UNIVERSIDAD AUTONOMA DEL CARIBE FACULTAD DE JURISPRUDENCIA PROGRAMA: DERECHO CURSO: DERECHO CONSTITUCIONAL GENERAL 1AD DOCENTE: DOCTORA SILVIA BEATRIZ GETTE PONCE TEMA 21: EL ESTADO SOCIAL DE DERECHO ESTADO SOCIAL CONTENIDO: 1. 2. DEFINICION ELEMENTOS DEL ESTADO DE 3. CONCEPTO Y NACIMIENTO 4. RASGOS FUNDAMENTALES 5. PARTIDOS POLITICOS DERECHO 6. BUROCRACIA 7. SOCIOLOGÍA 8. REALIDAD DE LA ENSEÑANZA DE LA DEMOCRACIA 9. COLOMBIA ES UN ESTADO SOCIAL DE DERECHO COMENTARIO: Las características del Estado Social vienen dadas por su origen histórico y el reto social al que se enfrenta. Como descendiente directo del Estado Liberal, no va a negarlo si no a adaptar sus notas a sus propios fines; aunque ello, ciertamente, provoque en algunos casos la mutación radical de los planteamientos liberales; como se observa en la interacción Estado-sociedad o en la condición de Estado distribuidor y manager que se consolida frente al inhibicionismo precedente. 1. Definición. Se le denomina Estado de Derecho a una forma política en la cual el poder se halla sometido a un sistema de normas jurídicas, de manera real, con el fin de proteger los derechos de la persona humana. El Estado de Derecho, dice Ferrero, aparece como el servidor de la sociedad y no como su amo. Consiste, pues, en el gobierno de las leyes y no en el gobierno de los hombres. Mediante el imperio de la legalidad, que complementando por las decisiones de los tribunales constituye el régimen de juridicidad, se hace imposible toda arbitrariedad, ya que el Poder que sometido a ordenaciones impersonales y objetivas. Para Vladimir Paz De La Barra, el Estado de Derecho, es aquella forma de organización social en la que los hombres sin excepción nos encontramos gobernados por las normas jurídicas como expresión de la voluntad popular; a diferencia de aquella otra forma de organización social, en la que los hombres son gobernados por la voluntad de unos pocos que se mantienen en el poder con apoyo de la Fuerza. Históricamente, el Estado de Derecho es una derivación del liberalismo y aparece con la independencia de los Estados Unidos de Norte América y la Revolución Francesa. Su sentido y su finalidad están en la protección debida a los derechos de las personas. Es esta concepción del Estado de Derecho la que impera en las Constituciones democráticas de Occidente. El Estado de Derecho contrasta con el Estado de Poder, este tiene por finalidad perseguir siempre la subordinación de los derechos de la persona. EL Estado de Derecho, en cambio no admite limitaciones a la libertad personal si ellas no se fundan en la ley, con lo que los gobernantes, la fuerza armada y la administración quedan bajo la preeminencia de la ley. No olvidemos que el poder civil asentado en el principio de legitimidad, es y ha sido siempre superior a la fuerza armada, por más que nos parezca mentira la historia nos ha demostrado ese poderío de cambiar las condiciones sociales y políticas. 2. Elementos del Estado de Derecho. Cuatro son los elementos del Estado de Derecho: la libertad individual, la igualdad, la división de poderes y el control de la constitucionalidad de las leyes. Fue Montesquieu, quien definió la libertad como "el derecho de hacer todo aquello que las leyes permitan", principio que quedó incorporado a la Declaración del hombre y el ciudadano, donde se declara que, la libertad consiste en poder hacer todo aquello que no daña a otro; por lo tanto, el ejercicio de los derechos naturales de cada hombre no tiene más límites que aquellos que aseguran a los demás miembros de la sociedad el goce de los mismos derechos. Estos límites sólo pueden ser determinados por la ley. La libertad pertenece a la persona y está en la raíz misma de la vida. Dado que la persona tiene un fin propio, que trasciende al Estado, puede haber libertad fuera de él y aún contra él. Se dice que la persona humana trasciende el Estado porque encierra un destino propio al tiempo. Cada quien es parte del Estado en relación de ciertas relaciones de la vida en común; pero en razón de ciertas relaciones que están por fuera o por encima del Estado, cada quien trasciende la comunidad política y se dirige a su realización supra–temporal. Igualdad ante la ley, quiere decir aplicación objetiva de las normas, sin distingos de posición. La igualdad consiste en dar a todos las mismas oportunidades, no consiste en distribuir equitativamente los bienes sino en posibilitar su justa distribución. La separación de poderes está destinada a dar la seguridad de cada Órgano del Estado se halla contrapesado por los otros. La idea del equilibrio de poderes, destinado a impedir que los gobernantes y las autoridades se excedan del ámbito legal. Para impedir el abuso del poder, el Estado de Derecho ha multiplicado las autoridades públicas, en forma tal que las atribuciones de cada uno estén limitadas por la de una autoridad conexa. Un sistema de competencias diferenciadas garantiza el cumplimiento de las normas y obliga a cada autoridad u organismo estatal a ceñirse a la órbita que le es específica. Sin pretender que exista una división del poder, los Órganos del Estado no pueden exigir algo sino en virtud de normas preestablecidas. El control de la constitucionalidad de las leyes se ha impuesto en muchos países por extensión de una construcción doctrinaria y judicial elaborada en los Estados Unidos de Norte América. La protección judicial de la constitucionalidad no constituye un gobierno de jueces sobre los gobernantes. Tal supe legalidad de la norma constitucional es tutelada solamente al juzgarse casos concretos y la declaración judicial surte efectos, estrictamente, para el litigio en que recae; a efectos de controlar en forma efectiva el Estado de Derecho. El artículo 1º de la Constitución erige al Estado Social de Derecho como principio medular de nuestra organización política. El concepto de Estado Social de Derecho nació en Europa en la segunda mitad del siglo XX, como una forma de organización estatal encaminada a “realizar la justicia social y la dignidad humana mediante la sujeción de las autoridades públicas a los principios, derechos y deberes sociales de orden constitucional”[ 1] En esa medida, el presupuesto central sobre el cual se construye este tipo de organización política es el de una íntima e inescindible interrelación entre las esferas del “Estado” y la “sociedad”, la cual se visualiza ya no como un ente compuesto de sujetos libres e iguales en abstracto –según ocurría bajo la fórmula clásica del Estado liberal decimonónico-, sino como un conglomerado de personas y grupos en condiciones de desigualdad real[2]. El papel del Estado Social de Derecho consiste, así, en “crear los supuestos sociales de la misma libertad para todos, esto es, de suprimir la desigualdad social”[3]; según lo ha señalado esta Corporación, “con el término ‘social’ se señala que la acción del Estado debe dirigirse a garantizarle a los asociados condiciones de vida dignas. Es decir, con este concepto se resalta que la voluntad del Constituyente en torno al Estado no se reduce a exigir de éste que no interfiera o recorte las libertades de las personas, sino que también exige que el mismo se ponga en movimiento para contrarrestar las desigualdades sociales existentes y para ofrecerle a todos las oportunidades necesarias para desarrollar sus aptitudes y para superar los apremios materiales.”[4] De esta forma, el principio de Estado Social de Derecho contrasta con el Estado de Derecho liberal en cuanto a sus fines: el Estado Social de Derecho ya no se limita solamente a asegurar la vida, la propiedad y la libertad mediante la protección contra el fraude, el hurto, el incumplimiento contractual o los daños ocasionados por terceros, funciones típicas del Estado gendarme. Sus fines tienen mayor alcance e incluyen, entre otros, promover la prosperidad general; garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución; facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la Nación; y asegurar la vigencia de un orden justo (art. 2° de la C.P.). Para ello, el Estado cuenta con facultades amplias de intervención en la economía, las cuales han de estar orientadas a lograr los fines generales del Estado y los fines especiales de la intervención económica enunciados principalmente en el artículo 334 de la Constitución. Entre estos fines especiales se destacan el de “asegurar que todas las personas, en particular las de menores ingresos, tengan acceso efectivo a los bienes y servicios básicos” (art. 334 de la C.P., inc. 2°). El alcance del principio de Estado Social de Derecho respecto de la relación entre las autoridades y la persona individualmente considerada es bastante amplio, y se ve reforzado por los principios fundamentales de la dignidad humana, el trabajo, la solidaridad (art. 1° de la C.P.) y la igualdad (art. 13 de la C.P.). Bajo el primer principio fundamental, la dignidad humana, las autoridades públicas no pueden tratar al ser humano como una cosa o mercancía, ni ser indiferentes frente a situaciones que ponen en peligro el valor intrínseco de la vida humana, entendida ésta no ya como el derecho a no ser físicamente eliminado sino como el derecho a realizar las capacidades humanas y a llevar una existencia con sentido, en un ambiente libre de miedo frente a la carencia de lo materialmente necesario e indispensable para subsistir dignamente. El principio fundamental del trabajo sobre el que igualmente se funda el Estado Social de derecho (art. 1° de la C.P.) justifica, entre otras, la intervención del Estado en la economía, como ya se anotó, “para dar pleno empleo a los recursos humanos y asegurar que todas las personas, en particular las de menores ingresos, tengan acceso efectivo a los bienes y servicios básicos” (artículo 334 inciso 2 C.P.). De esta forma, el Estado Social, por medio de la política económica y social adoptada por las autoridades competentes, pasa a ser agente de estímulo a la creación de empleo en el mercado laboral, todo ello dentro del marco constitucional de protección especial al trabajo (artículos 25 y 53 C.P.). La solidaridad, como tercer pilar del Estado Social de Derecho, es un principio fundamental del que se derivan múltiples principios –por ejemplo, los de equidad y progresividad tributaria (artículo 363 C.P.)–, derechos –por ejemplo,. a la seguridad social (artículo 48)– o deberes –por ejemplo, a obrar con acciones humanitarias ante situaciones que pongan en peligro la vida o la salud de las personas–, todos ellos aplicables tanto al Estado como a los particulares. El principio y derecho fundamental a la igualdad –en sus múltiples manifestaciones, incluyendo la igualdad de oportunidades, la igualdad real y efectiva o las acciones afirmativas a favor de grupos discriminados o marginados y de personas que por su condición económica, física o mental, se encuentren en circunstancia de debilidad manifiesta (artículo 13, C.P.)–, representa la garantía más tangible del Estado Social de derecho para el individuo o para grupos de personas expuestos a sufrir un deterioro de sus condiciones de vida como sujetos de una sociedad democrática –donde todas las personas merecen la misma consideración y respeto en cuanto seres humanos. Es a partir precisamente del artículo 13, en concordancia con los artículos 1, 2, 11 y 85 de la Constitución que la jurisprudencia constitucional ha reconocido desde un principio el derecho fundamental al mínimo vital, el cual adquiere especial relevancia en el contexto de la intervención del Estado en la economía, en virtud del artículo 334 Superior. Como consecuencia de lo anterior, las medidas adoptadas por las autoridades en el marco de un Estado Social de Derecho han de consultar la realidad fáctica sobre la cual habrán de surtir efectos, con miras a materializar la finalidad primordial adscrita por esta fórmula política a las instituciones públicas: promover condiciones de vida dignas para la totalidad de la población. Ello es especialmente predicable de las leyes en materia económica, y mucho más de las disposiciones tributarias, según lo ha precisado la Corte Constitucional en varias oportunidades. Así, por ejemplo, en la sentencia C-925 de 2000 se estableció que, en virtud de la existencia de un deber constitucional general de las personas consistente en “contribuir al financiamiento de los gastos e inversiones del Estado dentro de conceptos de justicia y equidad” (art. 95-9 C.P.), el Legislador, al adoptar las normas tributarias en virtud de las cuales se hará efectivo dicho deber, tiene que partir del hecho de que “no todos los asociados pueden ni deben tributar exactamente igual, sino que a la ley corresponde medir y distribuir las cargas. Y ello, según las capacidades y de acuerdo con la posición y necesidades de los distintos sectores sociales, teniendo en cuenta también la magnitud de los beneficios que cada uno de ellos recibe del Estado y las responsabilidades que, según su actividad, deben asumir; es la propia ley la de encargada de señalar la cobertura de las normas tributarias y de establecer la mayor o menor medida en que cada uno tribute.” En esa medida, se estableció en la misma providencia que compete al legislador tributario “evaluar, junto con los objetivos del recaudo, la equidad de las obligaciones que impone, la progresividad de las contribuciones y las distintas situaciones en que pueden encontrarse los contribuyentes”. La Corte también ha precisado, en relación con las medidas tributarias adoptadas por el Legislador, que los principios de eficiencia, equidad y progresividad que, según el artículo 363 Superior, rigen el sistema tributario, se derivan directamente de la configuración de Colombia como un Estado Social de Derecho, en el marco del cual la hacienda pública cumple un propósito claramente redistributivo, “que se busca a través del diseño de instrumentos y políticas que procuren una mejor redistribución de la renta global del país, y del logro de una mejora relativa en los segmentos más pobres de la sociedad, a través del incremento cualitativo y cuantitativo de los servicios públicos.” [5]. (Corte constitucional, Sentencia C-776 de 2003). 3. CONCEPTO Y NACIMIENTO Sus orígenes son bastante difusos, aunque los podríamos situar entre la constitución de Weimar de 1919 y la actual constitución alemana, La Ley Fundamental de Bonn de 1949. Después del fin de la Primera Guerra Mundial, se elabora la constitución de Weimar, y su estudio en el tiempo de la post aplicación es donde saldrán las bases de Estado Social. Las constituciones de todos los estados sociales, incluyen una parte económica. Keynes resume como debe de ser esta intervención económica defendiendo la intervención del Estado para cumplir con los fines sociales. Defiende una teoría intermedia entre el liberalismo y el comunismo, en el sentido de que todo Estado debe de intervenir, gestionar una parte de la actividad económica, y sobre todo defiende la planificación económica por parte del Estado. El Estado, al contrario que los individuos no debe de perseguir el beneficio económico, sino la protección del débil a través de una distribución equitativa de la riqueza. El estado debe de conseguir el mayor grado de bienestar para la mayor parte de los individuos. Respecto al concepto de Estado social del Derecho, hemos de decir que históricamente este concepto fue precedido por el de Estado de derecho. El Estado de Derecho se identifica por dos elementos. Como prejuicio filosófico, aparece esta forma del Estado con un "sobredimensionamiento" de la función de la ley, para la organización de la política y de la sociedad. El valor de la ley como mecanismo civilizador es el presupuesto filosófico que tiene el Estado de derecho. En éste la ley aparece como el instrumento más adecuado para disponer una determinada forma de sociedad y de Estado. El segundo elemento es el principio de legalidad. Significa que tanto el Estado como la sociedad deben estar sometidos a la Ley. 4. RASGOS FUNDAMENTALES Igualdad versus libertad. La libertad además de ser un derecho fundamental individual, es un principio que el estado ha defendido especialmente. Esta libertad genera desigualdad, y cuanta más libertad con el tiempo más desigualdad. El Estado social, defiende la libertad, pero en caso de intervenir lo hará en favor de la igualdad, no de la libertad. El modelo de Estado social es un modelo gestor y que interviene, para perseguir el fin de la redistribución de la riqueza. Su actuación no es neutral, sino que intenta corregir desigualdades. El estado gestor, mánager. Cuando aparece el estado de social por un extremo se encuentra el Estado liberal y por el otro el modelo comunista. El estado social tiende a posicionarse en el centro , de tal forma que no será propietario de todos lo medios de producción sino de algunos y no opta como principio por el liberalismo, aunque si mantiene el respeto por la libertad de los individuos de participar en actividades económicas. Con estas premisas el Estado organizará la actividad económica, planificando y participando en determinados sectores. Derechos sociales. Son aquellos que tienen que ver con la protección de los más desfavorecidos, son derechos que obligan al Estado a actuar. Entre ellos citaremos el derecho a la educación, el derecho a una vivienda digna, el derecho a la salud y la seguridad social, etc. La teoría de la Procura Existencial de Forstoff. Por la cual el Estado debe proporcionar sino a todos, a una mayoría el mayor grado de bienestar posible respecto a aquellas necesidades que el individuo no pueda proporcionarse por sí mismo. Según García de Enterría, el Estado debe de encauzar adecuadamente la tarea de la asistencia vital, asegurando las bases materiales de la existencia individual y colectiva. El ciudadano debe poder obtener de los poderes públicos, todo aquello que siéndole necesario para subsistir dignamente, quede fuera de su alcance. Principio democrático. Respeta los principios democráticos de las Democracias Liberales pero los completa. Surge así la democracia económica que consiste en la creación de una cámara esporádica especializada en cuestiones económicas; esto se quedará más en un intento que en algo práctico de verdad. Nace también el principio de la democracia empresarial por la que se abren vías de participación a los trabajadores en el seno de las empresas. 5. P ARTIDOS POLÍTICOS El modelo social supuso la entrada de los partidos de masas en el Parlamento y desde entonces hasta ahora han pasado de ser los principales actores a los únicos, hasta el extremo que se emplean expresiones como "partitocracia". Otra consecuencia de esta masificación es el incremento de una clase media carente de ideales, lo que acarrea una pérdida de carga ideológica en los partidos políticos, principalmente en sus mensajes. Partiendo de la base de que los partidos son un mal necesario. Los ciudadanos se van apartando de ellos y buscan otros cauces para intervenir, lo que lleva a la creación de los llamados "grupos de presión (Lobby)". Así pues vivimos en un gran auge de estos grupos que asumen funciones que les corresponde a los partidos. En el parlamento, el problema es mayor; deja de representar a la comunidad que los votó para actuar solo en nombre del partido, pasando de esta forma a defender los intereses del partido antes que los de la sociedad. 6. BUROCRACIA Se necesita una gran burocracia en el Estado Social. Esto conlleva el problema de un gasto abultado con resultados a veces poco eficaces, para lo cual hay que establecer muchos impuestos. 7. SOCIOLOGÍA La sociedad hoy se urbaniza, con la consiguiente desaparición de lo rural. Las abundantes necesidades culturales de las grandes sociedades, se satisfacen con la televisión, medio que en vez de proporcionar una cultura autóctona o promoverla, difunde la propia de los países considerados -por sí mismosdesarrollados o primermundistas, promoviendo una discriminación a nivel global y evidenciando claramente estándares de progreso relacionados con el poder adquisitivo. 8. REALIDAD DE LA ENSEÑANZA DE LA DEMOCRACIA. Es muy claro el articulo 1º de la Constitución de Colombia, pero ¿Como derivar esto como una realidad, allí donde la familia y su reflejo mas fehaciente, los hijos, manifiestan con su comportamiento algo lejano a esa pluralidad y respeto a los derechos, convirtiéndolo en una visión mítica, por no decir utópica, para nuestro quehacer docente, en la formación de una cultura democrática ha aquellos que supuestamente serán miembros transformadores de la sociedad? Sin pretender responder con tecnicismos, recién se comienza a hablar de derechos humanos (a partir del siglo XVIII) cuando Jacques Rousseau se postula ante la racionalidad que comienza, denunciando el fenómeno de la masificación que oprime al que piensa distinto. Es aquí, en este contexto que el “ser humano deja de ser “humano”, tomando mayor validez hoy, cuando deja de reconocer al otro como semejante porque está cumpliendo tareas ajenas a él, a su voluntad. Hay manipulación cuando deja de ser persona en el pleno sentido de la palabra, dueño de la historia para ser manipulado en mayor o menor grado por intereses sectarios, base de las injusticias sociales y étnicos de hoy día. En otras palabras, en aras de un liberalismo tanto individual como colectivo, se sacrifica el interés mayoritario por medio de la desfiguración del mismo individuo, visto como parte de una masa. Rousseau escribe “La desigualdad de los hombres” como una critica al progreso y la Corte ilustrada, que termina empobrecida. Se fundamenta la idea del contrato en donde el sujeto esta en función del capital que tiene para arriesgarse, y se abre al mundo en ese marco de contratos pero a diferencia del concepto de contrato, que desde los griegos hubo para legitimar el Estado, ahora tenemos un contrato secularizado, ligado más bien a la idea de que hay una unión de las personas dispersas, que se sujetan en la vida comunitaria mediante un gobierno que deciden darse de acuerdo. Después del contrato o pacto civil, el estado surge como forma política de gobierno, dando a la humanidad una evolución técnica, de lenguaje, de progreso. Seguir de ahí a la idea de un Estado social de derecho se da un proceso que a ciencia cierta ha desconocido un factor importante: el nivel intelectual (la educación) de aquellas células que conforman en sus unidades, el núcleo de dicho contrato: la familia Casi tres siglos después, la familia como núcleo representativo de aquellos intereses mayores que darán noción a la idea de Nación como parte del contrato que fundamenta el Estado, adolece, además de medios suficientes para vivir, de falta de vocación. Una vocación inequívoca y asumida a fondo que llegase a ser resistente a toda fuerza contraria a la unidad y a la vez defensora y ejemplo de los derechos que hacen de un Estado un contrato social en derecho: la única disposición del espíritu humano, nacido en el núcleo familiar capaz de derrotar la barbarie del individualismo sin sentido social. Es aquí donde el docente, no solo el de sociales, asume un riesgo al pretender suplir las carencias del núcleo familiar y por ende de esa vocación dada como virtud familiar, en al enseñanza de valores y modos de asumir roles sociales en aquellos adolescentes que no asumen el compromiso de seguir reglas que forman la base angular de un pacto de convivencia en equidad. Siempre existirá ese riesgo cuando se pretende formar en especial en deberes, sin embargo, los adultos de una comunidad cualquiera del tercer mundo, en su mayoría por carecer de formación o tener un nivel intelectual mínimo, destruyan tales virtudes nacida del seno de los derechos porque o les parecen débiles, y terminen por encasillar a sus hijos en la realidad amurallada en que los padres los encasillaron a ellos; o, en el peor de los casos, el rigor de muchos padres con los hijos que poseen algún atisbo de ser “justos y tolerantes” suele ser el mismo con que tratan a los homosexuales. Los colombianos, desde siempre, nos hemos visto como un país de leyes. Tal vez a eso se deba que los programas del bachillerato hagan más énfasis en la obligatoriedad de los deberes que la pluralidad de los derechos. Pero aparte de la validez o no de los manuales de convivencia, a los alumnos no les cultivan el hábito de reconocerse como constructores de sociedad y de Estado, sino que los obligamos a leer y a hacer sinopsis escritas de los derechos y demás parafernalias constitucionales. No se sigue un debido proceso ni se concientiza sobre los limites de los mismos derechos, se acostumbran a exigir y reconocer una sola vía: la propia y en especial el de tirar la primera piedra a pesar de sus propios “pecados”. Por todas partes se ven estudiantes (incluso algunos docentes) con una constitución ajada y hartos en su mayoría de leer en el colegio, con el mismo placer con que se tomaban el aceite de ricino, un texto hecho por adultos lejanos que no dan ejemplo y por lo tanto los unos se toman la revancha contra los otros con su indisciplina, rebeldía y tiranía que afecta ese contrato social que hace posible vivir en sociedad. ¿Es posible la objetividad en la enseñanza de la democracia, en ciencias sociales? Para Patrick Gardiner, la objetividad en las descripciones e interpretaciones de una historia no es posible debido al doble papel del mismo, esto es, la naturaleza misma del hecho y el impacto emocional que produce en el historiador del hecho mismo. (Citando a la historia como ejemplo de apreciación, esto por el grado de confrontación interna entre sus diferentes corrientes epistemológicas y por ser la historia una de las disciplinas sociales que refleja los cambios del pensamiento humano imperante y visualizar su subjetividad vs. objetividad.) Por ello las visiones múltiples que se pueden presentar de un mismo hecho, ofrecidas por diferentes historiadores, pueden dar una idea de lo que ocurre al interior de las interpretaciones sobre que enseñar o cual tiene mayor validez: si deberes o derechos o ambos. Esto no incluye el hecho de la misma realidad que sume a muchos en la desesperación, particularmente por estos lados del mundo. A la hora de enseñar la evolución de los derechos y el llegar a un Estado social de derecho, el docente como narrador de esa evolución, puede incluir lo que más le llame la atención, o, no incluir en su relato todo lo que sabe sobre el tema. La influencia de que se mencione un hecho o no, depende de manera inconsciente o consciente a la significación, según los preceptos del docente, de las creencias políticas, religiosas o morales que imperen en la época o momento que relate o analice dicho hecho y en especial lo que atañe a los deberes y derechos. Por ello lo que ahora es aceptado como valido, con los nuevos aportes que lleguen, para mañana no será reconocido como tal. Esto se aplica igual tanto al interior del conocimiento, la familia como en una institución, ahí lo difícil de definir si es mito o realidad una educación que promulgue una equidad de un estado social y lo que se vive al interior de una familia desmembrada por la necesidad, cosa reflejada como rechazo en el adolescente frente aquello que representa una figura de autoridad: el docente. En otras palabras, un colegio asume un papel según el nivel de dominancia de una facción ideológica en su entorno y al nivel sociocultural de la misma comunidad en que esta inmerso; por lo tanto no basta las buenas intenciones del docente, pues este por lo general es el mayormente sacrificado. El homo occidentalis, el actual, prisionero del anonimato y sumergido en el tumulto de las doctrinas. Bajo la fachada de la libertad, principio sacrosanto de la democracia liberal, se persigue sin descanso la violación de las almas, la pérfida y segura destrucción de la persona humana, estampa actual de la crisis de la modernidad y por ende del núcleo social, la familia y su mas lamentable reflejo: los hijos intocables. La familia esta en crisis, la civilización moderna, incluida la de Mao, que adoran al dios dinero, ha sumido la enseñanza de los valores y el creer en un espíritu como un cuento de metafísicos o sectas y que la ciencia metódica es la única razón valida en una sociedad de consumo. Educar en valores y en particular la democracia, es un quijote ante molinos de viento; y como diría el Maestro Abad: “el subdesarrollo mental no es solo consecuencia del subdesarrollo económico y social sino que es una de sus principales causas. La .educación colombiana tiene por producto mentes subdesarrolladas, de estrecho criterio, fanáticas en lo religioso, económico y político… el tipo de educación que se les da a las personas depende de los valores que haya adoptado una cultura. La educación puede servir para adelanto de los pueblos o para su conservación en un estado de estancamiento o atraso. La educación es una actividad permanente de intercambio de nociones y conceptos entre seres humanos…una educación cuyo valor máximo sea el mismo ser humano, que servirá naturalmente más para el progreso y para un modo de ser racional de los pueblos” Manual de la tolerancia 1988 9. COLOMBIA ES UN ESTADO SOCIAL DE DERECHO El artículo 1 establece el tipo de Estado que es Colombia. De manera textual el artículo reza: "Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de república unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general". A continuación el ejercicio consistirá en establecer las significaciones de los conceptos allí referidos. En efecto ¿Qué significa que Colombia sea un Estado social de derecho? La expresión significa que los constituyentes en representación del pueblo decidieron una forma específica de estado con exclusión de otras. ¿Pero qué lo caracteriza?. Bien, se trata de un tema supremamente rico y lleno de implicaciones, que aunque darían para escribir textos enteros, se presentará de manera sintética intentando reunir todos los elementos importantes de la discusión a su alrededor. En la filosofía política se conoce una vieja discusión que se refiere a la concepción del ser humano frente al estado y el tipo de relación existente entre ellos, tipo de relación (o de relaciones mejor) que los acercan o los alejan. Las implicaciones son muchas: en lo social, lo económico, lo moral, etc. Al efecto conocemos la dupla entre liberalismo y socialismo. Al primero lo situamos a la derecha y al segundo a la izquierda, se dice desde el Abate de Sieyés. De corte netamente individualista el uno, de corte netamente colectivista el otro. Al uno le interesa el sujeto libre del Estado, al segundo, el Estado, mientras deba existir le ha comprometido en su desarrollo. Cada tipo de estado de estos tiene como se insinuó antes sus núcleos de concepciones en los órdenes moral, político, social y económico. Para mediar entre estos dos extremos se creo una tercería que es precisamente el Estado Socialdemócrata, situado en el centro. No obstante pueden imaginarse cantidades de gradaciones según la decisión de los pueblos se incline hacia la derecha o hacia la izquierda, hacia una definición liberal o hacia una definición de corte socialista. En el centro, o en el intermedio (más amplio) entre estos extremos se establecen una cantidad de formas concretas de Estado. La calidad de la intervención del Estado y el tamaño del mismo se debilita o se fortalece. Al liberalismo le interesa el sujeto fundamentalmente como individuo económico y en su consolidación la representación del mercado es fundamental. Para el socialismo, no concebir las relaciones con un matiz meramente individualista, le proporciona la posibilidad de caracterizarse como solidarista, como colectivista y por ello poder pensar las relaciones entre los individuos comprometiendo su desarrollo de manera equilibrada. Al respecto también el tipo de derechos que cada posición enarbola, se presenta antagónico: los individuales del hombre, con una predominancia muy fuerte del derecho de propiedad privada y una visión de desigualdad entre los seres humanos, a su turno que la izquierda cree y defiende los derechos para todos, sociales, económicos, culturales, de orden colectivo y pensando en la propiedad colectiva, fundamentalmente en cabeza del Estado y con una concepción igualitarista de los seres humanos. La derecha, el liberalismo (el conservadurismo incluido) no tiene idea de actuación estatal más que para pocas cosas y cree que la sociedad está guiada por el mercado, la mano invisible; mientras la izquierda, el socialismo, establece la idea de la planeación, aparejada a la intervención del Estado en todos espacios de la vida social. Se había mencionado, que el Estado social estaba en medio, que estaba representado por las ideas socialdemócratas que son las que le corresponden. En realidad existe en la explicación un salto que merecería una explicación importante. Se ha dicho socialdemocracia: es nuevo lo de democracia, no se ha dicho social-liberalismo, ni se ha dicho social individualismo, ni liberalismo social, ni liberalismo socialista. Estas denominaciones bien podrían caracterizar diversas gradaciones de lo intermedio, de la combinación entre esos extremos de que se viene hablando. Quizás al surgimiento de la democracia habrá referencias al hablar de la idea de la soberanía popular; en tanto permítase dejar el tema planteado. Uno de esos posibles medios, estados intermedios es el estado social de derecho, que es un estado de tipo democrático, caracterizado por el reconocimiento de derechos de índole tanto individualista como de derechos de orden colectivista (económicos, sociales, culturales), con una idea de propiedad privada, pero sumada a la existencia de su función social, con una importante labor interventora del Estado en todos los niveles, fundamentalmente en el orden económico, que no puede serle validamente velado, con una idea de igualitarismo con intervenciones necesarias y no siempre obligatorias. Además, debe caracterizarse este tipo de estado desde otro punto de vista. Cuando se dice estado de derecho, se puede estar hablando de muchos tipos de estados. Decir Estado de derecho, es introducir una categoría en la que ha sido introducida otra característica importante del estado moderno. Se habla de la introducción de la problemática de lo que se ha denominado como el gobierno de las leyes, en contraposición al gobierno de los hombres. Es decir no gobiernan los individuos, no gobiernan los seres humanos, lo hacen de acuerdo con lo establecido en las normas. El estado de derecho se sujeta a la propia normatividad que emite, en tanto las autoridades, los gobernantes lo hacen supeditados a esas mismas normas. El Estado se sujeta al Derecho. Es una concepción eminentemente liberal que permea la concepción sobre otro tipo de estados que puedan concebirse, fundamentalmente situados en ese intermeso entre los extremos. Podría pensarse en una monarquía sujeta y respetuosa de las normas que se han establecido, no pensando aún en la idea del pacto. Podría pensarse en un socialismo en que las autoridades colectivistas sujetan todas sus decisiones al derecho que se ha establecido. Es que el liberalismo y el socialismo clásicos aunque representan dos extremos también comparten o pueden compartir una serie de ideas: por ejemplo, los dos son permeados por la idea de la democracia, los dos han creído en la idea del progreso humano, entre otras. No es el espacio para hacer una completa explicación al respecto y establecer todos los detalles filosóficos e históricos de estos extremos. Bien, a esa concepción intermedia, que es más o menos, equilibrada le asiste una concepción de sometimiento al derecho. Se denomina social porque es intervencionista, porque no se interesa sólo por el individuo, sino también por la colectividad y sus contenidos y acciones en los distintos campos de la vida social se dirigen desde allí. Habrá un eco de esta caracterización cuando el final del artículo que se analiza diga que prevalece el interés general sobre el particular. El estado social hoy es por antonomasia democrático y pluralista, pero podría pensarse lo social de una manera diferente. Tal cuestión ocurrió con motivo de la expedición de la Constitución de 1886, o con la expedición de la Constitución de Rojas Pinilla en 1957, donde la idea de la Nación, de la soberanía en la Nación, prevaleció sobre una concepción de la soberanía popular. Ello naturalmente trajo y trae sus consecuencias. Por ello pudo ser tenida la iglesia católica como el centro de la nacionalidad, con los partidos políticos tradicionales, como ordenadores del destino (mal destino, más bien desatino) de nuestra república. Allí se uniformó la sociedad, se la homogeneizó. La discusión se filtra a un tipo de antropología filosófica, donde se pregunta y responde por la concepción que se tiene acerca del ser humano (de los hombres y mujeres, de los sujetos individuales) y de la sociedad misma, es decir de la reunión de aquellos. El tipo de estado que pensó nuestro constituyente era el estado benefactor, que es social y democrático, pero que venía cayendo en desgracia ante el empuje del neoliberalismo en el mundo. Hoy, conforme se establece en muchos lugares de la Carta de 1991 se tiene una concepción pluralista, democrática que hace parte de la caracterización del Estado Social de derecho, que la entiende allí mismo expresada. Se dijo, esta caracterización habrá de informar toda la preceptiva constitucional.