2 El derrumbamiento de las viejas teorías y el resurgir del

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El derrumbamiento de las
viejas teorías y el resurgir del
conocimiento antiguo
2.1La teoría de la cuadratura de la circunferencia y el Gran Octaedro de Guiza
En el año 820 d.C el joven hijo del califa Harun Al-Rashid, poeta que inspiró la famosa obra Las mil y una
noches, Abdullah Al-Mamún viajó a Egipto junto con un grupo de ingenieros, arquitectos, albañiles, lapidarios
y matemáticos con la intención de confirmar la idea de Tolomeo[16], quien afirmaba que la circunferencia de la
Tierra tenía 18000 millas, de este modo los árabes podrían obtener la primera imagen de la Tierra y un primer
mapa del mundo del Islam. El entusiasmo de los árabes por la navegación y su empeño en el avance de esta ciencia
también como herramienta de conquista, les llevó hasta el Gran Octaedro de Guiza, donde creían encontrarían en
su interior mapas y material escrito con conocimientos en matemática y astronomía.
Tuvieron que pasar ocho siglos más hasta que el interés de la ciencia occidental cruzara el Mar Mediterráneo
en búsqueda de respuestas, el matemático y astrónomo John Greaves[17], realizaría esta primera visita oficial
con la misma intención que la de los mahometanos; fijar y determinar las dimensiones de la Tierra. Tras quedar
impresionado con semejantes dimensiones, Greaves motivó que en adelante multitud de investigadores viajaran a
Egipto en búsqueda de respuestas, no sólo en referencia a ciencias como la astronomía, la matemática, la geofísica
o la arquitectura, sino respuestas al origen mismo de la raza humana.
A medida que se profundizaba en las entrañas del Gran Octaedro de Guiza, iban apareciendo con relativa
insistencia evidencias que demostraban, ya no un alto conocimiento, sino, un dominio absoluto de todas las
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Capítulo 2. El derrumbamiento de las viejas teorías y el resurgir del conocimiento antiguo
ciencias conocidas hasta el momento por el hombre. La automática desestimación por parte de la ciencia oficial,
de todo aquello que pusiera en evidencia las teorías sobre las que se asentaba su propia existencia, e intereses, ha
provocado un duro golpe o un retroceso en el conocimiento de nuestras antiguas civilizaciones.
En relación a lo que nos interesa en esta investigación, el problema se agrava cuando parte de esta ciencia con
mayor capacidad de difusión, comienza a negar a los antiguos maestros egipcios de la “supuesta” IV Dinastía, su
derecho de poseer el conocimiento de las diferentes constantes matemáticas sagradas y que éstas fueran la base
principal de sus construcciones octaédricas.
<Con la medida que midáis, se os medirá a vosotros>.
San Lucas 6:38
Esto ha producido un desconocimiento profundo del motivo real que llevó a esta antigua civilización a
levantar éstas extraordinarias construcciones en piedra. Por lo tanto, bajo mi punto de vista, la ciencia oficial se
ha encaminado en sentido contrario al conocimiento, evitando así que nuestra sociedad acceda al legado que ésta
antigua civilización nos quiere transmitir a través de estas construcciones megalíticas. Un mensaje oculto que
todavía, a día de hoy, no interesa que se decodifique, circunstancia que ha perjudicado a toda la humanidad.
La teoría más asentada y difundida hoy en día por una innumerable cantidad de arqueólogos, egiptólogos,
investigadores, piramidólogos y científicos, defiende que la geometría del Gran Octaedro de Guiza debe sus
proporciones a la constante sagrada π, entendida en el sistema de numeración decimal, por su supuesta
capacidad para realizar el problema matemático de la cuadratura de la circunferencia. Sin embargo, éste problema
ha sido uno de los retos que por más de dos siglos motivó a los matemáticos y geómetras del mundo, que soñaron
con la posibilidad de resolverlo. Hace ya mucho tiempo que se sabe que la cuadratura de la circunferencia con regla
y compás es imposible, la búsqueda de soluciones aproximadas resulta ser un interesante desafío de geometría,
seguidamente explicaré los fundamentos en los que se asienta esta teoría.
Tomemos como longitud para la base del Gran Octaedro de Guiza la medición realizada por Sir. W. M.
Flinders Petrie[18] de 230’34 metros. Ésta medición ha sido establecida como una de las cotas con mayor
garantía atribuidas a la longitud de la base del Gran Octaedro de Guiza. En la siguiente figura 2.1.1 se presentan
algunas de las mediciones tomadas al respecto.
Figura 2.1.1. Longitudes para la base del Gran Octaedro de Guiza.
Geometría Sagrada de la Gran Pirámide
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Definamos el problema matemático de la cuadratura de la circunferencia en este caso, como aquella
operación por la cual, el radio de una circunferencia cuya longitud sea igual a la altura de una pirámide
cuadrangular, describa una longitud de su circunferencia igual al perímetro de la base de dicha pirámide.
Perímetro circunferencia = 2r ∙ π
Por lo tanto, podemos resolver el perímetro para la base del Gran Octaedro de Guiza mediante: 230’34 metros
4 = 921’36 metros. Una circunferencia con dicho perímetro posee un radio de 146’6390 metros.
Radio = perímetro circunferencia / 2 ∙ π
Con estos simples datos, en la siguiente figura 2.1.2, trazamos un triángulo cuya base sea igual a la mitad
de la longitud propuesta para la base del Gran Octaedro de Guiza (230’34 metros). Su altura se elevaría hasta
los 146’6390 metros, creando de este modo una apotema de 186’4594 metros y un ángulo de inclinación para
sus caras de 51⁰ 51’ 14.3” que en decimal resulta 51’852333⁰. Cifra a la que si realizamos la operación de coseno,
obtenemos 0’6176 o lo que es lo mismo, una cifra muy próxima a 1/φ (0’618033), más no igual.
Figura 2.1.2. Supuesta apotema, altura e inclinación de la denominada Gran Pirámide de Guiza.
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Capítulo 2. El derrumbamiento de las viejas teorías y el resurgir del conocimiento antiguo
A lo largo de la historia han sido infinitas las ocasiones en las que se ha obviado la aparición de φ u otras
constantes sagradas en las construcciones de la IV Dinastía, atribuyéndolas a la mera casualidad. La arqueología
oficial, sólo aprueba la aparición del número φ en las dimensiones de la denominada Cámara del Rey, sin embargo,
esto carece de sentido, porque bien pudieron como demostraré, emplear esta misma constante en el resto de
la edificación. Escribo denominada Cámara del Rey, porque si me lo permite el lector a partir de ahora pasaré
a denominarla, como “Sala del Transportador”, dejando atrás en este libro, términos pertenecientes a la –vieja
conciencia–, ya que los grandes octaedros de Guiza no son tumbas para ningún faraón presuntuoso.
La fórmula principal para esta teoría basada en π y en el problema de la cuadratura de la circunferencia es la
siguiente;
Base = (altura ∙ 2)/(tang. del ángulo de inclinación de las caras
En la que la tangente del ángulo de inclinación de las caras es igual a 4/π.
De entre los más famosos personajes que se dedicaron a investigar el Gran Octaedro de Guiza, se encuentran el
astrónomo Charles Piazzi-Smyth, el arqueólogo Sir William Matthew Flinders Petrie, el abate Théophile Moreux,
el coronel Richard Howard Vyse o el matemático y astrónomo aficionado John Taylor entre muchos otros. Los tres
primeros realizaron mediciones que no concuerdan entre sí y todos ellos fueron partidarios de la teoría basada en π,
sin embargo los matemáticos W. A. Price, Jarolimek, K. Kleppisch, Theo Koelliker o Carlos Alberto Carcagno, han
realizado los mejores estudios matemáticos sobre la relación entre el número áureo y esta construcción. Algunas de
estas tesis son: “Der Mathematische Schlussel zu der Pyramide des Cheops”, de Jarolimek (Viena 1.890) y
“Die Cheops-Pyramide; Ein Denkmal Mathematischer Erkenntnis”, de K. Kleppisch editado por Oldenburg
(Munich 1921).
Los últimos cinco matemáticos a los que me he referido son todos ellos partidarios de una segunda teoría
basada en el número φ, que se apoya en la interpretación de un pasaje de Heródoto[19] (Historiae, libro II, cap. 124:
un cuadrado formado por la altura total de la Gran Pirámide, dispone exactamente del mismo área que el de una de
sus caras triangulares).
Theo Koelliker, fue uno de los primeros matemáticos en llegar a una serie de cálculos y demostraciones sobre
esta segunda teoría basada en el número áureo, que se fundamenta en la siguiente fórmula:
Base = (altura x 2)/√φ
A lo largo de este libro trataré de exponer de la mejor manera posible, cómo gracias al estudio de las
proporciones conocidas del Gran Octaedro de Guiza y basándome en las leyes fundamentales de la Geometría
Sagrada, la memoria de sus megalitos nos desvelarán gran cantidad de evidencias, que no sólo pondrán en cuestión
la teoría basada en π, sino que demostrarán cómo una segunda teoría basada en φ es coherente, además de ser
matemática y geométricamente exacta.
Este hecho abre una gran cantidad de archivos olvidados en el tiempo, que demostrarán cómo los antiguos
arquitectos egipcios tuvieron en cuenta los principios de manifestación del Universo para construir este Templo
Geometría Sagrada de la Gran Pirámide
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Sagrado. Que en mi opinión, representa el monumento más colosal alzado nunca en honor al experimento
humano sobre la Tierra y al camino iniciático que ha de recorrer éste de vuelta a La Fuente.
Como primera evidencia, en la siguiente figura 2.1.3 realizo el montaje geométrico con las proporciones
obtenidas a partir del problema matemático de la cuadratura de la circunferencia. El análisis geométrico de la
forma proyectada se reafirma con un desequilibrio rotundo, donde la energía tiende al caos, a la entropía, ya que
los vértices del cuadrado de la base de este octaedro no conectan con la circunferencia que debería de contenerlo,
expandiéndose fuera de ella.
Desde un punto de vista basado en las leyes fundamentales de la Geometría Sagrada, consiéntame el lector
decir que nos encontramos ante una aberración geométrica, similar al supuesto caso en que un feto extrajera una
de sus extremidades del útero materno, atravesándolo y produciendo así una herida sangrante.
Invito al lector, si ha desarrollado la sensibilidad necesaria con las energías sutiles, a que tome un péndulo
y teste la característica energética de la emisión debida a esta forma, para que compruebe por sí mismo lo
anteriormente expuesto.
Figura 2.1.3. Problema matemático de la cuadratura de la circunferencia.
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Capítulo 2. El derrumbamiento de las viejas teorías y el resurgir del conocimiento antiguo
En mi opinión, debido al empeño de nuestra sociedad globalizada en negar la existencia de razas o
civilizaciones estelares, anteriores a la nuestra, con conocimientos de carácter muy superior, avanzadas tecnologías
y una elevada conciencia, como para realizar construcciones o mediciones ópticas del calibre de las llevadas a
cabo por los antiguos maestros egipcios, hemos dejado de buscar, excepto algunos destacados investigadores
heterodoxos, datos concluyentes que desempolven el cómo, el por qué y el para qué, de tan descomunales
construcciones.
De este modo, han establecido unas proporciones para el Gran Octaedro de Guiza, obtenidas mediante un
procedimiento matemático cuyos resultados, en mi opinión, no se ajustan a la realidad con que sus constructores lo
diseñaron. Creo que ha llegado el momento de restituir el mensaje codificado en sus cimientos para comprender así
el verdadero conocimiento de una civilización perdida en la noche de los tiempos.
Inspiración;
<Yo no busco; yo encuentro. Buscar es partir de hechos conocidos y querer algo conocido en lo nuevo. Encontrar
es totalmente nuevo, también en el movimiento. Todos los caminos están abiertos y lo que se encuentra es
desconocido. Es un riesgo, una sagrada aventura.
La incertidumbre de tales riesgos solo puede ser asumida por quienes en la desprotección se saben protegidos,
quienes en la incertidumbre, en la ausencia de conducción son guiados, quienes en la oscuridad se entregan a una
estrella invisible y se dejan atraer por metas y no determinan de forma humanamente limitada y estrecha la meta.
Esta apertura hacia todo nuevo conocimiento, hacia toda nueva vivencia interior y exterior, es la esencia del ser
humano moderno, quien frente a todo miedo de “soltar” experimenta, sin embargo, la gracia de sentirse sostenido
en la manifestación de nuevas posibilidades>.
Pablo Picasso.3
2.2El código secreto de la Estrella de David
De los cinco sólidos denominados Platónicos a través de los cuales El Universo se manifiesta en la materia,
mediante infinitos patrones geométricos, el Octaedro Platónico representa una pieza fundamental a situar sobre el
tablero de juego en el estudio geométrico del Gran Octaedro de Guiza. Ambas geometrías son –semejantes– que no
iguales, por ello disponen de diferentes proporciones geométricas.
A continuación profundizaremos en las partes y proporciones del Octaedro Platónico, pero antes repasaremos
sus características principales. El Octaedro Platónico es un cuerpo geométrico caracterizado por ser un poliedro
convexo o regular cuyas caras son polígonos regulares iguales, de forma triangular y estructura equilátera en cuyos
vértices se unen el mismo número de caras. Además, al ser circunscrito, todos sus vértices tocan una esfera, así
como todas sus caras tocan una esfera interna. Es un poliedro formado a partir de la unión de ocho triángulos,
Geometría Sagrada de la Gran Pirámide
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en Griego “οκτά” significa ocho, se asocia actualmente al elemento aire (Platón lo asoció al elemento agua), y
se visualiza de color amarillo anclado en la glándula pineal. El valor de sus longitudes es la √1/2, y su poliedro
conjugado es el hexaedro.
Al proceso de extensión de los vértices de cualquier cuerpo geométrico se define como estelación. El
hexaedro y el octaedro forman la primera pareja de Sólidos Platónicos conjugados. Conjugado quiere decir que
uno refiere al otro. Si tomamos los ocho vértices del hexaedro y los estelamos, obtenemos las ocho caras que
conforman el octaedro y por ende, si tomamos las seis caras del hexaedro y las estelamos, obtenemos los seis
vértices del octaedro. La siguiente pareja de sólidos con esta característica serían el icosaedro y el dodecaedro,
ya que el tetraedro es referente a sí mismo. Poliedros regulares como los Sólidos Platónicos, los sólidos de
Arquímedes y los sólidos de Kepler-Poinsot, están asociados a poliedros conjugados o duales. La dualidad en
geometría se define usualmente en términos de reciprocidad polar en una esfera concéntrica. Así, cada vértice
está asociado con el plano de una cara de tal modo que el radio del centro al vértice es perpendicular al plano, y el
producto de las distancias del centro a cada uno de los vértices es igual al cuadrado del radio.
Uno de los secretos más celosamente guardados por las antiguas sociedades herméticas con conocimientos
profundos en Geometría Sagrada, se halla oculto en el corazón mismo del Octaedro Platónico y sus semejantes.
Es aquí donde brota un código secreto de naturaleza fractal desde el vacio infinito, agujero negro en contracción
o punto cero geométrico, similar al código genético codificado en el ADN humano, cuya información es
aparentemente invisible a nuestros ojos físicos, pero que sin embargo, como veremos, realmente se manifiesta en
la geometría. Este código secreto contiene en sí mismo la extraordinaria información geométrica para reproducir
y sustentar la estructura y forma de este Sólido Platónico y sus semejantes, indiferentemente de sus dimensiones o
ángulos en todos sus niveles multidimensionales, materializándose de este modo en la materia.
Hablamos de la geometría secreta de la Estrella de David, Sello de Salomón o hexagrama formado por dos
pirámides cuadrangulares complementadas en el interior de una esfera. Geometría olvidada y camuflada durante
siglos en infinitud de ocasiones bajo la imagen borrosa de la estrella tetraédrica y las prácticas ocultistas con
este arquetipo. Esta mágica estructura geométrica que nosotros denominaremos “estrella octaédrica”, sustenta la
forma multidimensional de este Sólido Platónico y sus semejantes. Para finalmente culminar su proceso vital al
transformarse en un vehículo estelar cristalino o Mer-Ka-Bah.
En la figura 2.2.1 se muestra un montaje mecánico muy didáctico que nos ayudará a visualizar con claridad
lo explicado anteriormente. Sobre esta figura se muestra el armazón y el proceso de expansión y estructuración
de un octaedro a partir de una estrella octaédrica. Obsérvese como en el centro del octaedro se halla una Estrella
de David o hexagrama, que consta de dos pirámides iguales invertidas y complementadas en el interior de una
esfera astral. De cada uno de los cuatro vértices de las bases de estas dos pirámides, salen tres nuevas conexiones
geométricas;
La primera conexión surge para desdoblar simétricamente desde los vértices de las bases de las pirámides
complementadas en la estrella octaédrica inicial, una nueva pirámide de idénticas proporciones y polaridad
contraria, constituyendo de este modo dos nuevos octaedros, uno superior y otro inferior, con la estrella
octaédrica inicial en el centro.
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Capítulo 2. El derrumbamiento de las viejas teorías y el resurgir del conocimiento antiguo
La segunda conexión surge del alargamiento de las aristas de estas nuevas pirámides hasta la intersección con
la línea horizontal media de la estrella octaédrica inicial, formando de este modo un octaedro mas grande, que a su
vez contiene dos octaedros y una estrella octaédrica central.
Y finalmente, la tercera conexión surge del alargamiento, con idéntica inclinación que las aristas de las
pirámides que conforman la estrella octaédrica inicial, creando un nuevo vértice desde donde se proyectarán cuatro
nuevas aristas paralelas a las anteriores. Éstas han de interceptar el eje geométrico o vértice superior, y en dirección
contraria, conectar con la horizontal media de la estrella octaédrica inicial formando de este modo, una nueva
pirámide que en su desdoblamiento simétrico proveerá estructura a la pirámide ying inferior, estableciendo de
nuevo entre ambas un nuevo octaedro.
Esta ecuación se repite en cada límite del fractal tridimensional, produciendo de este modo un cuerpo con
capacidad de expansión y contracción infinita de su forma sin llegar a destruirse. Para comprender esta dinámica
geométrica, en los capítulos siguientes aplicaremos un método especifico para comprender la geometría fractal
de éste sólido, de este modo, desvelaremos la sobresaliente geometría y matemática oculta que permite el proceso
de materialización de la forma octaédrica, así como la extraordinaria secuencia a través de la cual se construye la
estrella octaédrica que sustenta el cuerpo multidimensional del Gran Octaedro de Guiza.
En la misma figura se percibe además cómo a lo largo del proceso de expansión geométrico se construyen
nuevas estrellas octaédricas, que permiten realizar el siguiente ciclo de expansión a la vez que sustentan las
estructuras anteriores.
Figura 2.2.1. Octaedro a partir de estrella octaédrica, Estrella de David o hexagrama.
Geometría Sagrada de la Gran Pirámide
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Lo que hasta hoy sabemos de la pirámide, es que se trata de un poliedro con un polígono regular
cuadrado como base, y que de la unión de los vértices de este polígono en un punto común denominado ápice,
perpendicular al centro del mismo, se forman cuatro caras triangulares, que pueden ser de naturaleza equilátera o
isósceles. Esto es correcto, sin embargo es un tanto –limitado−, ya que nuestra percepción de la denominada Gran
Pirámide se ha centrado exclusivamente en el estudio de la mitad yang del cuerpo multidimensional del octaedro,
por esta razón hasta ahora no hemos llegado a descifrarla, ni tampoco a imaginar por qué o cómo llegaron los
antiguos egipcios a tales extremos para levantarla. La principal atención de nuestra fascinación se ha centrado en
su estructura superficial o cuerpo físico, en su componente masculino o yang, en la mitad de su código oculto,
en la mitad del secreto de su totalidad, sin embargo como veremos, los misterios más impenetrables de Egipto se
encuentran en la unificación con su componente etéreo femenino que permanece oculto en el campo astral de su
geometría.
Antes de continuar dejaremos claro un concepto con respecto a la naturaleza de lo masculino y de lo
femenino, de la –dualidad− en cada uno de nosotros. Estas energías son dos aspectos del Uno, por lo tanto
ellas realmente no son opuestas o dualísticas, ellas son uno; son las dos caras de una misma energía. La energía
masculina es el aspecto que está enfocado exteriormente, es la parte del Espíritu que conduce a una manifestación
externa, que hace que El Espíritu se materialice y tome forma. La energía femenina es la energía de La Fuente
Primordial, la luz fluida, Ser puro. Es la energía que aún no se ha manifestado, el aspecto interno de las cosas. La
danza de lo masculino y de lo femenino lleva hacia delante el espectáculo fluctuante de nuestra realidad cotidiana,
de nuestra realidad creada.
Del mismo modo, el cuerpo multidimensional de una pirámide está constituido también por las mismas
energías que un ser humano: una pirámide de polaridad masculina, yang o física, quiere decir perceptible a la vista
del ojo humano “externa”, mas otra etérea de idénticas proporciones pero de polaridad femenina o ying “interna”.
Tal y como veremos en adelante ambas se encuentran recogidas en el interior de una esfera, construyendo una
estrella octaédrica o Estrella de David (figura 2.2.2), cuyo cuerpo multidimensional oscila tanto en el campo físico,
como en el astral de la geometría.
Por otro lado, un octaedro a su vez está formado por dos estrellas octaédricas unidas por la base, la mitad
superior del Gran Octaedro de Guiza representa la vibración masculina, por cuanto apunta al exterior, de cara
al sol. La otra mitad del octaedro, la estrella octaédrica femenina, se extiende hacia el interior, hacia abajo,
apuntando al centro de Gaia como reflejo etéreo de la forma superior.
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Capítulo 2. El derrumbamiento de las viejas teorías y el resurgir del conocimiento antiguo
El IV principio hermético de polaridad dice;
<Todo es doble; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los
opuestos son idénticos en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas
pueden reconciliarse.>
El Kybalion.4
La Geometría Sagrada del Gran Octaedro de Guiza esconde la esencia y la sabiduría de un antiguo pueblo que
ahora reside en las estrellas, sin embargo tal sabiduría quedó codificada en el arquetipo más extendido dentro la
cultura occidental, conocido como: hexagrama, Estrella de David, Sello de Salomón, o estrella octaédrica en nuestro
caso. Su significado es igual al concepto del ying-yang representado en el Taijitu de la filosofía oriental; simboliza
un concepto fundamentado en la dualidad de todo lo existente en El Universo. Todo tiene su opuesto, aunque
este no es absoluto sino relativo, ya que nada es completamente ying ni completamente yang. Dos fuerzas polares
contrarias, idénticas en naturaleza, pero diferentes en grado, cuyos extremos se tocan. La pirámide eléctrica y la
pirámide magnética, la energía masculina de acción y la energía femenina nutriente, el ying y el yang en la danza
del vacío, ambos conceptos recogidos en el interior del Todo o La Mónada que representa la esfera. Dos fuerzas que
se manifiestan en equilibrio y armonía complementadas en el interior de una esfera generando gravedad o Amor
entre sí, símbolo del nexo de unión entre el Cielo y la Tierra, entre el Yo Espíritu y El Espíritu.
Durante cientos de años el uso más extendido del hexagrama fue siempre el de arquetipo protector y mágico,
ya que en la antigüedad estos pictogramas se utilizaban como amuletos para proteger a su portador de la influencia
de demonios o espíritus maléficos.
A partir de la decodificación geométrica de las proporciones de esta construcción, descubriremos el
componente femenino que conforma el cuerpo multidimensional de las pirámides. Este nuevo y revolucionario
concepto, se vuelve tangible cuando a través de disciplinas como la Geometría Sagrada y la Radiestesia, se detecta
este cuerpo etéreo y se entra en contacto directamente con él.
De la complementación de las dos estrellas octaédricas que constituyen el cuerpo multidimensional del
Gran Octaedro de Guiza, brota una infinita cantidad de sabiduría acerca de las leyes fundamentales que rigen El
Universo, además de una valiosa información para quienes trabajamos con la Energía de las Formas o la biología
en el hábitat, denominada bioconstrucción. Gracias a las técnicas empleadas por sus arquitectos, obtendremos
nuevas pautas para la construcción de nuestros espacios arquitectónicos, hallando de este modo el equilibrio para
una construcción sustentable basada en una refinadísima Geometría Sagrada.
Geometría Sagrada de la Gran Pirámide
Figura 2.2.2. Estrella de David o estrella octaédrica.
Las constantes matemáticas que rigen la estructuración geométrica de la estrella octaédrica perteneciente
al Octaedro Platónico, se hallan ocultas en su −matriz fundamental−, y es mediante esta matriz, como podemos
obtener todas las proporciones y ángulos necesarios para construir este Sólido Platónico. En la figura 2.2.3
podemos observar como esta matriz la constituyen cuatro cuadrados y cuatro rectángulos circunscritos por
una esfera. Esta estructura se rige por una serie de leyes matemáticas y geométricas. Examinemos esto más
detenidamente.
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Capítulo 2. El derrumbamiento de las viejas teorías y el resurgir del conocimiento antiguo
Tomemos el trazo AB como la longitud de la base para la pirámide deseada, en este caso 230’34 metros
(distancia tomada por Sir. W. M. Flinders Petrie). A continuación, el trazo BC se obtiene de la división de AB/2
entre √3, formando de este modo un primer rectángulo BC0D, el cual desdoblaremos simétricamente en dirección
arriba y después ambos rectángulos a la izquierda. El vértice 0 es denominado como punto cero geométrico. Ahora
tomemos la misma distancia B0 desde el punto cero geométrico, hasta el vértice E, tomando una ángulo de 45⁰ 0’
0”, formando de este modo un primer cuadrado EF0G cuyos lados tienen una longitud igual a 0E/√2, por lo que
inversamente BC se obtiene de EF/√2. Igual que anteriormente este cuadrado se desdoblará simétricamente en
dirección abajo y después ambos cuadrados a la derecha. Ahora trazamos una circunferencia con centro en 0 cuyo
radio sea igual a B0 o 0E y finalmente conectamos los cuadrantes de dicha circunferencia.
Figura 2.2.3. Matriz fundamental Octaedro Platónico.
Geometría Sagrada de la Gran Pirámide
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En el siguiente paso unimos los vértices A y B con el vértice C, formando de este modo uno de los cuatro
triángulos equiláteros que forman la primera pirámide yang, cuyos lados iguales alcanzan una longitud de 230’34
metros, una apotema de 199’4825 metros y un ángulo de 60⁰ 0’ 0” en todos sus vértices, quedando estructurado tal
y como se ilustra en la figura 2.2.4.
Figura 2.2.4.
Pasemos a la siguiente figura 2.2.5. Hasta ahora hemos obtenido la matriz fundamental donde se creará la
estrella octaédrica de este Sólido Platónico, así como las dimensiones de los cuatro triángulos que conforman la
primera pirámide yang. Ahora necesitamos obtener la altura de esta pirámide y la inclinación de sus caras, para
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Capítulo 2. El derrumbamiento de las viejas teorías y el resurgir del conocimiento antiguo
ello realizaremos un corte transversal a nuestra pirámide quedándonos con el triángulo sombreado de la figura,
cuya base es igual a AB y su hipotenusa igual a la apotema.
Por lo tanto, la altura de nuestra primera pirámide se alzara una longitud igual al trazo BD. Esta misma
longitud para el trazo de la altura BD, se encuentra oculta en la matriz fundamental y su coordenada corresponde al
trazo BF. El ángulo que surge por la inclinación de sus caras es igual a 54⁰ 44’ 10.3”.
Figura 2.2.5.
En el epígrafe 2.1 explicaba como la geometría construida a partir de los datos obtenidos por la teoría de la
cuadratura de la circunferencia (teoría basada en π), se encontraba en desequilibrio energético debido a que los
vértices del cuadrado de su base no conectaban con la esfera que debería de contenerlo.
Geometría Sagrada de la Gran Pirámide
A continuación en la siguiente figura 2.2.6 se muestra como la distancia producida por la altura de un
Octaedro Platónico, con idéntica longitud de base que la asignada al Gran Octaedro de Guiza; 230’34 metros,
realiza la longitud de radio necesaria para crear una circunferencia que circunscriba la base del Gran Octaedro
de Guiza, manteniendo a éste en la esfera o útero materno que sustenta la cualidad energética en armonía. Para
comprobar la exactitud de dicha operación podemos realizar el cálculo de la diagonal del cuadrado de la base,
donde d/2 es igual al radio de la circunferencia que lo contiene:
Diagonal² = lado² + lado²
Este concepto es muy importante y como tal lo trataremos en adelante.
Figura 2.2.6.
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Capítulo 2. El derrumbamiento de las viejas teorías y el resurgir del conocimiento antiguo
Si tal y como hemos dicho el equilibrio del Universo se sustenta gracias a una polaridad entre lo positivo
y lo negativo, lo masculino y lo femenino, para finalizar con el proceso de creación de la estrella octaédrica
perteneciente al Octaedro Platónico, en la siguiente figura 2.2.7 ejecutamos el desdoblamiento simétrico de la
pirámide yang, desvelándose así la forma etérea ying de su cuerpo multidimensional, quedando ambas pirámides
complementadas en el interior de la esfera y, cuyo punto cero geométrico se determina mediante la siguiente
fórmula:
Punto cero geométrico = (b/2)/√3
Acabamos de crear un hexagrama una Estrella de David o una “estrella octaédrica”.
Figura 2.2.7. Estrella Octaédrica.
Geometría Sagrada de la Gran Pirámide
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Para comprobar tanto el ángulo de inclinación de las caras, como las constantes sagradas utilizadas para
construir el Octaedro Platónico, en la siguiente figura 2.2.8, trabajo con los siguientes números simplificados; una
pirámide cuya base sea igual a 2 y, altura igual a √2, tendrá una apotema con longitud igual a √3 y, una arista con
valor igual a 2, formando de este modo un ángulo de 54⁰ 44’ 10.3” para la inclinación de sus caras. Mismo ángulo
que el obtenido a través del trazado de su matriz fundamental.
Figura 2.2.8.
Para finalizar en la siguiente figura 2.2.9, se muestran algunas otras de sus propiedades matemáticas sagradas,
mediante las cuales la estrella octaédrica de este Sólido Platónico se estructura geométricamente. La abreviatura
correspondiente a las siglas “Lc”, corresponde a la longitud de los lados de los cuatro cuadrados que estructuran su
matriz fundamental.
Figura 2.2.9. Propiedades matemáticas del Octaedro Platónico.
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