F a historia 284 Ferrol Ana lisis 26.indd 284 EL CABALLERO RENACENTISTA EN SU SEPULCRO. SU PRESENCIA EN FERROLTERRA Aunque no sea más que de una forma somera, hemos de empezar recordando algunas particularidades propias de la escultura del Renacimiento, aquellas que la identifican como tal, que la hacen particular y reconocible en comparación con las expresiones artísticas inmediatamente anteriores; en definitiva, las que permiten clasificarlas como pertenecientes a esta época de transición entre la Edad Media y la Edad Moderna. En el ámbito de la escultura funeraria que es lo que aquí nos ocupa, hay aspectos de la misma que se hacen genéricos y que contribuyen a facilitar la identificación de la obra como influida por esta, en su momento, nueva corriente artística. Algunos de estos cambios son remarcables sobre los demás: de entrada y con frecuencia se persigue conseguir un parecido, que la obra guarde con el modelo una relación de semejanza natural; que resulte lo más próxima posible a la forma del objeto reproducido; que sobresalga el valor de la persona sobre el del personaje, insistiendo en el realismo conceptual. Se arropa la figura con una intención intelectual que pretende proporcionarle sentido y significado acompañándola de elementos que aportan algún tipo de alegoría o contenido simbólico que ayuda a explicar algo concreto sobre la figura principal; finalmente, se proporciona movimiento al conjunto y, si es posible por razón de espacio, se teatraliza la escena. Además, se recupera los modelos clásicos que rescatan la Naturaleza y hacen que ésta participe de lo representado, bien mediante la incorporación de algún elemento evocador de la misma, bien insinuando un movimiento que naturaliza el conjunto, bien adoptando una configuración espacial que sugiere la existencia de un espacio o una perspectiva. Las ideas y las formas se expresan a través de la proporción y de la simetría, que no tiene que ser puramente geométrica sino en la medida en que las masas buscan el equilibrio en la composición. La efigie de la persona pretende reproducir lo que fue por medio del retrato y no mediante una figuración de estructura genérica. La estatuaria persigue reproducir al muerto en tanto vivo, con frecuencia, durante el proceso de estar llevando a cabo alguna tarea: reposando en su cama, leyendo, orando por su alma. Este naturalismo es además realista, ya que se trata de un retrato del muerto donde prima especialmente la consecución del parecido físico. Complementariamente, a veces, el conjunto escultórico incorpora detalles conceptuales soportados en la presencia de algún objeto con intencionalidad simbólica, como ya hemos dicho. Normalmente, esta abstracción tiene como objetivo informar sobre las especiales características humanas o sociales que adornaron, en vida, al muerto. 4/11/11 20:01:37 Francisco Sayáns Gómez En la catedral de Ávila podemos contemplar varios ejemplares de bellos sepulcros de caballeros armados, alguno de ellos fue realizado a finales del siglo XV, tal vez un poco antes de que fueran labradas las laudes de Monfero, que estudiaremos después. La calidad de las tallas es tan alta y los detalles están ejecutados con tanto primor que, por si mismas, constituyen una lección insuperable sobre las características de los diferentes elementos de las armaduras medievales castellanas del siglo XV. El sepulcro de Sancho Dávila, alcaide de los alcázares de Carmona, muerto en la guerra de Granada, es muy completo y la figura está muy bien compuesta respetando proporción y canon. Según la epigrafía que luce la tumba, «murió peleando como buen caballero contra los moros en la toma de Alhama por cuyo esfuerzo se tomó a XXVIII de febrero año MCCCCLXXXII». Por cómo está redactada la leyenda, el sepulcro debió de ser labrado muy poco tiempo después del suceso, ya que dice «capitán del rey don Fernando e de la reyna doña Isabel nros. señores». La efigie de Sancho adopta una postura ligeramente incorporada y ladeada, para que pueda ser contemplada en su conjunto. La cabeza, descubierta, sólo porta el bonete protector del casco, una especie de crespina acolchada. Estos detalles ya serían suficientes para su clasificación como renacentista pero donde ello se hace más evidente es en el tratamiento que recibe la figura del paje-escudero, que aporta mucho movimiento y naturalidad. La forma en que se sienta, con las piernas cruzadas y apoyando el brazo sobre el casco de su señor, mientras dormita, ayuda a proyectar hacia el observador una sensación de trascendencia. En el monasterio de Santa María del Parral, en Segovia, en el lado del Evangelio del altar principal, se encuentra el mausoleo del marqués de Villena, Juan Pacheco. Éste, falleció en 1474 y después de una prolongada estancia en el monasterio de Guadalupe su cuerpo fue trasladado al lugar que ocupa ahora. En 1528, su hijo Diego encargó los nuevos enterramientos de sus padres a los artífices Juan Rodríguez y Lucas Giraldo, procurando que la obra resultante fuera un fiel reflejo de la grandeza de sus progenitores. Ante un reclinatorio, que soporta un libro abierto, el marqués arrodillado, junta sus manos en actitud de rezo. Al tener los pies apoyados en sus punteras la figura se aligera compensando el efecto producido por los brazos pegados al cuerpo, este detalle naturalista presta al Ferrol Ana lisis 26.indd 285 285 F a historia Para complementar lo dicho y a fin de disponer de algunas referencias concretas que nos ayuden a mejor comprender la verdadera realidad de los sepulcros renacentistas de Ferrolterra he seleccionado, entre los muchos disponibles en otros lugares de la geografía española, un corto número de ellos que tienen en común haber sido realizados en la misma época y pertenecer a personas que, en su momento, presentaron alguna proximidad circunstancial con nuestros caballeros gallegos. 4/11/11 20:01:38 E L C A B A L L E R O R E N A C E N T IS T A E N SU S E P U L C R O … 286 conjunto de la figura una cierta armonía. Detrás de él, un paje mantiene en su mano izquierda la celada de su amo, mientras la derecha queda apoyada sobre el canto del escudo que lleva una concha de vieira: concepto alegórico que nos informa de su condición de Maestre de Santiago. Aquí, el paje tiene la cabeza levantada pero no mira hacia su señor sino hacia atrás, evocando el tiempo pasado, la vida transcurrida de don Juan. F a historia Como vemos, en los monumentos funerarios renacentistas son frecuentes los detalles explicativos a través de los significados simbólicos de los elementos presentes. Las alegorías y evocaciones persiguen resaltar las características personales del fallecido, sus virtudes o los hechos remarcables que contribuyeron a crear la fama que alcanzó en vida, que se da por supuesta y reconocida. Ferrol Ana lisis 26.indd 286 En 1475 nace en Plasencia Cristóbal Villalba, quien muy joven se alistó para las guerras de Italia, allí, desde soldado en la compañía de Benavides, ascendió a capitán y luego a coronel del Gran Capitán. Estuvo en la batalla de Seminara, a las órdenes de Fernando de Andrade cuya sepultura en Pontedeume comentaremos luego. Conviene adelantar las diferencias que veremos en ambos monumentos funerarios, diferencias que se hacen remarcables teniendo en cuenta la proximidad existente entre las dos figuras militares. Recordemos los detalles italianizantes de esta talla cuando describamos la sepultura de su compañero de armas Fernando de Andrade. En 1512, esta vez a las órdenes del Duque de Alba, es el principal protagonista de la guerra de conquista del reino de Navarra. En 1516, de forma confusa, falleció en Estella. Unos años más tarde, su hijo trasladó su cuerpo a Plasencia haciéndolo enterrar en la iglesia del convento de San Ildefonso, del que era patrono. La efigie orante del coronel se encuentra en el lado del evangelio del altar. Sobre la urna de sus restos, su figura está arrodillada en un cojín, con las manos juntas en actitud de rezar. Los brazos se separan del cuerpo contribuyendo a dar un aspecto más ligero y natural al conjunto, más realista. El monumento no puede ser más sencillo, pues se trata de una escueta figura sin acompañamiento ni adornos. A su izquierda, en una especie de resalte, descansa el casco. Finalmente traigamos aquí el ejemplo con el que la escultura funeraria renacentista en España, posiblemente, alcanza las más altas cotas de excelencia representativa, al menos en aquellas que se refieren al caballero armado en su tumba. Se trata del mausoleo de Ramón Folch de Cardona que se encuentra en el lateral del evangelio de la iglesia parroquial de San Nicolás, en Bellpuig (Lérida). Para relevar a Fernández de Córdoba, el rey nombró a Ramón su capitán general en Italia, además de virrey de Sicilia y Nápoles. A su fallecimiento en 1522, la viuda encargó a Giovanni Merliano la ejecución de un mausoleo en mármol blanco que, una vez terminado, fue transportado para una primera ubicación en el convento de San Bartolomé de la localidad ilerdense. A mediados del siglo XIX, se reubicó en la citada iglesia parroquial. El conjunto se estructura a partir de un arco triunfal de corte neoclásico profusamente estatuado. Un buen ejemplo de simetría y equilibrio en el que los espacios están perfectamente organizados para acoger las escenas religiosas, las figuras alegóricas y los elementos ornamentales complementarios. La urna queda en el centro y sobre su tapa descansa la figura del duque de Cardona. En un prodigioso escorzo, que le permite mostrarse enteramente al espectador, Folch aparece recostado sobre el derecho, la pierna del mismo lado doblada y recogida bajo la izquierda que la monta; apoya la cabeza sobre su casco al que pone la mano derecha encima, en un gesto de sublime añoranza mientras en la mano izquierda sostiene el bastón de virrey que descansa sobre el brazo. Es una escena naturalista, como si se estuviera produciendo en este momento. Sobre una especie de manta extendida en la yerba, el duque dormita con los ojos entreabiertos mientras parece estar rememorando sus hechos gloriosos y la enorme futilidad de los mismos. El resultado es una imagen con una gran carga de espiritualidad transmitida a través de un complejo sistema de valoraciones simbólicas. La indudable grandeza del mausoleo no lo libera de cierto abigarramiento pues las figuras parecen, en nuestra opinión, algo amontonadas, excesivamente próximas y con dificultades para respirar y poder mostrar sus propios valores esenciales. Es posible que el artista, a instancias de la viuda, haya pecado de pretender incorporar demasiada información sobre la persona del difunto, a través de los símbolos, las evocaciones y las alegorías que cada uno de los elementos presentes trae al escenario. Se trata de una representación teatral de la vida del duque, en un solo acto. Como síntesis de lo que hemos comentado sobre estos cuatro casos podríamos concluir que, en el Renacimiento, el monumento funerario se plantea como una exaltación paradigmática del buen militar, del buen gobernante y del buen cristiano. Los modelos éticos y políticos del mundo grecolatino, asumidos y potenciados en el seno del humanismo italiano, van a encontrar las formas de representación 4/11/11 20:01:38 Francisco Sayáns Gómez apropiadas que vemos reproducidas fastuosamente en el mausoleo de Ramón Folch. Si entendemos correctamente lo que su viuda hizo inscribir en las epigrafías del sepulcro hemos de aceptar que, en según que circunstancias, morir una buena muerte es consecuencia de haber vivido una vida ejemplar y ambos hechos llegan a entenderse en algunos momentos como intercambiables. Los sepulcros medievales que tuvimos la oportunidad de estudiar y comentar en el número anterior de esta revista pertenecen al linaje de los Andrade o a algún estrecho colaborador y familiar del mismo. Los sepulcros de caballeros armados de tipología renacentista que vamos a estudiar ahora, también albergan o albergaron a miembros significados de ese linaje. Durante la restauración de la iglesia de San Esteban, en Perlío, bajo el piso de la misma, se halló una lápida sepulcral que presentaba un deterioro notable, pues la superficie de la laude estaba totalmente picada. A pesar de ello la nacela conservaba suficientes vestigios de una inscripción que confirmaría su pertenencia a Pedro Fernández de Andrade. ¿Se trata de la lápida sepulcral del hijo y heredero de Nuño Freire, padre de María? En caso contrario, ¿a qué otro Pedro Fernández de Andrade pudo pertenecer? En la actualidad, esta lápida, se encuentra en el atrio de la iglesia, utilizada como poyo para aliviar el cansancio de la feligresía. En la guerra civil que siguió a la muerte de Enrique IV, la mayor parte de la nobleza gallega tomó el partido de Juana mientras el arzobispo Fonseca defendió la facción de Isabel. La intervención de un ejército castellano, llegado por mar al mando de Ladrón de Guevara, produjo los primeros cambios de suerte que fueron aprovechados por Diego y sus mesnadas para ponerse del lado de Isabel. Los Reyes Católicos concedieron a Diego el título de Conde de Vilalba. 287 En la iglesia del monasterio de Monfero, en el lateral sur de la misma, se encuentran dos lápidas funerarias de curiosa tipología. Se trata de dos laudes para enterramiento a ras, con efigies labradas en alto relieve. El aspecto físico de la piedra nos sugiere que su constitución es de base caliza, una rara composición para ser considerada cómo autóctona. Creemos que podría tratarse de algo parecido a una caliza de Carcedo, piedra muy utilizada en tierras de Burgos en el siglo XV. Ésta de Carcedo, es una caliza masiva F a historia Al morir Nuño Freire de Andrade, O Mao, su hijo Pedro Fernández hereda el señorío de Pontedeume y la propiedad de sus estados. A la muerte de Pedro le sucede su hija María de Andrade que fallece sin dejar heredero directo. En estas circunstancias, el señorío y las propiedades pasan al hermano de Pedro, segundo hijo de Nuño y tío de María: Fernán Pérez de Andrade «O Mozo». Cuando «O Mozo» siguió el camino que ha de tomar la carne, cosa que tuvo lugar en 1470, le sucedió su hijo Diego de Andrade que fallecería en 1490. Ferrol Ana lisis 26.indd 287 4/11/11 20:01:39 E L C A B A L L E R O R E N A C E N T IS T A E N SU S E P U L C R O … 288 de gran pureza; cuando se extrae de la cantera es blanquecina y se deja labrar con facilidad pudiéndose lograr sobre ella detalles imposibles de conseguir sobre el granito. Con el paso del tiempo, su tono cambia a gris oscuro volviéndose muy dura y adquiriendo una pátina que la hace inconfundible. En todo caso, ya sea una caliza de esta procedencia u otra piedra de características similares, lo que importa es que el material y la tipología de las lápidas se alejan sustancialmente de los que hemos estudiado en el trabajo anteriormente referenciado. F a historia No sorprende su presencia en esta iglesia, donde se encuentran otros dos enterramientos tardomedievales, porque ambos pertenecen a dos herederos sucesivos del linaje Andrade. Es poco frecuente hallar en Galicia esta clase de laude con una efigie labrada en alto relieve, pero lápidas sepulcrales de estas características pueden encontrarse en Burgos y otras localizaciones castellanas. Estas dos de aquí, pertenecen a Fernán Pérez de Andrade y a su hijo Diego de Andrade, la primera de ellas es la que está más próxima a la cabecera de la iglesia. Ferrol Ana lisis 26.indd 288 El arnés de ambas efigies es muy similar. La forma en que están dispuestas las tallas, la ejecución de sus detalles, el aprovechamiento de los espacios de las lápidas, etc., hace que nos decantemos por considerar un único artífice para ambos trabajos. De acuerdo con esta presunción, las labras debieron ser realizadas después de 1490, fecha de fallecimiento de Diego. Seguramente antes de la primera misión del hijo de Diego a Italia; pues, de otro modo, al haber sido encargadas por éste como así creemos que fue, las lápidas habrían sido bastante diferentes y con otras influencias. Siguiendo esta línea argumental, tendríamos dos lápidas de un taller posiblemente burgalés, que fueron talladas en origen para su posterior traslado a Monfero. Ambas son de la misma mano, por razones que daremos a continuación, y, según lo dicho, serían de finales del siglo XV o primeros años del siguiente. El tipo de letra utilizada en el texto grabado y el hecho de que venga escrito en castellano, abundarían en nuestra apreciación. Este aserto solamente quedaría avalado después de algunas pruebas físicas y químicas que se podrían realizar de forma sencilla y discreta tomando un pequeño pedazo de la base de la pieza, por bajo del ras. Tal y como hemos dicho en la primera parte, la estatuaria sepulcral renacentista suele presentar disposiciones complejas y abigarradas, donde la figura del caballero aparece llevando a cabo algún tipo de tarea, en tanto persona viva: la de rezar es la más frecuente, seguida por la de leer reposado o simplemente reposando sobre el lecho. Un primer golpe de vista, sobre estos dos monumentos funerarios gallegos, nos podría hacer pensar que la configuración de las lápidas monferinas pertenece a una tipología de un nivel algo más suelto que el de las otras dos sepulturas medievales presentes en la iglesia, pero manteniendo ciertas similitudes con aquellas. Sin embargo esto no es así, pues aunque parezcan sencillas en su ejecución y con pocos elementos complementarios contienen, de una manera algo difusa, las características principales que hemos descrito antes para la escultura funeraria renacentista. Con respecto al movimiento y la acción que propugnamos como detalle presente en la estatuaria renacentista, fijémonos con atención en las caras de ambas figuras. Padre e hijo, tienen los ojos abiertos y muestran una edad similar, bastante menor que la que pudieron haber tenido en el momento de producirse sus respectivos fallecimientos. La edad que aparentan en la efigie, es la correspondiente a la que tendrán cuando se produzca el Juicio Final con la Resurrección Eterna, y es este el aspecto con el que se encontrarán entonces. Conforme con las creencias de la época, así es cómo el cristiano se encontrará en el Gran Día. La esperanza en 4/11/11 20:01:41 Francisco Sayáns Gómez 289 esa importante circunstancia es el fin último de su enterramiento y, la edad con la que resucitará el difunto, es con la que se recuperará a la vida eterna; no con el aspecto que tuvo cuando se produjo su fallecimiento sino con el que tuvo en el momento esplendido de sus treinta años, pues, en el Gran Día, todos resucitarán en la edad perfecta, la que tenía Cristo al morir. Este es el movimiento que adopta la figura, el correspondiente al tránsito de muerto a vivo, el momento en que abre los ojos para su recuperación a la vida eterna. Creo yo, que difícilmente podrá concebirse un movimiento tan magnífico y espectacular. Ferrol Ana lisis 26.indd 289 La hoja evoluciona a partir de la configuración plana y ancha, de dos filos prácticamente paralelos y punta no muy aguda, casi redondeada, diseñada para una esgrima elemental fundamentalmente apoyada en el golpe de tajo y corte. La sección de la hoja, hasta ahora rectangular, con los rebajes propios de los filos, obligaba a que la consecución de su necesaria rigidez se consiguiera a base principalmente de aumentar el espesor, cosa que traía consigo espadas pesadas. La evolución buscará aligerar el arma sin perder rigidez; en realidad, lo que persigue es una espada que permita realizar el tipo de esgrima que se está imponiendo y, además, mejorar la rigidez para soportar el ataque en punta, cosa que se conseguirá trabajando la forma de la hoja. Los filos pierden su paralelismo, convergiendo hacia la punta y la sección recta de la hoja adoptará nuevas configuraciones. La espada de Fernán es un buen ejemplo de lo dicho antes, los filos convergen suavemente porque se trata de una espada obtusa, utilizada para una esgrima en la que todavía predomina la escuela anterior. Su aspecto más evolucionado es la forma que adopta su sección recta, romboidal de lados rebajados con vaceos corridos. La diagonal menor actúa como un falso nervio que se extiende a lo largo de toda la hoja y contribuye a aumentar el momento con respecto al eje mayor transversal, solución mecánica clave para elevar la rigidez. Mientras, se consigue un menor peso que el que hubiera tenido una espada similar de tipología gótica clásica. La espada de su hijo Diego, se aparta de la tipología que respetan las que hemos estudiado en los enterramientos de Ferrolterra, aunque mantiene la hija plana de sección rectangular. Es una espada de mano y media, también denominada bastarda. La espada bastarda es de influencia germánica o flamenca se trata de un modelo introducido en Castilla a principios del siglo XV, su empuñadura es más larga que la normal. Para el golpe de tajo, se mantenía firme con una mano mientras la otra aportaba dos o tres dedos, cosa que permitía aumentar la precisión y la fuerza en el golpe. La hoja era más larga y más pesada que la de una espada convencional por lo que la masa asociada al golpe y la velocidad de la misma F a historia Con respecto a los elementos complementarios presentes en este tipo de tumbas, suele ser la espada uno de los objetos más importantes de las mismas y su análisis —tipología, factura y modo de uso— una fuente de información relevante ya que, también en las características que refleja se detectan las influencias que puedan traer y afectar a parte o a todo el conjunto de la sepultura. A finales del siglo XV, se incorporan algunas variaciones en la espada: la guarnición evoluciona desde la sencilla configuración con el arriaz de gavilanes rectos, que denominamos gótica, más propiamente medieval. Este tipo de espada es presentado en su funda de madera forrada de cuero, reposando a lo largo de la efigie, a menudo con los atalajes enrollados en un gesto laxo, como descuidado, de acción que se da por terminada. En las sepulturas renacentistas, frecuentemente, la espada se muestra desnuda ya que también, en su fidedigna reproducción, el naturalismo persigue obtener una imagen realista del objeto, un retrato del mismo que refleje en lo posible la personalidad que se le supone, todo ello en un gesto tenso, de acción que se mantiene en curso. 4/11/11 20:04:14 E L C A B A L L E R O R E N A C E N T I S TA E N S U S E P U L C R O … 290 en el momento de producirlo eran más elevadas, en consecuencia, la energía transmitida en el impacto era sustancialmente mayor y sus efectos sobre la armadura del enemigo, demoledores. F a historia Otro elemento muy significativo y valioso por la información directa que aporta o por la que se puede deducir de su análisis, es la presencia de epigrafías. Las de mayor valor son aquellas que vienen realizadas sobre la propia lápida. Un segundo orden de valor lo constituirían aquellas que se encuentran sobre el arca, en un costado de la misma. Y, un tercero, estaría formado por aquellas que aparecen en una pieza aparte del sepulcro, debajo del mismo o en la pared del arcosolio por ejemplo. En todos los casos, ha de extremarse la prudencia en el estudio y análisis de estos documentos, comenzando por determinar su contemporaneidad, que realmente pertenecen o están relacionadas con el sepulcro, en términos temporales. En el caso de estas dos lápidas tenemos epigrafías en dos emplazamientos distintos: en la bordura de los escudos está el lema del linaje y en la propia laude, una referencia indicativa de la persona enterrada bajo la misma. Ferrol Ana lisis 26.indd 290 Las letras del lema, presente en la bordura de los dos escudos, pertenecen al mismo tipo, guardan una gran disciplina en el respeto al módulo aunque presentan alguna pequeña desviación en este sentido, que coinciden en las dos laudes. Es la recuperación de un tipo de letra romana, un caso típico de neoclasicismo. La presencia de estas letras es la expresión más claramente renacentista de estas lápidas sepulcrales. Las características del entalle, su profundidad y la manera como se rematan en serifs los extremos de los astiles, nos hacen pensar en un mismo taller si no en una misma mano, como ya hemos 4/11/11 20:04:15 Francisco Sayáns Gómez En la bordura del escudo de Diego, la M de MARIA recupera un tipo arcaico cercano a la letra de tipo uncial pero todas las demás mantienen la misma tipología y algunos detalles extravagantes, como la forma de coronar la A que en el caso del trazo corto oblicuo parece influida por el tipo visigótica mayúscula y en el del trazo largo horizontal por la insular mayúscula. La diferencia en AVE con nexo de las letras A y V, au, no es más que un ligero divertimento para incluir una diferenciación, lo mismo que la m de DOMINUS que, aquí, adopta otra desviación con respecto al canon consistente en crear un lazo con los dos tramos oblicuos, alegría que vemos repetida en el escudo de Fernán (MARIA). Estas pequeñas desviaciones con respecto a la Capital Monumental clásica, tomando algún detalle de tipos medievales, no es importante pues el conjunto guarda un profundo respeto por la recuperación neoclásica de la escritura. En fin, se podría hacer un estudio epigráfico más extenso pero no es lo que principalmente perseguimos aquí. Al no disponer de nacela, se han colocado las epigrafías respectivas, sobre la lápida, aprovechando el hueco dejado por la figura yacente. La letra mantiene la tipología Ferrol Ana lisis 26.indd 291 presente en el lema de los escudos, la distribución es algo errática dada la irregularidad de los espacios aprovechados para ello, imprevisión que nos lleva a pensar en un trabajo de taller con separación de tareas. Las dos epigrafías identificadas presentan analogías entre ellas pero lo más curioso y relevante es que están redactadas en castellano. En la estela del padre, vemos dos nexos y dos abreviaturas: uno de los nexos se produce sobre AQI, con la I dentro del cuerpo de la Q que se repite exactamente igual en la de Diego, el otro sobre la palabra CAVALLERO donde la V utiliza un astil de la A; las dos abreviaturas, en FERNA (FERNAN) el punto sobre la A indica la supresión de la nasal siguiente, en PEZ (PEREZ) la raya recta a la altura de la última letra tiene la misma intención. La P es muy característica, con el trazo curvo abierto sin llegar a tocar el astil vertical en su centro. Tanto en una como en otra epigrafía de cada lápida, las palabras vienen separadas por un punto medianero en formato romboidal, todo un clásico. La M en MUY, alterna los dos tipos comentados que vimos en las borduras y la curiosa tipología que adopta la i griega, que se repite en ambas losas contribuyendo a confirmar las tantas veces repetida unidad de taller y artífice. Un detalle que confirmaría la dependencia entre ambas losas, en el momento en que fueron talladas, es que en la posición en que se hallan, las leyendas «miran» al centro, ambas se pueden leer desde el medio de las mismas. Respecto de los distintos elementos que componen el arnés de cada caballero, una mirada general sobre los mismos nos indicaría que son muy parecidos, casi iguales. En nuestra opinión, dadas las circunstancias en las que fueron elaboradas las dos estelas, creemos que uno de los dos arneses originales fue el que sirvió de modelo al tallista y que el otro es una derivación imaginada del primero, dado que las variantes son muy pequeñas. En ambos casos, el casco es abierto y con visera, las diferencias entre ellos mismos no son muy importantes. Más bien, uno de ellos parece una variante imaginada del otro, las rosetas de giro de la visera llevan el mismo adorno. En síntesis, en el hecho representativo, todo parece indicar que el uno deriva del otro. El almofar de Fernán es algo más largo que el de Diego y sobresale más bajo el gorjal. Comparado con los que hemos visto en otras sepulturas medievales de la comarca, resultan algo evolucionados pero, aun así, pertenecen a una tipología que podríamos relacionar con épocas pretéritas. Mientras los anteriores se ajustan a un modelo cercano al morrión abierto (sin barbera o con barbera), estos se acercan más al modelo de yelmo o celada con visera abatible, dentro de una tipología más próxima al uso castellano. El gorjal que utilizan ambos caballeros es bastante parecido aunque el del padre es asimétrico y más corto en su hombro izquierdo, seguramente para permitir el juego del movimiento con el escudo embrazado que es el acorde con el tipo de espada que utiliza. 291 F a historia dejado dicho. Las ligeras variantes que se detectan no pasan de ser pequeños detalles que parecen introducidos a propósito para diferenciar un trabajo del otro, pero la línea base no se pierde en ningún momento. 4/11/11 20:04:16 E L C A B A L L E R O R E N A C E N T I S TA E N S U S E P U L C R O … 292 En las dos estelas, el caballero reposa directamente sobre el suelo, no existe el lecho que hubiera creado el espacio necesario para la reproducción canónica de las navajas de rodillera, por ello, estas protecciones de las corvas difícilmente podían ser representadas en la figura. El tallista, lejos de haberlas dejado insinuadas o medio representadas hasta el plano horizontal, ha optado por reproducirlas real y objetivamente pero en un plano que no les corresponde, imposible. En las dos lápidas, se ha dado la misma solución y la forma material de resolver el problema es sorprendentemente idéntica. F a historia Una disposición excepcional, que no hemos visto en las otras sepulturas de Ferrolterra ni en las que conocemos de Galicia, es la presencia del escudo de armas sobre la efigie yacente, que aquí aparece tanto en la lápida sepulcral del padre cómo en la del hijo. El escudo no se muestra como una pieza más del arnés, en cuyo caso debería ir embrazado, a la manera en que se puede ver en los nueve enterramientos que hoy están en el suelo de la iglesia del Temple, en Londres. Allí, todos los finados llevan su escudo de combate —desnudo de blasones ornamentales— embrazado, de manera que aparentan estar protegiéndose con el mismo. Creemos que la presencia del escudo, en la posición que aquí adopta, tiene una intencionalidad de otra categoría. Ferrol Ana lisis 26.indd 292 En nuestra opinión, pretende ser otra cosa, como la que parece perseguir la figura de Jean d’Alluye en su enterramiento de la abadía de La Clarté-Dieu cerca de Tours, donde el escudo monta la pierna izquierda cómo si estuviera abandonado en un gesto de presentación. Algo similar lo podemos ver en un caso más próximo, la sepultura de Bertrán de Castellet, que se encuentra en la iglesia de los franciscanos de Villafranca del Penedés. En ella, Bertrán apoya su mano derecha en el pomo de la espada que deja al bies y la izquierda sobre el canto alto del escudo, que muestra centrado sobre si mismo. La presencia del escudo de armas en las lápidas de estos dos Andrade, obedece a la intención de mostrarlas en una especie de homenaje de significación espiritual, en línea con lo que se quiere representar en los enterramientos de Jean y de Bertrán. En estos dos de Monfero, los escudos están dispuestos en la misma posición, uno de ellos un poco más alto que el otro, pero ambos con la misma intencionalidad ritualista. Las armas son brisadas de las que vemos en el sepulcro de O Mao que, a su vez, lo son de las presentes en el de O Boo. La escueta banda que lleva el de éste, se convierte en una barra engolada por dragantes en el de aquél, mientras en su segundo hijo se hace banda engolada por dragantes. Estas sucesivas brisuras de las armas originales, son variaciones no muy significativas que al final acabaran decantándose para adoptar la expresión más conocida de todas las que hemos visto relacionadas con el linaje. Tiene mucho interés esta sucesión de brisuras y creo que merecen un estudio específico de evolución heráldica, que no es el caso hacer aquí. El lema de la 4/11/11 20:04:17 Francisco Sayáns Gómez En la iglesia de Santiago, parroquial de Pontedeume, en el lateral norte del presbiterio, se encuentra el sepulcro de Fernando de Andrade fallecido alrededor de 1542. El túmulo, en su conjunto, tiene un gran interés iconográfico especialmente cuando se analiza a la luz de las características de otros enterramientos de compañeros de armas y de similar nivel de nobleza titulada. Lo expuesto en la primera parte de este trabajo tiene como uno de sus objetivos, resaltar las peculiares características de estos enterramientos gallegos de Ferrolterra. Si los de Fernán y Diego se labraron al tiempo que se hacía el de Sancho Dávila, el de Fernando coincidió en el tiempo con el de su compañero de armas, el coronel placentino. En los cincuenta años intermedios, entre unas y otra sepulturas, se tallaron las de Juan Pacheco y Ramón Folch. Las comparaciones que Ferrol Ana lisis 26.indd 293 hemos hecho y que se pueden hacer entre aquellos y estos, aclaran muchos aspectos que vemos reproducidos en los sepulcros gallegos que estamos estudiando. apreciar, aquí, resulta arcaica aunque apunte algunos detalles renacentistas que haremos notar a continuación. El conjunto del monumento es de granito: el arco, la El 21 de abril de 1503 el ejército español, al mando de Fernando de Andrade, derrotó estrepitosamente al ejército francés del mariscal Berault Stuart. Esta victoria fue doblemente significativa pues, a las más de dos mil bajas enemigas y posterior captura de su general, se unió la circunstancia de que ocho años antes, y en el mismo lugar, Berault había hecho retroceder a las tropas españolas del Gran Capitán. Los trofeos militares de la batalla son los que ornan exteriormente el escudo de su sepulcro en Pontedeume. urna y la basada de la misma. La tapa, sobre la que están labradas la efigie yacente y el resto de las figuras que la acompañan, es de una piedra caliza que, una vez limpia y lavada, luce ligeros tonos rosados pero es principalmente blanca, de grano fino y texturas casi pulidas, un mármol aunque se hace necesario repetir lo dicho para las piedras de sus de las laudes de sus antepasados. Creemos que, en este caso, la piedra bruta fue traída desde fuera y labrada a pie de sepulcro, de acuerdo con los usos del arte local, de ahí su evidente arcaísmo. Cobijado en un sencillo arcosolio, debió ser tallado entre 1544 y 1550, creemos que por encargo de su hija Teresa o de su yerno Fernando. En ningún caso se trata de una obra que el II conde de Vilalba hubiera podido encargar para si, pues, sus experiencias vitales en ultramar le habrían dirigido hacia otra estética más italianizante. La que podemos El perro adopta una postura familiar y próxima, abandona la rigidez subordinada propia de las sepulturas góticas anteriores y pasa a participar de la escena por si mismo. Deja de ser exclusivamente el soporte físico de una intencionalidad simbólica para incorporarse como un actor más de la escena contribuyendo -con la actitud que adopta y la 293 F a historia bordura, en su forma corta o extendida, se mantiene en todas estas variaciones dentro del linaje. Pero, en este caso, se alarga para incorporar DOMINUS TECVN (¿M?), de manera que el lema queda AVE MARIA GRATIA PLENA DOMINUS TECVN. Los escudos con sus armas toman en una actitud independiente de la figura porque, la intención perseguida con su presencia en el túmulo, ha dejado de ser estrictamente parte del arnés, para ser meramente testimonial del linaje al que pertenece o de la religión que profesa. Puesto así, el escudo se convierte en un símbolo de valladar de la fe. El difunto, con sus armas en el mismo, personaliza ésta actitud y la declara cómo propia. Aunque algo tardía, dentro de los usos generalizados de la caballería, es una demostración de respeto hacia sus obligaciones para con Dios «esta es buena caballería, la mejor que ningúnd caballero puede hacer: pelear por su ley e feé» según consejo que da su ayo a Pero Niño. 4/11/11 20:04:19 294 suele estar presente en un arnés de justar por lo que nos decantamos definitivamente en esta convicción aunque, todavía, añadiremos un argumento más. manera con la que apoya la cabeza y las patas en el suelo, girado hacia su amo- a proporcionar un aporte de naturalidad no exento de ternura. Un sentimiento y una emoción cuya alegórica presencia resultan típicamente renacentistas. El significado simbólico que relacionaba la presencia del perro, a los pies del sepulcro gótico, con la fidelidad que el muerto había demostrado a su señor, aquí, en una profunda expresión naturalista, se ha convertido en la propia fidelidad del perro hacia su amo, su figura queda unida a él en una conjunción contrapuesta, que aporta movimiento y perspectiva resaltando el realismo que persigue. solían entretener sus tiempos de ocio y celebración vistiendo arneses propios al caso, con frecuencia evocadores de los gloriosos tiempos pasados de la caballería medieval y, por ello, con elementos ácronos. Esta tesis vendría reforzada por el tipo de casco con visera y penacho. En la imagen inmediata mostramos un casco cerrado de justar, de mediados del siglo XVI, perteneciente a la colección del autor. F a historia En su conjunto, la impresión primera que podemos tener de la efigie yacente de Fernando, nos remonta a las clásicas sepulturas de sus antepasados, sin embargo, un análisis cuidadoso de la misma nos va a permitir detectar varias diferencias que hacen de ella un caso de particular interés. Ferrol Ana lisis 26.indd 294 Los escarpines romos y el tipo de glebas pertenecen a un arnés que, seguramente, no debió ser el que usaba en la realidad de la guerra, es más parecido al que porta el coronel Villalba o Ramón Folch. Las rodilleras son puntiagudas lo que nos hace pensar en la posibilidad de que la armadura que lleva sea un arnés de justa. Sobre esta posibilidad, enfocaremos nuestra atención. La justa fue una actividad muy extendida en la época, con ella, los caballeros Sobre el guardabrazo izquierdo, la bufa le permite proteger la cabeza del golpe de lanza contrario complementando al escudo. Es un elemento de la armadura que no hemos visto en otras sepulturas de la región. La bufa es una protección que solían llevar las armaduras de justar a caballo, solidaria a la hombrera, a modo de pantalla. En este caso, al ir solidaria al guardabrazo, el caballero podía jugar con ella para mejor sortear el golpe. Éste es otro detalle de la armadura que sólo Con respecto al puñal es interesante el costado del que cuelga y la forma en que es tomado por la empuñadura, detalles que nos aportan otras informaciones. Aquí vemos que deja de ser un arma accesoria, como hemos visto en sepulcros más antiguos, y pasa a ser un arma complementaria, tal vez como resultado de la influencia de los modos de esgrima italianos que se irán introduciendo en los usos españoles. Si recordamos los sepulcros de caballeros medievales que hemos estudiado en nuestro anterior trabajo, el puñal aparece pendiente en el costado derecho y siempre desatendido, es un arma que está ahí para ser utilizada en función de su uso específico e individual. En la esgrima italiana, y luego en la española, el puñal manejado con la mano izquierda pasa a ser un arma complementaria y de uso simultáneo con la espada. La espada parece corresponderse exactamente con la propia, es tan peculiar y está reproducida con tanto detalle que ello nos hace concluir así, se trata de un retrato del objeto. Este realismo en la expresión plástica sigue las pautas artísticas que trae la corriente renacentista. El pomo, grande y pesado capaz de balancear el conjunto, es de doble disco creando una especie de bordura en la que se solía grabar un memento, que en esta época era frecuente que procediera de una referencia clásica; más adelante, se hará costumbre grabar una sentencia sobre la hoja, aunque con ello se pierde calidad estética el contenido de la misma suele mantener algún valor ético. 4/11/11 20:04:21 Francisco Sayáns Gómez que es distinto y tiene diferente objeto y justificación que los lambrequines, «a los que son nuevamente ennoblecidos se les ponen Plumajes», si la razón de la presencia del penacho es ésta, se confirmaría que el primer conde de Andrade habría sido Fernando, en la persona de su nieto aunque siempre se ha considerado a éste como primer conde. El penacho, bien pudo ser un homenaje del nieto al abuelo. En la zona de la cruz, la defensa se prolonga en un pico de tortuga que descansa sobre la mesa de la hoja. Todo nos indica que el conjunto de la empuñadura es independiente de la hoja y que ésta, encastra en su seno por medio de una larga espiga embutida. La hoja es de corte y punta, ancha y robusta en la mesa siguiendo las tendencias en la evolución de la misma. Siendo fuerte, está reforzada por un nervio central que le aporta mayor rigidez sin Ferrol Ana lisis 26.indd 295 incidir significativamente sobre su peso. El casco es abierto, con la visera alzada y con un penacho de plumas, Un detalle que consideramos importante, pocas veces reproducido en sepulcros de esta época y categoría, es la disposición que adopta Fernando de Andrade con su espada. Empuñada con firmeza, la hace descansar sobre el hombro correspondiente en una posición que reproduce la que adopta el que está F a historia La guarnición de la empuñadura se limita al arriaz cuyos dos gavilanes dejan de ser rectos, como en las espadas que hemos visto en otros enterramientos similares de Ferrolterra. La defensa es horizontal en el centro y se curva hacia los dos extremos en el sentido de la hoja formando una voluta que crea un espacio entre esta y aquella. Es disimétrica, con el gavilán de avante más robusto que el trasero y, éste, más alargado que aquél con objeto de proteger mejor el antebrazo. Este tipo de configuración permitía trabar la espada del contrario con el galluelo y, con un fuerte giro de la muñeca propia, quebrar su hoja. La solución que vemos aquí es de clara influencia italiana y ya sugiere la evolución que seguirán las guarniciones de las espadas. 295 4/11/11 20:04:23 al frente de fuerza y se presenta en disposición de revista ante la autoridad superior. En este caso, es el propio conde también inmediatamente resucitado, el que se presenta ante Dios, listo en posición de revista. Reflejo de una imagen viva y natural que reproduce un momento evocador de su servicio a la corona en Italia. F a historia Los guanteletes tienen muy protegidos los nudos con piezas forjadas propias, los codales y brazales no son especialmente significativos, el resto de la armadura tampoco. Otros dos detalles si merecen nuestra atención: la distinta tipología y disposición de las almohadas y la solución dada a las navajas de rodillera, tomada de los sepulcros de sus antepasados inmediatos. Ferrol Ana lisis 26.indd 296 Al llegar a este punto, procede rematar nuestro trabajo con una pequeña reflexión sobre el devenir de tan ilustre linaje como el de los Andrade hasta su total dilución en el seno de la nobleza castellana. Cuando fallece Fernando, la casa de Andrade se extingue con él y los condados de Vilalba y Andrade pasan a los Castro de Lemos, debido a que su hija Teresa había casado con Fernando Ruiz de Castro. Esto explicaría por qué las armas que acompañan la tumba de Fernando, en la iglesia parroquial de Pontedeume, llevan en el primer cuartel los seis bezantes de los Castro. El escudo de la capilla debió ser colocado por el nieto de Fernando, Pedro Fernando de Castro Andrade er y Portugal, (5º conde Lemos, 3 er conde de Vilalba y 1 conde de Andrade), él es el titular de las armas que allí lucen y que hace colocar en el sepulcro de su abuelo. El escudo viene timbrado de un casco de conde, según corresponde a su dignidad: de plata, perfilado de oro, enteramente de lado a la diestra, abierto con grilleta que lleva siete barretas de oro. En justeza, el casco debería de haberse presentado terciado, pero tal vez la dificultad de la talla en este escorzo, habría recomendado adoptar la posición en la que queda, perfilado. El casco se adorna de penacho de plumas y cimera consistente en un puño armado de espada batiente hacia la siniestra, tal vez con la intención de transmitir al adversario de su extraordinaria agresividad y valor. Es esta una buena demostración del papel y la fuerza del linaje que se coloca por encima del papel y la fuerza de la persona. Sobre la tumba del abuelo, el nieto coloca sus propias armas, que adorna externamente con los trofeos de aquél. Al llevar a este sepulcro sus personales emblemas heráldicos, parece pretender lustrarlos con las glorias de los de su antecesor materno. directa con Teresa para subsumirse en el linaje preponderante de los Castro de Lemos, al que aporta los condados de Vilalba y Andrade junto con el señorío de las villas de Pontedeume y Ferrol, entre otros bienes y reconocimientos. Hasta 1741, el linaje Castro-Andrade transita a través de una línea de sucesivas transmisiones directas. En 1741 fallece Ginés Fernando Ruiz de Castro y Portugal que, a pesar de haberse casado tres veces, no deja heredero directo. Como consecuencia de esta circunstancia, todos sus títulos nobiliarios pasan a su sobrina Rosa María de las Nieves de Castro y Centurión, la cual, después de dos matrimonios muere en 1772, también sin descendencia directa. Los títulos pasan a su sobrino Joaquín Álvaro López de Zúñiga y Sotomayor, duque de Plasencia y de Béjar entre otros títulos del reino. El duque de Plasencia, que hacía poco que había conseguido rehabilitar su título tuvo como ocupación principal el servicio del rey Fernando VI, que lo hizo caballero de la Orden del Toisón de Oro entregándole el collar correspondiente en 1751. Al fallecimiento del monarca continuó en el servicio de su sucesor Carlos III que le encomendó el cuidado y formación de su hijo, el futuro Carlos IV. El escudo que se encuentra encima de la puerta de la torre de Pontedeume y que, en su origen, ocupó otro lugar, está compuesto con las armas de los linajes gallegos que su tía le transmitió en herencia. Según nuestra opinión, el propio duque de Plasencia debió de pergeñar este conjunto heráldico que aparece timbrado con corona de marqués y ornado en su derredor con los trofeos militares de Fernando de Andrade, aquí, con la flor de lis. Las armas de los Andrade ocupan el tercer cuartel y las de Castro el primero. Como hemos anticipado, el linaje de los Andrade pierde su transmisión 4/11/11 20:04:25 Francisco Sayáns Gómez La señera figura es un ángel que sostiene una bandereta que contiene la siguiente breve y expresiva sentencia: «nolite nocere». Su presencia ahí, nada tiene que ver con los blasones propios del duque. Se trata del quinto ángel del Apocalipsis que sube del naciente sol para parar los daños que tenían encomendados realizar los otros cuatro ángeles. «No hagas daño», es una frase que está aquí ejerciendo el papel de una demanda o de una advertencia, cuyo sentido esotérico puede comprenderse si se analiza en conjunción con la segunda extravagancia, que procedemos a comentar. la piedra que lo contiene. Así fue como se mandó hacer y así quedó hecho. De esta forma, el conjunto heráldico parece haber servido de soporte para transmitir una advertencia a sus propios dependientes y un despecho que solo podía tener como destinatario al mismo rey. Causas habría para lo uno y lo otro, que serían muy interesantes de ser investigadas. Ferrol Ana lisis 26.indd 297 cas. 297 14 Fernando de Andrade, hijo de Diego de Andrade y María das Mariñas y bisnieto de Nuño Freire de Andrade O Mao, cuyo sepulcro se encuentra en el monasterio de Monfero. 15 Señor de d’Aubigny, (1452-1508), comandante del ejército francés en las guerras de Italia, escribió «Tratado sobre el arte de la guerra». 16 Los penachos eran plumas de adorno del casco, propios para el evento de la justa y la presentación de armas, pero no para el combate real. El casco de su monumento funerario aparece adornado con penachos similares. 17 Tal como la que hemos encontrado en otro pomo similar de procedencia italiana, —sunt.hic.etiam.sua. praemia.laveli— tomado de la Eneida. Que viene a significar —aquí la virtud tiene su debida recompen- Con el paso de los títulos y dominios gallegos a López de Zúñiga, estos perdieron una parte importante de su galleguidad. Don Joaquín Álvaro fallecería en 1777. El ducado de Plasencia pasó a la casa de Osuna y la mayor parte de los restantes títulos y estados, entre los que se incluían los gallegos heredados de su tía, a la casa de Berwick. Años después, todos los títulos y propiedades nobiliarias de la casa de Berwick pasarían a la de Alba. sa—. 18 Son frases del estilo: «Viva mi dueño», «Por mi rey y por mi honor», «Ni me saques sin razón ni me envaines sin honor»; que se harán populares a finales del XVI y durante el XVII, especialmente sobre las espadas roperas. 19 La efigie de O Mao lleva lambrequines en su casco. 20 El Marqués de Avilés. Ciencia Heroyca. Madrid MDCCXXX, Tratado I, pp. 59-60. De la biblioteca del autor. 21 Hay algunas dudas con respeto a la fecha de su acaecimiento que algunos datan en 1542. En la epigrafía del arcosolio se nos dice que el once de octubre de 1540, fue enterrado en un panteón dentro de la capilla mayor de la iglesia. En el Registro de la Nobleza Titulada, aparece el título de Conde de Andrade como concedido en fecha 1 de mayo de 1543 en la persona de don Fernando de Andrade y de las Mariñas. El dato de la epigrafía debe de ser el correcto de lo que se derivaría que don Fernando nunca fue conde de Andrade, pues el título habría sido concedido a su nieto Pedro Fernández de Castro Andrade y Portugal o, tal vez, a Fernando en la persona de su nieto. Esto es tema de otro tipo de estudio. 22 Pieza sobrepuesta al casco, normalmente fabricada de cartón o cuero, que servía para identificar al caballero e impresionar al enemigo. A menudo consistía en una Notas 1 Característica que veremos repetida en todos los sepulcros de esta época, constituyendo un detalle identitario de los mismos. 2 Morrás Ruiz-Falcó, María. «Mors bifrons», en Ante la muerte. Actitudes, espacios y formas en la España medieval. ed. Jaume Burell y Julia Pavón, EUNSA, 2002. pp. 153-195. 3 Sayáns Gómez, Francisco. «El sepulcro del caballero medieval en Ferrolterra», en Ferrol Análisis, nº 25. Club de Prensa de Ferrol, Ferrol, 2010. pp. 162-177. 4 Lápida sepulcral con grabados, inscripciones o figuras referentes al difunto. 5 Pudo ser de otro Pedro Fernández de Andrade, el sobrino de «O Boo» que señoreó la casa por un corto tiempo y al que sucedió «O Mao». Pero si fuera así carecería de importancia en este trabajo. Una línea de investigación podría ser la comparación de los tipos de letra de las tres sepulturas. 6 En el Registro de la Nobleza Titulada, este título apa- Nos referimos a la incorrecta disposición contornada que el duque ordena dar a la figura del Toisón, pues no puede resultar de un error involuntario del tallista, dada la relevancia y notoriedad del objeto, de sus peculiares características y de su conocida posición canónica: suspendido de la cinta y mirando a la derecha. Si hubiera sido un error lo habría advertido y se habría subsanado fácilmente retallando solo sario. Paladín castellano de las virtudes caballeres- rece concedido con fecha 22 de Marzo de 1486 en la persona de Diego de Andrade Moscoso, señor de Villalba. 7 Por estar compuesta de unos materiales que le aportan esa tendencia a oscurecer en gris. Aunque bien podría tratarse de otra calidad y procedencia. 8 Pertenecientes a Nuño Freire de Andrade y a Aras Pardo. 9 En el claustro de la Catedral el sepulcro de García Fernandez Castellanos y en el Museo varias procedentes de Villasandino. 10 Las que podemos ver en los sepulcros de los Esquío (en Neda y Xubia) o en los de Nuño Freire y Aras Pardo (en Monfero). 11 Capital Monumental Latina, de módulo cuadrado. 12 Serifs, detalle como una incisión amplia que remata el extremo libre de los astiles de las letras. 13 Valladolid (1378-1453) Cigales. Militar, marino y cor- figura que estaba relacionada con algún aspecto del personaje en cuestión. 23 XI conde de Lemos, IX conde de Vilalba, VII conde de Andrade y VIII marqués de Sarria. 24 Álvaro de Zúñiga, II conde de Plasencia fue hecho I duque de Plasencia en 1476. El II duque sufrió la revuelta ciudadana contra su autoridad y la ciudad retornó al realengo en 1488. 25 Por el título de Sarria. 26 En los archivos municipales se podría comprobar la precisión de la fecha, cosa que no es de importancia aquí. 27 La posesión del nombramiento de caballero y del hecho material del collar correspondiente es personal y no hereditaria de manera que, a su fallecimiento, debe ser reintegrado al Gran Maestre que se lo concedió. 28 Apocalipsis 7:3. dicens nolite nocere terrae neque mari neque arboribus quoadusque signemus servos Dei nostri in frontibus forum. 29 Casa fundada por James Fitz-James, hijo de Jacobo Estuardo rey de Escocia. En la guerra de Sucesión española, mandando los ejércitos del pretendiente Felipe, venció a los del pretendiente Carlos en la batalla de Almansa. Fue creado I duque de Berwick, I duque de Liria y I duque de Jerica. F a historia El duque debió mandar colocarlo alrededor de 1775 y demostró especial preocupación por personalizarlo incorporando al mismo su collar del Toisón. Por fuera de los timbres y los adornos exteriores del conjunto heráldico, en lo alto, se halla una figura. En los distintos trabajos que lo describen y que he podido leer no he encontrado una interpretación correcta del significado y de la razón por la que está ahí. Paralelamente, la importante pieza del blasón, que es el collar, presenta una inequívoca incorrección, que tampoco he visto descrita ni analizada en otros trabajos. Estas dos circunstancias están, en nuestra opinión, relacionadas y obedecen a una intencionalidad críptica que nos proponemos ayudar a desentrañar. 4/11/11 20:04:25