Pastor Hans-Claus Ewen, Alemania Traducción por Mandy Reichel La amada de Dios – la iglesia Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia. Efesios 5,29 Pensamientos introductorios Todo aquel que quiera entender el fenómeno “iglesia”, lo conseguirá solamente al ver la imagen agrandada. La imagen agrandada incluye la dimensión del cielo y del infierno, del pasado, presente y futuro y, de las eternidades. Si enviáramos tres personas a Nueva York, una para visitar “Chinatown”, la otra “Little Italy” y la tercera, el “Central Park”, la primera diría: “Nueva York es como China.”; la segunda estaría en contra y diría: “No, Nueva York es como Italia”; y la tercera, no entendería la ignorancia de las dos primeras personas, porque “Nueva York es únicamente un parque enorme”. Las tres tendrían de alguna manera razón, pero la historia nos muestra que su percepción es parcial y limitada. En relación al término iglesia, tanto en general como entre los cristianos, existen puntos de vista muy distintos y en parte, muy controversiales. Ante la pregunta, qué es iglesia, qué tiene que hacer, cómo lo tiene que hacer y cómo tiene que ser, la mayoría de la gente contesta como le da la gana. La formulación: “Para mí, iglesia es...” nos enseña que todo esto se considera muy subjetivo. Teniendo en cuenta la gran cantidad de información que la Biblia ofrece sobre este tema, podemos anticipar que cada respuesta simple tendría más de un 90% de insuficiencia, porque estaría incompleta. Cada cristiano, que defina iglesia por sí mismo de una manera incompleta, definitivamente causará posibles: malentendidos, heridas, amarguras, decepciones, resignaciones y retiradas. Un ejemplo clásico de un perfecto malentendido del término iglesia es esta frase oída frecuentemente: “¿Cómo esta persona es cristiana si se comporta tan mal?” Aparte de ser una pregunta teológicamente interesante, si ser cristiano se definiera únicamente sobre la base de un comportamiento correcto, estas afirmaciones mostrarían lo poco o, tal vez la falta de visión que los cristianos tienen cuando leen la Biblia. En mi Nuevo Testamento, estoy leyendo sobre los cristianos que: pecan sexualmente, vienen emborrachados a la cena, se pelean delante de jueces mundanos, forman grupos especiales dentro de la iglesia, siguen enseñanzas insanas, critican mordazmente e injustamente el estilo del liderazgo de Pablo, se comportan hipócritamente y tienen muchas peleas entre ellos (véase por ejemplo las dos Cartas a los Corintios, Gálatas 2,11-14; Filipenses 1, 15-17). El comportamiento de éstos no se defiende ni se justifica por la Biblia, sin embargo a todos se les llama: cristianos. A pesar de estas carencias, Jesús ama a su iglesia, la sigue cuidando y manteniendo como un buen hombre a su mujer: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la 1 iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”. Efesios 5, 25-27. Si simplemente siguiéramos pensando en todo lo que va contra la iglesia, nos daríamos cuenta que es un milagro que ella (todavía) exista. El diablo quiere destruirla con todos sus demonios desde afuera y el hombre viejo (nuestra naturaleza antes del nuevo nacimiento) lo intenta desde adentro. Las personas que no conocen a Dios luchan contra la iglesia; los gobiernos intentan extinguirla; las culturas ponen resistencia a su entrada; y las religiones, con todo preferirían quemarla en la hoguera. A pesar de todo, la iglesia es lo mejor, lo más glorioso, lo más sobrenatural que existe en este mundo. No hay más alternativa que la iglesia porque Dios está operando cosas a través de ella, las cuales un cristiano solo no podría conseguir ni hacer. Esto es aplicable tanto, a la interacción de las relaciones interpersonales de los miembros, a la presentación hacia fuera de cara al mundo no convertido, así como también al mundo de Satanás. La iglesia tampoco se puede ver como una pequeña reunión de dos o tres personas en el nombre de Jesús. Jesús, sí que concede su presencia para estas reuniones, pero esto no garantiza la multitud provista de dones, servicios, efectos, ministerios y estructuras directivas que deben operar en una iglesia. (Véase también entre otras: Mateo 18,15-17; Romanos 12,3-8; 1ra Corintios 12,7-10, 28-30; 14, 26-29; Efesios 4,11-12; Filipenses 1,1; 1ra Timoteo 3,1-13; 1ra Pedro 5,1-4). Una familia sola tampoco es una iglesia en el contexto bíblico, porque en 1ra Timoteo 3,5 se compara el “gobernar” una casa (es decir familia) con cuidar de la iglesia y, definitivamente no es lo mismo. Entonces, ¿qué es iglesia? 1. Una cuestión del corazón de Dios y una joya ¿Fue casualidad que Jesús fuera atravesado en la cruz por una lanza en el costado? – Juan 19,34 ¡Sin duda, NO! Debemos recordar, quién es Jesús y por qué fue enviado a este planeta. Pablo lo llama en 1ra Corintios 15,45 el “postrer Adán”. El primer Adán fue creado para poblar juntamente con su mujer el planeta Tierra y para reinar sobre ello – Génesis 1, 27-28. Dios formó a Eva haciendo lo siguiente: “... [y] tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar”. Génesis 2,21. Cuando a Jesús le atravesaron la costilla, le salió agua y sangre; dicho sea de paso, esto fue una evidencia del momento de su muerte; pero, en primer lugar, esto se tiene que ver relacionado con el “nacimiento” de la iglesia. Una persona forma parte de la iglesia, es decir, de la novia de Cristo, cuando cree lo que hizo Jesús en la cruz por ella y, con ello, por un lado acepta el perdón del pecado - SANGRE - y, por otro lado recibe mediante el nuevo nacimiento Su Espíritu – AGUA. (Véase también entre otras: Mateo 26,28; Efesios 1,7; Hebreos 9,22; Juan 1,12-13; 3,1-8; 7, 37-39) Ya, sólo con este dato “anatómico” sobre el sitio donde fue formada la mujer/ la iglesia, nos enseña que se trata de una CUESTIÓN DEL CORAZÓN de Dios. Sólo Dios conoce el verdadero valor de su iglesia, para ella Él dio lo más valioso. El valor se 2 desprende de su elección y no de sus obras. Dios, el Padre, compró a la iglesia con la sangre de Su Hijo Jesús: “Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”. 1ra Corintios 6,20. “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre”. Hechos 20,28. “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”. 1ra Pedro 1, 18-19 El valor de Su iglesia, o bien de Su pueblo, se describe en la Biblia a través de imágenes muy claras, y de esta manera vamos entendiendo, que tanto el individuo como el grupo tienen un valor inconmensurable a los ojos de Dios. “Y las piedras serán según los nombres de los hijos de Israel, doce según sus nombres; como grabaduras de sello cada una con su nombre, serán según las doce tribus”. Éxodo 28, 21. Los piedras son piedras preciosas: sárdica, topacio, carbunclo, esmeralda, zafiro, diamante, jacinto, ágata, amatista, berilo, ónice y jaspe (Éxodo 28,17-20). “Y los salvará en aquel día Jehová su Dios como rebaño de su pueblo; porque como piedras de diadema serán enaltecidos en su tierra”. Zacarías 9,16. Antes, ya he mencionado Efesios 5, 25-32. En este pasaje Pablo habla del amor del hombre a su mujer y compara éste con el amor de Jesús por Su iglesia. La comparación termina con estas palabras: “Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia”. Indudablemente, no es nada nuevo para la mayoría que Jesús ame a Su iglesia. Pues, olvidamos a veces que la ama en su estado actual y todavía incompleto. Él la ama, a pesar de que tiene manchas y arrugas y, sin duda todavía no actúa de manera intachable. Aunque Jesús es “un cordero sin mancha y sin defecto”, quiere decir, que es sin pecado y es santo, Él no tiene miedo del contacto con Su iglesia, quien todavía es imperfecta. Sin duda, Él no está siempre de acuerdo con su comportamiento incorrecto, pero por esto no se aleja de ella. Podemos suponer que a Jesús le duelen nuestros pecados, sin embargo no se aleja de nosotros. Jesús nos ha elegido tal como somos (Juan 15, 16). Él sabe que aún nuestro pecado puede ayudar “para bien” (Por favor, ¡No lo entiendan mal!). Así como Jesús anunció a Pedro su pecado y le enseñó al mismo tiempo que de este suceso podía proceder algo bueno. “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”. Lucas 22,31-32. Así pues, si para Dios la iglesia es una cuestión del corazón, si ella tiene un valor inimaginablemente grande y Él la ama tanto en la actualidad, tendremos que tener una misma actitud hacia ella. 2. El término iglesia en el Nuevo Testamento 3 En el Antiguo Testamento la palabra iglesia se utiliza para referirse a la totalidad del pueblo de Israel y sus doce tribus. La palabra hebrea “edah” significa “reunión”, pero en su origen está relacionada con la palabra “testigo o bien testimonio”. Por tanto, no es sorprendente que Jesús en relación con la misión de la iglesia diga lo siguiente: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Hechos 1,8. Israel tenía este llamado también como “iglesia”: “También te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra”. Isaías 49,6 (Hechos 13,47). El término iglesia en el Nuevo Testamento traduce la palabra griega “ekklesia”, que literalmente significa “la llamada fuera”, pero, en principio siempre se debe entender como asamblea (de los creyentes). Este término se utiliza para referirse tanto a la iglesia universal, o sea todos los creyentes en todos los sitios y de todos los tiempos, como también a las pequeñas y visibles manifestaciones de la iglesia en las distintas regiones, ciudades y casas. Pues, la iglesia siempre es un grupo de personas, que se reúne y se organiza con el objetivo de cumplir su misión. Iglesia ☞ Iglesia del Antiguo Testamento: “Este mismo Moisés estuvo en la asamblea (en la Biblia griega se utiliza la parabla “ekklesia”) en el desierto, con el ángel que le habló en el monte Sinaí, y con nuestros antepasados”. Hechos 7,38 (CST). Iglesia universal: “A él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén”. Efesios 3, 21. Iglesia regional: “ Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo”. Hechos 9,31. Iglesia de la ciudad: Jerusalén: “ Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel”. Hechos 8,3. Tesalónica: “Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y 4 en el Señor Jesucristo: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”. 1ra Tesalonicenses 1,1 Iglesia en casa: “Saludad a los hermanos que están en Laodicea, y a Ninfas y a la iglesia que está en su casa”. Colosenses 4,15 Para comprender a la iglesia, es absolutamente necesario, aceptar su misión divina en el mundo como testigos del Dios vivo. Los cristianos en sí mismos son el mensaje que anuncian y están preparados para asumir las consecuencias de este anuncio. Esto puede significar, positivamente, que las personas acepten el evangelio, y, luego deben ser atendidas – Jesús dijo: “haced discípulos” (antes que se pongan viejos...) Mateo 28, 18-20. Por otro lado, esta obediencia puede llevar desde la oposición hasta la persecución y la pérdida de la propia vida – Jesús dijo: “Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán...” Juan 15,20. En una oración secundaria Pablo escribe a los Corintios que las iglesias son una honra para Cristo – 2da Corintios 8, 23. ¿Tenemos también nosotros este punto de vista acerca de las iglesias? El ingreso a la iglesia es a través de la conversión personal y el bautismo en agua. “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas”. Hechos 2,41. Cada persona que ha vivido un nuevo nacimiento en Jesús y por su fe se ha bautizado, en una iglesia local, se ha convertido en parte de la iglesia universal. Aunque cambiare de iglesia local, no tendría que bautizarse otra vez. El Nuevo Testamento parte de la base de que cada cristiano es un miembro activo de una iglesia local. A veces se utiliza una afirmación absurda de que no es necesario pertenecer a una iglesia local por ser parte de la iglesia universal, ésta está en contradicción con el concepto básico de la iglesia del Nuevo Testamento. Los miembros de la iglesia siempre se describen vinculados obligatoriamente al conjunto (1ra Corintios 12, 12- 27: ¡Un cuerpo, muchos miembros!). En el Nuevo Testamento hay toda una serie de mandamientos “uno tras otro” o bien “uno sujeto al otro”, los cuales en principio se pueden vivir solamente en el marco de pertenecer a una iglesia. Por ejemplo: Colosenses 3,12-13: “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”. Este verso indica una cercanía personal a una iglesia. No es posible el soportarse unos a otros, si no se conoce y si no se tiene nada en común. Esta cercanía, intencionada de Dios, desgraciadamente para muchos es uno de los mayores obstáculos, cuando se trata de la vida en la iglesia local. Para profundizar aquí hay una lista de algunos mandamientos: Romanos 12: 10, 16; 13:8; 14:19; 15:5, 14; Gálatas: 6:2; Efesios 4:25, 32; 5:21; Filipenses 2: 1-4; 1ra Tesalonicenses 3:12; 4:9.18; 5:11,13,15; 1ra Pedro 1:22; 4:8-9; 1ra Juan 1:7; 3:11,23; 4:11-12; 2da Juan 5. La reunión de los cristianos, especialmente cuando es con regularidad, necesita planificación, organización y coordinación. La iglesia siempre, sin importar su dimensión, necesitará líderes y colaboradores. Un grupo en el que los individuos estén dispuestos a asumir responsabilidad de liderazgo tendrá más éxito que uno, en el que 5 Fe & Bautismo Compromiso Estructura & Inter-conexión nadie esté dispuesto a asumirla. La carta a los Filipenses comienza con el saludo: “Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos...” Pablo estableció ancianos como responsables en las iglesias que fundó en sus viajes: “Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído". Hechos 14,23. (Véase también Tito1,5). Precisamente, el último verso nos muestra que cada iglesia local debe estar vinculada a la instancia superior del ministerio apostólico. La iglesia primitiva en Hechos 15 subraya la necesidad de pedir el consejo de los apóstoles sobre ciertas preguntas y también de someterse a ellos. Aquí podemos aprender algo, que también la Federación de Iglesias Pentecostales de Alemania ha íntegrado en su sistema de valores. La iglesia local debe decidir sus asuntos autónomamente, pero en cuestiones importantes y teológicas no debería actuar independientemente. El nivel trans regional, o bien nacional/internacional del servicio apostólico debería tener la posibilidad y oportunidad de ayudar a la iglesia local a ser más eficaz en la realización de su visión. “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” Efesios 4,11-12. La relación entre el nivel apostólico y la iglesia local, en el Nuevo Testamento, se entiende más en el sentido de una relación que de una estructura jerárquica. Pablo se vio a sí mismo como un padre espiritual de las iglesias que fundó y nunca abusó de su obvia y legítima autoridad como apóstol de los paganos para obligar a una iglesia local a tomar una decisión. “Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio”. 1ra Corintios 4,15. Los versos siguientes nos enseñan que las iglesias deberían estar interconectadas a través de buenas relaciones. Aunque puedan estar separadas geográficamente, a través de una común relación al servicio apostólico, pueden beneficiarse en muchos aspectos, por ejemplo mediante: visitas recíprocas, donativos, financiación de los apóstoles, intercambio de experiencias o testimonios personales. “Porque vosotros, hermanos, vinisteis a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea; pues habéis padecido de los de vuestra propia nación las mismas cosas que ellas padecieron de los judíos” 1ra Tesalonicenses 2,14. “... tanto, que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis...” 2da Tesalonicenses 1,4. “He despojado a otras iglesias, recibiendo salario para serviros a vosotros”. 2da Corintios 11,8. “En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia”. 1ra Corintios 16,1. “Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia”. 2da Corintios 8,1. Iglesia siempre significa trabajo y sacrificio para las personas que asumen responsabilidad. Como la mayor parte del trabajo es voluntario, es muy importante estar consciente del significado de este trabajo. El trabajo de la iglesia, sin importar lo arduo y agotador que pueda ser, siempre tendrá más valor que cualquier otra cosa en la vida, porque nunca es en vano. “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”. 1ra Corintios 15,58. La siguiente historia debe ilustrarlo: 6 Trabajo duro y provechoso Durante la guerra un hombre estaba muriendo en una trinchera. Un compañero se inclinó hacia él y le preguntó: “¿Puedo hacer algo por ti?” “No, ha llegado el fin”, respondió. “¿Quieres que le dé algún recado a alguien?” “Sí, puedes decir al hombre de esta dirección: “Lo que me enseñaste cuando era niño, ahora me ayuda a morir”. ¿Quién era este hombre? Era su maestro de la escuela dominical. Cuando el hombre recibió este mensaje, dijo: “Mi Dios, hace años terminé con la escuela dominical porque pensaba que no tenía sentido. Me parecía algo inútil”. Todos los versos siguientes utilizan en griego la palabra “kopiao”, que significa “agotarse – atormentarse/ trabajar duro”, pero en español se traduce solamente como “trabajo o bien trabajar”. La Biblia no deja lugar a dudas que el trabajo en y para la iglesia es agotador y de vez en cuando puede llevar al punto de desgaste. “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo”. 1ra Corintios 15,10. “Saludad a María, la cual ha trabajado mucho entre vosotros”. Romanos 16,6 “Saludad a Trifena y a Trifosa, las cuales trabajan en el Señor. Saludad a la amada Pérsida, la cual ha trabajado mucho en el Señor”. Romanos 16,12 “Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan”. 1ra Tesalonisences 5,12 “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar”. 1ra Timoteo 5,17 Kopiao se utiliza también en el siguiente texto, que es muy conocido, y se traduce como “trabajados”: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Mateo 11,28-30. Cabe señalar que la solución al problema del agotamiento, según Jesús, no es descansar o distanciarse del trabajo, sino es aprender de ÉL, cómo trabajar correctamente. Con certeza “mi yugo” aquí no significa una tumbona en la playa 3. La iglesia es el cuerpo de Cristo Dios usa en Su palabra de manera continua imágenes para hacernos las cosas lo más claro posible. Si alguien dijera: “La imaginación mental tiene la capacidad de transferir la posición local de las formaciones rocosas causadas por la corriente continental”, no entenderíamos ni jota. Si se expresa este pensamiento así, todos vamos a entender: “La fe puede mover montañas”. La imagen del cuerpo de Cristo debe ayudarnos a entender, lo que Dios quiere perseguir con y a través de su iglesia. Jesús es la cabeza de este cuerpo, el cual está formado por los creyentes particulares. Creo que esta imagen vale tanto para la iglesia universal como para la iglesia regional. 3.1 “y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” Génesis 2,24 En el marco de este tema ya hemos dicho, que la iglesia es una cuestión del corazón de Dios. Surgió similar a Eva, que fue tomada y moldeada de la costilla de Adán. Pero para 7 Jesús, la iglesia es más que una cuestión del corazón porque ha conectado irrevocablemente su destino como cabeza de la iglesia con el de su cuerpo. Cada persona tiene claro que un cuerpo no puede existir sin cabeza y viceversa. El corazón de un cuerpo no late en la cabeza sino en el pecho. Ahora el corazón de Jesús late en su cuerpo. Esto, indudablemente, se tiene que entender simbólicamente, pero también nos muestra cómo Jesús se considera, a sí mismo, fuertemente conectado con su cuerpo. Tal como Adán y Eva fueron una sola carne, así Jesús desea estar unido con su cuerpo. Esto claramente se desprende de las palabras de Pablo en la Carta a los Efesios: “Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia”. Efesios 5, 31-32. Esta “unificación” nunca debe entenderse en el sentido de que los dos se disuelven y forman una nueva unidad. Se refiere más bien a cómo dos personas que se completan perfectamente, se unen para conseguir algo en conjunto, lo que solos no hubieran podido hacer. Este tipo de relación, como Jesús la quiere, se trata de una planificación de la vida conjunta, la cual llega hasta la eternidad. La Cena Nupcial del Cordero, en la cual Jesús se va a casar con su novia, es la última imagen que, respecto a la relación entre Jesús y su iglesia, la Biblia nos ofrece - Apocalipsis 19,7-9. De igual manera, tal como fue el deseo y la voluntad de Dios que Adán y Eva se juntaran para ser una sola carne, así también debe ser entre Jesús y su cuerpo, la iglesia. Adán y Eva como pareja unida debían llenar y subyugar la tierra, y reinar sobre la creación. A la iglesia le espera un futuro parecido cuando vaya a reinar unida con Jesús para siempre – 2da Timoteo 2,12, Apocalipsis 5, 9-10; 11,15; 20,6; 22,1-5. La cabeza y el cuerpo tienen un propósito común en la vida y en la eternidad. Ninguno de los dos puede realizar ese propósito solo. Para nosotros como cristianos esto significa, por un lado un gran honor, pues el Hijo de Dios ya no quiere vivir sin nosotros, y por otro, una enorme responsabilidad. Ciertas cosas en la tierra solamente ocurrirán, si la IGLESIA las lleva a cabo. Nuestra cabeza va a dirigirnos y a guiarnos, pero la ejecución va a ser responsabilidad del cuerpo. Un cuerpo funciona óptimamente, si la correlación entre cabeza y el resto del cuerpo va perfectamente. La cabeza o bien el cerebro envía órdenes y el cuerpo las ejecuta. Es el asunto de la iglesia predicar el evangelio a toda criatura– Marco 16,15 – discipular a las naciones – Mateo 28,18-20 – incluso dar a conocer la multiforme sabiduría de Dios por medio de la vida y las actividades de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales – Efesios 3, 10. Si la iglesia actúa de esta manera, en el nombre de Jesús, no lo hace como un subordinado que ejecuta las órdenes de su jefe, sino como una parte viva de un Cristo vivo. ¡Los cristianos no son empleados, sino participantes de la empresa! Si hay algo que podemos sacar de esta imagen del cuerpo es cambiar la mentalidad de ser empleado a la de ser participante. Por lo tanto, Jesús dijo en Juan 15,15: “¡Ya no os llamaré siervos, ... os he llamado amigos!” La Biblia llama a los cristianos participantes del llamamiento celestial – Hebreos 3,1 – y participantes de la gloria- 1ra Pedro 5,1, y participantes de la naturaleza divina – 2da Pedro 1,4. Romanos 8,17 nos llama herederos de Dios y coherederos con Cristo. Alguien que pudiera heredar en el futuro una empresa, tendría una actitud diferente a la de alguien que solamente pudiera trabajar ahí, porque se trataría de algo más que de hacer un trabajo o realizar una tarea. Se trata de su futuro y de su propósito. Para los cristianos 8 esto significa el preguntarse a sí mismo, si quieren conseguir algo para Jesús o algo con Él. ¿Con qué visión podemos ejecutar una pequeña tarea? ¿Esculpo una piedra o trabajo una catedral? ¿Trabajo para un reconocimiento terrenal o para una recompensa eterna? (Véase también Mateo 6,1-5 + 16). Si hemos comprendido bien nuestra relación como cuerpo de Cristo con la cabeza del cuerpo, Cristo, tendremos en cuenta la imagen agrandada en todo lo que hagamos. Pues, según la imagen del cuerpo, hemos sido parte de Cristo, así que la recompensa en la eternidad no solo será de la cabeza, sino también nuestra. 3.2 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia. Efesios 5,29 Si nos vemos en esta relación con Jesús, como hemos explicado, y nos involucramos completamente, nuestro SEÑOR nos cuidará como un buen esposo cuida de su mujer. Él hará todo lo posible para que no tengamos ninguna carencia, como un buen pastor lo hace. Pero, la primera promesa indirecta en este verso es que Jesús nunca nos aborrecerá. Su amor por nosotros es seguro, aunque la iglesia, tal y como menciona Efesios 5,26-27, todavía tiene mancha y arruga y necesita santificación. De la misma manera que un hombre y una mujer han decidido ser el uno para el otro e idealmente comienzan a amarse incondicionalmente, así Jesús ama a su iglesia, incondicionalmente. Esto significa que Jesús no hace que su amor dependa de nuestro comportamiento, sino de nuestra posición como cuerpo o bien como novia. Respecto a nuestra parte de la relación, debería implicar que también amemos a Jesús de una manera incondicional, incluso cuando las cosas, desde nuestra perspectiva, no salen como lo deseamos. El conocimiento de Su amor debe animarnos, amar a Jesús siempre más y más y, confiar en Él. Aun cuando fracasemos y fallemos, debemos saber, que Él nunca nos va a dejar y siempre nos va a perdonar. En tiempos de desesperación o bien si nos da la impresión de que las cosas se detienen, debemos confiar en que, en el fondo, Él está obrando. La palabra “sustentar” implica “llevar a la madurez”, en esto está garantizado el suministro necesario para todas las necesidades. Pablo utiliza esta palabra en Efesios 6,4: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. En primer lugar “criar” significa “calentar” e indica la sensación de protección que el SEÑOR quiere darnos. ¡Él nos cuida! Pablo usa esta palabra en Tesalonicenses 2,6-7: “aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo. Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos”. Con todo este amor y cuidado que tiene el SEÑOR Jesús para nuestro cuerpo o, bien para su novia, no debemos olvidar que se trata de una relación que va perdurando hasta la eternidad, después de nuestra muerte o el fin de este mundo. Debemos o deberíamos tener una perspectiva sana de la eternidad en nuestros corazones. “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?” 4. La belleza y la necesidad de ser complementados Desgraciadamente en nuestra sociedad se valora más el individualismo. En nuestra vida real esto, en principio, no funciona – pues cada persona necesita a alguien para poder 9 vivir: tiendas, gasolineras, médicos, farmacéuticos, campesinos, panaderos, carniceros, etc... etc... Desde el principio, el hombre estaba destinado a vivir en comunidad. El hombre debe vivir en comunión con Dios y con otras personas. La primera afirmación negativa de la Biblia es: “No es bueno que el hombre esté solo”, Génesis 2, 18 y también en Eclesiastés (4,9-12) podemos leer esta idea básica: “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También, si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; más ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto”. La imagen del cuerpo, que Pablo explica detalladamente en 1ra Corintios 12,12-27, nos enseña, que somos miembros individuales del conjunto y, respecto a esto, qué posiciones fundamentales tendrían que marcar nuestra vida. Quiero destacar dos actitudes centrales en este lugar: Valentía & Humildad Resalté en negrita la palabra humildad porque representa una gran fuerza y no una debilidad. La palabra valentía la resalté utilizando un borde más fino porque la gente que lo posee, a menudo, no se siente tan heroica. La vida, como miembro de una iglesia, se trata simple y llanamente de que, por un lado sirvo a los otros y, por otro estoy para ser servido. Los cristianos deben aprender a dar y a recibir, pues ambos son necesarios para garantizar un óptimo funcionamiento del cuerpo. Como ya lo expliqué, una célula del cuerpo no puede únicamente dar o recibir porque, o bien explotaría, o bien se moriría de hambre. Como parte activa de este cuerpo podemos hacernos tres preguntas: 1. ¿Quién soy y qué tengo en beneficio del otro? 2. ¿Qué necesito de los otros, qué me falta? 3. ¿Puedo aceptar el hecho de que solamente encontraré y realizaré mi verdadera identidad, mis recursos y mi determinación formando parte de este conjunto? En respuesta a la primera pregunta necesitamos valentía; en la segunda, humildad; y en la tercera, necesitamos ambas cosas. Valentía Afortunadamente, como cristianos, no tenemos que ser algo que no somos o hacer algo para lo cual no estamos capacitados. Lo único que tenemos que hacer es descubrir lo que Dios ha puesto en nosotros y vivir esto en simple fe. 10 Cada persona que nace y después renace en Jesús ha sido creada como un ejemplar único de Dios. De la misma manera que tenemos una huella digital única en la tierra y en la historia del mundo, también tenemos una “huella digital” espiritual. La combinación de tu biografía y tus dones especiales surgen sólo una vez. TÚ ERES ÚNICO y a Dios le pareces maravilloso. ¿Qué te parece? La primera “prueba de valentía” como cristiano es, amarte como Dios te ama y aceptar tu verdadero valor. Tu valor es más grande de lo que piensas, porque Dios te valora tanto, que envió a Su Hijo Único por ti a la cruz. Si Dios te estimó tanto, aun cuando eras pecador, ¿cuánto más te valora ahora que te convertiste en Su Hijo y en su heredero? Necesitamos fe y valentía para podernos ver de una manera única y valiosa. Si lo reconocemos, podremos ser una bendición para muchos. Comienza con tu conversión. Las circunstancias que te llevaron a la fe, fueron únicas – no significa necesariamente que fueron extraordinarias. Pero, únicamente tú debes o puedes contar esta historia porque muestra, cómo Dios en su soberanía y poder, creó las circunstancias de tu vida de manera que finalmente decidieras por Jesús. Tu historia es muy valiosa porque es única y por eso puedes contarla valientemente. Única significa que no eres parte de una competición. Estás fuera de competencia y el mundo necesita tu historia. Lo mismo vale para las experiencias de fe que has vivido – ¡son únicas! Tu camino con Dios es único y esto no deberías menospreciarlo. Al tener contacto o relación con otras personas, puedes darles algo que, de otra manera, no podrían recibir de ninguna persona del mundo. Por lo tanto, deberías reconocer valientemente en lo que te has convertido y lo que has recibido en Jesús. Si escondieras algo que pudiera ayudar a una persona por vergüenza falsa o por miedo, no sería esto el objetivo del Creador. Lo más grande que Jesús está haciendo en esta tierra lo consigue por medio de los miembros de su cuerpo. Quien te toca, toca al cuerpo de Cristo y con esto, a Cristo y, a todo lo que ya ha hecho en ti. Presentarse valientemente y ser una bendición para la gente, que entra en contacto contigo, no es orgullo, ni arrogancia, porque sabemos que solo por la gracia de Dios somos lo que somos. 1ra Corintios 15,10. Muchos de nosotros, regularmente, tenemos impulsos de hacer algo, pero no lo hacemos porque en seguida surgen dudas, si son o no de Dios. Aquí debemos aprender a ser especialmente valientes porque estos impulsos, normalmente, vienen del Espíritu Santo. El cuerpo de Cristo necesita tu valentía y la mía para que pueda ser atendido y pueda funcionar óptimamente. Humildad Al necesitar valentía para reconocer e integrar lo que ya somos y tenemos, nos hace falta la humildad para aceptar ser complementados. ¡Esto es la prueba de humildad! Si fuéramos en todos los aspectos perfectos, no tendría ningún sentido ser el único miembro 11 del cuerpo. Un ojo perfecto pudiera ver dónde está el pan sobre la mesa, pero sin manos que funcionen y sin boca, el pan no podría ser dirigido al cuerpo. Entre el ojo que ve algo y la mano que agarra algo, hay conexiones de los nervios, músculos, tendones, ligamentos y el esqueleto. Sólo la interacción de todo concede al cuerpo lo que necesita. “Revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”. 1er Pedro 5,5. Los cristianos humildes son personas agradecidas. Dan gracias a Dios por su nueva vida y están agradecidos por el cuerpo de Cristo. Nunca van a avergonzarse de su necesidad de complementación porque saben que como parte del cuerpo el SEÑOR no les llamó para manejar la vida, solos. Por lo tanto, pueden estar agradecidos por ser exactamente esta parte del cuerpo que son. No tienen que estar estresados por ser como las otras partes del cuerpo que son completamente distintas. “Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?” 1ra Corintios 12,15-16. Además nunca van concluir algo por sí mismos, porque saben que tienen necesidad de complementarse. Si cada miembro del cuerpo pensara, que los otros deberían ser y actuar igual a ellos, el cuerpo tendría grandes dificultades. La mano puede esforzarse como desee, pero nunca será un ojo. Pablo dice al respecto: “Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato?” 1ra Corintios 12,17. También debemos ser conscientes de la necesidad de humildad, cuando vemos, que hay partes en el cuerpo que nos dan vergüenza. No se comportan como lo esperamos o hacen cosas, que nosotros mismos reprobamos. Pero cuando son parte del cuerpo, también pertenecen a Cristo y Él murió también por ellos. “Os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor“. Efesios 4,1-2. Si Jesús los soporta a ellos, que no son perfectos, también nosotros debemos hacer lo mismo. El cuerpo de Cristo necesita tu humildad y la mía para que pueda ser atendido y pueda funcionar óptimamente. Muchas veces dije que un cuerpo solamente puede andar en una dirección. Fuerzas contrapuestas pueden conllevar, bien a un desgarre, o bien una inmovilización. Como partes del cuerpo tenemos que decidirnos, si apoyamos esta dirección o no; para esto necesitamos valentía y humildad. Si el cuerpo – la iglesia- debe cumplir su misión, yo debería encontrar mi lugar como parte del conjunto, llenarlo con valentía y seguridad en mí mismo y buscar el cumplimiento colaborando con el resto del cuerpo a través una humilde cooperación. Jesús estará muy contento si complementamos a otros y nos dejamos complementar por ellos y, así su cuerpo daría a conocer la multiforme sabiduría de Dios a los principados y potestades en los lugares celestiales - Efesios 3,10. ¡Qué honor y responsabilidad Dios confió a la iglesia!!! ><> ><> ><> <>< ><> ><> ><> Comentarios, quejas ó preguntas bienvenidas! Pastor Hans-Claus Ewen Correo electrónico: [email protected] página de internet: www.Hans-Ewen.de 12