DOPING: LA IMPORTANCIA DEL ENTRENAMIENTO MENTAL Nos gustaría abrir un debate sobre que es más costoso y perjudicial: Una temporada de mala racha deportiva o el riesgo de arruinar la carrera de un atleta, personal, física y psicológicamente. El cuerpo humano está hecho para trabajar duro largo tiempo. El dopaje es una trampa a la que se recurre para ganar, no para aguantar. El uso de drogas en ciertas sociedades del mundo, ha existido durante siglos. Desde mediados del siglo XX, las drogas se han usado más y más. No sólo para combatir enfermedades, sino también para ayudar a personas bajo stress. Las drogas se usan para corregir problemas de sueño, estados de ansiedad, para aumentar o disminuir el apetito, etc. Muchas personas creen que cualquier problema o condición puede ser resuelta por las drogas. De acuerdo al Comité Olímpico Internacional, doping es la administración o uso por parte de un atleta de cualquier sustancia ajena al organismo, o cualquier sustancia fisiológica tomada en cantidad anormal o por una vía anormal, con la sola intención de aumentar en un modo artificial y deshonesto su competitividad en la competición. El deportista recurre a los medicamentos para estimularse o sedarse, aumentar o disminuir su peso, aumentar su masa muscular y su fuerza, su capacidad cardiaca, aumentar su concentración, calmar la fatiga, etc. Es decir, porque quiere ganar A TODA costa. Y "a toda costa", significa a costa de su salud o de saltarse las reglas y (sobre todo) de ya no ganar "por si mismo" sino con una ayuda externa, ajena a su organismo. El dopaje o el doping es una enfermedad propia y consecuencia de la competición de alto nivel, donde lo prioritario y único objetivo es ganar, ganar y ganar. Las claves para triunfar en el deporte de elite siguen siendo entrenarse bien, alimentarse equilibradamente, recuperarse bien y el tiempo preciso, y ser apoyado correctamente por un grupo multidisciplinar (entrenador, fisioterapeuta, preparador físico, médico y psicólogo). Tomar sustancias prohibidas mejora la marca pero solamente a corto plazo. El deportista debería aprender, de ahí la importancia del entrenamiento mental, entre otras cosas, a controlar y conocer sus emociones, a determinar sus motivaciones, a adaptar sus objetivos a sus capacidades físicas y a desarrollar técnicas de relajación. Un buen entrenador es el profesional que prepara al deportista en aspectos psicológicos, anteponiendo el desarrollo personal por encima de la victoria a cualquier precio, que atiende al deportista de forma personalizada, está actualizado, conoce los efectos del entrenamiento sobre el organismo, sabe modular el entrenamiento y la competición con criterios objetivos, informa al deportista sobre los productos prohibidos y sus consecuencias sobre la salud y la marca y trabaja en equipo con preparadores físicos, psicólogos, médicos y fisioterapeutas. El deportista debe de saber que no es doping lo que conduce a la cima del éxito deportivo, sino el desarrollo de las cualidades deportivas y psíquicas, y si algunos atletas han conseguido marcas excepcionales, ello se debe fundamentalmente a una correcta utilización de la dietética, a la aplicación exacta de los métodos teóricos de entrenamiento físico y mental y a la racionalización de su esfuerzo. Existe, en todo caso, una estructura de personalidad que posibilita que una persona recurra a alguna droga, como falsa solución ante una problemática, y que otras no. Podemos pensar que muchos deportistas enfrentados ante una misma situación de exigencia, resuelven dicha situación de maneras distintas. Es aquí donde se establece una brecha fundamental que indica el camino hacia la particularidad de cada individuo, hacia la especificidad de un factor psicológico promotor de distintas respuestas, y este factor es único e individual. Aquellos deportistas que no han dado importancia al entrenamiento mental y por ello les aparecen sentimientos de insatisfacción, ansiedad, presión por su entorno, poca confianza en sí mismo y miedo al fracaso deportivo puede aparecer el uso del DOPING. Los deportistas se dopan fundamentalmente por los siguientes motivos: 1. Una de ellas es que el deportista pierde la confianza e sí mismo y en sus posibilidades. 2. Otra posible causa es la presión que ejerce la sociedad a los deportistas. La sociedad cada vez exige más al deportista. Si el deportista no es capaz de aguantar esta presión, es muy fácil que se derrumbe o que empiece a doparse para satisfacer las necesidades de la sociedad. 3. La mayor rivalidad existente entre los competidores podría ser otra causa para que un deportista se dope. Hay algunos atletas que no son capaces de aguantar tanta rivalidad o que simplemente porque no pueden ser mejores que otros deportistas llegan a doparse para que de forma antideportiva e ilegal puedan hacer frente a otros rivales que antes eran mucho mejor que él. 4. Otra causa podría estar relacionada con los premios multimillonarios que existen en las diversas competiciones. Ya hemos hablado de cómo las presiones juegan un papel preponderante en el deportista de alto rendimiento, quien en muchas ocasiones, busca superarse a partir de la obtención del éxito, sobre todo del inmediato. El uso del doping aparece como una errónea alternativa de solución mágica que involucra no solo al deportista sino también a su entorno. La conducta del doping queda (por decirlo de algún modo) "inscripta" como una "solución" ante determinado tipo de presión. Esta acción atenta contra todos los principios, fundamentos y ética de la práctica deportiva. Lamentablemente el riesgo más temido suele ser la sanción disciplinaria que corresponde si llegara a ser descubierto su accionar; en lugar de pensar los posibles perjuicios psicológicos o físicos que pueden acarrear esta conducta. En reiteradas oportunidades vemos en esa carrera frenética y desenfrenada por el éxito, que a veces no deja ni siquiera tiempo para la recuperación física y psicológica del deportista, entre una competencia y otra, donde lo más importante es el triunfo y los correspondientes beneficios. Cuando el desenfreno es excesivo y los logros no se suceden, cuando no hay un espacio para la reflexión, un lugar para la tolerancia del fracaso, el fracaso como incorporación de experiencia inmediata aparece el doping. El doping ataca la lealtad deportiva, daña la salud y es un precursor más de la violencia, pero fundamentalmente daña la sustancia misma del deporte, competencia, competencia en fair play o quizás la filosofía misma, aquélla que menciona al deporte como escuela de vida. Trabajar en función de disminuir los factores estresantes, quedará como saldo un espacio apto para el trabajo del incremento de los factores positivos no estresantes, que apuntan a la mejora del rendimiento psicológico y por ende al buen desempeño deportivo. La fortaleza mental es uno de los requisitos más importantes y necesarios en toda actividad deportiva. Sin esta, difícilmente podremos hablar de un deportista exitoso a pesar de una buena técnica y preparación física y mas bien lo haremos de un deportista promedio o de repente bueno, pero que no llegará más allá o destacará. La habilidad mental le puede permitir a un deportista con menores aptitudes y capacidades físicas que su contrincante lograr el triunfo sin necesidad de agentes externos, por ello, los deportistas deben de conocer y entrenar sus aptitudes si quieren conseguir mejorar sus marcas de forma continuada. Por ello, y como hemos comentado anteriormente, el deportista debe trabajar aspectos tales como: Autoestima: El deportista debe tener consolidada una buena autoestima, sino cada derrota será vivida y sentida como algo muy doloroso que atenta contra su ego, lo que podrá generar mucha rabia, enojo, frustración o abandono de la actividades deportiva o búsqueda de soluciones, a corto plazo, externas para mejorar sus resultados. Autoconfianza: En realidad forma parte de la autoestima, pero por motivos didácticos ha sido separada. La confianza en sí mismo es vital para cualquier deportista, un deportista con una pobre confianza, nunca podrá rendir su verdadero potencial. Tolerancia a la frustración: Es lo que se conoce en psicología como "locus de control", el deportista que atribuye sus derrotas o, incluso, victorias a elementos ajenos a él tendrá un "locus de control externo" mientras que el deportista que atribuya sus victorias y derrotas a sí mismo, tendrá un "locus de control interno", estas personas se hacen responsables de sus éxitos y derrotas lo que les permite trabajar sobre estas. Perseverancia: Una alta capacidad de perseverancia es fundamental para los atletas que desean llegar a lo más alto, los atletas que tienen esta capacidad intrínsecamente o trabajada adecuadamente con un psicólogo deportivo, pueden perseverar en la lucha por la victoria hasta el último momento, nunca dan nada por perdido, nada está dicho hasta que acaba el partido, la contienda o el evento deportivo, perseveran en la lucha, hasta el final, a pesar del cansancio, fatiga, dolor o cualquier circunstancia que esté en contra de ellos. Diversión: Un atleta que no se divierta en su deporte no durará mucho en el circuito competitivo. Manejo de las emociones: el deportista no debe permitir que las emociones negativas como el enojo, la frustración o la rabia se apoderen de él, porque, eso, lo único que ocasionará es sacar al deportista de la competencia, consumir sus energías y desenfocarlo o desconcentrarlo de la labor que tiene que realizar. Esto es algo que muchas veces se les dificulta bastante a los deportistas, pero por suerte hoy en día hay excelentes especialistas y profesionales de la psicología deportiva que trabajan de manera excelente estos aspectos. Manejo de los pensamientos: La mente nos habla constantemente, es por eso, que un deportista debe educar su mente para que lo alimente de los pensamientos adecuados. El atleta necesita pensamientos positivos y no negativos. El manejo de los pensamientos es, también, es uno de los puntos más trabajados por la psicología deportiva aplicada y si un atleta presenta problemas en esta área y desea mejorar, debe buscar ayuda en un psicólogo deportivo. Existen muchos ejemplos de deportistas de elite que prefieren entrenarse física y mentalmente, Roger Federer, Rafael Nadal, Alonso, y dejar a un lado el uso externo de sustancias que les ayuden a puntualmente obtener buenos resultados, concentrándose en seguir mejorando cada día y aceptando nuevos retos deportivos. Enhorabuena a todos aquellos deportistas que trabajan cada día sus competencias físicas y mentales, definiendo con claridad sus objetivos y planificando su trabajo; ya que ellos, estarán en el correcto camino hacia el éxito.