C.A.E.A.P., 25 años de Investigaciones sobre el Patrimonio Cultural de Cantabria. pp. 39-52. Santander, 2003 El Paleolítico Inferior en Cantabria Ramón Montes Barquín Museo de Altamira, 39330 Santillana del Mar, Cantabria, España. Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica, c/ Alcalde Arche 7, 39600 Maliaño, Camargo, Cantabria, España. Resumen.- Se aporta una síntesis del estado actual de conocimiento de las primeras fases de la ocupación humana del centro de la Región Cantábrica, principalmente en lo referido a la distribución espacial de las evidencias líticas y a los caracteres tecno-tipológicos de las mismas. Se analizan los datos cronológicos disponibles y se establece un marco genérico de conocimiento sobre el Paleolítico Inferior en la zona central de la región cantábrica, la cual coincide, grosso modo, con la actual comunidad autónoma de Cantabria. Por último, se exponen los problemas en los que sigue sumida la investigación de este período. Palabras clave.- Paleolítico Inferior, Achelense Superior, Región Cantábrica, Cantabria. E n 1988, cuando el que suscribe comenzaba a leer y documentarse sobre lo que luego sería el tema preferencial de su -aún limitada- carrera investigadora, el Paleolítico Inferior cantábrico, descubrió que existía un grupo de arqueólogos y entusiastas del Patrimonio Arqueológico cántabro que ya venían trabajando sobre el asunto hacía lustros, poniendo de relieve la existencia de un rico y denso corpus de yacimientos con evidencias de las primeras ocupaciones humanas de la región. Por entonces, la verdad, es que uno no había oído muchas cosas buenas sobre este equipo. "Furtivos" era un adjetivo que se unía frecuentemente a su nombre en determinados círculos pretendidamente académicos, y a un inocente e impresionable "proyecto de prehistoriador" le repulsaba la sola idea de pensar que gente así pudiera estar descubriendo y estudiando yacimientos arqueológicos. Afortunada-mente, pronto otra gente más informada, y con menos "mala baba" e intereses creados (y pertenecientes realmente a círculos académicos), me hicieron ver que esas personas eran grandes profesionales de la arqueología de campo, excelentes prospectores y defensores a ultranza de la conservación del Patrimonio Cultural regional. A comienzos de 1991, el Dr. Pablo Arias me presentaba a Emilio Muñoz y Carmen San Miguel. El que ya era mi director de Tesis en ese momento, el Dr. César González, me indicaba, además, la necesidad de conocer el trabajo del C.A.E.A.P. y de comenzar a visitar con ellos los yacimientos que, desde 1978, habían ido descubriendo por toda la región. Ahí comenzó todo. Lo cierto es que no fui del todo bienvenido, ciertas reticencias (que hube de vencer poco a poco) hicieron Dirección electrónica: [email protected] que no todos los miembros del grupo me viesen como una compañía deseable. Años de sufrir la ignominia y los insultos de ciertos sujetos impresentables de la Universidad, habían calado hondo y no iba a ser fácil que el C.A.E.A.P. me abriese sus repletos archivos y su amplio conocimiento del territorio. Pero hubo una persona que, a pesar de todo, vio algo en mí que le gustaba, creyó en mi trabajo y buena fe y comenzó a "sacarme" al campo. Esa persona, que hoy es uno de mis mejores amigos y, además, mi socio (¡quien nos lo iba a decir hace 12 años!), se llama Emilio Muñoz Fernández y es, a mi entender, el mejor arqueólogo de campo que he conocido (y ya conozco a unos cuantos...). En 1992, Emilio me confirmaba su confianza y su fe en mí al proponerme codirigir la excavación de uno de los yacimientos más importantes del Paleolítico Inferior cantábrico, La Verde (Herrera de Camargo). De este yacimiento, y de Emilio, aprendí muchas de las cosas que, en el trabajo que a continuación presentamos, se cuentan. Mi Trabajo de Investigación de Tercer Ciclo (1993), y por supuesto, mi Tesis Doctoral (1999, publicada en 2003), nunca hubieran sido posibles sin la ayuda y las enseñanzas de quien considero mi principal maestro en tantas y tantas facetas de la investigación arqueológica. No es justo que me olvide de otros miembros del C.A.E.A.P., con quien he compartido muchas horas de trabajo de campo, aunque Emilio sea la referencia. Alís Serna, Belén Malpelo y Jesús Gómez también me mostraron el Paleolítico de Cantabria, no solo el más antiguo. Carmen San Miguel ha sido siempre gentileza, amabilidad y buena amiga. Virgilio Fernández ha sido un contertulio entrañable en muchas horas de discusión sobre la gestión y conservación del Patrimonio Arqueológico de Cantabria. Alejandro Bermejo, quien siempre me advertía de la aparición de tal o cual pieza en la cuneta más insospechada, ©2003, Ed. Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica. All rights reserved. 39 El Paleolítico Inferior en Cantabria MAR CANTÁBRICO -100 -50 G Yacimiento en Cueva AL IC IA Fig. 1.- Distribución de los yacimientos del Paleolítico Inferior cantábrico, con localización de la zona a estudio. Oviedo Yacimiento al aire libre con intervención arqueológica Yacimiento o hallazgo al aire libre +800 también merece un recuerdo. Desde 1993, no me quedó más remedio que "unirme a ellos", era lógico. Cuando alguien te acaba por recibir como a uno más y te ofrece lo que tiene, y te apoya ilimitadamente, uno (que procura ser amigo de sus amigos) se tiene que entregar también, aunque yo no soy (tengo que admitirlo) tan desprendido como lo son muchos de los miembros del grupo A partir de aquí, ya no valen más alabanzas al C.A.E.A.P., yo soy parte, y el autobombo no está bien. Pero, créanme, este equipo, aun con sus tradicionales carencias de infraestructuras (hacer Arqueología en Cantabria, con los medios que las administraciones ponen al alcance de los arqueólogos, es un milagro), con sus defectos metodológicos (¡quien no los tiene!), y con su particular idiosincrasia (muchos de vosotros me entendéis, los demás debéis conocerles personalmente -vale la pena-), es uno de los mejores equipos de exploración e investigación arqueológica que uno se pueda encontrar. No en vano, todos los trabajos académicos (tesinas, tesis, inventarios, cartas arqueológicas, etc.) de investigación que se han elaborado en Cantabria estos últimos 25 años se han apoyado (basado), de una u otra forma (y pese a quien pese) en su incansable y altruista labor. Gracias por soportar este introito y vamos a hablar de la ciencia que hoy nos reúne entorno al C.A.E.A.P., pero antes déjenme que dedique a este grupo, a su gente y a su brillante labor, lo poco o mucho que en este trabajo puedan aprender. El Paleolítico Inferior en Cantabria. Uno de los focos de máxima concentración de evidencias del Paleolítico Inferior en la Región 40 MESETA Cantábrica es el ubicado entre la desembocadura de los ríos Deva y Agüera, en la comunidad autónoma de Cantabria. Este área, que coincide con el sector central de la Región Cantábrica, posee una amplia red de yacimientos asignables al Paleolítico Inferior distribuidos a lo largo de las principales redes fluviales y, especialmente, a lo largo de la línea de costa. Pese a que las primeras referencias al Paleolítico Inferior de Cantabria se producen dentro del contexto general del descubrimiento de la Prehistoria regional, a principios del presente siglo XX, el grado de conocimiento que actualmente tenemos de las más antiguas evidencias de la presencia humana en Cantabria es netamente inferior al de otros períodos debido, fundamentalmente, a la peculiar disposición del registro arqueológico -en posiciones secundarias y en contextos difícilmente documentables-, y en menor medida, a la inexistencia de proyectos de análisis global sobre el tema en nuestra región. A diferencia de otras regiones -caso de la Meseta Norte-, la investigación realizada en el centro de la Región Cantábrica se limita al análisis de un yacimiento concreto, la cueva de El Castillo, a una amplia gama de publicaciones de carácter esencialmente descriptivo, y en el peor y más abundante de los casos, a la publicación de hallazgos aislados descontextualizados. Con estos precedentes, el objetivo central del proyecto de investigación que en los últimos años hemos venido desarrollando en el Dpto. de Ciencias Históricas de la Universidad de Cantabria (Montes, 1993, 1999 y 2003) ha sido el de sistematizar la información disponible, producto de las investigaciones sobre diversos yacimientos al aire libre y en cueva de la región, con el fin de establecer un marco de conocimiento genérico del período que sirvan de partida a futuros trabajos sobre el tema. MA R. MONTES BARQUÍN MAR CANTÁBRICO Bayona Santander San Sebastián Bilbao MESETA VALLE DEL EBRO De esta manera, fue revisado todo el material disponible en los museos regionales (Museo de Prehistoria de Santander y Museo de Altamira), el material de las excavaciones de H. Obermaier en El Castillo depositado en el Museo Arqueológico Nacional (Madrid) y diversas colecciones particulares. El intento de análisis de los grupos humanos del Paleolítico Inferior se realizó a partir de dos vías de acercamiento, que ulteriormente fueron relacionadas: -El estudio de la distribución espacial de los yacimientos y del grado de dispersión de los materiales en los mismos, partiendo del supuesto de que esta distribución no era aleatoria y de que debía reflejar algunas de las pautas de comportamiento cultural y económicas de los grupos humanos que estudiamos. Cabía esperar también que la información resultante de este aspecto complementaría los estudios técnicos y tipológicos. -El estudio técnico y tipológico de los materiales líticos, que hizo especial incidencia en el aprovisionamiento de materias primas y en las influencias de las variedades líticas en las técnicas de talla empleadas. Se realizó un estudio sistemático de todos los materiales líticos a partir de las tipologías tradicionales de Bordes (1961) y Tixier (1957). Además, se optó por incorporar el análisis de cadenas operativas líticas (Geneste, 1995; Böeda et al., 1990; etc) a los conjuntos. Historia de la investigación sobre el Paleolítico Inferior en Cantabria. A pesar de que, como acabamos de exponer, las primeras referencias al descubrimiento de yacimientos del Paleolítico Inferior se producen desde el inicio de la investigación científica en nuestra región, a principios del siglo XX, lo cierto es que el grado de desarrollo historiográfico que sobre el tema se ha obtenido 0 50 100 Km puede calificarse como de secundario y de muy limitado. En una primera etapa, entre el inicio del siglo XX y el comienzo de la Guerra Civil, el objetivo de los prehistoriadores locales y foráneos se centra en el descubrimiento y análisis de los yacimientos con arte rupestre, y en el establecimiento de una secuencia crono-cultural, para lo cual el papel del depósito arqueológico de la cueva de El Castillo fue decisivo (Obermaier, 1916 y 1925). Los niveles basales de esta cavidad, junto con algunos hallazgos en superficie de "hachas de mano en cuarcita" (Panes, San Felices de Buelna), suponen la base cronológica de esta secuencia cultural. Poco después, se suman a este primer panorama los hallazgos -nunca detallados ni analizados mínimamente- del P. Jesús Carballo, quien en 1922 expone un breve estado de la cuestión centrado en reseñar los hallazgos propios y no los caracteres de los conjuntos referenciados. Con la publicación del yacimiento de los alrededores de Altamira (Breuil, Obermaier, 1935), primera publicación detallada de una serie lítica inferopaleolítica de la Región Cantábrica, finaliza este período historiográfico, saldado con apenas una decena de referencias, siempre secundarias y de escaso alcance. Tras el final de la Guerra, y hasta el inicio de los años 80, las referencias a estos yacimientos se vuelven aún más escasas y el interés de los investigadores se aleja decididamente de los conjuntos anteriores al complejo Musteriense . La única referencia (erudita en muchos de los casos) que se documenta en la bibliografía es la de la cueva de El Castillo. Tan sólo los hallazgos de Sáez Martín (1956) en la zona de Rostrío, la revisión del conjunto de los alrededores de Altamira (González Echegaray, 1958), 41 El Paleolítico Inferior en Cantabria Zona estudiada 30 25 20 15 10 5 Nº de yacimientos 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110 120 130 140 150 160 170 180 190 200 210 220 230 240 250 260 270 280 290 300 310 320 330 340 350 360 370 380 390 400 410 420 430 440 450 460 470 0 Kilómetros 3 3 0 0 1 3 1 1 7 27 15 8 0 0 0 0 0 2 0 0 4 7 8 15 17 19 15 2 1 3 2 0 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 1 1 4 2 0 1 OESTE ESTE Fig. 2.- Densidad de yacimientos a lo largo de la Región Cantábrica (cada 10 km). y la publicación de un trabajo bibliográfico sobre el Paleolítico Inferior en Asturias y Santander (Peña Sánchez, 1978), merecen una reseña dentro de una fase en la cual se desarrollan las primeras excavaciones con metodología moderna, de la mano del Dr. González Echegaray (Rascaño, Otero, Morín), y en la que se aborda el análisis de grandes secuencias de los inicios del Pleistoceno Superior (El Pendo -González Echegaray, 1980-; Morín -González Echegaray, Freeman, 1971 y 1973-), pero sin profundizar en las bases estratigráficas de estas secuencias. La última etapa, a partir del inicio de la década de los 80, coincide con el desarrollo de los trabajos de campo del Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica (C.A.E.A.P.), el cual, en una labor aditiva centrada en la resolución de las diversas Cartas Arqueológicas de la Región, descubre casi un centenar de estaciones atribuibles al Paleolítico Inferior, entre las que destacan El Linar (yacimiento en cueva), Cuchía, Oyambre, Suances, Hondal, Peña Caranceja, y La Verde, entre otros. Los hallazgos del C.A.E.A.P. se recogen, además de en las diversas Cartas Arqueológicas (p.ej. Muñoz et al., 1987a y 1987b), en dos trabajos que tratan de sistematizar la información obtenida de sus hallazgos (S. Miguel et al., 1984; Muñoz y Malpelo, 1992: 130133), si bien con resultados parciales y limitados. 42 La aparición de la tesis de la Dra. Cabrera (1984) sobre las excavaciones de Obermaier en El Castillo, y el trabajo sobre los depósitos sedimentarios de varias cavidades de Cantabria (Castillo, El Pendo y Morín, entre otros) aportado por Butzer (1981) completan el panorama. Ya por último, y en los últimos años, se ha venido llevando a cabo una amplia gama de actuaciones arqueológicas, dentro del proyecto "Los complejos industriales pre-würmienses en la Región Cantábrica" que desarrollamos desde el Museo de Altamira y el Dpto. de Ciencias Históricas de la Universidad de Cantabria. Estas actuaciones se centraron en la revisión de todas las colecciones almacenadas en los distintos Museos, en la sistematización de todos los datos obtenidos hasta el momento (Montes, 1993 y 1999), y en la excavación de varios yacimientos, tanto al aire libre (La Verde, El Hondal), como en cueva (El Pendo, Covalejos y El Linar), que pretendían obtener datos de corte cronológico y medioambiental que completasen los datos tecnológicos y tipológicos que reseñaremos en los siguientes apartados. Además, se han realizado estudios geológicos sobre depósitos con materiales inferopaleolíticos (principalmente sobre depósitos fluviales) que permitirán un conocimiento más exacto de la génesis, formación y caracteres de estos yacimientos (Montes, 2003). R. MONTES BARQUÍN + 40 0 0 -4 -80 -100 20 -1 Oviedo Santander A-8 -140 Herrera -80 LA VERDE Maliaño A-8 Zona III Arce 0 -12 Bilbao Zona I -40 N-623 M. N. Macizos calizos Burgos MUNICIPIO DE CAMARGO 0 LA VERDE. Campañas 1992,1993 y 1994. +40 +100 Tapines de tierra vegetal 0 25 m. Campaña de 1992 Campaña de 1993 0 2m Campaña de 1994 E F G H 2 4 4 0 3 5 1 17 4 5 0 1 4 5 2 2 3 6 4 2 0 7 ZONA III. ZONA I. Q R S T U 19 10 3 N.M. 0 4 8 12 m. V W X Y 6 23 12 5 18 3 12 15 25 11 12 19 20 2 16 18 7 20 32 14 25 39 24 35 14 15 21 19 14 23 17 10 7 22 19 22 42 24 10 5 23 Fig. 3.- Localización y topografía del yacimiento de La Verde, con indicación de las áreas excavadas. Densidad de materiales líticos recuperados en las zonas I y III del yacimiento (materiales del horizonte B). Paralelamente, se han conocido nuevas aportaciones centradas en la serie basal (niveles 23-26) de la cueva de El Castillo, de las cuales sólo merece una especial atención la referida a la cronología de estos niveles (Bischoff et al., 1992; Straus, 1992), que ha aportado nuevos elementos de discusión y análisis sobre la cronología de las series pre-würmienses regionales. A este respecto, la fechación del nivel 23 del Castillo, que sella la secuencia inferopaleolítica del yacimiento, ha supuesto un hito que marca un punto de inflexión en la investigación sobre el período. La lectura de nuestra tesis doctoral (1999) y su posterior publicación (en 2003) ha completado el panorama que, hasta la fecha actual, puede ofrecerse sobre el estudio y análisis de las primeras ocupaciones humanas de la región. 43 El Paleolítico Inferior en Cantabria La distribución espacial de las evidencias. La Región Cantábrica, conformada a manera de corredor, se compone -en una visión muy sintéticade un frente montañoso formado en la orogenia alpina, una serie de valles ortogonales alineados y perpendiculares a la línea de costa y de una plataforma litoral que en algunas zonas desaparece (la marina). De estos tres ámbitos, es éste último el que acoge la mayor parte de las estaciones inferopaleolíticas, si bien los valles medios de las principales cuencas fluviales acogen un buen número de yacimientos. Por encima de los 400 m no se registran asentamientos en la vertiente septentrional de la Cornisa, si bien en el Valle de Campoo (vía natural de comunicación entre la Meseta y la Región Cantábrica, y ubicado a más de 800 m de altitud en la vertiente meridional) se vienen documentando algunos indicios, muy probablemente relacionados con la red de yacimientos del alto Pisuerga. A pesar de algunas deficiencias en la prospección, a su desigual intensidad según áreas, y a los procesos de alteración naturales y antrópicos, la distribución de los más de 100 yacimientos y hallazgos aislados localizados en este área ha permitido un mínimo acercamiento a la distribución original del registro arqueológico, pudieron observarse algunos aspectos de interés: -Existe una selección de los lugares de actividad (la distribución no es aleatoria), los yacimientos se concentran en la zona costera y en los valles medios y bajos de los cursos fluviales (valles amplios y planos del centro de la región). -Se produce un claro dominio de los yacimientos al aire libre, debido tanto al desconocimiento actual de las bases estratigráficas de la mayoría de cuevas de la región, como a las diferencias en las estrategias económicas de subsistencia de los grupos inferopaleolíticos en relación con los de períodos posteriores (distinto grado de polarización de actividades en los yacimientos de hábitat). -Los contextos geológicos en los que aparecen los materiales son poco variados: depósitos fluviales, estructuras edáficas y materiales de superficie, al margen de los yacimientos en cueva (Linar, Castillo..). -Se han podido discriminar cinco tipos de ubicación preferente, dos propios de la costa, otros dos de la zona interior y uno compartido: a) Costa: Tipo 1. Pequeñas elevaciones dominantes cercanas a desembocaduras fluviales, playas, calas, bahías, y en general a zonas poco abruptas y de fácil acceso. 44 Tipo 2. Laderas de las cuencas bajas de los ríos, próximas a la zona de estuario, pero no en la línea de costa b) Costa e interior: Tipo 3. Fondos de valles, en depósitos fluviales y suelos c) Interior: Tipo 4. Pequeños llanos en laderas poco pronunciadas de los valles medios, al interior de la región. Tipo 5. Cimas de altozanos, nunca por encima de los 400 m de altura, dominando el paso entre valles. La distribución observada sugiere un modelo de asentamiento muy similar al descrito por C. Gamble como "modelo 1" (Gamble, 199: 415-426), caracterizado por su condición de "extrayacimiento", con tan sólo dos yacimientos de hábitat claros, Linar, Castillo y Covalejos (todas en cueva). Por el contrario, los yacimientos al aire libre parecen responder al abandono de útiles tras el desarrollo de alguna actividad puntual de subsistencia, independientemente del tamaño (en número de elementos recuperados) del mismo. Los cursos fluviales actúan como áreas preferentes de ocupación, algo lógico ya que son las zonas de mayor potencial en recursos (materias primas, caza, vegetales, etc.), siendo especialmente densa la ocupación en las áreas cercanas a desembocaduras y estuarios. En los casos de grandes acumulaciones de materiales líticos, como en el yacimiento de Cuchía (con más de 1.400 elementos líticos), todo apunta a que nos encontramos más ante la acumulación reiterada de pequeños asentamientos que ante ocupaciones prolongadas, cuestión ésta también documentada -a partir de la dispersión del material-, en el yacimiento de La Verde (Montes et al., 1993; Montes y Muñoz, 1994), en el cual se observan pequeños asentamientos ocupando un mismo espacio geográfico. Caracteres tecnotipológicos de las industrias. La característica general de la adquisición y producción líticas es, sin duda, la inmediatez de los procesos, realizados muchas de las veces sobre el mismo espacio físico. La Adquisición de los recursos líticos es básicamente local. El utillaje se realiza sobre variedades líticas localizables en las inmediaciones del yacimiento (o en muchos de los casos del mismo lugar), principalmente cantos rodados de arenisca, la materia más sencilla de localizar. La litología mesozoica de la región condiciona la aparición de cantos de arenisca y no de cuarcita, convirtiéndose la primera en la materia más frecuentemente empleada y la segunda en material R. MONTES BARQUÍN escaso y muy seleccionado a la hora de la producción. La arenisca, material resultado de un proceso de diagénesis que cementó depósitos sedimentarios de arenas y limos con abundantes materiales silíceos, se presenta en diferentes grados de cementación obteniéndose, en los cantos con un grado suficiente de cementación, una talla concoidea muy similar a la que resulta de la talla de variedades cuarcíticas. El sílex, relativamente abundante en forma de nódulos de pequeño tamaño, es moderadamente empleado, especialmente en los asentamientos en cueva, si bien -y tal y como las excavaciones en el yacimiento de La Verde han demostrado-, en los conjuntos al aire libre debió de tener una mayor importancia de la que se constata -frecuencias siempre bajas-, probablemente debido a una deficiente conservación del material en los yacimientos de superficie. YACIMIENTOS Arenisca Cuarcita Sílex Ofita Cuarzo Caliza Otros Número total de restos líticos. Cúlebre 87,4 12,5 0 0 0 0 0 191 Oyambre 76,2 22,2 0,9 0 0 0 0,4 206 Altamira 83,2 14,5 1,5 0 0 0 0,7 136 Hondal 88,8 7,09 3,01 0 0 0 1,07 465 Suances 81,3 11,6 0 0 0 0 6,9 86 Cuch¡a 79,7 14,6 2,6 0 0 0 2,8 558 El Linar 95,2 0,4 0,1 0 0,7 0 3,3 580 P. Caranceja II 86,2 10 2,5 0 0 0 1,1 185 Somocuevas 57,5 30,1 5,6 2,8 0 0 3,7 106 La Verde (superficie) 79,8 9,7 7,3 0,6 0 0 2,4 164 La Verde (zona I) 39,2 14,2 42,8 0 1,8 0 1,8 56 La Verde (zona III) 33,3 19,1 43,05 0 2,4 0 1,4 618 Rostr¡o 78,7 15,6 1,5 0 0 0 4 198 El Castillo, 24 28 19,2 25,6 6 0 18 3,2 250 El Castillo, 25 57,9 15 9,2 1,9 0 14,8 0,8 323 El Castillo, 26 31,9 46,8 0 0 0 14,8 6,3 49 Ramales 78,8 5,6 0 4,2 0 0 11,2 71 Tabla 1.- Frecuencia de materias primas en yacimientos del Paleolítico Inferior de Cantabria. La ofita apenas se emplea -esporádicamente en la fabricación de hendedores- y la caliza tan sólo aparece en cantidades considerables en las series de El Castillo. En la cuenca del Asón se documenta el empleo de variedades locales de calizas y margas. Existe una especialización regional en el uso de las materias primas, derivado del localismo, siendo más empleado el sílex al Oriente y menos hacia el Occidente (en dirección a Asturias), en donde el sílex es prácticamente inexistente en los conjuntos. Por el contrario, la cuarcita posee un comportamiento opuesto, siendo más abundante hacia el Occidente. La arenisca, muy abundante en toda la región mantiene su frecuencia en todas las áreas. La composición de materias primas y las estrategias de captación documentadas individualizan claramente los conjuntos del Paleolítico Inferior 80,0% 2,0% 6,0% 12,0% Arenisca Cuarcita Sílex Otros Fig. 4.- Frecuencias de aparición de materias primas líticas en yacimientos de Cantabria (media de los yacimientos con más de 30 efectivos líticos). de los de períodos posteriores, especialmente de los del Paleolítico Medio, de los cuales difieren no sólo en las frecuencias de aparición de las variedades líticas, sino además en los territorios de circulación y en la estrategia general económica que articula la captación (Montes y Sanguino, 1994). La Producción lítica sobre areniscas se caracteriza por la sencillez de los procesos de desbastado y talla. Los elementos más frecuentes son los productos de decorticado, especialmente de decorticado primario -incluidos los soportes del utillaje-. En el caso de la cuarcita los comportamientos son similares, si bien se denota un aprovechamiento superior del material y una mayor selección para el retoque. Entre los núcleos, caracterizados por bajos índices de explotación, destacan los irregulares y los unidireccionales de plano de percusión cortical (N.U.P.C., Arias Cabal, 1987), morfológicamente muy similares a un chopper. Las técnicas complejas de producción (levallois, talla de núcleos centrípetos, y en general la extracción de productos internos) tan sólo poseen importancia en algunas estaciones que documentan una reiterada ocupación, o bien ocupaciones más prolongadas, como La Verde, El Castillo y Linar. El sílex presenta elevados índices de explotación en los escasos núcleos recuperados. Las técnicas de extracción de soportes, aún dentro de la sencillez, presentan un grado de complejidad superior al empleado en la talla de otras variedades líticas y su selección para el retoque es la mayor entre todas las materias primas, algo que denotan las colecciones de El Castillo y muy especialmente La Verde, donde el sílex es reiteradamente empleado para la fabricación de útiles y donde se documenta el retoque tipo Quina en las raederas, prácticamente inexistente en las elaboradas sobre materiales fácilmente accesibles. Por lo que al Utillaje resultante hace referencia, los tipos más frecuentes son los hendedores, los 45 El Paleolítico Inferior en Cantabria cantos tallados, las escotaduras y las raederas. Los denticulados, los bifaces, y en general el resto del utillaje, son más escasos. productos (hendedores especialmente). Los elementos con retoque unifacial son muy superiores a los bifaciales, incluso entre el macro-utillaje (sólo los bifaces presentan retoque bifacial de forma sistemática). El uso del percutor blando parece muy restringido y sólo se documenta con claridad en algunas piezas elaboradas sobre sílex y cuarcita. Entre el macro-utillaje, dominan los hendedores sobre los bifaces, en general escasos, siendo los del tipo 0 de Tixier (1957) los que presentan -de forma abrumadora- mayores frecuencias. Los bifaces, en general espesos y de facturas toscas, aparecen representados por ejemplares de aspecto arcaico -preferentemente fabricados sobre espesas lascas de decorticado primario de arenisca- y por picos triedros. Los cantos tallados son muy abundantes en yacimientos al aire libre con altas disponibilidades de cantos y son escasos en los asentamientos en cueva o en los que, como La Verde, se encuentran alejados de las fuentes de aprovisionamiento de cantos rodados. Dominan, en este último grupo, los choppers -realizados a base de someras extracciones unidireccionales- sobre los chopping-tools, y los discos y esferoides son anecdóticos. La polarización en una abanico limitado de tipos es, sin duda, la principal característica, si bien en las series procedentes de cuevas es observable una mayor diversificación, muy probablemente en relación con la mayor diversificación de las funciones que se desarrollaron en estos hábitats. En realidad, creemos que existe una relación entre los caracteres de los complejos industriales descrita y la distribución observada de yacimientos. Esta relación es observable en las diferencias entre yacimientos al aire libre y en cueva. En los primeros es pequeña la diversidad de tipos y domina el macro-utillaje, cantos tallados y hendedores principalmente, con un escaso utillaje sobre lasca polarizado en escotaduras, raederas y algunos cuchillos de dorso natural. En las series procedentes de cavidades (Castillo y Linar) aparecen pocos macro-útiles, muchos útiles sobre lasca y una superior diversidad de tipos. El utillaje sobre lasca aparece polarizado entre el grupo de las raederas (básicamente simples y de retoque sobre cara plana) y el de los denticuladosescotaduras, siendo el resto de los elementos, salvo excepciones, escasos. El grupo levallois posee casi siempre frecuencias discretas y los elementos típicos del Paleolítico Medio (puntas musterienses, limaces, raederas convergentes, puntas de Tayac, etc) y Superior (buriles y raspadores) son escasos. Los cuchillos de dorso natural son frecuentes. Estas diferencias reflejan un diferente grado diversificación y concentración de actividades, cuevas han sido más reutilizadas, mientras yacimientos al aire libre parecen el resultado actividades puntuales. El modo de retoque más empleado es el simple, si bien el modo plano es frecuente en algunos ADQUISICION TIPOS YACIMIENTOS 0 "Inmediatez" sería, por lo tanto, la palabra que PRODUCCION 1 2 3 Cuchillo Bloques, dorso Cantos Lasca d.1º Lasca d.2º natural 4 5 6 7 Punta Levallois Lasca simple Hojas, Láminas Lasca Levallois de las los de 8 CONSUMO 9 10 11 N. Núcleo Irregular N. Levallois Centr¡peto Discoide N.U.P.C. 12 Otros 13 14 15 16 17 Piezas Desechos Utiles Nucleares de talla Macroútilessobre lasca Debris Nº TOTAL DE PIEZAS Cúlebre 17 4 16 2 2 - 1 - - - 2 2 1 - 117 15 11 1 191 Oyambre 23 8 10 2 1 - - - 10 - - 12 1 - 32 88 19 - 206 Altamira 4 3 23 1 - - - - 5 - - 7 1 - 2 56 34 - 136 El Hondal 3 15 88 2 127 12 2 1 3 1 2 9 3 - 17 17 20 143 465 Suances - 4 19 - 5 - - - 1 - - 3 1 1 17 22 9 8 90 Cuch¡a 10 49 92 3 26 - 2 3 15 1 15 22 4 5 93 167 51 - 558 El Linar 2 51 107 11 53 5 6 - 22 - 6 - 2 - 88 36 190 - 579 Caranceja II 24 9 34 4 11 3 1 1 14 - - 6 7 - 6 32 33 0 185 Somocuevas 6 5 9 1 3 - - 1 2 - 1 2 1 - 45 23 7 - 106 La Verde s. 7 4 14 1 8 - 2 - 3 - - 7 - - 63 32 20 3 164 La Verde I 7 3 4 2 9 4 - - 1 - - - - - 8 6 12 - 56 La Verde III 111 13 55 4 109 9 1 - 6 - 2 1 5 - 158 30 109 5 618 Rostr¡o 5 14 12 4 7 - 4 - 2 1 1 3 2 - 17 92 33 4 201 Castillo, 24 1 2 16 2 34 5 3 3 21 4 11 2 19 2 21 13 90 1 250 Castillo, 25 - 10 68 2 56 4 4 3 26 4 9 1 11 4 28 10 82 1 323 Castillo, 26 - - 13 1 1 1 - - 6 - - - 1 - 5 2 19 - 49 Ramales 2 7 14 - 5 - - - 9 - 3 2 - - - 4 25 - 71 Tabla 2.- Distribución de materiales por elementos de la cadena operativa lítica (a partir de J.M. Geneste, 1995). 46 R. MONTES BARQUÍN TIPO DE YACIMIENTO CANTOS TALLADOS Cueva Escasos Aire libre con más de 85 restos líticos Dominan o Bien representados BIFACES HENDEDORES Escasos Representación media Bien representados PRODUCTOS DE TALLA Dominan Representación media Representación Bien representados Escasos o Representación media o Dominan Representación media media Aire libre >30 <85 Escasos o Representación restos líticos Representación media media Aire libre con menos de 30 restos líticos UTILES SOBRE LASCA Bien representados Bien representados Escasos Escasos Dominan Escasos Escasos o Ausentes Fig. 5.- Resumen de las características tipológicas de los conjuntos líticos inferopaleolíticos del Cantábrico. - Ausentes Escasos Representación media Bien representado + Dominan en los conjuntos mejor define los comportamientos referidos a la producción lítica durante el Paleolítico Inferior en nuestra región. El solapamiento espacial y temporal de los procesos de aprovisionamiento, manofactura y empleo, especialmente en los yacimientos al aire libre, y también -aunque en menor medida- en cueva, derivan en la aparición de productos poco elaborados y de una alta homogeneidad técnica y tipológica, más acentuada en las series abandonadas al aire libre. SIMPLICIDAD (de los procesos técnicos de producción) ¯ ALTA UNIFORMIDAD (escasa variabilidad técnica y morfológica) ¯ BAJA ESPECIALIZACION FUNCIONAL ¯ = INMEDIATEZ (de la captación, transformación, uso y abandono de los elementos líticos) Claves de las estrategias de producción lítica de los complejos industriales del Paleolítico Inferior en el Centro de la Región Cantábrica. La cronología. Quizás sea éste el apartado en el que nos encontramos con mayores problemas y con una mayor inseguridad, derivado de las escasas bases cronológicas disponibles. El período cuenta con una sola base asentada, la cueva de El Castillo, careciendo el resto de yacimientos de estudios geológicos de detalle que sirvan como punto de partida al establecimiento de una crono-estratigrafía mínimamente fiable. Existe, además, una incertidumbre latente que afecta a las diferencias entre conjuntos, básicamente Castillo y los yacimientos al aire libre, ya que éstas pueden deberse a diferencias funcionales y no a una cuestión cronológica, tal y como se ha venido suponiendo a partir de las diferencias técnicas y tipológicas. Pese a todo, existen algunas otras bases, más o menos sólidas, que permiten un somero acercamiento a la cronología de estos conjuntos, las cuales pueden ofrecer una idea bastante aceptable de la antigüedad de los mismos: A) La costra estalagmítica del nivel 23 de la cueva de El Castillo, que sella los niveles asignados al Paleolítico Inferior por Obermaier (1916-1925) y por Cabrera (1984), proporcionó una datación de 89.000 (+11.000, -10.000) años B.P. a través de una serie de Uranio/Thorio (Bischoff, et alii, 1992), lo cual sitúa estas capas (26-24) dentro del estadio isotópico 5, con una cronología probable centrada en el Interglaciar Riss-Würm, en consonancia con lo expuesto por otros autores (Butzer, 1981; Straus, 1992) a partir de datos sedimentológicos y faunísticos. Igualmente, la datación muy reciente- de una costra en la base de Covalejos (Velo, Piélagos), que ha permitido fijar en 101.000 B.P. el límite inferior de aparición de industrias musterienses en la secuencia (por debajo se documentan únicamente industrias sobre arenisca de aspecto inferopaleolítico, asociadas a fauna templada Dicerorhinus kirsbergensis-). B) La comparación de los yacimientos estudiados (tanto de superficie como de cueva) con los yacimientos del Würm antiguo con industrias de atribución tipológica y crono-estratigráfica indudablemente Musteriense (tanto en cueva -Morín, El Pendo, Castillo, Covalejos...- como al aire libre). Esta comparación arroja diferencias netas en dos aspectos en nuestra opinión decisivos: B.1) Materias primas: en los conjuntos que hemos analizado la materia prima dominante es la arenisca procedente de cantos rodados, complementada con otras variedades como el sílex y la cuarcita, si bien con porcentajes discretos. Esto es observable incluso en los yacimientos en cueva, Linar y especialmente Castillo, donde las capas 2624 presentan altos porcentajes de arenisca, frente a las capas 22-20 del mismo depósito. En los yacimientos claramente Musterienses del Würm antiguo se produce un casi total abandono de la arenisca y un importante incremento de los porcentajes de otras materias primas -especialmente de la cuarcita, el sílex, y en menor medida, de la ofita-, tanto en los yacimientos en cueva, como en los conocidos al aire libre (Isla, Habario, Panes II o Ubiambre), que tipológicamente también parecen posteriores a las series analizadas en nuestro trabajo. Parecen existir, por tanto, comportamientos diferentes en la captación de materias primas líticas del territorio estudiado, entre horizontes pre-würmienses y los del Würm antiguo, que no 47 El Paleolítico Inferior en Cantabria -Distinta frecuencia en los tipos de núcleo. En las series musterienses aumenta el número de los discoides, levallois y centrípetos. -Frecuencias netamente diferentes en la composición de los soportes, tanto retocados como sin retocar. Frente a elevados porcentajes de lascas de decorticado -principalmente primarias- en las series pre-würmienses, los conjuntos asignables al Musteriense ofrecen una mayor diversificación, con frecuencias elevadas de lascas internas o simples, hojas, lascas y puntas levallois, etc. -Descenso de efectivos, en las series Musterienses, de macro-útiles. Desaparición de picos triedros y, prácticamente, ausencia de bifaces y cantos tallados. Se documentan algunos discos, ausentes en las colecciones inferopaleolíticas. -Aumento y diversificación, en los conjuntos del Paleolítico Medio, de los tipos sobre lasca. Mayor presencia de útiles levallois y aparición de elementos específicos (limaces, puntas musterienses, etc). Creemos, por tanto, que los yacimientos estudiados deben ser encuadrados -en su mayor parte- en momentos pre-würmienses. Casi todos ellos encajan tipológicamente dentro de los caracteres propios del Achelense Superior, si bien las colecciones de Castillo 24 y 25 se acercan más a los caracteres del complejo industrial Musteriense. Dentro de este esquema cabría quizá ordenar cronológicamente algunas diferencias en la composición técnica, tipológica y de materias primas de los conjuntos: -Un grupo propio del Achelense Superior (cuyo ejemplo más paradigmático es la serie del yacimiento de Cuchía). -Otro que presenta algunas características que anuncian ya los elementos de cambio del Paleolítico Medio (serie de La Verde). 48 PLEISTOCENO SUPERIOR B.2) Existen, además, diferencias en las estructuras técnicas y tipológicas derivadas, en nuestra opinión, de la diferencia cronológica. Estas diferencias se resumen en los siguientes aspectos: PERIODOS SECUENCIA GEOLÓGICOS ALPINA CRONOLOGÍA GRUPO ESTADIO ABSOLUTA FAUNÍSISOTÓPICO (años B.P.) TICO 4 WÜRM I 74.000 WÜRM INICIAL F 118.000 Oyambre Castillo 25 Somocuevas Covalejos Q La Verde Caranceja II Ramales Cuchía 6 Castillo 26 (?) 186.000 II Castillo 24 El Hondal 5e 128.000 RISS Morín 21 y 22 Castillo 23 5b 5c 5d RISS WÜRM YACIMIENTOS Pendo XVII Pendo XVIII 5a III PLEISTOCENO MEDIO son explicables por una distinta funcionalidad de los sitios, en cuanto que se reconocen -con distinta intensidad- tanto entre yacimientos al aire libre (con industrias tipológicamente achelenses o musterienses), como entre yacimientos en cueva (Linar, Covalejos y Castillo 26-24, frente a Castillo 22-20, Morín 17, El Pendo XVI y XIV). E 7a 7b I MINDEL RISS 7c 245.000 8 303.000 9 339.000 10 362.000 11 423.000 D Fig. 6.- Ordenación cronológica del Pleistoceno Medio y Superior inicial con la posición relativa de los principales yacimientos de Cantabria de la fase. -Y el tercer grupo, que lo componen las colecciones de Castillo (básicamente 25 y 24) encuadrables ya, en nuestra opinión, dentro del complejo industrial Musteriense (si bien con caracteres "arcaicos"). Sin embargo, no estamos demasiado seguros de que esta división no reproduzca, tan sólo, una gradación de los yacimientos en cuanto a la fiabilidad de la muestra disponible, o en cuanto al grado de representatividad de la muestra analizada respecto a la realidad original. Conclusiones. El estado actual de conocimiento sobre los complejos industriales pre-würmienses en el centro de la Región Cantábrica, a la vista de los datos expuestos y de los trabajos recientemente aparecidos (Montes et al., 1991, 1993; Montes, 1993; Montes y Muñoz, 1994; Montes, 2003, etc), puede definirse aún como de deficitario, más si lo comparamos con el obtenido de otros momentos posteriores. Las carencias se centran, especialmente, en la escasez de datos crono-estratigráficos, lo que se concreta en la inexistencia de análisis geológicos de detalle en contextos arqueológicos y en la escasez de dataciones absolutas, de las cuales sólo disponemos de dos efectivos referidos a las cuevas El Castillo (Bischoff et al., 1992) y Covalejos-, y paleoambientales -de los cuales tan sólo se poseen los referidos a la fauna de los niveles 26-24 de El Castillo, si bien se trata de R. MONTES BARQUÍN Sistema de asentamiento Continuado en zonas geográficas reducidas. Estrategia de subsistencia Caza y carroñeo principalmente. Oportunismo y escasa previsión. Agotamiento de los recursos de la zona y búsqueda de nuevas fuentes de recursos. Características de la estrategia de subsistencia Inmediatez Ordenación del hábitat Acumulativo. Raras veces entorno a un lugar de residencia más o menos permanente. Circulación de materias primas Historia del asentamiento Solo locales Uso y abandono inmediato tras la finalización de las labores de subsistencia en el mismo. En ocasiones, se reutiliza un lugar, siempre en función de la recuperación de los recursos de la zona. Carlos Glez. Luque ‘93 Fig. 7.- Esquema del modelo interpretativo de las estrategias de subsistencia en Cantabria durante el Paleolítico Inferior (adaptado a partir de C. Gamble, 1986: 416-417). estudios antiguos o parciales-. No se poseen, además, datos paleoantropológicos de entidad del período. Con este panorama, tan sólo disponemos de una larga lista de yacimientos al aire libre que permiten un limitado acercamiento, que se restringe al análisis de la distribución espacial de las evidencias en la región y al análisis técnico y tipológico de las series líticas. Los resultados pueden resumirse en los siguientes puntos: 1. Existe una selección de la áreas geográficas de hábitat: las cuencas fluviales, tramos medios y bajos de los ríos, y los puntos de fácil acceso a la costa (estuarios, bahías, calas, etc) actúan como focos de atracción. En estos lugares es abundante la materia prima lítica preferentemente empleada, la arenisca, y seguramente lo fueron el resto de recursos biológicos necesarios para la subsistencia de los grupos humanos. 2. La dispersión del registro sugiere un modelo de asentamiento "extrayacimiento", es decir, no basado en campamentos-base en torno a los cuales se articule un movimiento más o menos previsto. Todo apunta a que los grupos deambulan en busca de recursos sin establecimientos permanentes (González Sáinz y González Morales 1986:103-110). El Castillo, principal asentamiento en cueva, ofrece en los 49 El Paleolítico Inferior en Cantabria niveles formados durante el Paleolítico Inferior un palimpsesto de ocupaciones humanas y de grandes carnívoros que denuncian, pese a lo expuesto sobre el carácter del yacimiento, más una ocupación esporádica que un auténtico empleo de la cueva como asentamiento semipermanente (Straus, 1992). Otros yacimientos (al aire libre) con elevadas densidades de restos líticos, como Cuchía y -especialmente- La Verde, parecen el resultado de la acumulación de pequeños campamentos y no el de una ocupación prolongada por parte de un sólo grupo. No se ha documentado pues, hasta el momento, ningún yacimiento con posible función de "campamento-base". Por el contrario, son numerosos los yacimientos con un número muy limitado de materiales líticos, lo cual induce a pensar en pequeños asentamientos destinados a la resolución de una actividad de subsistencia puntual. el caso del sílex) son los más abundantes, seguidos de los unidireccionales de plano de percusión cortical -muy similares a un chopper- (Arias Cabal, 1987). Las técnicas de extracción de soportes centrípeta y levallois presentan frecuencias discretas, que tienden a aumentar en los yacimientos tipológicamente más avanzados (Castillo 25, 24 y La Verde). Los índices laminares son anecdóticos o inexistentes. Los soportes más frecuentes son los de decorticado, Los talones, derivado de esto último, son mayoritariamente corticales o lisos, siendo los índices de facetaje (tanto amplios como estrictos) muy bajos generalmente. 5. El utillaje se compone, preferentemente, de hendedores, cantos tallados unifaciales, raederas simples y escotaduras/denticulados. Otros productos, especialmente los característicos del grupo Musteriense y del Paleolítico Superior, son escasos o inexistentes en los conjuntos. Entre el macroutillaje dominan los hendedores tipo 0, seguidos por los cantos tallados -preferentemente unifaciales-, los picos triedros, y por último, los bifaces, generalmente de tipos espesos y de aspecto tosco y arcaico. Los discos y esferoides (estos últimos muy comunes en los conjuntos asturianos) aparecen muy esporádicamente y en muy escasas colecciones. Los útiles sobre lasca se polarizan en raederas y denticulados/escotaduras, siendo generalmente ejemplares muy someros. Los útiles compuestos son raros y entre las escotaduras, dominantes dentro del grupo de denticulados, son los ejemplares de técnica clactoniense los más frecuentes. 3. La captación de recursos líticos para la talla es local. Los lugares de actividad suelen superponerse a los de aparición de materias primas. La arenisca, de génesis diagenética, es la materia más empleada (además de ser la más abundante y fácilmente accesible); la cuarcita y el sílex -en general, escasos en la región- son seleccionados especialmente para la fabricación de útiles. Otras variedades líticas: calizas, ofita, margas, cuarzo, etc., aparecen en los conjuntos muy esporádicamente y siempre de forma local. 4. Las técnicas de explotación de los recursos líticos son sencillas e inmediatas, las producciones se caracterizan por una baja especialización funcional y por una escasa diversificación de los tipos. Los núcleos irregulares escasamente explotados (salvo en YACIMIENTOS I.L.tec Cúlebre Oyambre Alrededores de Altamira I.F.a. I.F.e. 6. La escasez de bases cronológicas imponen un severo sesgo en la contextualización temporal y cultural de muchos de los conjuntos, especialmente de I.Lam. I.L.ty. I.R. I.Ch. I.A.u. I.Q. I.B. I.H. G.I. G.II. G.III. G.IV. 4,16 5,71 5,71 0 4,34 8,69 4,34 0 0 4,16 4,16 7,69 15,38 7,69 7,69 0 7,89 7,89 0 0 7,5 7,5 1,25 0 16,66 11,11 0 38,88 22,22 16,66 0 9,18 9,18 0 0 39,53 13,95 6,97 0 23,21 44,15 0 54,83 25,8 0 1,04 10,8 6,27 3,11 11,53 3,84 0 7,69 0 0 23,52 15 5 30 5 Suances 0 13,72 3,92 0 0 10,52 5,26 15,78 0 10,52 24 0 28,57 42,85 0 Cuchía 1,73 14,87 12,45 0 3,96 7,93 4,76 1,58 0,77 16 32,25 11,36 29,54 11,36 31,81 El Linar 1,28 13,79 8,75 0 2,95 21,18 15,27 0 0 8,65 3,46 2,95 21,18 13,79 25,61 P. Caranceja II 0,44 7,82 4,92 3,35 2,5 35 10 2,5 0 4,76 36,5 3,22 48,38 3,22 29,03 Somocuevas 2,77 11,11 2,77 0 5,26 15,78 5,26 0 0 5 34,48 11,11 33,33 0 0 La Verde (superficie) 2,73 9,58 9,58 0 7,69 15,38 15,38 0 0 21,21 40,9 11,76 29,41 17,64 5,88 El Hondal La Verde I 0 0 0 0 0 16,66 8,33 0 0 20 20 0 33,33 16,66 16,66 La Verde III 0,36 15,16 6,85 0 0,92 24,07 6,48 0 0 3,57 17,55 1,02 26,53 7,14 34,69 Rostrío 4,28 9,28 7,85 0 7,69 11,53 3,84 11,53 0 16,12 54,38 11,11 16,66 27,77 5,55 Castillo 24 4,67 20,85 11,65 3,06 7,05 36,47 12,94 2,35 36,82 3,4 9,57 7,14 36,9 7,14 35,71 Castillo 25 4,85 15,31 5,53 2,12 9,33 32 14,66 1,33 15,48 3,84 7,4 8,97 37,17 11,53 15,38 Castillo 26 0 13,51 5,4 2,7 0 13,33 6,66 6,66 0 11,76 0 0 16,66 33,33 33,33 Ramales 0 8,33 4,16 4,16 0 16,66 4,16 0 0 4 7,69 0 20 5 35 Tabla 3.- Indices esenciales de F. Bordes de los principales yacimientos estudiados en Cantabria. 50 R. MONTES BARQUÍN los recuperados en superficie, lo cual redunda en que exista una inseguridad latente acerca del marco cronológico en que se produjeron las series industriales analizadas. La datación obtenida en el nivel 23 de El Castillo constituye por el momento el único efectivo de calidad obtenido, si bien algunos estudios geológicos vienen orientándonos en breve sobre la cronología relativa de muchas de las estaciones. trabajo, obtenido a partir de limitados elementos del registro arqueológico (básicamente las series líticas tipológicamente asignables al Paleolítico Inferior). 7. La reconstrucción ecológica supone otra laguna llamativa en el estado actual de conocimiento. Sin datos polínicos, sedimentológicos, micropaleontológicos, y con escasos datos paleontológicos de calidad (sólo disponemos de los datos de El Castillo y de algunos escasos hallazgos de faunas mesopleistocénicas en minas), el panorama se ensombrece aún más ante la dificultad de alcanzar depósitos sedimentarios del período (en las bases estratigráficas de las cavidades) y ante la ausencia de yacimientos con faunas en los depósitos al aire libre. BALDEON, A. (1990): "El Paleolítico Inferior y Medio en el País Vasco. Una aproximación en 1990." Munibe, 42. Sociedad de Ciencias Aranzadi. (pp. 11-22). San Sebastián. 8. Los conjuntos líticos analizados pueden ser encuadrados -técnica y tipológicamente- en el complejo industrial del Achelense Superior (Cuchía, Oyambre, La Veguilla, Suances, etc), si bien se documentan series tipológicamente más evolucionadas (caso de La Verde, Somocuevas...), y otras más cercanas al Musteriense (Castillo 25 y 24) que hemos asignado a un Musteriense "arcaico" o prewürmiense. A modo de reflexión final, creemos de interés señalar las líneas que actualmente se vienen desarrollando dentro de la investigación de las fases prewürmienses de ocupación humana de la región. A este respecto, las excavaciones sistemáticas en varios yacimientos al aire libre, La Verde (Montes, et al., 1993; Montes y Muñoz, 1994), y El Hondal han venido a marcar un hito, en tanto en cuanto que se trata de las primeras excavaciones sobre yacimientos de este período al aire libre que se desarrollan en la región. En paralelo, la revisión arqueológica de depósitos en cueva con indicios de estas cronologías (El Pendo y Covalejos), a las cuales se aplican analíticas para la obtención de datos paleoeconómicos y geo-cronológicos, completan el limitado panorama de información que hasta el momento había aportado la cueva de El Castillo, único yacimiento en cueva excavado (Obermaier, 1916-25; Cabrera, 1984). Todo ello, supone un cambio sustancial en las líneas tradicionales de acercamiento al período, basadas en una labor aditiva de nuevas estaciones y en limitados trabajos de corte tecno-tipológico, y permitirá, en un corto espacio de tiempo, ampliar el panorama de conocimiento expuesto en el presente Bibliografía ARIAS CABAL, P. (1987): "Acerca de la clasificación de un tipo de cantos tallados postpaleolíticos de la Región Cantábrica". Veleia, 4. (p. 99-118). Vitoria. BISCHOFF, J.F.; GARCIA, J.F.; STRAUS, L.G. 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