NORMAS BÁSICAS EN LA ALIMENTACIÓN DE UN JUGADOR DE RUGBY Estas son, básicamente, las normas alimenticias a seguir por el deportista practicante de rugby. Son similares a las requeridas por otros deportistas, especialmente en deportes de equipo o colectivos. NORMA 1 Cubrir adecuadamente las necesidades calóricas. La dieta de este deportista deberá tener el suficiente contenido calórico para mantenerle en el peso adecuado que le permita rendir en el terreno de juego. Una dieta con calorías suficientes para mantener su peso, la llamaremos isocalórica, y es apropiada para deportistas que ya han conseguido su adecuado peso corporal. Para aquellos jugadores que necesiten reducir su peso se empleara una dieta ligeramente deficitaria a las necesidades energéticas, denominándose hipocalórica. Por otro lado, los jugadores que necesiten aumentar su masa corporal emplearan un balance energético superior en busca de esos kilos que les falta, y le llamaremos hipercalórica. En general, podríamos estimar las necesidades calóricas de este tipo de deportista de la siguiente manera Peso corporal (en Kg.) x 40 (cifra estándar para una persona medianamente activa) Como ejemplo, un jugador de 80Kg de peso necesitará: 80x40=3200Kcal/día. NORMA 2 La dieta será completa y variada. En un deporte con una demanda nutricional tan elevada, como es el rugby, y que, por tanto, no puede permitirse "vacíos" energéticos ni plásticos, el deportista deberá consumir todo tipo de alimentos sanos, sin eludir ningún grupo alimenticio, y dentro de estos, ningún tipo de comida. Dado el alto consumo energético demandado, el orden de importancia será el siguiente: 1) Un consumo elevado del grupo de cereales ( integrales ) y legumbres, por ejemplo, arroz, pasta, pan, papas, cereales en copos, lentejas, garbanzos,etc. Serán la base del contenido energético de la dieta. 2) Un consumo medio del grupo de verduras y frutas, intentando variar y consumir todo tipo de estas, según la temporada. Nos aportan gran cantidad de fibra, importante para la digestión y eliminación de residuos, y son una fuente energética, importante aunque no tanto como el grupo anterior. 3) Un consumo reducido de azúcares simples, miel, dulces, zumos, bebidas preparadas, y harinas industriales, pan blanco, pasteles, galletas, que han perdido gran poder biológico. Dado el alto requerimiento plástico, el orden de preferencia de los alimentos: a) Consumo elevado del grupo de carnes y pescados, leche y huevos, es decir, de las proteínas de origen animal. Todos ellos lo mas limpios posible de grasa, nos aportarán el contenido proteico necesario para la creación de masa muscular para el juego de rugby, y serán la base de las cualidades de fuerza y velocidad tan necesarias en este deporte. b) Con menor importancia consideraremos a las proteínas vegetales que acompañan a legumbres, cereales y frutos secos, por considerarse incompletas y menos apropiadas para la función plástica. c) Mínimo consumo de aquellos alimentos de los grupos anteriormente citados que estén acompañados por una cantidad excesiva de grasa. Por ejemplo, carnes de cerdo y cordero, embutidos, leche y quesos sin desnatar, yemas de los huevos (mejor las claras), y vigilar la cantidad de frutos secos oleaginosos. NORMA 3 La dieta será equilibrada en sus principios inmediatos. La dieta del deportista practicante de rugby tendrá una distribución adaptada a los requerimientos deportivos elevados y, por tanto, será ligeramente diferente a las proporciones habituales en dieta normal (60% Carbohidratos, 25% Grasas y 15% Proteínas). La proporción que recomendamos para este deportista sería la siguiente (65-70% CH, 10-15% G y 20-25% P). Las variaciones en estos % dependerán: - de los biotipos corporales (mas atléticos o delgados o gruesos), - del tipo de posición que ocupen en el juego (ya sea defensa o ataque), - de la composición corporal actual (si necesitan aumentar, reducir o mantener su peso corporal, o variar su relación músculo-grasa) NORMA 4 Consumo de Carbohidratos, que, como hemos dicho, estará entre el 65-70%. Podrá, incluso, ser más elevado en jugadores con mucha actividad cardiovascular, y que no tengan problemas de acumulación de grasa corporal. Sabemos que los Carbohidratos son la fuente energética preferida por el organismo del deportista, pero no todos los CH son iguales. Existen, generalmente, dos tipos: - CH simples, que se absorben rápidamente por el organismo, generando energía de forma inmediata, pero también, liberando secreciones insulínicas. Su aspecto positivo sería la rápida disponibilidad energética de estos, y el negativo, la corta duración de esta situación hiperglucémica, que viene seguida por una situación de hipoglucemia que deja sin energía al deportista. Será desaconsejado, por tanto, el consumo elevado de CH simples, a menos de un 20% total de CH diarios, salvo en situaciones en que se necesite un aporte energético inmediato, o el mantenimiento del mismo durante el ejercicio (ya que en estas situaciones la emisión insulínica es baja y su consumo no produce resultados negativos de hipoglucemia). Estos se hallan en los azúcares refinados, las harinas y cereales procesados, caramelos, galletas, etc. - CH complejos, que son el almidón, la fibra y el glucógeno. Siendo el aporte de la fibra, prácticamente nulo al no ser asimilada por el organismo y su principal función es la de elemento de lastre; la función energética de los CH complejos queda representada por el almidón y el glucógeno. Los almidones son absorbidos por el organismo, y convertidos en glucosa en sangre en el caso de su uso inmediato, y convertidos en glucógeno como forma de energía de reserva, acumulable en músculos e hígado, para uso desde casi inmediatos los primeros, sobre todo en las situaciones de esfuerzo, o de reserva en forma hepática para el caso de que se prolongue el ejercicio. Su cantidad será de, al menos, un 80% de CH ingeridos en la dieta. Se hallan en los cereales y harinas integrales, legumbres, y algunas frutas y verduras. Para adecuar su uso correctamente, tendremos en cuenta: - La cantidad de CH ingeridos, - El tipo o forma de estos, - La vía energética demandada (aeróbica o anaeróbica) - El gasto energético en un momento dado, - La capacidad del deportista de almacenar glucógeno, y - La posibilidad de reponer glucosa durante el ejercicio. NORMA 5 Consumo de Proteínas, que será para un deportista con una demanda para el sistema muscular tan elevada, como es el caso del jugador de rugby de, al menos, un 20% del total calórico. Es importante, para este deportista, que corre, empuja y choca, tener una buena "coraza" de músculo. Con un físico, a mitad de camino entre el atleta y el deportista de fuerza, incluyendo cualidades físicas de ambos. Teniendo en cuenta el ejemplo anteriormente citado: Un jugador de 80Kg con un consumo calórico total de 3200Kcal, deberá consumir un 20% de estas en P, es decir 160gr de P. Esto nos indica que el punto de referencia de consumo proteico por cada jugador, será de 2gr Proteína/Kg. peso corporal. Esta cifra es muy superior a la recomendada por RDA, pero corresponde a la realidad de los requerimientos físicos de este tipo de deportista. Tendremos en cuenta que, la cantidad recomendada para personas sedentarias es de 0,8gr/Kg. peso, de 1,6gr/Kg. peso para cualquier tipo de deportista, y, ya comprobado por numerosos estudios de mas de 3gr/Kg. peso para culturistas y cualquiera en un proceso de desarrollo de masa muscular. La proteína vendrá principalmente de aquellos alimentos de tipo animal, como carnes magras, pescados, tanto azules como blancos, lácteos (mejor desnatados) y huevos, por aportar proteínas completas, es decir, con cadenas de aminoácidos sin carencias en aminoácidos esenciales. En cuanto a las proteínas vegetales, habrá que considerarlas en el total proteico y calórico, pero nunca será la base de aporte de este principio inmediato por su característica de proteínas incompletas, es decir, carentes de algunos de los aminoácidos esenciales. Aquí se incluyen las proteínas del mundo vegetal, es decir, cereales, leguminosas y frutos secos. Serán aconsejados como forma de aumentar el contenido proteico de la dieta, los suplementos de aislado de proteína en polvo, que permiten incrementar el aporte proteico sin elevar el aporte CH y G. NORMA 6 El consumo de grasas será de un 10-15% del total de las calorías de la dieta. Respetando estos mínimos que cubran las necesidades de este elemento importante para el correcto funcionamiento celular, hormonal y estructural, el aporte de grasa en la dieta con función energética no será preferida por el deportista, que utilizará preferentemente CH para esta función. Tanto los esfuerzos anaeróbicos como aeróbicos se basarán en procesos glucolíticos, que aportan la energía de una manera mas rápida e intensa. Se intentará evitar el almacenamiento de grasa tanto en panículo adiposo como en el interior del organismo, por ser nocivo para la salud, y para el rendimiento deportivo. Sabemos que existen numerosas enfermedades relacionadas con el consumo excesivo de grasas, y también, consideramos que su acumulación es negativa por aportar al deportista un peso corporal que, aparte de no ser activo, actúa como lastre para el movimiento. En rugby, tradicionalmente, algunos jugadores que ocupan determinados puestos, pueden permitirse, e incluso deben tener un peso corporal muy elevado, pero no podemos aconsejar que este sea fundamentalmente por acumulación de grasas. Dentro de la ingesta permitida de grasas, la proporción recomendada será de 1-1-1, entre grasas saturadas, (aceites animales), insaturadas (aceites vegetales), y poliinsaturadas (aceites de pescados azules, omega-3 y omega 6). Sabemos que esta ingesta mínima nos permite una actividad adecuada en cuanto a reparación de células, funcionamiento adecuado del sistema hormonal y perfecta transmisión nerviosa. NORMA 7 Vitaminas, minerales y oligoelementos estarán perfectamente integrados dentro de esta dieta si respetamos las normas anteriormente citadas, referentes a una alimentación completa y variada y equilibrada en sus principios inmediatos. Situaciones de estrés como el entrenamiento intenso, la competición, los cambios de temperaturas frecuentes, o situaciones hormonales como la menstruación femenina, incrementarán la demanda de estos elementos, y podrían causar deficiencia en alguno de ellos, que deberán ser previstas y localizadas de inmediato. En una dieta deportiva adecuada no será necesaria la suplementación vitamínicomineral, sobretodo si, además, intentamos recurrir a los alimentos en su forma natural, con el mínimo número de procesos manipulativos, y cocinados de forma adecuada, que no destruyan los nutrientes. NORMA 8 No es necesario añadir sal a las comidas. Siendo el sodio un elemento mineral y electrolítico fundamental, se halla presente en la mayor parte de los alimentos de cualquier dieta; lo mismo ocurre con el cloro. Por tanto, no será necesario añadir sal de mesa, cloruro sódico, a las comidas. Por otro lado, será necesario limitar el consumo de alimentos procesados, que, generalmente, llevan sal añadida. Recordemos que, un consumo excesivo de esta, puede implicar un proceso de retención hídrica relacionado, a menudo, con hipertensión y sobrepeso. NORMA 9 Consumir una cantidad mínima de agua. Sabemos que un 60% del cuerpo humano es agua, y sobretodo, en su componente muscular. También hay que recordar que la mayoría de los procesos metabólicos ocurren en este medio, y que la propia sangre es en más de un 90% líquida. Por otro lado, en deportes de alta intensidad, y, además de larga duración, como es el rugby, las pérdidas de líquido durante el esfuerzo son importantes. Tanto en situaciones de entrenamiento o competición y muy influidas por el factor temperatura, las pérdidas de líquido pueden ser muy importantes, afectando al rendimiento. El consumo mínimo de agua estará directamente proporcionado al consumo calórico, en una proporción de 1ml/ Kcal. ingerida. Las situaciones de esfuerzo aumentarán esta necesidad en función, como ya dijimos de la intensidad, duración del ejercicio, y la temperatura ambiental donde este se realiza, pudiendo llegar a incrementar las necesidades hasta en medio litro extra/ hora de esfuerzo. NORMA 10 Realizar un mayor número de comidas. En contra del tradicional modelo latino de alimentación de 3 comidas copiosas, realizaremos, al menos, 5 comidas, menos abundantes, cada día. Existen diversas razones para esto: - Comidas menos copiosas favorecen los procesos digestivos. - Comidas mas frecuentes mejoran los procesos metabólicos, haciéndolos mas rápidos y eficientes. - Comer frecuentemente mejora el anabolismo proteico, y el catabolismo graso. - Existen mas momentos que exigen aporte de CH como energía y recuperación en las situaciones de entrenamiento deportivo. *Nota: Este artículo ha sido publicado en la revista Sport Nutrition nº9