabajo -en la plusvalía- y
en las profundas contradicciones entre el trabajo asalariado y
el capital, dado el carácter social de la producción y su apropiación privada. ¿Para qué enceguecerse ante el baño de sangre obrera que ha costado la imposición de relaciones capitalistas de producción a lo largo y ancho del planeta? También
la tecnología -la composición orgánica del capital, como la
denomina Marx- lleva implícitas unas relaciones de producción, acordes con el sistema que las genera.
La historia no se desarrolla para atrás. El capitalismo de estado inversionista keynesiano, correspondiente al ciclo de
acumulación del capital que precedió al actual ciclo conocido
como “neoliberalismo” hace rato entró, también, en crisis.
Por más que se maquille el capitalismo, sigue siendo violento; las guerras mundiales de rapiña -el fascismo como forma
especial del imperialismo- han demostrado que el sistema
capitalista, incluída su fase superior (el imperialismo o pre-
115
dominio de los monopolios, del capital financiero) no deja
dudas del carácter voraz de la esclavitud asalariada. De ahí
que la panacea que propone Rorty es más de lo mismo en
contra de los pueblos oprimidos del mundo entero.
Precisamente, en tiempos de crisis del capitalismo, del imperialismo, las clases en el poder echan mano del reformismo
pequeño burgués como forma de salvar al capital.
El ideólogo del pragmatismo norteamericano pretende vender
la idea de que los pueblos del mundo renuncien a las revoluciones antiimperialistas con el falaz argumento de la presunta
superioridad de las instituciones burguesas en países como
Estados Unidos, de donde han salido los planes para masacrar
poblaciones enteras: las bananeras (Ciénaga, Magdalena:
1928, Nagasaki, Hiroshima, Vietnam, Granada, Irak, etc.).
Rorty pretende salirle al paso a un postulado fundamental del
leninismo: “sin teoría revolucionaria no puede haber práctica revolucionaria”. Es explicable el desprecio del pragmatismo norteamericano respecto a la teoría; recordemos uno
de sus axiomas: lo verdadero es lo útil, lo rentable.
Los intelectuales no existen en abstracto; con Gramsci asumimos que las clases explotadoras, opresoras, tienen sus propios ideólogos, sus propios intelectuales, ya para el manejo
de las finanzas, de los códigos, de la enseñanza, de los “medios masivos de comunicación”, etc. También el proletariado, como clase, forja sus propios ideólogos, los intelectuales
a su servicio; y no sólo de manera individual; también en lo
colectivo, por ejemplo, a través de las organizaciones partidarias.
Más que experimentaciones con las alternativas sociales -en
el pensamiento de Rorty reducidas a las “campañas”- los
pueblos requieren aprender del pasado, aprender de la historia
y con base en sus necesidades y más altos intereses construir,
al calor de sus luchas, el mundo que se merecen, donde sean
116
dignas la vida, donde se satisfagan las necesidades básicas
y se desarrollen las potencialidades individuales y colectivas.
Lo que sugiere Rorty es precisamente lo que ha hecho la burguesía desde el siglo XIX: utilizar a su amaño las producciones marxistas; mutilar el pensamiento de Marx; a falta de
argumentos, descargar toda la bazofia burguesa contra los
pensamientos más elevados de la humanidad. Las burguesías
de todo el mundo, el imperialismo, desesperadamente, cada
que hay crisis -por las caídas tendenciales de las tasas de ganancias- acuden a las contratendencias: elevación del grado
de explotación del trabajo, reducción del salario por debajo
de su valor, abaratamiento de los elementos del capital constante (maquinaria, tecnología), la sobrepoblación relativa, el
comercio exterior (apertura económica), el aumento del capital accionario. Explicar las crisis de esta manera -tal como lo
hiciera Marx en El Capital139- es a lo que Rorty le escurre el
bulto. Para no tergiversar a Marx, al menos hay que reconocer que la médula de su teoría apunta a explicar la ley del
valor: la plusvalía, las relaciones de explotación que genera
el capitalismo cada segundo, cada minuto; y además la indispensabilidad de la dictadura del proletariado como forma
histórica para transformar las relaciones de producción (de
explotación) capitalistas y como forma de transición hacia la
sociedad sin clases (sin explotación ni opresión): el comunismo.
¡Qué mal está representada en usted, señor Rorty, la intelectualidad burguesa norteamericana! ¡Tener que acudir a desdibujar la imagen de figuras tan apreciadas por el proletariado
mundial, tales como Marx y Lenin! ¡Qué exabrupto equiparar a Lenin con Hitler y Mussolini! ¡Qué lástima que usted
falsee así la historia! ¡Que su Dios, el capitalismo, lo perdone!
139
Marx, Karl. El Capital (libro tercero, pág. 297).
117
Y frente al vocabulario que pretende usted barrer de la
historia para disfrazar la realidad, para maquillar el capitalismo, ¡he ahí lo peor de su metafísica! A cada cosa hay que
llamarla por su nombre. ¡Los derechistas disfrazados siguen
siendo derechistas!
B. El liberalismo como ideología de la burguesía
En su lucha contra el feudalismo la burguesía empleó el iusnaturalismo como arma ideológica. Esta nueva clase dominante necesitó -cuando a pesar de detentar el poder económico, aún no detentaba el poder político- de un tipo de representación a nivel jurídico, asociada a la “libertad”, la “igualdad”
y la “fraternidad”, jalonados en su momento por aliados del
proletariado (el ala izquierda de la burguesía, constituída por
Robespierre y los jacobinos).
El iusnaturalismo, como “derecho natural” supone el contrato o pacto social entre los individuos. La fundamentación
filosófica de esta ideología está ligada a pensadores como T.
Hobbes (1588-1679), J. Locke (1632-1714) y J. J. Rousseau
(1712-1778). El liberalismo, como ideología de la burguesía,
reconoce como sujeto económico (persona, personería jurídica) a quien pueda comprar y vender, a quien pueda negociar.
Así mismo, el liberalismo asume como un bien ideal la libertad de precios del mercado. Entendida acá la libertad como
sometimiento a la ley y el Estado como garante de derechos y
libertades. Para esta ideología de victoria de la burguesía en
el poder el estado es neutro, mediador.
Cuando la burguesía asumió como máximas “la libertad” y
“el orden”, sus ideólogos -desde el positivismo y el utilitarismo-: J. Bentham (1748-1832), B. Constant (1777- 1830),
A. Comte (1798-1877), plantearon la solidaridad interclasista, los pactos sociales entre las clases -no tanto entre los indi-
118
viduos-. En su libro Un traje “neo” para el soberano
liberal, León Vallejo Osorio140 recuerda las tesis esenciales o
tres defensas que hace el pensamiento liberal burgués: primera, la defensa del sujeto económico; segunda, la defensa del
mercado donde ese sujeto hace el ejercicio; y tercera, la defensa del Estado que garantiza la libertad de ese sujeto, en ese
espacio.
Como ideología del pacto social, el iusnaturalismo, el pensamiento liberal burgués asume, pues, el individualismo como axioma y el “derecho natural” como fundamentación,
como concepción según la cual “todos los hombres son iguales y libres” (democracia formal, en abstracto) pueden hacer
ejercicio de sus “derechos naturales” de pensamiento, expresión, propiedad. A este pensamiento liberal burgués predominante corresponde el concepto de “sociedad civil” como
“espacio macro de la dinámica de grupos desplegados en el
mercado y regulado por leyes”.
En resumen, caracterizamos el liberalismo por la predominancia de la “democracia” parlamentaria y el acceso al poder
de la burguesía en lo político y social; por la libre empresa,
el libre cambio, la libre competencia, propios del capitalismo
industrial, en lo económico; por las libertades de pensamiento y culto, en lo cultural; por el individualismo en lo moral
y por la afirmación de las nacionalidades en lo internacional.
140
Vallejo Osorio, León. Un traje "neo" para el soberano liberal, Lukas
Editor, Medellín, Primera Edición, 1999, pág. 93.
119
El “liberalismo político” de Rawls como componente de
la ideología liberal burguesa dominante en la actualidad
En la Conferencia I: “Ideas Fundamentales”141, John Rawls
expone lo que entiende por “liberalismo político” y el “ideal
de la democracia constitucional”. Parte de expresar su concepción de la justicia política. Para lo cual expone sus tres
ideas fundamentales:

La concepción de la sociedad como “un sistema justo de
cooperación social a través del tiempo”;

La concepción política de la persona como “libre e
igual”;

La concepción de una sociedad “bien ordenada”.
La presentación que hace Rawls de la justicia como “imparcialidad” (fundamento de un acuerdo político razonado) se
basa en dos ideas:

La concepción de la “estructura básica” (cuyo sujeto
específico son las “principales instituciones políticas, sociales y económicas de una sociedad... que encajan en un
sistema unificado de cooperación social, de una generación a la siguiente y que son el objeto primario de la justicia”), y

La concepción de la “posición original” (como recurso
de representación: los representantes de ciudadanos libres e iguales habrán de especificar los términos de la
cooperación social en el caso de la estructura básica de la
sociedad).
La sociedad “bien ordenada” la entiende como un “mundo
social posible”, explicado con las ideas de un “consenso
141
Rawls, John. El liberalismo político. Editorial Fondo de Cultura Económico.
120
traslapado” (“manera de debilitar las condiciones que
hacen razonable la desobediencia civil en una sociedad democrática casi justa”) y de una “doctrina comprensiva razonable” (“pluralismo razonable”), base de la “sociedad democrática”.
Así mismo, el autor de Liberalismo político explica la naturaleza de la “unidad social” mediante un “consenso traslapado estable de doctrinas comprensibles razonables”.
En este orden de ideas manifiesta Rawls las tres condiciones
suficientes para que la sociedad sea un “sistema justo y estable de cooperación entre ciudadanos libres e iguales que
están profundamente divididos por las doctrinas comprensivas razonables que profesan”:

Que la estructura básica de la sociedad esté regulada por
una concepción política de la justicia, fundamentada en
el principio de la tolerancia y cuyo objeto primordial es
la estructura básica de la sociedad.

Que esta concepción política sea el foco de un consenso
traslapado de doctrinas comprensivas razonables.

Que la discusión pública, cuando estén en juego cuestiones constitucionales esenciales y de justicia básica, se
lleve a cabo en términos de la concepción política de la
justicia.
Aquí conviene recordar cómo concibe Rawls la persona y la
sociedad:
Persona: alguien que puede ser un ciudadano o integrante
normal y cooperador de la sociedad durante toda una vida, en
el sentido de cumplir las reglas de sus instituciones básicas, a
las que consideran justas.
Sociedad: sistema justo de cooperación; entidad que existe
a perpetuidad: se genera y se reproduce a sí misma y a su
121
cultura e instituciones a través de sucesivas generaciones,
y no se puede esperar que sus asuntos tengan fin.
¿Y cómo sustenta que los ciudadanos son personas tan libres
como iguales? Gracias a sus dos poderes morales (la capacidad de tener un sentido de la justicia y de adoptar una concepción del bien) y de los poderes de la razón (de juicio, de
pensamiento, y la capacidad de inferencia relacionada con
estos poderes).
Finalmente, bueno es resaltar el planteamiento de Rawls en
el sentido de que el liberalismo político aborda las docrinas
profesadas por los ciudadanos razonables no como “simples”
consecuencias de los intereses personales o de clase, sino
como parte de la labor de la razón práctica libre, dentro del
marco de instituciones libres.
Crítica a los fundamentos del “liberalismo
político” de Rawls
Hasta aquí hemos resumido las principales “Ideas Fundamentales” expuestas en la Conferencia I. En lo que sigue
intentaremos expresar críticamente lo que pensamos de tales
Ideas. Enfatizaremos los siguientes puntos:
1. El autor evade analizar la formación social, la sociedad,
como es en la realidad, atravesada por un conjunto de
contradicciones (explotación, opresión, dominación, luchas, resistencias) que son las que, en últimas, determinan el desenvolvimiento de los sujetos individuales y colectivos. (Las contradicciones sociales son reales; existen no meramente en las cabezas de los sujetos, en la razón, en la diversidad de “doctrinas comprensivas”; existen en la cotidiana realidad de la lucha de clases).
2. Por la gran falencia indicada en el punto anterior, nociones como “libertad”, “igualdad”, “justicia”, “orden”,
“democracia”, “tolerancia”, “estabilidad”, “bien”, “razón”, constituyen abstracciones que encubren la realidad
122
social concreta fundamentada en los antagonismos, en
las contradicciones de clase.
3. En la fundamentación filosófica de Rawls podemos ubicar las ideas de contrato social de los pensadores liberalburgueses Tomas Hobbes y Juan Jacobo Rousseau, entre
otros.
4. Así mismo, en las actuales Ideas funamentales del autor
de El liberalismo político, podemos ubicar la base filosófica de Kant en el sentido de la teoría del equilibrio, de la
reivindicación de la unidad de los contrarios, mas no se
su lucha. Es el paso de la etapa del enfrentamiento de intereses opuestos a una coexistencia o tolerancia de tales
intereses contrarios, hasta alcanzar el grado de participación y colaboración: concurrencia en lo común sin renunciar a los propios intereses.
5. Como un resultado de esta fundamentación indicada,
Rawls centra su planteamiento en la ideas del pacto social, al concebir la sociedad como “sistema justo de
cooperación social”.
6. La idea de “persona” sustentada por el autor está presa de
la concepción iusnaturalista, formal, burguesa, idealista,
como si realmente existiera un funcionamiento “natural”
de la sociedad.
7. La idea del “consenso traslapado” apunta a desconocer
la contradicción, la lucha, como motores de la sociedad,
del progreso.
8. Bajo el concepto de “estructuras básicas” de la sociedad
(instituciones políticas, económicas, sociales) que
“cooperan de generación en generación”, se reduce el
problema a un estructural funcionalismo corporativo,
profacista. Es la vieja pretensión burguesa, imperialista,
de fusionar los intereses del capital y del trabajo, negando la lucha de clases.
123
9. De igual modo, podemos ubicar la idea que el autor
tiene de persona como “ciudadano normal que cumple
reglas de sus instituciones básicas”, en el espíritu kantiano de la autonomía como capacidad de introyectar las
normas, la ley, en oposición a la heteronomía.
10. Siguiendo a Kant, para Rawls el hombre es un ser libre
en cuanto ser racional. A esta idea abstracta de libertad,
oponemos la idea materialista según la cual el linde de la
libertad del hombre es la consciencia de sus necesidades
y la posibilidad material de satisfacerlas.
11. En este orden de ideas, también es abstracta la idea de
“sociedad democrática”. “La” democracia, sin apellido,
no existe. En sociedades como la colombiana hay, por
ejemplo, democracia, pero es una democracia burguesa.
Y ésta es, efectivamente, democracia para las clases dominantes, pero dictadura contra el pueblo. Es decir, “la”
democracia en general es inexistente. Existe hoy en día,
en la práctica, democracia burguesa, y existe la posibilidad de construir, por medio de la lucha, la democracia
proletaria (dictadura del proletariado). Así mismo ocurre
con categorías tales como “Estado”, “Justicia”, “Orden”, etc.: tienen -en las sociedades divididas en clases-,
un sello de clase, referentes a una ideología de clase.
12. Nos oponemos, pues, a diluir en el análisis a los sujetos
individuales y colectivos en grupos empíricamente considerados, deslindados de sus intereses de clase, en instituciones aparentemente neutrales cuyos integrantes simplemente “cooperan”, en conjuntos de instituciones
(“estructuras básicas”) aparentemente en simple
“cooperación”, desligado de los intereses y las luchas de
clase.
El “liberalismo político”, los “derechos humanos” y la
institución escolar.
124
De las Ideas fundamentales expuestas en la Conferencia I,
así como de la crítica que venimos haciendo de los fundamentos filosóficos y políticos avalados por Rawls, se derivan
unas políticas opuestas, marcadas según los intereses de clases que se asuman.
En una posición materialista dialéctica no caben abstracciones como los derechos humanos en general. El hombre, repitámoslo, existe en tanto sujeto perteneciente a una clase
social, con marcados intereses económicos, políticos, ideológicos. La defensa de los derechos humanos, en general, es
una consigna ajena a la ideología del proletariado.
Ser consecuente en la defensa de la propiedad privada -uno
de los principales derechos humanos- implica defender la
causa esencial de la explotación, de la acumulación privada.
La propiedad -en especial la gran propiedad de las tierras, las
minas, las fábricas, los bancos, los medios de produccióngenera los antagonismos entre los individuos, entre las clases. He ahí el riesgo de la defensa, en general, de los derechos humanos.
Así mismo, la defensa de la vida en general, renuncia a ver
el mundo, la sociedad, en términos de los intereses clasistas.
Para el pueblo, para los oprimidos, ¿tiene el mismo valor la
vida del explotador, del verdugo, a la vida del obrero, del
desempleado, de los nada que perder? Preferimos, pues,
desde una perspectiva no abstracta ni ambigua reivindicar los
derechos de los pueblos.
Y para terminar, somos del criterio de considerar la institución escolar como no neutral, como un espacio donde también se desarrolla la lucha de clases, siendo la lucha ideológica una de sus principales formas de expresión. Nos reafirmamos en que dentro del capitalismo ninguna institución
es ingenua ni neutral; todas (familia, partidos, fábricas, iglesias, universidades, “medios masivos de comunicación”,
125
etc.) tienen su sello de clase; están articuladas al poder;
sirven para el ejercicio de determinada forma de dominación.
El sujeto que va a la institución escolar, el sujeto que “enseña”, quiéralo o no, sea consciente de ello o no, expresa puntos de vista, está definido por intereses concretos de clase.
Es decir, más que al espacio escolar, el sujeto de la educación le pertenece a la clase social desde la cual despliega sus
intereses. No olvidemos que en el mundo capitalista, la
educación, ella misma, es asumida como una mercancía,
sometida a la ley del valor, de la ganancia, de la explotación.
El hombre que estudia, que trabaja, que desea, que tiene necesidades, es, pues, definido como un sujeto de clase, más
que como una entidad abstracta o meramente “natural”.
La realidad social, de este modo considerada, nuestra realidad social, con sus antagonismos y sus confrontaciones, se
desarrolla por sus contradicciones internas. No es el acuerdo, el consenso o el pacto entre los hombres empírica y desinteresadamente considerados lo que mueve a la humanidad
a su progreso y desarrollo,sino sus luchas por la construcción
de una sociedad libre de explotación. La humanidad (o una
parte de ella) no puede estar condenada de por vida, a perpetuidad -como lo quisiera Rawls- a la barbarie capitalista. Los
pueblos tienen derecho a la resistencia, a la emancipación, a
la liberación. A pesar de los intentos conscientes que desde
las más variadas propuestas corporativas se hacen para atajar
o prevenir la lucha de clases, la historia avanza, los pueblos
aprenden de sus luchas y la verdadera justicia social se impondrá cuando de la faz de la tierra, los nada que perder,
excepto sus cadenas, barran todo signo de opresión y de
explotación.
La Escuela de Francfort: del liberalismo al pensamiento
social-demócrata.
126
Agrupados en torno al filósofo Max Horkheimer, a fines
de los años 20 en Francfort, varios psicólogos, psicoanalistas, sociólogos, juristas, economistas, teóricos de la literatura
y el arte, historiadores y politólogos fundaron el “Instituto
para la investigación social” (“Institut fuer sozialforschung”)142. Desde allí se propusieron estudiar la economía capitalista, la historia del movimiento obrero (criticaron
la práctica de los partidos obreros alemanes de la época: el
comunista y el social-demócrata). Modificaron el método
marxista de interpretación de la historia al tomar instrumentos teóricos de la filosofía de la cultura, la ética, la psicología
y la “psicología de las produndidades”: su proyecto fue unir
a Marx y a Freud.
Wilhelm Reich desarrolló sus ensayos sobre la psicología de
masas del fascismo, los cuales constituyen “el primer enfoque freudo-marxista de los mecanismos de la gestión simbólica en un régimen autoritario”143. Leo Löwenthal, historiador de la literatura y analista de la “cultura de masas” llegó a
ser responsable del sector “Evaluación de los problemas de
radio” del International Broad Casting Service, vinculado
con el departamento de Estado de la USA y con estudios
sobre la Voice of America en el período de la “guerra fría”.
Previo a la Segunda Guerra Mundial, la Fundación Rockefeller financió un proyecto de investigación sobre los efectos
culturales de los programas musicales de la radio, en el marco de la Princeton Office of Radio Research, una de las
primeras instituciones que analizan los medios de comunicación. Lazarsfeld y Theodor Adorno (1903-1969) se propusieron “desarrollar una convergencia entre la teoría europea y
el empirismo norteamericano”, a la espera de “revitalizar” la
142
Con la llegada de Hitler al poder, el Instituto emigró a Ginebra, luego a
París y, finalmente, a New York.
143
Mattelart, Armand y Michéle Mattelart, Historia de las teorías de la
comunicación. Editorial Paidós. Barcelona, 1997, pág. 52.
127
“investigación administrativa con la “ investigación crítica”. Este proyecto quedó trunco144.
Adorno y Horkheimer crearon el concepto de “industria cultural”. Ilustra Mattelart de qué manera ellos analizan la producción industrial de los bienes culturales como movimiento
global de producción de la cultura como mercancía. Los
productos culturales, las películas, los programas radiofónicos, las revistas “manifiestan la misma racionalidad técnica,
el mismo esquema de organización y planificación por parte
del management (serialización, estandarización-división del
trabajo) que la fabricación de coches en serie o los proyectos
de urbanismo”145. Dichos teóricos llegan a afirmar que en los
comienzos de la postguerra “la racionalidad técnica es la
racionalidad de la propia dominación”. Así mismo, afirman
que el terreno en el que la técnica adquiere su poder sobre la
sociedad es el terreno de los que la dominan económicamente. Es decir, para ellos, la “racionalidad técnica” es el “carácter coercitivo” de la sociedad “alienada”.
Herbert Marcuse (1898-1979), por su parte, influyó notoriamente en la lucha ideológica de los años 60. En El hombre
unidimensional cuestionó la cultura y la civilización burguesas, al mismo tiempo que las formaciones históricas de la
clase obrera. Según él, la “sociedad unidimensional” llegó a
anular el espacio del pensamiento crítico. Según Mattelart,
entre La dialéctica de la razón (obra de Adorno y Horkheimer) y El hombre unidimensional de Marcuse “se manifiesta
la profunda coherencia de una escuela pensamiento que critica un mundo en el que la instrumentalización de las cosas
acaba siendo la de los individuos”146.
144
Ibidem, pág. 53
Ibidem, pág. 54.
146
Ver el capítulo Industria cultural, ideología y poder , en la Op, cit. de
Mattelart, pág. 57.
145
128
Marcuse, quien se empleó en el departamento político de
la OSS (Office of Strategic Services) u oficina de inteligencia del ejército norteamericano (en el programa de “desnazificación”)147 atribuye al socialismo unos “fundamentos biológicos”. Habermas le recuerda al también autor de El hombre unidimensional cómo en La permanencia del arte sustenta que “la imbricación de dicha y desdicha, eros y thanatos, no puede ser resuelta en la problemática de la lucha de
clases”148, pues “la historia posee un piso natural”. En efecto
Marcuse, apoyado en conceptos freudianos, llegó a concebir
un “nuevo hombre” mediante
“una transformación en la estructura instintiva según
la cual energía destructiva se pone cada vez más y
más al servicio de la energía erótica, hasta que la
cantidad se transforma en cualidad y las relaciones
entre los hombres, y de ellos hacia la naturaleza se
pacifican y se abren a la felicidad”149
Así mismo, en Conversaciones, Habermas destaca cómo en
la obra Eros y Civilización, Marcuse contrapone la lógica del
dominio a la lógica de la enajenación o lo que Max Weber
denomina “razón instrumental”.
Foucault, a su turno, en el texto ¿Qué es la ilustración?
equipara las prácticas políticas con las prácticas científicas
en el sentido de que en ambas no es la “razón en general” lo
147
Conversaciones con Herbert Marcuse, Habermas , Lubasz y otros, En
la Revista Colombiana de Filosofía Ideas y Valores, Universidad Nacional, Bogotá, 1980, pág. 33.
148
Ibid, pág. 36.
149
Ibid, pág. 38.
129
que se aplica, sino un tipo de racionalidad muy específico
cada vez150.
Reconoce en las preguntas “¿Qué es la Aufklärung (la ilustración)” y “¿Qué hacer con la voluntad de revolución?” la
definición del “campo de integración filosófica que apunta a
lo que somos en nuestra actualidad”151.
El investigador “histórico crítico” y arqueólogo de las ciencias humanas y de la microfísica del poder se identifica con
dichas ontologías del “nosotros mismos” y de la actualidad,
así como con el “pensamiento crítico, la forma de reflexión,
de filosofía que viene de Hegel, Nietzsche y Max Weber y
que llega hasta la Escuela de Francfort. Foucault, en fin, se
considera “el fundador de toda una forma de reflexión filosófica concerniente al “modo de relación reflexiva con el presente”.
En este orden de ideas, y a diferencia de Marcuse, quien
arraigó la razón en los instintos, Jürgen Habermas sostiene
que la razón se afirma en el lenguaje, que el principio de la
no violenta intersubjetividad de la comprensión (el principio
del lenguaje) está asociado al principio de un acuerdo razonable como propio de la democracia cuando se encarna políticamente.
Jürgen Habermas (1929) elabora su propia teoría de la “racionalidad técnica” en La técnica y la ciencia como ideología (1968). Dado que para Marcuse, Adorno y Horkheimer
“todo el potencial emancipador de la ciencia y de la técnica
se dedica a beneficiar la reproducción del sistema de dominación y de sentimiento”152, Habermas reivindica la “restau-
150
Foucault, Michel, ¿Qué es la ilustración?, Alción Editora, Argentina,
1996, pág. 44.
151
Ibid, pág. 81.
152
Ver capítulo Industria cultural, ideología y poder , Mattelart, Op. cit.,
pág. 50
130
ración de las formas de comunicación en un espacio público ampliado al conjunto de sociedad”.
C. El corporativismo como ideología al servicio de la explotación153
Al finalizar la segunda guerra mundial fue derrotado militarmente el imperialismo alemán. Sin embargo, lo que no
fue derrotado fue la base ideológica del Nazi-fascismo, esto
es, el corporativismo. Aún hoy esta ideología, la del pacto
social, se halla omnipresente como componente del sistema
capitalista y sus formas de dominación mundial.
El corporativismo asume como fundamentación filosófica la
teoría del equilibrio, reconociendo sólo un aspecto de la contradicción: la unidad de los contrarios, mas no su lucha. En
lo político reivindica la conciliación de clases, la concertación de intereses. En lo organizativo defiende los tripartitos
o instancias de “convergencia” del estado, los empresarios y
los trabajadores. Ubiquemos varios momentos importantes
en su desenvolvimiento.
En la democracia corporativa medieval confluían patronos,
trabajadores y aprendices al interior de los talleres artesanales. J. Altussio (siglo XVI), quien desarrolló la concepción
iusnaturalista (del hombre y sus derechos jurídico-naturales),
y a quien se le atribuye una concepción corporativa original,
defendió un sistema descentralizado ligado a una particular
concepción de la soberanía: el hombre obedecía ciegamente
a Dios; la familia obedecía incondicionalmente al padre y
esposo; las familias convergían en gremios profesionales
vinculados a los Consejos locales; éstos formaban municipios; los municipios constituían regiones y éstas configura153
Para un estudio más detallado de este tema, recomendamos la lectura
de la Revista OCTUBRE #1 "Contribuciones a la crítica de la ideología
dominante", su primera parte, Enero de 1988. También, la lectura del
capítulo tercero del Libro OCTUBRE 10 Años, 1996.
131
ban el Estado. Así, pues, el objetivo: presentar el cuerpo,
las unidades, los espacios, sin contradicciones, desde el individuo hasta el Estado, haciendo eco de unas soberanías
“cohesionadas” al “todo social”, reguladas y controladas
desde arriba, desde el poder dominante.
El primitivo corporativismo católico expresa la reacción conservadora aristocrática y señorial frente a los avances del
“industrialismo”, frente a los conflictos de clase, frente a las
revoluciones democrático burguesas; en este sentido, idealiza las corporaciones artesanales medievales.
La gran Revolución Industrial, la Revolución Francesa, así
como las demás revoluciones democrático burguesas destruyeron los últimos remanentes de las corporaciones medievales. Luego, en tiempos posteriores a la Comuna de París
(1871), y como una tentativa de frenar la lucha de clases, de
contrarrestar la ideología del proletariado y el Socialismo, la
Doctrina Social Cristiana, abanderada por el Papa León XIII,
publicó -en 1891- la Encíclica Rerum Novarum, con la cual
la Iglesia trazó como norte de su accionar el corporativismo.
Antecedentes de esta Encíclica, para confrontar la experiencia de la Comuna de París, habían sido el “Círculo Católico
Aristocrático de Viena” y el “Círculo Católico Aristocrático
de París”.
Jean Kanapa, en su extraordinario texto La Doctrina Social
de la Iglesia explica cómo las tesis corporativas son presentadas con el propósito de burlar el desarrollo de los sindicatos obreros. Al respecto, nos deja leer los siguientes planteamientos de Albert de Mun:
“... régimen corporativo, es decir, la asociación común de patronos y obreros, formada por los vínculos
religiosos, profesionales y económicos, y fundada en
la comunidad de sentimientos e intereses...” (resaltado nuestro), pág. 196.
Además,
132
“... Lo que falta a los sindicatos... es precisamente
lo que constituye la gran exigencia, la gran necesidad
social de nuestro tiempo y lo que había en el fondo de
las viejas instituciones corporativas: el acercamiento
de las personas, la conciliación de los intereses, el
apaciguamiento que sólo se puede conseguir en la
reconstitución de la familia profesional” (resaltado
nuestro), pág. 195.
Cuatro décadas después, en tiempos de la construcción socialista en la URSS que siguió a la Revolución Proletaria de
Octubre en 1917 y a la Primera Guerra Mundial, el Papa Pío
XI publicó la Encíclica Quadragésimo Anno (1931). Allí
hace una exhortación para convertir las oficinas de relaciones
industriales, como instrumentos de conciliación, en oficinas
de prevención de la lucha de clases, organizadas como estructuras tripartitas, por gremios y profesiones, impidiendo
la organización clasista de los trabajadores. Kanapa nos presenta los argumentos de la Iglesia, según la Quadragésimo
Anno:
“... Puesto que el orden resulta de la utilidad de objetos diversos armoniosamente dispuestos, como tan
bien lo explica Santo Tomás de Aquino, sólo habrá
un ordenamiento del cuerpo social si una unidad
real liga sólidamente entre sí a todos los miembros
que lo constituyen”.
Dicho de otro modo, los hombres deben ser considerados
según su profesión, y no según su clase, siendo tal reemplazo
la raíz misma del corporativismo.
“... En el seno de esas agrupaciones corporativas dice Pío XI- la primacía pertenece incontestablemente a los intereses comunes de la profesión”.
(r.n.)
133
Así mismo, Kanapa nos presenta el pensamiento de Pío
XI en la Divini Redmptoris (1937), Encíclica ésta en la que
también elogia el corporativismo.
“... Nosotros ya hemos mostrado (en la Quadragésimo Anno) cómo una sana prosperidad debe basarse en los verdaderos principios de un corporativismo sano que respete la jerarquía social necesaria y
cómo toda las corporaciones deben organizarse en
una armoniosa unidad inspirándose en el bien común de la sociedad” (r.n.).
Es decir, “En rigor, el programa social de la Iglesia no es
sino el corporativismo”.
Agrega Pío XI:
“... Las corporaciones están constituídas por los representantes de los sindicatos obreros y patronales
de una misma profesión u oficio y, como propios y
verdaderos órganos o instituciones del Estado, dirigen y coordinan la actividad de los sindicatos en
todas las materias de interés común” (r.n.).
Deduce el pensador Francés cómo lo que se propone la
Iglesia es una organización social en la cual las estructuras
jurídicas y estatales sean capaces de “bloquear” el movimiento obrero y sus luchas; a esta finalidad de la Iglesia, a
este “nuevo corporativismo” lo identifica con el “corporativismo estatista”. Recordemos -a propósito- cómo en 1930
ya el fascismo italiano, como “ideología corporativa nacionalista reaccionaria” (según la expresión de Alfredo Roco),
y bajo el liderazgo de B. Mussolini, había instaurado el corporativismo estatista.
Así, pues, el corporativismo nacionalista (moderno), desde el
punto de vista de la burguesía reaccionaria, intentaba recomponer los intereses de clase contrapuestos, sobre la base de
dos elementos:
134
1. La nación, como interés superior, por encima de los
intereses estamentales y de clase;
2. El Estado, como garante de los “intereses superiores”.
Efectivamente, la Quadragésimo Anno había sentenciado:
“... No hace falta mucha reflexión para descubrir las ventajas de la institución (el corporativismo fascista): colaboración pacífica de las clases, evicción de las orgaciones socialistas y de su acción, influencia moderadora de una magistratura especial...” (r.n.).
Respecto a la colaboración entre las clases, recuerda Kanapa
cómo
“nunca antes se pronunciaron tantos discursos para
ensalzar sus ventajas como en ese tiempo en el que el
capitalismo monopolista italiano, por intermedio del
corporativismo, pudo someter a las masas laboriosas a
una explotación desenfrenada... la Iglesia de Francia
aconsejaba al movimiento obrero francés el
´coronamiento´ de la convención colectiva mediante la
corporación... La Iglesia daba así su caución al vínculo que la historia moderna establecía entre el corporativismo y el fascismo”.
Y como la Iglesia católica ha sido tan coherente en sus exhortaciones, el Papa Pío XII, en 1952, en un Radiomensaje al
Congreso Católico de Viena, reforzó lo dicho por sus antecesores:
“La ´organización profesional´ debe ser la institución que ha de permitir el establecimiento de un
´orden orgánico entre empleadores y empleados´, y,
por ende ´la superación de la lucha de clases´(r.n.).
En este mismo sentido, P. Lebret se refiere en los siguientes
términos:
“... Para ser eficaz, la organización profesional debe
partir del sindicalismo y llegar a la formación de
135
Comités mixtos de derecho semipúblico dotados
de poder de decisión. Así, tan sólo así, el sindicalismo obrero deja de ser puramente reivindicatorio y
demagógico, y el sindicalismo patronal puramente
económico y opresor. Es necesario que cada una de
las partes empeñe su propia reponsabilidad y que
ambas partes juntas fijen la conducta común... La
organización profesional debe resolver a la vez los
llamados problemas económicos, problemas profesionales y problemas sociales. Pero los llamados
problemas económicos exigen la intervención de
hombres experimentados en el manejo de las empresas y de miembros de comisiones de estudios sindicales”154
Hemos visto, pues, cómo el corporativismo es fundamento
de la concepción fascista del Estado. Así mismo, cómo la
idea básica del fascismo es la abolición de la lucha de clases;
es la pretensión de acabar con la contradicción entre el capital y el trabajo, fusionando sus antagónicos intereses. Destacamos cómo, por ejemplo, Mussolini recoge la herencia de
la Doctrina social de la Iglesia, organiza estructuras tripartitas para “renovar” el pacto social y enrutarse en la defensa de
“intereses superiores”: hacer del Estado y la sociedad organismos “armónicos”, “equilibrados” (en estructuras unicamerales donde tengan asiento, básicamente, los gremios económicos de la “sociedad civil”) que impidan la organización
partidaria del proletariado como clase, que controlen o aplasten el sindicalismo. Tanto en Italia como en Alemania, las
propuetas de concertación y policlasismo antecedieron la
más oscura y terrible represión.
Decíamos, también, que con la Segunda Guerra Mundial fue
derrotado militarmente el hitlerismo, el imperialismo ale154
Las citas aquí incluídas del libro La Doctrina Social de la Iglesia, de
Jean Kanapa, fueron tomadas de la págs. 195, 196, 199, 200, 201, 203,
205, 206, 207, 211 y 212.
136
mán, pero que fueron mantenidas intactas las estructuras
tripartitas, y no sólo en la “patria de Bismark”, sino en el
resto del mundo. En lo que va corrido del siglo XX se han
expresado las propuestas corporativas, principalmente, desde
el liberalismo, la Iglesia católica y la Socialdemocracia.
Mencionemos algunos casos:
Suecia: Pacto de Salesbury, entre el Estado, la patronal y la
Confederación de Trabajadores; pacto social de productividad, precios y salarios.
España: Falangismo, franquismo.
Portugal: “Revolución Pacífica”, liderada por Antonio de
Olivieira Salazar.
Yugoeslavia: Proceso “autogestionario” liderado por Tito.
Egipto: “nacionalismo” de Nasser.
India: Gandhi, Nerhú.
Chile: Estructuras montadas por Pinochet.
Brasil: Corporativismo liderado por Gertulio Vargas.
Colombia: Ideólogos del corporativismo: Corsi Otálora,
Fernando Londoño, Gilberto Alzate Avendaño, Silvio Villegas, Félix Restrepo, Laureano Gómez, Rojas Pinilla...
Argentina: Peronismo, Justicialismo.
Perú: Velasco Alvarado.
México: PRI, Sinarquismo, “Cristeros”.
D. La Ideología Religiosa: al servicio de la opresión de
clase
“La raíz más profunda de la religión en nuestros
tiempos es la opresión social de las masas trabajadoras, su aparente impotencia total frente a las fuerzas
ciegas del capitalismo que, cada día, cada hora, cau-
137
sa a los trabajadores sufrimientos y martirios mil
veces más horrorosos y salvajes... ´El miedo creó a
los dioses´. El miedo a la fuerza ciega del capital ciega porque no puede ser prevista por las masas del
pueblo-, que a cada paso amenaza al proletariado o
al pequeño propietario con causarle y le causa destrucción, la ruina ´inesperada´, ´repentina´,
´accidental´, lo convierte en mendigo, en indigente, lo
arroja a la prostitución, le produce la muerte por
inanición: esa es la raíz de la religión contemporánea”.
Vladimir Ilich Lenin.
En su libro Tótem y tabú, Sigmund Freud plantea cómo la
humanidad habría conocido sucesivamente a través de los
tiempos tres grandes concepciones del universo: la concepción animista (mitológica)155, la religiosa y la científica. Así
mismo, expone cómo el animismo, sin ser todavía una religión, “implica ya las condiciones preliminares de todas las
religiones que ulteriormente hubieron de surgir”.
Dentro de este contexto, Bob Avakian156 asevera cómo “un
hecho fundamental... la noción de Dios es algo que surge en
los seres humanos a raíz de una necesidad sentida... en realidad, el ser humano ha creado a Dios, en su imaginación, y no
al contrario... Pero el alivio aparente de la religión no es
verdadero; se basa en una falsa ilusión. La creencia religiosa
no impide que sigan pasando atrocidades en el mundo, pero
sí impide que los oprimidos vean su verdadera causa y cómo
acabarlas y encararlas”.
155
Las cosmogonías, los mitos y las mitologías se transforman en ideologías propiamente dichas cuando entran como ingredientes en las religiones, y sobre todo en las grandes religiones que pretenden ser universales.
156
Avakian, Bob. La Religión ¿Quién la necesita?... Y quién no. (Folleto), pág. 6.
138
Como producto histórico, pues, la religión, al tiempo que
ha pretendido satisfacer “necesidades” espirituales, ha sido
utilizada como potente auxiliar en el ejercicio de la dominación de clase. Veamos cómo ha sido el papel de la religión en lo que atañe a Colombia-, a partir de la invasión al continente americano (1492) con el proceso colonizador que siguió a la conquista y que se ha continuado en múltiples formas hasta hoy.
En su revelador texto, Las Venas Abiertas de América Latina, Eduardo Galeano denuncia cómo fueron masacradas en
menos de un siglo 50 millones de indígenas que fueron despojados de sus tierras por los invasores europeos, al tiempo
que otra cantidad cercana de negros traídos de Africa padecieron igual suerte. Mas la gigantesca empresa de la Conquista y Colonización no podría llevarse a cabo con sólo la
espada y la pólvora. Faltaba el componente ideológico: en
este caso, principalmente, la religión.
En efecto, los colonizadores -para someter a los pueblos indígenas del “Nuevo Mundo”- echaron mano de dos elementos básicos, tal como nos lo relata Gonzalo Castillo Cárdenas
en su precioso texto Prejuicios ideológicos que bloquean el
proceso educativo157. El primero, es la Doctrina aristotélica
de la “esclavitud natural”. El segundo, es la Doctrina de
Tomás de Aquino de “la guerra justa”.
El filósofo aristotélico reaccionario del siglo XVI, Juan Ginés de Sepúlveda, en su escrito Las justas causas de la guerra contra los indios158 plantea que “es lícito y necesario
hacer la guerra a los indios y reducirlos a la servidumbre”.
Con las siguientes “razones” justificó el exterminio indígena:
157
Castillo C., Gonzalo, Augusto Libreros et al. Por ahí es la cosa (Ensayos de sociología e historia Colombianas), Publicaciones de la Rosca,
Segunda Edición, Bogotá, 1972.
158
Citado por Castillo, Op. cit., pág. 38
139
1. Los indios eran idólatras y cometían pecados contra
natura; por ello la conquista habría sido un justo castigo
de Dios;
2. Los indios eran inferiores, por lo cual debían sometimiento a los aristócratas españoles;
3. La sujeción de los pueblos indígenas facilitaba la labor
de cristianización;
4. Era necesaria la “protección” de los más débiles;
5. Los Reyes de España habrían sido “benefactores” por lo
traído de la península ibérica.
(Fray Bartolomé de las Casas -justo es reconocerlo- dejó
constancia de su oposición a Sepúlveda).
En este orden de ideas, la Conquista tuvo su justificación
teológica como empresa misionera, por medio del mandato
de Jesús: “Id por todo el mundo, predicad el evangelio a
toda criatura, enseñándoles que guarden lo que os he mandado, bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo”.
Como es sabido, en tiempos de la Colonia, la agrigultura y
la artesanía estaban gravados con tributos, diezmos y alcabalas, muy parecidos -guardando las distancias- a los impuestos regresivos de hoy en día, como el IVA, las tarifas de
los “servicios públicos” y los peajes. La vida económica y
social en su conjunto, estaba signada por cinco instituciones
reaccionarias: la mita, el yanaconazgo, la reducción, la encomienda y la misión. Estas dos últimas estaban al servicio
exclusivo de la cristianización y “civilización” de los “naturales”.
La ideología religiosa colonial -como lo explica Castilloestuvo fundamentada en un sistema de enseñanzas, creencias
y “verdades”. Eran sus principios básicos:
140

La Doctrina del derecho delegado de propiedad, conocida como el “Derecho divino de reyes”; y

Un sistema ético rígido.
La base de esta ideología del “Derecho divino de los reyes”
es la doctrina bíblica: “Del señor es la tierra y su plenitud, el
mundo y los que en él habitan”. En efecto, para lograr la
expropiación de los indígenas, el Papa, “como representante
de Dios en la tierra”, delegó la propiedad. El 4 de mayo de
1493 se conoció la fatídica Bula del Papa Alejandro VI, por
medio de la cual fueron entregadas a los Reyes Católicos
todas las islas y tierras firmes descubiertas por Colón, con las
siguientes palabras:
“Por la autoridad del Omnipotente Dios, a Nos en
San Pedro concedida, y del Vicariato de Jesucristo,
que ejercemos en las tierras, con todos los Señoríos
de ellas, Ciudades, Fuerzas, Lugares, Villas, Derechos, Jurisdicciones, y todas sus pertenencias, por el
tenor de las presentes, las damos y deputamos a Vos,
y a los dichos vuestros herederos y sucesores, señores
de ellas con libre, lleno y absoluto poder, autoridad y
jurisdicción...”159
Así, se empezaron los primeros desplazamientos masivos a
los cementerios, ríos, mares y selvas, en lo que pudiera ser el
más remoto antecedente del actual fenómeno de los desplazados en Colombia.
La expropiación territorial venía encubierta, pues, por el “carácter religioso y misional de esta delegación”. Su lema fue:
“Que se procure la salvación de las almas, y las bárbaras
naciones sean deprimidas y reducidas a esa misma fé”. En
efecto, a la carnicería con los pueblos aborígenes de América
-desde entonces también ha habido justa resistencia- se siguió la labor de los Misioneros:
159
Ibid, pág. 40.
141
a. Explicando la “justicia” de lo que había sucedido;
b. Inculcando obediencia a las autoridades “legítimas”;
c. Conminando con castigos “eternos” si intentaban
recuperar sus tierras y posesiones.
Bastante ilustrativa del papel ideológico y justificador que
jugó la religión en el periodo colonial es la anécdota del historiador Daniel Volcárcel, del Perú:
“Los indios son traídos por la fuerza a una plaza pública. Allí escuchan de pie al misionero dominicano
que les enseña el Credo, frase por frase, deteniéndose
para permitir que los indios repitan. El dominico sigue las cláusulas clásicas, pero después de la que dice, ´Creo en Jesucristo, su Hijo, quien murió... resucitó, y ascendió a los cielos...´ introduce una innovación importante: ´y dejó su representante en la tierra,
su Santidad el Papa de Roma, quien ha dado todas
estas islas y tierras firmes a su hijo fidelísimo el Rey
de España, a quien vosotros debéis sumisión y obediencia”.160
En cuanto al sistema ético, a los pueblos aborígenes les fue
impuesto un riguroso esquema de “pecados capitales” y
“virtudes supremas”. He aquí el cuadro que nos presenta
Castillo:
PECADOS
1. La rebelión es el pecado más grave. Una rebelión fue el
origen de toda la miseria humana. El pecado original fue
inducido por Satanás, quien se había rebelado contra
Dios. Rebelarse es seguir al diablo.
160
Ibid, pág. 41.
142
2. El orgullo, que según San Agustín está siempre implícito en la rebelión.
3.
La ambición por los bienes de este mundo es
causa de perdición. Por ello Jesucristo había enseñado,
“no os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y
el moho destruyen, y donde ladrones minan y hurtan;
mas acumulad tesoros en el cielo” (S. Mateo 6:19). Y
San Pablo había complementado esta enseñanza con la
exhortación, “cada uno en la condición en que ha sido
llamado, así permanezca”.
4.
El robo, fue especialmente fustigado, no sólo
por razones prácticas, sino también de índole religiosa.
5.
La violencia: para los conquistadores el recurrir a la vías de hecho, el pretender hacer justicia por
sus propias manos, es usurpar un derecho que corresponde sólo a Dios, y a sus representantes, las autoridades.
VIRTUDES
1.
La sumisión y la obediencia a las autoridades
son las virtudes correspondientes. Ya lo había enseñado
San Pablo: “Todos habéis de estar sometidos a las autoridades superiores, que no hay autoridad sino de Dios, y
las que hay por Dios han sido ordenadas, de suerte que
quien resiste a la autoridad, resiste a Dios y se atrae sobre sí la condenación”. (A los Romanos, Capítulo 13:1).
2.
Teológicamente la humildad es el resultado de
la comunidad con Dios, pero en lo social, especialmente
en una sociedad dividida entre conquistadores y conquistados, la humildad se convierte en el refugio de los oprimidos: los pobres son llamados “los humildes”.
143
3.
La pobreza evangélica es la virtud correspondiente. Ella forja un cierto tipo de persona, impone
una disciplina, hace al hombre austero, sobrio, sin excesos, sencillo. A los pobres Jesucristo dejó una “bienaventuranza”. Es fácil imaginar el consuelo, y la esperanza que significaba esta enseñanza para los indígenas, así
como para los expropiados de todas las épocas.
4.
La honradez, en cambio es la principal recomendación que un indio puede recibir para cualquier
empleo. La contradicción en la mente indígena es insoluble: después de justificar el robo de sus tierras,
los colonizadores condenan el robo como pecado
grave.
5.
La ley y el orden colonial se convierten en la
expresión de la voluntad de Dios. Es el respaldo moral y religioso al legalismo y constitucionalismo, que
los indígenas habrían de aprender juiciosamente.161
Entre las virtudes supremas o “dones divinos” se destacaban
la fe, la esperanza y la caridad (“el amor”).
Este sistema ético de la religión colonial , era, pues, “la destilación de mil años de edad media europea” (feudal).
Las luchas de Independencia de la Corona Española transformó el sistema de relaciones económicas y sociales. La
República expropió los resguardos indígenas, dando origen a
la alianza burguesía compradora -grandes terratenientes, que
coformaron, desde entonces, la oligarquía Colombiana. De
la relación encomendero - encomienda se pasó a la relación
latifundio - siervo. Las nuevas tecnologías en la producción
y los nexos con Inglaterra, principalemente, operaron un
cambio de mentalidad y nuevas actitudes hacia el trabajo, el
comercio y la producción. En este contexto, la nueva ideología burguesa del liberalismo se caracterizó, desde sus co161
Castillo, Ibid, págs. 42 y 43.
144
mienzos, por el anticlericarismo (incluida la masonería),
por la adaptación del Catolicismo (a las nuevas condiciones
del “libre cambio”, la “libre competencia” y el “equilibrio de
intereses” en la producción capitalista, para lo cual fueron
difundidas las Encíclicas Rerum Novarum y Quadragésimo
Anno, entre otras orientaciones emanadas del Vaticano) y
por las Misiones protestantes.
El protestantismo, como una de las formas de la ideología
liberal burguesa -anota G. Castillo- “fue compañero ideal de
la expansión de los nuevos centros del imperialismo mundial”. En efecto, la Sociedad Bíblica británica constituyó el
punto de partida, seguida por la Sociedad Bíblica americana,
así como diversas Agencias misioneras de Estados Unidos y
Europa, que ya hoy, en la agonía del siglo XX, se han multiplicado como abejas en todo el mundo cristiano, disputándole territorios y almas, palmo a palmo, al catolicismo -y de
paso generando mayor división en los pueblos sometidos al
yugo del capitalismo, del imperialismo-. Castillo refiere
cómo “los intereses económicos del mundo anglosajón vieron bien pronto la importancia de misioneros protestantes, y
se dio el caso por lo menos de una compañía minera en Colombia, la Atrato Mining and Trading Co., que ofreció a la
Junta de Misiones de la Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos pagar los salarios de misioneros ´para evagelizar a los
indios en la misma área en donde ella explotaba el oro´...”162
Los expresidentes Tomás Cipriano de Mosquera (18631864) y Manuel Murillo Toro (1864-1866 y 1872-1874) fueron impulsores del protestantismo en Colombia.
No es un secreto, por lo demás, que los diversos gobiernos
estadounidenses han considerado a Colombia -y al resto de
América Latina- como su patio trasero que ha saqueado por
casi dos siglos y que ha sido tenido como un paraíso para la
162
Castillo cita (Ibid., pág. 46) History of the Prebyterian Mission in
Colombia, de A. D. Clark, 1945, pág. 12.
145
inversión de capitales. A comienzos del siglo XIX la clase dominante de Estados Unidos difundió la “Doctrina Monroe” (o “América para los americanos”), la cual opuso al
latinoamericanismo de Bolívar. En 1890, para asegurar su
dominación y control en latinoamérica EE.UU. constituyó la
“Unión Panamericana”. También con la “Alianza para el
progreso” (1960...) -y hoy con el “Plan Colombia”-, esta
potencia imperialista hegemónica reafirmó su posición de
gendarme en Colombia y demás países latinos. A sangre y
fuego los Estados Unidos han impuesto la “Doctrina del
Panamericanismo”163 como instrumento del capital financiero, de los monopolios, para ejercer el control omnímodo sobre el territorio (y sus pobladores) que primero fue invadido
por la aristocracia española y que luego fue dominado, principalmente, por el imperio Inglés.
Precisamente, como
componente religioso del Panamericanismo, hemos sido testigos del auge del movimiento misionero protestante en Colombia (Pentecostales, Adventistas, Testigos de Jehová, etc.),
con el agravante de ser estas sectas instrumentos propagandísticos del imperialismo norteamericano y sus aliados. En
relación con este punto, Castillo denuncia la tendencia a presentar a los Estados Unidos y a otros “países protestantes”
como países modelo. Cita la apología que hace un pastor al
analizar el Protestantismo en Colombia:
163
En Colombia esta Doctrina proimperialista, el Panamericanismo, ha
sido avalada, entre otros, por Alfonso López Pumarejo, Eduardo Santos y
Alberto Lleras Camargo. Este último -en 1962- firmó un convenio con el
Instituto Lingüístico de Verano (ILV) para operar inicialmente con 37
grupos indígenas, principalmente del sur del país. Dicho Instituto como
parte de la Wycliffe Bible Translators ha sido denunciado por los propios
pueblos indígenas por su labor de penetración cultural imperialista, por la
división generada entre los indígenas y por sus claros nexos con las compañías petroleras, auríferas y madereras ligadas al imperialismo. Recomendamos sobre este punto el estudio del texto-denuncia que al respecto
escribieron los profesores de Antropología de la Universidad Nacional de
Colombia.
146
“El Protestantismo es una religión celosa de su
independencia... Ningún misionero evangélico sale
de su patria llevando en la mente la idea de que va a
servir a su gobieno, o a un cierto sistema político...
Naturalmente, nadie puede negar que el comercio, la
industria, el stándar de vida de origen protestante
van a la cabeza en todas partes, y cada día van penetrando más y más los pueblos latinos... Los pueblos
protestantes son pueblos pacíficos, progresistas y
demócratas; allí están como nobles ejemplos, Inglaterra, Holanda, Suecia, Noruega, Finlandia, Australia, Estados Unidos. Pueblos libres y respetuosos de
la libertad de los demás”164.
Tampoco ha sido un secreto en Colombia los nexos que ha
tenido la Iglesia Católica con la política. Y no sólo en la
labor “mediadora”, por ejemplo, en relación con los “procesos de paz”. También, en la política partidaria. En más de
una ocasión hemos escuchado a los altos jerarcas de la Iglesia Católica llamar al pueblo a hacer “sacrificios” para la
“salvación del país”. El país mismo ha sido consagrado al
Sagrado Corazón de Jesús.
En la historia Colombiana, a propósito, en pleno desarrollo
de esa absurda guerra civil (1947-1957), conocida como
“época de la violencia”, el pueblo puso cerca de 300 mil
muertos -y miles de familias desplazadas- como carne de
cañón en la disputa entre los partidos tradicionales de las
clases dominantes. En este contexto -y sólo a manera de
ejemplo- el jerarca de la iglesia y caudillo político Miguel
Angel Builes asumió espontáneamente la jefatura del “debate
político” que condujo a Mariano Ospina Pérez a la presidencia de la República (1946-1950) y que de paso interrumpió
un largo periodo de hegemonía liberal. En este sentido, el
164
Ordóñez, Francisco. Historia del Cristianismo Evangélico en Colombia, Tipografía Unión, Medellín, 1956, págs. 369, 370, 372. Citado por
Castillo en Por ahí es la cosa, pág. 51.
147
Obispo Builes impartió órdenes inapelables a los levitas
de jurisdicción. El 27 de Abril de 1946 distribuyó una Circular entre sus párrocos con carácter de orden perentoria y
bajo el título de “Deberes de los electores”. Empezaba así:
“Señor cura de...
El próximo 5 de mayo tendrán lugar las elecciones
para presidente de la República.
Es deber de los católicos votar por un candidato que
garantice los derechos de la Iglesia y es obligación
de los obispos recordar a los fieles este doble deber:
1.El de dar su voto, pues un voto puede decidir la
elección; 2. El de darlo por un candidato que garantice los derechos y prerrogativas de la Iglesia y de la
Religión.
Os citamos solamente algunas de las prescripciones
dadas por los Sumos Pontífices sobre la religiones,
de entre la selva de normas dadas por la Santa Sede
a los Católicos”.
Incluyó citas de León XIII y Pío XII en varios párrafos, para
luego dictar las siguientes disposiciones:
“Para el buen éxito de las elecciones del próximo
domingo 5 de mayo disponemos lo siguiente:
1. Exciten los venerables párrocos a todos los fieles
de la Iglesia, desde la recepción de esta circular,
a que salgan todos a votar en conciencia y delante de Dios, como dice el Papa, por un candidato
Católico qu rija cristianamente los destinos de esta patria cristiana y garantice la defensa de los
derechos de la Iglesia. Y que no se queden en los
148
campos: que salgan a votar porque la batalla
comicial es decisiva...”165
Respecto a los trabajadores organizados, el mismo obispo
llegó a plantear lo siguiente:
“Como consecuencia de estas malas semillas aparecieron en nuestra legislación leyes sovietizantes, se
han provocado huelgas y más huelgas en todas las
empresas y se han establecido sindicatos comunistas,
con el sólo fin de corromper las masas, arrebatarles
su espíritu cristiano y abrir así el campo al dominio
comunistas. Allí están las C.T.C (Confederación de
Trabajadores Colombianos), la Fedenal (Federación
de Navegación Fluvial), la Fedeta (Federación de
Trabajadores Antioqueños) y otras muchas que han
traído ya gravísimos perjuicios a la economía nacional y han librado ataques victoriosos contra la fé y
las buenas costumbres de nuestros trabajadores, con
el consiguiente malestar social que estamos lamentando y con el inminente peligro de caer entre las garras y los dientes del oso estepario y, por lo mismo,
en la esclavitud, en el orden espiritual y material”166.
Por lo demás, y refiriéndose a la educación y a los docentes,
el Obispo Builes llegó a afirmar:
“... Maestros ateos, racionalistas, indiferentes, materialistas, corrompidos hasta la médula de los huesos,
son los encargados en muchos lugares de formar el
alma delicada de los niños, jóvenes y doncellas. Y a
jóvenes y niños se les inicia en conocimientos sexua165
Zapata Restrepo, Miguel. La Mitra Azul (Miguel Angel Builes: el
hombre, el Obispo, el caudillo, Editora Beta, Medellín, 1973, pág. 347).
166
Ibid, pág. 353.
149
les que deben ignorar hasta el día en que la sabia
naturaleza lo indique...”167
Hasta aquí, pues, hemos intentado mostrar los nexos entre el
discurso religioso y la política. Para concluir este apartado,
veamos qué nos dice Marx respecto a la apropiación del discurso religioso:
“El reflejo religioso del mundo real únicamente podrá desvanecerse cuando las circunstancias de la vida práctica, cotidiana, representen para los hombres,
día a día, relaciones diáfanamente racionales, entre
ellos y con la naturaleza. La figura del proceso social de vida, esto es, del proceso material de producción, sólo perderá su místico velo neblinoso cuando,
como producto de hombres libremente asociados, éstos la hayan sometido a su control planificado y
consciente. Para ello, sin embargo, se requiere una
base material de la sociedad o una serie de condiciones materiales de existenica, que son a su vez, ellas
mismas, el producto natural de una prolongada y penosa historia evolutiva”.168
167
Ibid, pág. 298
Marx, Karl. El Capital, Siglo XXI Editores, Décima quinta edición,
México, 1985, pág. 97.
168
150
E. El existencialismo como ideología burguesa individualista
El existencialismo ha sido una de las ideologías más difundidas en la sociedad capitalista, especialmente en tiempos de
crisis. Como sistema o tendencia establecida que centra su
atención en el individuo, en el problema humano, ha permeado notoriamente la acción política, la ética, la pedagogía,
la literatura y el arte. Temor, pesimismo, desesperación,
fatalismo, angustia y depresión son categorías asociadas a
esta corriente de pensamiento reaccionario, anárquico y burgués.
Según F.F. Korolev,
“Las ideas existencialistas son propias del estado de ánimo del vividor burgués, atemorizado
ante las inmediatas conmociones sociales, agobiado por el miedo, ante la perspectiva del hundimiento del viejo mundo. Los pasos irreversibles de la historia les suenan a campanada doblando a la muerte del capitalismo. Esto es precisamente lo que explica el profundo pesimismo
que se apodera de muchos representantes de la
intelectualidad burguesa, cuyo estado de ánimo
está en consonancia con la filosofía del existencialismo. El debilitamiento de las posiciones de
su clase y la entrada de nuevas fuerzas a la arena política es interpretada por los intelectuales
burgueses como declive absoluto y retroceso de
toda la humanidad”.169
169
Korolev, F.F. y V. E. Gmurman, Fundamentos generales de la pedagogía. Editorial Pueblo y Educación, Ciudad de La Habana, primera
edición en español (Tomada de la edición original en Ruso, 1967), 1978,
pág. 282.
151
En efecto, ya en el siglo XIX, la consolidación del capitalismo -posibilitada por la revolución industrial y las revoluciones burguesas- generó hondas crisis no sólo en el terreno
religioso, sino en el orden moral, psicológico y social. La
cosificación (mercantilización) del individuo, el imperio de
la ley del valor y las anárquicas relaciones de producción
capitalistas condujeron al “irracionalismo” de la sociedad
burguesa. A este irracionalismo se le opuso el irracionalismo existencialista de Arthur Schopenhauer (1788-1860),
Sören Kierkegaard (1813-1855), Friedrich Nietzsche (18441900), y Edmund Husserl (1859-1938), entre otros. Para
estos pensadores europeos fue su preocupación principal el
destino del individuo considerado solitario y trágico en sus
luchas con las fuerzas “irracionales” del mundo circundante.
Según esta filosofía de la desesperación el hombre es sólo un
juguete puesto en las manos del aciago destino. Nietzsche
llegó a afirmar que los hombres necesitan el mito de Dios
porque “sólo somos un conglomerado de partículas, accidentales y sin sentido, y este hecho es terrible de soportar.
De ahí que Dios o el hombre sea quien toma su lugar en su
fantansía...”170
Pero la concepción existencialista -como filosofía de la angustia y la desesperación- no sólo se opuso a los efectos
“irracionales” del capital que ahondan la ruptura del vínculo
espiritual del hombre con la sociedad; también se ha opuesto a la concepción del hombre y de la sociedad que ha
reivindicado el marxismo. Ante la concepción subjetiva,
idealista, ahistórica y asocial del individuo, ante la idea del
individuo soberano (en el que prima la existencia sobre la
esencia), dueño absoluto de sus decisiones y dependiente
enteramente de sí mismo, Marx planteó coherentemente unas
tesis básicas, materialistas, dialécticas, históricas: “... la
esencia humana no es algo abstracto inherente a cada indi170
Nietzsche, Federico, Mi hermana y yo, Santiago Rueda Editor, Buenos
Aires, 1969, pág. 42.
152
viduo. Es, en su realidad, el conjunto de las relaciones
sociales...”171 Es decir, que el hombre, en tanto “individuo”
constituye un conjunto de “relaciones sociales”; para comprender su génesis y desarrollo, en tanto “producto social”,
hay que colocarlo en un contexto social e histórico.
Con mayor intensidad, en el siglo XX, ante el “caos moral”
de la postguerra, ante las periódicas crisis del capitalismo y
ante los procesos revolucionarios, el existencialismo ha sido
importante fuerza de apoyo de la burguesía. Karl Jaspers
(1883-1969), Martin Heidegger (1899-1976) y Jean-Paul
Sartre (1905-1980) han sido destacados exponentes de esta
corriente ideológica durante este siglo, guardando -eso sí- las
distancias, los matices entre unos y otros.
Adam Schaff172 sostiene que después de la 2ª Guerra Mundial, el existencialismo alcazó una influencia extraordinaria,
como sentimiento de depresión, de resignación, de desesperación “que se apoderaba del hombre, víctima de fuerzas
poderosas e irracionales” y dados el “quebrantamiento general de los criterios” y el “sentimiento general de incertidumbre”. Dicho filósofo materialista distingue dos grupos
de problemas, tal como son planteados por el existencialismo:
1. El problema de la responsabilidad personal del individuo
sobre sus actos políticos en relación con las normas morales, y
171
Marx, Karl. Tesis sobre Feuerbach (#s 6 y 7).
Schaff, Adam. Sobre el marxismo y el existencialismo, en "Les Temps
Modernes", # 173-174, Agosto- Sep. 1960, incluido en el libro Dialéctica
y Libertad (Schaff, Hyppolite y otros), Fernando Torres Editor, Valencia,
1976, pág. 136.
Al respecto, este filósofo marxista relaciona las corrientes existencialistas
-tanto del siglo XIX como del XX- con "la crisis moral y política, característica de los periodos de cambio total que acompañan el tránsito de
una formación social a otra", pág. 136.
172
153
2. El problema del lugar y el papel del individuo en el
mundo, el “sentido de la vida”.
En relación con el primer problema, el existencialismo pone
a prueba la dialéctica de la libertad individual y de las necesidades derivadas de las determinantes sociales. En este sentido la “libertad” existencialista se halla asociada con la
adaptación del hombre a las condiciones y circunstancias
existentes, pues el hombre “dueño pleno de su destino” está
definitivamente “condenado a ser libre”. Pero este individuo aislado que concentra sus intereses en sí mismo y que
“goza” de “libertad interna absoluta” se enfrenta a las fuerzas
inaccesibles del mundo externo, de la realidad determinante.
De ahí su personalidad trágica; de ahí el fatalismo reaccionario que niega la posibilidad del cambio y que considera la
historia como una pesadilla de la que es imposible despertar;
de ahí el “eterno retorno” nietzcheano, la historia que se repite.
El existencialismo “resuelve” el segundo problema a través
del sentimiento de la angustia, del pesimismo sombrío, de la
desesperanza, del temor. La muerte se presenta como el absurdo absoluto que cuestiona las acciones emprendidas por el
individuo. El cristianismo ha opuesto la redención en “el
más allá” a dicho sentimiento del absurdo; las religiones
orientales, el Nirvana; el existencialismo, la soledad, la huída del mundo de los hombres (el Zaratustra), el “autodominio ético”; el esoterismo de la “nueva era” contemporánea,
la “reencarnación” y el “karma”.
Respecto a la formación, a la educación, a la pedagogía, el
existencialismo parte de un relativismo ético, según el cual
“el deber moral se expresa primero en la obligación del
hombre para consigo mismo, y después para con la sociedad” (Korolev). Según esta corriente ideológica, la personalidad se forma sólamente en el curso de los “actos selectivos”. Minimiza, pues, la importancia de la educación y la
instrucción en la formación del hombre.
154
Korolev destaca una serie de características de la pedagogía existencialista. Veamos algunas:
1. Es tarea esencial de la escuela la educación del individualismo. “Sería un absurdo pensar que la educación de
las masas es posible. Sólamente el individuo, más exactamente, la personalidad, es accesible a la educación.
Fuera de esto no queda sitio más que para el adiestramiento” (O. Marcel)173
2. La formación en el individualismo es presentada
también- como arma contra la ideología progresista, por
cuanto “las fuerzas del comunismo soviético se levantan
amenazadoras frente a las fuerzas de la democracia occidental” (G. Kneller).
3. La educación debe forjarse en el espíritu de la responsibiladad personal, por su propio juicio valorativo, por sus
actos, por su “elección”.
4. La autoconciencia es piedra angular de la gnoseología
existencialista. “Es verídico sólo lo que experimenta el
individuo”174. La verdad es una construcción arbitraria
del pensador (Sartre).
5. Rechaza la comprensión objetiva de la verdad; acata sólo
la convicción subjetiva. De ahí el subjetivismo y el agnosticismo del existencialismo.
173
Citado por Korolev y Gmurman, Ibid, pág. 289.
Korolev, Ibid, pág. 292. A. Fallico, teórico de la pedagogía existencialista plantea como función del pedagogo "dejar que el niño sea como es
(como sea su ´yo´) y no obstaculizar la ´autoexpresión´ de su personalidad, aunque esté afectada por vivencias de espíritu enfermizo... se debe
despertar en el alumno la conciencia de su imperfección moral e intelectual". En este mismo sentido, el pedagogo germano-occidental E. Spranger -también citado por Korolev, pág. 287- plantea que "el educador lleva
al alumno, no a un asunto dado, no al éxito en su vida, no a ningún partido político, sino... a sí mismo, es decir, a aquellas esferas de su mundo
interior donde comienza a escuchar palabras misteriosas y sagradas".
174
155
6. El individualismo anárquico burgúes, el irracionalismo, constituyen la base ideo-metodológica de la pedagogía existencialista.
7. Los proyectos pedagógicos -desarrollados principalmente
desde comienzos del siglo XX- apuntan a la enseñanza
individual, negando la necesidad de la colaboración y la
ayuda mutua entre los hombres, conduciendo al aislamiento del niño y educando en el espíritu de la contraposición de la personalidad hacia la sociedad. Son ejemplos de estos proyectos: el Plan Dalton, el Sistema Batavia, el Plan Winnetka y el Plan Jena.
8. Para el existencialismo la previsión científica, los planes
y el pronóstico son quimeras. El sentido del conocimiento se encuentra principalmente en el descubrimiento del
estado de ánimo y las vivencias individuales (Heidegger). Se opone, pues, a la inclinación de los estudiantes
al pensamiento científico; rechaza la importancia positiva
de las ciencias. “El conocimiento científico no puede indicar los objetivos de la vida. La ciencia no puede dar
respuesta sobre la cuestión acerca de su propio sentido
(Jaspers)175. Para Kneller, el científico debe preocuparse
por determinar las esferas de la existencia que no se presten a la investigación racional.
9. La Filosofía, la Economía, la Historia y la Filología son
consideradas como “mitologías”.
10. Lo importante no es el desarrollo del intelecto, sino el
“desarrollo emocional”. Por ello, algunos pedagogos
existencialistas desplazan a primer plano la Educación
Estética. La educación emocional es contraria al estudio
sistemático de los fundamentos de las ciencias modernas.
175
Citado por Korolev, Ibid, pág. 294.
156
F. El positivismo como base ideológica del irracionalismo y la dominación imperialista176
La ideología positivista, como legitimadora del “orden” capitalista es la filosofía “orgánica” de la división burguesa del
trabajo. Decimos con Balibar que el positivismo sigue siendo un racionalismo que combina la herencia del empirísmo
(Hume: 1711-1776) con la del formalismo (Leibniz: 16461716); además, que tiende a presentar todos los fenómenos
de la naturaleza y de la sociedad como explicables por la
lógica y la observación, por el “razonamiento”, el “cálculo”
y el “método experimental”. Ya lo había planteado el fundador del positivismo, Augusto Comte (1798-1857):
“la física social... la ciencia que tiene por objeto el
estudio de los fenómenos sociales, considerados con
el mismo espíritu que los fenómenos astronómicos, físicos, químicos y fisiológicos, es decir, sujetos a leyes
invariables, cuyo descubrimiento es el fin especial de
sus investigaciones”177
Así, pues, el positivismo entraña una concepción del mundo
basada en el principio del orden, en un conductismo social,
con énfasis en lo aparente, lo observable, lo cuantificable, lo
medible. Así mismo plantea una propuesta con “metodología neutral”. Este método “fenomenológico” le asigna a la
ciencia el papel de limitarse a describir el aspecto externo, la
apariencia de los fenómenos: como ideología burguesa el
positivismo se limita a describir lo que pasa, eliminando los
176
Sobre este apartado, recomendamos las lecturas de los textos de E.
Balibar, Marxismo e irracionalismo (del libro Filosofía y lucha de clases
de Akal editor, 1980, Madrid y que recopila también textos de Altusser y
Macherey) y J. Gantiva, Filosofía y Política Educativa (del Cuaderno #1,
Reflexión Educativa, Segundo seminario de educación y sociedad: Herramientas para un Proyecto Pedagógico Alternativo, Centro de Promoción Ecuménica y Social, CEPECS, Bogotá, Julio 17-20 de 1982.
177
Comte, Augusto. Considerations philosophiques sur la science et les
savants..., citado por Gantiva, Ibid, pág. 26.
157
conceptos capaces de entender lo que pasa. Al hombre, según esta corriente de pensamiento- le queda imposible conocer la esencia de las cosas, planteamiento éste pariente del
kantismo. Este desprecio por la teoría conlleva a validar sólo
el fisicalismo, la tecnocracia, la cuantificación, la automatización del hombre y de su historia. En este orden de ideas,
la filosofía positivista mantiene nexos con el pragmatismo, el
experimentalismo, el operacionalismo y el instrumentalismo.
Por ello es que -como lo dijera Marx- el positivismo es una
“necesidad eterna de los señores del capital. Del mismo
modo, y con las mismas razones, habrían podido demostrar
la de los señores feudales”.
Desde su nacimiento, cuando el capitalismo se consolidó y
se impuso al feudalismo -con las revoluciones burguesas de
fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX-, habiendo
también surgido el movimiento obrero (la lucha de clase proletaria), desde entonces, la corriente de pensamiento positivista ha estado en contradicción y lucha con el materialismo
histórico y dialéctico. En efecto, a esta concepción idealista
comteana de las sociedades como “estancos que buscan
permanentemente el equilibrio”, el marxismo opone la dialéctica materialista de la lucha de los contrarios antagónicos.
Al tiempo que reconoce en las matemáticas el lenguaje preciso para explicar los fenómenos, el Curso de filosofía positiva incluye a la astronomía, la física, la biología, la química
y la sociología como componentes de la Enciclopedia positivista de las ciencias. Así mismo, Comte destaca allí como
punto de partida de su filosofía positiva la ley de los tres estados. Diferencia la infancia, la adolescencia y la madurez
como estadios de la humanidad.
Para el “estadio teológico” (ficticio), los agentes sobrenaturales, del más allá, explican los hechos por las causas finales
y hace provenir la autoridad política de la monarquía. El
158
“estadio metafísico” (abstracto) atribuye los fenómenos
observados a las fuerzas abstractas; es el reino del individualismo como principio de la soberanía popular. Y en el
“estadio positivo” (“científico”) se descubren las leyes de
los fenómenos, de su invariabilidad, de su orden, de la eternidad de la sucesión y semejanza.
Como vemos, el positivismo -como forma dominante del
idealismo filosófico en el capitalismo moderno- y el neopositivismo (Mach, Carnap, Karl Popper, Jacques Monod) confunden la regularidad legal establecida entre causas y efectos, con el concepto de causalidad; de igual manera pretenden eliminar la noción de causa como “metafísica”, sustituyéndola por la mera comprobación y previsión de un encadenamiento regular de fenómenos178.
En su ensayo ¿En nombre de la razón?... Marxismo, racionalismo, irracionalismo, Etienne Balibar nos recuerda cómo
el capitalismo necesita acelerar el proceso de la innovación
tecnológica y someterlo estrechamente a la rentabilidad inmediata del gran capital; también, extender la formación
científico-técnica y generalizar la descualificación relativa de
la fuerza de trabajo; simultáneamente, desarrollar la asistencia pública, la conservación física del trabajador y las formas
de su desgaste, de su explotación intensiva. Esto, especialmente en tiempos de crisis del capitalismo, cuando las clases
en el poder y dueñas del capital acuden a las contratendencias a la baja tendencial en las tasas de ganancia. A este respecto, leamos lo que plantea Balibar:
178
Ver al respecto, Vallejo Osorio, León, Para insubordinar la mirada
(Un punto de vista para investigar la investigación), especialmente, el
capítulo primero, Tesis para discutir los "paradigmas de la investigación"
y cap. segundo, Fenomenología e interpretación, CEID-ADIDA, Medellín, 1999, pág 12-20.
159
“El positivismo... está orgánicamente ligado a la
socialización de la enseñanza, la investigación científica, la medicina. Está orgánicamente ligado al
desarrollo de las instituciones ´públicas´ o ´privadas´
(principalmente universitarias) de investigación, que
con sus medios materiales a gran escala, aportan al
trabajo intelectual una doble y necesaria ilusión: la
ilusión de una organización científica de la investigación científica, de la enseñanza y de la aplicación
tecnológica (´racional´, ´óptima´), y la ilusión de su
autonomía, de estar al servicio, no del capital, sino
de la Ciencia, la Sociedad, la Humanidad; de estar
al lado del poder político, en un intercambio de servicios recíprocos, en una igualdad de rango, y de estar por encima del pueblo, de los trabajadores de la
ciudad y del campo, pero únicamente al final de una
jerarquía democrática de méritos e instrucción y para pagarle paternalmente lo que se le debe en saber y
sevicios tecnológicos accesibles a todos...”179
G. El behaviorismo (conductismo) como instrumento de
control individual y social al servicio del capitalismo
En tanto análisis experimental de la conducta humana o teoría de la manipulación del comportamiento, el conductismo
ha estado ligado a la tecnología educativa, la automatización,
la taylorización (teoría económica) y la manipulación ideológica. En Colombia, ya desde el Plan Básico (Informe Atcon) y el conjunto del Plan de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y el Desarrollo (PNUD -UNESCO) y
las recientes Misión de Ciencia y Tecnología (Plan de Apertura Educativa) y Misión de Educación, Ciencia y Desarrollo
(Colombia: “Al filo de la oportunidad”), el modelo económico ha buscado en las “máquinas de enseñar”, en las “má179
Balibar, ibid, pág. 105.
160
quinas de pensar” y en la cibernética un apoyo básico en
el logro de la “eficacia”, la “eficiencia”, la “productividad” y
la “rentabilidad” del sistema. No es un secreto el traspaso a
la educación de los modelos organizativos de la industria y
del campo militar y que apuntan al estricto control individual
y poblacional desde las altas esferas del poder central. Tampoco es un secreto la manipulación que el fascismo ha hecho
al pretender planificar intencionalmente la evolución biológica -mediante el cambio de la dotación genética- y cultural
en la búsqueda de una procreación selectiva.
Entre los más destacados ideólogos del conductismo figuran
Watson, Pavlov y Skinner.
El fundador del behaviorismo, J. B. Watson (1878-1958) en
su libro Behavior: An Introdution To Comparative Psychology (1914) estudia el control de los individuos y los grupos
humanos, al tiempo que diferencia el behaviorismo metodológico que ignora la consciencia y estudia objetivamente el
comportamiento y el behaviorismo dogmático que niega
completamente la consciencia y adopta la forma de un materialismo metafísico180.
I. P. Pavlov (1840-1936) sistematizó el aprendizaje por condicionamiento clásico, estableciendo un puente entre lo psíquico y lo biológico. Su investigación del reflejo salival de
los perros y el “reflejo condicionado” lo condujo a la teoría
dicotómica de la “caja negra”, según estímulos (inputs) y
respuestas (outputs). Así mismo, los datos arrojados por su
estudio de la base bioquímica y fisiológica de los fenómenos
mentales, han sido utilizados para el diseño de los aparatos
cibernéticos.
Para Skinner (1904-) la conducta humana es la respuesta a
los estímulos y condiciones ambientales
-incluídas las
orgánicas- que rodean al individuo. Su concepto “refuerzo”
es clave en los procesos de enseñanza: como principal pro180
Ver Diccionario de Filosofía: Dagobert de Runes, pág. 41.
161
motor de la enseñanza programada y del conductismo
radical en la pedagogía, subrayó el papel fundamental del
condicionamiento operante y del refuerzo como esrtímulos al
aprendizaje y vectores de la socialización del individuo. La
“caja de Skinner” es una caja para ratas provista de una palanca que al ser accionada les proporciona el alimento. De
éste y otros experimentos, sacó conclusiones que aplicó también al comportamiento humano.
La teoría skinneriana fue expuesta en The behavior of organism: an experimental analysis (1938), Sobre el conductismo
(1975) y en su ensayo ¿Qué es el hombre?, entre otros textos. En este último trabajo especificó sus tesis, según las
cuales:
1. El ambiente, bajo el control del hombre, produce el carácter.
2. Son particularidades del carácter la agresión y la laboriosidad, los cuales obedecen a una idiosincracia genética y a contingencias ambientales que se hallan sometidas
a reforzamientos; también, la atención como actividad
“cognitiva” sujeta a la selección de estímulos de refuerzo,
constituye otra particularidad del carácter.
3. El ambiente reemplaza la función y el papel del hombre
autónomo.
4. El pensamiento abstracto es el producto de un género
peculiar de ambiente y no de una facultad cognitiva181.
5. Las prácticas culturales, como las características genéticas, se transmiten de individuo a individuo.
181
Según Skinner, existen unas condiciones neurovegetativas del conocimiento; al estudiar la fisiología humana -particularmente el sistema
nervioso-, ligó el mensaje de las células a las sensaciones y analizó la
relación estímulos-respuesta. En este orden de ideas, Jean Piaget (18961980) hizo depender el conocimiento del hombre de su conducta motriz,
de la acción, del desarrollo físico: en otras palabras, según él, el hombre
abstrae reflexivamente el conocimiento de sus acciones.
162
Skinner, finalmente, concluye su texto ¿Qué es el hombre? con las siguientes consideraciones que recogen aspectos
básicos de su pensamiento:
“Las tecnologías física y biológica han aliviado la
peste y el hambre... la tecnología conductual puede
comenzar a aliviar males de otra naturaleza. Es muy
posible que en el análisis de la conducta humana estemos ligeramente rezagados con relación a la posición de Newton al analizar la luz, pues sólo estamos
comenzando ahora a realizar aplicaciones tecnológicas... Es difícil imaginar un mundo en el que las personas convivan sin pelearse; se mantengan a sí
mismas mediante la producción del alimento, el cobijo y la ropa que necesiten; se distraigan y contribuyan a la distracción de otros, por medio del arte, la
música, la literatura y los deportes; consuman sólamente una parte razonable de los recursos naturales
del mundo y eviten en cuanto sea posible la contaminación ambiental; no engendren más hijos de los que
pueden criar y educar decentemente; continúen la
exploración del mundo que les rodea y descubran
métodos mejores de dominarlo; y lleguen, finalemente, a conocerse exactamente a sí mismos y por consiguiente, sepan manejarse a sí mismos con eficacia.
Con todo,... podría decirse que aliviaría la vanidad
herida, eliminaría el sentido de desesperanza o nostalgia, corregiría la impresión de que ´ni podemos ni
necesitamos hacer nada por nosotros mismos´ y promovería un ´sentido de libertad y dignidad´ mediante
la creación de 'un sentido de confianza y valor´. En
otras palabras, ese signo de progreso reforzaría
cumplidamente a cuantos han sido inducidos por su
cultura a trabajar en pro de su supervivencia”.182
182
29.
Skinner, B. F. ¿Qué es el hombre?, Documento mimeografiado, pág.
163
Por lo visto, al proyectar sus concepciones experimentales
al nivel del individuo socialmente considerado, Skinner pone
en duda la libertad y la organización social. Como lo dijera
Gantiva, en la “caja negra” skinneriana, no hay posibilidad a
la libertad, pues para el conductista “la libertad es un fantasma que hay que conjurar mediante un proceso de retroalimentación (feed-back), esto es, de la consolidación de la
autoridad y la coacción. Aquí la alienación entra en puro
furor”183. En efecto, el conductismo, como componente de la
ideología burguesa, vela las contradicciones centrales de la
sociedad capitalista y “apunta a la reproducción mecánica de
las relaciones sociales dominantes que el ´operador´ manipula conscientemente, a la objetivación (y sujetación) del individuo y a la negación de su libertad”. Para el conductismo,
en fin, los individuos que no encajan en el “orden” social
burgués, son sencillamente “desadaptados”, a los cuales habrá que “aconductar”, mediante la cohersión. El fascismo ha
sido una muestra de ello.
H. El empirismo, el racionalismo y el apriorismo como
teorías subjetivas e idealistas del conocimiento al servicio
del poder burgués
Para el empirismo (del griego emperein, experiencia) la evidencia sensorial es la única forma de conocer; las cosas son
183
Gantiva, Jorge. Filosofía y política educativa. En Cuadernos #1 de
Reflexión educativa, Segundo Seminario de Educación y Sociedad (herramientas para un Proyecto Pedagógico Alternativo), CEPECS, pág. 32 y
33.
Según Skinner existen unas condiciones neurovegetativas del conocimiento; al estudiar la filosofía humana -particularmente el sistema nervioso- ligó el mensaje de las células a las sensaciones y analizó las relaciones estímulo-respuesta. En este orden de ideas, Jean Piaget (18961980) hizo depender el conocimiento del hombre de la conducta motriz,
de la acción, del desarrrollo físico; en otras palabras, según él, el hombre
abstrae reflexivamente el conocimiento de sus acciones.
164
en cuanto podamos percibirlas; es decir, el conocimiento
como imagen superficial de los atributos que perciben nuestros sentidos.
Así mismo, el empirismo niega la existencia de un conocimiento valedero con independencia de una experiencia pasada, presente o futura; para esta corriente de pensamiento las
ideas, los conceptos universales -con referencia existencialderivan exclusivamente de la experiencia. El empirismo
idealista reduce la experiencia a la llamada introspección, en
tanto el empirismo materialista -como tendencia- contiene un
aspecto de la verdad.
La fundamentación filosófica del empirismo la hallamos en
George Berkeley (1685-1753), David Hume (1711-1776) y
Ernest Mach (1836-1916), entre otros. Para el primero, la
“materia” y los demás “universales” están compuestos de
cualidades experimentadas o percepciones individuales; la
materia es no existente. El autor del Tratado sobre los principios del conocimiento humano, el Ensayo sobre una nueva
teoría de la visión y De motu (Crítica de la mecánica de
Newton), dedujo de la experiencia individual la existencia de
una mente universal (Dios), cuyo contenido es el mundo objetivo. En fin, el pensamiento berkeleyano parte de reducir
los aspectos físicos del mundo a fenómenos mentales.
Según Hume, la fuente del conocimiento se encuentra en las
impresiones de sensación y reflexión, siendo el conocimiento
el resultante de la comparación de ideas. A su turno, para
Ernest Mach el mundo “sólo consiste en nuestras sensaciones”184 y “sólo tiene importancia la relación de lo observable de lo dado”185; además, “la 186materia no es lo primeramente dado, sino las sensaciones”. Para este pensador empi184
Mach, Ernest. Análisis de las sensaciones, pág. 11.
Ibid, pág. 25.
186
Ibid, pág. 216
185
165
rista, cuando se hace una investigación, no se debe tener
en cuenta la conciencia de clase y los prejuicios de clase.
Llegó, incluso, a negar la existencia de los átomos, en razón
de que él no los podía percibir.
En fin, Berkeley, Hume y Mach -en tanto no pueden ver cómo se subdivide la materia- llegan a la conclusión de que la
materia es indivisible. En medio de ellos, Kant parte de considerar el tiempo y el espacio como formas a priori187 de la
sensibilidad y de la intuición. Por ello, al reconocer en las
experiencias, en las sensaciones, la fuente única de nuestro
saber, Kant orienta la filosofía hacia el sensualismo; cuando
reconoce el carácter a priori del espacio, del tiempo, de la
causalidad, etc., Kant orienta su filosofía hacia el idealismo.
El materialismo, en cambio, considera todo pensamiento
como inseparable de la realidad material dada, independientemente del pensamiento que se le presenta en la experiencia;
esta última categoría es doble porque sistemáticamente asocia y confunde dos aspectos contrarios: el idealista y el materialista.
Como teoría idealista del conocimiento, el apriorismo reconoce los conocimientos como innatos; basa su método en
establecer y probar las propiedades de un objeto, no partiendo del objeto mismo, sino derivándolas del concepto que de
él nos formamos. No es, pues, el concepto el que se ha de
ajustar al objeto, sino al revés, éste al concepto (Engels).
Para el apriorismo, como “filosofía del interés público” (supraclasista) la “razón” es la consigna central de la “filosofía
de la defensa nacional”, así como “la base universal y legítima de la verdad”. En su momento, Platón -quien sostuvo
que sólo existe el mundo de la experiencia humana y quien
planteó la idea de la “inmortalidad del espíritu”-, concibió
que el aprender conlleva el recuerdo de conocimientos po187
A priori: previo a la experiencia.
Tanto R. Descartes como E. Kant asumieron como cierto que "todo lo a
priori tiene su origen en el sujeto".
166
seídos en existencia anterior. Por su parte, Kant reafirma
que el hombre tiene en su mente a priori una pura forma de
intuiciones sensoriales en general y que son innatas las categorías lógicas.
Con el fin de excluir al materialismo, el idealismo clásico
desconoce la materia, lo objetivo, la exterioridad al sujeto
que piensa la realidad, la independencia del objeto con respecto al sujeto que lo piensa. Berkeley planteó que no hay
nada más acá de la sensación y de la experiencia (además de
asumir la materia como combinaciones de sensaciones y de
negar la existencia independiente de la cosa en relación con
la mente que la percibe); Hume concluyó que no podemos
saber si hay algo más acá de la sensación y de la experiencia;
Kant conceptuó que hay algo más acá de la sensación y de la
experiencia: la “cosa en sí”, pero esta cosa en sí es incognoscible.
Del empirismo y el apriorismo, en fin, se ha derivado la investigación empírico - analítica que se preocupe por la medición del fenómeno y el desarrollo de instrumentos confiables. Asociada esta investigación al fenómeno estudiado a
través de la experiencia directa, su campo de acción lo constituyen los eventos observables por los investigadores.
Ahora bien, a diferencia del empirismo (para quien todo saber proviene de la experiencia), el racionalismo manifiesta la
voluntad de construir formas culturales de validez universal.
Si para el empirismo lo sensorial, lo perceptible son el criterio de verdad, para el racionalismo lo deductivo, lo intelectivo constituyen el criterio de verdad. De todos modos, tanto
el empirismo como el racionalismo son formas del subjetivismo.
La historia del racionalismo viene desde los Eleatas (siglo V
a. de C.), los pitagóricos y Platón -con su teoría de la “autosuficiencia de la razón”-, hasta Descartes (Cogito Ergo
Sum), Leibniz y Spinoza, quienes introdujeron métodos ma-
167
temáticos en filosofía. Spinoza demostró su Etica según
un orden geométrico.
En este orden de ideas, la oposición entre la ideología religiosa y la ideología jurídica (como derecho burgúes-natural:
el iusnaturalismo) del sujeto individual libre, expresan la
lucha del racionalismo y el espiritualismo. Esta lucha la
libra el racionalismo desde la ciencia de la naturaleza, desde
la razón y el entendimiento, en contradicción antagónica con
la revelación, la fé, la ilusión, el error, la superstición, lo
“sobrenatural”, la mística, la religión.
Como realización filosófica del idealismo jurídico burgúes,
el racionalismo acude a temas como la autonomía y omnipotencia de la razón, la implicación mutua de razón y libertad,
la oposición normativa de razón-sin razón o verdad-error.
Sin embargo, ha sido del mismo racionalismo como se han
formado las filosofías irracionalistas.
Como contracorriente filosófica, el irracionalismo (como
ideología de la burguesía en su etapa histórica de decadencia) se presenta como crítico del imperio de la razón, del
concepto, del “sistema”. A los nombres de Bergson, Nietzsche y Heidegger, se les han asociado filósofos del “Deseo”,
de “la vida”, de la rebelión metafísica, de “la violencia” y de
la “transgresión”: W. Reich, H. Marcuse, G. Bataille, Deleuze y Edgar Morin. Estas filosofías “anti-científicas” o
paracientíficas explotan las contradicciones de la Biología,
del Psicoanálisis y de la Tecnología.
Contrario al mundo de la empiria, para el materialismo dialéctico, en todos los fenómenos naturales y sociales que
componen la realidad material y social se encuentran aspectos contrarios en lucha; debido a las contradicciones la
realidad es esencialmente cambiante y dinámica. Al respecto, aprendimos con Mao que las ideas correctas ni caen del
168
cielo ni son innatas del cerebro188, sino que sólo pueden
provenir de la práctica social, de las tres clases de práctica:
la lucha por la producción, la lucha de clases y los experimientos científicos en la sociedad. Es, pues, la práctica social el criterio de verdad para el materialismo histórico y
dialéctico189.
Compartimos, finalmente, los enunciados, la posición del
materialismo histórico y dialéctico respecto al surgimiento
del marxismo en lucha con la ideología jurídica-burguesa y
demás formas ideológicas predominantes en la sociedad capitalista. “El marxismo ha surgido y se ha desarrollado a
partir del racionalismo y también contra él, como una nueva
forma de materialismo, la primera forma ´consecuente´”
(Balibar).
Así, pues, mientras que para el idealismo lo real es una abstracción (entidad ideal) asociada a la experiencia y que parte
188
Mao Tsetung. ¿De dónde provienen las ideas correctas? Cinco tesis
filosóficas. Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín.
189
Mao explica -en el textorelacionado- cómo es la apropiación de las
ideas, como se desarrollan las etapas del proceso de conocimiento:
"Al comienzo, el conocimiento es puramente sensitivo. Al acumularse cuantitativamente este conocimiento sensitivo se producirá un
salto y se convertirá en conocimiento racional, en ideas. Este es el proceso del conocimiento. Es la primera etapa del proceso del conocimiento en
su conjunto, la etapa que conduce de la materia objetiva a la consciencia
subjetiva, de la existencia a las ideas. En esta etapa, todavía no se ha
comprobado si la consciencia y las ideas (incluyendo teorías, políticas,
planes y resoluciones) reflejan correctamente las leyes de la realidad
objetiva, todavía no se puede determinar si son justas. Luego, se presenta
la segunda etapa del proceso del conocimiento, la etapa que conduce de la
consciencia a la materia, de las ideas a la existencia, esto es, aplicar a la
práctica social el conocimiento obtenido en la primera etapa, para ver si
esas teorías, políticas, planes y resoluciones pueden alcanzar las consecuencias esperadas... de la práctica al conocimiento y del conocimiento a
la práctica. Esta es la teoría marxista del conocimiento, es la teoría materialista dialéctica del conocimiento... la materia puede transformarse en
consciencia y la consciencia en materia...". Es decir, recordémoslo bien,
las ideas se convierten en fuerza material cuando prenden en las masas.
169
del primado del pensamiento sobre lo real, el materialismo reconoce la realidad material objetiva independiente del
pensamiento, preexistente a él. Es decir, mientras el empirismo y el racionalismo como formas de idealismo se mueven en el dilema “experiencia” o “razón” -para eliminar la
realidad material objetiva-, la teoría de la contradicción parte
de reconocer la lucha de clases como el motor de la transformación del mundo.
I. El esoterismo como forma “postmoderna” al servicio
de la continuación del capitalismo.
“La ignorancia de lo que es la religión sirve finalmente a la religión, a sus resurgimientos
´supersticiosos´ y a sus sucedáneos, que imitan a la
ciencia y la envuelven en misticismo. Abre el campo
a ese monstruo aparente, la religiosidad paracientífica”
Etienne Balibar.
Misticismo, resurgimiento supersticioso, religiosidad paracientífica, pueden ser categorías para describir el fenómeno
“postmoderno” de la “Nueva Era”. Esta es caracterizada
como una “época convulsionada”; en crisis de valores, principios, veracidad y credibilidad en personas e instituciones;
en caos y angustia existencial; en la pobreza, miseria, corrupción, incertidumbre, desempleo, injusticia; en el “materialismo”.
Dicho fenómeno ha conllevado a la llegada masiva o súbita
irrupción de movimientos o sectas religiosas, filosóficas,
metafísicas, ocultistas, yogas, orientales, parasicólogos, espiritismo, satanismo, meditación o reencarnacionismo. Así
mismo, se opera un resurgimiento de antiguas disciplinas:
Astrología, Gnosticismo, Tarot, I Ching, Magia, Hechicería,
Brujería u otras Artes Adividatorias.
170
Los terapeutas van desde psicólogos hasta expertos en liquidación del karma, pasando por bioenergéticos, expertos en
esencias florales, el yoga (técnica hindú), la acupuntura (técnica china), técnicos en vidas pasadas o renacimiento. Para
esta labor de cura de enfermedades, buena suerte en el amor,
alejamiento de malos espíritus, etc., se emplean sustancias,
hechizos, sortilegios, oraciones y objetos. De estos últimos
destacamos amuletos, talismanes, objetos magnetizados, medallas, cadenas, cruces, crucifijos, budas, pulseras de oro,
plata, cobre, piedras preciosas, cuarzos y una variedad de
iconos.190
La creencia en amuletos, talismanes de la buena suerte, el
poder y el control mental, el crecimiento personal y el hipnotismo concurren a la cura de la timidez, pobreza, mala suerte,
retorno a encarnaciones pasadas, así como al mantenimiento
de “la belleza”, de “la línea” y el “adelgazamiento”, la “impotencia sexual”, la “paz “, la salud, la “armonía”, a través
de sesiones homeopáticas de los naturistas, enseñanzas de
yoga, taoísmo, magia sexual, regresiones a vidas pasadas,
190
"El icono es una imagen religiosa de lo invisible. Tiene como función
hacer presente la realidad trascendente; es la participación real con lo
sagrado; es la unión de lo humano con lo divino.
"La imagen sagrada que contiene el icono pertenece al culto... el sacramento que se celebra en la liturgia es anunciado con lo palabra inspirada
por Dios y con la imagen inspirada del artista... de los iconos - los cuales
son besados y delante de los cuales se recitan oraciones- se esperan curaciones... el cristiano debe realizar la transformación de sí mismo con el
auxilio del Espíritu Santo. Esta glorificación de su ser -el verdadero destino del hombre- fue anunciado por la resurrección de Cristo e ilustrada
en el evangelio con la escena de la transfiguración... el cuerpo de Jesús
vino a convertirse en el ropaje reluciente de la divinidad y en la imagen
de lo que será el hombre cuando participe de la gloria de dios... la belleza
del hombre transfigurado es la que el icono trata de representar, y por eso
todo en el icono se somete a una depuración de lo sensible. Lo humano
no es digno de ser representado, sino en cuanto sea transparente en él lo
divino...". Periódico El Colombiano, 30 de Abril de 2000, pág. 8B.
171
enseñanzas acerca de chacras o centros de energía y su
desarrollo.
Así, por ejemplo, para obtener buena salud o suerte se recurre a decretos, rezos específicos, aparatos electrónicos de
biofeedback rayantes en “lo milagroso”, espiritismo, chamanismo, ejercicios respiratorios, posturas físicas de diversas
modalidades, supuestos contactos con extraterrestres, guías
del tipo de los ángeles, apariciones de la Virgen María, supuestos “maestros ascendidos” que dan éstas o aquellas órdenes, mensajes relacionados con los “acontecimientos del
fin del mundo”, con los “escogidos” de la nueva era, las técnicas y libros de sanación con las manos o por magnetismo,
“clarividentes”, que ven vehículos invisibles del hombre y
que observan el cuerpo por dentro y que posibilitan el diagnóstico de las enfermedades físicas, problemas orgánicos,
emocionales o mentales, o maleficios; curanderos indígenas
chamanes que recurren a la narcosis ingiriendo drogas extraídas de plantas, contactos (mediaciones) con mundos y
entidades invisibles que guían y ayudan, ritos sexuales, hechicería o sacrificio de animales, uso de cuarzos, perfumes,
colores, velas, extrañas ceremonias, sectas satánicas, etc.,
etc.
Mención especial merece aquí la Astrología como “ciencia
que trata de las fuerzas y energías que condicionan, rigen y
actúan a través del espacio y sobre él y todo lo que en éste se
encuentre”.191
Según la disciplina astrológica, recibimos de los astros influencias electromagnéticas, gravitatorias y por medio de
energías de entes psicoespirituales manifestados físicamente
a través de los astros. Según Corelli, “la verdadera astrología es la astrología del Alma, de los propósitos y metas a
aprender por el individuo en su encarnación, al recibir las
191
Corelli, Mitchel. En camino hacia una nueva era., Colombia, 1997,
pág. 103.
172
“lecciones”, superar imperfecciones, desapegarse del
mundo material, del deseo, a servir...”192.
Ya Marx había denunciado el carácter de fetiche que adopta
la forma mercancía -talismanes, objetos magnetizados, piedras preciosas, etc.-:
“El sistema monetarista no veía al oro y la plata en
cuanto dinero como representantes de una relación de
producción, sino bajo la forma de objetos naturales
adornados de insólitos atributos sociales”193
En El Capital, Marx denuncia la ilusión fisiocrática que considera la renta del suelo como proveniente de la tierra, no de
la sociedad, como ilusión del sistema monetarista.
Como ideología irracionalista, la “Nueva era postmoderna”
apunta a un ocultamiento de las verdaderas determinantes en
la sociedad; vela, por ejemplo, las contradicciones antagónicas que oponen los intereses de los dueños del capital y los
intereses de los trabajadores asalariados. El fetichismo del
engranaje esotérico parte de atribuirle a ciertos objetos cualidades mágicas, desconociendo la relación social de producción en la que aparece la mercancía cuarzo, pulsera, crucifijo, cadena, etc. El mismísimo Napoleón había llegado a
afrimar que “en la religión no veo el misterio de la encarnación, sino el misterio del orden social”194.
Sobre este punto -para terminar-, muy elocuente es la referencia que Balibar hace en Marxismo e irracionalismo:
“El capitalismo necesita a la vez acelerar el proceso de
la innovación tecnológica y someterlo estrechamente a
la rentabilidad inmediata del gran capital; extender la
formación científico-técnica y generalizar la descualifi192
Ibidem, pág. 104.
Marx, Carlos. El Capital, Tomo I, Volumen I, Libro Primero. El proceso de producción del capital. Siglo XXI Editores, pág. 101.
194
Avakian, Bob. Folleto citado, pág. 5.
193
173
cación relativa de la fuerza de trabajo; desarrollar
la asistencia pública, la conservación física del trabajador y las formas de su desgaste, de su explotación intensiva. Esta es la razón de que, efectivamente, la crisis
del capitalismo engendre el irracionalismo, que presente sus contradicciones como irresolubles (salvo por medio de la utopía, la regresión o el delirio imaginativo
individual)...”
A lo cual añade:
“El irracionalismo es la figura inestable de un compromiso impuesto por las circunstancias; es a la vez el
disfraz tras el cual se oculta el positivismo (del mismo
modo que la ecología y el ´crecimiento cero´ son los disfraces locales, provinciales, tras los cuales se oculta la
acumulación capitalista) y el síntoma de la resistencia
con la cual tropieza... en las formas más significativas, y
también más influyentes, del irracionalismo moderno
-las paracientíficas y seudocientíficas- el positivismo está más presente que nunca...”
174
J. El Materialismo histórico y dialéctico como fundamento de la ideología del proletariado
“El pueblo, únicamente el pueblo, es la fuerza motriz,
el creador de la historia universal”
Mao Tsetung (en Sobre el Gobierno de coalición)
Marx fundamentó su teoría económica e histórica en el materialismo filosófico. La filosofía marxista se fundamenta en
el método dialéctico que reconoce la unidad y lucha de los
contrarios195. Haciendo precisión acá: 1. La dialéctica materialista supone el primado de la contradicción sobre los contrarios; 2. Lo que unifica a los contrarios es únicamenta su
contradicción, su lucha, y sólo ella. Así, a manera de ejemplo, la lucha del materialismo y el idealismo es la clave y la
condición de su unidad.
Así mismo, para el materialismo dialéctico e histórico existe
una realidad objetiva independiente del pensamiento. Esta
concepción , claro está, es contraria a la expuesta por Mach
en El análisis de las sensaciones. Como lo expresara Mao,
“el desdoblamiento de lo uno -uno se divide en dos, como
enunciado axiomático de la teoría de las contradicciones- y
el movimiento de sus partes contradictorias es el fondo (el
núcleo, una de las esencias) de la dialéctica. También, que
“la identidad -la unidad-” de los contrarios es el reconocimiento (descubrimiento) de tendencias contradictorias, mu195
Umberto Eco reconoce en el marxismo como ideología "un arma intelectual" que sirve a la práctica social para la transformación del mundo...
El manifiesto de 1848, como ejemplo de ideología del proletariado, "tiene en cuenta la ideología adversaria y demuestra que se sostiene hasta le
punto en que hay que aclarar la premisa basilar: el comunismo desea
abolir la propiedad burguesa, porque el sujeto de la historia son las masas
proleterias excluídas...". En Tratado de Semiología general, Editorial
Lumen, Quinta edicción, 1991, Barcelona, pág. 415.
175
tuamente excluyentes, opuestos, en todos los procesos y
fenómenos de la naturaleza: los del espíritu y la sociedad”196. Y Lenin, en sus Cuadernos Filosóficos, ya había
demostrado cómo “la contradicción proporciona la clave
para los ´saltos´, para la ´ruptura de la continuidad´, para la
´transformación en el contrario´, para la destrucción de lo
viejo y el surgimiento de lo nuevo”. Es decir, que sin contradicciones no puede haber transformación.
La ley de la unidad de los contrarios, en fin, como ley fundamental de la dialéctica materialista, tiene sus extensiones o
expresiones en la ley de la transformación de la cantidad en
calidad197, y viceversa, y en la ley de la afirmación y negación.
196
Mao Tsetung reviste el principio de la unidad de los contrarios en las
siguientes 5 Tesis dialécticas esenciales: 1. Toda realidad es proceso; 2.
Todo proceso se reduce, en última instancia a un sistema de contradicciones; 3. En un proceso (es decir, en un sistema de contradicciones),
hay siempre una contradicción que es principal; 4. Toda contradicción
es disimétrica. En otras palabras, uno de los términos de la contradicción
es simpre dominante sobre el movimiento de conjunto de la contradicción
misma. Es la teoría del aspecto principal de la contradicción; y 5. Existen contradicciones de tipo diferente cuya resolución depende de procesos diferentes. La principal distinción que debe hacerse en la materia es
la de las contradicciones antagónicas y la de las contradicciones no antagónicas, según nos lo recuerda Alain Badiou en su importante texto
Teoría sobre la contradicción, de Ediciones Paragrama, Cali- Colombia,
y editado inicialmente por Francois MASPERO, París, 1975, pág. 56.
Según Badiou, Mao lleva a cabo el programa fijado por Lenin: desarrollar el "núcleo de la dialéctica", es decir, el axioma uno se divide en dos.
Este desarrollo es la síntesis filosófica de la revolución marxista-leninista:
contra el dogmatismo y contra el revicionismo.
197
La ruptura cualitativa sucede a una acumulación cuantitativa: he aquí
la concepción del desarrollo por saltos, propio de la teoría del carácter
periódico del proceso dialéctico. En su libro "Contradicciones: naturaleza de la dialéctica", Jorge Palacios afirma que la calificación de un cambio como cuantitativo o cualitativo, es relativa y depende del nivel del
proceso que se examine. "Una transformación, que para un proceso mayor es meramente cuantitativa (la muerte de una célula de un organismo),
constituye para ese proceso menor (la célula considerada por sí misma
176
En este orden de ideas, hemos de resaltar, como principios de la dialéctica materialista: el desarrollo en espiral, el
empleo de diferentes métodos para resolver diferentes contradicciones y la subordinación de las necesidades de la parte
a las del todo.
En el libro Contradicciones: naturaleza de la dialéctica,
Palacios asume los principios del materialismo dialéctico en
torno a tres criterios básicos:
1. El reconocimiento del carácter contradictorio de toda
realidad, como esencia de la dialéctica;
2. El reconocimiento de la supremacía de las leyes dialécticas (en particular, la de las contradicciones como principios básicos del devenir en el universo); esto, como
opuesto a la “concepción mecanicista, rígida y fatalista
del determinismo -derivado del prejucio de que ´iguales
causas y condiciones, producen efectos iguales´- y la explicación del carácter meramente probabilístico de la legalidad científica”;
3. El reconocimiento del carácter decisorio de la particularidad de las contradicciones, “tanto como nexo entre el
materialismo y la dialéctica, como en su calidad de motor
del desarrollo, en su avance hacia la generalidad, en oposición a la regularidad ya establecida”.
Así, pues, el concepto “uno se divide en dos” nos permite
comprender la etapa nueva y superior de la dialéctica materialista. Como método fundamental en el estudio de las cosas, dicho concepto denota una posición, un punto de vista
de clase, una apropiación social, de clase. A manera de
ejemplo, la burguesía destruyó el orden feudal, pero, el orden
como proceso), un cambio cualitativo, profundo, que afecta su contradicción fundamental". En Revista "Causa", pág. 53.
177
capitalista que dirije se escinde según la contradicción
Estado Burgués/Revolución Proletaria198
Asociados al concepto “uno se divide en dos”, otras categorías de la dialéctica materialista muestran los aspectos contradictorios en cada cosa, las contradicciones en constante
movimiento, las relaciones de contrarios es aspectos particulares del proceso del desarrollo de las cosas. He aquí, pues,
otras categorías de la dialéctica, como expresiones o extensiones de la ley fundamental de la dialéctica materialista o
ley de la unidad de los contrarios:
1. Fenómeno y esencia
De Mao Tsetung aprendimos cómo “en el estudio de un
problema, debemos tomar como punto de partida los fenómenos que se pueden ver y sentir, y explorar la esencia que
se disimula tras ellos, con el fin de descubrir la naturaleza y
las contradicciones de las cosas objetivas199.
La posición del materialismo dialéctico reconoce que en
todos los fenómenos naturales y sociales que componen la
realidad material se encuentran aspectos contrarios que se
oponene mutuamente y que gracias a estas contradicciones la
realidad es esencialmente cambiante y dinámica. Para la
fenomenología, en cambio, existen tantas realidades cuanto
sujetos, siendo la evidencia la esencia de los fenómenos.
La teoría marxista dialéctica del conocimiento reconoce los
“fenómenos de salto en la vida cotidiana en que la materia
puede transformarse en consciencia y consciencia en materia” (Mao). De igual modo reconoce el salto de la práctica al
conocimiento y del conocimiento a la práctica.
198
El concepto dialéctico de la síntesis nos da cuenta del engendramiento
de una nueva escisión.
199
Mao Tsetung, La construcción del socialismo, numeral 67, Editorial
La oveja Negra, Agosto de 1975, pág. 154.
178
2. La parte y el todo, lo particular y lo general
Según el materialismo dialéctico, el todo y sus partes froman una unidad de contrarios. Así mismo, tanto en la naturaleza como en los fenómenos de la sociedad y del pensamiento, la esencia particular de cada forma del movimiento
de la materia es determinada por la contradicción particular
de dicha forma. El estudio de la particularidad de la contradicción y el conocimiento de la esencia particular de las cosas individuales (así como el conocimiento de la particularidad de cada uno de los aspectos de cada contradicción del
proceso) nos permite conocer plenamente la universalidad de
la contradicción y la esencia común a las diversas cosas.
En Sobre la Contradicción, Mao insiste en la unidad de lo
particular y lo universal: “no sólamente la particularidad
sino también la universalidad de la contradicción son inherentes a toda cosa: la universalidad reside en la particularidad... a su vez, los contrarios en una contradicción forman
una unidad al mismo tiempo que luchan entre sí, lo cual impulsa el movimiento y cambio de las cosas”. En La Construcción del Socialismo, el dirigente proletario que orientó la
Gran Revolución Cultural Proletaria reafirmó cómo “sin
comprender bien las leyes particulares es imposible comprender las leyes universales... si se estudia una sociedad
particular, es para encontrar las leyes particulares de esta
sociedad. Si se logra el elucidar las leyes particulares de una
sociedad, se pueden fácilmente conocer las leyes generales
de esa sociedad. Hay pues que encontrar las generalidades a
través de las numerosas particularidades que se han estudiado. Sin comprender bien las leyes particulares, es imposible
comprender bien las leyes universales. Si se quiere estudiar,
por ejemplo, las leyes generales de la Zoología, se está obli-
179
gado a estudiar separadamente las leyes particulares que
rigen a los vertebrados y a los invertebrados”.200
En este mismo sentido, Rose y compañía aseveran cómo,
para los dialécticos, el universo es unitario pero está sometido a continuo cambio: “los fenómenos que podemos ver a
cada momento son partes de procesos, procesos con historia
y un futuro cuyos caminos no están sólo determinados por
sus unidades constituyentes. Los conjuntos se componen de
unidades cuyas propiedades pueden ser descritas, pero la
interacción de estas unidades en la contrucción de los conjuntos genera complejidades que dan lugar a productos cualitativamente diferentes de las partes que los componen”201.
3. La causalidad , la necesidad y la libertad
Asumimos acá la libertad como el conocimiento de la necesidad y la transformación del mundo objetivo sabre la base
de la necesidad; más allá, según el planteamiento maoista,
como la posibilidad del hombre de transformar la necesidad
y no sólo de ser conciente de ello; en fin, libertad incompatible con un determismo rígido y fatalista, como un supuesto
Universo absolutamente indeterminado.
También, reivindicamos el principio de causalidad entendido como “la inexistencia de un efecto que no se deba a un
antecedente del cual él deriva”. Esta noción de la causalidad
y de la práctica transformadora de la que ella surge son fundamentos irrenunciables de la ciencia experimental.
Por último, también cabe señalar aquí los reveses de las experiencias del socialismo por la influencia de los errores,
limitaciones y deformaciones abiertas en la teoría del mate200
Mao Tsetung, La Construcción del Socialismo, Editorial La Oveja
Negra, Medellín, 1975, pág. 157 y 158.
201
Rose, Steven y otros. No está en los genes, Editorial Crítica, Barcelona, 1987, pág. 23.
180
rialismo dialéctico y en su aplicación al análisis de la
realidad. Palacios202 señala, entre otros: a. La subestimación
de la influencia creciente de la superestructura.
b. La creencia en un desarrollo mecánico de la base material
y en su influencia revocable en el avance de la sociedad y en
el desarrollo de la conciencia (la famosa teoría tengsiaopinista de las fuerzas productivas); y
c. La incomprensión del carácter contradictorio de toda
realidad, en todas sus etapas y de la particularidad de tales
contradicciones.
En resumen, el materialismo histórico y dialéctico, en oposición al empirismo y el racionalismo se mueve no en el terreno del quietismo, del equilibrio, sino en el del cambio, en
el de la lucha. El materialismo dialéctico, entre sus elementos filosóficos, a manera de tesis, de categorías, echa mano
de los procesos, de la contradicción; el materialismo histórico¸ entre sus elementos científicos, se refiere a las relaciones de producción, a las relaciones sociales ideológicas, a los
aparatos ideológicos de Estado, a las formas correspondientes de la lucha de clases en la época del imperialismo. En
este sentido, también, la política proletaria introduce elementos políticos que tienen que ver con el papel de la cultura, la enseñanza popular de las ciencias -entre ellas la ciencia
de la revolución- y el lugar en la división social del trabajo.
Aquí hemos de destacar la proclama de Balibar en su texto
Marxismo e irracionalismo:
“El marxismo ha surgido y se ha desarrollado a partir del racionalismo y también contra él, como una
nueva forma de materialismo, la primera forma
´consecuente´, es decir, la primera que ha invertido
efectivamente la relación de dominación idealismo202
Palacios, Jorge. Op. cit., pág. 62
181
materialismo, preservando el racionalismo. En la
raíz del marxismo hay una doble ruptura revolucionaria con respecto al racionalismo: la constitución,
como objeto de ciencia de la historia de las sociedades (posibilida bloqueada por la ´generalización´ racionalista de las ´leyes de la naturaleza´), y la ruptura con el punto de vista de la ideología jurídica sobre
las relaciones sociales (punto de vista que preside
secretamente esta generalización)”203
203
Balibar, Etienne, ¿En nombre de la razón? Marxismo, racionalismo,
irracionalismo, Op. cit., pág. 111.
182
IV. ACERCA DEL FUNCIONAMIENTO
IDEOLÓGICO DE LOS DISCURSOS
“La ideología es el reflejo de un movimiento material”
Mao, La Construcción del Socialismo
“Todos los problemas de carácter ideológico, todas
las cuestiones de controversia dentro del pueblo,
pueden zanjarse únicamente por el método democrático, por medio de la discusión, la crítica, la persuasión y la educación, y no por métodos coactivos o represivos”
Mao, Sobre el tratamiento correcto de las
contradicciones en el seno del pueblo, 27 de febrero de 1957.
En los primeros capítulos de este texto explicamos -no exhaustivamente, en tanto aquí se trata de aproximaciones a
una teoría del funcionamiento ideológico de los discursoscaracterísticas esenciales de los discursos científico, político
y literario, no sin antes haber tomado como punto de partida
una serie de tesis desde el materialismo histórico y dialéctico. Entre otras, destacamos, con Marx, que “no sólo se trata
de interpretar el mundo, sino de transformarlo”204, asumiendo la práctica social como criterio de verdad. Nos adentramos posteriormente a caracterizar las formas de apropiación discursiva y su relación con las prácticas sociales. Enseguida diferenciamos el lenguaje, el discurso y las ideologías; en este contexto, remarcamos lo discursivo como uno
de los aspectos materiales de la “materialidad ideológica”.
Finalmente, hemos hecho referencia a varias corrientes ideológicas o corrientes de pensameinto que históricamente han
204
Marx, Carlos. Tesis sobre Feuerbach.
183
incidido considerablemente en las formaciones sociales
signadas por la lucha de clases, habiendo hecho alusión a los
sistemas esclavista, feudal, capitalista y socialista205. Destacamos unas ideologías de victoria, de las clases en el poder,
en confrontación con las ideologías de combate. De las primeras nos referimos al corporativismo, a la ideología religiosa, al liberalismo, al existencialismo, al pragmatismo, al
conductismo, al positivismo, al empirismo, al racionalismo y
al esoterismo. De la segunda, nos acabamos de referir al materialismo histórico y dialéctico206
Ahora, para finalizar, hemos de referirnos más en forma específica a la empresa que indicamos en la Introducción: la
articulación de las prácticas sociales (históricas con la articulación teórica del materialismo histórico, la lingüística y la
teoría del discurso. Es decir, la articulación de las prácticas
sociales con: 1°, la teoría de las formaciones sociales y de
sus transformaciones, incluída la teoría de las ideologías; 2°,
la teoría de los mecanismos sintácticos y a la vez de los procesos de enunciación; y 3°, la teoría del discurso como teoría de la determinación histórica de los procesos semánticos.
205
En el Libro I de El Capital (El proceso de producción del capital, Sección tercera: producción de plusvalor absoluto), Marx explica cómo "es
sólo la forma en que se expolia ese plustrabajo al productor directo, al
trabajador, lo que distingue las formaciones económico - sociales, por
ejemplo, la sociedad esclavista, de la que se funda en el trabajo asalariado", Siglo XXI Editores, pág. 261. Así mismo, precisa cómo en el sistema feudal el plustrabajo se presenta bajo la forma de la prestación personal servil: "El trabajo de los campesinos libres en su tierra comunal se
convirtió en prestación personal servil para los ladrones de la tierra colectiva", (pág. 287).
206
Aquí recordamos, con Pêcheux, cómo "las formaciones ideológicas
juegan en cada fase histórica de la lucha de clases un papel necesariamente desigual en la reproducción y transformación de las relaciones de producción y esto en razón a la vez de sus características ´regionales´ el Derecho, la Moral, el Conocimiento, Dios, etc.) y de sus características de
clase. Hacia el análisis automático del discurso, Op. cit. pág. 234-235.
184
A. Apropiación de clase de la práctica -y el discursocientíficos
En la transición del feudalismo al capitalismo jugó un papel
bien importante el desarrollo científico, en particular, el conocimiento de las ciencias naturales. Entre éstas, la física
como reflexión filosófica sobre las ciencias naturales. El
desarrollo de las fuerzas productivas burguesas, la gestación
de la revolución industrial -y de la misma revolución política
burguesa- requirió de la revolución copernicana, de la teoría
heliocéntrica207, así como de la teoría darwinista de la “evolución” de las especies. Aquí se reconoce la ciencia como
medio de producción e instrumento de dominación, de poder.
En efecto, el geocentrismo estuvo al servicio de la nobleza
feudal, como forma de atar el mundo a Dios y los siervos al
Rey. La Bula del Papa Alejandro VI (1493) llegó a ser un
instrumento político al servicio del despojo de los pueblos
aborígenes de américa, así como el telescopio galileano fue
una valiosa herramienta que contribuyó a revolucionar la
concepción del mundo predominante en el medioevo y a dar
paso a las nuevas relaciones de producción generadas por el
capitalismo.
Así mismo, las matemáticas, como otras tantas ciencias -nos
lo recuerda Marx en el Anti-Dühring- “brotaron de las necesidades de los hombres: de la necesidad de medir tierras y el
volumen de las vasijas, del cálculo del tiempo y de la mecánica”, como también nacieron de las necesidades del hombre
207
En el Galileo Galilei, del dramaturgo proletario Bertold Brecht, el
"triturador de la Biblia" (Galileo), según el cantor de baladas, argumentó
que el orden espiritual romano situaba la tierra en el centro del universo
para que la silla de Pedro pudiera sr el centro de la humanidad. Contrario
al pensamiento geocentrista, Galileo reafirmó cómo "la tierra se mueve
porque el sol la mueve, pues éste (el Sol) no es un escudo dorado de la
nobleza, sino una palanca".
185
no sólo el lenguaje mismo, sino las posibilidades de la
revolución, de la libertad, entendida ésta como emancipación.
Otro tema, a propósito de la apropiación de clase del discurso científico, de la práctica científica, lo constituye el determinismo biológico como ideología política. Veámos de qué
se trata.
Lo que va del “Proyecto Genoma humano” al “Proyecto de
biodiversidad”
Por estos días, somos testigos de una revolución en el desarrollo de la ciencia biomédica. Se trata del Proyecto Genoma
Humano, liderado por la Human Genoma Organization
(HUGO). Aquí la preocupación es la reconstrucción del
“mapa” del genoma humano, del análisis de los componentes, de las estructuras del ADN. Este Proyecto intenta responder “cómo hacer un ser humano”, a través del estudio del
“Genoma” o “Código genético” completo de una persona.
En efecto, la decodificación del genoma apunta a la identificación inicial de los genes o segmentos de ADN que contienen la información hereditaria de los seres vivos, lo cual
hace posible desarrollar terapias para cada enfermedad. En
las primeras terapias genéticas se destaca la predicción del
cáncer, la hipertensión, la leucemia, la diabetes, el mal de
Alzheimer, el “tratamiento biológico” para la enfermedad
mental. Las “anomalías” o “errores” genéticos en relación
con la herencia, la polución, la radiación, se constituyen en el
objeto de la terapia genética.
Ahora bien, la aplicación de los avances genéticos, inicialmente a través de los servicios de genotipo, centró su atención en la identificación de ADN para saber de quién es un
hijo. Trascendiendo este punto, surgen los interrogantes éticos por el tema de la manipulación genética: ¿y la “privacidad” genética? ¿Y las posibilidades de discriminación racial?
186
Ya en tiempos del nazismo el movimiento eugenésico, de
la educación selectiva, produjo unas leyes raciales y eugenésicas que llevaron a la esterilización de las personas mental y
moralmente indeseables que terminaron en Auschwitz.
También Nixon utilizó el argumento genético para justificar
las restricciones en los gastos de asistencia social y educación .
Y como el capitalismo, el imperialismo, encuentran en la
mercantilización su fundamento, ya se está ofreciendo por
módicos 1000 dólares el “servicio “ de impresión de la secuencia completa de ADN que permita direccionar la propia
evolución a través de la sustitución selecta de genes. Pero
para que se pueda mercantilizar el proyecto del mapa del
genoma humano, los centros de poder que se apropian de los
avances de la biomedicina tienen que recurrir al control monopólico de los recursos biogenéticos.
A propósito, en el boletín del Proyecto Cultural Nueva Era
#2, “Ecología a lo bien”, se denuncia el Proyecto de Biodiversidad que monopolios suizos y norteamericanos, principalmente, adelantan en el Pacífico colombiano, especialmente en Apartadó, Quibdó, Buenaventura, Guapí y Tumaco.
Las investigaciones dan cuenta del potencial biológico de la
zona: el Pacífico colombiano es poseedor de una tercera
parte de las 50 mil especies de plantas que hay en Colombia;
además -agrega el boletín-, más de 2000 especies de plantas
y más de 100 especies de aves del Chocó biogeográfico no se
encuentran en ningún otro lugar del planeta. Allí también se
denuncia que los científicos extranjeros empiezan a acumular
toda esta información en un Banco de Genes, de único y exclusivo manejo por parte de ellos; los genes son manipulados y estudiados sus componentes para luego regresar a Colombia y América Latina en forma de pastillas u otros fármacos patentados por las multinacionales procesadoras. Este
saqueo de información de los recusos géneticos del Chocó
biogeográfico es encabezado por empresas “multinacionales”
187
suizas y norteamericanas que la almacenan y manipulan.
Termina recordando el boletín que son los países “desarrollados” los mayores cortadores de madera en el mundo, los
mayores explotadores de oro, causando de paso daños irreversibles al ecosistema, y “son ellos los que aumentan la
desnutrición, el desempleo, el analfabetismo y la muerte infantil (en el Chocó de cada 1000 niños mueren 160) del Pacífico colombiano y de América Latina.
Y volviendo al tema del determinismo biológico, como ideología, conviene destacar aquí los planteamientos del libro
Not in our genes (Biology, ideology and human nature)208.
Los autores denuncian cómo en Gran Bretaña la pretensión
de que hay “diferencias biológicas en el Coeficiente Intelectual, CI, entre las razas” se ha convertido en un “elemento de
la campaña contra la inmigración de asiáticos y negros. La
pretendida inferioridad intelectual de los inmigrantes explica
simultáneamente su alta taza de desempleo y sus demandas
al aparato de asistencia social, y justifica las restricciones a
su inmigración futura. Más aún, legitima el racismo del fascista Frente Nacional, que afirma en su propaganda que la
biología moderna ha demostrado la inferioridad genética de
los asiáticos, los africanos y los judíos”209.
Steven Rose y compañeros señalan cómo un segundo elemento del argumento determinista biológico con consecuencias políticas directas es la explicación del dominio de los
hombres sobre las mujeres: “diferencias biológicas básicas
entre los sexos concernientes al temperamento, a la habilidad
cognitiva y al papel social ´natural´...” Por último, los autores indican cómo un tercer elemento del determinismo biológico “ha servido como modo de explicación de la
´desviación social´ y, en particular, de la ´violencia´”.
208
Lewontin, R. C., Steven Rose y León J. Kamin. No está en los genes,
Edit. Crítica, Grupo Editorial Grijalba, Barcelona, 1984. Traducción
castellana, 1987.
209
Ibidem, pág. 31 y 32.
188
Asevera también el libro No está en los genes que “el determinismo biológico localiza el defecto en el cerebro de los
individuos. El comportamiento desviado es considerado
consecuencia de una anomalía del órgano del comportamiento; el tratamiento apropiado son las pastillas o el cuchillo...
“210. En fin, los individuos deben ser modificados a fin de
que se adapten a las instituciones211.
El reduccionismo de la ideología general del determinismo
biológico trasciende la aseveración de que “las cualidades
morales e intelectuales son heredadas”. En el Preámbulo al
Informe de la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo
(conocido como Colombia: al filo de la oportunidad), el
mismísimo Gabo se aproxima al innatismo212. El determismo
biológico, pues,
“es un intento de llegar a un sistema de explicación
total de la existencia social humana, fundamentado
en dos principios: primero, que los fenómenos sociales humanos son consecuencia directa del comportamiento de los individuos, y segundo, que los compor210
Se dice en el texto que "numerosos prisioneros han sido ´curados´ de
su desviación social por medio de medicamentos o de los métodos de
condicionamiento de la psicología del comportamiento social. Además,
la aplicación general de la psicocirugía y de los psicofármacos es la respuesta recomendada ante un estallido general de violencia". Op. cit., pág.
33.
211
La manipulación de la "adaptación" social le ha servido al conductismo retrógrado para practicar la más grosera discriminación en el aparato
escolar y en otras instituciones del Estado.
212
En efecto, en su texto Un manual para ser niño (1995), Grabiel García
Márquez llega a afirmar: "Creo que se nace escritor, pintor o músico. Se
nace con la vocación y en muchos casos con las condiciones físicas para
la danza y el teatro, y con un talento propicio para el periodismo escrito,
entendido como un género literario, y para el cine, entendido como una
síntesis de la ficción y la plástica. En ese sentido soy un platónico:
aprender es recordar. Esto quiere decir que cuando un niño llega a la
escuela puede ir ya predispuesto por la naturaleza para alguno de esos
oficios, aunque todavía no lo sepa. Y tal vez no lo sepa nunca, pero su
destino puede ser mejor si alguien lo ayuda a descubrirlo..."
189
tamientos individuales son consecuencia directa
de unas característica físicas innatas.
El determinismo biológico es, entonces, una explicación reduccionista de la vida humana en la que las
flechas de causalidad van de los genes a los humanos
y de los humanos a la humanidad. Pero es más que
una simple explicación: también es político. Porque
si la organización social humana, con sus desigualdades de status, riqueza y poder, es una consecuencia
directa de nuestras biologías, entonces ninguna práctica puede producir una alteración significativa de la
estructura social o de la posición de los idividuos o
de los grupos contenidos en ella, excepto mediante
algún programa gigante de ingeniería genética”.213
Los autores del libro en mención analizan y cuestionan diversos enunciados reduccionistas y deterministas biológicos,
tales como:
-
Los fenómenos sociales son la suma de los comportamientos de los individuos.
-
Estos comportamientos pueden ser tratados como objetos, es decir, reificados en propiedades localizadas en el
cerebro de individuos particulares.
-
Las propiedades reificadas pueden ser medidas con algún
tipo de escala de modo que los individuos pueden ser
clasificados según la cantidad que de ellas poseen.
-
Las desviaciones de la norma por parte de cualquier individuo son anormalidades que pueden denotar problemas
médicos por los que el individuo debe ser tratado.
-
Puede medirse el “grado de herencia” o heredabilidad de
las diferencias.
213
Rose y compañía. Op. cit., pág. 30.
190
-
El tratamiento para cantidades anormales de propiedades reificadas puede tener por objeto eliminar genes no
deseados (eugenesia, ingeniería genética, etc.).214
De manera especial, el texto No está en nuestros genes caracteriza de individualista la ideología de la Nueva Derecha
asociada al monetarismo de Milton Friedman. En efecto,
según esta ideología reduccionista, prima el individuo sobre
la colectividad, entendida ésta como la mera suma de los
individuos que la componen. Su fundamento filosófico se
remonta a la consideración hobbesiana de la existencia humana como una bellum omnium contra omnes: una guerra
de todos contra todos, “que conduce a un estado de relaciones humanas de competitividad, desconfianza mutua y deseo
de gloria”; según Hobbes, “era la inevitabilidad biológica lo
que convertía a los humanos en lo que eran”.
Los reduccionistas deducirán las propiedades de una sociedad humana como “la suma de comportamientos y tendencias individuales de los seres humanos de que se compone
esa sociedad”215, pues para esta concepción metafísica las
unidades y sus propiedades existen antes que el conjunto y
hay una cadena de causalidad que va de las unidades al conjunto.
Para el determinismo biológico, en fin, “las vidas y las acciones humanas son consecuencias inevitables de las propiedades bioquímicas de las células que constituyen al individuo, y que estas características están a su vez determinadas
únicamente por los constituyentes de los genes que posee
cada individuo... Todo comportamiento humano, toda la sociedad humana están regidos por una cadena de determinantes que van del gen al individuo y de éste a la suma de los
214
215
Rose y compañía, Op. cit. pág. 17 y 18
Ibidem, pág.16.
191
comportamientos de todos los individuos”216. Según los
deterministas biológicos, pues, la naturaleza humana está
determinada por nuestros genes y las causas de los fenómenos sociales se hayan en la biología de los actores individuales en una escena social.
Para explicar los orígenes y las funciones sociales del determinismo biológico, Steven Rose y compañeros estudian como temas específicos:
-
La teoría del cociente intelectual (CI),
-
La supuesta base de las diferencias en “habilidad” entre
sexos y razas,
-
El tratamiento médico de la protesta social,
-
Y la estrategia conceptual global de la explicación evolutiva y adaptacionista ofrecida por la sociobiología en sus
formas actuales217.
Concluyen los autores denunciando cómo ante las demandas
de los negros por mejoras económicas y contra la discriminación se les respondió negativamente, so pretexto de que
ellos (los negros) “son biológicamente menos capaces de
manejar las profundas abstracciones que proporcionan altas
compensaciones”. El determinismo biológico trata la desigualdad -de “status”, riqueza y poder- y la justifica como
natural o justa o ambas cosas a la vez. “Cualquier aproximación a las raíces del determinismo biológico debe remontarse
a las raíces de la sociedad burguesa”218.
Muchas otras tesis hallamos al recorrer los textos de Rose y
compañía. Destaquemos algunas:
1. El determinismo biológico justifica como naturales las
desigualdades sociales, las relaciones de producción.
216
Ibidem, pág. 17
Ibidem, pág. 20.
218
Ibidem, pág. 37.
217
192
2. Los deterministas biológicos modernos concluyen que
son equivalentes la biología y el destino, si miramos los
hechos objetivos de la ciencia moderna.
3. El movimiento eugenésico que a fines del siglo XIX y
principios del siglo XX iniciaron en Gran Bretaña Francis Galton y Karl Pearson, promovieron enérgicamente
una educación selectiva.
4. Cyril Burt, alumno de Pearson, planteó el profundo carácter hereditario de las diferencias del Coeficiente Intelectual. Los instrumentos cuantificadores de estas diferencias “se convirtieron en poderosas armas para reestructurar el sistema educacional en función de intereses
de clases específicos, como por ejemplo, con la creación
de un examen denominado eleven-plus (examen estatal
que debían realizar los alumnos a la edad de 11 años para
acceder a la ´Secondary school´ o enseñanza secundaria.
Venía a ser como un examen de selectividad a nivel
elemental: según nota del traductor de Not in our genes),
que garantizaba la segregación de los niños de la clase
obrera en colegios inferiores desde los cuales virtualmente no había acceso a las universidades”219.
5. La manipulación de los test mentales llevó al legislativo
estadounidense -en 1924- a restringir, a través de una ley
de inmigración, el ingreso a Norteamérica de los europeos orientales y del sur. Los ideólogos de este determinismo conductista llegaron a la perversa conclusión de
que los eslavos, los judíos, los italianos y otros eran mentalmente torpes y que su torpeza era racial o, por lo menos, constitucional, lo cual “dio legitimidad científica a
la ley (de inmigración) que se elaboró”.
6. También denuncia el libro que para el Frente Nacional
británico y la Nouvelle Droite francesa, el racismo y el
antisemitismo son naturales y que no pueden ser elimi219
Ibidem, pág. 40-41.
193
nados, citando como autoridad a E. O. Wilson, de
Harvard, para quien “la territorialidad, el tribalismo y la
xenofobia forma parte de la constitución genética humana, a la que se han ido incorporando durante millones de
años de evolución”220.
7. De manera particular, se denuncia la afirmación del zoólogo Agassiz -profesor de Harvard-, según el cual “el cerebro del negro es el mismo cerebro imperfecto que el
del niño de 7 meses en el vientre de la blanca”221.
8. Rose y compañía aseveran cómo a la mayoría de los
científicos se les ha enseñado un modelo de avance científico basado principalmente en la corriente popperiana,
la cual considera que “la ciencia progresa siguiendo la
pauta abstracta, mediante una secuencia continua de elaboración de teorías y demostraciones, de conjeturas y refutaciones. A su turno, estas conjeturas y refutaciones de
la ciencia ´normal´ -acordes con el modelo actual de
Kuhn- ´se ven convulsionadas en ocasiones por periodos
de ciencia ´revolucionaria´ en los que todo el sistema
(´paradigma´) en el que se enmarcan las conjeturas y refutaciones es acudido, como en un caleidoscopio que reubica los mismos fragmentos de datos en patrones considerablemente nuevos, aunque se cree que todo el proceso
de elaboración de teorías se desarrolla autónomamente,
con independencia del marco social en el que se hace la
ciencia”222.
9. Finalmente, para los autores de No está en los genes, “las
ciencias postnewtonianas que iban más allá de la contemplación del universo, y que tenían a la práctica como
criterio de la verdad, de la teoría, así como el nuevo capitalismo, formaban parte de la liberación de la humanidad
220
Ibidem, pág. 42.
Ibidem, pág. 43.
222
Ibidem, pág. 48.
221
194
de las cadenas de la servidumbre feudal y de la ignorancia humana... “Incluso los enunciados más abstractos
de la física, como las leyes del movimiento de Newton,
podrían ser consideradas como una consecuencia de las
necesidades sociales de una clase social emergente. La
ciencia, por lo tanto, era parte de la nueva dinámica del
capital...”223, acompañada de la ideología liberal burguesa (basada en los principios enunciados por los filósofos
de la ilustración) como “una reflexión sobre el mundo
natural por parte del orden social que se estaba construyendo y una filosofía política legitimadora mediante la
que el nuevo orden podía ser considerado procedente de
principios eternos”224.
B. Funcionamiento ideológico del discurso político
En su interesante texto Prejucios ideológicos que bloquean
el proceso educativo, G. Castillo Cárdenas225 plantea de qué
modo el proceso educativo colombiano presenta la contradicción entre la realidad y el contenido ideológico que la
encubre al justificar la explotación acordes con los intereses
expansionistas de los centros mundiales de poder. Señala el
autor sendas contradicciones en las instituciones o aparatos
de Estado de la formación social capitalista. De la Iglesia
dice que predica la pobreza evangélica, y es multimillonaria;
que la clase dirigente exalta las instituciones democráticas,
pero se basa en las instituciones de “jefes naturales”, “gamonales” y “manzanillos”; predica la libertad de opinión, pero
practica el control efectivo de la prensa, la radio y la televisión; que “defiende” la libre empresa y la libre competencia,
pero practica el monopolio; que el maestro enseña “la libertad” y “la independencia”, pero sabe que su puesto depende
223
Ibidem, pág. 57.
Ibidem, pág. 58.
225
Ensayo incorporado en la segunda edición del texto Por ahí es la cosa,
Editorial Rosca de Investigación y acción social, Bogotá, 1972, pág. 52.
224
195
de un cacique político que lo ha recomendado, y que le
exige tantos votos.
El mismo texto ubica al racismo como una ideología de la
discriminación. Allí se cita un fragmento del discurso que al
respecto pronunció Laureano Gómez en 1928, en el Teatro
Municipal: “Nuestra raza proviene de la mezcla de españoles, de indios y de negros. Los dos últimos caudales de herencia son estigma de completa inferioridad”
Para ideólogos gran burgueses como el expresidente Laureano Gómez será, pues, justificable la sobreexplotación, el
exterminio y la dominación colonialista y semifeudal a que
históricamente ha sido sometido el pueblo colombiano. En
este mismo sentido, Luis López de Mesa226 defendió la idea
según la cual “sólo el cruzamiento con las razas superiores
saca al indígena de su postración cultural e ideológica”227.
Coincide este pensamiento con la ideología etnocentrista del
teórico racista del siglo XVI, Ginés de Sepúlveda.
La dominación colonialista iniciada en 1492 con la invasión
de territorios de América, fue disfrazada con razones “altruistas” y “humanitarias” del imperialismo. Para los españoles y portugueses se trató de una “Misión cristiana”; para
los franceses, una “Misión civilizadora”; una “vocación del
hombre blanco” para los ingleses; y el “Destino manifiesto”
de los EE.UU. También, la ideología burguesa ha esgrimido
teorías como las del “progreso”, de la “modernización”, de la
“ayuda”, del “desarrollo y subdesarrollo”.
Tales ideologías pseudocientíficas que evaden plantear la
problemática en términos de dominación, de explotación,
ven, contrariamente, el desarrollo, el progreso, como cuestiones de grado, de ritmo, de aceleración, de tiempo. La teo226
López de Mesa, Luis, De cómo se ha formado la nación colombiana,
Editorial Bolsilibros Bedout, Medellín, 1970. Citado por G. Castillo.
227
Op. cit., pág. 113.
196
ría de la “modernización” tan difundida por el enano Teng
Siao Ping (quien encabezó el golpe de estado reaccionario en
China, después de la muerte del gran dirigente del proletariado mundial, en 1976, Mao Tsetung) y por la Perestroika,
pretendió establecer la “neutralidad” de las fuerzas productivas para afianzar la restauración capitalista en los otrora estados socialistas. Bajo la forma de “ayuda”, se implementó
la “Alianza para el progreso” (1960-1970) como programa
estadounidense que reforzaría la doctrina del “panamericanismo”, que tuvo como lema “elevar a la edad moderna a
todo el continente”, y que tuvo su raíz en la Doctrina Monroe
de “América para los americanos”. Por nuestros días, también se viene materializando el “Plan Colombia”, que aparece como “ayuda” norteamericana -y europea- para ejercer un
mayor saqueo y control territorial -ya lo habíamos denunciado arriba, a propósito de los Proyectos de Biodiversidad-.
En este orden de ideas, con la “Doctrina de la seguridad nacional”, Estados Unidos ha cumplido el papel de policía del
mundo. Ya, a comienzos del siglo XX, la política del “Gran
Garrote” y la “Diplomacia del dólar”228 del Premio Nobel de
la Paz, Teodoro Roosevelt posibilitó, por ejemplo, el cercenamiento de Panamá de la República de Colombia. Al enviar un contingente de soldados yanquis a la injusta guerra
desencadenada por los Estados Unidos en Vietnam, el Presidente Lyndon B. Johnson expresó: “Cumplir con el deber al
servicio de la libertad nunca ha sido fácil... las esperanzas
de numerosas naciones os acompañan en el campo de batalla... ¡Que Dios os bendiga!”.
El mismo H. Kissinger recibió el Premio Nobel de la Paz,
habiendo sido Presidente del Consejo Nacional de Seguridad
de Estados Unidos y habiendo dirigido la intervención en
Chile, en 1973.
228
Según dicha doctrina, cada dólar que ingrese a otro país debe tener su
respectivo soporte militar.
197
Vemos, pues, en fin, cómo a la Doctrina aristotélica de la
“Esclavitud natural” le siguió la doctrina de Santo Tomás de
Aquino de la “Guerra Justa” y la “Delegación divina de poderes” (Bula del Papa Alejandro VI); el Iusnaturalismo, la
“división de poderes”, la ideología fascista de la sangre, de la
raza y del “espacio vital”; y a éstas le ha continuado hoy la
“Doctrina de la Seguridad Nacional” que justificó los bombardeos contra los pueblos de Irán, Kosovo, Palestina, Kurdistán, etc., etc. Mientras que las clases en el poder -en la
época del imperialismo, es decir, en la época del predominio
de los monopolios y de la concentración de capitales- imponen las ideologías de victoria a través de los aparatos de estado, la ideología del proletariado conlleva unos elementos
de la política proletaria que encuentra en la lucha por la
Nueva Cultura, la nueva enseñanza y el nuevo poder popular,
la razón de ser de las ideologías de combate fundamentadas
en el Materialismo Histórico y Dialéctico y que sirven los
intereses de los explotados y oprimidos.
C. Función ideológica del lenguaje y del discurso literario.
“En este momento dramático del mundo, el artista
debe llorar y reir con su pueblo. Hay que dejar el
ramo de azucenas y meterse en el fango hasta la cintura para ayudar a los que buscan las azucenas”
Federico García Lorca
“Estoy sentado en la cuneta.
El chofer cambia la rueda.
No me gusta de dónde vengo.
No me gusta a dónde voy.
El cambio de ruedas, ¿Por qué lo miro
con impaciencia?”
Bertold Brecht
198
“La poesía no obedece a las ejecutorias de la
musa, sino a la encarnación de ese trabajo que
se abre espacio en contra de toda opresión y de
toda alienación”
León Vallejo Osorio
Retomamos aquí como tesis la consideración del hombre
como ser simbólico, la ubicación de la palabra como fundamento del discurso, la construcción del conocimiento sobre
la base del lenguaje y la caracterización de éste como polisémico y connotativo (esto es, ideológico).
El hombre, como ser simbólico, creativo, que trabaja la palabra es sujeto social que se halla inmerso en una cultura229
que expresa ideológicamente la economía y política en una
sociedad determinada230; esto es, la cultura dominante en un
época determinada está muy ligada a las relaciones sociales
de producción predominantes.
229
Aquí asumimos -con Eco- la cultura como aquello "que organiza el
modo en que se piensan y discuten las fuerzas materiales". Op. cit., pág
416.
230
Ver el interesante texto de Mao Tsetung Intervenciones en el foro de
Yenan sobre literatura y arte, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekin,
1966. Allí podemos encontrar el desarrollo de enunciados, según los
cuales "la literatura y el arte están supeditados a la política, pero, a su
vez, ejercen una gran influencia sobre ésta"; también cómo "a través de
la labor creadora de los escritores revolucionarios, la materia prima
para la literatura y el arte que se halla en la vida del pueblo se convierte
en la literatura y el arte que, como formas ideológicas, sirven a las masas". En fin, otra muy importante tesis desarrollada por Mao plantea que
"No existe, en la realidad, el arte por el arte, el arte por encima de las
clases, ni el arte que vaya paralelo a la política o sea independiente de
ella. La literatura y el arte proletarios son parte de la causa de la revolución proletaria en su conjunto; son, como decía Lenin, ´rueda y tornillo´ del conjunto de la máquina de la revolución".
199
Ahora bien, la literatura, como componente cultural a
través de la historia de la humanidad, nos permite acercarnos
a las contradicciones de las formaciones sociales referidas.
Así, en la sociedad esclavista de la Grecia Antigua, los textos
de Homero, La Ilíada y La Odisea sirvieron de fuente de
aprendizaje de la lectura y de los ideales de formación de la
cultura helena. Es decir, los mitos griegos clásicos que perviven en la obra literaria se constituyeron en fuente de conocimiento, en fuente ideológica.
Más cercano a nosotros, desde mucho antes de la “Conquista
de América”, en uno de los mitos (leyendas o epopeyas) aún
vigente en pueblos aborígenes de este continente y considerado como el origen de nuestra literatura, El Yuruparí, se
asume como tema central el fin del matriarcado de la sociedad indígena. En el texto escrito en lengua ñengatú y cuyo
manuscrito el indígena brasilero Maximiniano José Roberto
permitió conocer al antropólogo Stradelli231, el héroe legislador lleva su misión en un periplo circular correspondiente a
la geografía mítico-sagrada de su espacio narrativo. En este
mito, también considerado como leyenda y epopeya del
Vaupés, los héroes son sometidos a duras pruebas “que los
van fortaleciendo y que los preparan para que después ofrezcan la vida por el bien del pueblo”. Desde su concepción
cosmogónica: el sol como gobernante del mundo, hasta el
código que asume: las leyes del Yuruparí232, expresan el
231
Hemos conocido la bella epopeya El Yuruparí (Engendrado de la fruta) gracias a la Colección de poesía Quinto Centenario, dela Editorial
Tiempo Presente (Bogotá ) y la Fundación para la Investigación y la Cultura (Cali), 1990.
232
La leyes del Yuruparí, relacionadas con el cultivo de la tierra,apuntan a
regular las fiestas de los jóvenes en su pubertad y con ocasión de la Chinacuyra o primera menstruación, la comida del fruto del pihykan, la comida de casa de monte, de carne de pescado grande, de pájaros, luegos de
los trabajos comunales fatigosos, así como a las prohibiciones como el
mostrar los instrumentos a las mujeres. En la serie dominical que el Periódico El Tiempo viene circulando, Colombia viva, podemos leer, a propósito del Yuruparí (el sonido de la flauta)lo siguiente: "En Vaupés, al
200
tiempo cíclico y la periodicidad de las estaciones que
guían el cultivo de la tierra y el tramado de las relaciones
sociales generado por la organización social de la producción
-reproducción - transformación y sus respectivas formas de
apropiación del mundo.
Si El Yuruparí -origen de nuestra literatura- es epopeya presente en la cultura indígena desde antes de la “Conquista”
americana, El Canto General (1950), de Pablo Neruda
(1904-1973), es considerado como la primera epopeya fundamentada en una concepción dialéctica de la historia de los
pueblos americanos. En su obra más importante, el nobel
chileno y militante del Frente Antifascista se expresa no sólo
una cosmogonía, sino la historia política, la exaltación lírica
del paisaje americano y, sobre todo, la fundamentación dialéctica del proceso de emancipación colonial. En la vida de
Neruda, en su poesía, se cumple la condición esencial del
arte revolucionario: la identificación del fenómeno estético
y el fenómeno social, esto es, revolución en su obra literaria
y en su vida cotidiana. El Canto General es eso: canto de
denuncia y de esperanza; poema épico cuya visión dialéctica
abarca el tiempo pasado y penetra el porvenir; poesía testimonio que acompaña la lucha de los pueblos explotados,
sojuzgados, sometidos, oprimidos. Así, pues, de la denuncia:
“Entraron matando a caballo
suroeste colombiano, existe la creencia de que este personaje nació para
civilizar al ser humano. Yuruparí representa el cambio del matriarcado
por el patriarcado y en su religión están excluídas las mujeres. A las
curiosas las convertía en piedra, tal como hizo con su propia madre por
espiar una reunión de hombres. La médula de su religión son unas flautas
que representan la voz y los huesos de una deidad, el viejo Ualri, que fue
traicionado por las mujeres y quemado vivo. No se sabe por qué razón
Yuruparí también fue quemado, pero de sus cenizas nació el árbol de
Pachuba, de cuya madera se fabrican las flautas que tienen su voz. A la
vez Yuruparí se convirtió en una mata de yuca brava (bejú) de la cual se
fabrica chicha, que es su propia sangre" (fascículo 31, pág. 250).
201
cortaron la mano que daba
el homenaje de oro y flores.
Arañaron la tierra, descolgaron
Alhajas hechas con amor y espuma,
arrancaron la ajorca de la novia, desampararon
a sus dioses.
El labrador entregó su medalla,
el pescador su gota de oro.
Rodó la rueda de oro, noche y noche.
La rueda del martirio día y noche”.
A la resistencia:
“El rojo gota a gota iba naciendo.
Y el esclavo sin voz ni boca,
el extendido sufrimiento se hizo nombre: se llamó Pueblo, Proletariado, Sindicato, tuvo persona y apostura.
El rojo gota a gota iba naciendo.
Y este habitante transformado
que se construyó en el combate,
este organismo valeroso,
esta implacable tentativa,
este metal inalterable,
esta unidad de los dolores,
esta fortaleza del hombre,
este camino hacia mañana,
esta cordillera infinita,
esta germinal primavera,
este armamento de los pobres,
salió de aquellos sufrimientos,
de lo más hondo de la patria,
de los más duro y golpeado,
de lo más hondo y más aguerrido,
y se llamó Partido.
202
El rojo gota a gota iba naciendo”.
El Canto General es, pues, del tipo de literatura que avalara
Galeano233 (que no ayuda a los demás a dormir, sino que les
quita el sueño), en el rescate de la palabra, “usada y abusada
con impunidad y frecuencia para impedir o traicionar la comunicación”:
“En mi país, ´libertad´ es el nombre de una cárcel
para presos políticos y ´democracia´se llaman varios
regímenes de terror; la palabra ´amor´ define la relación del hombre con su automóvil y por
´revolución´se entiende lo que un nuevo detergente
puede hacer en su cocina; la ´gloria´ es algo que
produce un jabón suave de determinada marca y la
´felicidad´ una sensación que da comer salchichas.
´País en paz´ significa, en muchos lugares de América Latina, cementerio en orden...”
233
Ver el importante ensayo de Eduardo Galeano, Defensa de la Palabra,
en Lecturas Dominicales de El Tiempo, 24 de abril de 1977, pág. 3 y 4.
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