1 LA MODERNIZACIÓN MEXICANA DURANTE EL PORFIRISMO Benito Martínez Urbalejo Denominamos Porfirismo a la estructura social y económica construida durante el gobierno de Porfirio Díaz. Temporalmente podemos señalar la duración entre la década de los ochenta y los inicios de la estructura social señalada por la Revolución. En contraparte el Porfiriato es el periodo durante el cual de general Porfirio Díaz Mori se encontró al frente del Ejecutivo, es decir, entre 1876 y 1911. La problemática en la periodización del Porfirismo se desprende de su enlace con la Revolución dentro del proceso de la transición, caracterizado por las rebeliones armadas que irrumpieron a partir de 1910 y la formulación de reformas significativas en el plano de lo social, económico y político a partir de la Constitución de 1917. Para Hans Werner Tobler, el Porfiriato se caracterizó por dos procesos: la modernización política, social y económica y la crisis política originada a partir de aquélla. La modernización política significó la centralización del poder a través de una complicada red entre el gobierno federal y las oligarquías, la creación de un aparato burocrático y la existencia de una fuerza armada dependiente sólo de Díaz. La modernización económica se logró a través de la implantación de una economía sobdesarrollada estimulada a partir de la inversión extranjera y la inserción de ésta en el mercado internacional. El surgimiento de actores sociales constitutivos de la economía capitalista y la movilidad demográfica en el Norte supuso la modernización social. Las relaciones internacionales jugaron un papel determinante en la construcción del Porfirismo y la consolidación y caída del gobierno de Díaz, 2 principalmente con los Estados Unidos; socio necesario, pero incómodo, para el crecimiento económico y la estabilidad nacional. La crisis política generada en la primera década del siglo XX, a la par del incremento de la oposición al Porfirismo proveniente de sectores afectados con la expansión de la hacienda y en general con la implantación de la economía orientada al mercado internacional, confluyeron en la percepción negativa que las administraciones norteamericanas tenían sobre Díaz, sobre todo a partir de la inclinación por el capital europeo, para derrocarlo a través de la rebelión maderista. Todo tipo de política económica a largo plazo requiere estabilidad social. En el México del siglo XIX una de las características fue la carencia de ésta. Para cumplir esta condición, Díaz sometió a las oligarquías regionales opuestas a su gobierno a través del reemplazo de un cacique por otro a cambio de respetar sus propiedades e influencia económica. Frente al bandidaje, el ejército levantisco y las revueltas y rebeliones civiles, transformó la Guardia de rurales, llegando a convertirla en el arma sostén del régimen. La posición frente al ejército fue anular a sus viejos enemigos y compañeros de armas a través de la permisión para que se enriquecieran, así los oficiales que quisieran rebelarse tomarían en cuenta el riesgo de perder una fortuna garantizada por el gobierno. El ferrocarril debe verse como uno de los elementos para la centralización política. Por vez primera toda oposición armada podía sofocarse rápidamente con el transporte de armas, hombres y alimentos, la comunicación del ferrocarril y la extensión del telégrafo permitieron que la presencia del Presidente se consolidara en los poblados relativamente grandes. 3 El Porfiriato se caracterizó por un inusitado crecimiento económico y el desarrollo de sectores e instituciones económicas -como la Hacienda. El resultado inmediato a la Pax Porfiriana fue la inversión de capitales extranjeros principalmente de Francia, Inglaterra, Alemania, España y Estados Unidos. La política de Díaz respecto a éstas fue la participación mayor del capital europeo y menor del estadounidense. El antecedente a esta decisión fue la política expansionista norteamericana y las presiones diplomáticas efectuadas al inicio del gobierno de Díaz. La inversión de capitales estimuló el desarrollo de la industria textil, minería y la agricultura de exportación. Estas actividades adquirieron importancia dentro del capitalismo dependiente al que México ingresó; es decir, la economía mexicana se convirtió en importante porque suministró materias primas para la industria norteamericana o europea. Esta necesidad de materias primas determinó la geografía humana nacional, la construcción de los sistemas de comunicación y las relaciones sociales de producción. En el Norte, la actividad minera, la industria y el comercio con Estados Unidos determinaron el tendido de vías férreas, para enlazar economías locales con la región Sur de los Estados Unidos. El ferrocarril permitió –además de la centralización política- la unión de mercados y la movilización de amplios sectores demográficos y, por ende, el poblamiento del Norte. En el Centro-Sur la agricultura de exportación significó la expansión de la Hacienda sobre las propiedades comunales y parcelas individuales. A la larga este conflicto contribuyó al derrocamiento de Díaz, porque en esta región había más arraigo a la tierra y una larga tradición de lucha contra el latifundio. La contradicción evidente fue el estado de Morelos, caracterizado por ser uno de los productores 4 de azúcar más importantes a nivel internacional y la zona de mayor movilidad de resistencia contra el latifundio. No es extraño que la revolución agraria más radical que México tuvo durante la Revolución, haya surgido en esta región. En la región Sur-Sureste, la demanda de materias primas, la dispersión de la población, la topografía difícil para la construcción de sistemas de comunicaciones, determinaron las relaciones de producción. Hacia principios de siglo, el periodista John K. Turner se asombró ante la existencia de esclavitud para la producción de henequén. La mano de obra esclava, reclutada entre opositores al régimen, indígenas yaquis o mayas vencidos por las fuerzas del régimen o incautos de las ciudades, permitió el desarrollo de la industria del henequén que se vendía través de Puerto Progreso y la consolidación económica y política de la llamada Casta divina. En el Sur, la movilidad social fue casi nula en contraste con el Norte. Por otro lado, la creación de una burocracia afín a Díaz supuso la permanencia del régimen al menos hasta inicios del siglo XX, cuando Díaz se apoyó más en un grupo político conocido como los científicos. Tobler señala que la oposición a Díaz por parte de las clases medias se puso de manifiesto cuando se llegó a pensar que no había posibilidades para el relevo generacional con la permanencia de los científicos. Por otro lado, la burguesía nacional, naciente a la par del crecimiento económico, necesitaba facilidades de desarrollo frente a la competencia de los capitales externos, razón del régimen. Esta necesidad de acceder al poder, por parte de las clases medias; las demandas de la burguesía, principalmente de sobrevivencia frente al capital extranjero y la presión de Estados Unidos para que Díaz otorgaran mayores concesiones a sus capitales en oposición a los europeos, se incrementaron a 5 partir de la crisis económica de 1906 y el problema de la sucesión presidencial en 1909. BIBLIOGRAFÍA Tobler, Hans Werner. La Revolución Mexicana. Transformación social y cambio político, 1876-1940. Presentación de Frederich Katz. México, Alianza, 1994.