Jesús y el mensaje de la cruz

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Estudio 18 – células
Jesús y el mensaje de la cruz
Introducción
El amor de Dios expresado en el dolor inmenso del Hijo, atravesados sus manos
y pies por clavos, como un vulgar delincuente. La mente humana no alcanza a
comprender la necesidad de tanto dolor y sacrificio para mostrar algo tan maravilloso
como el amor.
Cristo ya sabía que su destino era la cruz y Su Pasión no comenzó en Getsemaní,
comenzó mucho antes, empezó cuando vio que las multitudes iban más a ver sus
milagros que a escuchar sus palabras de vida eterna.
No hay victoria sobre la muerte sin el paso previo de la cruz. No hay salvación
sin la renuncia total a nuestra vida. El murió para darnos libertad y salvación
Él murió por nuestros pecados
Leemos en Hebreo 4:13:
“Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes
bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a
quien tenemos que dar cuenta.”
La lista de nuestros pecados es conocida del Señor Jesús.
En la cruz Él se hizo pecado por nosotros. Él soportó la cruz para que nuestro
pecado fuera perdonado.
En la cruz uno presionó con su rodilla sobre el antebrazo mientras ponía un
clavo sobre la mano del Señor. Justo en el momento que el soldado alza el martillo,
Jesús vuelve la cabeza para mirar el clavo.
¿No se pudo Jesús haber detenido con su manos el brazo del soldado? la misma
mano que calmó la tempestad, limpió el templo y derrotó a la muerte.
Pero el Señor no lo hizo. La piel se rompió y la sangre empezó a gotear y luego
a manar en abundancia.
¿Por qué Jesús no opuso resistencia? No la opuso porque nos amaba.
Leemos en II Corintios 8:9:
“Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por
amor a vosotros si hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su
pobreza fueseis enriquecido.”
La lista de nuestros pecados
Entre sus manos llenas de sangre y la madera había una lista de nuestras faltas,
nuestras concupiscencias, nuestras mentiras, momentos de avaricia y nuestros años de
perdición, es decir nuestros pecados.
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Pero en la cruz la lista de nuestros pecados no se puede leer, porque están
cubiertos por la sangre preciosa de Jesús. Él Señor nos da el perdón de todos nuestros
pecados.
Leemos en Colosenses 2:13-14:
“Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de
vuestra carne, os dio vida juntamente con Él, perdonándoos todos
los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra
nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y
clavándola en la cruz.”
Leemos en el Salmo 103:3:
“Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus
dolencias.”
Jesús no mantiene nuestros pecados contra nosotros
Leemos en II Corintios 5:19:
“Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no
tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a
nosotros la palabra de la reconciliación.”
Jesús quitó el registro de nuestros pecados. Jesús satisfizo la paga por el pecado:
la muerte:
Leemos en II Timoteo 1:10:
“…pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro
Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz a la vida y
la inmortalidad por el evangelio.”
Conclusión
Todos pueden disfrutar de este perdón. Todos pueden tener sus pecados lavados
por la sangre de Jesús.
Pero ni todos disfrutan, ni todos son lavados por esta sangre. A estos les hace
falta reconocer que son pecadores, confesar los pecados a Dios y disfrutar de la gran
salvación que hay en Jesucristo.
Fíjate en lo que leemos en Romanos 10:9-10:
“Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu
corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo,
porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se
confiesa para salvación.”
Invítalo hoy para ser tu Salvador y Señor.
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