Eduardo Daniel Crespo, Las continuidades medievales en la

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Eduardo Daniel Crespo, Las continuidades medievales en la conquista de América, Pamplona, Universidad de Navarra, 2010, 190 págs.
El mundo medieval y el mundo indiano son realidades que tradicionalmente
se han estudiado por separado lo que lleva a pasar por alto las conexiones que
las unen a partir de un momento clave en la historia de Occidente: la conquista
de América. Las continuidades medievales en la conquista de América es uno de
esos trabajos que intentan tender un puente entre estos dos mundos.
El ecuatoriano Eduardo Daniel Crespo obtuvo con esta investigación el
grado de Master en Artes Liberales por la Universidad de Navarra: su objetivo
fue analizar las continuidades medievales en la conquista y colonización de la
América española en la mentalidad de los descubridores. Para ello, a lo largo
de los seis capítulos que conforman la obra se centra principalmente en cuatro
ejes: la influencia de lo “maravilloso” medieval, la presencia de los ideales
caballerescos, la concepción política medieval de las relaciones rey-reino, y la
prolongación del ideal de Cruzada en América.
A pesar de ser un análisis de las mentalidades, la obra no se inscribe en
el enfoque de la “historia de las mentalidades” o de las representaciones, la
cual, para Jacques LeGoff, “se sitúa en el punto de conjunción de lo individual
y lo colectivo, del tiempo largo y el tiempo cotidiano, de lo inconsciente y lo
intencional, de lo estructural y lo coyuntural, de lo marginal y de lo general”.1
Como método, Crespo recurre a un enfoque multidisciplinario en el que mezcla
política, historia y arquitectura para comparar el mundo bajomedieval del siglo
xv contra el mundo indiano del siglo xvi con base en una selección de fuentes
documentales de la época: textos de Colón, Díaz del Castillo, Cieza de León y
López de Gómara.
La obra se divide en dos partes. En la primera, “El descubrimiento y la
conquista a la luz de la mentalidad medieval”, el autor presenta los elementos
medievales de la mentalidad de los colonizadores: lo “maravilloso” medieval,
el ideal caballeresco, la concepción de las relaciones rey-reino y el ideal de
Cruzada en América. La segunda parte, “La Reconquista y su prolongación en
América”, muestra cómo esos elementos medievales determinaron la construcción del Nuevo Mundo y desembocaron en “continuidades feudales”, ilustradas
por Crespo con el urbanismo y la génesis de la nobleza de Indias.
En la primera parte Crespo recupera algunos planteamientos desarrollados
ampliamente por otros autores; nos referimos a la influencia de lo “maravilloso” medieval (la tradición de viajeros y exploradores que funde lo real con lo
fantástico) en el pensamiento de los conquistadores, como el ilustrativo caso de
Colón en busca del Paraíso y otros lugares míticos. Una vez en América acontece un “choque” con una realidad poco fantástica en la que no había ciudades
de oro, sirenas ni monstruos marinos, de modo que la cosmovisión y mapas
Jacques LeGoff y Pierre Nora, dirs., Hacer la historia, iii. Nuevos temas (1974), Barcelona,
Laia, 1980, p. 85.
1
de América se racionalizan. Otro elemento muy estudiado es el influjo de la
literatura de ficción caballeresca en el ideario de los conquistadores, retomado
por Crespo por considerar que en ellos se mantuvo vigente la mentalidad y el
ideal de Cruzada que hizo compatible el objetivo social de fama y riquezas con
la obra evangelizadora.
El tercer capítulo trata el tema de la concepción medieval de las relaciones rey-reino y es muy sugerente al tomar como ejemplo la Gran Rebelión de
Encomenderos de 1544 en el Perú, encabezada por Gonzalo Pizarro. Crespo
explica que, ante el centralismo real de Carlos I que abolió el carácter hereditario
de las encomiendas a través de la promulgación de las Leyes Nuevas de 1542,
los encomenderos se defendieron recurriendo a una antigua doctrina política,
el pactismo estamental, además de utilizar el argumento de la tiranía, como
afirman los textos de Cieza de León y López de Gómara. Crespo identifica la
presencia del pactismo con base en la Magna Carta de los ingleses de 1215 pero
al hablar del argumento de la tiranía no señala su relación con la tradición iusnaturalista medieval que viene desde el pensamiento clásico. El autor caracteriza
la Gran Rebelión como un enfrentamiento entre pactismo y absolutismo y, por
ende, como una muestra del desfase entre la evolución de las mentalidades y el
desarrollo de las instituciones en el momento de transición de la Edad Media
a la Modernidad.
Es importante destacar que, si bien el argumento del pactismo es de origen
medieval, fue actualizado y utilizado por algunos independentistas como el padre Mier para justificar la emancipación política de los americanos y lo mismo
sucedió con el derecho natural, especialmente con el derecho de resistencia a
la opresión, que apareció en las legitimaciones de la independencia de distintos
patriotas en Hispanoamérica.
Otro elemento clave en la argumentación de la obra es la proyección en
América del ideal de Cruzada situado en el contexto de la expansión de la cristiandad. El autor encuentra evidencias de la continuidad de la Reconquista en el
pensamiento de los colonizadores en acciones tan cotidianas como la invocación
a la protección divina, las apariciones milagrosas en batalla y la obsesión por
convertir a los naturales, así como en el milenarismo tan característico de Colón;
este último ha sido un elemento muy debatido, pues el pensamiento del almirante
dio muestras tanto de un hombre del medioevo como de un hombre moderno.
Crespo parte del supuesto de que la Reconquista fungió como referente
en la conquista de las Indias, en oposición a otras posturas que plantean a los
enfrentamientos entre otomanos y españoles en el Mediterráneo como los referentes más inmediatos en la mente del conquistador. Sin embargo, al hacer esta
afirmación el autor pasa por alto que la Reconquista también se conformó como
proceso ideológico a partir del siglo xi. Sobre esta línea, Roberto Marín Guzmán
afirma que la llamada Reconquista fue en esencia un proceso de repoblamiento
cristiano de la península, especialmente de las zonas de frontera con el mundo
árabe o “tierras de nadie”, que se vio acelerado por un crecimiento demográfico del norte y, para él, este proceso debe distinguirse de la construcción de la
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Reconquista como ideología que unió a los cristianos ibéricos en contra de un
enemigo común, el Islam.2
En realidad, las fuentes que fundamentan el argumento de Crespo sobre
la presencia de la Reconquista en la mentalidad de los colonizadores son por
mucho limitadas, pues echa mano de fragmentos muy selectos de crónicas a
los que les falta densidad.
La segunda parte de la obra intenta demostrar la prolongación de la Reconquista en América recurriendo a un somero análisis del urbanismo y los estilos
arquitectónicos medievales traídos a América por los colonizadores y mostrando
el origen de la nobleza de Indias. Crespo plantea que la Corona terminó con el
sistema feudal impuesto por los conquistadores debido al temor de que aquella
nobleza de origen plebeyo instaurase un sistema feudal independiente del rey.
En las líneas finales de la obra se sugiere que por causa de ese sistema frustrado
de los conquistadores surge en América una identidad criolla primigenia, devenida de un desarraigo y un sentimiento antiespañol, argumento que parece muy
cercano a la teoría del patriotismo criollo de David Brading.
Las continuidades medievales en la conquista de América tiene la virtud
de presentar al lector de forma sintética y clara los principales elementos sobre
los que descansa la mayor parte de los estudios sobre la penetración del mundo
medieval en el mundo indiano, aunque el autor deja fuera de forma consciente
tres cuestiones básicas que, tal como él mismo afirma, ya han sido muy estudiadas: la evangelización, el régimen de encomienda y el derecho indiano. En
general, el estudio de la herencia medieval en América resulta fundamental
para comprender los procesos culturales que construyen la sociedad moderna
en América Latina, los cuales han sido abordados casi exclusivamente desde
el influjo de la modernidad, el capitalismo y el liberalismo, y han desechado
la presencia de continuidades medievales que sí se han manifestado con gran
vigor en estudios de carácter económico, como en la polémica discusión sobre
el origen feudal o capitalista de América Latina planteada desde los estudios
sobre el desarrollo, el subdesarrollo y la dependencia.
Si bien la obra de Crespo es muy rica al ofrecer ejemplos de las continuidades medievales desde ópticas distintas, la carencia de precisión conceptual,
así como la falta de matices se vuelven una constante; en el análisis prevalece lo
individual sobre lo colectivo, no queda clara la diferencia entre lo inconsciente
y lo intencional y al ser un estudio sobre algunos aspectos de los siglos xv y
xvi no puede apreciarse la permanencia o ruptura de lo medieval en América.
La obra se inscribe dentro de la tradición de estudios medievales-indianos a
la par de Los libros del conquistador de Irving A. Leonard (1949) y La herencia
medieval de Brasil de Luis Weckmann (1993). El texto de Weckmann argumenta que la colonización no significó tan sólo la transmisión y adaptación de
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Roberto Marín Guzmán, “Jihad vs Cruzada en Al-Andalus: la reconquista española como
ideología a partir del siglo xi y sus proyecciones en la colonización de América”, Revista de Historia
de América (México, ipgh), núm. 31 (julio-diciembre de 2002), pp. 9-65.
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instituciones medievales al Nuevo Mundo porque el Atlántico operó “como un
espejo deformante a través del cual el Nuevo Mundo empezó a reflejar el Viejo
sin por ello reproducirlo fielmente”, resaltando así los procesos de aculturación.
Asimismo, plantea que en América recuperaron vigor instituciones medievales
caducas en la Península ibérica como el cabildo, el señorío territorial y las
capitanías hereditarias (en el caso de Brasil). El elemento de la aculturación no
aparece en la obra de Crespo, tal vez porque la delimitación temporal se restringe al primer momento de la colonización; no obstante, con todas sus luces y
sombras, Las continuidades medievales en la conquista de América nos ofrece
una importante aportación: un compendio de los principales argumentos que han
dado pie al debate sobre la herencia medieval en América, discusión que debe
ser actualizada pues aún no está dicha la última palabra.
Perla Valero
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