ASOCIACION DE SALESIANOS COOPERADORES Provincia “María Auxiliadora” de Sevilla Consejo Provincial-Vocalía de Formación www.cooperadores-sevilla.com [email protected] RASGOS DE LA ESPIRITUALIDAD DE SANTA MARÍA MAZZARELLO 0. Indicaciones metodológicas: Se propone iniciar el tema partiendo de la oración propuesta. 1. ORACIÓN: MARÍA MAZZARELO EXPRESIÓN DEL AMOR DE DIOS Ambientación: Contemplamos la santidad de María Mazzarello. Una santidad que se concretó en fidelidad solícita, bondad paciente, humildad sincera, pobreza rica en obras, obediencia vivida con alegría y plena confianza en Dios. Con ella y con la primera comunidad de Mornese, pedimos al Padre que siga prolongando hoy, en la Iglesia, su proyecto de santidad que consiste en: o Amar a los jóvenes como testimonio diario del amor del Padre. o Fidelidad a la labor educativa para ofrecer a los jóvenes un signo del amor inmenso de Dios. o Constancia en buscar a Dios y servir a la Iglesia, para responder con alegría a la llamada del Señor. Este es también nuestro modo concreto de vivir la santidad. Es el regalo que el mismo Espíritu nos da y que acogemos con gozo y responsabilidad. Canto: Te alabo Señor. MONICIÓN A LA PALABRA DE DIOS La experiencia concreta del amor de Dios da un aspecto nuevo a la vida: la colma de gratitud, de misericordia y de perdón. Las palabras que Pablo dirige a la comunidad de los Colosenses fue experiencia en M. Mazzarello. 1 PALABRA DE DIOS: Col. 3, 12-17. "Hermanos: como pueblo elegido y amado, sea vuestro uniforme: la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga queja contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo. Y celebrad la acción de gracias: la palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente, cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, ofreciendo la acción de gracias a Dios Padre, por medio de él." TIEMPO DE INTERIORIZACIÓN (reflexión personal) María Mazzarello no ha dejado una enseñanza sobre la cual se pudiese discutir doctamente. Sin embargo desde sus cartas se transparenta una espiritualidad que hoy tiene algo que decirnos. Es una espiritualidad sencilla que habita en una persona que se ha hecho sencilla y clara a través del encuentro con Jesús. Aparece en las cartas de Santa María Mazzarello un gran amor por Dios, por Jesús, por la Virgen María y por los otros. Este amor lo han percibido las hermanas; por ello han tenido gran confianza en ella. Hoy corremos el riesgo de escribir e indagar doctamente sobre la espiritualidad. La espiritualidad de María es espiritualidad vivida. Y es sencilla porque surge de un corazón sencillo. El corazón sencillo se hace uno con Dios. Y porque se hace uno, conoce sólo al uno: Dios, el verdadero fundamento de la vida. El corazón sencillo no tiene segundas intenciones: no quiere infundir respeto, no entiende servirse de Dios, sino que se entrega totalmente a Él. Jesús habla del ojo sencillo y puro. “Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará iluminado” (Lc 11,34). El ojo sencillo ve las cosas como son, ve sobre todo en la luz de Dios. María no habla de teología mística. Pero la sencillez del corazón demuestra que ella ha experimentado a Dios y que nada de esto que es humano le es extraño. Por eso puede hablar con amabilidad de las debilidades humanas, sin indignarse. Para María Mazzarello todo es natural: el amor de Dios, pero también las debilidades humanas. Quien en su corazón y en su mirada es sencillo, con frecuencia ve a las personas en su verdadero ser. La sencillez del corazón se capta en María también en el hecho de que ella busca sólo una cosa: amar a Jesús, gozar de su amor y hacer felices a aquellos que le son confiados. Leyendo las cartas de María Mazzarello, uno de los mensajes más importantes es éste: “Hazte sencilla, ¡Confía en el amor! No es tan complicado como tú piensas. Ama simplemente y está alegre. En nuestro mundo complicado, el mensaje que hoy la Santa nos regala, puede ser éste: Trata de elevar tu corazón y todo lo que hay en él, a la comunión con Dios. Verás cómo todo se hace sencillo y claro. Canto: Ubi caritas et amor, ubi caritas, Deus ibi est. (bis) TIEMPO DE COMPARTIR: podemos ahora de modo familiar y espontáneo hablar de M Mazzarello... lo que más nos llega, la experiencia que tenemos de ella, lo que más nos interpela... PADRE NUESTRO ORACIÓN: Santa María Mazzarello, tú que creaste en Mornese "la casa del amor de Dios", ayúdanos a anunciar con la vida el gozo de la resurrección y a construir comunidades ricas de interioridad y esperanza, donde los jóvenes se sientan acogidos, y donde la vida de cada día, vivida en la caridad activa y en la sencillez gozosa, continúe el "Magníficat" de María. Amén 2 TEMA: ESPIRITUALIDAD DE SANTA MARÍA MAZZARELLO BREVES RASGOS BIOGRÁFICOS María Dominga Mazzarello nació en Mornese, pequeño pueblo del norte de Italia, en el Piamonte, el 9 de mayo de 1837. La mayor de siete hermanos, de una familia profundamente cristiana. De adolescente ayudó a su padre, José, en las labores de los viñedos, demostrando gran energía para el trabajo. Después de una larga enfermedad disminuyeron sus fuerzas físicas y, con su amiga Petronila, aprendieron el arte de la costura y confección para poder recoger a las niñas del pueblo y enseñarles, a la vez que la costura, el amar al Señor y la vivencia de los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. Era una joven emprendedora y creativa. Participó con otras jóvenes del pueblo en la Asociación de las Hijas de la Inmaculada que creó, con ellas, el celoso párroco Don Domingo Pestarino que se encargó personalmente de su formación. La finalidad de la Asociación era la pastoral con las niñas y jóvenes del pueblo y el ejercicio de la caridad. Realizó con las niñas del pueblo una obra análoga a la del Oratorio que Don Bosco había creado en Turín para los muchachos, sin conocer todavía a Don Bosco. El encuentro se produjo en octubre de 1864, cuando Don Bosco visitó el pueblo de Mornese invitado por el párroco. Este encuentro fue decisivo para la creación del nuevo Instituto de las Hijas de María Auxiliadora que la misma Virgen, María Auxiliadora, en sueños, había pedido expresamente a Don Bosco que fundara para las niñas. En 1872 hizo María Mazzarello sus primeros votos religiosos en Mornese, junto a otras compañeras. Y así se inició el “Monumento vivo de gratitud de Don Bosco a María Auxiliadora”. María Mazzarello aprendió a escribir siendo ya superiora del naciente Instituto y asistiendo a las clases con las alumnas internas de la casa. Su afán por aprender el arte de la escritura fue para poder comunicarse con las hermanas que se marchaban a fundar nuevas comunidades y sobre todo con las misioneras que marcharon a América junto con las expediciones misioneras de los SDB. Muy pronto se extendió el Instituto por el norte de Italia, Francia y América. En España las fundaciones comenzaron después de la muerte de Santa María Mazzarello En la madrugada del 14 de mayo de 1881 murió Santa María Mazzarello en Nizza Monferrato, donde se había trasladado la sede central del reciente Instituto. Pio XI, en 1936, la declara Venerable y le confiere el título de “Cofundadora del Instituto de María Auxiliadora”. El 24 de junio de 1951 es canonizada por S.S. PioXII. 3 LA ESPIRITUALIDAD SALESIANA CON ESTILO MORNESINO: La caridad es el centro de toda espiritualidad cristiana: no sólo es el primer mandamiento, sino también la fuente de energía para seguir adelante. El fuego de la caridad en nosotros es un misterio y una gracia, no proviene de la iniciativa humana, sino que es una participación en la vida divina y un efecto de la presencia del Espíritu. No podríamos amar a Dios si Él no nos hubiera amado primero, haciéndonos sentir y dándonos el gusto y el deseo, la inteligencia y la voluntad para responder. No podríamos ni siquiera amar al prójimo y ver en él la imagen de Dios, si no tuviésemos la experiencia personal del amor de Dios. (Aguinaldo 2014). La caridad pastoral es el centro y síntesis de nuestra espiritualidad salesiana que tiene su punto de partida en la experiencia espiritual del mismo Don Bosco y en su preocupación por las almas. Después de Don Bosco sus sucesores han reafirmado esta misma convicción, que está expresada en el lema “Da mihi animas cetera tolle”. Don Bosco se cuidó personalmente de la redacción de las Constituciones del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora y, en el primer artículo del capítulo XIII pone en primer plano la virtud de la caridad: “una caridad paciente y llena de celo, no sólo con las niñas y jóvenes, sino también con cualquier persona con el fin de hacer el mayor bien posible a las almas”. Este fin vivido en el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora podemos encontrarlo en un precioso testimonio que nos ha dejado el Cardenal Cagliero. “Encargado por Don Bosco de la dirección del nuevo Instituto –atestigua Don Cagliero-, tenía que consultarle con frecuencia para orientarme con seguridad en la formación espiritual y religiosa de las Hermanas. Él, con toda amabilidad, me tranquilizaba y animaba diciendo: tú conoces el espíritu de nuestro Oratorio, nuestro Sistema Preventivo y el secreto de hacerse amar, escuchar y obedecer de los jóvenes, amándolos a todos y no mortificando a ninguno; asistiéndolos noche y día con paternal vigilancia, paciencia, caridad y benignidad constantes. Ahora bien, estos requisitos los posee la buena Madre Mazzarello y, por tanto, podemos confiar en el buen gobierno del Instituto y de las Hermanas. Ella no tiene otra cosa que hacer y no hace más que uniformarse al espíritu, al carácter y sistema propios de nuestro Oratorio y de las Constituciones y deliberaciones salesianas; su Congregación es como la nuestra, tiene el mismo fin y los mismos medios, que ella sabe inculcar con el ejemplo y la palabra a las Hermanas, las cuales, a su vez, y con el ejemplo de la Madre, más que superioras, directoras y maestras, son madres cariñosas para sus educandas”. Eso de que “ella no tiene otra cosa que hacer y no hace más que uniformarse” no se ha de entender en absoluto como asimilación pasiva de una realidad que le es extraña. La intervención de Don Bosco en la fundación del Instituto no violentó la semilla que el Espíritu Santo había suscitado en Mornese por obra de María Mazzarello (C. Colli) El biógrafo de la santa, F. Maccono, afirma que María Dominga Mazzarello, aún antes de conocer a Don Bosco, había sentido siempre un impulso divino y demostraba una clara inclinación a ocuparse de las niñas del pueblo. Abrió un taller modelo para las jóvenes del pueblo y fundó un floreciente oratorio festivo. Y junto a su buena amiga Petronila iniciaron un pequeño internado. En la casa de la inmaculada, que les dejó el párroco Don Pestarino, recibió a otras jóvenes y se les unieron algunas nuevas compañeras que la eligieron superiora. Cuando conoció a Don Bosco, sus programas y su método, encontró que todo correspondía plenamente a sus sentimientos y se sintió atraída a secundar al santo sacerdote para el bien de las jóvenes. Quisiéramos poner de relieve el hecho de que la “salesianidad” de María Mazzarello es anterior a su encuentro con Don Bosco; es decir, el mismo Espíritu que hizo surgir a Don Bosco, suscitó también a María Dominga y, misteriosamente, la condujo por un camino paralelo al suyo, dotándola de un espíritu semejante al suyo para poder completar un día su misión de salvar a la juventud. 4 El encuentro con Don Bosco, si bien decisivo, no determina un cambio radical de orientación en la vida de María Dominga, sino solamente una mas clara y precisa toma de conciencia del camino y de la meta hacia la cual la había ido llevando secretamente el Espíritu del Señor. Para Don Bosco, María Mazzarello fue un encuentro providencial, más que una elección deliberada. A nosotros nos es difícil saber si Don Bosco intuyó desde el principio el talento y la riqueza interior de María Dominga, y si estuvo en condiciones de descubrir enseguida en la humilde campesina de Mornese la piedra fundamental de la obra que proyectaba edificar como “monumento vivo” de su gratitud a María Auxiliadora. La contestación de Don Bosco a las observaciones negativas de monseñor Scotton sobre la Madre Mazzarello (“Ya veremos lo que hará de ellas la Virgen” Cronohistoria II, 184) deja entender que algo había intuído, pero puede ser que, también en este caso, se haya dejado llevar por la experiencia “yendo adelante como le inspiraba el Señor y las circunstancias lo exigían” (MB XI, 87). La opinión autorizada de Don Pestarino, párroco del pueblo y padre espiritual de María Dominga; el aprecio demostrado por las hermanas eligiéndola superiora, le habrán hecho ir tomando gradualmente conciencia de las dotes no comunes de naturaleza y gracia que ella poseía. (Carlos Colli, D Bosco y MM) ¿CUÁL ES EL SECRETO DE SANTA MARÍA DOMINGA MAZZARELLO? Podemos afirmar que el secreto de Madre Mazzarello reside en el testimonio personal y comunitario del espíritu de Mornese, vivido de forma original por ella y por la primera comunidad de Hijas de María Auxiliadora. En Mornese, Madre Mazzarello y las primeras hermanas fueron capaces de traducir al femenino el don recibido del Espíritu Santo y vivido por Don Bosco. Mas que una simple traducción, la creación de la salesianidad con estilo femenino se acerca más al complicado trabajo del proceso de inculturación. En Mornese se vivió y se expresó con el corazón y el estilo de mujer: • La Alianza con Dios a través de una vida interior de fe, esperanza y caridad catalizada por el don de predilección de la juventud. • Un estilo ascético-místico salesiano, como Don Bosco en Valdocco • La participación en la misión de la Iglesia con una conciencia viva de sentirse invitadas por Dios para una implicación apostólica a favor de las jóvenes necesitadas. • El Sistema Preventivo como sabiduría operativa o criteriología pastoral en la manera de realizar la misión. • Una forma peculiar de vida evangélica, según una clara y concreta elección religiosa, en una Congregación capaz de adaptarse a los tiempos. (Francesco Casella, SDB) 5 CARACTERÍSTICAS MORNESE: MÁS SOBRESALIENTES DEL ESPÍRITU DE Estas características las indica D. Francesco Casella, SDB, de la manera siguiente: • Espíritu de fe: piedad sencilla, práctica, profunda; cuidado continuo de la unión con Dios. Gran fervor eucarístico. Certeza de la ayuda de la Providencia. Especial devoción a la Virgen, a San José y al Ángel de la Guarda. • Enérgica ruptura con el espíritu del mundo: animosa participación en la Cruz de Cristo. Heroica pobreza. Sentido de mortificación. Delicada y espléndida pureza en continuo ejercicio con el dominio de sí misma y de la sensibilidad del corazón. Fuerte abnegación, permanente templanza. • Sencillez de vida: predilección por la humildad. Trabajo incesante y gozoso. Espíritu de familia entre las hermanas y con las niñas. Consciente responsabilidad; gran obediencia y sentido del deber. Admirable ejercicio de la autoridad participada comunitariamente y sostenida por una confianza cordial. Filial respeto a Don Bosco y a los superiores que Don Bosco les enviaba. • Celo ardiente por la salvación de las jóvenes, vivido con el espíritu del Sistema Preventivo. Amor maternal a un tiempo tierno y fuerte. Amor imparcial que sabe adaptarse a las debilidades de cada una. Disponibilidad misionera unida a un profundo sentido de Iglesia. Devota adhesión al Papa y a los Obispos. • Fidelidad a la propia consagración religiosa: clara y entusiasta consciencia de la elección hecha en la profesión y vivo sentido de pertenencia al Instituto; sincera estima y práctica de las Constituciones. Continua preocupación por la propia formación y el de las nuevas vocaciones. • Presencia de Jesús: el Dueño absoluto de la casa y de los corazones; es el centro dinámico de la comunidad. En Mornese se vive de Jesús. La comunidad está sólidamente enraizada en el amor esponsal por Él, que se hace anuncio vocacional. Existencia eucarística que lleva al encuentro de las hermanas, de las jóvenes, de los pobres. Todo esto constituía la gran riqueza espiritual de aquella pequeña y joven primera comunidad de Mornese. En ella, todas las hermanas contribuían a la formación y al crecimiento del bien común; pero quien inspiraba, animaba, guiaba y daba ejemplo, era María Dominga Mazzarello MARIA MAZZARELLO EN MORNESE: Fue una mujer que desde adolescente tenía intuiciones y expresiones en la forma de darse y estar preocupada por los pequeños y pobres que se asemejaban a las que Don Bosco vivía en Valdocco. Maín salía a la búsqueda, como el buen pastor, su preocupación por salir al encuentro de las necesidades de las niñas de Mornés, de las que frecuentan los festejos del carnaval, de las que asisten al catecismo, de las que se han quedado huérfanas..., nos revelan que en su corazón estaba viva la "búsqueda del buen pastor". 6 Vivía la presencia entre las hermanas y niñas: se hacía presente en el taller de costura, en los paseos, en los recreos del patio del colegio y alrededor del pozo, en los familiares encuentros en el "boschetto", en las mañanas transcurridas junto al Roverno, en las familiares fiestas navideñas y marianas, en los diversos lugares de la casa donde las Hermanas realizaban sus tareas... Atención al grupo y a cada persona: en la primera comunidad de Mornés vemos cómo Madre Mazzarello exhorta y da formación a toda la comunidad por medio de las buenas noches y las conferencias; además, habla personalmente con cada Hermana y sale al encuentro de lo que cada una necesita, realizando gestos concretos: romper un poco el silencio, salir a airearse, tomar una sobrealimentación, recibir un consuelo, ser corregida... Uso de la "racionalidad". Lo vemos reflejado en determinados comportamientos de Madre Mazzarello: o o o o o o o o o o o En la preocupación por la autenticidad-rectitud de cuanto se realizaba. Sus frecuentes expresiones "de veras", "de corazón", "bien", aplicadas a la caridad, a la oración, a los propios deberes: “Haz con libertad todo lo que requiera la caridad” (Carta 35). En su sensibilidad por la verdad y la sinceridad. Pedía que se fuera sincera a cualquier precio; no toleraba la mentira; era severa con quien había mentido; quería que las niñas y las Hermanas fueran trasparentes; combatía decididamente los subterfugios y el fingimiento; En su equilibrada firmeza y exigencia respecto a las propias obligaciones, los deberes y el cumplimiento de las Reglas; respecto a las decisiones que tomaba, evitaba tanto la débil permisividad como el rigorismo inhumano; En el dominio de sus reacciones. No recordamos haberla visto nunca enfadada ni encolerizada, aunque nosotras diéramos motivos para ello, afirman unas testigos (Maccono I, 119). Su humor era siempre igual (Proceso apostólico p. 220). En el control de los engaños de la emotividad. No se dejaba engañar ni conmover fácilmente por las lagrimitas o por los sentimientos equivocados, o por los caprichos y puntillos; En su interés y capacidad por hacer reconocer la falta a quien no obraba bien (Maccono I, 119); En la franqueza y claridad con que avisaba y reprobaba el mal allí donde lo descubría (Maccono I, 201); En las motivaciones con que sabía acompañar los avisos y las propuestas; En su realismo y concretez respecto a las personas y a los hechos, y en las propuestas y soluciones que ofrece: “Convencéos de que defectos los habrá siempre; se ha de corregir y remediar lo que se pueda, pero con calma, y dejar el resto en manos de Dios”. (Carta 25) En su rica capacidad de intuición, que le permite captar objetivamente las situaciones personales y comunitarias: “Hay que estudiar la manera de ser de cada una y saberlas llevar para conseguir algo, hay que inspirar confianza” (Carta 25). En el hecho de tener un cuadro de valores claros y conscientes. La pedagogía del amor Madre Mazzarello la practicó: o Amando a las Hermanas y a las niñas con un amor verdaderamente maternal (Maccono II, 104); preocupándose de cada persona individualmente; amando de modo que las Hermanas y las niñas se sintieran amadas; o Amando con madurez y transparencia, con un amor absolutamente libre de complicaciones sentimentales, procedentes de simpatías o antipatías. o Amando sin discriminaciones, porque su amor -afirma su biógrafo- llegaba a todas indistintamente, alumnas y oratorianas, tuviesen aspecto gracioso y gentil o fueran de rostro poco atrayente, o de trato vulgar (Maccono I, 136); 7 o Tratando a las personas con gran amor. En efecto: - Usaba mucha dulzura, juntamente con la firmeza, - Tenía mucha comprensión, Manifestaba gran bondad - No guardaba resentimiento, - Era delicada y suave en el trato. - Sabía perdonar y pedir perdón, y ser indulgente, - Sabía confiar y esperar. Estaba llena de paciencia. (“Estilo salesiano de acompañar”, págs. 6-7, Mª Dolores Ruiz FMA) UNIDAD DEL PROYECTO EDUCATIVO DE MARÍA MAZZARELLO No se reflexionará nunca bastante sobre la unidad del proyecto educativo de María Mazzarello. En él converge todo hacia los elementos esenciales que tienen la función de eje, o de núcleo fundamental. Su secreto no es fijar principios teóricos o directrices ascéticas, sino hacer encontrar a una persona viva: Cristo. En el comienzo de su juventud encontramos un gesto fundamental de confianza por parte de Dios, que por medio de una voz misteriosa le llega a María con una consigna llena de amor: «¡A ti te las confío!» Esta llamada resonó en su vida y moduló su estilo de acercamiento a la juventud. Desde su primera intuición apostólica, María Mazzarello concibió la acción educativa como una colaboración con Dios en Cristo que salva al hombre y, de modo ordinario, quiere cuidar de nosotros a través de mediaciones humanas. Su respuesta a la llamada de Dios que le confía las muchachas de Mornese fue rápida y total, como se ha visto: «Me cuido de ellas totalmente». La respuesta evoca su actitud de docilidad plena a quien vela con ternura de Padre sobre sus hijos. Al mismo tiempo supone fantasía e iniciativa para que Él, el Señor, pueda encontrar el camino mejor y más oportuno para poder comunicarse con las jóvenes. Las líneas de su proyecto las expone María Mazzarello en un diálogo con su amiga Petronila. Aun siendo tan diferentes, había entre las dos jóvenes una profunda sintonía de ideales: enseñar a las muchachas a coser y sobre todo a ayudarlas a comunicarse con Dios por medio del conocimiento y del amor. Aunque todo lo que pertenece a la naturaleza humana le interesa y la lleva a dedicar gran atención a la salud, al trabajo, al aprovechamiento en el estudio, a la alegría, a la satisfacción de la necesidad de afecto que hay en toda persona, la acción educativa de María Mazzarello se realiza en un horizonte más amplio. Los valores que la sostienen son valores absolutos y, en cuanto tales, especifican el proyecto como proyecto de educación cristiana. La finalidad del itinerario formativo es la de ayudar a las muchachas, o a las hermanas confiadas a ella, a realizar el proyecto de Dios sobre ellas. No tenía otras motivaciones su incansable afán de tomar a su cuidado niñas y jóvenes. El fin de la vida de una educadora es atraer a Dios, en Cristo, porque sólo en Él encuentra significado y plenitud la existencia humana. Para ella, era vivir y hacer el bien, el mayor bien posible, es decir, formar mujeres cristianas, «conducir muchas almas a Jesús». Se trata de una espiritualidad sencilla, de la que brota un estilo educativo inspirado en los principios de la sabiduría cristiana condensados en el catecismo: Dios es el Señor, el Dueño de casa; el hombre es creado para conocerlo y amarlo en el tierra y en la eternidad. La vida es un paso rápido 8 hacia la patria del cielo; para el que va por el camino justo y vive en la caridad vive ya un anticipo del Paraíso. María Mazzarello posee el arte de empezar y de llevar todo continuamente a lo esencial, casi insinuando que basta poco para ser feliz y santo y es fácil llegar a ello. Hay en su vida una destacada capacidad, parece que típicamente femenina, del arte de la síntesis, que la lleva casi espontáneamente a captar los puntos focales con la intuición del corazón, aún antes que con el razonamiento y la fría lógica del análisis. Acostumbra a las personas a no confundir los valores esenciales con la propia visión subjetiva y el propio egoísmo, a superar la imaginación que deforma la realidad y a vivir en la verdad con sencillez y naturalidad. El gusto especial por lo esencial le da la posibilidad de ir más allá de lo banal, contingente y mezquino. Con sabiduría realista anima a las educadoras a que no tengan pequeño el corazón, sino un «corazón generoso y grande», no dividido por nada ni por nadie, para no perderse por caminos sin salida y no encerrarse en horizontes estrechos. Ella misma enseña cómo vibrar ante cosas grandes, cómo vivir lanzada hacia donde se le ofrecen ideales nobles y con ello orienta a las muchachas y a las educadoras a buscar y a querer «lo que más importa». BIBLIOGRAFÍA - “CRONOHISTORIA” (5 tomos), Instituto Hijas de María Auxiliadora, Ediciones Don Bosco, Barcelona - “Cartas de Santa María Mazzarello”, Ediciones Don Bosco, Barcelona. - “Don Bosco y la Madre Mazzarello”, Carlos Colli, SDB, Ediciones Don Bosco, Barcelona - “El Espíritu de Mornese”, Carlos Colli, SDB, Ediciones Don Bosco, Barcelona - “Una mujer de ayer y de hoy”, María Pia Giudici y Mara Boris, Ediciones CCS - “Don Bosco e Maria Domenica Mazzarello: Elementi di spiritualità biografica. Una ricerca storica”, Francesco Casella, SDB. Tratto da: Salesianum 67(2005) pp. 95-138 - “Líneas del estilo educativo de María Mazzarello” Piera Cavaglià, FMA. Tomado de El Sistema Preventivo en la educación de la mujer. Experiencia pedagógica de las Hijas de María Auxiliadora. Madrid, Ed. CCS (1999) pp. 61-94 - “Estilo salesiano de acompañar”, Mª Dolores Ruiz FMA 9