La consciència de la mort com a fonament de la reflexió filosòfica

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La consciència de la mort com a
fonament de la reflexió filosòfica
Diu Fernando Savater, al seu llibre Las preguntas de la
vida (Barcelona, Ariel, 1999, cap. 1, pàg. 29 i ss.), que
cap als deu anys va prendre consciència de la mort, no la
dels altres, ni la dels pares o els germans, sinó de la
seua pròpia mort: “iba a morirme yo”. I que fou a partir
d’aquest moment que començà a pensar, en el sentit de
reflexionar personalment i no limitar-se a reproduir els
pensaments dels altres.
De la mort diu Savater que és necessària (inevitable),
personal i intrasferible (ningú no pot morir per mi; és,
per tant, individualitzadora), igualitària (ens arriba a
tots per igual, independentment del que som o tenim),
perpètuament imminent (encara que les circumstàncies no la
facen probable, sempre és possible) i irrevocable (no hi ha
retorn). La mort causa dolor davant la mort dels altres, i
por davant la nostra pròpia mort.
Però justament per això:
“... la certidumbre de la muerte nos humaniza, es decir,
nos convierte en verdaderos humanos, en “mortales”. Entre
los griegos “humano” i “mortal” se decía con la misma
palabra, como debe ser.
Las plantas y los animales no son mortales porque no saben
que van a morir, no sabe que tienen que morir: se mueren
pero sin conocer nunca su vinculación individual, la de
cada uno de ellos, con la muerte. Las fieras presienten el
peligro, se entristecen con la enfermedad o la vejez, pero
ignoran (¿o parece que ignoran?) su abrazo esencial con la
necesidad de la muerte. No es mortal quien muere, sino
quien está seguro de que va a morir. Aunque también
podríamos decir que ni las plantas ni los animales están
por eso mismo vivos en el mismo sentido en que lo estamos
nosotros. Los auténticos vivientes somos sólo los mortales,
porque sabemos que dejaremos de vivir y que en eso
precisamente consiste la vida. Algunos dicen que los dioses
inmortales existen y otros que no existen, pero nadie dice
que estén vivos: sólo a Cristo se le ha llamado “Dios vivo”
y eso porque cuentan que encarnó, se hizo hombre, vivió
como nosotros y como nosotros tuvo que morir” (pp. 31-32).
Qüestions:
1. Quina tesi defensa Savater en aquest text?
2. Com l’argumenta?
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“L’home lliure en no res pensa menys que en la mort i la
seua saviesa no és una meditació de la mort, sinò de la
vida” (Spinoza, Ètica. Citat en Savater, pàg. 43)
Qüestió:
1. Prova d’interpretar el significat d’aquesta afirmació
de Spinoza.
Luc Ferry, filòsof francès contemporani, manté una posició
semblant a la de Savater, pel que fa a la necessitat de
pensar racionalment:
“El ser humano, a diferencia de Dios —si es que Dios
existe— es mortal o, por decirlo como los filósofos, es un
ser «finito», limitado en el espacio y en el tiempo. Pero,
a diferencia de los animales, es el único ser que tiene
conciencia de sus límites. Sabe que va a morir y que
también morirán sus seres queridos. No puede evitar hacerse
preguntas ante una situación que, a priori, resulta
inquietante, por no decir absurda o insoportable. Y,
evidentemente, ésta es la razón por la que en primer lugar
se acerca a las religiones que le prometen la salvación.
Abre un diccionario y verás que el término salvación
designa ante todo «el hecho de ser salvado, de escapar de
un gran peligro o de una gran desgracia». Muy bien. Pero
¿de qué catástrofe, de qué espantoso peligro pretenden
ayudarnos a escapar las religiones? Ya conoces la
respuesta: evidentemente, se trata de la muerte. Ésta es la
razón por la que todas se esfuerzan, de modos diversos, por
prometernos la vida eterna, por asegurarnos que un día
volveremos a reencontrarnos con aquellos a los que amamos,
familiares o amigos, hermanos o hermanas, maridos o
esposas, niños o bebés, de los que la existencia terrena,
ineludiblemente, nos va a separar.
(…)
Hay que reconocer que esta idea tranquiliza bastante. En
efecto, después de todo, ¿qué es lo que deseamos? No estar
solos, ser comprendidos, amados, que no nos separen de
nuestros seres queridos; resumiendo, no morir y que ellos
tampoco mueran. Ahora bien, la vida real acaba frustrando
un día u otro todas estas esperanzas. Por eso, hay quien
busca la salvación poniendo su confianza en un Dios y unas
religiones que le aseguran que la alcanzará.
¿Por qué no, si uno lo cree y tiene fe?
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Pero para aquellos que no están convencidos, para los que
dudan de la verdad de estas promesas, el problema sigue
ahí. Y es justamente ahí donde la filosofía, por así
decirlo, toma el relevo.
(…)
¿Cómo funcionan en la práctica las religiones de cara a la
suprema amenaza que, según ellas, nos ayudarán a superar?
En lo esencial, a través de la fe. En verdad es ella y sólo
ella la que puede hacer recaer sobre nosotros la gracia de
Dios. Afirman que si tienes fe en Él, Dios te salvará, y de
ahí que ante todo exijan humildad que, a sus ojos (y esto
es algo que no dejan de repetir los mejores pensadores
cristianos, desde san Agustín a Pascal), es lo contrario de
la arrogancia y la vanidad propias de la filosofía. ¿Por
qué lanzar esta acusación contra el pensamiento libre?
Pues simplemente porque la filosofía también pretende
salvarnos, si no de la muerte misma, al menos de la
angustia que nos inspira, pero recurriendo sólo a nuestras
propias fuerzas y con la sola ayuda de la razón.
(…) Al no lograr creer en un Dios salvador, el filósofo es,
ante todo, aquel que cree que conociendo el mundo,
comprendiéndose a sí mismo y a los demás en la medida que
nos lo permite nuestra inteligencia, se puede llegar a
superar los miedos, pero más que desde una fe ciega, desde
la lucidez.
En otras palabras, si las religiones se definen a sí mismas
como doctrinas de salvación a través de Otro, por la gracia
de Dios, podríamos definir los grandes sistemas filosóficos
como doctrinas de la salvación por uno mismo, sin la ayuda
de Dios.”
(Luc Ferry, Aprender a vivir. Filosofía para mentes
jóvenes, Madrid, Taurus, 2008, cap. 1)
Qüestions:
1. En què coincideixen Luc Ferry i Savater?
2. Quina paper li assigna Luc Ferry a la filosofia?
3. Què diferencia la filosofía de la religió?
4. Per què diu que l’arrogància i la vanitat (són)
pròpies de la filosofía?
André
Comte-Sponville,
un
altre
filòsof
francés
contemporani, dedica un capítol al tema de la mort en el
seu llibre d’introducció a la filosofía, Invitación a la
Filosofía (Paidós, Barcelona, 2002):
“Los filósofos no han dejado de dar respuestas a la
pregunta «¿Qué es la muerte?». Una gran parte de la
metafísica
se
ocupa
de
ella.
Pero
las
respuestas,
simplificando al máximo, se reparten en dos frentes: los
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que
dicen
que
la
muerte
no
es
nada
(una
nada,
estrictamente), y los que afirman que es otra vida, o la
misma vida prolongada, purificada, liberada... Son éstas dos
formas de negarla: como nada, puesto que la nada no es; o
como vida, puesto que entonces la muerte seria una. Pensar
la muerte es disolverla: el
objeto se nos escapa
necesariamente. La muerte no es nada (Epicuro), o no es la
muerte, sino otra vida (Platón).
Entre estos dos extremos, difícilmente cabe un justo
término medio, a no ser aquel que no es realmente tal: el
reconocimiento de la ignorancia, la incertidumbre, la duda
o la indiferencia... Pero dado que, tratándose de la muerte,
la ignorancia es nuestro destino, esta tercera posición no
es más que el reconocimiento de lo que las dos primeras
tienen de frágil o de indecidible. Por lo demás, éstas no son
tanto posiciones extremas cuanto proposiciones contradictorias y, como tales, sometidas al principio del tercero
excluido. Es necesario que la muerte sea algo, o bien que no
sea nada. Pero si es algo, este algo, que la distingue de la
nada, solo puede ser otra vida, un poco más oscura o un poco
más luminosa que la otra, según el caso o las creencias...
En una palabra, el misterio de la muerte sólo permite dos
tipos de respuesta, y quizá por eso articula de forma tan
decisiva la historia de la filosofía y de la humanidad:
están quienes toman la muerte en serio, viendo en ella una
nada definitiva (es fundamentalmente en esta posición en la
que se sitúa la práctica totalidad de los ateos y de los
filósofos materialistas), y están, por el contrario,
quienes no ven en ella más que un paso, una transición
entre dos vidas, esto es, el principio de la verdadera vida
(como anuncian la mayoría de religiones y, con ellas, la
mayor parte de las filosofías espiritualistas o idealistas). No obstante, el misterio no desaparece. Pensar la
muerte, como he dicho anteriormente, es disolverla. Pero
esto jamás ha librado a nadie de la muerte, ni le ha
aclarado previamente qué significaba morir.
Pero entonces, se preguntará, ¿por qué reflexionamos
sobre una cuestión que no podemos resolver? Porque toda
nuestra vida depende de ella, como vio Pascal, y todo
nuestro pensamiento: según creamos o no que hay «algo»
después de la muerte, viviremos de un modo u otro,
pensaremos de un modo u otro. Por lo demás, quien
pretendiera interesarse exclusivamente en problemas que
pueden ser resueltos (y por tanto suprimidos en tanto que
problemas), debería renunciar a filosofar. Pero ¿cómo
podría hacerlo sin amputarse a sí mismo o una parte del
pensamiento? Las ciencias no dan respuesta a ninguna de las
cuestiones más importantes que nos planteamos. ¿Por qué
hay algo y no más bien nada? ¿Vale la pena vivir la vida?
¿Qué es el bien? ¿Qué es el mal? ¿Somos libres o estamos
determinados? ¿Existe Dios? ¿Hay una vida después de la
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muerte? Estas preguntas, que podemos denominar metafísicas
en un sentido amplio (pues, efectivamente, trascienden toda
física posible), hacen de nosotros seres pensantes, o más
bien seres filosofantes (las ciencias, que no se plantean
estas cuestiones, también piensan), y esto es lo que denominamos la humanidad o, como decían los griegos, los
mortales: no quienes van a morir —también los animales
mueren—, sino quienes saben que van a morir, sin por ello
saber qué significa esto y sin poder evitar pensar en ello...
El hombre es un animal metafísico; por eso la muerte es,
siempre, su problema. Un problema que no hemos de resolver,
sino afrontar.” (pp. 54-56)
Qüestions:
1. Quines posicions mantenen els filòsofs davant la mort?
2. Què creus que vol diu l’autor quan afirma que “pensar
la mort és dissoldre-la”?
3. Com argumenta que no pot haver una “tercera posició”
davant la mort?
4. Si no podem respondre a la pregunta de què és la mort,
per què hi continuem reflexionant sobre ella?
5. En
quin
sentit
els
ésser
humans
som
“éssers
filosofants”?
Bibliografia:
 Fernando Savater, Las preguntas de la vida, Barcelona,
Ariel, 1999, cap. 1: “La muerte para empezar”, pp. 2744. [Biblioteca]
 Luc Ferry, Aprender a vivir. Filosofía para mentes
jóvenes, Madrid, Taurus, 2008, cap. 1: “¿Qué es la
filosofía?”, pp. 21-30. [pdf]
 André Comte-Sponville,
Invitación a la filosofía,
Barcelona, Paidós, 2002, cap. 4: “La muerte”, pp. 5360. [pdf]
 Epicur, Carta a Meneceu
[http://www.pensament.com/filoxarxa/filoxarxa/Epicur%2
0Carta%20a%20Meneceu.htm]
 Michel de Montaigne, Assaigs, llibre 1, capítol 19:
“Que filosofar es prepararse a morir”
[http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/ensayosde-montaigne--0/html/][en castellà]
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