El Cantar de Mío Cid Del Cantar de Mío Cid se ha dicho que es el bello pórtico de nuestra literatura medieval. El Cantar de Mío Cid es un drama desarrollado en dos líneas de hechos contrapuestos en torno al Rey: la línea del arquetipo de nobleza simbolizada por el Cid y los suyos, y la de la nobleza indigna representada por los infantes de Carrión, descendientes de los Ansúrez-Beni Gómez. Del contraste, resultan envilecidos y deshonrados los infantes de Carrión, mientras que el Cid alcanza tanta honra que llega a emparentar con todos los Reyes de España. Las circunstancias históricas que se dieron a finales del s. XII y comienzos del s. XIII, en el reinado de Alfonso VIII, afianzan la aseveración del éxplicit del Cantar: Per Abbat le escriuió en era de M ö CC |||XLV annos, año natural de 1207. De este original, parece que se hicieron dos copias, pero sólo una ha llegado hasta nosotros. Menéndez Pidal creyó que se hizo esta copia en 1307, pero algunos críticos la retrasan hasta la mitad del s. XIV; sin embargo, las características paleográficas y lingüísticas fuerzan a considerarla de hacia 1235. No sabemos cuándo ni cómo vino a parar el manuscrito de la copia al municipio de Vivar del Cid. Aquí permaneció casi tranquilo hasta que Ruiz de Ulibarrri lo encontró en sus pesquisas al servicio del noble Ramírez de Arellano y sacó una copia en 1596. Hemos dicho “casi tranquilo” porque, mientras permaneció en el municipio de Vivar y antes de la encuadernación del s. XV, al manuscrito le faltaban ya cuatro folios. Según Sandoval, Berganza y Sarmiento, el manuscrito se conservó en el Concejo de Vivar hasta 1745, después se llevó al Convento de Clarisas del pueblo. En 1776, Emilio Llaguno y Amírola, secretario de Estado, sacó el manuscrito del Convento de Clarisas y se lo entregó a T. A. Sánchez para su estudio y edición con la promesa de devolverlo a Vivar, lo que no se ha cumplido hasta nuestro días. De los herederos de E. Llaguno pasó el manuscrito a P. Gayangos… Al fin, en 1854, el marqués de Pidal compró el códice ante el peligro de que saliera de España con destino al Museo Británico. Heredó el códice don Alejandro Pidal y Mon, guardadorposeedor del manuscrito, en cuya casa pudieron estudiarlo investigadores extranjeros (Volmöller, Baist, Huntington...) y nacionales (Fl. Janer y nuestro gran estudioso del Cantar, R. Menéndez Pidal). Durante esta época, sufrió el manuscrito el mayor daño por la aplicación de reactivos, que lo dejó en un estado lamentable. Páginas hay para las que no nos queda más remedio que aceptar la lectura que nos da Menéndez Pidal. Lástima que no llegara a tiempo la aplicación de los rayos ultravioleta, los rayos infrarrojos, la lámpara de cuarzo… para haber evitado tanto deterioro. En 1960, la Fundación Juan March compró el manuscrito y lo donó al Estado. Hoy se conserva en la Biblioteca Nacional. Los estudios de Menéndez Pidal y de su escuela sobre el Cantar de Mío Cid han gozado de tanto prestigio que se han considerado poco menos que definitivos. Hoy, la crítica discute muchos de los supuestos del ilustre maestro. Aún más, según palabras de M. Garci-Gómez, se han dedicado muchos esfuerzos al “estudio exocrítico” del Cantar y menos sobre lo que él llama “estudio endocrítico”: “Un estudio más interno, más literario, que desentrañe la creación poética, la estructura, el estilo, los temas, etcétera”. Ciertamente los estudios sobre el Cantar son tantos que nos traen a la memoria el v. 1881: Las nueuas del çid mucho van adelant. Es una rica herencia. Esperamos que se cumpla también el deseo del v. 1269: Agora auemos riqueza, mas auremos adelant. EL Poema del MÍO CID La cuestión de los orígenes de la épica ha sido tema de discusión en todas las literaturas. La dificultad fundamental consiste en que nos encontramos ante un género oral, pero que por el contrario ha llegado a nosotros a través de textos escritos, copiados mucho tiempo después de la primera versión narrada; así, toda la etapa previa a los manuscritos no puede ser conocida más que a través de deducciones basadas en analogías entre las versiones encontradas y otros romances. La épica puede calificarse como el primer género narrativo que aparece en lengua vernácula, debido principalmente al interés marcadamente propagandístico de las hazañas guerreras de los héroes locales. La difusión de estos cantos guerreros, naturalmente, se hace en la lengua del pueblo, difundiendo las proezas de los caballeros en las cruzadas, y siglos más tarde, cuando fueron copiados, lo fueron en esta misma lengua y no en latín como sería lo lógico al tratarse de una creación literaria.Algunos críticos atribuyen a estos poemas sólo las características propias de la literatura oral, que describe teatralmente los hechos históricos (cantares populares, rima consonántica, elementos teatrales...) mientras que otros, ante el mismo texto, califican estos elementos como propios de la lírica culta. Argumento: El poema del Mío Cid no se apoya completamente en hechos históricos. Se trata de una poesía de corte guerrera y de exaltación de un héroe con características sobrenaturales, un héroe que se enfrenta a villanos, modelo de todas las virtudes del caballero, en un marco, como es la península ibérica en plena reconquista, que le sirve de apoyo sólo espacialmente. Nos encontramos con un tratado de caballería ejemplificado en la figura de un personaje histórico real, el caballero Rodrigo Díaz de Vivar: el Cid es un rebelde “leal”, es un buen vasallo aunque no tenga un buen señor. El Cid es un héroe que sufre afrentas, como el robo de sus hijas, participa en batallas encarnizadas, y sin embargo todo es superado con valor y coraje. Historia: El texto que se conserva del Mío Cid fue manuscrito por un juglar-clérigo del monasterio de San Esteban de Gormaz sobre el año 1110 y refundido con añadidos por un poeta de Medinaceli en 1140. De este texto sólo se conserva una copia, incompleta, escrita por Pere Abbat a comienzos del siglo XIV. ESTRUCTURA CANTAR PRIMERO DESTIERRO DEL CID (Falta la primera hoja del manuscrito, pero el argumento se conoce a través de la Crónica de Veinte Reyes) El Rey Alfonso envía al Cid a cobrar los impuestos al Rey moro de Sevilla, pero el caballero Garci Ordonez ataca al Rey moro. El Cid prende a Garci Ordonez y torna a Castilla con los impuestos de Sevilla, pero sus enemigos de la corte le indisponen contra el rey, que lo destierra. Se despide de su esposa, doña Ximena, y de sus hijas, a las que deja al cuidado de los monjes de Cardeña. El Cid abandona Castilla con sus seguidores. Descripción de los lugares por los que pasa. CANTAR SEGUNDO BODA DE LAS HIJAS DEL CID Descripción de la conquista de Valencia y de la derrota del rey moro de Sevilla. El Cid manda una nota al rey para informarle de la conquista de Valencia; los condes de Carrión conocen la noticia y piden la mano de las hijas del Cid, doña Elvira y doña Sol. Las bodas se celebran con el visto bueno del rey y la desconfianza del Cid. CANTAR TERCERO LA AFRENTA DE CORPES Relata la cobardía de los Infantes de Carrión, primero por el miedo ante la visión de un león y después en el campo de batalla. Éstos, avergonzados ante el Cid y sus guerreros, abandonan Valencia con sus esposas, a las que abandonan en un bosque después de azotarlas. El Cid se entera de lo sucedido y pide justicia ante el Rey, que se encuentra en Toledo, donde se habían convocado Cortes. Los guerreros del Cid desafían a los infantes, a los que vencen. El poeta, al final, colma al Cid de felicidad al igual que antes lo colmó de desgracias. El cenit de la acción es el momento en que el Cid llega a ser padre de reinas, al pedir la mano de éstas los infantes de Navarra y Aragón.