UNIDAD DE CAPACITACION Y SUPERVISION, MINISTERIO PUBLICO, COSTA RICA PODER JUDICIAL (UCS-MP) Temas: Querella. Desistimiento Incomparecencia justificada a audiencia de conciliación Sumario: La resolución que decreta la inadmisibilidad de la querella no puede ser recurrida en la vía de casación, ya que la declaratoria de inadmisibilidad de la querella no constituye una sentencia o un sobreseimiento Ahora bien, en el proceso de acción privada la voluntad de las partes tiene 49 2002 mayor trascendencia que en los otros procesos, de tal forma que si una de los sujetos intervinientes señala claramente que no desea conciliar, tal manifestación constituye, por sí misma, una excusa que justifica la inasistencia a la audiencia de conciliación y que incluso releva al juez de la obligación de convocar a tal diligencia, salvo que tal manifestación se revoque. El querellante tiene derecho a renunciar a la conciliación; no puede el Estado obligarlo a comparecer a una audiencia destinada a lograr una solución que ha rechazado, y por ende su no comparecencia, anticipadamente anunciada, a dicha audiencia no constituye desistimiento de la querella. Transcripción en lo conducente: TRIBUNAL DE CASACION PENAL. Voto No. 115 del Dos de febrero de dos mil uno. “…. La resolución que decreta la inadmisibilidad de la querella no puede ser recurrida en la vía de casación, ya que de acuerdo con el Art. 444 del Código Procesal Penal, sólo es posible la mencionada impugnación contra la sentencia y el sobreseimiento dictados por el tribunal de juicio. La declaratoria de inadmisibilidad de la querella no constituye una sentencia o un sobreseimiento (que también es una sentencia), sin que provoque tal decisión, el efecto que corresponde a la cosa juzgada material; por esta razón el interesado puede formular, nuevamente, su pretensión ante los tribunales competentes. En cuanto a la querella planteada, conforme a los argumentos expuestos, se decreta la inadmisibilidad de los motivos que objetan la decisión del a-quo y que se refieren al rechazo de la querella, según se expone en los primero cuatro motivos. II-Desistimiento de la Querella. En la misma decisión que se impugna se decretó el desistimiento de la querella planteada por …, por cuanto no acudió a la audiencia de conciliación (ver folio 144). En lo relativo a esta decisión, según se plantea en el quinto motivo de la presente impugnación, es una decisión que sí tiene recurso de casación, debido a que el último párrafo del art. 384 del Código Procesal Penal establece, como efecto del desistimiento de la querella, el sobreseimiento de la causa. Algunos de los hechos por los que querelló (…) se diferencian claramente de los que reclama la señora (…),especialmente los que se describen en los apartados primero y segundo de la querella Respecto a este motivo, considera esta Cámara que debe declararse con lugar, rechazando el desistimiento tácito de la acción que decretó el a-quo. Aunque (…) no acudió a la audiencia de conciliación (según consta a folios 133-134), es obvio que a folio 38 y 130, el abogado del querellante expresa, claramente, que sus patrocinados no desean conciliar con el encausado. El mismo interesado expresa su voluntad de no conciliar, lo que no justifica que el juez, como representante estatal, insista en realizar una diligencia en la que el actor no desea participar. La preeminencia de una garantía tan importante como el derecho a la justicia y a la tutela judicial efectiva, no justifica la insistencia del juez, en realizar una conciliación que el actor, quien es el que solicita la intervención estatal en su función de control, no desea admitir. Si alguna de las partes expresa su voluntad de no conciliar, tal manifestación constituye un motivo justificado para que no asista a la audiencia de conciliación, según lo exige el apartado b- del artículo 383 del código procesal penal. En el proceso de acción privada la voluntad de las partes tiene mayor trascendencia que en los otros procesos, de tal forma que si una de los sujetos intervinientes señala claramente que no desea conciliar, tal manifestación constituye, por sí misma, una excusa que justifica la inasistencia a la audiencia de conciliación y que incluso releva al juez de la obligación de convocar a tal diligencia, salvo que tal manifestación se revoque. La pretensión principal del querellante es someter al conocimiento de los tribunales un determinado conflicto, este es el objetivo fundamental de su acción, por esta razón el Estado no puede denegar tal solicitud, imponiéndole a una de las partes la celebración de una diligencia que por manifestación expresa, no desea. El respeto a tal decisión no compromete el resultado del proceso, tampoco lesiona la dignidad de la autoridad judicial, ni impide lograr una solución del litigio conforme a la voluntad de las par- tes, que en este caso ha expresado que no desea conciliar con su contrincante. No puede magnificarse la trascendencia de una solución alternativa del proceso, cercenando el principio constitucional de tutela judicial efectiva, cuando el mismo código permite que la conciliación se produzca en cualquier estado del proceso. (artículo 386 del c.p.p.) Ignorar la voluntad de una de las partes cuando manifiesta, expresamente, que no desea conciliar, imponiéndole la asistencia a una audiencia en la que se insiste en una solución que se ha rechazado, constituye un autoritarismo incompatible con un proceso en el que debe respetarse, como regla predominante, la voluntad de los sujetos intervinientes, cuya pretensión no lesiona, de ninguna manera, principios constitucionales del proceso o garantías del encausado. La justa causa que exige el código (apartado b- del artículo 383 del c.p.p.) incluye, indudablemente, el respeto a la voluntad del querellante. No tiene sentido imponer a ultranza la asistencia a una audiencia de conciliación, cuando el querellante ha expresado, claramente, que no la desea. Tal imposición no tutela ninguno de los valores constitucionales del debido proceso. El querellante tiene derecho a renunciar a la conciliación; no puede el Estado obligarlo a comparecer a una audiencia destinada a lograr una solución que ha rechazado. Los excesos autoritarios del proceso inquisitivo no deben reproducirse dentro de un modelo eminentemente acusatorio, imponiéndole el Juez, como representante del Estado, una solución consensuada del conflicto, cuando el mismo querellante la ha rechazado, con el agravante que se le impide ejercer el derecho a la tutela judicial efectiva por una irrelevante desobediencia del ciudadano que pide justicia. …”