EL DESVÁN LITERARIO EL ROBO DE SU VIDA La casa, situada en un privilegiado lugar propiedad de un rico magnate llamado García Pérez, estaba bien estudiada por el ladrón más buscado del país, se conocía todos los rincones: las ventanas, puertas, accesos a su interior… La casa estaba situada en el centro de un terreno que medía, más o menos, dos hectáreas. Los dueños solían ir solamente los fines de semana y con el buen tiempo vivían en ella permanentemente. Tenían dos perros, lo cual no le debía suponer mayor peligro al ladrón pues los animales eran bastante dóciles. Llegado el día esperado para él y todo ya decidido, se dispuso a realizar el robo de su vida. Al anochecer, se introdujo en la finca. Los perros ladraban sin parar, les dio de comer para que se callaran y desconectó las alarmas. Se dirigió al interior por la puerta principal, rompiendo el cristal para poder girar el pomo de la puerta y poder entrar. Una vez dentro, se apoderó de todos los objetos de valor que encontró: joyas, cuadros, dinero… Estaba todo calculado a la perfección, conocía el interior de la casa como la palma de su mano, ya que había trabajado de sirviente allí, muchos años. Todo estaba saliendo bien. Decidió bajar al sótano a por unas reliquias que él sabía que los señores guardaban allí. Y entonces sucedió lo que no se esperaba: un golpe de aire cerró la puerta y quedó atrapado en su interior. Era un sótano, solo había una puerta, no tenía ventanas, apenas entraba el aire. Intentó por todos los medios echar la puerta abajo, pero sin suerte. Pasaron los días y el ladrón seguía allí, hasta que los dueños llegaron a la casa. Al entrar notaron que los perros no ladraban y se alarmaron, no era muy normal, algo había ocurrido. Los encontraron, por fin, muertos. Llamaron a la policía. Cuando entraron al interior de la casa, vieron que todo estaba revuelto y desordenado; empezaron a oír gritos que provenían del sótano. Forzaron la puerta hasta que la tiraron y allí se encontraba el maleante con su preciado botín, deshidratado, pálido, enfermo. MORALEJA: por muy bien que se planeen las cosas, siempre algún imprevisto surgirá y más si es para hacer cosas que no se deben. ANDREA ENRÍQUEZ GUERRERO. 4ºA