CONSTRUCTIVISMO VERSUS SOCIOCONSTRUCTIVISMO Constructivism versus social-constructivism Mercè Izquierdo (*) RESUMEN: Se introducen algunas ideas que permiten caracterizar el llamado “constructivismo didáctico” como una tradición docente sustentada en los nuevos modelos de ciencia, de cognición y de gestión de grupos. ABSTRACT: In this paper, some ideas are introduced in order to characterise the so- called “didactical constructivism” as a teaching tradition based on the new models of science, cognition and group management. Palabras clave: Constructivismo didáctico, Epistemología. Keywords: Didactical constuctivism, Philosophy of Science. INTRODUCCIÓN miento científico son incompatibles con la tarea del Agradezco la oportunidad de poder opinar sobre la influencia del modelo de ciencia en la enseñanza de las ciencias. Las opiniones del profesor Francisco Anguita me invitan a esta reflexión, que quisiera compartir con él y con los lectores de Enseñanza de las Ciencias de la Tierra. Sería interesante que el de- bate quedara abierto, puesto que se plantea en mu- chos frentes: el modelo de ciencia, la política educa- profesorado de ciencias. Sin embargo, creo que el constructivismo didáctico no es relativista y que no coincide con los planteamientos del “programa fuer- te” socioconstructivista de Latour, Woolgar y Collins, aunque haya incorporado algunas ideas de la moderna sociología de la ciencia. La sociología de la ciencia es una disciplina nueva, que ha aportado nuevos conocimientos pa- tiva, la psicología cognitiva, la alfabetización cientí- ra comprender cómo se generan las ciencias y cuál mación del profesorado…. saben ciencias y hacen gala de ello de manera muy fica, la política científica, el desarrollo social, la for- Voy a desarrollar mi aportación alrededor de tres ideas: el rechazo, que comparto, del socioconstructi- vismo “hard programm”; el reconocimiento de las aportaciones de las nuevas ciencias del siglo XX (y del XXI) a la comprensión de qué cosa son las cien1 cias; la identificación del constructivismo didáctico , diferenciándolo del socioconstructivismo. es su función social. Quizás algunos sociólogos no 2 desafortunada ; con ello no consiguen que las ciencias naturales se tambaleen lo más mínimo puesto que no aciertan a poner en cuestión más que la vanidad de quien considere que el conoci- miento científico es el único válido y el modelo para todos los demás. Pero otros sociólogos son más prudentes, cultos y respetuosos, y han mostra- do la importancia de los factores sociales en el proceso de formación del conocimiento científico. LUCES Y SOMBRAS DEL SOCIOCONS- Es cierto que, con ello, han desmitificado a las DE LAS CIENCIAS ma de conocimiento racional (sin que por ello de- TRUCTIVISMO, DESDE LA PERSPECTIVA Comparto totalmente la preocupación del profe- sor Anguita respecto al relativismo epistemológico y creo, con él, que determinados modelos de conoci- ciencias llamadas duras, que ya no son el paradigjemos de creer en ellas), pero ésto no ha hecho si- no dejar ver la cara humana de las ciencias, colo- cándolas en su sitio. (1) Llamamos “constructivismo didáctico” a un programa de trabajo compartido por un grupo importante de profesores que exploran las nuevas posibilidades de enseñar ciencias a públicos muy diferentes a los que las aprendían hasta hace muy pocos años. (2) Quienes juegan al “enfant terrible” sacando las cosas de quicio se desautorizan por si mismos: si todo el conocimiento es conocimiento arbitrario, también lo será la sociología y por lo tanto, su aportación tendría un valor nulo. (*) Departament de Didáctica de les Matemàtiques i de les Ciències. Edifici G-5, Campus. Universitat Autònoma de Barcelona. Cerdanyola, 08193. E-mail: [email protected] Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2001. (9.3) 239-242 I.S.S.N.: 1132-9157 239 Desde la nueva perspectiva, las ciencias aparecen como una actividad humana seria y esforzada, pero también vinculada a intereses económicos y políticos, que algunas veces tiene éxito y otras no tanto, en la cual muchas personas han consumido su vida, y que Esta nueva imagen de las ciencias debería ser más divulgada entre los científicos y formar parte de los programas universitarios, puesto que permite en- tender mucho mejor el valor de su aportación a la cultura y a la sociedad en la cual se desarrolla y ayu- ha producido un enorme caudal de conocimientos so- da a comprender el tipo de mediación que se produ- intencionadamente, mediante artefactos. postmodernismo está ahí (o estuvo) y ahora se trata bre cómo es el mundo, que permite intervenir en él, En resumen: los profesores de ciencias no pode- mos ser relativistas epistemológicos, puesto que cre- emos que las ciencias permiten conocer el mundo; pero no pasa nada grave si aceptamos que las ciencias son “una construcción social humana”, como resultado, sin duda, de la interacción tecnológica, mental y lingüística con un mundo natural que tiene ce entre el profesor de ciencias y sus alumnos. El de continuar avanzando; como comprendemos mu- cho mejor el proceso de formación del conocimiento, podemos dar un nuevo “aire” a la enseñanza de las ciencias, complementándola con formación hu- manística y social que ayude a nuestros alumnos a tomar decisiones teniendo en cuenta las interacciones entre la Ciencia, la Técnica y la Sociedad. una existencia objetiva muy difícil de captar de una manera definitiva y concluyente. EL CONSTRUCTIVISMO DIDÁCTICO La referencia epistemológica del constructivis- mo didáctico es este nuevo modelo de ciencia, más fiel a la historia y más atento al contexto de generación, aplicación y evaluación del conocimiento. Finalmente, llegamos al punto más controverti- do del artículo. Aquí no puedo estar en absoluto de acuerdo con algunas afirmaciones del profesor An- guita. ¿A qué aula se refiere? ¿Dónde están estos profesores que no saben qué decir al enseñar “una LA NUEVA IMAGEN DE CIENCIA El siglo XX ha sido durísimo para todas las cer- tezas intelectuales y/o creenciales y no vamos a in- sistir en algo que hemos vivido en carne propia. Lo más interesante del socioconstructivismo ha sido el debate que ha promovido durante los últimos treinta años, al cual se han sumado aportaciones desde di- versos ámbitos. Han sido especialmente relevantes las procedentes de la historia y de la filosofía de las ciencias, de la nueva lingüística, de la psicología cognitiva y de las neurociencias, que han confluido para dar lugar a un nuevo ámbito disciplinar, la(s) disección”, “el cambio de color de una reacción quí- mica” o los “estratos en una práctica de campo”? ¿Dónde, aquéllos que desalojan preconceptos y los substituyen por una “ciencia masculina, subjetiva y blanca”? ¿Dónde, aquéllos que confunden los datos y la interpretación o que desprecian los datos numéricos? ¿De qué pedagogos habla? No se puede abordar superficialmente algo tan serio y tan complicado como el intento de enseñar ciencias a todos, en una sociedad que está cambiando muy deprisa y que no cree suficientemente en la 3 educación y en los profesores . Ciencia(s) Cognitiva(s). Las Ciencias Cognitivas se interesan por la formación y significado del conoci- miento humano (científico y cotidiano) con el obje- tivo de construir computadores “inteligentes” y son ellas las que han alertado sobre los “modelos mentales” (de los que se derivan las ideas previas y, en ge- neral, la carga teórica de cualquier observación) con los cuales los humanos (también los científicos, por supuesto) pensamos sobre el mundo. Todas estas aportaciones, fruto de debates en los años que han pasado desde la publicación del libro de Latour, muestran otra cara de la ciencia: menos triunfalista y más humana, sin caer en ninguna de las perversiones que el profesor Anguita denuncia, con razón. Disponemos ahora de un nuevo modelo de ciencia de un enorme interés para los profesores de ciencias (también para los profesores universita- rios), porque permiten comprender mucho mejor có- mo funciona el complejo proceso de “conocer” y, en consecuencia, proporcionan nuevas ideas para seleccionar temas y para diseñar estrategias aptas para la formación de los nuevos científicos. (3) Se han publicado recientemente libros VEAMOS CUALES SON LOS DESACUERDOS. 1. Es un gran error confundir el constructivismo didáctico con el socioconstructivismo “hard-pro- gramm”. Hay muchos profesores de ciencias “cons- tructivistas” pero sería difícil encontrar a alguno que compartiera las tesis socioconstructivistas radicales a ultranza; yo no conozco a ninguno. La opinión de una formadora de profesores latinoamericana, que se cita como ejemplo, debería contextualizarse cuidadosa- mente. En cualquier caso, estoy de acuerdo en que nin- gún profesor de ciencias puede defender, sin más, que los datos cuantitativos no tengan valor; quizás lo que intentaba esta profesora es destacar la necesidad de que estos datos tengan sentido para el alumnado. 2. No se puede ignorar la investigación en didác- tica de las ciencias de tantos años (la revista Science Education se publica desde 1916), todos los debates y matizaciones alrededor de los procesos de generación de conocimiento y de su relación con la ense- y se han presentado tesis doctorales sobre Didáctica de las Ciencias que son de referencia obligada para quienes se interesan por la enseñanza de las ciencias. Ver, por ejemplo, ‘Didáctica de las Ciencias experimentales, Perales y Cañal eds. Ed. Marfil (2000) o Internationl Handbook of Science Education, Fraser y Tobin eds.Kluwer, 1998. 240 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2001 (9.3) ñanza y el aprendizaje, en diferentes contextos y a diferentes poblaciones; todo ello no se puede reducir 4. Lo que es lamentable es que, según indica el profesor Anguita, los profesores tengan la impresión al juicio rápido que se nos ofrece sobre las ideas pre- de estar obligados a utilizar la “jerga constructivis- ceptual (las cuales, efectivamente son mucho más porque creo que, efectivamente, así viven algunos vias de los alumnos y las estrategias de cambio con- laboriosas de lo que se creía inicialmente. Las actuales ciencias cognitivas han mostrado claramente, con datos empíricos, que los humanos ve- mos la realidad de manera diversa, que no interpretamos los fenómenos, ni los textos, ni la experimentación de manera inequívoca, que nuestra visión del mundo está condicionada por nuestros intereses. Este descubrimiento ha cambiado la manera de concebir la enseñanza y constituye el nuevo punto de partida “constructivista”; se han podido diagnosticar mejor las dificultades que aparecen al enseñar y aprender ciencias y los profesores “constructivistas” compar- ten algunas sólidas ideas de partida y algunas estrate- gias que dan buenos resultados y consiguen que las ciencias “construidas en clase” (¡únicamente en el sentido de que el alumnado se las haga suyas, por supuesto!) sean comprendidas y puedan ser aplicadas más allá de los ejemplos del profesor o del libro de texto. Las “ideas previas” son parte de un excelente modelo, que ha permitido comprender el fracaso de Proyectos Curriculares de ciencias en los países in- dustrializados, en los cuales se había invertido mucho dinero. Creo que no es necesario ridiculizar las ideas de otros para defender las propias opiniones. ¿Qué ciencia es aquella que necesita desprestigiar a otra (en este caso, la pedagogía) para demostrar su valor? ¿Qué tendría de malo abandonar (o matizar) deter- minados modelos, según la utilidad que se les atri- buyan? Los biólogos no fueron evolucionistas todos a la vez ni de la misma manera y la teoría atómica química fue discutida durante más de un siglo, con ilustres científicos en cada uno de los bandos. 3. De acuerdo con la nueva concepción de cien- cia, que aplico también a la ciencia didáctica, los modelos han de valorarse en relación a la actividad científica que promueven y ésta se desarrolla en un grupo profesional. Esto significa que existe una acti- vidad que avanza y por ello requiere de nuevas ideas para sostenerse. Los químicos del XIX, a pesar de discutir sobre los átomos, compartían un programa de trabajo en expansión rápida; me atrevería a decir que los profesores “constructivistas”, también comparten, ahora, una nueva conciencia profesional y una nueva práctica que da coherencia y aplicabilidad a los modelos cognitivos. Y este lenguaje compartido, que se manifiesta en los numerosos congresos, simposios y publicaciones sobre la enseñanza de las ciencias en todo el mundo, es muy importante y no ha de ser puesto en cuestión por un adjetivo que algunos pueden considerar desafortunado. ta” cuando se dirigen a la Administración educativa, de ellos esta experiencia. Pero esto no es más que la confirmación de que estos profesores no han com- prendido de qué se les estaba hablando y se han aferrado a sus ideas previas sobre la enseñanza y el aprendizaje; es decir, que les ha faltado ayuda en el proceso de iniciación a la docencia. Porque, debemos reconocerlo, una profesión tan compleja y difícil como la de profesor requiere una formación específica, más allá de la imprescindible formación científica en una disciplina, y no puede hacerse gala de la ignoran- cia como si fuera un mérito. Si la iniciación a la pro- fesión hubiera sido la adecuada, se habría empezado por diagnosticar los problemas que se viven en el au- la y, a partir de ellos, se habrían analizado “buenas prácticas”, que ahora es costumbre calificar de “constructivistas” para destacar que la clase pretende la “construcción conjunta” de conocimiento signifi- cativo sobre el mundo natural que pueda ser aplica- do, con autonomía, a la transformación de los fenómenos, de las ideas y de los lenguajes. Es decir, nadie ha pretendido nunca (al menos en- tre los profesores de ciencias que investigan en enseñanza de las ciencias) que el constructivismo sea un conjunto de axiomas exactamente contrastables ni 4 mucho menos que sea una teoría sociológica . Consti- tuye un programa de trabajo fundamentado en la cien- cia cognitiva, en un modelo de ciencia moderno que tiene en cuenta las interacciones CTS y las nuevas concepciones de la lingüística y de la semiótica, y en un modelo de aula en el que se combinan la autoregu- lación y la interacción social. Desde esta perspectiva, se está atento a los nuevos currículos que proliferan en todo el mundo y a las nuevas demandas de alfabe- tización científica que formulan los gobiernos. Yo pediría al profesor Anguita que uniéramos esfuerzos para formar bien al profesorado y a los nuevos científicos del siglo XXI. Porque también la enseñanza universitaria ha de cambiar: lo está ha- ciendo aceleradamente y en los claustros universita- rios ya es común diferenciar “enseñanza” de “aprendizaje”. Lo queramos o no, el mundo está cambian- do muy deprisa y las ciencias, todas, también lo ha- cen aceleradamente. Sabemos ahora que ningún conocimiento (ni tan sólo la matemática) se puede fundamentar en él mismo pero que, en cambio, to- dos reciben algo de su relación mutua. La realidad es escurridiza, porque la intervención experimental en ella requiere tomar decisiones y no sólo “contemplar la evidencia” y precisamente por esto las ciencias naturales son tan interesantes. Es responsabilidad nuestra educar a nuevas generaciones de científicos (hombres y mujeres) dispuestos a continuar investi- (4) Por ejemplo, el número 7 (octubre de 1994) de la revista Educational Researcher (de la American Educational Research Association) se dedicó ya a considerar las diferentes connotaciones del término ‘constructivsmo’ y desde entonces se ha ido perfilando su significado ‘didáctico’, es decir, relacionado con una determinada manera de actuar en clase sustentada en las aportaciones de la ciencia cognitiva Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2001 (9.3) 241 gando con una meta humana y no podemos despre- ciar, a priori, ninguno de los recursos que nos pro- porcionan las nuevas ciencias sociales y humanas Hacking, I, (1983). Representing and Intervening: Introductory Topics in the Philosophy of Natural Science. Cambridge: Cambridge University Press. para hacerlo lo mejor posible. No vale la pena atacarnos unos a otros; los profe- Izquierdo, M., (1990). Bases Epistemològiques del Curriculum de Ciències. Educar, 17, pp. 69-90. sores de escuela y los formadores de profesores de Izquierdo, M., (1995). Cognitive Models of Scien- ciencias (todos nosotros con un formación científica ce and the teaching of Science. In “European Research de “buenas formulaciones” por parte de los alumnos y Aristotle University Press: Thessaloniki presar una regularidad experimental y esto puede ha- (1999). Caracterización y fundametación de la ciencia Estamos también atentos al progreso de nuestras cien- nario, pp. 79-91 de base) estamos quizás más atentos a la emergencia in Science Education II”, D. Psills ed., pp. 106-117. a las equivalencias entre las muchas maneras de ex- cer creer que somos “relativistas”, cuando no es así. Izquierdo, M., Sanmartí, N., Espinet, M., Garcia, P. escolar. Enseñanza de las Ciencias, número extraordi- cias de base y disfrutamos leyendo un buen artículo de investigación o un nuevo libro de ciencias. Dejemos que los profesores hagan su trabajo y Johnson, Ph., Gott, R., (1996). Constructivism and evidence from children”s ideas. Science education, 80 (5) 561- 577. impulsen poco a poco su investigación y los modelos teóricos que van dando sentido a la difícil tarea de en- señar ciencias y, si es posible, contemplemos nuestras Jorba, J., Sanmartí, N., (1996). Enseñar, aprender y evaluar: un proceso de regulación continua. Pro- puestas didácticas para las áreas de ciencias de la natu- propias aulas con nuevos ojos, para atender mejor las raleza y matemáticas. Madrid: MEC. los profesores de ciencias de cualquier nivel tenemos beliefs as constraints on concepts. In “The epigenesis clientela y generan un elevado fracaso escolar, la in- dale, London. necesidades educativas de los nuevos tiempos. Todos ante nosotros un difícil camino: las ciencias pierden vestigación científica básica recibe pocos recursos, la imagen social de la ciencia se deteriora. Todo ello no es culpa de los profesores constructivistas, por su- puesto; es un reto que debemos acometer entre todos, aprovechando bien las buenas ideas y las prácticas docentes que hayan tenido éxito. ALGUNNAS REFERENCIAS BIBLIOGRÁFI- Keil, F.C., (1991). The emergence of theoretical of mind”, S.Carey and R. Gelman ed. Erlbaum: Hills- Kuhn, T.S., (1962) (1977). La estructura de las re- voluciones científicas. Madrid: Fondo de cultura Eco- nómica. Lakatos, I., (1983). La metodología de los progra- mas de investigación científica. Alianza Editorial: Madrid Laudan, L., (1986). El Progreso y sus Problemas. Madrid: Encuentro. CAS DE INTERÉS EN RELACIÓN AL TEMA Aduriz-Bravo, A., (2000). La didáctica de las Cien- cias como disciplina. Enseñanza, (17-18), pp. 61- 74 Chalmers, (1992). La ciencia y cómo se elabora. si- glo XXI: Madrid Driver, R., Asoko, H., Leach, J., Mortimer, E., (1994). Constructing scientific knowledge in the classroom. 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