Se entiende por materiales textiles el conjunto de aparatos mecánicos dedicados a tratar materias textiles (v. FIBRAS). Toda materia susceptible de transformarse en hilo y luego tejida es textil. Tres grandes industrias acaparan el interés sobre la m. t.: la hilatura, el tisaje y la tintura y el acabado de los textiles. Son muchos los vestigios que hacen suponer que desde la época más remota el hombre utilizaba fibras vegetales y animales para cubrirse. Tejidos de la Antigüedad no han llegado hasta nosotros, debido a que las fibras textiles, de materia orgánica, se descomponían, salvo raras excepciones. No existe nada con anterioridad a los descubrimientos de Egipto, donde por las condiciones de clima y suelo se conservan perfectamente. Se entiende por hilatura el conjunto de operaciones necesarias para formar un hilo, ya sea empleando fibras de filamento continuo o discontinuo. La manera antigua de obtener un hilo consistía en tomar de una masa de fibras de lana, yute, cáñamo, etc., un pequeño haz, que se estiraba con los dedos y se le daba una pequeña torsión para obtener consistencia, quedando las fibras unidas entre sí. La rueca y el huso fueron las primitivas máquinas, y el fundamento de la hilatura persiste hoy. De estos aparatos se pasa al torno de hilar, perfeccionado en el s. XV por Leonardo da Vine¡. Realmente hasta el s. XVIII no comienza el progreso técnico textil, y Gran Bretaña es la cuna de varios inventores, que revolucionaron la maquinaria de hilar (v. REVOLUCIÓN INDUSTRIAL). Merece citarse también la invención de un sistema de grandes estirajes debida al español Casablancas en 1930. El proceso de hilatura se divide en tres fases: a) Apertura. Como máquinas más importantes podemos citar: abridoras, batanes y cardas, que abren la fibra y la limpian. b) Preparación. Sobresalen las máquinas manuares (bancos de estirado), peinadoras, gilles y mecheras, que la paralelizan y estiran. c) Hilatura definitiva. Consta de máquinas continuas o selfactinas dobladoras y retorcedoras, que dan torsión y producen el hilo definitivo. El tejido más primitivo lo confecciona la especie humana a base de tiras estrechas y cortas, que se unen entre sí y entrelazan con otras, base del sistema moderno de tejer. Todo sistema, manual o mecánico, adecua& para la fabricación de un tejido, recibe el nombre de telar. En 1787, John Cartwrigth transformó el telar manual en mecánico y consiguió su movimiento por vapor. Manchester es la primera ciudad que instala una fábrica de tejidos, en 1806. Hitos más interesantes en la historia del telar son: la invención del mecanismo de cajones en 1865 por Hattersley, que permitía al telar utilizar varias tramas, y la construcción del telar automático por el americano Northrop en 1889. La aplicación de un colorante a un tejido, por inmersión en una solución, recibe el nombre de tintura. Dentro de este capítulo se puede incluir la estampación, que es una tintura en zonas por deposición de ésta. La expresión acabado, en su más amplio. sentido, comprende los procesos a que son sometidos todos los artículos al abandonar el telar. Tiene como finalidad práctica aumentar el encanto y utilidad de los artículos. Las operaciones más corrientes a que se someten los tejidos son: aprestos, descrudados, blanqueos, tintes y acabados. La maquinaria empleada en estas operaciones consiste en tinas o barcas abiertas y cerradas, autoclaves horizontales y verticales, liggers y Fuladrs. Telar mecánico. Se da el nombre de telar mecánico al telar cuyos órganos operadores son movidos por transmisión general o motor individual. Del telar manual al telar mecánico se pasó de manera gradual. Los órganos o piezas de que está formado un telar mecánico pueden clasificarse en tres grupos: órganos operadores, transmisores y sustentáculos (fig. 1). Órganos operadores son: el plegador de urdimbre (A), consistente en un cilindro de madera sobre el que van arrollados los hilos y se desenrolla lentamente, según trabaja el telar. Un guía-hilos o cilindro metálico (B). La cruz (C), formada por dos varillas, cuya misión es conservar el orden de los hilos cuando hay roturas. La mitad pasa por la parte superior, y el resto por la inferior. Los lizos (D), compuestos por una serie de marcos de madera, en este caso dos, cruzados por su parte más ancha con unos alambres de acero estañado. Estos alambres, en su parte media, llevan un ojal, que es atravesadopor el hilo, y, de este modo, al subir el lizo arrastra a los hilos que lo atraviesan y constituyen un espacio, llamado calada, por donde pasa la lanzadera (F), que es alargada, de madera o material sintético, y termina en punta en cada uno de sus extremos, con una cavidad en su interior, donde va acoplada la canilla, portadora de la trama. Tiene un movimiento alternativo de un extremo a otro del tejido. El peine G, llamado púa, es un bastidor, cuyos bordes pueden estar constituidos por barras de metal, y perpendiculares a éstos van unas láminas, por las que pasan los hilos de la urdimbre. Va montado sobre el batán (H). Su misión es apretar las pasadas que deja la lanzadera. El objeto del batán es conducir el peine y servir de deslizamiento a la lanzadera que se desliza sobre él. Lo normal es que gire por la parte inferior o bien lo haga por la superior, como en el telar manual, donde el tejedor da el movimiento. El batán suele llevar una o varias cajas laterales, en las que se guardan las lanzaderas. Los templazos (1) se sitúan a los lados del tejido y consisten en una serie de ruedecitas con púas y montadas sobre flejes, cuya utilidad es mantener tirante el tejido, evitando arrugas. La guía (1), llamada antepecho, es parte fija del telar y no tiene más misión que conducir el tejido a su enrollamiento final, en el plegador de tejido (K). Órganos transmisores. Están constituidos por bielas, cigüeñales excéntricas, palancas, ruedas, tirantes, gatillos, etc. Sustentáculos (H). Son la bancada, el travesaño, la tornillería, etc., cuya utilidad es dar robustez y estética al telar. El objeto del telar es producir un tejido, entrecruzando los hilos de la urdimbre con las pasadas de trama. El caso más sencillo lo tenemos al fabricar un tejido de tafetán, vulgarmente llamado plana. Los hilos de la urdimbre se dividen en dos series, que pasan por dos lizos en el caso más simple. Estas series de hilos se mueven alternativamente arrastrados por los lizos, y en su movimiento producen una separación o calada, por la que circula la lanzadera, dejando a su paso un hilo de trama, que discurre alternando por encima y por debajo de todos los hilos de la urdimbre. El peine que lleva el batán actúa, cada vez que pase la lanzadera, apretando la pasada, y con la acumulación de ésta se forma el tejido. Este es el fundamento del telar, y todos los tipos existentes son variaciones de los órganos operadores y transmisores. Tipos. a) Manual. Siendo éste el más primitivo, hay que suponer que todos los movimientos de sus órganos operantes los efectúa el tejedor. Así, pues, el movimiento de subida y bajada de lizos lo realizaba con los pies, apoyados en unos pedales. La lanzadera era empujada, con la mano del operario, de izquierda a derecha y viceversa a lo ancho del telar. El batán tenía el giro en la parte superior, en la inferior llevaba el peine, que hacía oscilar el operario, para apretar las pasadas. Hoy en día quedan algunas muestras de este tipo de telar en las casas de labranza. b) Jacquard. Debe su nombre al inventor del dispositivo adosado al telar en su parte superior. Para elevar los hilos de la urdimbre, se utiliza la máquina Jacquard, que hace posible el movimiento de los hilos de la urdimbre uno a uno. Joseph-Mdrie Jacquard, nacido en Lyon en 1752, patentó en 1801 su invento. Se puede decir que fue la primera máquina en el mundo con trabajo programado. c) Automático. Recibe el nombre de telar automático el que cambia la canilla que lleva la lanzadera o bien ésta. El más famoso es el Northrop. Los lizos se mueven por excéntricas o maquinita. Dentro de los automáticos hay gran variedad, y se denominan generalmente por el nombre del tejido que fabrican; así tenemos los telares de alfombras, rizos, bordados, cintas, fieltros, terciopelos, etc. d) Sin lanzadera. Es un telar en el que se sustituye la lanzadera por mecanismos que pueden ser pinzas, agujas voladoras o toberas, que hacen la función de aquélla. El universal puede fabricar muchas clases de artículos. e) Circular. Es similar al automático en cuanto a órganos operadores. La urdimbre está en posición vertical, y la lanzadera suele tener ruedas y describe un movimiento circular continuo. Se emplea exclusivamente en la fabricación de tejido tubular para saquería. f) De agujas. Se utiliza en la industria del género de punto. Difiere mucho de los telares convencionales. Sus órganos operadores fundamentales son: agujas, platinas y prensas. Las agujas son de tres tipos y clasifican a las máquinas: ganchillo, lengüeta y cerrojo. Pueden ser rectilíneas y circulares. Producen artículos como ropa interior y exterior, calcetines, medias, tejidos de sport, etc. Posible evolución de la maquinaria textil. Son grandes los avances tecnológicos conseguidos en la década 196070; no obstante, se espera poner a punto una serie de mejoras en la m. t. que hoy en día son ya casi una realidad. La automatización de la industria textil (v.), aunque es mayor cada día, no podrá conseguirse sin el concurso de la electrónica. Hilatura. Hay varias tendencias para sustituir la hilatura tradicional por la discontinua, basada en un rotor de gran velocidad. Evita al hilo una serie de pasos por máquinas intermedias. Una hilatura electrostática se está experimentando en el laboratorio. Tisaje. El futuro de estas máquinas está en los telares sin lanzadera. Diez países fabrican este tipo de máquinas; cada año desde su invención se han hecho mejoras. La inserción neumática e hidráulica de la trama, así como el aumento de velocidad y versatilidad, en cuanto a fabricación de diferentes tejidos, son metas a perfeccionar. Tintura. La evolución de la m. t. va muy ligada a la industria química. La tendencia actual es sustituir la mano del hombre, en todas las fases, por procesos continuos. El control de las máquinas se hace ya por ordenadores, que evitan los muchos errores que se producen en este tipo de industria. Se está en los balbuceos de las tinturas con disolvente o «en seco», lo que significa en realidad «sin agua». El consumo tan extraordinario detan vital elemento, añadido al problema de la contaminación de los ríos, por este tipo de industrias, hace pensar que el nuevo procedimiento tenga un futuro halagüeño.